El almuerzo ya estaba finalizando: Cowboy y el Chulo contaron miles de anécdotas de sus viajes fuera del club: Cowboy como Nómada y el Chulo como un Lost renegado. A su vez, Jhonny contaba lo que había sucedido luego de la muerte de su padre y la encarcelación de Billy por drogas. Había logrado crear una paz con su club rival y estaban en un época de crecimiento personal, venían muy bien a comparación de otros años. Todo venía bien, hasta que sintieron la luz azul intermitente de la policía atravesar una de las ventanas de la cocina. Y era sabido que la policía no iba a patrullar porque si. Esperaron hasta que escucharon el timbre de la casa, Juice se levantó y atendió a los oficiales. En la puerta estaba Logan, el comisario encargado de la seccional de Charming y junto a él tres policías más. Jonathan lo miró desde su asiento. —Llegaron tarde para almorzar, capi. Pero, ¿puedo ofrecerte un poco de cerveza? ¿toman cerveza, verdad? —Logan Murphy fue inmutable al sentido del humor del judío, mantuvo su semblante serio. —Un bmw amarillo: matrícula ext094. ¿Es el tuyo Gemma? —la matriarca abrió los ojos. —Sí, tiene la patente al día, Logan. No estoy atrasada en los pagos. —Logan negó y se tomó un momento para hablar: no sabía como aquellos hombres podían reaccionar ante la noticia, pero era su deber como comisario informar. —Encontramos el vehículo cerca de la principal: volcó y tiene disparos en las cubiertas y el capó. Sea quien sea que lo hizo, no quiso matar, solo intimidar. No había ocupantes cuando llegamos, por lo que quizá podrían haber escapado. —sacó una libreta y un lápiz. —¿Pueden darme todos los detalles que puedan ser de utilidad? —Iroquis se levantó de la silla como si fuera una explosión; Jonathan lo interceptó en el camino. —¡¿Dónde diablos está Jean?! —gritó sin poder controlarse, tuvo que levantarse Cowboy para ayudar a mantenerlo a raya. —No tenemos idea, señor Pliskin. Los testigos vieron una furgoneta negra escaparse del sitio, sin patente. Ya estamos buscando todas las furgonetas negras que hay en la ciudad. Hacemos lo que mejor podemos. —Iroquis gruñó, estaba rabioso. —Si encuentran al culpable, me lo traen a mí, ¿oyeron? ¡Me lo traen a mí! —y con una fuerza bruta, se soltó de las ataduras de Jhonny y Cowboy. Gemma se acercó a Logan junto con Jonathan para ultimar detalles: todos en la mesa estaban sorprendidos. —Cerca de la principal... ahí se encuentra el club de los marginados, ¿creerán que...? —inquirió Chibs, rascándose el mentón. —No, no, no. Estamos en paz, no tiene sentido que tiren todo por el retrete. Piénsenlo, secuestraron a Jean y a tres novatas. No tiene sentido, ¿para que querrían a tres novatas? —dijo Bobby Munson, buscando posibles teorías. Piney se levantó con un gruñido y salió por la puerta trasera sin dar explicaciones. Jonathan que había visto esto mientras charlaba con Logan, le dio una seña a Henry con la mirada. —Síguelo y que no haga ninguna locura. Contenido oculto @Bruno EVF te toca seguir al viejo Piney! El se irá en su motocicleta, por lo que podes seguirlo en la tuya! Vas a lanzar 5 dados de 5 caras. Si sale "4" o "5" significa que no te verá y tenes que sacar, al menos, tres dados de sigilo. Sé que suena complicado, pero sos todos confían en vos! xP mucha suerte!
Henry Iba a responderle a Pelotita, contarle lo preocupados que habíamos estado por él y sobre la gran hazaña de Melani en la Carrera de la Muerte; pero justo en el momento que abrí la boca, Jean nos avisó que debía atender alguna cuestión que, imaginé, era personal. Lo que llamó mi atención fue que invitara a las demás novatas, quienes la siguieron hasta la puerta sin dudar un momento. Las vi desaparecer por el umbral de ésta, con una ceja alzada y bebiendo los restos de cerveza que había en mi vaso. —Mujeres, tan misteriosas —sonreí, sintiendo en ese momento una triste nostalgia. La reunión se centró en las anécdotas de Cowboy y el Chulo, de modo que me quedé sin ocasión de contarle a Pelotita sobre la vida del Club mientras estuvo internado. *** Un rato después, no sabría decir cuánto tiempo pasó, me recorrió un escalofrío al notar la presencia del polizonte de la otra vez. Mis músculos se tensaron, al tiempo que apretaba los labios para no soltar un insulto en dirección al policía; me contenté con clavarle una mirada fulminante. Sea lo que fuere que viniera a intentar, no iba a permitirle que jugara con nosotros sin recibir un par de heridas. Pero lo que vino a continuación fue peor. Una noticia amarga. Las chicas estaban en serios problemas ¡Maldita! ¿Y quiénes diablos eran esos marginados? No importaba: ahora eran futuros sacos de boxeo para alegría de mis puños. Si las llegaban a dañar, yo iba a… Entonces, el abuelo Piney se levantó y, sin decir nada, se fue. Por un pequeño instante me quedé desconcertado, mirando con confusión hacia la puerta por la que había, hasta que me encontré con los ojos del Judío. —Síguelo y que no haga ninguna locura. Asentí, serio. Antes de irme del lugar, encendí un cigarrillo y me lo coloqué en los labios; la nicotina siempre me ayudaba a estar más concentrado y relajado. Ambos estados siempre los consideré factores esenciales para ganar cualquier pelea. Y aunque no sabía con qué iba a encontrarme a partir de ahora, sabía que iba necesitarlos más que nunca. Porque se trataba de mi familia. Desaparecí del patio. Todo lo que quedó de mí fue un fantasma de humo blanco. *** El abuelo no estaba en el interior de la casa, aunque eso era algo que cualquiera podría haberse esperado. Sin duda alguna, debía de encontrarse en el lugar donde estacionábamos nuestras motos. Sentí un motor encendiéndose y el áspero sonido de unas ruedas raspando el suelo. En cuestión de segundos, estas melodías se sintieron lejanas. —¡Piney! —exclamé, corriendo hacia el estacionamiento. Allí salté sobre mi respectiva moto. La encendí y aceleré en tiempo récord, internándome entre las calles de Charming, serio, con la punta del cigarrillo brillando en mis labios con intensa luz naranja. Al poco tiempo detecté a Piney a la distancia, sobre su moto. Y comencé a seguirlo con todo el sigilo del que era capaz.
Piney dobló en un recodo de la esquina y se perdió. Henry aceleró para no perderle la pista, pero cuando dobló por donde el viejo había doblado, no lo vio más. Allá adelante había motos aparcadas en la calle y una música fuerte provenía del club que estaba enfrente. Era el club de los Angels Of Death, enemigos de los Lost. Henry estacionó su vehículo y avanzó a hurtadillas entre los autos que estaban detenidos al lado de la vereda. Entonces sintió de pronto unos pasos por atrás y antes de que se pudiera dar vuelta, un leve golpe alcanzó su nuca. Era Piney. —Deberías mejorar ese sigilo que tienes, chico. Te vi a la segunda por el espejo de mi moto. —la voz rasposa no guardaba enojo por el pequeño espía, al contrario, sonrió levemente. —No me voy a quedar sentado esperando a que algo pase. Iré allí mismo y buscaré respuestas. Son los únicos que conozco que nos querrían hacer daño. —hizo una pausa, mirando al club. —Cada momento que pasa, corremos peligro. Tú mismo lo viste con los persas; cada momento que arriesgamos nuestras vidas, yo puedo salvar una... y eso es suficiente para querer arriesgar la mía. —pasó por un costado del Campeón. —Lo único que puedes elegir es para qué arriesgarla. ¿Me acompañas entonces, novato? —Piney estaba decidido: iría de una u otra forma. Contenido oculto @Bruno EVF tenes que decidir si lo acompañas o detenerlo! Si lo queres detener, simplemente rolea que estas en desacuerdo y luego abriré el menu de combate :)
Henry La silenciosa persecución duró unos pocos minutos, los suficientes como para obligarme a encender otro cigarrillo. Entre sus primeros hilos de humo blanco, vi cómo Piney se perdía de vista doblando una esquina. Di una nueva pitada a mi segundo cigarrillo y aceleré para que no se extendiera la distancia entre nosotros, rodeado de humo. Maldije por lo bajo cuando, al alcanzar el lugar por donde se había ido, no lo vi. El abuelo se había perdido de vista y lo único que logré ver, más adelante, fue un montón de motos aparcadas frente a un edificio del que salía una música fuerte y escandalosa que, aunque me encontraba en la esquina, ya molestaba mis oídos. Era, ni más ni menos, que antro de los Angels of Death. Algo me decía que el abuelo estaría por allí… y no me agradaba. The Lost y The Angel of Death siempre habían sido clubes enemigos y, para ser honesto, todavía tenía mis dudas respecto a la tregua que había entre nosotros… Pero… ¿Por qué Piney habría venido aquí? Sea como fuere, tenía que seguir escondiéndome. Estacioné mi moto en la esquina, de modo que no pudiera ser vista desde la puerta del club de The Angels of Death, y avancé a hurtadillas entre los coches estacionados en la vereda, espiando cualquier movimiento a través de sus ventanillas. Pero, sin previo aviso, sentí unos pesados pasos a mi espalda y, acto seguido, un golpe en la nuca que hizo que el cigarrillo escapara de entre mis labios, para terminar de consumirse en la fría acera. Caí sentado y ya me disponía a levantarme para pelear, cuando me di cuenta de que se trata del Abuelo. —Deberías mejorar ese sigilo que tienes, chico —me dijo con una sonrisa—. Te vi a la segunda por el espejo de mi moto. Me levanté con una sonrisa torcida, porque no me quedaba otra que darle la razón. Pero cuando me empezó a contar lo que tenía planeado hacer, mi expresión se tornó seria y grave… —…cada momento que arriesgamos nuestras vidas, yo puedo salvar una... y eso es suficiente para querer arriesgar la mía. —dijo al final, mientras pasaba por mi costado—Lo único que puedes elegir es para qué arriesgarla ¿Me acompañas entonces, novato? Me quedé dándole la espalda por unos segundos, mientras en mi interior me debatía… Si nos metíamos en ese Club, era muy probable que no saliéramos vivos. El propio Abuelo resaltaba el peligro en el que nos meteríamos… Pero… No sabíamos dónde estaban las chicas ni qué les estaban haciendo… Si no hacía nada, cada minuto sería una tortura… La tortura de no saber qué pasa… Era preferible estar en coma a ser consciente de lo horrendo que pasa alrededor de uno… —Yo… —comencé— Yo tampoco quiero quedarme de brazos cruzados… Una vez lo perdí todo… Porque no pude evitarlo en ningún momento… —me di la vuelta para mirarle— Pero mientras este cuerpo permanezca despierto —alcé lentamente una mano y oprimí el puño con fuerza—. No dejaré que vuelvan a arrebatarme lo que valoro. Si entrar allí nos puede llevar hasta las chicas, iré contigo… Abuelo. ¿Sentía temor? Un poco. Porque a Piney le tenía el mismo aprecio que se le tiene a un abuelo, y no me gustaba la idea de que estuviese en peligro…
Melani Todo había sido una sorprendente suerte, logre encender la motocicleta y los motores se escucharon antes de que pudiera avanzar, tenia que darme prisa y llegar por ayúda, tenia tanto miedo, pero no me quedaba otra opción, maneje sin rumbo pasando una hora calculando, y reconocí el territorio, estaba a tansolo cinco minutos de donde se encontraba todo el club, gire el manubrio y lo puse en direccion haya. Solo llege y sin siquiera apagar el motor me baje deprisa y me diriji a donde vi luces encendidas, corri y abrí lo mss fuerte la puerta - Necesito ayuda- grite asustada
La policía ya se había ido de la casa de Gemma, dejando la tensión en el ambiente. Juice estaba con la laptop sobre la mesa, donde habían estado los platos con comida. Tecleaba apresuradamente, en busca de alguna información o alguna cámara de vigilancia de la policía que haya visto algo anormal en las calles. Iroquis iba y venía, pisando fuerte y maldiciendo en un idioma extraño. Todos se veían preocupados, hablando entre ellos y buscando respuestas y culpables. Melani ingresó a la casa y todos se sobresaltaron. —¿¡Melani!? —gritó Bobby al verla entrar, sin poder creerlo. Acarició su enorme barba. —¿Estás bien? ¿Dónde están las chicas? —Iroquis se acercó casi corriendo a la pequeña niña, la tomó por sus hombros con sus enormes manos y la apretó: —¿¡Dónde está Jean!?
Melani Por suerte ellos segúian ahí, apenas y pude artícular - Fueron unos Nórdicos de chaquetas blancas- solo eso sabia de ellos - están hacia el este vamos rápido no queda tiempo, ellas están en peligro - dije casi con lágrimas de desespera - tienes que ayudarlas- dije al hombre que estaba tomando mis hombros llevando mis pequeñas manos a su rostro para dirigirle una mirada de tristeza
—¿Al este? ¿Qué hay en el este? —preguntó Chibs mientras se masajeaba la sien. —Los muelles. —respondió Jonathan, acercándose a la niña. —¿Dices que están en los muelles? —Juice había dejado de teclear en la laptop, mirando a Melani. Aún no entendía porque los Nórdicos habían secuestrado a las chicas. —Hay algo que no entiendo... ¿Por qué los Nórdicos? —Iroquis soltó a Melani y gruñó. —No importa porqué; los vamos a destruir. Esto es la guerra. —Jonathan miró a Pliskin con un semblante oscuro: era muy precipitado hacer una guerra contra una banda tan fuerte como lo eran los Nórdicos, pero era su mejor amigo y habían secuestrado a Jean, su prometida. Sí, un guerra contra ellos era lo menos que podían hacer. —No haremos declaraciones tan tempranas. Pero ten por seguro que no nos quedaremos de brazos cruzados. —miró a Shelby, el policía bajo su nómina. —¿Que gente tienes en los muelles? —el hombre se quitó las gafas y las limpió con su corbata antes de responder. —Hay un policía corrupto que controla esa zona. Tendrías que ir a hablar con él antes de buscar a ciegas: el muelle es amplio y tiene muchos galpones idénticos. Seguro él sabe algo... un tal Baroswky. —Jonathan asintió y antes de que pudiera decir algo, su teléfono móvil sonó. Atendió y se quedó en silencio unos momentos... —¡Viejo loco! Piney está en el club de los marginados con el novato, armó un maldito escándalo. Me llamó Drake, nos encontraremos allá. Bobby, ven conmigo. El resto vaya a los muelles a buscar a ese tal Baroswky. Maldita sea, Piney. —Bobby siguió a Jhonny hacia la puerta, montaron en sus respectivas motocicletas y salieron hacia el club de sus enemigos. Mientras tanto, Iroquis y el resto se preparaban para ir a los muelles a encontrarse con el policía corrupto. —¿Algo que tengamos que saber de él? —preguntó Cowboy hacia Shelby; éste negó. —Es un viejo hijo de perra, un tiburón. Vayan con cuidado. —El Chulo Hopper se acercó a Melani. —¿Quieres quedarte en casa con Gemma? Volveremos con las chicas, estate segura de ello.
Melani Escuche todo lo que hablaban, realmente seguía asustada pero no lo demostraba, escuche que me quedaria - No, yo quiero ayudar, por favor dejenme ir- mencióne en voz alta antes de que pudieran irse.
Iroquis la miró desde su monumental altura y hubo un pequeño movimiento entre su espesa barba negra; había hecho una mueca o había ligeramente sonreído, nunca lo sabría. —Que la niña venga, quizá sí reconoce el galpón a donde está mi Jean y las novatas. —nadie dijo más nada; sin Jonathan a la cabeza, Iroquis, su mano derecha, pasaba a ser la voz de mando del grupo. Todos tomaron armas mientras Gemma les deseaba suerte y se sentaba a fumar un cigarro para quemar los nervios. Montaron sin un gesto y se encaminaron hacia el muelle en busca de aquél tal Baroswky.
melani Sonrei al ser aceptada y me diriji de inmediato a la moto que aun estaba encendía y me dispuse a seguirlos, y por supuesto esperar indicaciones..
En el camino de vuelta a la sede del club Lost, se toparon con Jonathan, Bobby, Piney y Henry en el camino. Todos se alegraron a ver a las novatas y a Jean a salvo, un poco magulladas quizá pero en una pieza. Todos regresaron al club, tocando el claxon de la motocicleta, festejando a su forma. Llegaron al club y Angus Martin, en silla de ruedas, abrió la puerta con una sonrisa. —¡Pero miren quién regresó! ¡Las hijas prodigas! ¡Adelante, adelante! —ingresaron de a uno; Juice fue directo a la barra para destapar botellas de cerveza mientras que Cowboy ponía música para que el club esté a tono. Chibs primero se acercó a Caterina, la sentó en uno de los sillones y comenzó a curar las heridas cortantes que llevaba en el rostro y en los brazos. —Tranquila, dulzura. Dolerá solo un poco. —desinfectó las heridas con antisépticos y vendó las heridas con gasas; en el rostro colocó alguna que otra curita pequeña para cubrir las heridas. —Como nueva. —luego se acercó a Jean, que estaba bebiendo una cerveza fría y suspirando. Jonathan, con cerveza en mano, caminó hasta Melani, le hizo una caricia en la cabeza y afirmó con una sonrisa. —Bien hecho, novata. Salvaste el día. A tu salud. Contenido oculto Bueno, ya llegaron todos al club. Pueden rolear acá y ponerse al tanto de las cosas :) @Amelie @Amane @Alisse Madness @Bruno EVF
Caterina Cuando llegamos al Club casi sentí ganas de llorar de alegría. Nunca pensé estar tan cansada y ver ese lugar... mi hogar, me provocó muchas sensaciones satisfactorias. Así que, cuando me cogieron para curarme, apenas noté el dolor del alcohol y desinfectantes. — Gracias, Chibs — susurré levemente y después me senté en la barra. Quería ducharme, quería dormir, sí. Pero antes de todo eso necesitaba dentro de mi cuerpo algo que me mantuviese despierta algo más, y nada mejor que un buen whisky para ello. >> Melani, te debemos mucho pequeña — dije tras carraspear un poco, extendiendo el vaso — Ah... tú no puedes beber... ¿Tendrán refrescos por aquí...? — murmuré adentrándome en el bar para buscar — ¡Síp! ¿Qué quieres? ¡Hay de todo! — grité asomando la cabeza levemente. Contenido oculto @Alisse Madness
Melani Finalmente todo era calma y tranquilidad, me había sentido útil por primera vez en mi vida y no había fracasado, desde lejos veia aliviada como celebraban y se alegraban por tenér a las chicas de vuelta, sonreí a aquel hombre que me agradecio tome asiento cerca de Cat - No podía dejar a mis hermanas solas- le respondí y me recorrí un lugar para estar cerca de ella, me ofreció algo de bebida lo que me hizo reír un poco - El vodka es mi favorito, sirve el que gustes- le dije sonriendo con una voz dulce y tierna burlandome de mi aparente inocencia.
Caterina No pude evitar soltar unas carcajadas. — Eres graciosa, enana — dije extendiéndole una botella de Coca-cola — Ahora si me disculpas... — salí de la barra y tras apurar lo que me quedaba de whisky, revolví el pelo de la chica, alejándome un poco después. Busqué con la mirada por todo el club hasta que encontré a mi objetivo. >> ¡Pelotita! — exclamé mientras me acercaba, llamando su atención — Antes no te he podido agradecer por salvarme la vida — murmuré cuando estuve a su lado — Así que gracias... Contenido oculto @rapuma Cat no podía pasar mucho tiempo sin hablar con Eddie (?
—Realmente me tapaste la boca, niña. —dijo Angus Martin, que se había acercado con su silla de ruedas. Miró el refresco y sonrió. —¿Tienes otra gaseosa por ahí? Con este calor a veces se me antojan las Coca-Cola´s. ----------------------- Eddie estaba de pie, con el chaleco de novato sobre una silla y con la playera levantada. Chibs estaba mirándole los hematomas que se le habían producido luego de aquel golpe con el Nórdico. Tenía tres aureolas violáceas bien definidas a la altura del pecho. —Nada que un poco de frío local no arregle, Pelotita. No morirás. —bromeó el irlandés, golpeándole la nuca amistosamente. Chibs escuchó lo que Caterina le había murmurado al novato y no pudo evitar hacer una mueca graciosa. —Y este es mi pie para irme. —dijo con su acento y les guiñó un ojo a ambos. Eddie lo miró irse antes de poder responder. —Bueno, la verdad es que te vi muy bien arreglándote tú sola, ¿eh? —le sonrió. —Y no tienes por qué agradecerme, Cat; es algo que no dudaría en hacer jamás. Poner mi vida para que estés a salvo... para que cualquiera esté a salvo. —le tomó las manos. —No podría vivir sabiendo que alguien está lastimándote...
Contenido oculto Sr. rapuma no me provoque usted poniendo a Eddie con la camiseta levantada e_____e Caterina Di un leve respingo cuando noté que cogía mis manos. Vale, esa no era la reacción que me esperaba para nada. — Mmm... s-sí, supongo que tienes razón — dije soltándome a los segundos para sentarme en una silla cercana — ¿Te puedo preguntar una cosa? — cuestioné, mirándole a los ojos.
Eddie a su vez tomó asiento, con la silla al revés, para apoyar sus brazos en el respaldo, mientras le devolvía la mirada. —Dos cosas, si no, no hay trato. —sonrió. —Solo bromeo, claro, dispara cuando quieras.
Caterina Sopesé durante unos segundos lo que iba a decir. — ¿Sabes qué? ¡Da igual! — me puse en pie de un salto y cogí su mano para obligarlo a levantar — Ven a tomar algo conmigo, necesito algo más de alcohol — y con esas palabras caminé hacia la barra nuevamente para servirme otra copa de whisky, al igual que le hice a él — ¡Por las chicas de The Lost! — grité con el vaso en alto antes de llevármelo a los labios. Genial, así podría aguantar un par de horas más con energía.
Abrió los ojos, sin duda no se esperaba ese cambio repentino de tema. Se dejó llevar por Máquina, tomó el vaso y lo alzó con una sonrisa, repitiendo. —¡Por las chicas de The Lost! —inmediatamente, el resto de hombres se giraron para alzar los vasos o botellas que tenían en sus manos; todos sonreían y gritaban a voz de cuello. Tenían a las chicas más bravas del condado en su sección y era digno de admirar. Jean alzó la botella que estaba bebiendo, hizo un movimiento con su cabeza para que su cabello vaya hacia atrás y gritó: —¡Por las chicas de The Lost! —el grito suena claro y nítido; y de pronto todo el club parece estallar en ese grito único y tempestuoso y el inmenso estallido de mil voces parece encender otro sol, un sol de hermandad y fraternidad, único. En medio de aquél momento de alegría y despreocupación, Iroquis, el gigante de barba, tomó a su mujer por la cintura. —¡Jean tiene algo que decir! —la mujer apuró lo que quedaba de alcohol dentro de la botella, la depositó en una de las mesas y alzó su mano izquierda, mostrando el anillo de compromiso en el dedo anular. —¡Nos vamos a casar! —y otra vez, el club estalló en virotes, aplausos, frases de alegría y obviamente, un abrazo inmenso que parecía cubrir y arrastrar todas las sombras.
