Henry —Como muchas sabandijas que conocí en el pasado. Nada nuevo bajo el sol —dije con media sonrisa, dando otro largo trago al whisky de fuego—. Pero es bueno que sea leal: eso es algo importante para la vida de un buen club —me quedé un instante con la mirada perdida en las gentes que bailaban, aunque no las veía. Pensaba en mis antiguos compañeros, los muertos a los que ahora podía evocar sin dolor, y con una sonrisa—. ¿Y los que no son novatos también tienen Torneos? Es que tengo el presentimiento de que participaste en alguno —reí. Me di cuenta que ahora podía hacer expresiones sin sentir dolores fuertes. El whisky estaba haciendo bien su trabajo en mi cuerpo.
—La lealtad es lo que mantiene a este club unido. —señaló a Jhonny con la cabeza. —El chico lo demostró: tiene liderazgo, solo tiene una preocupación en su cabeza y es qué hacer cuando Billy vuelva. Y créeme, yo tengo exactamente lo mismo revolviendo mis pensamientos. —terminó el contenido de su vaso y se sirvió más: parece no tener fondo. —En mis tiempos no había tales cosas como torneos entre otros clubes, pero si internos. Competíamos quién tenía mejor puntería con los dardos, quién bebía sin desmayarse, quién podía orinar tres botellas vacías de alcohol y llenarlas a tope. Ésa era buena con los novatos, les decíamos que era cerveza. —rió, recordando. —Eramos más inocentes, a mi parecer. Ahora solo se trata de mostrar músculo e intentar que no te rompan el cráneo. Pero los tiempos van cambiando y nosotros solo tenemos que adaptarnos.
Rió —¡No me molestará en absoluto ayudar en el taller! Además me ayudará a seguir entrenando mis brazos —dió otro trago a la botella que le habían dado —Y no prometo nada; las motos son mi vida, no puedo hablar de ellas como si fueran cualquier cosa— giró su vista buscando a Henry —Ahora debo ir a brindar por el Campeón; no lo he felicitado como es debido por tantas cosas que pasaban por mi cabeza —les sonrió levantando la botella en su salud—gracias por aligerarlas— Sin más se alejó para seguir buscando a Henry.
Caterina Me mantuve asintiendo con la cabeza con cada frase que decía, dándole finalmente un largo trago a la cerveza. — Caterina no es interesante — contesté, dirigiendo mi vista hacia él — Llegué aquí porque mi familia, sobre todo mi tío, me insistieron que viniera y... ¡aquí estoy! — volví a mirar al frente — Lo demás no tiene importancia. Siempre había llamado "tío" al hombre que había cuidado principalmente de mí.
—Cuento contigo para eso entonces. —dijo Jonathan mientras brindaba con la botella de cerveza al aire, en dirección a ella, luego volvió a sentarse junto con Bobby. Muchas mujeres aparecieron de la nada, charlando y bebiendo con los motociclistas que encantados aceptaron la compañía femenina. Ryshia sintió un ligero apretón sobre su muñeca y alguien que la acercaba hacia él: era Ajax que la rodeó de la cintura. —¿A dónde vas, encanto? Aquí tienes todo lo que quieres. No muerdo... fuerte. —Brian estaba bebiendo con Ajax y rió ante el comentario, se acomodó las gafas y repitió: —Sí, no muerde. —Ajax apuró lo que quedaba de su botella y la dejó sobre una mesa, eructó. —¿Bailamos?
Eddie sonrió, encantado con ella. —Yo creo que es muy interesante alguien llegue de la nada y pueda vencer a un vago como si fuera cosa de todos los días. —le miró con una media sonrisa. —Y que participe en un torneo sin temor a que la llenen de golpes. No sé tú, pero... Caterina parece guardar algo interesante. —le guiñó un ojo mientras bebía de la botella.
Caterina No pude evitar soltar una carcajada, negando con la cabeza al escuchar sus palabras. — Cat te agradece las palabras, quizás algún día te cuente eso que parece interesante — finalizando la frase me tomé lo poco que quedaba de la cerveza — Por otro lado, ya que me has sacado de la habitación y me has quitado el sueño, te propongo que me acompañes dónde los demás y celebremos con ellos, ¿qué te parece? — pregunté separándome de la pared para situarme enfrente del chico.
Eddie asintió, limpiándose la boca con el dorso de la mano. Luego rió. —Pero sería mejor que te cambies el pijama, Cat. Créeme que no sería lo más sensato salir allí vestida así con todos esos tíos. —sonrió amablemente mientras le tomaba de la mano, bromeando que la arrastraba en la habitación. —Yo te espero aquí.
Caterina Suspiré mientras el chico me arrastraba. — Hombres, nunca los entenderé — murmuré entrando a la habitación, cerrando tras de mí. Dejé la chaqueta momentáneamente sobre la cama antes de mirar mi ropa en el armario. Lo cierto es que se podía decir que tenía bastante prendas por culpa de mi tío, quien insistía que a pesar de ser de una banda seguía siendo una chica y necesitaba tener variedad de conjuntos. Con mi favorito sucio, teniendo que echarlo a lavar en brevedad, me decanté por unos shorts vaqueros desgastados y una camiseta de tirantes ancha blanca. Me puse nuevamente los guantes de cuero, no sin antes "peinarme" un poco el pelo con los dedos, para finalmente calzarme unos botines marrones y la chaqueta. — ¿Mejor? — pregunté al salir, mirando a Pelotita con una ceja alzada.
Sus ojos pasearon de arriba hacia abajo, sonrió. —Mucho mejor. ¿Vienes siempre a este lugar? —rió por su mal chiste y luego negó con la cabeza. —Solo bromeaba. ¿Vamos? —hizo un ademán para que avanzara primero, seguido de una reverencia pomposa y mal hecha. —Y sí, el negro te sienta bien. —le sonrió y juntos caminaron hasta llegar a la fiesta. Allí nadie pareció verlos o al menos no les prestaron atención. La música seguía sonando y muchos hombres bailaban con mujeres en medio de la pista, otros simplemente bebían y estallaban en carcajadas en las mesas. Eddie movía la cabeza al ritmo de la canción mientras buscaba otras cervezas.
Caterina No pude evitar enarcar las cejas, incrédula, pero después reí levemente por culpa de su propia risa. — Parece que se lo están pasando bien — murmuré mirando la gente del lugar mientras llegábamos a la barra. Una vez ahí, decidí saltar ágilmente por encima hasta acabar dentro dónde busqué hasta dar con una botella de Whisky. Me serví una copa y después miré a Eddie con la bebida en la mano. >> Hay que celebrar por lo alto, ¿quieres?
Pelotita sonrió, sorprendido que ella tome whisky; era una bebida fuerte. —Claro, te acompaño. Brindemos por... ¡el club! y claro... por ti. A tu salud, Máquina. —buscó un vaso y se sirvió de la botella, luego chocó con el vaso de ella y bebió sin apartar la mirada de sus ojos.
Caterina — Por ti también — aclaré antes de beber, cerrando los ojos con fuerza después — Ah~ Viene bien para las heridas ¿no? — dije mirando el contenido del vaso antes de dirigirle una sonrisa a mi compañero.
—Perfecto para las heridas, sí. —dejó el vaso sobre la barra y tomándola de la mano la arrastro a la pista, entre otros que bailaban. —Bailas, ¿verdad? Si te piso te pido perdón, no soy muy bueno a decir verdad. —Eddie aprovechó la canción lenta que habían cambiado y aún con una mano sobre la diestra de ella, ciñó su cintura con una suavidad increíble, atrayendola a él. —A fin de cuentas, es una buena noche. —le sonrió, mostrando los dientes.
Contenido oculto Este momento en el que, pensando como Cat, no sé que mierdas responder xDD Caterina — ¿E-eh? — logré decir sorprendida cuando ya nos encontrábamos en la pista, repentinamente cerca — Y-yo no s-sé bailar — recalqué bajando la mirada hacia los pies, pero éstos ya se estaban moviendo al ritmo de la canción y... ya no podía huir. Maldije en voz baja mientras deseaba que la melodía acabase rápido. ¡Yo no estaba hecha para esas cosas!
Henry Mi mirada se ensombreció por un instante cuando mencionó a Billy, pues había escuchado comentarios no muy agradables sobre las cosas que ocurrieron durante su liderazgo. Saber que su regreso estaba cada vez más cerca, algunas veces, me ponía pensativo en las horas del sueño. Sólo esperaba que el flamante regreso del Presidente no embarrara la fiesta que comenzábamos a vivir todos juntos; bastante teníamos ya con aquel polizonte. —Pues deberían volver a hacer esos torneos internos. Suenan divertidos —dije, pensando que ya no pediría más cerveza en este lugar—. Y opino que The Lost ha sabido adaptarse bastante bien al revoltoso correr de los años. Basta con mirar a nuestros hermanos, cómo bailan, lo felices que son borrachos, esa energía... Y la unión que se respira en el ambiente —sonreí con nostalgia, pues todo lo que enumeraba seguía trayendo recuerdos felices. En ese momento distinguí la figura de Ryshia en la multitud. Giraba la cabeza de un lado a otro, como buscando a alguien. Y poco me faltó para llamarla e invitarla a beber con nosotros, cuando la zarpa veloz de Ajax tomó su cuerpo, invitándola a bailar. Aquello hizo que se me escapara una risotada. —¡Del dicho al hecho, abuelo! —dije, mirando a Piney con una sonrisa y señalando con un dedo a la pareja— Te apuesto diez dólares a que se lleva una bofetada. Tantas ganas de aparentar que la tiene "grande" no pueden traer nada bueno. Con tu permiso, iré a ver más de cerca. Le di una amistosa palmada y me fui un poco tambaleante a donde se encontraban Ryshia y Jax. Me mezclé entre los que bailaban.
Ryshia Contuvo el aliento con una sonrisa de lado; estaba acostumbrada al trato con hombres de taller, desde manos que "accidentalmente" la alcanzaron o incluso escupitajos de tabaco e incluso aceite o gasolina de hombres valientes que quieren arreglar todo con los dientes; el eructo era cosa de día a día; pero no por ello le parecía agradable; pero disimuló —La pregunta no es si quiero bailar, la pregunta es ¿Sabes bailar? —sonrió —Pero te advierto que si tus manos quieren divertirse mas de la cuenta seré yo quien guie este baile—
Eddie rió divertido ante la reacción de la muchacha que tenía apresada bajo sus manos. —Hey, no es difícil, ¿ves? Tienes el ritmo en la sangre. —acercó el rostro al de ella, sin apartar la sonrisa. —¿La estás pasando bien?
Ajax sonrió medianamente ante la respuesta de Ryshia, la sujetó con fuerza por encima de la cintura y se movió en círculos lentos, obligandola a seguir el paso. Así estuvo unos minutos, mirando solamente a sus ojos. Por un momento perdió la sonrisa y el agarre se aflojó; la estaba dejando libre. Sin decir más nada, volvió a beber una cerveza junto con Brian.
Caterina — Me ahorro mi derecho a no responder eso — murmuré volviendo a apartar la mirada hacia un lado. ¿Por qué se acercaba tan de repente? ¿No era aquél baile suficiente tortura? Solo esperaba que no se notara la vergüenza.
