1.  
    Fernandha

    Fernandha Maestre Usuario VIP Comentarista destacado

    Acuario
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    Gracias por el aviso.

    ¿Cómo lo logras? ¡Vamos, dime! ¿qué observas para tener una gran inspiración como la plasmada?

    Cómica, agradable, feliz, dulce y triste. Todo junto, relacionado, exparcido en el tema de una forma increíble, disculpa si ahora éste comentario no sea tan grande pero en pocas palabras también es mejor expresado lo que uno quiere decir.

    La parte en la cual el hanyou se enfada con la miko futurista y comparandola con Kaede-sama, estuvó súper, me la imaginé, una Kagome toda arrugadita, con un parche en un ojo, utilizando un bastón pero experta en medicina.

    Y el final fue repleto por el género suspensivo. ¿Qué sucederá ahora?, ¿sobrevivirá?, ¿algo malo ocurrirá en el trayecto? ¿¡Por dios, qué!?

    Me encantó, gran fácilidad de palabra (redacción) tiene usted Asurama-sama.

    Esperaré la continuación, adiós y que tengas un muy hermoso día.

    At: Fer-chan.
     
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  2.  
    Whitemiko

    Whitemiko Usuario común

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    Holi!!!

    Me llamo bastante la atencion el capitulo, pero aunque no lo creas desde los tres primeros renglones supe que el punto de vista era de shinju, no se como, pero me latio, que triste la verdad que le haya pasado eso, anda pero me aclaraste el hecho de que Kanta la hubiera ejem estrenado y no se hubiera casado con ella, eso lo explica todo, muy buen capi amiga!!, me sorprendio asi a madres que Akyoushi despues de dejar morir asi tan feo a Kanta, despues acuda al rescate de la familia de el, y me lleno de ternura que le regalara a kagome el collar para la hermanita de Akyoushi!!!awww eso fue tan lindo!!!

    Pero creo que ahora Kanta esta cofcofencabronadocofcof con Akyoushi, y un poco sentido, me shockeo que sesshomaru le dijera eso, pobrecitoo!!

    Espero la proxima conti con ansias!!sorprendeme amiga!!

    XOXO
     
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  3.  
    surisesshy

    surisesshy Usuario popular

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    Ho mi god, he leído todo esto casi sin respirar (tienes que ver lo morada que me he puesto)Ya quería saber lo que sentía Shinju al ser abandonada de esa forma, aunque Kanta no lo hizo por que sí, pero yo siento que él la usó, la vez que volvió, ¿cómo pudo quitarle su virginidad sabiendo que así no se podía casar? sí el quiere a Sana, nunca debió usar de esa forma a Shinju, pero por lo menos se preocupa por ella.

    Ko kawaii, lo que hace Akyoushi por kanta, me da risa que oculte así sus sentimientos, ene se aspecto es como su padre, aaah, no puede negar ser hijo de quien es XD, jeje, pobre Kanta, si no se pone las pilas perderá a su novia con su primo, peor no lo creo así, espero que un día él pueda volver a su aldea sin ninguna preocupación por el clan, pero será algo difícil, mientras Sesshomaru viva, pobre, si las cosas siguen así nunca tendrá descendencia.

    Ahora que lo pienso mejor, creo que Kanta no sabe lo que siete, tal vez aya la posibilidad de que sea Sana quien este manipulando sus sentimientos, o solo sea el dichoso encanto hacia los youkais lo que lo tiene prendado de ella, estoy segura de la última cosa, no espero por el próximo capitulo y evr como se recuepra Kagome de esto, huy, esa chica si es terca, yo me hubiera quedado tranquilita en mi hogar, eso demuestra el poco amor que siente por su bebe, ok, por un amigo se hace lo imposible, pero por un hijo mucho más, bueno, a ver como se desarrolla esto, espero que por su idiotez no pierda el bebé, hasta la próxima, bey.
     
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  4.  
    Pan-chan

    Pan-chan Fanático

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    Me encantó este capitulo, por un momento pensé que Sesshomaru y Akyoushi estaban siendo un poco crueles al detener de esa forma a Kanta, pero cuando vi a mi Akyoushi salvando el día (aunque el dijo que no era así) casi grité de la emoción xD por eso amo a este personaje, incluso se tomó la molestia de darle ese collar a Kagome, ya que el regalo de Kanta se había destruido; a mi me pareció tierno, muy a su manera, lo que pasa es que Akyoushi es algo obstinado y obviamente su orgullo de Youkai no le permitirá aceptar que tiene un "poquito" de compasión.

    Respecto a Shinju, bueno aunque todos quieren asesinarla por haber sido debil e ingenua, creo que solo se dejó llevar por la tristeza, hasta la gran Kikyo fue victima de sus emociones ¿Por qué ella sería diferente? además lo que Kanta le hizo no fue muy considerado, teniendo en cuenta que aun no se si Kanta quiere a Shinju o a Sana, y como ahora involucraste a Akyoushi con Sana pues..se me llena la mente de dudas.

    Fue un excelente capitulo, de principio a fin es facil imaginarse cada escena, y te confieso que la parte de la pelea para rescatar a Shinju fue una de mis favoritas; tienes una gran imaginación amiga, te felicito ;)
     
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  5.  
    Asurama

    Asurama Usuario popular

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    Título:
    The Legacy
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    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Drama
    Total de capítulos:
    60
     
    Palabras:
    1726
    El gris y el color
    (No, no es una clase de arte)
    (Cuento corto)

    Un príncipe no debe tener emociones, un príncipe no puede mostrar debilidades, un príncipe no debe tener apego a nada ni nadie, debe permanecer en las alturas, lejos de lo mundano e inferior, demostrar su superioridad, su poder, mantener su honor y conservar su pureza a costa de lo que sea. Un príncipe no puede vivir, sólo puede fingir que está viviendo. O más bien, puede vivir la vida a la que está acostumbrado.

    ¿Qué es la vida de un dios, comparada a los seres de este mundo, sino un parpadeo o un sueño? Es así como un youkai ve a un ser humano, como algo insignificante. Hay muchas razones que separan a un youkai de un humano. La forma de vivir y de ver la vida, el modo de ser.

    ¿Qué pasa cuando naces sin emociones y te encuentras con alguien que sí las posee? Sería tal vez algo curioso, diferente, porque pocos son los humanos que nacen así y son vistos como una amenaza aunque, en el fondo, no sean ni mejores, ni peores que el resto. Bien, entonces, ¿Qué pasa si naces en un mundo gris, monocromo y viene alguien a querer hablarte de los colores? ¿le mirarás como si estuviera delirando? ¿le mirarás con superioridad? Tal vez considerarías que la vista en colores sería una falla, mientras que ese “alguien” posiblemente contemplaría la falta de colores como un grave defecto. Los mundos que son opuestos no deben mezclarse pero, inevitablemente, en algún momento, chocan. Porque la vida es así, sorprendente, ridícula, extraña. Es ese el momento en que el gris empieza a ganar color, y la forma de ver cambia.
    Entonces, de pronto, estás en tu mundo, en el que todos ven en gris, como tú hace unos momentos atrás ¿cómo decirles que, de pronto, ves los colores y los reconoces como reales sin ser tomado por loco o idiota? ¿cómo evitar que te estigmaticen? Intentando ocultar esa nueva forma de ser, dirían muchos. Lo que nadie te dice es que eso es imposible. Tarde o temprano se empieza a notar que hay algo que no encaja y tus súbditos… es decir, los demás, empiezan a verte raro. Y entonces simplemente no sabes que hacer ¿seguir fingiendo? ¿vale la pena? ¿Mantener una imagen que ya no es más real? ¿cómo? Y el orgullo para un youkai no es cosa de broma.

    Se dice que el destino de todo youkai —no su deseo que, básicamente, es volverse daiyoukai— es, por sobre todas las cosas, tener un lazo con alguien. Este lazo es caracterizado por la lealtad y la devoción y, en un inuyoukai, se traduce en un feroz deseo de protección, ya que la naturaleza de un inuyoukai es proteger. Al principio, a muchos les suena ridículo… hasta que sucede. Yo nunca pensé que me sucedería a los trece años, y mucho menos que sería con una de las criaturas más repudiadas por nosotros: un hanyou.
    Tampoco nadie me dijo que, gracias a eso, andaría por la vida haciendo idioteces, confundiéndome, ayudando a personas que para mí no deberían significar nada, sufriendo por otro… por no entender cómo el otro es capaz de darte la espalda en pos de alguien que no vale ni siquiera una cuarta parte de ti. Por no entender cómo, por instinto, eres capaz de ponerte como escudo del otro, olvidándote de ti mismo.

    ¡Sufriendo! ¡Riendo! ¡Montando en cólera! Nadie me advirtió que “ganaría” emociones humanas y para colmo, debería fingir ante los demás no tenerlas y todavía creer que los demás se tragan el teatrito, cuando no es así. Es que hay un momento en que crees estar en la cima del mundo y, de repente, tienes al mundo encima. Aterrador. Si tenía alguna duda de que mis padres lo sospechaban, esa duda desapareció cuando me preguntaron por qué el teatrito de agarrar al hanyou del cuello y usarlo de muñeco. Por qué tanto enojo. No podía quitarme esa sensación, la sensación de haberle agarrado del cuello, no era como agarrar a un enemigo, no.

    “No puedes traicionar a… a tu clan… no puedes… traicionarme”.
    Como si el amor a un humano superara la lealtad a un príncipe.

    Pensé que él estaría furioso, enojadísimo conmigo, aún si él pasa exactamente por lo mismo que yo, incluso me quedé esperando que me diera una bofetada, a pesar de que jamás me golpeó en la vida. Y ella, creí que se pondría a saltar de felicidad por todas las dependencias al ver que un hanyou me estaba dando emociones. Nada de eso pasó.
    Una sola cosa dijeron.

    —Haz lo que creas que es correcto.

    No era la primera vez que tenía una responsabilidad, por supuesto que no, pero tal vez esta era la responsabilidad más grande de toda mi vida. Y no tenía mucho tiempo para decidir qué era “lo correcto”.
    Me paré sobre la balaustrada y miré hacia arriba, hacia la luna que desaparecía. En uno o dos días sería la Luna Nueva. La hermosa Dama Blanca que guía y protege a nuestro poderoso Clan me estaba dando la espalda, justo ahora cuando la necesitaba para aclarar mis pensamientos. Tal vez, justo ahora no podía confiar en mi juicio. Tomé aire y esperé algo, tal vez una voz interna, un aullido…
    Nada claro surgió, mis instintos de conservación ya no estaban ahí, el gris ya no era gris, lo indebido ya no era indebido, lo incorrecto ya no era incorrecto… y comprendí que los Lazos no están hechos para la lógica. Era el acabose.

    —¡Al diablo! ¡Se va todo al diablo! —salté hacia el oscuro cielo y sentí liberado todo mi poder, ya no importaba que la luna estuviera allí para aumentarlo, ya no importaba que su desaparición pudiera significarme la muerte ¡ya no importaba nada!

    En mi verdadera forma, salí a loca carrera a través de las nubes. Tenía que llegar a Inuyasha y sus seres humanos, tenía que llegar antes de la luna nueva, como fuera. Aunque fuera algo estúpido, aunque no me agradara Inuyasha, aunque me cagara en los humanos.
    Simplemente…

    ¡Simplemente no podía traicionar a Kanta!

    Heridas, heridas de guerra las que obtuve, aunque duelan, sanarán, en la próxima luna, no existirán, pero aquello que significan no podrá ser borrado ni por medicina, ni por el tiempo, porque son la muestra de que… el gris cambió, pues el gris y el color son dos extremos de una misma cosa.

    _________________________________________________________________

    Bueno, como pueden ver, con un cuento corto en primera persona, he abierto el nuevo libro de The Legacy —o El Legado—, fic que alcanzó una extensión de doscientas veintiún páginas, con aproximadamente cuarenta capítulos de diferente extensión todos ellos —algunos, de sólo una página y otros, hasta de quince— cuyos acontecimientos suceden treinta años posteriores a la serie y que está contado, en su mayoría, desde el punto de vista de Akyoushi, el pequeño hijo de Sesshoumaru.
    Gracias a las lectoras que me han acompañado hasta aquí y a las nuevas que se han sumado Sin público lector, esto no sería posible.
    Los personajes del manga Inuyasha Sengoku Otogizoushi pertenecen a Rumiko Tahakashi. Son de mi completa construcción y autoría Kanta, Sana, Akyoushi, Shinju y Akuma, y los he mezclado a todos con el sólo propósito de que lo disfruten. O que sufran, en fin, como quieran verlo.

    Fernandha. La verdad es que me alegro que te haya gustado el capítulo y que lo expreses así del modo que mejor te parezca, que incluso un comentario en sí es arte. ¿Que de donde me inspiro? de la mosca que pasa volando u_u Soy un caso perdido.
    Jejeje, y hasta una buena redactora tiene sus buenos errores.

    Whitemiko. Pues sí, es triste la historia de Shinju, desde un comienzo la historia era para ella y, aunque creo que Kanta no estuvo bien en sus actos (la irresponsabilidad es uno de sus puntos débiles, junto con su torpeza, cosa que su familia y sus primos le viven remarcando), él también estaba experimentando algo, no te olvides que hasta ese momento era también virgen, jejeje y simplemente no pensó en las consecuencias... Akyoushi tiene... esa cosa de ternura que en este fic no puede faltar u_u aunque se cague en todos esos y aunque le haya hecho eso a Kanta.

    Suri no te me mueras, que necesito que me leas. Now u_u
    Pues hay que decir lo que és, Kanta la usó, pero no creo que se haya puesto a pensar en las cosas. En las cosas que hace a cada rato. Y dudo que Kanta la "pierda", A Akyoushi no le caen los humanos y encima es medio misógino (detesta a las mujeres, todos sabemos por qué, sino, retrotráete a capis como "La Youkai"). Kagome es Kagome y su idiotez la heredó a su hijo -la torpeza vino de otro lado-, no podías pensar que se quedaría de brazos cruzados.

    Pan-chan, me alegra que te hayan gustado todos esos detalles. No creo que quieran asesinar a Shinju por su debilidad, pero cuando te equivocas de una manera peligrosa, los padres, tienen ese tono, que estoy segura que has de conocer. Y, ok, Kanta fue desconsiderado. Dejémoslo así: Kanta quiere a Shinju Y a Sana, lo cual es atribuible a un capricho de genética, supongo.
    La pelea fue mi escena favorita también, Akyoushi es genial aunque a veces se pase con sus comentarios.
     
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  6.  
    surisesshy

    surisesshy Usuario popular

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    Asi que, por eso fue que decidió ayudar a Inuyasha y los suyos, porque ¡al fin se dio cuenta de su lazo! Pero ahora todo será mas duro para él, especialmente si no tiene a nadie que le guie, Akyoushi puede ser un inuyoukai, pero ahora que esta consiguiendo sentimientos, algo raro para él, podría cometer muchas locuras, necesitara ayuda, pero igual es muy lindo eso de no querer traicionar a Kanta, si él lo supiera, pero nunca lo sabrá y si se muy bien porque le tiene recelo a las mujeres, con su madre y Sana, puf, ¿quien no?

    Bueno, sabia que Kagome no querría quedarse de brazos cruzados, pero creo que reconsideraría por lo menos a su bebé, ahora si te conozco esperaría que lo perdiera y hasta que ella misma estuviera al borde de la muerte, es mas juraría que ella moriría e Inuyasha tendría que pedirle ayuda a Sesshy para revivirla, pero mejor esperar, no todo puede ser tan triste.

    Espero y Akyoushi encuentre a alguien que le diga lo que debe hacer, pero veo que será un camino solitario, el destino de un inoyoukai ¿no? Hasta el próximo capitulo, gracias por este especial, sabes que adoro a Akyoushi y un capitulo basado en sus sentimientos y pensamientos es genial ¡gracias! bey.
     
  7.  
    lunabetz

    lunabetz Usuario VIP

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    Hola de nuevo Asurama, hace mucho que no te comento. He estado leyendo tu fic, porque es mi favorito, y aunque apenas vaya en la segunda página (me acosan demasiado) ya hay tantas cosas que contar.

    Me quedé anteriormente en donde Akyoushi y Sana tienen una prueba por orden de su padre y Sana mata a Kanta, lo cual provoca que Sesshomaru le dé el liderazgo a Akyoushi, algo que me dejó bastante perpleja.
    El chico escapa y se dan muchas situaciones que hasta ahora, me matan; el envenenamiento de Rin, así como la trampa que les pone Akuma (odie esa parte, cuando casi mueren todos hasta el propio Sesshomaru estuvo en peligro). El que Sana estuviera a punto de morir.
    Las pruebas que tiene que enfrentar Sesshomaru para hacer el antídoto, (la batalla con los dragones), esa batalla realmente me dejó sorprendida ya que posee grandes habilidades como inuyoukai, pero a la vez el dragón tenía sus puntos fuertes y sabía cómo atacarlo. El poder de Sesshomaru, que convirtió la mitad de la bestia en cristal, fue impresionante.
    Me maravillaron todos los detalles; el que Kanta se haya enamorado de Sana aún me deja sorprendida, dado que Kanta tiene un romance con una de las hijas de Sango y Miroku.
    Lo que también me dejó atónita, fue saber que Rin había tenido dos hijos antes que Sana con Sesshomaru; los cuales murieron.
    Cuando Akuma les tiende esa trampa y logran salvarse por poco (pensé que Naraku era real, pero resultó ser sólo una mentira jeje) me parece sólito y abrumador, la lectura es bastante impresionante, no puedo creer que aún no termine. Tus palabras hacen que imaginemos todo con claridad y realismo. Las intrigas y problemas familiares son relatados de una manera bastante franca; tienen su toque y aunque Sesshomaru odie a Kanta y le impida regresar, lo más seguro es que pronto esté necesitando de ellos y de su hermanastro.
    Con un toque dramático y bien estructurado nunca nos decepcionas para nada. Seguiré leyendo y sé que encontrare más sorpresas adelante, y te voy a alcanzar n.n
    Por el momento me quedé en el cumpleaños número quince de Akyoushi; hasta otra (cuando termine).
    Saludos n.n

    P.D. Esa imagen de la madre de Akyoushi, era como me la imaginé, no puedo creer que Sesshomaru copulara con ella ¬¬
     
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  8.  
    rin chan

    rin chan Entusiasta

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    ahhh no se por donde empezar me he leidoo todoo thu fic..vaya si dure haciendolo y me tuve que suspender un rato de facebook y otras pag para continuar leyendoo x ) pero porfin despues de tres diias lo he terminadoo :D

    No se por donde empezar, primero que nadda muchas felicidades por este fic tan bueno, me encanta que te bases totalmente en la cultura y no pierdas ese hilo, tal ves tu lectura es mas madura de lo que seria con rumiko takahashi , pero definitivamente algo asi seria :). Me gusta mucho tu forma de narrar eres muy detallista . Pero algo que si no me gustaa, disculpa es que aveces me confundes porque pareciera como si te brincaras capitulos y yo me quedo o.o. ¿que no se suponee que iba en otra cosa? , no se si trata del pasado o del futuro, please no gusta estar confundida en las historia que me encantan :)

    Sobre los personajes, me encantan como manejas sus personalidades, no hay mucho ooc, lo cual es fantastico y las personalidades de los personajes nuevos son muy interesantes.

    Sesshomaru, siempre tan majestuoso y honorable, aunque como Pan-chan dijo, Aun no me trago que duerma tambien con cortesanas ¬¬, pero en fin asi es la cultura, aunque si es dificil imaginar que le puso el cuerno a Rin, con una youkai que apenas conocia (puta) mas viendo como es el , de que cree que nadie lo merece, pero claro mientras Rin sea nuestra favorita todo esta perfecto. y Rin sigue siendo nuestra Rin n_n , fue muy ameno leerla en el capi donde sesshomaru cumple años, su personalidad fue como si fuera la niña que antes era, lo cual fue muy ameno de leer, pero ahora es un kage youkai, en un cuerpo que no le pertenece , como kikyo me atrevo a decir, jeje no me sorprende que inuyasha le haya defendido su decision cuando sus amigos hablaban sobre eso. pero pz tambn a ella le duele bastante no poder ser la misma, me consuelo con saber que sige teniendo su mismo corazon y personalidad admirable, mira que no reclamarle nada a sesshomaru despues de ponerle los cuernos , aunque capitulos mas adelante si lo hizo, lo cual tambn me hizo pensar pues claro, se trata de Rin , Inclusive de niña, ella solia reclamarle cosas sin importancia.
    aunque si me quede con algunas duditas sore ella, por ejemplo, recuerdo haber leido que Rin anteriormente le habia quitado la vida a dos de sus bebes, para evitarles el sufrimiento, ¿ella aborto?, ¿o solo no pudo tenerlos? o.o de ser la primera no puedo creer que haya hecho eso, no es de ella , por mucho que sufra no creo q tenga el corazon para hacer eso u_u.
    y aveces dudo mucho sobre como fue que Rin perdio la vida, es que en un capi dice que ella fue secuestrada por akuma, otra que lei fue cuando sesshomaru la confunde con un kageyoukai y la corta con tenseiga y otra fue la de jaken, que parece recordar cuando la estan alistando para que vaya a ver al maestro.
    Disculpa, si me perdi tan feo pero, yo no pienso quedarme con esa duda xD.

    Los niños de Sesshomaru me encantan , mas que nada akyoushi es tan lindo, tiene un buen corazon, pero debe ocultarlo por su mil veces mentado protocolo, xD
    sana, ay esta niña es todo un enigma ,¿ ella es un youkai o es un hibrido?, ya que siendo hija de rin tendria que ser un hibrido, pero como escucho que ella se muestra despectiva con los hibridos, dudo si ella es uno. y tambn me pregunto mucho pork ella no sabe que es hija de Rin , ¿pork no decirle?, supongo que tienes una muy buena razon ;), pero antes ella no podia ver su gran parecido con Rin ahora que le han devuelto la vista, supongo q se dara cuentaa o no?

    kantaa , ay ese..mmm...bueno no tan niño me encanta, apesar de ser mayor que sus primos pareciera como si tratara de el mas pequeño de los tres y es que es tan ti,adoro su tenacidad, apesar de que todos lo tratan mal ,el sigue ahi, claro por sana, pero ahi sigue. Me pregunto que pasara con estos dos, staran juntos si sana terminara con akyoushi?, recuerdo que sana le dijo a Akyoushi que veia su futuro solitario, pero tambn recorde que sana no puede ver su propio futuro, tal ves por eso, vea solo a su hermano, jaja no te encantan mis teorias? xD

    EN FIN , creo que ya es todo lamento hacer este comentario tann largo pero, como sabras recien acabo de terminar de leermelo todo xD.

    buena suerte, sigee asi, y aqui tendras una lectora mas siguiendo tu hermosa historia :)

     
  9.  
    Asurama

    Asurama Usuario popular

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    Ea, Suri. Akyoushi es una cajita de sorpresas y sé que por eso lo aman. Tal vez, sin guía, meta la pata ¿a esa edad quién no? Tampoco lo culpo por ser misógino.
    Y un inuyoukai es solitario, lamentablemente, aunque su naturaleza sea la de proteger. Paradójico ¿no?

    Hola, luna. Con esa prueba descabellada, Sesshoumaru intentó probar la fortaleza mental, es decir, la voluntad de los chicos, para asegurarse de que no serían manipulados por Akuma. Como es su costumbre, se confió de que Sana tendría voluntad suficiente para desobedecerle. Cosa que ella no hizo, pero Akyoushi sí. Por eso el “cambio de planes”.
    La batalla con los dragones fue épica. Todas las batallas, en general. Aunque mis preferidas son las de Akyoushi, no puedo evitarlo.
    La culpa de que esto aún no termine la tiene mi inspiración. No puedo lograr que deje de correr.
    ¿Un daiyoukai necesitando de un grupo de hanyous y humanos? Lo dudo. ¿No será más bien al revés?
    Ya me cabían las dudas de que alguien pudiera imaginarse a la madre de Akyoushi de esa forma por sí mismo. Y quedaba mejor decir que tuvieron relaciones sexuales. No, yo tampoco puedo terminar de creerme que lo haya hecho.

    Wow, Rin-chan, tres días. Has tenido un buen “tiempo”. No es que te esté comparando con nadie, pero otros tuvieron tiempos mejores, jejeje. Me alegra que te guste mi forma de narrar y también los detalles. Sí, las peleas son las mejores partes. Sí, metí una trama más madura que Rumiko, pero intentando no perder su forma.
    Yo sé que a veces confundo, pero en varias ocasiones he dicho que esta es una lectura para estar atento. Si no estás atenta, a veces te encontrarás dentro de sueños, ilusiones, pasados, futuros… debes prestar mucha atención y leer de una manera inteligente. Es lo que se denomina “lectura activa”. De todos modos, intentaré mejorarlo.

    Muy lista, pues sí, Inuyasha defendió la postura de Rin precisamente por eso, por Kikyou.

    Veo que te he dejado con más dudas que certezas.
    Sí, Rin abortó. El 90% de los lectores, si no es que todos, no me aceptan o no me perdonarán eso. Pero, nuevamente, como lo de la poligamia. Es la cultura.

    En cuanto a la transformación de Rin en youkai:
    En el primer caso, según la cronología de Kagome, veinticinco años atrás de esto, cuando Rin contaba trece años, fue manipulada del mismo modo que Sana, también para matar a Kagome y al Clan Inu. Tampoco lo logró. En ese momento, ella fue contaminada, no murió, pero ya se estaba corrompiendo.
    En el segundo caso, en que Rin es cortada por Sesshoumaru con Tenseiga, es una pesadilla que él tiene después de haber matado a una kageyoukai que estaba en la misma situación que Rin, llamémoslo cargo de conciencia.
    En el tercer caso, en que Jaken tiene un flashback, efectivamente, está recordando cómo fue que murió Rin. En capítulos anteriores, Akyoushi lo deduce, pero Rin no quiere responderle: la guardia mala abandonó a Rin (y a Jaken) en medio de un camino subterráneo y ambos fueron envenenados por Akuma, cosa que Jaken soportó por ser youkai. Pero Rin era humana y, además, llevaba como diez años contaminada.

    Sana es youkai, porque Sesshoumaru es inuyoukai. Tiene en su interior un trozo de Oscuridad, a causa del estado de Rin. Por eso Sana es parapléjica y no tiene sus sentidos. Y no, definitivamente, no puede ver a Rin. Sana recuperó brevemente sus sentidos cuando Akuma la manipuló para que atacara a su padre, hermano y tía. Al dejar de cumplir su función de “asesina” Sana perdió vista, oído y tacto y regresó a ser lo que antes.
    Sana abre los ojos, parpadea y sonríe al que le habla, pero eso no significa que pueda ver. Se gira hacia el que le habla, pero lo hace por mera intuición, no porque pueda oírles. ¿Cómo habla, entonce? Se ve en la conversación con Rin: anticipa las palabras de los demás. ¿Cómo se mueve? Se maneja a sí misma, con sus propios poderes, como si fuera una muñeca, una marioneta; por eso la comparo muchas veces con una muñeca.

    Me gusta pensar que Kanta es un niño grande. En cuanto a su relación con sus dos primos, eso te lo dejo a tu criterio, por el momento. Y me gustan tus teorías.

    Hasta el siguiente.
    Saludos.
    Luchy.
     
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    Whitemiko

    Whitemiko Usuario común

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    hola amiga!!!

    WAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA no vi tu alerta!!, de lo contrario me hubiera pasado!!!, a mi parecer yo siento que esa manera de pensar es bastante profunda y explica de una manera muy acertada los sentimientos que tiene Akyoushi, frente al hecho de compartir un lazo no solo con un hanyou, si no que con su primo, el que se supone es el hijo de la verguenza de la familia.

    A mi me parece que el es de los personajes que mas conflictos internos tiene (junto con kanta), ya que no sabe cual es la manera correcta de actuar frente a una situación, me parece que a pesar de ser un youkai es en cierta forma algo voluble a sus emociones y arranques, lo cual seguramente no toleran los daiyoukai como sesshomaru y su muy poderosa hermana.

    En cierta forma me gusta mucho como Akyoushi reacciona frente a situaciones estresantes, como cuando huia despavorido o cuando atacó deliberadamente al monstruo que ponia en riesgo la vida de la familia de Kanta, un muy buen personaje, por el que...como tu ya sabes te llevas mis respetos.

    Me encanto la conti (aunque muy pequeña), espero que pronto lo continues ya que quiero saber mássss!!!

    XOXO
     
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  11.  
    Pan-chan

    Pan-chan Fanático

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    Simplemente GENIAL *-* es decir, me levanto en la mañana y lo primero que veo es un pequeño capitulo dedicado a Akyoushi, algo así como su debate interno antes de decidirse a ayudar a Inuyasha y a los demás; supuse que su actitud arrogante con Kanta era un teatro, pero te confieso que tambien creí (por un momento) que Akyoushi y Sesshomaru lo estaban poniendo a prueba para ver si Kanta, aún siendo Hanyou, tenía el valor de hacer lo que le dictara su conciencia...al final mi adorable Akyoushi no pudo soportar la situación y decidió mandar todo al diablo, es realmente fascinante como describiste todo ese dilema en un pequeño cuento.

    La frase de "Haz lo que creas correcto" es tan profunda que casi puedo imaginarme al pobre Akyoushi meditando al respecto, él estaba acostumbrado a no sentir nada(o pretender que no sentía nada) y de pronto su cabeza se llena de tantas cosas "humanas", para colmo sus padres no le diran la respuesta facilmente, no, porque Sesshomaru también tuvo que pasar por situaciones similares donde se preguntaba si realmente tenía sentimientos o no...así que él deja que su hijo tome sus propias decisiones, le guste o no.

    Estaré esperando el proximo capitulo con ansias, ya quiero ver que pasará :3
     
  12.  
    Asurama

    Asurama Usuario popular

    Cáncer
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    21 Octubre 2008
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    Pluma de
    Escritora
    Título:
    The Legacy
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Drama
    Total de capítulos:
    60
     
    Palabras:
    4273
    La verdad es dura

    —Honestamente, hay que tener bastante tesón como para ocasionar revuelo en toda una aldea por el simple hecho de desaparecer repentinamente y meterte en problemas así de graves. ¿Cuántas razones podrías dar a un príncipe youkai para que asuma su verdadera forma y te arranque la cabeza? —soltó la pregunta con la misma falta de tacto que hubiera tenido Inuyasha.

    Shinju empujó a su hermano y lo miró enojada por sus comentarios pero, aunque no lo quisiera, no solo sus padres, sino que también todos sus hermanos y hermanas la miraban con dureza, estaban muy molestos, como si hubiera cometido el mayor error del mundo. Sólo bajó la cabeza sin atreverse a hablar, preparándose para recibir la reprimenda de su vida. Pero eso acabó cuando Inuyasha llegó, trayendo en brazos a Kagome, que aún lucía cansada pese a que había pasado un día completo desde el incidente.

    —Espero que hayas pensado en tus acciones —le dijo Inuyasha en tono serio y sereno, mientras sentaba a Kagome en un banco junto a la cabaña.

    —No eres nadie para reclamármelo —espetó la jovencita, olvidando por completo los honoríficos o las fórmulas de respeto—. Tú dejaste que Kanta se metiera en muchos problemas, ni siquiera le ayudaste y además le dejaste marchar a ese sitio de locos —se puso de pie en actitud violenta, mientras levantaba más la voz y los ojos se le llenaban de lágrimas—. ¿Y te crees un buen padre? ¡¿Acaso eso querías?! ¡¿Que se fuera?!

    Se hizo un incómodo silencio, Inuyasha no pareció inmutarse y le miró a los ojos con serenidad, sin sorprenderse de que ella le sostuviera la mirada, una mirada llena de dolor.

    —No —sentenció finalmente el hanyou—, pero no puedo evitar que se marche. El pertenece allá, a esas tierras, a Sesshoumaru, a Rin, a Akyoushi y a Sana, así como tú perteneces aquí, a esta aldea y a tus padres, tu familia. Y yo no puedo cambiar eso.

    —No quieres hacerlo.

    —No entiendes…

    —Y si son todas las cosas así de crueles, no quiero entender, quiero que regrese.

    —Shinju, no le faltes el respeto a Inuyasha —le dijo su padre.

    —Es verdad —agregó su madre—, además deberías agradecerle. Él nos ayudó a encontrarte aún sabiendo que estaba en peligro por ser el primer día del mes. No vuelvas a levantarle la voz.

    Inuyasha levantó ambas manos.
    —Sango, Miroku, yo entiendo. Shinju, Kanta es mi hijo y lo amo más que a nada en el mundo, pero él tiene todo el derecho de tomar sus propias decisiones, equivocarse y volver a levantarse. No quiero que sufra, pero a veces no podré evitarlo…

    —Pudiste haberlo evitado obligándolo a quedarse.

    Sango la miró sorprendida.
    —¡Shinju!

    —Pero es la verdad, mamá.

    —Hubiera sido más cruel obligarlo a quedarse, sabiendo que su corazón no está aquí. Yo elegí quedarme aquí, en esta aldea, con tus padres, porque mi corazón está aquí pero, a diferencia de Kanta, yo no tenía nada que perder y mucho que ganar —miró a sus amigos con auténtico afecto y respeto—. Pero Kanta fue mucho más valiente que yo, decidió dejar atrás todo lo que tenía y a las personas que conocía y amaba, para elegir un mundo completamente opuesto y desconocido, el mundo que quería —tocó el hombro de Kagome—. Digno hijo de esta miko —declaró con dignidad, orgulloso.

    Sus amigos sonrieron ante el gesto.

    Shinju sabía que era cierto y que se había quedado sin argumentos, además de haber caído bajo por gritarle a la persona que apenas horas antes le había ayudado. Contrajo el rostro.
    —¡No, me niego a aceptarlo! ¡Tiene que regresar!

    —Shinju —Inuyasha bajó más el tono de su voz—. Kanta no regresará —sentenció.

    —Estás mintiendo —le dio una cachetada y corrió hacia el interior de la casa, aunque sus padres y hermanos intentaron detenerla.

    —Lo siento, está muy confundida —se disculpó Sango avergonzada.

    Inuyasha se frotó el rostro. La condenada muchacha golpeaba tan bien como su madre.
    —Muy bien. Ya confiesen, ¿quién fue el descerebrado que le dijo que Kanta regresaría?

    Se hizo silencio, mientras todos se miraban unos a otros, confundidos. Todos habían intentado animarla, pero nadie le había hecho promesas falsas. Finalmente, todas las miradas recayeron en la miko sentada en un rincón. Ella pareció tan desconcertada como quienes la miraban.

    —¿Kagome? —cuestionó Sango confundida.

    El rostro del hanyou reflejó consternación. Negó con la cabeza.
    —Pero tú sabes que no es cierto.

    —Creí que así evitaría que bajara su moral —ella bajó la mirada lentamente—. Sango, Miroku-sama, todos, lo siento.

    Inuyasha miró furioso a la pareja amiga.
    —Genial, Miroku, Sango, les deseo suerte para intentar hacerle ver la verdad.

    —No —Kagome se puso de pie con dificultad—. Yo comencé esto y será mejor que lo termine —se levantó con dificultad y entró a paso lento a la cabaña, donde Shinju estaba acurrucada, llorando.

    La chica se dio cuenta de que no estaba sola y levantó la mirada.
    —Kagome-sama —balbuceó.

    —Shinju ¿te encuentras bien? Lo siento mucho.

    La chica bajó la cabeza y siguió llorando. La miko la tomó por los hombros y la acunó contra su pecho.

    —Lo siento mucho, nunca debería haberte mentido, creí que te ayudaría, pero me equivoqué —no quería excusarse—. Tienes que ser muy fuerte, te lo debes a ti misma, tienes que pensar que Kanta está bien y que está con su tío. Además, tienes que aceptar lo que te dijo Inuyasha, pues sabes que tiene razón.

    —Aún así es muy difícil —poco a poco, sus sollozos se iban apagando.

    Kagome le acarició la cabeza.
    —Nada es fácil en esta vida, todos tenemos que afrontar pruebas y hacer elecciones. Sé que la decisión que tomó Kanta fue muy difícil, yo tuve que hacer el mismo tipo de elección. Sólo piénsalo —la tomó por el rostro para poder verla a los ojos—. Si yo hubiera decidido quedarme en casa, Inuyasha estaría solo y triste, Kanta jamás hubiera nacido. Tuve que dejar atrás mi mundo seguro, a mis amigas, a mi mamá, a mi hermanito, a mi abuelo… Shinju, no fue fácil, me dolió tener que dejarlos y aún hoy los extraño, pero no me arrepiento de mi decisión, porque estoy con ustedes.
    »Ahora sé cómo debió haberse sentido mi madre cuando se lo dije, pero estoy feliz de que haya aceptado a pesar de eso. Me comprendió, me dio la libertad de elegir. Y tú deberías hacer lo mismo por Kanta si en verdad le amas.

    —Pero… Kagome-sama…

    —Entiendo cómo se siente no poder llegar hasta la persona que amas y también entiendo a mi hijo —tomó entre sus dedos el medallón que le había dado Akyoushi—. Él no querría verte sufrir así, ni soportaría que te hicieras daño o renunciaras a tu vida. Yo creo que él quiere que seas feliz, que encuentres alguien con quien puedas estar y tengas una vida plena. Ten fe en el futuro, en que puedes construirte un grandioso futuro.

    La chica se secó el rostro.
    —Lo intentaré, Kagome-sama. Prometo no volver a cometer ninguna imprudencia —se puso de pie.

    —¿A dónde vas, Shinju-chan?

    —Tengo que disculparme por el golpe que le di a Inuyasha-sama.

    Kagome guardó el medallón y se puso rápidamente de pie.
    —Vamos entonces.

    ***

    —No me parece muy justa la manera en la que trataste a Inuyasha —le reclamó su madre enojada.

    —Pero mamá, ya le pedí perdón —dijo ella apenada— ¿Qué más puedo hacer?

    —Desde esa batalla, Kagome ha estado débil, ve ahora a su casa y pregúntale si necesita algo. Procura servirle bien, más te vale ser obediente y no protestar, es lo menos que ellos se merecen.

    Sus dos hermanos permanecían callados en el rincón, con expresiones azoradas, aparentemente sin atreverse a entrar en su defensa, ni a ponerse del lado de su madre.

    La pena de Shinju se reflejó en su rostro.
    —¿Todavía estás enojada conmigo?

    —No, no lo estoy —dijo Sango en un tono más calmado—. Pero sabes que es lo que les debes a Inuyasha y Kagome, no vas reclamarme, ni discutiremos nada. Ahora, ve rápido.

    Shinju asintió, la saludó a ella y a sus revoltosos hermanos y salió por la puerta de la cabaña, para cruzar corriendo las calles, mientras los aldeanos la miraban. Aún no dejaban de saludarla y preguntarle si se encontraba bien, demostrando así lo importante que era para muchos.

    —Sí, estoy bien… claro, te veré más tarde… no, no hay ningún problema… lo siento, tengo prisa… —entre apenada y nerviosa, se abrió paso entre los aldeanos y llegó exhausta a la casa de Kagome e Inuyasha, respirando agitadamente y apoyándose en sus rodillas para descansar.

    —¿Necesitas algo, Shinju? —preguntó el hanyou con indiferencia, mientras movía las orejas, demostrando así lo rápido que había olvidado el golpe que acababa de darle minutos atrás. Inuyasha era así, de corazón simple y sincero.

    La joven miró a la miko, que acababa de ser recostada en su cama y ahora, la miraba tan intrigada como su esposo. Les hizo una profunda y respetuosa reverencia.
    —De verdad, lamento mucho todos los problemas que causé y quería ofrecerme para ayudarles, en cualquier cosa que sea de utilidad, pídanme lo que sea.

    —No es necesario —le dijo Kagome con una sonrisa.

    —Por favor —ella se inclinó más—. Kagome-sama, se lo debo.

    Kagome le pidió a Inuyasha que la ayudara a incorporarse, dibujó en un papel imágenes de varias plantas y se lo dio a la muchacha.
    —Estas son hierbas medicinales que encontrarás en los campos de cultivo, estas en la entrada del bosque y éstas cerca del pozo come-huesos ¿puedes ir a buscarlas y luego secarlas, por favor?

    —¿Crees que estará bien que vaya sola? —cuestionó Inuyasha con el ceño fruncido en claro desacuerdo.

    —No deben preocuparse, yo recibí entrenamiento por parte de mis padres y hermanos y soy fuerte —respondió ella con firmeza—. Ya me he recuperado, además, no volveré a distraerme. Haré las cosas perfectas para Kagome-sama.

    Kagome rió nerviosa al ver sus energías, ya que Shinju destellaba un aura ardiente, justo como su impetuosa madre.

    Inuyasha bufó.
    —¿Estás segura?

    —Inuyasha, no subestimes a Shinju —le pidió la miko—. Después de todo, es hija de Sango y Miroku-sama, así que…

    —Así es —la muchacha sonrió y salió de la cabaña.

    Fue a los lugares que le indicó Kagome y estuvo durante un buen rato intentando identificar y cortar adecuadamente las plantas que correspondían a los dibujos. Recordó que Kanta también sabía mucho de hierbas medicinales y le ayudaba su buen olfato. Sacudió la cabeza, sacando esas ideas. No era momento de ponerse a pensar en Kanta, tenía un trabajo que terminar.
    Se secó el sudor de la frente, miró con curiosidad el misterioso pozo come-huesos y se dispuso a regresar a casa. Ese pozo aparentemente había sido una conexión importante para Kagome-sama en el pasado, pero ahora una energía perturbadora se sentía en él. Era la energía que había dejado esa perra, la hija de Sesshoumaru.
    Kagome-sama, asustada por sus energías, había pedido a Inuyasha que clavara una tapa en el pozo y, junto con su poderoso padre, estuvo tres días frente a él, haciendo un complicado exorcismo en el que lo llenaron de pergaminos sagrados y le pusieron hierbas purificadoras. Todos habían recibido la consigna de que ese pozo jamás debía abrirse, ni nadie debía acercarse a él.

    —También deberíamos construir un muro o un templo a su alrededor y sellarlo, para que así ninguna persona o espíritu se acerque a él —sugirió su padre una vez—. Temo que la naturaleza de ese pozo ha cambiado. Sería muy peligroso que Akuma quisiera usar eso en su favor, al parecer, le encantan esos jueguitos de crear abominaciones como Naraku o Magatsuhi…

    Shinju, confundida, había preguntado quién o qué eran Naraku y Magatsuhi, pero no recibió respuesta alguna, sus padres y tíos se hicieron los desentendidos. Ella no volvió a preguntar. Cuando algo no debía preguntarse, no debía preguntarse.

    —¿Pero por qué tanto misterio? —soltó un largo suspiro.

    Una criatura miró entre las sombras cómo Shinju se alejaba de aquel lugar, en completo silencio y sin atreverse a moverse, para que la nieve no delatara sus pasos. Sonrió y sus colmillos resplandecieron.
    —Sí, sí, la naturaleza de ese pozo ha cambiado, gracias a la pequeña pero poderosa intervención de Akuma… no es nada drástico, sólo que… en vez de llevar quinientos años hacia el futuro… ahora es capaz de llevar quinientos años al pasado… —se relamió—. Me pregunto si el deseo de Sana por conocer el pasado de su padre… influyó en que el pozo come-huesos cambiara su naturaleza…. el pozo que enviaba al futuro envía al pasado. Ningún destino puede romperse, ja, ja, ja, ja —silencioso, se perdió entre las sombras del bosque.

    Cuando Shinju acabó de secar las hierbas, Kagome la esperaba ya con otro papel en las manos, en que indicaba una serie de objetos recién purificados que debía llevar a varios aldeanos. Ella obedeció sin chistar.
    —Se está esforzando mucho —reconoció Inuyasha—, un día será tan capaz como sus padres, sólo tiene que aprender a olvidar este mal trago ¿no lo crees así? —Tiernamente, apoyó su cabeza contra la de Kagome y ella asintió con los ojos cerrados—. Ella se ocupará de todo, ahora, sólo descansa un poco, querida Kagome —él también salió a realizar otras tareas.

    Todos se habían dividido el trabajo, Miroku realizaba ahora el servicio en el templo, su esposa y sus hijas ayudaban en tareas varias e Inuyasha se encargaba, con algo de torpeza, de las tareas administrativas que correspondían a la miko. Había mucho que hacer y hacían falta un par de manos entusiastas.

    En algún momento, todos suspiraron y tuvieron un pensamiento compartido.

    —Ojala y Rin estuviera aquí.

    Shinju también debió cargar el arroz, traer el agua, preparar la cena —sorprendentemente para Inuyasha, la chica cocinaba mejor que su esposa ¿cuándo había sido la última vez que había comido algo decente que no quemara?— y ayudar a unos cuantos enfermos y heridos, aunque sus conocimientos sobre medicina eran escasos.

    —Necesitamos otra miko en esta aldea —concluyó apenada—, pero no creo que exista una persona capaz de llegar al nivel de Kagome-sama, ni siquiera papá puede.

    Sin darse cuenta, en su loco recorrido por las aldeas y alrededores, le perseguía una entidad, observando al detalle cada uno de sus movimientos. Finalmente, decidió ir a lavar la ropa de ambas familias, no sin asegurar trescientas veces que no mentía y que no escaparía, ni vería a nadie extraño.
    Mientras trabajaba afanosamente en quitar una mancha, un sonido cerca de ella la sobresaltó. Se incorporó bruscamente, en alerta, mientras la prenda se iba río abajo.

    —¿Quién es?

    —Hola, pequeña Shinju, veo que has estado muy ocupada hoy.

    Ella soltó un suspiro, mientras llevaba una mano al pecho.
    —Shippou-san, eres tú, casi me matas del susto —estaba frente a un kitsune con una forma semihumana, que no parecía tener muchos más años que ella. Pero tenía unos cuantos más—. Cuándo volviste ¿en dónde estabas?

    —¿Y tú eres hija de exterminadores? —se cruzó de brazos y cerró un ojo— ¿acaso no te diste cuenta? Te estuve siguiendo durante todo el día.

    Varias venas saltaron en las sienes de la muchacha.
    —Si estuviste aquí todo el tiempo, podrías haber dado una mano ¡No sabes cuánta ayuda hace falta aquí!

    —Me pareció más importante venir a cuidarte. Escuché rumores de lo que pasó y me preocupé por Kagome, así que bajé de las montañas. Al parecer, te metiste en graves problemas, pequeña Shinju.

    —¿Qué te hace pensar eso?

    —Emh… —Él miró hacia arriba y pareció dudar—, no lo sé, tal vez los comentarios de los aldeanos y las quejas de tus padres y hermanos.

    Ella se empequeñeció, avergonzada.
    —Fui una tonta.

    —En este mundo hay muchas entidades que gustan de alimentarse de debilidades humanas —la miró con seriedad—. Pequeña Shinju, no debes bajar la guardia.

    Ella asintió. El kitsune se quedó mirando hasta que ella acabó de lavar ¿Qué edad tenía él? ¿Unos treinta y tantos años? ¡Pero si aparentaba unos quince! Claro, era un youkai. No podía evitar mirarlo de reojo, no era común que lo viera por las aldeas, pasaba mucho tiempo en las montañas.
    Su madre le había dicho que eran peligrosos los youkai que podían asumir una forma humana, eran extremadamente inteligentes y hábiles y podían matar con facilidad y sin problemas… ese era el caso… del cruel tío de Kanta. Y aunque éste fuera un kitsune, tenía también un aire salvaje.

    —¿Pasa algo malo, querida Shinju? —preguntó en un momento, al sentirse observado.

    —Sólo pensaba… en lo fuertes que son los youkai como tú…

    Él se sonrojó.
    —No es para tanto, he entrenado duro, pero me falta mucho para ser un daiyoukai.

    —¿Daiyoukai? Es como se les dice a los poderosos youkais adultos ¿verdad? ¿Cómo el tío de Kanta?

    Shippou asintió.
    —Ajá, ajá… un daiyoukai es considerado un Dios, un rey entre los suyos. Pero no puedes compararles con una casta tan baja como la mía.

    —¿Qué quieres decir?

    Shippou entrecerró los ojos.
    —El Clan del Kitsune se encuentra en el norte y hay a lo largo de esas tierras muchos como yo. Zorros rojos, torpes y embaucadores que atacan humanos. Pero la Dama Kitsune es diferente, hermosa y pacífica. Nunca la he visto, pero dicen que su pelaje es blanco como la nieve y su poder, inconmensurable. Y toda su familia tiene el pelaje blanco. Y aquí en el Este, hay muchos dragones, de gran energía y con piel parda, pero el señor del Clan del Dragón del Agua en el más impresionante, tiene unas escamas blancas que relucen como la misma luna.
    »Si vas hacia el Oeste, te encontrarás al Clan del Inuyoukai. Hay allá muchos perros de montaña, de pelaje rojo y ojos dorados y cometerás un error si los confundes con débiles kitsunes. Pero los Señores del Cielo… son todos blancos y resplandecen en la noche, controlan el viento y adoran al poder de la luna. Son muy poderosos y su resplandor atrae a cualquiera que los mire.

    Sí, Shinju había experimentado eso en ella misma al mirar a ese perro.

    —Y en el Sur está la poderosa familia del Fuego. Sus integrantes tienen plumas que brillan como el arco iris y pueden convertirse en flamas vivas a las que nada sobreviviría. En sus tierras hay una gran puerta hacia el infierno y ellos la resguardan celosamente.

    Entonces, los daiyoukai eran impresionantes y no sólo por sus apariencias. Blancos. Todos eran blancos como la realeza, como Dioses vivos. ¡Kanta estaba viviendo con dioses vivos!
    —Shippou-san, sabes mucho.

    Él volvió a sonrojarse.
    —Es que he viajado mucho, pero esto es saber general, tú entiendes, uno de nuestros cuatro dioses no puede aparecer ante nosotros y pasar desapercibido y es nuestro deber acatar sus órdenes… —estaba un poco nervioso, suspiró—. Ojala ella no se hubiera ido, ojala no se hubiera casado con él. Mierda, perdí una oportunidad en un millón…

    —Como si pudieras robarle algo a Sesshoumaru —escuchó a sus espaldas.

    Shinju y Shippou se levantaron asustados y gritaron.

    —¡Inuyasha, eres un idiota! —le gritó el kitsune, recibiendo cuatro golpes en la cabeza.

    —Casi nos matas del susto —murmuró la joven.

    —Es que tus padres estaban preocupados porque no regresabas pero, qué crees, vine aquí y te encontré conversando con este engendro. No hay nada de qué preocuparse. Y cuando me acerco me doy cuenta de que te está hablando de Sesshoumaru y de las ganas que tenía de robarle la mujer.

    —Eso es mentira —se defendió él.

    —¿Qué es mentira? No eres ningún ejemplo para Shinju, kitsune condenado.

    —No puedes reclamarme nada, yo soy quien vino a cuidarla.

    Inuyasha lo miró con cierta malicia.
    —¿Acaso quieres algo con la hija de Miroku?

    —¿Cómo se te ocurre?

    —¿Pues por qué otra razón vendrías a cuidar de ella y a seguirla por todos lados a donde quiera que vaya?

    —Hanyou idiota, por si no lo sabías, ese es el deber de todo amigo.

    Inuyasha se cruzó de brazos, movió las orejas y lo miró de manera inquisidora, sin dejar de sonreír con cierta maldad.
    —¿Así que ahora se le dice “el deber de todo amigo”? Después de todo, Miroku sí fue una muy mala influencia para ti cuando estabas chaparro. No tendrá ningún derecho de reclamarte. Ya quisiera ver su cara cuando vayas con él y le digas…

    —Inuyasha, deja de sacar conclusiones apresuradas o…

    —¿O qué? A mí no vas a amenazarme, condenado animal, y más vale que no se te olvide que, si no fuera por mí, estarías como tapete de Hiten y Manten —le espetó.

    —Deja de creerte tanto —levantó la voz—, además, eso ya pasó hace mucho, no dejas de ser un hanyou torpe que deja que Kagome se haga daño.

    ¡Eso no venía al caso! ¿Por qué tenía que reclamarle semejante cosa?

    Inuyasha gruñó.
    —¿Cómo me dijiste?

    Pelea infantil, era como si hubieran regresado treinta años en el tiempo.
    —Lo que escuchaste —sonrió con malicia.

    —¿Quieres pelear?

    —Cuando gustes, perro.

    —Vamos a casa —comentó Shinju alejándose con su gran cesta de ropa, mientras el kitsune y el hanyou se gruñía.

    —Shinju, espera, esa cesta debe estar muy pesada —Shippou llegó de un salto hasta ella y la tomó—. Yo la llevaré por ti.

    —Pero, Shippou-san, este es trabajo de mujeres.

    —No importa —tomó la cesta y la cargó.

    Inuyasha se paró junto a él y levantó una ceja.
    —Así que estuve sacando conclusiones apresuradas ¿eh?

    El youkai comenzó a caminar rápidamente hacia la aldea.
    —De prisa, oscurecerá pronto.

    —Shippou-san tiene razón —Shinju corrió tras él para alcanzarle el paso.

    Inuyasha saltó tras ellos.
    —Ese maldito de Shippou es un desvergonzado ¡ella está más pequeña que tú!

    El kitsune lo miró de soslayo.
    —Si realmente las cosas fueran como piensas, no tienes derecho a reclamarme, hanyou de doscientos años —murmuró—. Pedófilo —Inuyasha empezó a enfadarse—. Igual que tu hermano.

    —¡Cállate maldito zorro!

    Shippou empezó a correr a todo lo que daban sus patas, para que no lo alcanzara el perro que le perseguía furioso.
    —¡Kagome, ayúdame!

    —¡Kagome no te ayudará! ¡Y espera a que te agarren los taijiya!

    _________________________________
    Por demanda popular, aquí el nuevo capi. Surgió repentinamente, ni yo me lo esperaba. espero que al menos sea entretenido.

    Unos pequeños regalitos…

    http://asurama.deviantart.com/#/d3jfb7y
    http://asurama.deviantart.com/#/d3jopl8
    http://asurama.deviantart.com/gallery/30405618#/d3j7z1r
    http://asurama.deviantart.com/gallery/30405618#/d3j7ytc
    http://asurama.deviantart.com/gallery/30405618#/d3jehhd
     
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  13.  
    Fernandha

    Fernandha Maestre Usuario VIP Comentarista destacado

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    Sí te extrañé, mucho, mucho, mucho. Gracias por el aviso, me alegraste mucho el día :0

    ¡OMG! Me enamoré, ¿será posible eso? xD Fue mucho más que entretenido, sinceramente no importa como sea el panorama que veas, siempre sabes manejar y estructurar una idea hasta un punto en el cual provocas un gran revuelo entre estás seguidoras tuyas.



    Adoré está parte, no sólo por lo cómico sino que me imaginé lo que Shippo dijo: hanyou de doscientos años. Pedófilo. Igual que tu hermano. xD Juro que me quería morir. ¡Gran idea!

    Me devolviste completamente a la vida C:
    Adiós y buen día.
    At: Fer-chan.
     
  14.  
    Pan-chan

    Pan-chan Fanático

    Libra
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    Este capitulo fue muy entretenido y gracioso, en epecial cuando Inuyasha y Shippo comenzaron a discutir



    No pudiste resistirte a colocar eso, verdad? XD me rei mucho, creo que Shippo, a pesar de ser un adulto sigue guardando ciertos aspectos de su infancia; en el fondo pelea mucho con Inuyasha porque se llevan bien (eso espero XD) y lo de tapete de Hiten y Manten casi me mata jajajaja

    Los dibujos me encantaron, en especial el de Sana, luce tan adorable *-* con un rostro angelical de una dulce niña que no rompe un plato. Es un alivio saber que Shinju esta tomando las cosas con calma, a veces en la vida pasamos por ciertas decepciones pero lo mejor es seguir adelante y tratar de cambiar un poco las cosas, no todo puede ser perfecto y si me lo preguntan...creo que esta dificil una relacion entre Kanta y Shinju, son de mundos diferentes y es obvio que kanta ya decidió a cual mundo quiere pertenecer.

    Esperare el proximo capitulo con ansias, soy tu fan xD
     
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  15.  
    rin chan

    rin chan Entusiasta

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    n.n este capitulo me agrado bastante, es como si me dieras un respiro de verdad lo disfrute, ya que me recuerda mucho a como era la vida de inuyasha con sus amigos y por supuesto sus tipicas peleas de shipoou no debian faltar, alejada de la presion que se presenta en la familia de Sesshomaru con sus problemas un tanto anormales de familia XD ,aunque por supuesto tambien les xtrañe.
    demasiado u_u.

    y guuau tus dibujos me impresionaron , veo que has mejorado muchoo :), ( me retracto si llege a pensar que no sabias dibujar tan bn como lo haces ahora ;))y lo que me impresiomno fue que usas el raton para dibujar..¿como rayos lo haces? xD, bueno ami se me complica mucho Hacerlo, requiere tanta paciencia que Dios no me dio xD y ni mencionar los leves movimientos que provocan que cometas un errorzotte xD
    haaa sii y mi favorito fue sin dudas el de akyoshi, a primera vista , dices es sesshomaru , pero en definitiva esos ojos gatunos no los puedes pasar por altoo :) y la forma en la que sombreaste el dibujo tambn me gusto mucho, gran trabajo :), hasta me entraron las ganas de dibujar xD.

    sobre el capii mi parte favorita fue cuando shipppou le contesta a Inuyasha diciendole que es un pedofilo igual que su hermano jajaja, por supuesto entre los pedofilos no se puede sacar a a sesshomaru de la conversacion xD
     
  16.  
    Whitemiko

    Whitemiko Usuario común

    Virgo
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    hola amiga!!

    Siento haberme tardado tanto en leer tu fic, pero debo decir que me gusto mucho ya que mostraste la vida que tienen los personajes que antes eran los principales, me agrado mucho cuando dijiste que kanta hizo lo mismo que kagome al elegir su camino, ya que me parecio muy bello, y debo decir que me dio mucha risa este loco de shippou, siempre anda de "zorro" con todas, no discrimina xD y me dio mucha risa eso que le dijo shippou a inuyasha de pedofilo y luego haberlo comparado con sesshomaru XD nada mas a el no le gusta que le recuerden sus trapitos sucios verdad??

    Me encanto la conti amiga!!no se porque dices que no te gusto mucho si es muy buena y bastante graciosa!!
    XD
    XOXO
     
  17.  
    Asurama

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    Cáncer
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    21 Octubre 2008
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    Escritora
    Título:
    The Legacy
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Drama
    Total de capítulos:
    60
     
    Palabras:
    12520
    Un nacimiento afortunado

    —Eh, mira lo que te traje —llamó el voz alta el kitsune.

    —Vaya, miren quién llegó —dijo Miroku en un tono bastante jolgórico mientras veía acercarse a su casa al Inuyasha, Shinju y Shippou trayendo la cesta de ropa. Lo que le preocupó era que su hija hubiera estado tanto tiempo abajo.

    —Me enteré de lo que sucedió y bajé tan rápido como pude, me alegra saber que todos se encuentran a salvo.

    —Gracias a ese mocoso de Akyoushi —murmuró Inuyasha entre dientes.

    Shippou lo miró de reojo.
    —No deberías llamarle mocoso si fue gracias a él. Así que volvió, ¿eh? ¿Qué pasó con Sesshoumaru? ¿estaba escapando de él?

    —Nada de eso, tenemos la ligera impresión de que simplemente siguió sus instintos —comentó el monje.

    —Con que sus instintos —miró entre confundido y sorprendido a Shinju— ¿para salvar a un grupo de humanos? Pero vaya, cómo ha cambiado el mundo durante mi breve ausencia, ahora resulta que todas las cosas son al revés. Creo que en la mañana podremos hablar mejor.

    Inuyasha, notablemente incómodo, miró a Shippou de reojo y luego al monje, indicándole a este último con señas lo que había visto río abajo.
    Miroku les despidió con un simple movimiento de cabeza y miró a su hija.
    —Shinju, tenemos que hablar.

    Ella tragó saliva.
    —Como tú digas, papá —asintió con la cabeza baja en señal de respeto.

    Ambos caminaron un poco hasta llegar a un cercado
    —Sé que es muy difícil la situación por la que has pasado, pero no debes quedarte estancada en eso, ni castigarte ni culparte por ello. Y no debes hacer cosas que te hagan daño, deberías usar todas las capacidades que hay en ti para volverte una mejor persona y ayudar a otros y a ti misma.

    ¿Por qué le estaría diciendo todo eso?

    —Así que por favor, compórtate como una dama de buenas costumbres, como debe ser. Y… ten cuidado con ese kitsune, que seré muy bueno, pero tiene sus mañas.

    Ella se cubrió la boca, reprimiendo un resuello.
    —No, papá no es lo que piensas, claro que yo no... yo estaba lavando y Shippou-san apareció de la nada y… —empezó a ponerse más nerviosa.

    Él la miró con seriedad.

    Ella se esforzó en serenarse.
    —Me he estado portando bien, papá. Lo juro.

    —¿Cómo pudieron dejar que Shinju hiciera semejante locura? —preguntó el kitsune consternado al oír el breve resumen de Inuyasha, mientras se acercaban a la cabaña de éste.

    —Hicimos lo posible por evitarlo pero sus emociones pudieron más, ahora tenemos que evitar que se repita. Además, con el embarazo de Kagome…

    —¿El embarazo de Kagome? ¿Se encuentra bien su bebé?

    —Sí, perfectamente.

    Shippou lo miró con suspicacia.
    —No te oigo muy seguro, amigo mío.

    Inuyasha se cerró y no continuó aquella charla.
    —Hey, Kagome, adivina quién llegó —fingió falsos ánimos y una enorme sonrisa, como muchas veces hacía al verla.

    —¡Kagome! ¡Cómo te encuentro! —saludó enérgicamente el youkai asomando por la puerta.

    Ella lo miró con unos ojos muy abiertos y una expresión de inmensa alegría.
    —Prece que has estado mejorando en tus youjutsu, casi no sentí tu presencia. ¿Has estado cuidando de Shinju? ¿Te has enterado de lo que pasó?

    Él entró veloz y se sentó a su lado, tomó su mano y enrolló la dorada cola.
    —Me alegra mucho saber que te encuentras bien, al escuchar todos esos rumores creí que estarías muerta. Si hubiera estado allí con ustedes, no habría permitido semejante atropello. Me quedaré aquí por un tiempo si necesitan de mí —miró a Inuyasha y le guiñó un ojo. Entre los dos intentarían levantarle los ánimos—. Mira, Kagome, te traje un regalo —como buen mago, hizo aparecer de la nada una enorme y suave piel y la usó para envolver a su querida miko humana—. Para que ni tú ni tu bebé tengan frío.

    Ella le acarició la cabeza, mientras él sonreía.
    —Te lo agradezco mucho.

    Shippou le puso una mano en el vientre.
    —Mira nada más cómo has crecido. Tienes que ser fuerte para proteger a tu madre y ubicar en su lugar al zopenco de tu padre.

    —¡Oye! —se quejó Inuyasha.

    —Tranquilo —le dijo Kagome— no peleen. Dime, Shippou-kun ¿te gustaría probar la comida que Shinju preparó hoy?

    —Claro esa señorita parece tener buenas manos para el cuidado de la casa.

    —Oye, no, Kagome, esa es mi comida —se quejó Inuyasha—. No se la des a este zángano.

    Ella frunció el ceño.
    —No le digas zángano a Shippou —dijo en su natural tono enérgico—. Ya están bastante grandecitos para comportarse así. Además, cuando yo cocino, no peleas por por el segundo plato.

    —¡Keh! Si al menos cocinaras la mitad de bien que Shinju…

    —¡Osuwari!

    —Tonto —murmuró Shippou mientras se volvía hacia la miko y apoyaba su cabeza sobre la de ella—. Esto se siente bien, me recuerda a como eran las cosas antes, también lucías así —volvió a tocarle el vientre—, ibas a dar a luz al revoltoso de Kanta —la miró con ternura, como buscando traspasar a través de sus ojos— ¿Lo recuerdas? —inquirió en un tono seductor y esos ojos verdes resplandecieron de manera sobrenatural.

    Ella cerró los ojos, intentando hacer con su mente lo que ya no podía hacer en la realidad: viajar atrás en el tiempo. De pronto, casi podía sentir al enérgico Kanta.
    —Sí, Shippou-kun… —murmuró feliz, sin darse cuenta de que estaba cayendo en una típica ilusión de kitsune—. Lo recuerdo, puedo recordarlo con toda claridad… —rió.

    El inicio de la primavera era la parte más hermosa del año y la más esperada por los niños de la aldea. Solían tener como compañera de juegos a Kagome pero, desde que ella esperaba su propio bebé, necesitaban del cuidado de alguien más para no aburrirse. Pero por suerte, pasadas las lunas frías, una visita especial llegaba desde el Oeste para alegrarles la vida, tal como el aroma de las flores traído por el viento.
    No había un minuto en que la Princesa Dama dejara de divertirles con sus ocurrencias, sus historias, su aire infantil e inocente y su imperiosa necesidad de hablar mucho, la cual no había perdido. Con dieciocho años, no había cambiado absolutamente en nada de como era la primera vez que llegó a esa aldea, solamente había crecido. Lucía siempre feliz y sólo adoptaba el porte estoico de su maestro si creía necesitarlo para sobrevivir a una indeseada situación.
    Ataviada con sus hermosos y coloridos ropajes llenos de brocados y adornos, parecía una flor del Paraíso danzando en medio de un campo, mientras interpretaba con gracia para sus amados niños —Shako, Makoto y los demás— las danzas sagradas de las miko que había aprendido con Kaede y Kagome.
    Era tan bella que atraía la mirada de todos los jóvenes de la aldea, muchos de los cuales habían crecido con ella y que ahora hacían lo posible para eludirla… porque no querían involucrarse con la novia de un youkai y acabar muertos. Ella no parecía darse cuenta de que alteraba la atmósfera de la aldea con su sola presencia.

    —Les saludo de parte de Sesshoumaru-sama —dijo al llegar, no sin recibir por respuesta un montón de carcajadas, ya que todos sabía que lo último que el daiyoukai haría sería saludarles, en especial a Kagome, quien iba a ser madre de un hanyou. La sola idea era ridícula y, aunque Rin se enojó por eso, no dijo una sola palabra al respecto.

    Al enterarse de su presencia, debido a los fuertes rumores entre youkais, Shippou en seguida bajó de las montañas para estar a los pocos días en la aldea, con excusa de la visita a la futura madre, otra noticia que también era muy conocida.
    Se pasaba mucho tiempo junto a la Princesa Dama, ayudándola a cuidar de los niños, gastándole bromas y buscando la excusa para arrimársele. Sus amigas, Sango y Kagome, a menudo le frenaban los avances llevándoselo de las orejas, endilgándole la culpa del atrevido comportamiento a la mala influencia de Miroku, quien sólo aceptaba resignadamente esos golpes verbales. “Miroku, eres tú el atrevido”.
    Claro que Rin no era en lo absoluto consciente del acoso del monje, del zorro o de los niños. A ella todo le parecía un divertido e inocente juego, tanto que a Inuyasha y compañía les costaba imaginar que de verdad estaba viviendo con Sesshoumaru. O tal vez, se trataba de que la muchacha era simplemente distraída, algo loquita.

    Y no sólo los niños y los hombres estaban felices, ya que las mujeres veían facilitadas todas sus tareas.
    —La vida en la aldea es una fiesta desde que Rin regresó —comentó Sango a su amiga, mientras preparaba junto a ella una gran cena que compartirían con todos—. Deberías alegrarte mucho, Kagome-chan, sin dudas, tu hermana pequeña es especial.

    La miko de cabello azulado parpadeó.
    —¿Mi hermana pequeña? ¿No deberías decir, “hermana mayor”?

    Ambas rieron a carcajadas, ya que a Inuyasha no le gustaba en absoluto que le recordaran su parentesco con ciertos individuos… y tampoco estaba dispuesto a aceptar que una mocosa parlanchina fuera su hermana mayor. De todos modos, en la presencia de Rin, ellos gastaban mucho al hanyou, que respondía bufando y sonrojándose.
    Ambas salieron de la cabaña y, desde la puerta, pudieron ver cómo la chica bailaba en el centro de un corro formado por los niños, que saltaban, bailaban y cantaban a su alrededor.

    —Sería una excelente madre —comentó Sango.

    Kagome la miró de reojo.
    —Sí, pero debido al camino que eligió, nunca será madre. Al menos aquí hubiera tenido a estos niños —la miró tan feliz con los pequeños y sintió pena por ella—. Y ya tiene dieciocho años.

    —Sí, es una pena —la taijiya suspiró—, pero nosotros no somos nadie para cuestionarla.

    Cada año, cuando Kagome contemplaba aquello, comprendía por qué su querido cuñado estaba tan abierto a que Rin se estableciera en una aldea como ésta cuando quisiera, olvidando todo lo demás. Pero asimismo entendía que esos dos tenían algo que no podían romper y olvidar. Ella entendía lo que era estar atrapada durante varios años en un mundo cómodo, pero alejada del más importante. Se dio cuenta de que ella y Rin tenían algo en común, por muy diferentes que fueran sus vidas.
    Sin embargo, Kagome tenía una suerte que esa chica no tendría.

    Se tocó el vientre.
    —Me alegra que hayas venido a conocer a mi bebé.

    Sango se acercó a donde estaban sus hijos y los otros niños.
    —Niños, vengan, es hora de comer.

    Como respuesta, sobrevinieron quejas y protestas de diversa índole “es muy pronto”, “no tengo hambre”, “que mi hermanito se coma mi parte en mi lugar”, “nos estábamos divirtiendo”, “quiero seguir jugando con Rin-sama”.

    Sango sudó.
    —No hay peros, la comida está lista, tienen que comer y los demás también deben ir a casa, sus padres los esperan.

    Las quejas sólo se multiplicaron.

    Las dos mujeres intercambiaron miradas y, suspirando, Rin se puso en cuclillas para quedar la altura de sus amiguitos.
    —Sean buenos niños y vayan con sus papás, más tarde les contaré historias.

    Todos corrieron con la taijiya al grito de.
    —¡Sí!

    Sango abrazó a sus niños.
    —Gracias por cuidarlos. Eres muy atenta con los niños —le dijo feliz—, tal vez te sientes un poco sola allá.

    La chica sólo le devolvió una mirada llena de curiosidad.
    —En el palacio juego a menudo con los hijos pequeños de los sirvientes, tienen unas maneras muy peculiares de ser —por supuesto, los cachorritos youkai no jugaban como los humanos—. Pero también tengo mis tareas y mis clases particulares. No tengo tiempo de sentirme sola o aburrirme. Además, Sesshoumaru-sama está allá —concluyó con una enorme sonrisa.

    Sango casi podía jurar que la delicada princesa con la que estaba hablando tenía una vida perfecta.
    —Él tenía razón, nunca has dejado de ser una princesa, ni siquiera al vivir aquí.

    Rin sonrió. Princesa. Le había llamado princesa. En la Casa del maestro, a muchos sirvientes les revolvía el estómago que la Princesa fuese una chica humana, algunos la llamaban con cierto desprecio y, si querían humillarla en ausencia del maestro, la llamaban campesina. Ese desprecio le dolía cada vez menos, hasta le sonaba algo indiferente.
    Pero ir a ese lugar y encontrar genuino afecto en todos… era un verdadero tesoro.

    —El hijo de Kagome-sama crecerá en un hermoso lugar —comentó mientras ayudaba a Sango-sama a llevar a todos los pequeños a sus respectivas casas.

    Habiéndose reunido a cenar las dos familias, además del kitsune y la Dama, hablaron de detalles de las vidas cotidianas de cada uno, para ponerse al tanto de lo ocurrido durante el tiempo en que habían estado separados. Algunos tenían mucho que contar.
    Los relatos más impresionantes eran los de Shippou, que alardeaba mucho de las sus hazañas, haciendo creer a su amigo el hanyou que seguramente fanfarroneaba, posiblemente para atraer la atención de ciertos individuos. Los relatos más poéticos eran los de Rin, que revelaban que la vida de una dama noble era, después de todo, muy diferente a la de un guerrero. Durante sus historias, todos reían.
    Los relatos más chistosos y más pervertidos correspondían al monje y acababan con un chichón —o varios— entre sus negros cabellos y la risa de todos los demás. Era común que algunas burlas acabaran en riñas verbales.
    Aquello, pensaba Rin, no se parecía en nada a sus pacíficas cenas con el maestro. A su modo, eran muy divertidas.

    —¿Y qué se siente hacerle compañía a Sesshoumaru? —preguntó el kitsune cuando la curiosidad no pudo más.

    El rostro de la chica dibujó mil expresiones, se puso rojo de la vergüenza y acabó oculto bajo una delicada manga de seda.
    —Eso no se pregunta —dijo con un hilo de voz—. Y no le faltes el respeto a Sesshoumaru-sama en mi presencia.

    —Shippo, no te pases —le golpeó la cabeza Inuyasha.

    No era la primera vez que el kitsune hacía ese tipo de preguntas en cinco años, pero de todos modos era impensable.

    —Bien, eso fue de mal gusto hasta para mí —concluyó Miroku, mirando con los ojos entrecerrados la escena—. ¿Y por qué siempre tienes que sentarte cerca de la señora? ¿eh, zorrito?

    —Aprovechando la situación, por supuesto —acotó Sango en un tono similar, mientras el youkai solo reía nerviosamente y se frotaba el golpe.

    —Pero, por favor, cuéntenme más de sus vidas —intentó cambiar la joven rápidamente de tema, aunque unos aldeanos no tenían mucho más que contar sobre una vida monótona, simple y tranquila. Pero era bueno que sus vidas fueran así. La vida del maestro estaba llena de sobresaltos y de peleas.

    Cuando anocheció, ella se levantó para ir a descansar a la cabaña de Kaede, el kitsune se ofreció a acompañarla y ella aceptó.

    —Shippou-kun, de una vez por todas deberías intentar encontrar una bonita novia y sentar cabeza, si no quieres acabar como Miroku-sama… —sugirió ella como quien no quiere las cosas.

    —Oye, no te burles de mí —le refutó mientas se limpiaba la nariz—. Además, tengo una novia, pero sucede que es algo… peculiar.

    —¿Qué quieres decir con “peculiar”? —cuestionó entre intrigada y confundida ¿Y a todo esto, quién era su novia?

    —Créeme, algún día lo sabrás —contestó él, mientras se imaginaba a una ruda muchacha de largo cabello negro y brillantes y redondos ojos rojizos que le dedicaban una mirada acusadora, precedida por relámpagos. Un escalofrío le recorrió la espalda, pero fingió que nada pasaba.

    Cuando Kagome se despertó al día siguiente, se sorprendió de que hubiera un escándalo afuera, buscó con la mirada a Inuyasha para preguntarle qué sucedía, pero el hanyou se había marchado ya. Se levantó, se vistió y salió, encontrando a Miroku y a su esposo discutiendo con varias personas, tres de ellos eran completos extraños. Rin y Shippou permanecían en un rincón alejado, al amparo de la sombra de un árbol, observando el tumulto, mientras más personas se acercaban.

    —¿Sucede algo malo? —preguntó la miko.

    —Kagome-sama —el monje la saludó con una inclinación de cabeza—. Estas personas han venido a traer mensajes. Esta carta dice que, desde el principio del mes, una extraña criatura se ha instalado en la casa del patriarca de una aldea que está al sureste de Musashi y ha causado graves pérdidas económicas, no solo a la familia del patriarca, sino también a varias otras —le contó mostrándole un papel.

    Sango le mostró otro papel.
    —Esta carta dice que en una aldea al noreste de Shoun fue atacada por unos extraños y enormes animales salvajes que destrozaron los campos de cultivo y enturbiaron las aguas del río, provocando que varias personas contrajeran una peste extraña ya que no pueden comer ni beber de los alrededores.

    Kagome se cubrió la boca.

    Inuyasha le mostró otra carta.
    —Esta otra dice que un poblado que está rumbo a la capital y varias aldeas de los alrededores fueron atacadas por varios onis de gran tamaño.

    —¿Un poblado? —dijo la miko incrédula, no era común que los youkais atacaran de esa manera grandes asentamientos, puesto que podían ser atacados por taijiya.

    —El jefe del poblado está ofreciendo una gran suma de dinero por exterminar a esas criaturas —murmuró el hanyou—. Es sumamente extraño que suceda algo así. Según la carta, algunos pobladores oyeron decir a esos onis que buscaban a la protegida de un poderoso inuyoukai para tenerla como rehén.

    —Eso es caer bajo —murmuró incrédulo el kitsune.

    Rin apretó los puños.
    —Esos idiotas… son incapaces de enfrentar cara a cara a Sesshoumaru-sama y recurren a artimañas como estas… —lucía… un poco enojada.

    —Ayúdennos, por favor —rogaron los tres mensajeros.

    El hanyou de cabello plateado se mostró altanero.
    —No se preocupen, en seguida iré y solucionaré ese problema. Sé que quieren que Kagome vaya pero, como ven, ella no puede, conmigo será suficiente.

    —Inuyasha, no puedes hacerlo —le detuvo Kagome—. Tendrás que ir a tres lugares diferentes y el daño que están causando es mucho, no podemos dejar que sigan. Tal vez deberíamos ir todos.

    —¿Estás de broma? Kagome, en tu estado no puedes viajar —le espetó su esposo.

    —Pero tampoco puedo quedarme de brazos cruzados. Hagamos esto: Shippou-kun, eres veloz —el kitsune asintió—. Tú y Miroku-sama vayan a expulsar al espíritu de la casa del patriarca de la aldea del sur. Inuyasha, eres fuerte y rápido, puedes ir al poblado y usar a Tessaiga para exterminar a los onis que quieren llevarse a Rin-chan.

    La aludida sintió una gran vergüenza y se apocó más debajo del árbol.

    —Mientras tanto, yo iré a la aldea al norte de Shoun para purificar a los espíritus que la han estado atacando y ayudar a los enfermos.

    Su esposo frunció el ceño.
    —Es demasiado esfuerzo para ti, además, eso está muy lejos. ¿Cómo piensas llegar?

    —Eso puedo solucionarlo yo —comentó Rin, corrió hasta un cercado y, haciendo una bocina con las manos, gritó—. ¡Ah-Un! ¡Vengan acá!

    Un gran rugido se escuchó y, desde el bosque, el dragón de dos cabezas emergió veloz para llegar a donde estaba su ama. Al ver aquello, los tres mensajeros estuvieron a punto de huir, aterrados.

    —No se preocupen —les dijo el monje—. Esa no es una criatura mala.

    Rin acarició una de las cabezas y, tomándolo por las riendas, llevó al mononoke cerca de sus amigos.
    —Ah-Un es veloz, es fuerte y además es un excelente guardián, podrá cargar a Kagome-sama sin problemas y protegerla. Además, yo iré con ella —le reventaba que todo eso hubiera sido ocasionado por criaturas que venían buscándola a ella—, esto es en parte mi culpa, así que me corresponde intentar arreglarlo.

    —Rin, si algo te pasa, Sesshoumaru nos mata —le recordó Inuyasha—. Además, deja de alentar las locuras de mi mujer.

    —¡Osuwari! —Kagome lo mandó al suelo, ofendida por el comentario—. No es momento de discutir si puedo ir o no, la situación es grave.

    —No te preocupes —le dijo la muchacha al hanyou mientras lo ayudaba a levantarse del suelo—, no me pasará nada. Piénsalo, esas criaturas son débiles si es que creen que para derrotar a Sesshoumaru-sama necesitan de un rehén.

    —Sí, sí, Rin-chan, pero tú —le tocó la nariz— no eres Sesshoumaru, así que abstente de meterte en líos.

    —Aún así, es muy peligroso que vayan a enfrentar solas a un grupo de youkais —se puso Sango del lado de Inuyasha.

    —Es verdad —la secundó su esposo—. Creo que sería mejor que Kagome-sama fuera a eliminar el espíritu de la aldea del sur, será mucho más fácil y seguro. Shippou y yo realizaremos el trabajo pesado, podemos ir al norte de Shoun, acabaremos con los youkai y nos encargaremos de conseguir alimento y medicina para los enfermos e Inuyasha irá al poblado.

    El aludido movió las orejas y sopesó la situación.
    —Está bien —miró con un ojo a las dos—, pero mejor se cuidan, señoras, no quiero ningún accidente.

    —No habrá accidente —le aseguró Kagome—. No es necesario que me sobreprotejas. Además, confío en Rin, ¿o ya olvidaron que tuvo entrenamiento como miko y taijiya?

    —Sí, pero él tienen razón, cuídense por favor —volvió a sentenciar Sango—. Y, Rin, mis hijos te estarán esperando para jugar, así que tienes motivos para regresar.

    La chica sonrió con altivez.
    —No veo por qué habría de no hacerlo —todo aquello lucía como una semejante trampa, estaba bien, pero ella no tenía miedo.

    —Inuyasha… —comentó el kitsuneyoukai— si a esta demente le sucede algo, consideren cambiarse de aldea antes de que Sesshoumaru venga.

    Miroku le dio un golpe con su báculo en la cabeza.
    —Ya es suficiente de gastarle bromas a la señora ¿está bien?

    —Ustedes también deben cuidarse —les dijo ella.

    Inuyasha sólo bufó y el monje se paró a su lado.
    —Rin-sama, me honra que se preocupe tanto por mí y los demás.

    Ella retrocedió con cara de espanto.
    —Sí, está bien, pero por favor, no se me pegue tanto —murmuró algo nerviosa, mientras veía cómo Sango se lo llevaba furiosa, tirándolo de una oreja.

    —Nunca se le quitará lo mañoso —murmuró mientras su esposo le pedía disculpas, con lágrimas en sus ojos azules.

    Así, todos fueron a sus casas a prepararse para un veloz viaje, no tenían mucho tiempo.

    Shippou asumió una forma completa de zorro a la que se había acostumbrado para estar en las montañas sin ser molestado por humanos u otros youkais. Además, era más veloz y hábil en esa apariencia y era del tamaño de Kirara en su transformación. Esperó a Miroku fuera de la cabaña y estuvo un buen rato evitando a los niños, que querían montarlo para jugar y jalarle de los belfos y las orejas. Cuando el monje estuvo listo, el kitsuneyoukai levantó vuelo con sus patas envueltas en un fuego verde azulado, como sus ojos.

    —¿Has escuchado algo de los youkai que llegaron en esta luna? —le preguntó el monje cuando ya estaban bastante lejos de la aldea.

    —No —reconoció el youkai—, pero Rin permanece encerrada todo el tiempo en la casa de Inu no Taishou, si pensaban que estaba muerta, no es de extrañarse que los rumores de la llegada de ambos a estas tierras hayan sido fuertes y se hayan extendido rápido; tampoco es de extrañarse que él haya querido protegerla sacándola de sus tierras, donde más enemigos podría tener pero aún así algunos les hayan perseguido.

    —Pero eso no podría pasarle desapercibido a Sesshoumaru, menos si la vida de Rin está en juego.

    Shippou lo miró de reojo y luego, volvió la vista hacia el camino.
    —Eso supongo. Sin embargo, es un mal común el delirio de grandeza de los youkai… y hace que algunos cometan estupideces como estas —estupideces bastante graves, por cierto.

    —¿Cómo tú?

    —¿Eh? ¿Yo? —parpadeó confundido—. No, yo no me atrevería a desafiar a oyakata-sama bajo ningún motivo, sólo soy un kitsune de la media. Tengo más de dos dedos de frente, a diferencia de Inuyasha.

    Aspiró profundamente y soltó un fuerte estornudo, limpiándose con la manga de su túnica roja.
    —Alguno de estos ineptos debe de estar halando mal de mí —murmuró el hanyou mientras corría junto al veloz caballo de uno de los mensajeros, que lo llevaba temeroso rumbo al poblado—. No me gusta que ese idiota de Sesshoumaru me endilgue problemas como estos pero, qué va, no puedo dejar que esos estúpidos vengan y aplasten la mitad de musáis solo para intentar llevarse a mi cuñada —¿acababa de llamarla “cuñada”? Pensándolo bien, el estornudo debía ser síntoma de un resfriado grave—. Oye, tú, ve a tu paso, yo me adelantaré —le gritó al mensajero, antes de alejarse a grandes saltos. Con suerte, llegaría antes del mediodía, acabaría con la plaga y luego iría por Kagome, que no parecía ser consciente del baril que llevaba por estómago.

    ***

    Shippou y Miroku volaron durante toda la mañana, hasta que finalmente encontraron una aldea cerca de un valle.
    —¿Es esa de allá? —preguntó el youkai.

    —Creo que sí, baja por favor, Shippou —él obedeció.

    —No luce nada bien, parece como si hubiera pasado por aquí una manada de youkais. Sin Inuyasha, pelear será un problema ¿uh?

    —¿Qué pasa?

    —Tengo una sensación extraña con esa aldea ¿tú no, Miroku?

    —No siento algo particularmente extraño —tal vez, era curiosa la deplorable apariencia del lugar o el hecho de que todas las casas estuvieran en silencio.

    Ambos aterrizaron cerca de la entrada, Shippou recuperó su verdadera forma y caminaron por ls desiertas calles, observando el desastre.

    Los ojos verdes de Shippou iban y venían con gran inquietud y ansiedad.
    —¿Por qué siento que conozco este lugar?

    —Tal vez le hiciste alguna broma a los humanos de aquí.

    —Lo dudo, no vivo a tiempo en las aldeas o para atacar humanos. Eso es para incivilizados. A mí me gustan los humanos, no usaría mi jutsu en ellos. Además, gran cantidad de puntos sólo los obtienes en los rangos mayores derrotando a enormes youkais o causando grandes catástrofes.

    —Entonces, convertirte en daiyoukai puede significar…

    —Sí, la destrucción los humanos —dijo sin inmutarse—. Piénsalo, él es un daiyoukai y es capaz de crear o destruir con solo pensarlo. Cuando un youkai llega a ese nivel, no hay vuelta atrás.

    Miroku se puso nervioso sin saber por qué. Le gustasen o no los humanos, Shippou tenía mente de youkai después de todo.
    El monje entrecerró los ojos.
    —Eso puede significar que quieres atacaron esta aldea…

    —No percibo olor de kitsune, pero hay otra criatura aquí —comenzó a olfatear el aire de manera frenética—. ¿Por qué siento que ya viví esto antes?

    —Primero hablaremos con el patriarca y luego responderemos tus dudas.

    —Tú ve a hablar con el patriarca, yo no puedo quedarme aquí —se adentró velozmente al bosque.

    Miroku se encogió de hombros y fue a ver al patriarca. Shippou ya era muy fuerte y sería muy provechoso si utilizaba sus poderes para vencer a esos youkai. Estaría bien.

    Aquello era desesperante, desconcertante. Mientras más se adentraba el youkai en el bosque, más conocido se le hacía. Cada árbol, cada olor, cada criatura...

    —Kitsune youkai, has venido a invadirnos —dijo una voz monstruosa desde arriba—. Los humanos les han contado que reclamamos algo de la aldea y se han ocultado enviando a alguien como tú.

    Shippou se detuvo en seco, buscando el origen de la voz y el olor, el conocido olor.
    —¡Maldito, da la cara! —lanzó una bola de fuego azul.

    Una silueta enorme saltó hacia él. Era…

    —¡Un mono gigante! ¡Youjutsu lluvia de espinas! —golpeó el suelo con fuerza y todas las hojas caídas se elevaron velozmente en el aire, cortando al youkai, para luego caer en la forma de lluvia de agujas.

    El mono se redujo considerablemente en tamaño y comenzó a correr en todas direcciones, gritando de dolor, con la parte trasera llena de agujas.

    —Jeje, es débil.

    —¡Eso es lo que tú crees! —gritaron varias voces graves a sus espaldas.

    Él se giró de inmediato, en guardia, justo en el momento en que le asaltaron dos enormes youkais como el primero.
    —¡Ilusos, ya me sé el truquito! —controló con un movimiento de la mano las hojas y espinas que quedaban del anterior ataque para redirigirlo a los nuevos oponentes, que quedaron igualmente espinados y gritando. Tres monos de apariencia chistosa—. Pero… si son ustedes… los guardianes del dios mono.

    Las tres criaturas dejaron de quejarse y miraron al youkai frente a ellos, sorprendidos.
    —¿Tú no eres…

    —Sí… —sonrió.

    —El zorro que roba aldeas.

    —No… —cayó de espaldas, incrédulo y con un tic. Seguían igual de distraídos y olvidadizos. En seguida se puso de pie—. ¿No lo recuerdan? Hace varios años mis amigos y yo vinimos aquí a pedido de unos aldeanos para exterminar a unos monos que destruían sus campos de cultivo. Acabamos buscando por todo el valle la roca de su dios, que era usada en la aldea para conservar verdura.

    —Oh… —dijeron los tres monos de apenas un metro y poco, como si les contara algo increíble, curioso y nuevo.

    Shippou se frotó la cabeza del coraje.
    —En fin ¿se puede saber por qué han estado atacando la aldea de nuevo? —espetó con brusquedad—. Por su culpa todos están enfermos. Esos humanos veneran a su dios, al menos deberían tenerles algo de respeto, malditos.

    —No es así —dijo el que parecía el líder, mientras los otros se quitaban las espinas de la retaguardia—. No hemos estado atacando deliberadamente la aldea. El templo que fue reconstruido en el bosque se quemó hace poco debido a una batalla que hubo entre youkais. Quisimos salvar la piedra donde reside el espíritu de nuestro dios, pero despareció.

    —¡¿Cómo que desapareció?! ¡De seguro se les olvidó de nuevo, idiotas distraídos!

    —No somos así. Tenemos extremo cuidado en olvidar las cosas —dijeron al tiempo que les rodeaba un aura sagrada.

    Shippou los golpeó en las cabezas para volverlos a su eje.
    —Cállense, ustedes no son ningunos angelitos, por su culpa Inuyasha sufrió bastante.

    —¡Oye, nosotros también sufrimos por los golpes que nos dio ese inepto! —le gritó uno.

    —¿Y tú eres su heredero o qué? —le gritó otro, mientras se frotaba el chichón en su cabeza.

    —Así que entonces lo recordaban, ¿eh?

    —Bueno, pues…

    —Bueno, entonces ¿en dónde creen que está su dios? —creía que el dios era tan distraído como ellos, simplemente podía decirles con toda claridad en donde estaba, para así evitar estas calamidades cada década.

    —Pues nos transmitió en sueños que estaba en un lugar oscuro, angosto, desagradable, lleno de lodo.

    —¿Y sólo por eso creen que deberían revolver el río y aplastar los arrozales? Por favor —se cruzó de brazos—. Agradezcan que Inuyasha no está aquí para deshacerles la cabeza a golpes —¿y por esa estupidez Kagome se había sobresaltado tanto? pobrecita.

    —¿Shippou? —llamó una voz— ¿estás aquí?

    —Aquí estoy —contestó, haciendo eco su voz a través de la espesura.

    —¿Quién es? —preguntaron los monos.

    —Ah, es Miroku, déjennos esto a nosotros, en seguida les ayudaremos a encontrar la roca sagrada, pero tendré que ponerles una condición —su rostro se ensombreció, dándole una apariencia perturbadora—. Tendrán que reparar todo el daño hecho en la aldea y más les vale que no se les olvide… —dijo con voz de espíritu maligno, alzándose sobre ellos con prepotencia.

    Los monos se abrazaron, temblando y sudando.
    —Está bien, no lo olvidaremos.

    —Y si vuelven a hacer esto, le avisaré a Inuyasha para que venga y…

    —Ah, aquí estás, Shippou, por fin te encuentro ¿se puede saber quienes son estas criaturas?

    —¿Los recuerdas?, son los guardianes del dios mono. Otra vez “olvidaron” a su dios y es mejor que lo encontremos pronto, antes de que se les vuelva a olvidar.

    Miroku llevó una mano al mentón.
    —Sí, cuando oí las explicaciones del patriarca y los aldeanos, imaginé esto. Con razón te resultaba conocido, debiste haber peleado con ellos.

    —Sí, les llené el culo de espinas.

    Los monos comenzaron a quejarse. Luego de una larga discusión, fueron a la aldea a disculparse con los aldeanos e inmediatamente, se pusieron a buscar la roca sagrada. ¿Dónde la habían metido esta vez en trío de idos?
    Después de buscar por todos lados, Shippou acabó tomando la forma de una lagartija, esas alimañas que tanto odiaba, para poder meterse bajo la casa del patriarca y, así rescatar la piedra, que estaba envuelta en pergaminos sagrados.
    Miroku la lavó con agua bendita y esperó la salida del dios.

    —Hasta que por fin soy libre —comentó el ser sobrenatural, tomando una gran bocanada de aire y entonces vio a sus tres guardianes en compañía del monje y el youkai—. Pero qué veo, si son ustedes ¿en dónde están loa demás?

    Ambos se sorprendieron de que el dios les recordara.

    —Es una larga historia pero, ¿podría decirnos cómo llegó hasta ese lugar? —preguntó el monje.

    —Pues verán. Hace unos días hubo fuertes rumores de la llegada de un poderoso youkai a estas tierras, muchas manadas de youkai temieron y, alborotados, se atacaron unos a otros, provocando un incendio en mi templo y sus alrededores. Intenté apaciguarlos, pero lo único que conseguí fue ser atacado por ellos.

    —¿Por qué tanta repentina violencia? —cuestionó el kitsune.

    El dios le miró de cerca, ya que le recordaba mucho a sus guardianes.
    —Verás, esos youkai decían que estaban buscando a la humana que traía el youkai, querían usarla para acabar las guerras, pero yo presentí algo más turbio —suspiró e intentó quitarse las contracturas—. Te diré la verdad: yo la vi, vi a ambos, pero también pude ver dentro de esa criatura a la que tanto temían los otros y no, no encontré maldad. Eso es lo más curioso, viniendo de un youkai. Fue por eso que no les respondí.

    —¿Y qué pasó con esos youkai? —cuestionó el monje.

    —Siguieron buscando, pero usé mis poderes para confundir sus mentes y que así olvidaran lo que estaban haciendo. Así que espero que a futuro esos clanes no ataquen a esas criaturas.

    Shippou entrecerró los ojos.
    —Ya veo, así que los monos son expertos en confundir además de confundirse.

    —¡Oye! —se quejaron los tres monos ante tal comentario.

    —Los youkai que no sucumbieron ante mis poderes y los de mis guardianes nos persiguieron hasta la aldea y decidí quedarme en la casa del patriarca para levantar una barrera alrededor de todo el lugar y así esas criaturas no dañaran a nadie…

    —…pero luego a sus guardianes se les olvidó —comentó el monje.

    Shippou sonrió ampliamente.
    —Le agradezco lo que hizo al guardar el secreto, anciano. No sabe lo importante que es esa persona para nosotros —vio cómo la deidad asentía—. Sólo nos resta pedirle que ayude a las personas que sufrieron por culpa de estos distraídos.

    —No deben preocuparse por eso —respondió la deidad.

    —Espero —murmuró el youkai por lo bajo.

    Miroku preparó entonces una ceremonia para halagar al dios, la cual fue sencilla, debido a la falta de víveres para la supervivencia de la pequeña aldea. I bien terminar, fue hacia su “sirviente”.
    —Andando, zorrito, esto apenas ha comenzado, tenemos que ir a las aldeas para pedir favores y así ayudar a esta buena gente…

    El kitsune suspiró.
    —Y ya empiezas con tus mañas de nuevo.

    ***
    Rin habló bastante durante el viaje y Kagome no se preocupó por callarla. Imaginó que tal vez no hablaba mucho con Sesshoumaru. Quién sabe, tal vez pasaban directamente a la acción.
    —Y cuéntame, Rin-chan, has proseguido con tu entrenamiento allá ¿verdad?

    —Por supuesto, si muchos de los youkai que sirven al maestro me respetan es por mis habilidades —sonrió.

    —Creí que lo hacían precisamente por respeto a él.

    —Sí, claro, pero prefiero no recordar lo que pasó esa vez que Sesshoumaru-sama estuvo fuera.

    —Te refieres a la primera trampa que te tendió la guardia mala, ¿no es así?

    Antes de que Rin se convirtiera en Dama y, previendo que eso sucedería, una parte de la Guardia se sublevó e intentaron asesinarla a traición junto con el otro protegido humano, Kohaku. De seguro, para ellos era impensable que el maestro fuera amado por una humana y menos por un humano. Finalmente, aquel error sólo provocó adelantar los eventos que querían evitarse.

    Rin asintió.
    —Pero ahora estaré bien, prometo no causarle problemas, Kagome-sama, soy muy fuerte.

    —Sí, igual que tu maestro, sin duda —miró hacia abajo pues la aldea no estaba muy lejos ya.

    Puede confiar en mí, no volveré a fallarle, Kagome-sama. Pensó. Ella también tenía esa necesidad de proteger lo que le era importante.

    Ambas bajaron de la montura a las afueras de la aldea y entraron a pie, pues la presencia del mononoke tan solo alteraría a los habitantes. Preguntaron la dirección de la casa del patriarca y no tardaron en encontrarla.
    Cuando llegaron, unos sirvientes las recibieron con expresiones desesperadas.

    —¿Son ustedes las miko que vienen a realizar el exorcismo? —preguntó uno de ellos, aparentemente confundido.

    Kagome asintió.
    —Queremos ver al patriarca para hablar con él.

    —Por aquí, por favor —los sirvientes les condujeron hasta la sala, donde el patriarca estaba sentado junto con su esposa y sus hijos. Todos lucían angustiados y esperanzados a la vez.

    —Es una mansión muy lujosa, ¿verdad? —susurró Kagome en tono divertido.

    Rin miró su alrededor con cierta indiferencia.
    —En realidad no, es pequeña.

    Claro, Kagome había olvidado dónde vivía ella.

    —Tengo entendido que es usted la poderosa Kagome-sama —comentó el patriarca—, usted ha ayudado a muchas aldeas que sufrían iniquidad como la nuestra, confiamos en su poder, pero veo que está encinta y quizás…

    —No debe preocuparse, mis poderes espirituales no se ven afectados en absoluto —le aseguró ella.

    —¿Y esta mujer que viene con usted es una miko también? —miró a Rin. No lo parecía. Se veía sumamente delicada y esas suntuosas ropas que llevaba eran más dignas de quienes vivían sobre las nubes que de una miko.

    —Rin ha venido a ayudarme. ¿Puede contarnos por favor lo que ocurre? —preguntó Kagome amablemente.

    El hombre asintió.
    —A principios del mes, guardamos aquí varias riquezas que habíamos adquirido pero, al día siguiente, cuando nuestros sirvientes vinieron a guardar las telas y vestidos, los encontraron completamente destrozados. También la comida empezó a escasear y la presa de los peces se vació repentinamente. Como parte de nuestro sustento lo obtenemos de la pesca, esto fue perjudicial. Empezamos a sospechar de un ladrón. Varios aldeanos y algunos de mis sirvientes se quedaron una noche ocultos junto al río con la esperanza de atrapar al culpable, pero no pudieron hacerlo. Todos juran haber visto a una silueta de proporciones monstruosas que se metió como una sombra aquí en nuestra casa —toda la familia lucía muy triste por el hecho—. De seguir así, pronto estaremos en la quiebra.

    —Es una mera casualidad —dedujo Rin—. No tiene relación alguna con esos onis, si lo que querían era capturar a la Dama de Sesshoumaru-sama, esa criatura no se habría quedado de parásito en esta casa. En cierta forma es un alivio. ¿Qué cree usted que debemos hacer, Kagome-sama?

    —Es posible que la entidad estuviera encerrada en alguno de los objetos adquiridos por la familia. En primer lugar, debemos purificarlos para que no invoquen más energías negativas, luego, debemos expulsar a la criatura…

    Una puerta se cerró sola repentinamente, sin que nadie la moviera y las mujeres de la casa gritaron.

    Kagome sonrió.
    —Parece que no está muy de acuerdo que digamos. Una vez lo hayamos sacado, deberíamos levantar un campo de energía alrededor de la casa y la aldea para protegerla.

    —¿Cree que podrá levantar una barrera de esas proporciones, Kagome-sama? —dudó la muchacha.

    —Lo haré. Y tú me ayudarás.

    —Haré lo que usted me pida.

    —Pero antes, patriarca —la mujer de cabello negro azulado le miró—. Dígales a los sirvientes que salgan de la casa por precaución, en tanto usted y sus familiares permanecerán aquí y realizaremos una ceremonia de purificación. Puede que tome algunas horas.

    Toda la familia se postró ante ella.
    —Estamos a su disposición.

    Rin sacó de entre sus ropas un paño de seda roja y con él se ató el liso cabello negro, luego, ayudó a Kagome y los sirvientes a preparar la ceremonia.

    En la sala principal de la casa, prepararon un altar donde pusieron como ofrenda al dios familiar sake, comida, agua purificada, oro, incienso, ramas de pino y pergaminos sagrados. Encendieron velas en cuatro esquinas y formaron un círculo de protección, donde hicieron sentarse a los dueños de la casa. Una vez ellos estuvieron dentro, Rin y Kagome se pararon en los extremos y, haciendo mudras, dibujaron en el aire sendas estrellas que hicieron aparecer un campo de energía alrededor de esas personas.

    —Por nada del mundo se les ocurra salir de este campo —les instruyó Kagome.

    Entonces, ambas se pararon en el centro de la sala, anunciando su presencia con palmadas y comenzaron a interpretar al unísono la danza conocida como kagura. Kagome miró de reojo a la chica y vio lo gráciles y hermosos que resultaban sus movimientos. Era casi seguro que en su nuevo hogar tuviera clases de danza.

    —¿Bailas para él? —murmuró.

    Ella asintió en silencio y ambas continuaron bailando. Al rato, Kagome volvió a mirarla y creyó notar lágrimas en los ojos de Rin. Kagura, ¿verdad?
    Cuando acabaron, se sentaron frente al altar y repitieron a la vez un canto que se sabían de memoria. No pasó mucho de que comenzaran los cantos cuando el poder espiritual de Kagome se extendió de forma visible por la sala. Al mismo tiempo, se sintió una perturbación en el ambiente. El espanto que se negaba a ser expulsado por semejante fuerza.
    Rin se dio cuenta de que su propio poder no era ni siquiera la mitad del de Kagome.

    Ambas juntaron sus manos en un mudra complicado, mientras los cantos seguían.

    Rin estaba sorprendida, los poderes espirituales de Kagome-sama no decrecían aún en su actual estado. Su embarazo no parecía consumirle sus energías o tal vez era que Kagome-sama simplemente había nacido con un enorme poder que se iba incrementando vida tras vida, porque ella estaba destinada a ser sacerdotisa.
    Sus pensamientos se vieron interrumpidos al ver que la miko cambiaba su expresión por unos instantes.

    —¿Sucede algo malo, Kagome-sama? —dijo atenta a su gesto.

    —Es mi bebé, me está pateando.

    —Tal vez está incómodo —sugirió—, deberían descansar…

    —Yo creo que en realidad, debe estar ansioso por salir y pelear justo como su padre. De verdad, estoy bien, no te preocupes, he estado trabajando todos estos meses y no he tenido problemas.

    —¿Está segura de que no quiere…?

    —No te preocupes, no siento dolor. Siento… entusiasmo.

    La chica seguía mirándola y vio las claras cicatrices en los brazos de la miko. Eran las marcas de su traición, de su debilidad al ser manipulada por Akuma.
    —Esas cicatrices… Kagome-sama… yo… lo siento tanto…

    Kagome sonrió con los ojos cerrados.
    —No tienes que disculparte de nada. Estas cicatrices me recuerdan el amor que te tengo. Ya ha pasado mucho tiempo, pero el afecto que te tengo no cambiará nunca.

    Una sonrisa se dibujó en el rostro de la chica.

    Las dos volvieron a concentrarse en el ritual, mientras los poderes espirituales seguían extendiendo una barrera. Ambas hicieron varios gestos con las manos al mismo tiempo y en sincronización perfecta.
    Fuera de aquí espíritus del mal

    Los dueños de casa se tensaron. Un viento sobrenatural sopló allí dentro, las velas se apagaron y el altar y todo lo que había encima de él comenzó a temblar, luego, también tembló la casa, y las puertas y ventanas comenzaron a abrirse y cerrarse solas.

    —…o llamaré a Sesshoumaru-sama —agregó Rin.

    La casa tembló más y una silueta informe y oscura la abandonó a la velocidad del rayo, profiriendo un fantasmagórico grito. El espanto parecía más espantado que los mismos aldeanos.

    —Esa es nuestra Rin —murmuró Kagome con una enorme sonrisa, mientras le daba unas palmaditas. Ni a ella misma se le habría ocurrido—. Creo que deberíamos llevarte más a menudo a los exorcismos. Matarías del susto a todos los espantos.

    —Miroku-sama querría propasarse conmigo —murmuró por lo bajo levantando una ceja—. Además, no me parece muy correcto utilizar el nombre de Sesshoumaru-sama para algo “tan vulgar” como esto.

    Kagome le dedicó una despreocupada sonrisa.
    —Anda, él no tiene por qué enterarse.

    Ambas salieron de la casa y Kagome iba a correr tras el espíritu, pero Rin la detuvo por el brazo.

    —¿Qué sucede Rin-chan?

    —Espere por favor —miró a los dueños de casa y sirvientes—. No dejen que la miko-dono abandone este lugar.

    Salió corriendo tan rápido como podía y gritó.
    —¡Ah-Un! ¡Persigan a esa cosa, no la dejen escapar! —llegó hasta su montura y les quitó el bozal.

    “¡No me exorcicen! ¡Vine aquí en ese cofre escapando de él!”
    “¡Seré un buen youkai, lo juro!”
    “¡Pero no me lleven ante él!”

    Soltando un gran rugido, el dragón de dos cabezas se levantó veloz y salió tras el fantasma en forma de gato, persiguiéndole y causando que éste se rebelara. Entonces, comenzó una pelea entre ambas criaturas, donde iban y venían golpes de cola, arañazos y mordidas. Ah-Un ganó disparándole un rayo de energía, así desintegrándolo. Luego, bajó a tierra para recibir una caricia como recompensa de su ama, mientras las cabezas se peleaban por quién sería la primera en darle un lametón.

    —Ah-Un, son muy buenos chicos, lo han hecho bien —volviendo a ponerle el bozal, Rin fue hasta la miko, que había mirado la batalla aéreas desde donde la retenían los aldeanos y le dedicó una profunda inclinación de cabeza.

    Kagome se sonrojó.
    —No es necesario que hagas eso, yo… —ella, siendo Dama debería ser quien recibiera los respetos.

    Los aldeanos, felices, vitorearon y les agradecieron el gran servicio que acababan de prestar, luego, trajeron la recompensa, una considerable suma de dinero. Kagome no quiso aceptarla, pues era demasiada. Aceptó sólo la mitad y quiso dividirla con Rin, quien a su vez la rechazó.

    —Yo no necesito eso, Kagome-sama, muchas gracias —le sonrió ampliamente—, pero usted tendrá pronto otra boca que alimentar y necesitará el dinero, puede quedarse con mi parte.

    Ambas volvieron a montar a Ah-Un para regresar a la aldea.

    —Por cierto, Kagome-sama, he traído ropas confeccionadas especialmente como regalo para su futuro bebé. Si algún día ya no las quiere, podrá conseguir una buena remuneración por ellas.

    ¿Entonces esa era la caja adornada que aguardaba oculta en la cabaña? La miko rió nerviosamente, aquello no era necesario.
    —Tú siempre tan atenta, te lo agradezco mucho.

    —Usted siempre ha sido muy buena conmigo. Soy yo la que debería agradecerle por todo.

    Eran como hermanas ¿Quién iba a pensar que ambas encontrarían refugio en personas que no pertenecían a sus propias familias? Las mejores familias eran acaso las que uno mismo elegía y no la de la propia sangre.

    Aquella noche, todos estuvieron de regreso en la aldea y ninguno parecía haber sufrido daño. Como otras noches, se reunieron a cenar y, como era de esperarse, fue Miroku quien trajo mayor recompensa.
    —Aprovechado como siempre —acotó Shippou.

    —Sólo tuvimos que hablar con unos simples animales distraídos, no había por qué molestar a Kagome-sama, la verdad, fue muy fácil —dijo contento el monje de ojos azules, mientras disfrutaba de su cena.

    —A mí me tocó pelear con unos debiluchos —espetó Inuyasha en su tono vulgar—. De seguro si hubieran llegado ante mi hermano, éste se hubiera reído en sus caras.

    Rin se arregló el cabello tras la oreja.
    —¿Escuché bien? ¿Le llamaste tu hermano?

    El hanyou se sonrojó al darse cuenta de lo que había dicho.

    —Nos tocó pelear con un gato que casi murió del susto cuando Rin nombró a Sesshoumaru —dijo Kagome notablemente feliz.

    —Es increíble cómo unos youkais tan débiles son capaces de alterar tanto a unos pobres humanos. Son todos unos llorones, eso es lo que yo sé —dijo Inuyasha con aire orgulloso, haciendo reír a todos— ¿Se puede saber de qué de están riendo? ¿Eh?

    —Inuyasha, no olvides que la mayoría de las personas no tienen poderes espirituales, ni entrenamiento como taijiyas, es normal que tengan miedo —le dijo Sango en tono tranquilo.

    —¡Keh! Como sea.

    La noche transcurrió sin más novedades y todos pronto olvidaron esos pequeños incidentes, al parecer, ya les gustaba fantasear con la apariencia del próximo youkai que intentaría comerse viva a Kagome o a Rin, eso no era absolutamente necesario ni deseable. Lo deseable era que Kagome y su bebé gozaran de buena salud.

    Temprano a la mañana siguiente, Rin despertó sobresaltada al sentir la presencia de Inuyasha entrando en su cuarto.
    —¿Sucede algo malo? —se asustó.

    —No es nada —él se cruzó de brazos—. Kagome sólo quiere que la revises, aparentemente se encuentra bien, pero nunca está de más.

    —Está bien, espérame afuera, en seguida iré —cuando salió, se sorprendió de que todos estuvieran esperando ansiosos junto al árbol que se encontraba al lado de la casa de Kagome e Inuyasha. Sí, ese hermoso bebé era el centro de atención.

    —Creo que se ha movido —le comentó Kagome recostada en su futon, con una sonrisa al verla cruzar la puerta.

    —¿Le duele algo? —Rin seguía preocupada ¿no se habría esforzado mucho?

    Ella negó con la cabeza.

    —Está bien, entonces, permítame ver —se lavó las manos en una tina con agua, se las secó y se acercó a su “hermana mayor”.

    Afuera, Inuyasha estaba inquieto, mientras sus amigos intentaban tranquilizarlo.
    —Por eso le dije que no se moviera —protestó y bufó.

    —No puedes pedirle que se quede tranquila cuando alguien más está en problemas —le dijo Sango. Kagome era demasiado altruista.

    —Tú cambiaste cuando tuviste a tus hijos —la señaló el hanyou.

    —Pero Kagome-sama vino con una misión a este mundo —agregó Miroku en la defensa de la joven mujer.

    —¡Qué misión, ni qué nada! ¡Su única misión en este momento es cuidar de nuestro hijo! —pensamiento puramente machista, pero muy correcto desde su punto de vista.

    Se oyeron unas risitas dentro de la cabaña.

    —Sí, eso es verdad —agregó el kitsune, cruzado de brazos—. Tal vez esa es la razón por la que quienes nacen como mikos deben ser vírgenes consagradas a sus dioses —lo miró de reojo.

    Inuyasha le gruñó.

    —Se puede decir que tú arruinaste su misión —comentó el monje y aquello fue motivo de risa general.

    —Bien, amigos, ya pueden entrar —anunció Rin, asomando por la puerta—. Todo está bien por aquí.

    Todos entraron y se agolparon rápidamente dentro de la cabaña. Kagome era últimamente el centro de atención, y su futuro bebé, aunque aún faltaran dos meses para que diera a luz. Al menos le agradaba saber que no estaría sola en eso, su amiga Sango ya había tenido varios niños gracias a la perversión de su esposo… y además, como presintiéndolo, Rin había venido y seguramente podría ayudarla con el parto, y lo haría bien, no sería la primera vez que asistiría a alguien.

    Kagome les sonrió a todos y se tocó el vientre.
    —Ah, ya falta poco —dijo contenta.

    —No debes ponerte ansiosa, porque no le hará bien —le aconsejó Sango.

    —¿Y ya sabe qué nombre le pondrá? —preguntó Rin, curiosa.

    Kagome no lo había pensado mucho, pero siempre había querido tener una niña para poder consentirla y comprarle vestidos bonitos.
    —Si es una niña, quiero ponerle el nombre de mi madre, Naomi.

    —Mejor el nombre de la mía —protestó Inuyasha.

    —Que sea Naomi.

    Inuyasha bufó.
    —Izayoi.

    —Hum… bueno, Izayoi también suena muy bonito —se acarició el vientre.

    —¿Y si es un niño? —cuestionaron los presentes.

    Inuyasha se irguió altivo y levantó la cabeza.
    —Llevará mi nombre.

    Shippou entrecerró los verdes ojos.
    —El pobrecito se va a acomplejar.

    Inuyasha se exaltó.
    —¡¿Qué me dijiste?!

    —¡Lo que oíste!

    Iba a darle un puñetazo, pero el kitsune logró detenerlo con las manos. Ya no era ese niño indefenso que era maltratado a cada rato por el que parecía su molesto e inmaduro hermano mayor.

    —No te ofendas —le dijo Rin—, pero sería mejor otro nombre…

    Shippou se pegó a ella de manera insinuante.
    —¿Y tú qué le pondrías? ¿Sesshoumaru?

    Inuyasha se quedó quieto y movió las orejas al captar esas palabras. ¿Había escuchado bien? Sintió que el mundo se resquebrajaba frente a él. Se agarró de la cabeza al imaginarse eso.
    —¡No! ¡Eso noooo!

    —Mejor debería tener un nombre que le sea propio —dijo Sango—. Sería complicado que tenga tu mismo nombre y al llamarte, acudan ambos. Además, nos confundiríamos mucho.

    Miroku había permanecido todo el tiempo sentado en silencio, pensando en aquello.
    —¿Qué les parece Kanta?

    —¿Qué? —Inuyasha no parecía conforme— ¿Por qué ese nombre tan extraño?

    Su amigo lo miró seriamente.
    —Creo que estará bien que tenga un nombre budista. Con el temperamento que tiene el padre… —y miró a Kagome— …y el de la madre… de verdad, lo necesitará. Le ayudará a llevar una vida tranquila y a controlar su carácter, en especial teniendo sangre de inuyoukai en sus venas.

    Kagome sonrió.
    —Kanta me parece bien, es un nombre bonito ¿no estás de acuerdo, Inuyasha?

    Él se quedó quieto, no muy convencido.
    —Sí, está bien.

    —¡Acaba de patearme! ¡Creo que a él también le gusta!

    —¿No se estará quejando?

    —¡Osuwari!

    Inuyasha se estampó en el suelo, con un par de caracteres que significaban “gran tolerancia” grabado en su cabeza. Sí, eso era precisamente lo que le faltaba a su bendita mujer…

    Kagome suspiró.
    —Ah… me gustaría saber cuál es el sexo de mi bebé… si tan sólo pudiera realizarme una ecografía…

    Todos la miraron como si hablara en un dialecto raro.
    —¡¿Una qué?!

    —Ah, una ecografía…

    Inuyasha miró en otra dirección, ya empezaría con esas, las historias raras sobre su mundo del otro lado del pozo.

    —…es una cosa que permite convertir los sonidos en imágenes y así se puede ver al bebé mientras aún no nace.

    Shippou se acercó a verla de cerca.
    —¿Cómo si tu vientre fuera de cristal transparente o algo así?

    Ella sonrió ante la ridícula idea.
    —Sí, algo así, jeje…

    —La verdad, sería muy práctico para darle al niño los cuidados apropiados —razonó Rin—, es una lástima que no podamos contar con esos recursos aquí.

    —Ah, pero confío en ti, todo estará bien.

    —Sí, Kagome-sama pero hace tiempo no ejerzo la medicina para nadie… —llevó una mano al rostro.

    La miko se inclinó hacia ella y le tocó una de sus manos.
    —Anda ¿no es tu maestro el que dice que con voluntad todo se puede?

    La chica la miró y rió divertida, como si repentinamente se relajara. La imagen de esa sonrisa quedó grabada para siempre en la mente de Kagome, sería una de las últimas veces que vería ese rostro y sentiría su calor humano, antes de que su querida hermana adoptiva se convirtiera en una fría muñeca de porcelana sin rostro.

    Después de charlar un rato, todos fueron retirándose poco a poco hasta que Inuyasha y Kagome quedaron a solas. Ella se recostó sobre su pecho, buscando refugio.
    —¿Y tú qué piensas que es el bebé?

    Inuyasha bufó.
    —¡Keh! ¿Y cómo voy a saberlo?

    Sin separarse de él, ella tomó una de sus manos y la apoyó sobre su estómago.
    —Eres el padre —dijo pícaramente.

    Él volteó a mirarla, dejando su rostro casi pegado al de ella, le dio un corto beso en la boca, la miró a los ojos y luego a su vientre. Fingió no estar muy convencido, miró hacia arriba y volvió a besarla de esa forma, luego, apoyó la cabeza en su vientre para oír mejor.
    —No sé, pero me late que será “Kanta”.

    Ella le acarició los plateados cabellos y rió con ganas.
    —¿Inuyasha, crees que podrás arreglártelas para criar a un niño?

    —Por supuesto que podré —se impuso.

    —¿Sin darle un solo golpe?

    Inuyasha movió las orejas y se quedó quieto y callado un rato.

    —Inuyasha —dijo en tono severo—, te advierto que si alguna vez le golpeas, te enterraré vivo con unos cuantos…

    Él le cubrió la boca.
    —No digas la palabra —estaba pálido y sudaba de los nervios.

    Ella rió con ganas ante la infantil actitud.

    —¿Y también le vas a poner un collar de estos? ¿Eh? —criticó él jalando del rosario irrompible.

    —No, le enseñaré a ser obediente —dijo pícaramente, se cubrió la boca y volvió a reír.

    Él la abrazó y volvió a besarla. Le abrió el hitoe y entonces pudo ver sus senos, que lucían enormes debido al embarazo. Se inclinó sobre uno de ellos.
    —Me gusta cómo se ven y también —le dio un lametón—, me gusta cómo saben —se lo metió en la boca y succionó con suavidad. Así, tendría más leche a la hora de alimentar a su pequeñito. Les amaba a ambos y ambos se merecían eso. Aún con la mano sobre el vientre de ella, pudo sentir una patadita.

    Las semanas siguieron pasando y pronto también Kohaku estuvo en la aldea, pues había recibido con retraso la noticia de Sango de que el nacimiento del bebé de Inuyasha estaba cerca y deseaba presenciarlo, de ser posible, aunque también se alegró mucho por la sorpresa de ver allí a Rin. En el Oeste no la veía con frecuencia, porque pasaba más tiempo viajando de aldea en aldea para hacer cacería que con el maestro en su palacio. Además, al descubrir que había elegido definitivamente la profesión de taijiya, muchos de los sirvientes del maestro se quejaron para que le quitara su protección por considerarlo un vil traidor que no se sometía al poder de los youkai. Muy a su pesar, el maestro había tenido que hacer caso de las quejas de sus sirvientes para no provocar un levantamiento, pero en el fondo, Kohaku sabía que el youkai seguía apreciándolo. Además, él siempre se sentiría en deuda con la familia, por eso también quería estar allí para Inuyasha, para su querida hermana y para todos.

    Una noche, Inuyasha tuvo un sueño en el que se le apareció un youkai plateado, alto, portentoso, orgulloso, pero reía para él.
    —Inuyasha… —le llamó con un tono burlón, casi tierno, como llamando a un niño—. Inuyasha, he venido para quedarme contigo.

    El hanyou lo miró extrañado, porque creía haberlo visto antes en algún lugar.

    —Inuyasha… me quedaré contigo en este mundo.

    Inuyasha no podía dejar de mirarlo a la cara, ver a su rostro era casi como verse a sí mismo reflejado en el agua. Tez morena y brillantes y vivos ojos oscuros.
    Además, no recordaba cuándo había sido la última vez que había visto unos ojos tan bondadosos, que le transmitieran tanta fuerza, seguridad y paz.
    Estaban lejos el uno del otro, separados por algo que parecía una cortina de agua, pero Inuyasha se sentía abrazado, protegido por ese youkai.

    —¿Conmigo? —su voz hizo eco— ¿Dices que te quedarás conmigo?

    El inuyoukai pareció asentir apenas a través de aquella cortina de agua, antes de volver a reír y comenzar a desvanecerse.

    —Inu…yasha —le llamó Kagome apenas, tomándolo de la mano.

    Él despertó y la miró.
    —¿Qué pasa? ¿Te sientes mal?

    —El bebé, creo que va a nacer, llama a Rin, por favor.

    Se quedó paralizado por unos momentos ¡ni siquiera al luchar contra dragones se quedaba así, paralizado! Se dio una patada mental y fue corriendo a la cabaña que ocupaba Rin, llevándosela a la fuerza. También pasó por la cabaña de Sango y Miroku y los llamó apresurado. Sango se remangó el kimono y se preparó para asistir también a su amiga.

    —¿Cómo se encuentra, Kagome-sama? —le preguntó Rin ni bien entrar a paso rápido.

    Inuyasha quiso entrar tras las dos mujeres, pero Sango volvió a empujarlo hacia fuera.
    —Tendrás que aguantar y quedarte afuera —en seguida, volteó hacia su amiga—. No te preocupes, Kagome-chan, sé que lo harás muy bien.

    La miko asintió con ganas a pesar de los dolores que comenzaba a sentir. La fecha se había adelantado y eso la preocupaba ¿Nacería bien el bebé? ¿Soportaría?
    ¿Pero qué estaba pensando? ¡Era hijo de Inuyasha! ¡Soportaría, de seguro lucharía hasta las últimas consecuencias!

    Inuyasha se quedó parado fuera de la cabaña, junto a la puerta, muy nervioso y sufriendo como sólo él sabía. Todos en la aldea despertaron y se acercaron a la casa al saber que el importante hijo de la miko y de Inuyasha nacería pronto y se pusieron a rogar a los dioses que no hubiera complicaciones.
    Con la presencia de Miroku, Kohaku y Shippou, el hanyou se sintió apoyado y reconfortado, aún si su bebé nacía algo antes de lo previsto.
    Kagome estuvo en trabajo de parto durante varias horas y el sol ya despuntaba, pero ninguno de los aldeanos se movió, todos permanecieron firmes en sus lugares, rezando. Un llanto agudo llenó la tranquilidad de la mañana.
    Todos miraron ansiosos hacia la cabaña ¡acababa de nacer un pequeño heredero!

    Kagome se tendió tranquilamente en los brazos de esas personas que amaba, jamás había pensado que podía sentir tanto dolor y tanto amor al mismo tiempo. No pudo evitar reír, a pesar de que apenas tenía fuerzas.

    —Rin-chan, llámale, por favor, dile que venga —murmuró mientras sentía cómo limpiaban y abrigaban a la indefensa criatura que lloraba a todo pulmón.

    Rin salió al rato, acomodándose el cabello, le sonrió ampliamente al hanyou.
    —¡Muchas felicidades, Inuyasha, eres padre de un fuerte niño!

    Todos los aldeanos vitorearon con ganas al oír la declaración de Rin. Ella lo tomó de la mano y lo hizo entrar.
    Inuyasha se sintió lleno de una gran ternura al ver a su esposa sentada en un rincón, cargando un bultito que no dejaba de moverse y llorar.

    —Tiene muchas energías —le susurró Rin.

    Kagome le sonrió.
    —Ven a conocer a Kanta. Se parece mucho a ti.

    —¿De verdad? —Inuyasha se sentó junto a ella y tomó suavemente al niño en brazos. Tocó el borde de su rostro, tenía dos marcas añiles a los lados de su tez morena, las marcas de un inuyoukai—. Tú también tienes la sangre de mi padre… —tocó por unos momentos a Tessaiga, antes de volver a acariciar al niño— pero no te preocupes, que todo va a estar muy bien.

    Inuyasha sintió comezón en la oreja, pero no podía rascarse porque cargaba al niño. La pequeña pulga dejó de chuparlo y saltó a la cabeza del pequeño, para mirarlo de cerca. Sus ojos se abrieron cuán grandes eran.
    —¡Por todos los cielos, Inuyasha-sama…!

    Inuyasha le contestó tranquilamente y susurrando.
    —Myouga, eres un escandaloso…

    —Pero, pero… Inuyasha-sama ¡Su hijo… es idéntico al amo!

    Inuyasha miró sorprendido a la pulga.
    —¿Qué dices?

    —¡Este niño es idéntico a su grandioso abuelo! ¡Bendito sea, la fortuna le sonreirá!

    Rin sonrió desde la puerta.
    —¿De verdad? A Sesshoumaru-sama le gustará saber que tiene un sobrino parecido a su padre… espera, no, tal vez no le agrade demasiado… mejor no le diré nada cuando venga a buscarme —suspiró—. Algún día tendrá que enterarse, seguramente no tendrá muchas ganas de verlo…

    —Cállate —le dijo Shippou desde afuera, estirando la mano para tocarle el hombro y recordarle que aún hablaba demasiado.

    —“Este niño” se llama Kanta —le reprochó Inuyasha a su sirviente en ese tono suave, pero lo que acababa de escuchar le había conmovido, sentía que iba a llorar. Él, que nunca había podido ver el rostro de su padre, ni hablar con él… ahora lo estaba viendo. Su sueño, el sueño que había tenido esa noche… padre, así que has venido para quedarte conmigo.
    ¡Su sueño había sido real!

    —Kagome, soy muy feliz —dos lágrimas resbalaron por sus mejillas y apoyó el rostro en el pecho de ella.

    Kagome abrió los ojos y suspiró al recordar aquello. Miró a Inuyasha, que dormía a su lado. Se tocó el vientre de nuevo y el bebé le dio una patada. El nacimiento de Kanta había hecho muy felices a ambos y ahora, tendría la oportunidad de hacerle feliz de nuevo. No faltaban muchos meses para el nacimiento del otro bebé.
    En los últimos días había tenido algunas molestias, pero había empezado a cuidar mejor de su salud, así que estaba segura de que todo iría bien. Todos estarían allí para apoyarla igual que antes. Suspiró de alegría.

    —Kanta, también serás muy feliz… —entonces, pensó en Inuyasha y Sesshoumaru, que se agarraban a patadas cada vez que tenían oportunidad—, sólo espero que no seas tan “buen hermano” como estos dos.

    Inuyasha se movió y abrió los ojos.
    —¿Aún sigues despierta? —al parecer, ella seguía pensando en Kanta—. Deberías descansar y dejar de preocuparte tanto por Kanta, él es muy fuerte, estará bien.

    —Sí, lo sé.

    Inuyasha no le creyó, últimamente, Kagome estaba demasiado preocupada por él, así que trabajaba arduamente y sin descanso, dormía poco y no se alimentaba bien a pesar de que él intentaba obligarla. Era como si se castigara a sí misma. Y además, el problema con Shinju había empeorado las cosas. Ya le habían dicho varios doctores que debía descansar y cuidar mejor de su salud si no quería perder a la criatura, pero ella se mostraba terca.
    La rodeó con sus brazos y tarareó una canción de cuna que su madre le cantaba de niño. Aquello surtió efecto, pues la miko pronto consiguió dormirse profundamente, con el semblante terso de un ángel.

    —No te preocupes por nada, Kagome, yo estoy aquí y todo va a estar muy bien.

    ________________________________________________
    FINALMENTE acabé con esto y espero que les guste. era el capítulo interminable de este cuento que es The Legacy. Para el que crea que me olvidé de ellos, pues no, no me olvidé de ellos. Este fic les pertenece, por supuesto y hacía mucho que quería plasmar algo así en él.
    No creo que deba hacer muchas aclaraciones. Este es un super-mega-flashback provocado por los lindos jutsucitos... de cierto youkai.
     
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  18.  
    Fernandha

    Fernandha Maestre Usuario VIP Comentarista destacado

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    ¡Hola, linda, Asurama! :0
    ¿Cómo lo logras? ¡Vamos, dime! ¿qué observas para tener una gran inspiración como la plasmada? Este capítulo fue espectacular, como los otros, pero sobresalió más. No sé como pero realmente sus hilos fueron mucho más fuertes. No importa que te tardarás mil años en continuarla, una "obra maestra" sólo tú podías hacerla :0

    *---* me encantó.

    Esperaré la continuación, gracias por avisarme.
    Se te quiere y respeta C;
    Hasta luego y buen día.

    At: Fer-chan.
     
  19.  
    Whitemiko

    Whitemiko Usuario común

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    Holi amiga!!!lamento la tardanza pero ya volvi!!

    WAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA que emotivo el fic!!!sobretodo el sueño de inuyasha con su padre, yo lloré junto con él al momento en el que lei eso T.T fue genial, no me esperaba eso, SIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIII amiga te amo por haber permitido el nacimiento de la hermana de Kanta!!!*¬* no puedo esperar para que nazca te idolatro!!!, pero mas que nada por haber subido este capi sabiendo que amo tanto la vida de inu y kagome una vez casados *.* kawaiii!!!!ame todo el capitulo completo y sabes que adoro tu humor tan maduro, aunque suelo reirme de estupideces, creeme si me conocieras en persona a veces puedo llegar a ser un poco estresante jejeje bueno volviendo al tema, también me mató cuando discutian el nombre para Kanta, me imagine la pose de papá orgulloso que puso inuyasha y me cag*e de la risa xD es que no lo se pero fue muy gracioso, lo cual me hace pensar tambien le pondras Izayoi a la bebé????amo ese nombre pero a la vez sonaría muy cliché, aún así amaré a la pequeña *-* no puedo esperar para que subas el siguiente capitulo, seee la espera valió la pena, parece que te inspiraste al igual que yo xD

    Deberían de darnos un premio, yo ya llevo 3 hojas en las pulgas y las fiestas no se llevan pero...no lo sé planeo al menos 10 o 11 hojas XD soy feliz provocando intensos dolores de estómago y momentos emo xD porque suelo ser así.

    Bueno amiga, eso es todo lo que debo decir, por cierto pude notar algunos errores de dedo en el capi, lo cual me sorprendió mucho, seguramente fue porque lo hacías con prisa no?, pero aún así hermoso *.*

    Nos vemos en la proxima transmicion amiga!!o hasta que hablemos por messenger!!
    TQM!!!
    XOXO
     
  20.  
    rin chan

    rin chan Entusiasta

    Sagitario
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    u_u me entro una nostalgia en mi corazon cuando lei la parte de cuando Rin le sonrie a Kagome por ultima vez, antes de convertirse en un kageyoukai u_u
    ..mm la parte donde inuyasha besa los senos de kagome, me resulto emm no se ¿extraña?xD
    Me pregunto a quien se parecera el nuevo engendro cof cof digo la criaturita x)
    buen trabajo amiga mia como siempre, haces que esta lectura sea amena, pero por razones externas ¬¬ (aseo)
    no puedo mantener la lectura constante u_u

    spero contii, sige asi :D
     
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