The last of them

Tema en 'Historias Abandonadas Originales' iniciado por Manuvalk, 31 Enero 2014.

  1.  
    Manuvalk

    Manuvalk el ahora es efímero

    Sagitario
    Miembro desde:
    14 Diciembre 2013
    Mensajes:
    688
    Pluma de
    Escritor
    Título:
    The last of them
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Drama
    Total de capítulos:
    60
     
    Palabras:
    930
    Capítulo 3: El Demonio En Persona


    Jack y Vanessa estaban dispuestos a matar por mí.

    — ¿A quién hay que matar? — Me repitió Jack.
    — Julian, es una carga para ambas comunidades. ¿Sabeis quién es? — Pregunte.
    — Si, ese chalado que apareció hace poco. — Respondió Vanessa.
    — Sí. Haré unas cosas y os diré que vayais a por el. — Dije.

    Vanessa y Jack abandonaron la sala. Fui a mí casa, me duché, y me vestí. Después salí a hablar con los otros 4, y hacerles unas preguntas. Me reuní con ellos en otra sala.

    — Buenos días a todos. — Dije.
    — Hola. — Dijo Adrián.
    — Buenas. — Dijo Bryan, seguido de Alba.


    Me puse cómodo en la silla.

    — Tengo que haceros 3 preguntas. — Dije.
    — Estamos preparados. — Dijo Bryan.
    — Primera pregunta, ¿cuantos muertos has matado? — Dije.


    Todos ellos se miraron.

    — Yo he matado a tantos que no recuerdo. — Dijo Bryan.
    — Yo, creo que solo 9, ya que es Bryan el único que sabe disparar. — Dijo Adrián.
    — Yo a nínguno, creo que soy mayor para matar. — Dijo Alba.
    — Yo demasiado jovén. — Dijo Marcos.
    — A Alba la entiendo, pero Adrián y Marcos, debereís enseñaros a disparar. — Dije.
    — ¡Marcos es mí hijo y yo decidiré si dispara o no! — Dijo Bryan, tenso.
    — ¡Sí ese loco aparece y destruye el lugár, y tú hijo queda solo por ahí, deberá saber disparar! — Le dije, con razón.


    Bryan se sentó en la sílla, a recapacitar.

    — Tienes razón. — Dijo Bryan. — Mí hijo solo por ahí ahora mísmo no sobreviviría.
    — Le enseñarémos a dísparar. — Dije. — Segunda pregunta, ¿cuantas personas habeis matado?
    — Yo nínguna, obviamente. — Dijo Alba.
    — Creo que no podría. — Dijo Adrián.
    — Maté a 2. — Dijo Bryan.
    — A nínguna. — Dijo Marcos.
    — Bien, lo de Alba lo entiendo, Adrián, tú deberás matar gente, no todos son buenos. Y Marcos, tú también deberás defender a los tuyos. — Dije.

    Esta vez, Bryan no se quejó, y entendió.

    — Tercera y última pregunta, en especial al único que ha matado, Bryan. ¿Porque? — Pregunté.
    — Por que me iban a matar ellos. A mí y mi hijo. — Dijo Bryan. — Es uno de los motívos por los que vine aquí. Para mantener a salvo a Marcos.
    — Entiendo. ¿Ya teneis casa asignada? — Dije.
    — Sí, tu amigo Josh nos asignó. — Respondió Adrián.
    — Perfecto. Acomodensé, y...bienvenídos a Alexandría.

    Fui a buscar a Vanessa y Jack, que estaban en un banco.

    — Chicos, quiero que pospongámos lo del asesinato. — Dije.
    — ¿Por? — Preguntó Vanessa.
    — No es tan facíl decidir el destíno de nadie. Quiero pensarlo. — Dije.


    (Mientrás, en Egipto...)

    — Voy a ser directo, os escojí porque sois los mejores. — Dijo Julian a 10 soldados de Egipto. — Vámos a atacar Alexandría, y la gente buena vendrá a Egipto. No mateis "civíles". Matad soldados y en especial, a la escoría de Manu. Pero no atacarémos ahora, ya os avisaré, y que no se entere nadie.


    Capítulo 4: La Luna


    — Este supermercado lo ví junto mas gente hace unas semanas. Es perfecto, esta casi intacto. Tenemos suerte. — Dije.
    — Es verdad, entremos. — Dijo Ernesto.


    Éramos yo, Agustín, Ernesto, Jack, Josh y Jesús. Los 6 entrámos al supermercado. Cojímos carrítos y metímos lo necesario.

    — ¡Cuidado! — Gritó Jesús.

    Un muerto cojió a Agustín por detrás. Yo cojí mi arma y disparé, matando al muerto.

    — ¿Desde cuando me proteges? — Preguntó Agustín.
    — Porque no quiero perder a nadie más. — Dije.

    Por suerte, no aparecieron mas muertos. Cojímos bastantes suministros, y nos fuímos de allí. Por el camino, encontrámos un camión parado, con un gran cartél:

    "Lugár para todos, comunidad para todos, aquellos que llegan a 'La Luna', sobreviven. Hace años que no pasan el perímetro, ya somos mas de 1000, sean bienvenídos"

    Todos lo leímos, pero como estabamos en comunidades, decidímos no ir. Cuando cada persona se quedó en su lugár, y yo me fui junto Jesús y Josh a Alexandría, vímos a Julian en las puertas.

    — ¿¡Donde esta ese loco de Manu!? — Decía Julian.

    Creí que salí era lo mejor.

    — Jesús, tu eres agíl, busca un lugár adecuado y coje el rifle de francotirador. Josh, busca un lugár para cubrírme si tengo que correr. — Les dije.

    Salí a hablar con Julian.

    — ¡Aquí estoy! — Dije.
    — ¡Por fín apareces! ¿Donde estabas, gran líder? — Preguntó Julian, con cara de triunfante.
    — Estaba buscando suministros, con tú hermano y mas gente. — Dije. — ¿Que haces con gente armada en mís puertas?
    — Te lo diré claramente. Quiero que mueras. — Dijo Julian.
    — Luchar no es necesario. Es absurdo. Hablemos como hombres. — Dije. — Mí gente no ha hecho nada a tú gente. ¿Ernesto sabe de esto?

    Julian sonrió.

    — No sabe nada. — Dijo Julian.
    — Pues cuando hayan dísparos vendrá a ver que pasa, y se desilusionará al ver a su hermano muerto. — Dije.
    — ¿Crees que voy a morír? ¡Vas a morír tú! — Exclamó Julian.
    — Eso habrá que verlo. — Dije, sacando el arma y empezando el tiroteo.

    Jesús mató a uno de los soldados con el rifle. Josh me cubrió hasta que me posicioné.

    — ¡Estas loco, y no se porque! — Dije.
    — ¡Porque tú eres el causante de muchas muertes! — Me respondió Julian, que me dísparó, dandome en la pierna.
    — ¡Argh! — Grité, por dolor.

    Me costaba levantarme.

    (A lo lejos de la batalla, trás los árboles...)

    — Julian esta haciendo lo que acordamos con el plan. ¿Tienes el camión con los muertos? ¿Y el lanzacohetes?
    — Lo tengo todo, jefe.
    — Cuando te diga, sube al camión, ves allí y le plantas a nuestro amigito los muertos en su comunidad. ES HORA DE QUE MUERA. Pobres vendídos todos los de Egipto, que a cambio de su salvación, haran que gente buena en Alexandría muera.
     
  2.  
    Manuvalk

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    Título:
    The last of them
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Drama
    Total de capítulos:
    60
     
    Palabras:
    925
    Capítulo 5: "Los Que Llegan, Sobreviven"


    Julian paró el tiroteo, mientras todos nos mirabamos. Cojeando por la herída de bala, llegué a Alexandría y le dije a Josh que prepararse el plan de escape. Cuando iba a negociar para parar este absurdo tiroteo, apareció Fabian junto su "lugar-teniente" Lion.

    — ¡Buenos días! Gracias, Julian, por parar esto. — Dijo Fabian.
    — ¿Los de Egipto estan bien? ¡Me prometiste que si hacía esto nadie de allí moriría! — Dijo Julian.
    — Oh si, tranquílo, estan muy bien. — Dijo Lion, señalando una nube de humo. — Eso es lo que queda de Egipto. Todos, o la mayoría, muertos. Los muertos mandan en ese lugár.
    — ¡Voy a mataros! — Dijo Julian, avalanzandose a Lion y Fabian, delante de nuestro silencio.


    Julian saltó con un cuchíllo sobre Lion, que le esquivó y se puso detrás suya. A continuación, le ató las manos.

    — ¡Que guay, la familia reunída! — Dijo Fabian, sacando de un coche a Ernesto, atado. — Upps, ¡se me olvidó! Tenemos a otro más.

    Fabian sacó del mísmo coche que sacó a Ernesto, a Agustín.

    — ¡Mí pobre y estúpido hermano! — Dijo Fabian. — ¡Ahora vendrán amigos mios!

    Fabian comenzó a sílvar, y 30 soldados aparecieron detrás de los arbustos, todos nos apuntaban.

    — ¿Que es todo esto? ¿Porque parais el tiroteo y matais a todos los de Egipto? — Pregunté.
    — ¡Porque querémos Alexandría! — Dijo Fabian, sonriente y triunfante. — Sí os vais pacificamente, liberaré a estos 3 cerdos y nadie morirá.


    Yo me giré, y miré a Jack, Josh, Jesús y Vanessa, que estaban allí, detrás mía. Todos movieron la cabeza en forma de "no". Entonces estaba claro.

    — No nos iremos. Si nos fuerzas a luchar, lo harémos, pero nosotros no vamos a dejar que unos feos del gobierno nos quiten lo que tenemos. — Dije.

    Fabian cojió una escopeta, que le dió Lion, y la puso sobre la cabeza de Julian.

    — ¡No, no, no quiero morír! — Decía Julian.
    — ¡Tú decides...Manu...o me entregas Alexandría, o le mato! — Decía Fabian.
    — Me importa una mierda él, ha matado a varios soldados mios. — Dije. — Tú verás que haces.

    Fabian se cabreó mucho. Cargó la escopeta y dísparo sobre la cabeza de Julian, desparramando sús sesos por la puerta de entrada. A continuación, pusó su escopeta en la cabeza de Ernesto.

    — ¡Manu hijo de pu**! ¡Tú y el cerdo que esta detrás mía vais a sentír dolor! — Exclamaba Ernesto, obviamente, por la muerte de Julian.
    — Que gracioso este muchacho. ¿Te importa que muera? — Dijo Fabian, riendose.
    — ¡No, a el dejalo, en serio! ¡Su hermano lo merecía, pero el no! — Dije, poniendo mí mano sobre mí pístola.
    — ¡Pues también muere! — Dijo Fabian, matando a Ernesto.


    Todos nos mirábamos, civíles y soldados.

    — ¡No! — Exclamé furioso, dísparando a Fabian.

    Mí disparo rozó el brazo de Fabian. Mientrás comenzaba el tiroteo, los civíles subían a un auntobús especializado. Yo, me cubrí en una pared, cojeando. Agustín escapó de las garras de Lion. Pero no lo pude ver mas. El tiroteo era inmenso, y trajo la atención de los muertos. Aparte de muertos normales, estaban los "muertos verdes".

    — ¡Matad a todo estúpido que veaís! — Dijo Fabian. — ¡Lion, ves y mata a Manu!

    Ese tal Lion saltó el muro y comenzó a correr a mí. Cuando iba a díspararle me dí cuenta de que en el cargador solo tenía una bala. Lion se abalanzó sobre mí.

    — ¡Voy a matarte! — Me repetía, mientras me golpeaba.

    Yo me sentía debíl. Entonces la ayuda apareció. Agustín se puso detrás de Lion, y de una patada lo saco de encíma mía. Luego comenzó a golpearle en la cara, y cuando Lion ni se movía, Agus comenzó a clavarle un cuchíllo en el abdomen.

    — ¡Ya esta muerto! ¡Ya esta muerto! — Le decía a Agustín, tratando de que parara.
    — ¡Muere! ¡Muere! — Repetía Agus mientrás le clavaba el cuchíllo en el abdomen, y al fín, en la cabeza.


    Conseguí soltar a Agustín del cuerpo ya sín vida de Lion.

    — ¡Tenemos que irnos de aquí! — Dije, mientrás Fabian destrozó con el camión las puertas de Alexandría, y los caídos se levantaban en forma de muertos.

    Agus accedió a que nos fueramos de allí, pero el autobús arrancó, y se fue de allí. Agustín se me quedó mirando.

    — Muere tú también. — Me dijo Agus, dandome un golpe en la núca.

    Agustín se fue corriendo, y me dejó allí. Al rato, Jack apareció y me salvó de que un muerto me devorase.

    — ¡Vamos amigo! — Dijo Jack.

    Alexandría se redújo a cenízas. Yo escapé de allí con Jack, subiendonos a un coche. Vanessa escapó con Jesús en el autobús, junto los civíles, y Agustín con Josh a pie. Fabian escapó en camión solo.



    The Last Of Them Parte 6- Sinopsis próximos 5 capítulos:


    Capítulo 6- (Vanessa y Jesús) "Debí Verlo Venír": Vanessa y Jesús escaparon de Alexandría en autobús junto los civíles. Grandes obstaculos deberán afrontar.

    Capítulo 7- (Agustín y Josh) "Le Odio a Muerte": Agustín y Josh escaparon de Alexandría a pie. Tendrán que enfrentarse a muertos, pero también a un escuadrón de soldados de élite.

    Capítulo 8- (Manu y Jack) "Pueden Haber Muerto Todos": Manu y Jack escaparon de Alexandría en coche. Tendrán que enfrentar a los muertos, y encontrarán un refugio, con gente.

    Capítulo 9- (Fabian) "Bienvenído a La Luna": Fabian escapó solo de Alexandría en camión. Fabian, sín querer, llegará a La Luna, una gran comunidad.

    Capítulo 10- ¿Estará Muerto?: Todos los supervivientes de Alexandría (menos Fabian) se reunirán en un refugio, sín darse cuenta. La alegría hace aparición por fín.
     
  3.  
    Manuvalk

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    Título:
    The last of them
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    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Drama
    Total de capítulos:
    60
     
    Palabras:
    611
    Capítulo 6 (Vanessa y Jesús) "Debí Verlo Venir"


    El autobús seguía conduciendo, y a una velocidad considerable. Se notaba en el ambiente la preocupación de aquellas personas que perdieron su hogar, por alguién tan estúpido como Fabian. Jesús se acercó a Vanessa.

    — ¿Como estas? — Preguntó Jesús.
    — Mal. No se donde esta mi primo. — Respondió Vanessa. — Debí verlo venir. Lo de Fabian.
    — Te entiendo, pero no te culpes. — Dijo Jesús. — Cuando esto empezó, ví a mi mujer morír. Lo perdí todo, pero no me rendí.
    — ¿Y que hicistes para no rendírte? — Le preguntó Vanessa.
    — En pen...

    Pero un movimiento brusco del autobús hizo callar a Jesús, que se acercó al conductor.

    — ¡Hey, ves mas despacio, tenemos todo el tiempo del mundo! — Dijo Jesús.
    — Mi-mira... — Dijo el conductor, señalando a 20 muertos encadenados de un poste de lúz a otro.
    — ¿Pero que persona haría semejante mierda? — Dijo Vanessa.
    — Las personas que crean esta clase de mundo. — Dijo Jesús. — Vanessa y yo saldrémos y comprobarémos si no hay pelígro. Los demás permaneced aquí.


    Eran 30 civíles los que escaparon de Alexandría. Necesitaban un refugio ya. Vanessa y Jesús bajáron del autobús con una escopeta cada uno.

    — Ten cuidado. — Dijo Vanessa.
    — Siempre lo tengo, Dios me proteje. — Respondió Jesús.


    Los 2 comenzaron a inspeccionar, mientrás los 20 muertos encadenados se ponían nerviosos.

    — ¿Ves algo interesante? — Preguntó Jesús.
    — Sí, ven a ver esto. — Dijo Vanessa. — Es un cartél.


    Jesús y Vanessa se acercaron a leer el cartél, donde ponía:

    "Quién pase, se juega el culo"

    Jesús miró a Vanessa.

    — Quién lo iba a...¡argh! — Dijo Jesús, siendo mordído por uno de los 20 muertos, que le pudo alcanzar.

    Vanessa disparó al muerto.

    — ¡Mierda! ¡Te ha mordído el hombro! — Exclamó Vanessa.
    — ¡Estoy bien, estoy bien! Vamonos... — Dijo Jesús.
    — ¡No estas bien! ¡Estas infectado! — Dijo Vanessa. — No vas a subír al autobús. Lo siento.
    — ¡Pero...pero! — Decía Jesús.


    Vanessa sacó la pístola.

    — ¡Debemos irnos, estan viniendo muertos! — Exclamó un civíl, viendo 3 muertos acercandose.
    — Jesús...giraté, y reza. — Dijo Vanessa.


    Jesús obedeció.

    — Lo...lo...siento. — Dijo Vanessa, matando a Jesús, para evitar su transformación.

    Jesús murió. Y debían irse de ahí. Vanessa subió al autobús. Varios muertos aparecieron y algunos se comian los restos de Jesús, mientrás los otros seguían el autobús, que se alejaba en el horizonte.

    (2 días después...)

    Durante esos días el autobús fue atacado por los muertos. Acabaron con la vída de 10 civíles. Solo eran 20 y Vanessa. Decidieron continuar. Un civíl quiso hablar con Vanessa.

    — ¿¡Donde vamos a ir ahora!? — Dijo el civíl.
    — Antonio, ya se que tenemos que...
    — ¡Encontrar un lugár! ¡Mi hija no sobrevivirá aquí fuera! — Dijo Antonio.
    — ¡Hago lo que puedo! — Exclamó Vanessa. — ¡Sube al puto autobús!


    Antonio obedeció. Todos subieron. Al cabo de 2 horas, divisaron un campo de golf, sín muertos dentro, y muy limpio. Vivía gente, y las vallas los protegian. Vanessa decidió ver si podían unirse a ellos. Un padre y su hijo estaban sembrando en el campo. Se percataron del autobús.

    — ¿Quieren robarnos? ¿Matarnos? — Dijo el padre, poniendo trás suya a su hijo.
    — No, no queremos robar, perdímos nuestro refugio, necesitamos otro. Somos 21, ¿acojeis gente? — Preguntó Vanessa.
    — Preguntaré al líder. — Dijo el padre, yendo dentro del edificio.


    Cuando salió, vino con 5 personas.

    — Acojemos gente. Solo somos 7. Soy el que manda. Me llamo Sergio.
    — Hola, yo Vanessa. ¿Entramos?


    Sergio accedió a dejar entrar a los 21. Tenían un nuevo hogar.

    (4 días después...)

    Todos estaban instalados, y ya se conocian. A parte del líder llamado Sergio, estaba su mujer María, su hija de 10 años, Megan. El padre Mark y su hijo Mark Jr. Y una pareja de jóvenes, Iris y Gabi.
     
  4.  
    Manuvalk

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    Título:
    The last of them
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Drama
    Total de capítulos:
    60
     
    Palabras:
    684
    Capítulo 7 (Agustín y Josh) "Le Odio a Muerte"


    — ¡Corre! ¡Corre! — Gritaba Josh. — ¡Son demasiados!
    — ¡Deja de hablar y corre, joder! — Exclamó Agustín.


    Agustín y Josh trataban de correr de dos docenas de muertos, pero eran un gran grupo.

    — ¡Ahí, Agus, ahí! — Dijo Josh, señalando una casa.
    — ¡Vamos! — Respondió Agustín, corriendo hacía la casa.


    Los 2 se metieron en la casa.

    — Tú, mira en las habitaciones, yo en la cocina. — Dijo Agustín.

    Josh se fue a comprobar en las habitaciones que no habían muertos. Agustín fue a la cocína. Mientrás comprobaban que no había nadie allí con ellos, comenzaron a hablar.

    — ¿Que problema tienes con Manu? Ví como le golpeaste para dejarlo en Alexandría. — Dijo Josh, mientrás miraba unos cajónes.
    — Dejame en paz. — Respondió Agustín, cojiendo unas latas de comída.
    — ¡Oye, si vamos a estar juntos, tengo que confiar en tí! ¡Dime que mierda teneis entre los 2! — Exclamó Josh, tirando un cajón.


    Agustín tiró las latas y cojió a Josh del cuello.

    — ¡No grites! — Susurró Agus. — Esta bien, te diré.

    Josh cojió una sílla, y se sentó.

    — Cuando llegámos a una comunidad, llamada Ciudad de los Vivos, vino un loco allí, y mató mucha gente, entre ellos a mi mujer. Mi mujer salvó a Manu de una muerte segura. Me hice líder del lugár y le eché de allí. A partír de ese momento nos odiamos. Pero no es por eso. La muerte de mi mujer, debió ser su muerte. Y aunque ese acto de mi mujer fue bueno, creo que la culpa la tiene él. Y aunque trate de perdonarle, no será posíble. No ahora. Creo que le odio a muerte. — Dijo Agustín, con la mirada clavada al suelo.
    — Joder...pero si no es su culpa, ¿porque quieres que muera? — Preguntó Josh, atónito.
    — Porque creo que así, mi mujer descansará en paz. — Respondió Agus, clavando el cuchíllo al suelo de madera.


    Josh miró el cuchíllo.

    — Mejor dejemos de hablar de esto. — Dijo Josh. — Dormirémos aquí y mañana seguímos. Hay que encontrar a alguién de los nuestros.
    — Esta bien. — Dijo Agus, cojiendo el cuchíllo.


    A la mañana siguiente, temprano, Josh y Agus emprendieron camíno. Hasta que algo les detuvo.

    — ¿Porque te detienes? — Preguntó Agus.
    — ¿Escuchas eso? — Respondió Josh. — Ahí, en los matorrales.


    Los 2 se quedaron atentos, mirando fijamente los matorrales.

    — Baja el arma, caramelíto. — Dijo una mujer.

    Ambos bajaron las armas. Se pusieron delante una mujer y 14 soldados de élite. Josh y Agus tenían las manos en la cabeza.

    — ¿Que coño es esto? ¿Estais con Fabian? — Dijo Agus.
    — No sabemos donde esta él. Mientrás, yo mando. Me llamo Nara, y vais a morír. — Dijo la mujer.


    En ese momento, 7 muertos aparecieron, mordiendo a uno de los soldados de élite. Agus y Josh sacaron las armas y mataron a 2 soldados, y ellos se pusieron a cubierto. Los muertos mordieron a 2 soldados. Una vez todos los muertos erradicados, Nara, con sangre fría, mató a los 2 soldados infectados. Entonces uno de los soldados disparó a Nara en el pecho, matandola al acto.

    — ¡No vamos a haceros nada! — Dijo el soldado. — Unámonos.

    Agus y Josh salieron de sus puestos.

    — ¿En serio? — Preguntó Josh.
    — Fabian nos cae como el culo, y ella más. Ahora solo somos 12, pero nos unimos a nosotros. Me llamo Nacho. — Dijo el soldado.


    Pero Josh se percató de algo. Algo en una esquina a lo lejos.

    — ¿¡Ese es Jesús!? — Dijo Josh, señalando un cuerpo mordisqueado.

    Agus se acercó.

    — Joder...si que es. — Dijo Agus.
    — Lo enterraré y nos iremos. — Dijo Josh.
    — Tenemos que...
    — ¡Lo enterraré primero! — Dijo Josh.


    (2 días después...)

    Agus y Josh consiguieron encontrar el campo de golf. Cuando Vanessa les vió, les abrió la puerta.

    — ¿¡Que narices hacen ellos aquí!? — Exclamo Vanessa, sacando el arma.
    — ¡Tranquilos! Se nos unen. — Dijo Agus.


    Vanessa accedió a dejarles pasar. Cuando todos se presentaron, Vanessa habló.

    — Y...¿sabeis donde estan Manu y mi primo? — Dijo Vanessa.

    Josh y Agus se miraron.

    — No los volvímos a ver después de Alexandría. — Dijo Agus.

    Josh le miró. Agustín acabáva de mentir.
     
  5.  
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    Escritor
    Título:
    The last of them
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Drama
    Total de capítulos:
    60
     
    Palabras:
    993
    Capítulo 8 (Manu y Jack) "Pueden Haber Muerto Todos"


    — Joder, joder... — Decía Jack, con lagrimas en los ojos.
    — Relajate. — Dije. — Los encontrarémos.

    Jack levantó la mirada.

    — Pueden haber muerto todos. — Dijo Jack.
    — Eso no lo sabemos. — Dije.
    — De toas formas, debemos ir al sur. Y rapido. — Añadió Jack.
    — Esta bien, quizas encontremos comída. — Respondí.


    Los 2 nos pusímos en marcha, salímos de aquella casa, y cojímos el coche, que tenía gasolína suficiente para continuar unos kilometros. Hasta que un hombre nos paró.

    — ¡Detenganse, detenganse! ¡Hay una mujer siendo maltratada por su marido, necesito ayuda! — Exclamaba el hombre. — ¡Venid por aquí!

    Rapidamente yo y Jack salímos del coche hasta llegar a un callejón sín salída, donde en vez de haber una mujer maltratada, había una mujer con 2 pístolas. Detrás nuestra se puso el otro hombre.

    — Las armas, y toda la comída que tengais, al suelo. — Dijo la chica.
    — ¿Y si no lo hacemos? — Dije.
    — Pues, morireis, simplemente eso. — Respondió el hombre de atrás.
    — No lo creo con faciliad. — Dijo Jack. — Pero si quieres el arma, tendrás que venír a cojerla.
    — Con mucho gusto, estúpido. — Dijo el hombre, acercandose tranquilamente.


    Jack tenía un plan. Lo ví cuando me guiñó el ojo. Cuando el hombre se le acercó por detrás, Jack se giró y le cojió el arma, que se disparó. La mujer disparó a Jack en la espalda, que cayó al suelo. Yo saqué mi arma y le pegué un tiro en la cabeza. A continuación me acerqué a Jack.

    — ¿Jack? ¿¡Jack!? — Dije, alarmado.

    Pero Jack no respondia. Le tomé el pulso.

    — Jack...joder, no me dejes... — Dije.

    Pero Jack falleció. Para evitar su transformación, clavé el cuchíllo en su cabeza. Cojí las armas y la comída y me fui. Cuando estuve días deambulando por las calles después de quedarme sín gasolína, quería morír. Hasta que pasando por un campo de golf, Vanessa me reconoció, y me llamó.

    — ¡Manu! ¡Manu! ¡Aquí! — Exclamaba Vanessa, corriendo hacía la puerta.

    Yo corrí a la puerta, y nada mas abrirme, me dió un beso.

    — ¿Estas bien? — Preguntó Vanessa.
    — Bien, bien. Pero... — Dije. — Jack no lo ha logrado. Unos bandidos, le mataron.


    Vanessa se desmayó. En ese momento aparecieron Josh y Agustín.

    — ¡Ayudadme! — Dije.

    Josh y Agustín me ayuaron a llevarla dentro. Cuando la recostamos, fui a hablar con Josh.

    — Me alegro que estes bien. — Dije. — Veo que falta Jesús, ¿no lo logró?
    — No. Solo llegó Vanessa con Bryan, Marcos, Alba y Adrián, y el resto de supervivientes que pudieron subír al autobús. — Dijo Josh. — Hay un problema.
    — ¿Cuál? — Pregunté.
    — Algunos civíles de Alexandría han elegido a Agustín como líder. Otros te esperaban a tí. Y otros me escojieron a mí. — Dijo Josh. — A parte, esta Sergio, el líder de los que ya estaban aquí. Quieren que esto sea un consejo.
    — Esta bien. Será un consejo. Reunamonos los 4 y hablemos. — Dije.


    Una vez todos reunídos fuera de la casa, en el campo, con una mesa y síllas, nos dispusimos a hablar.

    — ¿Y esto que es? — Preguntó Agus.
    — Pues, para hablar. Basicamente, para encontrar y matar a Fabian. — Dije.
    — ¿Quién es Fabian? — Preguntó Sergio.
    — Un loco que nos atacó varias veces. — Dijo Josh. — Sí nos encuentra, también os matarán a vosotros.
    — ¿Y a que esperamos? Debemos irnos. — Dijo Sergio.
    — No es necesario matarle, ya se ha ido. No nos causará problemas. — Dijo Agus.
    — ¿Que narices dices? ¡Vendrá a vengarse! — Exclamó Josh.
    — ¡Ni nos iremos, ni lo dejaremos ir a él! — Dije. — Es una amenaza para cada persona.
    — ¡Tú ya no tomas decisiones decisívas! ¡Somos un consejo! — Dijo Agus.
    — ¡Vete a la mierda! — Dijo Josh. — Manu tiene razón.
    — ¡Sí sois un problema para mí gente os ireis de aquí! — Dijo Sergio.
    — Estas que nos iremos. Sigue soñando. — Dijo Agus.


    Sergio se levantó y golpeó a Agus, que se cayó de la sílla. Todos nos quedamos asombrados.

    — Se karate cabrón. — Dijo Sergio.
    — Yo se romperte la naríz. — Dijo Agus, golpeando a Sergio.


    Josh y yo lo cojímos por detrás.

    — ¡No es necesario esto! — Dije.
    — ¡Callaté! — Dijo Agus, golpeandome con el codo.


    Caí al suelo. Entonces me levanté y le pegué a Agus.

    — Esperabas este momento cabrón. — Dije.

    Josh observaba atónito. Sergio se lanzó encíma de Agus, y comenzó a golpearle. Pero yo le pegué una patada a Sergio en la cara, para apartarle. Entonces cojí la mano de Agus, su mano buena.

    — ¡Esto es por echarme la culpa siempre! — Dije, rompiendole un dedo.
    — ¡Argh! — Exclamó de dolor, Agus.
    — ¡Y este, por querer matarme en Alexandría! — Dije, rompiendole otro dedo.


    Todo el grupo de personas observaban, sín palabras. Entonces Sergio me golpeó en la cara, y quitandome del sitio, se puso sobre Agus, que estaba muy debíl. Le cojió el tercer dedo.

    — ¡Esto es porque me gusta! — Dijo Sergio, rompiendole el tercer dedo.

    Entonces los 3 comenzamos a golpearnos, hasta que Josh, Bryan y Vanessa nos separaron. Los muertos se ponian nerviosos en las berjas.

    — ¡Parad ya! ¡Pareceis idiotas! — Dijo Vanessa.

    Nos metímos todos dentro. Y mientrás Adrián tocaba la guitarra, que se le daba bien, Vanessa me limpiaba las heridas.

    — Madre mía, como sois. Agustín ha acabado con 3 dedos rotos de su mano buen, así que tendrá que disparar con la zurda, y necesitará practica, porque hasta 2 meses le puede durar los dedos así, y los moratones en la cara y el brazo. Sergio ha acabado con la naríz rota, y moratones en todo el cuerpo. Quiere que nos vayamos de aquí. Y tú, hay Manu...eres tonto por meterte en estas peleas. No lo vuelvas a hacer. Tienes los nudíllos inflamados, y moratones en la cara. Así no serás guapo. — Dijo Vanessa, riendose.
    — Lo siento, espero no volver a meterme en esto. — Dije, riendome. — ¿Como llevas lo de Jack?
    — Me duele, pero tarde o temprano lo tendré que superar. — Dijo Vanessa.


    Vanessa me miró a los ojos.

    — Manu...tenemos que hablar. — Dijo Vanessa.
     
  6.  
    Manuvalk

    Manuvalk el ahora es efímero

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    The last of them
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Drama
    Total de capítulos:
    60
     
    Palabras:
    1132
    Capítulo 9: (Fabian) "Bienvenido a La Luna"


    Fabian corria y corria, y cada vez se alejaba mas de Alexandría, una comunidad ya devastada. No sentía pena por su gente, ni por la de Alexandría. Era una persona fría, y calculadora. Corrio y corrio, pasó calles que no conocía, y después de un rato corriendo, llego a una calle sin salida. 3 muertos giraron sus cabezas podridas, y al verlo, se dirigian a él. Fabian no tenía nada con que defenderse, miraba a todos lados en busca de algo que pudiera servir de defensa, pero sin resultado, Fabian solo se alejaba de los muertos, pasívamente. Hasta que varios disparos tras suya matan a los muertos que se acercaban a él. La reacción de Fabian fue ponerse las manos en la cabeza, esperando que fuese algún superviviente de Alexandría.

    — Las manos donde las...muy bien, parece que te sabes el procedimiento. — Dijo una voz aguda, pero firme.
    — No...no quiero problemas, solo dejenme ir. — Respondió Fabian, mientras notaba un nudo en la garganta.


    Un hombre comenzó a sacudirle los bolsillos, en busca de armas, blancas o de fuego. Fabian simplemente se dejaba manosear.

    — Esta limpio. — Dijo el hombre que le saqueaba.
    — Muy bien, vamos a llevarlo a La Luna. — Dijo otro hombre, con barba y ojos profundos.


    2 hombres cojieron a Fabian y lo metieron en un coche blindado, con placas de metal a los lados. Por el camino, el que parecía el líder hablaba con Fabian.

    — ¿De donde vienes? — Dijo el hombre de la barba. — Te veo bastante bien.
    — Vengo de...mi refugio. — Respondió Fabian, mientras veía el paisaje por la ventana del coche.
    — ¿Esta tu refugio bien? — Preguntó el hombre.
    — No, fue destruido. — Dijo Fabian, mirando por la ventana.
    — Se me olvido al principio. Me llamo Felípe, y soy el líder de una gran comunidad llamada La Luna. ¿Como te llamas tú? — Preguntó Felípe, esperando respuesta.
    — Me llamo Jose Luis, mi refugio fue atacado por un psicopata. — Dijo Fabian, mintiendo a Felípe.


    Felípe pensó durante un rato, y le dirigió la mirada a Fabian.

    — Jose, ¿sabes como se llama el psicopata? — Preguntó Felípe, para saber si lo conocía.
    — Manu, es un loco. El junto su grupo atacaron varias veces, y mi pueblo murió. — Dijo Fabian, haciendo que lloraba.
    — Dios mío, lo siento. Ya hemos llegado. — Dijo Felípe, bajando del coche.


    2 hombres y Felípe bajaron del coche y les abrieron unas puertas, que eran bastante grandes. Parecían casi impenetrables. Fabian esta asombrado.

    — Bienvenido a La Luna. — Dijo Felípe. — Aquí, la gente se ayuda, y eso se nota. Somos alrededor de 300 personas, 75 militares, 175 civíles, y 50 muertos.
    — ¿Muertos? ¿Que cojones...? — Preguntó Fabian, alucinando por el pueblo y por lo que dijo Felípe.


    Felípe comenzó a reirse.

    — Tranquilo, los utilizamos para cosas buenas. Espectaculo, arma, y muchas otras cosas. Hasta para mascota. Les cortas la boca y no te muerden, le quitas los brazos y no te cojen. — Dijo Felípe, caminando por el pueblo, con Fabian detras.
    — Muy listo. — Respondió Fabian, cada vez mas asombrado.
    — Lo sé, mi consejero me ayuda en esas decisiones. De 75 militares, tenémos 25 "recuperadores", 30 paramilitares y 15 militares de la guardia nacional, que nos encontramos por las calles. — Dijo Felípe. — Jose, esto es el comienzo de algo nuevo.
    — Vaya, estoy impresionado. ¿Podrémos ir a por la gente que mató a mi pueblo? — Dijo Fabian, con ganas de venganza.
    — Todo a su tiempo amigo, te daré unos cuantos solados y iras a buscarlos, pero no arriesgaré mi pueblo. — Respondió Felípe, seriamente. — Esa de ahí es tú casa. Acomodate, y te traeremos ropa y comida. Repito: Bienvenido a La Luna.



    Capítulo 10: ¿Estará Muerto?



    — ¿Puedes decirme que pasa? — Dije.
    — Manu, es difícil, pero...
    — ¿¡Pero que!? — Pregunté, con un tono alto.
    — Algunas personas ponen en peligro al grupo. — Dijo Vanessa. — No creo que deban seguir aquí.
    — ¿Que personas? — Pregunté.
    — La lista es simple: Agustín, Sergio y su grupo.
    — ¿Que quieres que haga? ¿Que los eche? Ahora esto es un consejo, yo no mando. Y creo que no merezco mandar, en mi mandato ha muerto gente, mucha. — Respondí, mirando a Vanessa a los ojos.
    — TÚ eres un buen líder, mejor que cualquier persona que hay aquí. — Respondió Vanessa, cojiendome la mano.
    — ¿Como puedes probar eso? — Dije, pensatívo.
    — Porque la gente que te apoya, yo, Josh, y varios de Alexandría, no dudamos ni dudaremos nunca de tí. — Me dijo Vanessa.


    Vanessa me dió un beso.

    — Ve a ver a Bryan, quiere hablar contigo. Nos vemos. — Dijo Vanessa, yendose sonrojada.

    Yo también me sonrojé, pero rapidamente fui a ver que quería Bryan. El estaba sentado fuera de la casa, en el campo enorme de golf.

    — ¿Querias verme? — Pregunté, sentandome a su lado.
    — Si. Es un tema serio. — Dijo Bryan.
    — Venga, dime. — Respondí, mirando su mano. Tenía una pístola.
    — La gente ya no te necesita, y alguén me ha pedido que te lo diga, pero no te diré su nombre. — Me dijo Bryan.
    — ¿¡Que coño es esto!? — Dije, mirando tras mía, donde estaba Josh con un saco.
    — O te vas de este grupo, o te meto una bala en la cabeza. — Me dijo Bryan.


    Yo me levanté, y tenía a Bryan y Josh contra mí.

    — Pensé que era Agustín. ¿Esta detras de esto? — Pregunté, caminando lentamente hacía atrás.
    — No, el no tiene nada que ver. Soy yo. Veo que tú y Vanessa os acercais mucho. — Dijo Josh. — Y ella me importa mucho mas de lo que vales tú, estúpido.
    — ¿Te gusta? — Pregunté a Josh. — ¿Y tú porque le ayudas?
    — Porque me ha prometido que matará a mi hijo Marcos si no lo hago. Antes mi hijo que tú. — Me dijo Bryan.
    — Lo siento. — Dijo Josh, poniendome el saco en la cabeza.


    No veía nada, y de repente, suenan dos disparos.

    — ¿¡Quién eres!? — Pregunto, nervioso.
    — Soy Agus, no iba a permitir que te matasen, eso lo tengo que hacer yo. — Dijo Agus, riendose.
    — ¿Porque me has salvado? — Pregunto, mientras me quito el saco.
    — Porque tú mereces algo peor, algo que te haré yo. No ahora, pero algún día. — Me dijo Agus, volviendose a casa.
    — ¿Como sabías que me harían esto? — Pregunté.
    — Yo callo y escucho. Me ofrecieron ayudarles. — Dijo Agus. — Por cierto, ¿crees que estará muerto?
    — Espero que sí. — Respondí.



    Sinopsis The Last Of Them Parte 6- Próximos 5 capítulos:


    Capítulo 11- Indiferencias: El campo de golf es atacado misteriosamente. Algunos escapan, otros mueren.

    Capítulo 12- Alguién Especial: Un reencuentro se presenta para Manu y Agustín. Ocurren mas ataques misteriosos.

    Capítulo 13- Locura Científica: Llegamos a un lugár lleno de científicos. Descubrimos algo terrible.

    Capítulo 14- Reclutar: Se recluta tanta gente como se pueda para una batalla final y épica.

    Capítulo 15- (Final Normal) Ellos o Nosotros: Una lucha final estalla en el nuevo lugár. Un grupo de "inmunes" hace aparición.
     
  7.  
    Manuvalk

    Manuvalk el ahora es efímero

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    The last of them
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Drama
    Total de capítulos:
    60
     
    Palabras:
    862
    Capítulo 11: Indiferencias


    — Quiero tratar algo con vosotros. Os escojí porque Felípe me aconsejó elegiros. Sois 10. 10 personas que no olvidaré po lo que estais haciendo. Ayudarme a acabar con esos bastardos. Ayer hice expedición con varios de vosotros, y sabemos donde estan. Un campo de golf bien protejido. He capturado 2 de ellos. Estan en la furgoneta. — Dijo Fabian, señalando la furgoneta.
    — ¿¡Que has hecho que!? — Dijo uno de los soldados. — Debíamos ser sigilosos.
    — Y así somos. Cuando vean que faltan 2 personas se pondrán a buscar, y ahí entramos nosotros. Ya veremos que cartas nos toca jugar. — Dijo Fabian, abriendo la puerta de la furgoneta.


    Alba, la anciana y Adrian el médico del grupo eran los secuestrados. Ambos tapados de boca a pies, trataban de gritar, pero sin resultado alguno.

    — Preparen las armas y todo el material necesario. ¡Ah!, y el lanzagranadas, eso lo quiero. — Murmuró Fabian, cojiendo sus armas.

    (En el campo de golf...)

    — ¿A quién te refieres Agus? — Pregunté, sin entender.
    — Mi hermano, Fabian. — Dijo Agus, llevando el cadaver muerto de Josh al patio trasero.
    — Eso espero. Hablando de esto, deberiamos hacer expediciones para buscarlo, así que no haga sufrir mas gente. — Dije, metiendo a Bryan en la casa, para que lo curaran.

    Agustín se llevó el cadaver de Josh. Yo comenzé a buscar a Adrian, el medico del grupo, pero sin resultado. Luego traté de buscar a su abuela Alba, pero tampoco estaba.

    — Vanessa, ¿sabes donde estan Adrian o Alba? — Pregunté.
    — Desde anoche que no se nada de ellos Manu. — Respondió Vanessa. — ¿Porque lo dices?


    Me giré y le miré a los ojos.

    — Porque Josh sobornó a Bryan con matar a su hijo, así ellos se unieron y trataron de matarme. — Dije. — Agustín apareció y mató a Josh, mientras que Bryan solo esta herido.
    — Dios mio, parece que no haces muchos amigos. — Dijo Vanessa, riendose.


    Comenzé a irme de allí, pero antes, hablé.

    — Los amigos en los que confió los cuento con la mano. — Dije.
    — ¿Yo soy tú amiga? — Preguntó Vanessa.
    — Tú eres mas. — Dije.


    Riendome, salí de la casa, pero un estruendo que sonó en el campo me hizo correr. A mí y a Agustín, junto Sergio.

    — ¿¡Que fue eso!? — Dije, con la pistola en las manos.
    — Nada bueno. — Dijo Sergio.


    De repente, Agustín giró la cara, y me miró a los ojos.

    — Fabian. — Dijo, con rabía en el rostro.

    Me sorprendió la rabía que tenía, pues era su hermano. Pero después de que matase a Emma, Agus se volvió furioso hacía él. Todas las personas salieron de la casa y delante teníamos un camión, con varios coches a cada lado. Fabian, subído en el camión.

    — ¡Buenos días amigos! Y hermano... — Dijo Fabian, sonriendo.
    — ¡Eres hombre muerto, hermano, HOMBRE MUERTO! — Exclamó furioso Agus, con el arma empuñada.


    Fabian comenzó a reirse a carcajadas.

    — Tranquilo hermano, un muerto no me hará nada. Soy inmune. Y tú también. — Dijo Fabian.
    — Eso no lo puedo saber hasta no ser mordido, y no me pararé a comprobarlo. — Dijo Agus.
    — ¡Bueno, amigos! Vine aquí a mataros, ya lo sabeis. — Dijo Fabian, sacando el lanzagranadas.


    Yo caminaba hacía atrás.

    — ¡Todos a cubierto! — Exclamé, mientras Fabian bombardeaba el campo a base de granadas propulsadas.

    Fabian lanzó una granadas en las vallas, dando paso a los muertos. Los disparos provenian de ambos bandos. Hasta que Fabian detuvo el fuego.

    — ¡Tengo 2 sorpresas para vosotros, mis grandes amigos! — Dijo Fabian, dando la ordén de sacar a Alba y Adrian de la furgoneta.

    Todos los residentes del campo de golf nos quedamos atónitos ante ese momento.

    — ¡Devuelvemelos! — Dije, furioso.
    — ¡Manu, tú y yo sabemos que esto acabará mal para ambos bandos! Quizás hasta alguno de los 2 muera...definitivamente. — Dijo Fabian.


    Tiré mi arma al suelo, y salí de mi posición.

    — ¡Me quieres a mí! ¡Dejales ir a ellos! — Dije.
    — ¡Esta bien, esta bien! — Dijo Fabian. — Ven tú, y te devuelvo a ellos. Aunque la vieja esta mordida. Tratando de secuestrarla un muerto apareció y no quería dejarme morder, así que ella esta casi muerta. El chico esta bien.


    Fabian le quitó el saco de la cabeza a Adrian, que corrió hacía nosotros. Pero Alba ya era un muerto. Gruñía ante el silencio que inundó ese momento nefásto. Adrian lloraba junto Bryan y su hijo Marcos. Yo comenzé a acercarme a Fabian, delante de la mirada de todos. Pero tenía un AS en la manga.

    — ¡Toma regalo, idiota! — Dije, sacando 2 pistolas y disparando sin parar.

    Rapidamente corrí a mí posición, y el tiroteo volvió a ocurrir. En pocos minutos, murieron todos los de Fabian, y 9 de los nuestros. Me acerqué a Fabian con una pistola.

    — ¡No por favor, no me mates! — Dijo Fabian, arrodillado.

    Agustín vino, acompañado de Sergio, Vanessa y Bryan detras.

    — Hola, hermano. Vamos a hacer algo que no pudímos de pequeños. JUGAR. — Dijo Agus, con cara de psicopata siniestro.

    Agustín comenzó a golpearle en la cara, sin parar. Sergio le detuvo.

    — Ya basta, Agustín.

    Agus se levantó, y me puse delante de Fabian, con la cara roja.

    — ESTAS JODIDO. — Dije. — Vas a sufrir como nunca, mierdecilla.
     
  8.  
    Manuvalk

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    Total de capítulos:
    60
     
    Palabras:
    823
    Capítulo 12: Alguién Especial


    — ¡Oh Dios mio, hace tanto tiempo! — Dije, dandole un abrazo.
    — Si, hace mucho. Perdímos a mucha gente. Gente buena.
    — De verdad me alegra verte, chico. Eres una alegría para mis ojos. — Dijo Agustín, dandole un abrazo también. — Nos gustaría saber que paso desde que os fuisteis.
    — Os lo diré, pero aquí no. Busquemos un lugár en el que quedarnos unos días.


    (5 horas antes...)

    — ¡Todos a los camiones! Este lugár esta acabado... — Dijo Agustín, dando una mirada al campo de golf, ya inservible para vivir.

    Yo levanté a Fabian, magullado por los golpes de su hermano.

    — Tú, pequeña escoría, tú te vas a venir con nosotros, y vamos a hablar. — Dije, cojiendolo del brazo.
    — ¿Hablar? ¿De que? — Preguntó Fabian, casi sín voz.
    — Cierra tú pu** boca, estúpido. — Dijo Agustín, golpeandole con la escopeta en la cara.


    Fabian cayó al suelo. Yo me quedé con la cara de Agustín.

    — ¡Ya te vale, ya le llegará su momento! ¡Mantente alejado! — Dije, empujando a Agus.

    Agustín tiró la escopeta al suelo.

    — Oye, no me toques amigo. — Dijo, mirandome a los ojos. — Sabes tan bien como yo, que tiene que morir.
    — Los 2, calmaos un rato. Me llevaré a esta escoría mundial. — Dijo Vanessa, cojiendo a Fabian.


    Los muertos, que venían en masa, comenzáron a bloquear la salída. Teníamos que matar a bastantes, si queríamos salír.

    — ¡Sergio, Bryan, Antonio! Cojan sus armas y maten a unos cuantos. — Dije, para que nos abriesen camino. — ¡Vanessa! Dale un arma a Fabian, y que nos enseñe como mata muertos.

    Todas las personas se quedaron mirandome.

    — ¿¡Se te va la pinza!? ¡Le estas dando una oportunidad de meternos una bala! — Dijo Agustín.
    — No lo hará. Sabe que si mata a alguién, el morirá después. Tiene miedo de morír. — Dije.


    Le dieron un arma a Fabian, y un soldado iba tras el, por si hacía algo de locos. Fabian comenzó a matar muertos, junto Sergio, Bryan y Antonio. Una vez muertos bastantes de ellos, nos subímos al autobús, y cojímos el camión que trajo Fabian. De vuelta a la carretera. Pero algo pasó. Fabian cojió un muerto, a pesar de estar atado, pudo empujarlo hacía Agus, que no tenía con que defenderse, y fue mordido en el hombro. Su grito de dolor invadió nuestras mentes.

    — ¡Agus! ¡Joder! — Dije, matando al muerto.

    Agustín se miró el mordisco. Yo le miré a los ojos, y luego al mordisco.

    — Si no eres inmune, que espero que lo seas, no podemos aputarte esa parte, ya que estas mordido por el hombro. — Dije, con los ojos como platos.

    (3 horas después...)

    Seguíamos en el camión, en la carretera. Hasta que el contador de la gasolína no se quedase en "OUT", no pararíamos. Agustín estaba junto conmigo en la parte trasera del camión.

    — ¡Fabian quería ver si era como él! ¡SI ERA INMUNE! ¡Como vea que empiezo a tener fiebre, antes de morir, te pido una cosa, Manu. — Dijo Agustín, sudando y nervioso.

    Yo me estaba quitando la venda de mi mordida.

    — Hace 1 més y medio, que me mordieron. La mordida se ha secado, y parece un báche en mi piel. A veces me da asco vermelo. Siempre esta vendado, aunque Adrian me diga que necesita aire, nunca le hago caso. Es horroroso tener esto a la intemperie. — Dije, vendandolo otra vez.

    Agustín miró su mordida, que estaba picandole por dentro.

    — Como te dije, te pido una cosa si es que no vaya a sobrevivir. MATAR A FABIAN YO SOLO. — Dijo Agus, empuñando la mano.
    — Tienes mi palabra, amigo. — Dije, fijandome en la furia que nunca saca, aunque algún día explote. Espero no estar delante.


    Pero algo detuvo al camión, y el autobús detras. Un grupo de gente en le carretera.

    — ¿Que haceis? ¿Quienes sois? — Decía una mujer, que parecía la líder.

    Yo bajé del camión, detras de mí, Agus.

    — ¿Porque...? — Iba a decirles, pero ví a alguién familiar, alguién conocido.

    Ahí estaba, aquel niño que nos salvó la vida tantas veces. Luke estaba con su pistola, apuntandonos. Hasta que se fijo quiénes eramos.

    — ¿Manu...Agus...? — Dijo Luke, con una sonrisa que aparecía en su boca.

    Luke se tiró encíma mía, abrazandome.

    (Volvemos a antes...)

    — ¡Oh Dios mio, hace tanto tiempo! — Dije, dandole un abrazo.
    — Si, hace mucho. Perdímos a mucha gente. Gente buena.
    — De verdad me alegra verte, chico. Eres una alegría para mis ojos. — Dijo Agustín, dandole un abrazo también. — Nos gustaría saber que paso desde que os fuisteis.
    — Os lo diré, pero aquí no. Busquemos un lugár en el que quedarnos unos días.


    ...

    — ¿Podemos ir con vosotros? — Dijo Luke.
    — Luke, no creo...
    — Tranquila, podeis venir con nosotros. — Dije, señalando el autobús y el camión.


    Me fije que Agus estaba mirandose con la chica que hablabamos, la líder. Ambos se miraban.

    — ¿¡Ves, Virginia!? — Dijo Luke, hablando con la líder. — Son buena gente.
     
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    Manuvalk

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    Drama
    Total de capítulos:
    60
     
    Palabras:
    990
    Capítulo 13: Locura Cientifica


    — Tenemos que irnos. ¡Vamos! — Dije, avisando a todos.

    Todas las personas, incluido el grupo de Luke, subió al camión. Agustín y yo nos tapamos la mordida, para no causar confusión. Agustín se acercó disimuladamente a mi, y me habló a la oreja.

    — Que opinas, ¿les contamos sobre las mordidas o las escondemos? — Dijo Agus, vigilando que nadie viese.

    Pero un señor viejo nos intervino y se metió en la conversación.

    — ¿¡Quién esta mordido!? — Dijo el hombre anciano.
    — Nadie, nadie. — Dije. — Hablamos de...nuestra mama, pobre de ella, fue mordida.
    — Mama, ¿eh? Os diré una cosa, muchachos. Me llamo Enrique, y...


    Enrique se quedó mirando a Agustín fijamente.

    — ¿Tú no eres, el que golpeo de muerte a ese hombre que se acostaba con tú mujer, y fuistes a prisión 2 años? — Dijo Enrique, con los ojos como platos.

    De pasar a estar evitando que descubriesen nuestra mordida, a mirar a Agustín de una manera furiosa.

    — ¿¡Que narices es esto!? — Dije, de brazos cruzados.

    Agustín miraba a ambos lados, sin saber como ni cuando reaccionar. Lo cojí de la camisa.

    — ¡Nunca me dijistes que estuvistes en prisión! ¿¡Porque!? — Dije, molesto por lo que acababa de saber.

    Agustín miro el suelo del camión.

    — Porque no quería que me creyeses asesino, o algo así. Me arrepiento mucho de ese día. — Dijo Agus.

    Pero Vanessa y Virginia nos cortaron la discusión, porque llegamos a un lugár muy grande, con alambrada alta y fuerte y miles de muertos algopados en ella.

    — ¿Has...visto...lo...que...tienen...ahí? — Dijo uno de los niños que estaba con Luke.
    — Rodri, solo veo un gran almacen, y un helicóptero. — Dijo Luke, mirandole a Rodri en los ojos. — Parece un buen refugio, y no veo a nadie.


    Todos nos miramos, y pensamos en idear un plan para no ser vistos por los muertos y conseguir el refugio. Yo, Vanessa, Agustín y Virginia nos reunimos detras del camión, que estaba aparcado lejos junto el bús, para no ser vistos.

    — Tiene buena pinta ese lugár. Parece intacto, y es raro, por eso, entraremos todos, así somos mas y nos defenderemos. — Dije, sacando las armas.
    — ¿Crees que sea buena idea entrar todos? ¿Niños y todos? — Dijo Virginia.
    — Oye, cuantos mas seamos, mejor. ¿Tus chicos saben disparar? — Dijo Vanessa.
    — Por supuesto. Luke es un gran tirador. — Dijo Virginia. — A Rodri, a ese no le deis un arma, puede joderla.
    — ¿Como que joderla? Era buen tipo cuando le conocimos. — Dijo Agus.


    Virginia agachó la cabeza.

    — Es...dificil de decir. ¿Hacemos esto ya? — Dijo Virginia, cojiendo una escopeta.

    Todos cojímos armas, y las repartimos a todos. Sin que Virginia mirase, yo le dí una a Rodri.

    — Que no la vea Virginia hasta nuevo aviso. ¿Si? — Dije, dandosela.
    — Tranquilo. — Dijo Rodri, cojiendola.


    Todos fuimos por detras de la pequeña base y vímos guardias armados.

    — No hace falta escondernos, cojeran gente, seguro. — Dijo Rodri. — ¡Eh, aquí!

    Los militares se percataron de nuestra presencía.

    — ¡Todos aquí delante, ahora! — Dijo uno de los soldados.

    Todos salímos de los arbustos. Le eché una mirada de rabia a Rodri, que estaba cabizbajo. Los militares nos abrieron la puerta y nos metieron dentro. Mientras ibamos por los pasíllos, vímos que eso era un laboratorio subterraneo, y que hacían cosas extrañas. Nos llevaron ante el líder.

    — Me llamo Zack, y sed bienvenidos a los laboratorios del gobierno, HUMANITY. — Dijo Zack, sentado en una comoda silla.
    — ¿Que es esto? — Dije, asombrado por las instalaciones.


    Zack dejó el vaso de agua pura en la mesa. Se puso de pie, y comenzó a contarnos con la mirada.

    — 34 personas...¿un grupo tan grande sobrevive tanto ahí afuera? — Dijo Zack.
    — Sabemos defendernos. — Dijo Agus, que no se fiaba de Zack.


    Zack se perató de que Agustín tenía 3 dedos vendados, y el hombro. También se percató de lo mio.

    — ¿Porque tienes un hombro vendado y 3 dedos rotos? — Preguntó Zack, curioso.
    — Problemas, nada que te importe. — Dijo Agus.


    Zack se dirigió a mí.

    — ¿Y tú? ¿En el brazo? — Me dijo, acercandose a mí.

    Yo me eché hacía atras, y Zack me golpeó en la cara, haciendome caer a mí y al vendaje. Todos vieron mi mordida.

    — Vaya vaya...inmune...¿no es así? — Dijo Zack, mirandome el brazo.

    Algunos, asombrados, se tapaban la boca con la mano. Otros, ya lo sabian, pero verlo resultaba dificil de digerir. Zack se acercó a Agus, lo golpeó igual que a mí, y le quitó la venda del hombro a la fuerza. Le chafó los 3 dedos para quitarle la venda. Agus exclamaba sus gritos de dolor. Todos le vieron la mordida, mas reciente.

    — Otro inmune. — Dijo Zack.

    Ahora se dirigió a Fabian, y le quitó la venda del brazo, y le vió la mordida. Otra vez todos alucinando, cada vez mas.

    — ¡Y otro inmune! ¿Alguién mas? ¿No? Llevadlos a la clinica central, a hacerles una analitica. Yo me quedo a los 3 inmunes. — Dijo Zack. — Seguidme.

    Zack nos ató las manos y le seguímos hasta una sala grande, con varios muertos metídos en carceles de cristal duro.

    — ¿Veis? Ellos son como nosotros. Cuando nosotros solo eramos una especie primitiva, eramos como ellos. Algunos hasta comian humanos, como ellos. — Dijo Zack, encendiendo una pantalla. — Miren.

    La pantalla estaba en inglés, pero Zack nos resumía.

    — En resumen amigos, YO CREE EL VIRUS. — Dijo Zack, sonriendo.

    Fabian, Agus y yo nos miramos a la vez.

    — Que fuerte, estoy delante de un cientifico brillante. — Dijo Fabian, loco como siempre.
    — ¿¡Que!? ¡Mataste gente buena con ese virus! — Dijo Agustín.
    — ¡Voy a matarte hijo de pu**! — Dije, corriendo hacía Zack, con intención de golpearle.


    Zack me esquivó y me golpeó el estomago. Yo estaba en el suelo resintiendome del golpe.

    — Ahora...los inmunes que encuentre...vais a ser mis conejitos para crear una cura, que solo estara en MÍ poder. — Dijo Zack, cojiendo una inyección.

     
    Última edición: 26 Mayo 2014
  10.  
    Manuvalk

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    Capítulo 14: Reclutar


    Zack dió unos golpecitos a la inyección, y sonrió como si esas cosas le hiciesen disfrutar. Luego, con esbózo en su sonrisa, se dispuso a inyectarme algo, pero mágicamente, Fabian se interpuso, golpeando a Zack, y alejando la inyección de una patada.

    — Tú vas a dejarnos en paz, no te conviene hacernos enfadar. — Dijo Fabian, acercándose lentamente a Zack.
    — ¿Creeis que podreis escapar de aquí? ¡Somos demasiados! — Dijo Zack, pulsando un botón rojo.


    Las compuertas se cerraron y nos quedamos dentro del pequeño laboratorio. Agustín y yo estabamos observando la situación, y podíamos matar 2 pajaros de un tiro. Agustín se acercó por detras a Fabian, que se percató de su presencía y lo apartó a empujones. Zack aprovechó para hacer caer a Fabian, y cojer una pistola no muy lejos de la mesa. Pero yo estaba mas cerca y cojí el arma.

    — ¡Todos quietos de una maldita vez! — Dije, apuntando a los 3 a la vez.

    Este parecía mi momento de gloria. Podía acabar con 2 idiotas, y con el que tengo problemas. 3 personas que odiaba, algunas mas que otras. Me dirigí a Zack.

    — Bien, Zack, veo que ahora estas tan jodído como ellos. — Dije, poniendole la pistola en la cabeza.

    Zack cerró los ojos, mientras Fabian y Agustín obserbavan la escena. Al final, apreté el gatillo, y maté a Zack.

    — ¡Vosotros 2, levantaos! — Dije, moviendo la pistola. — Vamos a liberar a los demás.

    Los 2 se levantaron y Fabian apretó el botón para abrir la compuerta, pero no se abría.

    — ¿Que carajo? — Dijo Fabian, pulsando el botón rojo sin parar.

    Agustín fue y cojió la tarjeta de pase, de la bata de Zack.

    — Tal vez esto funcione. Solo que tengo un inconveniente. Deja de apuntarme, o te quedas aquí con el cadaver de Zack. — Me dijo Agus, mirandome a los ojos, y moviendo la tarjeta, sabiendo que era necesaria.

    Bajé el arma y Agustín pasó la tarjeta por un control.

    — ¡Bingo! — Dijo Agus, abriendo la puerta. — Vamos.

    Fabian, Agus y yo corrímos por los pasíllos metálicos. No aparecía ningún guardía, y era extraño. Pasamos por una especie de prisión, con unas 50 personas.

    — ¡Sacadnos de aquí! — Dijo uno de los hombres.

    Los 3 nos detuvímos.

    — ¿Que conseguiremos abriendote la puerta de la celda? — Dije, esperando su respuesta.

    Varias personas se miraron. El hombre me respondió.

    — Quereis acabar con este laboratorio, ¿me equivoco? — Dijo el hombre.
    — Solo queremos irnos de aquí, nada mas. — Dijo Fabian.
    — Ah, ya veo. Vosotros no lo sabeis. — Dijo el hombre. — Hace un rato paso un grupo de gente con 3 niños y 1 anciano, los demás eran adultos. ¿Sabeis a donde los llevaban? — Dijo el hombre, mirandonos a los ojos.
    — No, no sabemos donde los llevaban, y tú nos lo vas a decir. — Dije, poniendole el cañón de la pistola en la cara.


    La gente de la celda se echó hacía atrás.

    — Eh, eh, tranquilo amigo. Calma. — Dijo otro hombre. — Se los llevan de conejíllos de indias.
    — ¿¡Como que conejillos!? ¡Que les van a hacer! — Dijo Agus, agolpado contra la celda.
    — ...Lo que hacen con todos. Experimentar. Este virus fue diseñado para la evolución de la especie, para progresar. — Dijo ese hombre.
    — ¿Como...sabes todo eso? — Dijo Fabian.


    Un silenció breve, y un reloj que contaba los segundos. Solo se oía el "tic-tac" sonar.

    — Porque yo y Zack lo diseñamos. Me llamo Daniel. Este laboratorio fue el causante de la expansión del virus. — Dijo Daniel. — Los 50 que somos encerrados en esta enorme celda, somo cientificos. Cientificos que se negaron a continuar con este virus. Pero Zack tomó el contról y encerró a los que se oponían a sus planes. HAY QUE DESTRUIR ESTE LABORATORIO.
    — ¿Porqué destruirlo? — Pregunté.
    — Mira, no hay mucho tiempo. Todos los soldados estan lidiando con los muertos en la alambrada, que se amontonan muchos. Hace 13 minutos fueron. Creeme que si en 2 minutos no nos sueltas y no peleamos contra ellos y destruimos esto, la epidemia que has visto, por todo lo que has pasado...se convertirá en tu peor pesadílla.
    — ¿Donde estan las llaves? — Dijo Agustín. — Os abriremos, pero luego me vas a contar toda la mierda que sepas.
    — Esta bien. Las llaves estan en la caja del guardia, ahí a la derecha. — Dijo Daniel.


    Agustín corrió a cojer las llaves, y las encontró. Abrió la celda con prísa y la gente salió. Comenzaron a cojer las armas que tenían al lado, un arsenal.

    — Bien, si quereis vivir, y rescatar a vuestros amigos, seguídme. — Dijo Dani, cojiendo una arma extraña.
    — ¿Que arma es esa? Nunca la he visto. — Dije, asombrado por el diseño.
    — Se llama Blasfer V77. Lanza ondas que no se pueden ver, pero te lanzan a varios metros de distancia. Son muy pelogrosas. Armas bioquímicas. — Dijo Daniel, colocandosela al hombro.
    — Jo...der. — Dijo Fabian, asombrado. — ¿Podemos cojer alguna?


    Daniel se le quedó mirando.

    — Tú no tocaras ninguna, Fabian. — Dijo Daniel.
    — Un momento, ¿le conoces? — Dijo Agustín.
    — Sí, trabaja para el presidente en teoría. Bueno, rescatemos a tus amigos y destruyamos esto. — Dijo Daniel.


    Todas las personas corrímos por pasíllos de metál hasta salir a la superficie. Allí estaban, 90 soldados ocupados con los muertos en la alambrada, y 10 con nuestro grupo. Ya habían cadaveres en el suelo. Nos acercamos.

    — ¡Las armas al suelo, cabrones! — Dije, acercandome a los cuerpos.

    Eran 2 niños, y 2 adultos. Del grupo de Luke. Rodri tenía la cabeza deformada, y los demás también. El resto estaban atados y Luke estaba llorando, mientras que Virginia y el resto les consolaba.

    — ¿Porque los habeis matado? — Dije, apuntando yo y varios a esos soldados.
    — Ordenes del presidente. — Dijo uno de los soldados.


    En ese momento, 7 helicópteros de carga, y 3 de guerra, se acercaban al recinto por el aire.

    — ¡Me cago en todo! — Exclamó Fabian.
    — "¡Todos los civíles quedan bajo la jurisdicción del presidente"! "Aquellos que no obedezcan ni hagan lo que se les dice, seran ejecutados delante de sus familias. Espero no repetirlo." — Dijo uno de los helicópteros.


    Los helicópteros de guerra comenzáron a bombardear los alrededores de la ciudad. Ahora miles de muertos vendrían a nuestra posición. Para nuestra sorpresa, también llegaron vivos, gente viva. Civiles.

    — ¡MUERTE AL PRESIDENTE! ¡MUERTE AL PRESIDENTE! — Exclamaban los grupos formados fuera de las vallas. — ¡LIBERTAD A LA HUMANIDAD!

    Daniel le quitó el contról remoto a uno de los soldados y les abrió la puerta. Eramos muchisima gente, dispuesta a todo por la libertad, y por acabar de una vez por todas con el mayor problema que provocó este nuevo mundo: el gobierno secreto.

    — "Al habla el presidente. Quiero dejarles claro que vais a morir si tratais de matarme o destruir este laboratorio. Cualquier movimiento brusco y los helicópteros de guerra os haran volar por los aires."

    Daniel comenzó a repartir armas de tecnología avanzada a toda la gente dispuesta a pelear.

    — Acabemos con esto, de una vez por todas. — Dije, cojiendo una arma avanzada.

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    Última edición: 28 Mayo 2014
  11.  
    Manuvalk

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    1116
    Capítulo 15 (Final Normal): Ellos o Nosotros


    — Bueno, ¿vamos a hacer esto? — Dijo un hombre.
    — Demonios, claro que sí. Morirá gente, pero yo lucho pensando que algún día, comenzarémos de nuevo. — Dijo Daniel.


    Todos tenían armas, y estabamos dispuestos a todo por luchar.

    — "Último aviso. Por favor, bajen las armas y alzen las manos, donde las pueda ver." — Dijo un helicóptero.
    — Bien, son ellos o nosotros. — Dije. — Me quedo con "nosotros".
    — Estoy preparada. — Dijo Vanessa.
    — Cuando quieras. — Dijo Agustín.
    — ¡Vamos! ¡Que les den por culo! ¡Van a morir! ¡A la tumba! — Exclamaba la gente.


    Cojí el lanzacohetes.

    — ¿En que helicóptero esta el presidente? — Dije, cargando el lanzacohetes.

    Daniel miraba atónito el momento.

    — En el mas avanzado, supongo. — Dijo, cargando su blasfer.
    — ¡Empecemos! — Dije, apuntando al helicóptero.
    — ¡3, 2, 1...! — Decía la gente.
    — ¡FUEGO! — Dije, disparando el cohéte.


    El cohéte rozó de cerca el helicóptero, haciendo que perdiese el contról y se estrellase con otro. Ambos helicópteros chocaron. Los demás helicópteros comenzaron a bajar soldados con cuerdas y disparar misíles.
    El caos apareció en minutos. Y como no, los muertos llegaron. Miles y miles se agolparon a la alambrada, haciendo que en minutos cediese.

    — ¡Bien, ahora son 3 bandos los que luchan! ¡Atentos a todos lados! — Exclamó Fabian, disparando.

    Me dije: momento perfecto para acabar lo que una vez se empezó. Poco a poco fui por detrás de Fabian.

    — Al suelo. — Dije. — Las manos donde las vea, idiota.

    Fabian se puso de rodillas y las manos en la cabeza.

    — Sabía que este momento llegaría. — Dijo Fabian. — Adelante, dispara.

    Le puse la pistola en la nuca. Vino Agustín.

    — ¡Hazlo antes de que le vuele yo la cabeza! — Exclamó, poniendo su arma en la cabeza de Fabian.

    Fabian aprovechó ese momento para golpearme los pies, haciendo perder el equilibrio. Golpeó a Agustín en el hombro y le cojió del cuello. A Agustín le costaba respirar. Varios muertos se acercaban hacía nosotros.

    — Vas a ser un bocadíto para nuestros amigos. — Dijo Fabian, golpeando a Agustín.

    Yo me levanté y cojí por detrás a Fabian, lanzandolo contra un muerto. Este comenzó a morderle el cuello, haciendo saltar la sangre inmune de Fabian. Le tendí la mano a Agustín.

    — Levanta, se entretendrán con él. — Dije.

    Agustín se levantó, cojió su arma y continuó disparando. Yo hice lo mismo. Pero pronto llegaron los problemas. Muertos "verdes" aparecieron.

    — Mierda. — Dije. — ¿Como acabo con estos?
    — ¡Con la blasfer! Lanza ondas y los envias varios metros por el aire. Cuidado con el retroceso, puede que vueles tú hacía atrás. — Dijo Daniel.


    Me quedé mirando a Daniel, que me lanzaba una blasfer.

    — ¿Volar? Siempre fue mi sueño... — Dije, preparando la blasfer.

    Apreté el gatillo, pero no pasaba nada.

    — ¿¡Pero que mierda es esta arma!? ¡No dispara o lo que sea que haga! — Dije, apretando el gatillo.
    — ¡Loco, deja de apretar el gatillo! Ahora verás el disparo... — Dijo Daniel, sonriendo.


    Durante un momento pensé que era el arma mas mala del mundo. Pero en segundos mi idea de ver esa arma cambió. 20 muertos "verdes" echaron a volar por los aires, como pajaritos.

    — ¡Woow! — Dije, asombrado.

    Un hombre se me acercó por la espalda. Era de los del gobierno. Estaba jodido.

    — Al-puto-suelo. — Dijo aquel tipo, tapado hasta los dientes.

    Me puse de rodillas y mirando el suelo. Me temía lo peor.

    — ¿Como te llamas? — Me preguntó el tipo. — Me llamo Max, y me uno a vosotros. Levantate.
    — ¿Te unes? ¿Así de repente? ¿Donde esta el truco? — Dije, sin fiarme de aquel hombre.
    — Porque estaba esperando este momento. Unirme al pueblo. — Dijo Max, tendiendome la mano.


    Al principio no me fiaba, pero opte por ver sus intenciones. Le dí la mano.

    — Encantado, Max. — Dije.
    — Ahora luchemos. — Dijo Max, disparando a los de su supuesto bando.


    Continue disparando, pero el tiroteo iba a menos. Quedaban 3 helicópteros, y soldados de tierra disparando. De nosotros solo quedaban 80 personas, de cientas que vinieron. Muchos cuerpos amontonados en el recinto. Algunos se levantaban, ya muertos.
    De la nada salen unas flechas que se clavan en cada soldado restante. Los 3 helicópteros, al ver la clara derrota, huyen a toda velocidad. Sale un grupo de 20 personas apróximadamente.

    — ¿Algún inmune? — Dijo el primero de todos.
    — Depende de quién lo pregunte. — Dije.
    — Me llamo Kieren. Soy el líder de los inmunes. Acabo de comenzar con la busqueda de todos los inmunes de este país. Tenemos contactos de otros grupos inmunes en otros países. — Dijo el primer hombre, el líder, Kieren.
    — Vaya, es increible como os lo habeis montado. Yo soy inmune. — Dije, enseñando la mordida.
    — Y yo. — Dijo Agustín, enseñando la suya. — Pero no pienso dejar a mi grupo atrás. Me quedo.


    Yo me acerqué a Agus.

    — Yo...debo irme. No me queda nada aquí, salvo Vanessa y Luke. Volveré a visitaros. Fotificad este lugár. Vivid en páz. Te dejo al cargo. — Le dije a Agus. — Prometemé que los mantendras vivos. A todos.

    Agustín me miró a los ojos.

    — Lo haré. — Dijo, dandome la mano. — Buena suerte.

    Le devolví la mano. Me acerqué a Vanessa, y le dí un beso.

    — Volveré, cuidaté preciosa. Te quiero. — Dije, abrazandola.

    Después fui a Luke.

    — Ayuda a Agus a cuidar de todos. ¿Lo haras? — Dije.
    — Lo haré. — Respondió Luke, dandome un abrazo. — Vuelve pronto.


    Me despedí de los demás, y me perdí entre el bosque junto a los inmunes. Hablé con Kieren.

    — ¿Cuál es nuestra finalidad? — Dije.
    — Repoblar la tierra. Cuantos mas inmunes a este virus, menos de ellos habrá. — Dijo Kieren.
    — ¿Pero como voy a "aparearme" con inmunes que no conozco? Además de que yo ya tengo a alguién a quién querer. Aunque no sea inmune. — Dije, mirando a Kieren.
    — Da igual. Si ella tuviese un hijo tuyo, sería inmune. — Dijo Kieren.
    — Es verdad. Tuve una, pero la mataron. — Respondí, cabizbajo.
    — Vaya, lo siento. — Respondió Kieren.

    Seguímos caminando por el bosque.

    — Te haré 3 preguntas a la vez. Solo, responde ordenadamente. — Dije.
    — Dílas. — Dijo Kieren, mirando hacía delante.


    Le miré a los ojos.

    — ¿Como nos habeis encontrado? ¿Donde teneis la base? ¿Porqué teneis como arma arcos y flechas? — Dije, esperando respuesta.

    Kieren suspiró.

    — No es que os haya encontrado, oimos el alboroto. La base esta cerca. Te sorprenderá como es. Y utilizamos arcos y flechas porque a parte de ser silenciosas, hemos descubierto una tactica muy buena para matar, si es necesario. — Dijo Kieren.
    — ¿Que tactica? — Pregunté, asombrado.
    — Unta las flechas con sangre de muerto, y a la que se la claves, si no es inmune, muere. — Respondió Kieren.


    Mi cara se quedó a cuadros. Kieren me dió unas palmadas a la espalda.

    — Bienvenido al comienzo. — Dijo Kieren.
     
  12.  
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    60
     
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    The Last Of Them Parte 7 - Capítulo 1: Modo De Vida


    (7 meses después...)

    — ¿Crees que tendrás lo que hay que tener para cazar a ese conejito?
    — Elena, lo tengo controlado. — Dije, apuntando con el arco y la flecha a aquel conejo, quieto ante el frio del invierno.
    — ¡Vamos, no tenemos todo el día! — Dijo Elena.


    El conejo se asustó de la voz de Elena, y se fue saltando.

    — Ahora no tengo cena. Gracias Elena. — Dije, molesto por las circunstancias.
    — Oh, vamos, no te pongas así Manu. — Dijo.


    Continué caminando hasta llegar a lo que yo llamo "pueblo flotante". Casas de madera y pasíllos por los que ir encíma de los árboles, perfecto para que no te atrapen los muertos.

    — ¿Donde vas? — Dijo Elena.
    — A casa, necesito tumbarme. Pensar que me has jodído la cena, me quita las ganas de todo. — Dije.


    Elena continuó el camíno. Yo entré en mi casita y dejé el arco junto las flechas. No pude resistir la tentación de abrir el cajón, donde estaba mi pistola. Kieren no nos dejaba utilizar armas de fuego a no ser que tratásemos con humanos. Alguién tocó la puerta.

    — ¿Sí?
    — Soy yo, Kieren. Tenemos que hablar.
    — Pasa.


    Kieren entró en casa. Sin decir nada, tomó asiento.

    — Te necesito para algo totalmente secreto. Nadie del pueblo se debe enterar. — Dijo Kieren, seriamente.
    — Esta bien, ¿de que trata? — Dije.
    — Hay que matar a Simon.
    — ¿Porqué?


    De repente, la casa es tiroteada, obligando a Kieren y a mí a tirarnos al suelo.

    — ¿¡El es Simon!? — Dije.
    — ¡Si! ¡No se que quiere de mí! — Exclamó Kieren. — Hay que salir de aquí.


    El tiroteo cesó. Kieren saltó por la ventana.

    — ¡Corre salta! — Dijo Kieren.
    — ¿¡Estas loco!? — Dije, haciendo carrerílla.
    — No hay tiempo, ostia. ¡Salta!

    Finalmente salté por la ventana, y al caer al suelo, ví las estrellas. Pero no había tiempo, había que levantarse. Corrí detras de Kieren.

    — ¡Correr no te salvará de lo que me debes, Kieren! — Exclamó Simon, calmando el tiroteo.

    Ambos seguímos corriendo, perdiendo el pueblo de vista. Nos tumbamos junto unos arboles, sintiendo la brisa calída de la próximidad del verano.

    — Buuf, nos hemos salvado. — Dijo Kieren, quitandose las gotas de sudor de la frente.
    — Y bien, ¿que narices hacemos ahora que no podemos volver al pueblo? — Dije.


    Kieren no contestaba.

    — ¡Oye, idiota, casi muero por alguna estupidez tuya, así que ten valor y dime que cojones pasa con esos tipos! — Exclamé, cojiendo del cuello a Kieren.
    — No querrás hacer eso, amigo. — Dijo Kieren, tranquilo como si todo fuese de color rosa. — Sueltamé, y te explicaré la situación.


    Le solté del cuello, y a continuación, aparecierón 2 personas, con tuberías de plomo.

    — ¡Hola amigos! ¿Que tal? — Exclamó un tipo, felíz, demasiado.

    Ambos tipos se movían misteriosamente, tratando de rodearnos. Aunque eran 2 al igual que nosotros, ellos tenían algo con que defenderse, nosotros no.

    — ¿Os envía Simon, verdad? — Dije.
    — Eso te importa un carajo, y un agualimón fresquito. — Dijo el otro hombre, riendose como si ubiesen contado 10 chistes a la vez.
    — ¿Que mierdas dice este tipo? — Dije, asombrado por el coeficiente intelectual de aquellos 2 hombres.


    Mientras un hombre se reía a carcajadas, el otro nos miraba con cara de pocos amigos.

    — ¡Ya Miguel, debiste dejar de beber aquella noche, maldito borracho! — Dijo el tipo serio.

    Miguel se puso serio, y ambos se hicieron un gesto, como de salida. A continuación se lanzaron sobre nosotros. Kieren se llevó un fuerte golpe en la cara, pero consiguió contraatacar y acabó aplastando la cara de aquel tipo serio sin nombre. Miguel me golpeo en una pierna con su tubería, pero le propiné un puñetazo de los que duelen. Le quité la tubería, y cuando iba a rematarle, Kieren me detuvo.

    — ¡Espera! Que nos diga quién le envió.
    — ¿Que? ¡Este tipo quería matarme! — Dije, molesto.
    — ¡Ja, no os diré nada! — Dijo Miguel.
    — Puto borracho. — Dije, golpeandole con el tubo en el brazo.


    El grito de Miguel debió oirse a 2 kilometros minimo.

    — ¿¡Quién te ha enviado!? — Exclamó Kieren, cojiendo un revolver que tenía el otro tipo.
    — Est-Esta bien, me envió Max. — Dijo Miguel.
    — ¿Quién es Max? — Preguntó Kieren.
    — Joder, yo se quién es. Mierda. — Dije, corriendo en dirección a el laboratorio de un Zack ya muerto.


    Kieren golpeó a Miguel en la cabeza y lo dejó inconsciente. Cojió el tubo y me siguió. Corrí sin parar hasta llegar por un lado de la alambrada de aquel refugio con el que acabamos con lo maximo del gobierno. Ví que Max golpeaba a Agus, ya que desde que me fui, lo dejé al mando. Mas soldados mantenian a raya a Virginia, Luke y mas gente, que trataba de ayudar a Agustin, mientras Max lo golpeaba con algo que no se veía a cierta vista.

    — El que golpea a uno de ellos es Max, ¿no? — Dijo Kieren.
    — Si, yo como un idiota, lo incluí al grupo, porque me dijo que odiaba al gobierno. Puto bastardo, yo siempre brindo confianza, y luego me salen con mas personas malas. — Dije. — ¿Que armas tenemos?


    Kieren comenzó a mirar alrededor.

    — Un tubo de metal, un revolver con 6 balas, y...¡Ah! un tronco mas duro que mi cabeza. — Dijo Kieren.
    — Tener que ver gente mala a cada paso que das...vaya modo de vida. — Dije. — Tracemos un plan, y...


    Un grito de dolor puro nos dejó a Kieren y a mi de piedra. Agustín yacía en el suelo, con mucha sangre, y vimos que quién grito de dolor fue otra persona, ya que habían varios que no conocía, pues serían los de la otra gente que se unió a la batalla. Virginia lloraba mientras tenía en sus brazos a Agustin, que no sabía si estaba muerto o inconsciente, pero desde luego, no yacía en buen estado. Vanessa tenía a Luke a su lado, cabizbajos.

    — No puedo ver mas mierda, vamos a entra. Este es el plan: Tu te quedas el revolver, para cubrirme desde aquí. El tronco tambien, por si aparece un muerto por aquí a estorbarte. Yo me llevo el tubo, y ya veré que hago una vez este dentro. — Dije. — Hay que parar a ese corrupto.



    The Last Of Them Parte 7- Sinopsis próximos 4 capítulos:


    Capítulo 2- Se Repite la Historia: Una pequeña batalla comienza. Todos se enfrentan a un villano totalmente innovador, mas despiadado que los anteriores.

    Capítulo 3- "Tu Traes la Mala Suerte": El grupo pone las cartas sobre la mesa y se dispone a tomar decisiones. No a todos les gusta el nuevo miembro, Kieren.

    Capítulo 4- La Guarida del Traidor: Simon hace acto de escena, mientras los demás lidian con problemas interiores. Los muertos vuelven fuerte, recordando que siempre estarán presentes.

    Capítulo 5- En Medio de Titanes: Mas grupos aparecen, la mayoria de inmunes. Entre varios grupos de gente, Max y los suyos y los problemas internos, el grupo decide separarse.
     
  13.  
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    Drama
    Total de capítulos:
    60
     
    Palabras:
    1253
    Capítulo 2: Se Repite La Historia


    Hice un agujero en la alambrada, para así poder entrar. Dí toda la vuelta y me puse detrás de ellos, agachado tras la alambrada. Agustín no respondía, y Max golpeaba a alguién que no conocía. Los demás o lloraban o musitaban palabras malsonantes. Hice el agujero, silenciosamente. Me puse tras una mesa, tenía a Max a unos 20 metros.

    — ¡Jodeté! — Grité, golpeando a Max en la espalda, que cayó de rodillas.

    Sus 5 soldados me apuntaron, al acecho de disparar, pero la buena punteria y velocidad de Kieren acabo con todos.

    — ¿De verdad crees que solo eramos 6? — Dijo Max, levantando las manos.

    No sabía porqué las levantaba, hasta que una rafaga de 3 tiros impacta sobre mi hombro, y me hace caer a cuatro patas. Mi hombro sangra, mientras todos se cubren y Max huye a toda velocidad. Oigo el último disparo de Kieren, la última bala que le quedaba. Pero Max es rapido y consigue salir ileso. Veo a Kieren entrar, mientras los soldados escondidos huyen. Todos se acercan, y se ponen alrededor. Veo a Vanessa acercarse corriendo, y pierdo el conocimiento. Me despierto en el interior del recinto, en una camilla. Daniel me está inyectando algo.

    — Yo...yo...
    — Descansa Manu, me alegra que hayas vuelto, aunque tenemos que hablar, pero lo harémos cuando mejores. — Dijo Daniel, marchandose de la habitación.


    Me volví a dormir. Después de varias horas, me desperté, sin nadie en la habitación. Me levanto, con dolor en el hombro derecho, resultado de los disparos. He recibido tantos disparos, he perdido tantas veces la conciencia, que ni siquiera se si soy yo, o estoy soñandolo. Salgo de la habitación y tras moverme con varios pasíllos, salgo al exterior. Todos estan rodeando una mesa y una fogata. Agustín esta hablando.

    — ...y como dije, una vez lo encontremos, me lo dejais a mí, ¿¡entendeis!? ¡A mí! — Exclamó, golpeando la mesa con fuerza.

    Todos se me quedaron mirando, y Luke me hizo sitio.

    — De ti vamos a hablar, maldito idiota. — Dijo Agustin, mirandome fijamente.

    Sabia de que ibamos a hablar, y tenía razón, fui un maldito idiota, tal vez mas.

    — ¡Eh, no seas así con él! — Exclamó Vanessa, señalandole.
    — ¡Callaté, tú solo le defiendes porque estais juntos! — Dijo Virginia, defendiendo a Agustin, que al parecer ambos estaban juntos.
    — Tranquilos. — Dije. — Se que he cometido muchos errores. Ya no soy líder, estoy al margen.


    El silencio inundo nuestros pensamientos. Hasta que el silencio fue roto por Agustín.

    — ¡TÚ fuistes el capullo que metió al cerdo de Max aquí! ¡TÚ eres el causante de todos los males que nos han pasado durante estos años! — Exclamó furioso y serio Agustín.
    — ¡Oye, ya te vale sobre la culpa! ¡Reconozco que este es el error mas estúpido desde que esta mierda comenzó, pero no tienes ni derecho para apuntarme con el dedo, porque tu también has cometido errores! — Exclamé, mientras me dolía del hombro.
    — Relajaos todos. Todos hemos cometido errores, y todos los hemos arreglado. — Dijo Daniel, firme ante la situación.
    — Mira quién habla, el que creo el virus. — Dijo Luke.


    Daniel se contuvó porque Luke era un niño.

    — Analicemos opciones. Somos 30 personas, las demás se fueron o murieron. Si queremos vivir, vivir en paz, tenemos que luchar. MATAR a todo ser vivo que tenga la maldad en su corazon. — Dijo una mujer que no conocía.
    — Todos tenemos maldad en nuestro corazon. — Dije. — Tenemos nuestro demonio.
    — Lo que yo opino es que vayamos tras Max, y dejemos este refugio, con gente que no quiera ir a por Max. ¿Que opinais? — Dijo Vanessa.


    Todos aceptamos. Eramos 33 y solo iriamos tras Max unos 7. Hablé con Vanessa.

    — Me alegro que hayas vuelto. — Dijo Vanessa, dandome un abrazo.
    — Y yo, y yo. — Dije.
    — Juntos iremos tras...
    — No. Tu no vienes. — Dije. — No puedo perderte.
    — ¿¡Que!? ¡Quiero ir, quiero ayudar! — Exclamó Vanessa.
    — ¡Vanessa! ¡No quiero verte morir! — Exclamé.
    — ¿Quién dijo que fuese a morir...y si mueres tú? ¿Y si me dejas sola? ¿No piensas eso? — Dijo Vanessa, empujandome.
    — Yo...
    — Esta bien, no iré. Pero mas te vale volver vivo. Porque sinos, no le veras. — Dijo Vanessa.
    — ¿A quién no veré? ¿De que hablas? — Dije, confuso.
    — Ah..ah...Luke, no volveras a ver a Luke, y es como un hermano, lo s-sabes. — Dijo Vanessa, yendose corriendo.


    Algo estaba raro en ella, pero no tenía tiempo. Partía con: Agustin, que a pesar de su posible perdida de vista decidió acompañarnos con parche en el ojo. Kieren, que no tenía donde ir y quería ayudar. Daniel, que queria venir sin mas.Y 3 hombres que no conocía. Ví que Agustin discutía con Virginia, y me acerqué.

    — ...no quiero que sufrais...ambos. — Dijo Agustin.
    — ¡Puedo defenderme, además, soy quién lo tiene encima, hasta que no salga, es mi problema! — Exclamó Virginia, pasandole un fusíl a Agustin.
    — No vienes. Por favor, no lo hagas mas dificil. — Añadio Agus.


    Virginia se fue, y me acerqué a Agus.

    — ¿Perder a ambos? ¿Que es eso? — Dije.
    — Voy a tener un bebe. — Dijo Agus. — No quiero que venga para que no le pase como a Amy.


    Noté que me hechó en cara la muerte de Amy. Pero resté importancia y me uní al grupo. Mataron unos muertos cercanos a la puerta y nos abrieron. Los 7 salímos caballos, que para mi sorpresa, encontraron en el bosque. En silencio, recorrimos unos 20 kilometros. Una charla entre los 7 calmo los nervios.

    — Y...una vez que encontremos a este bastardo...¿que le hacemos? — Preguntó uno de los 3 hombres.
    — Con arrancarle los ojos, y hacerselos tragar, me vale. — Dijo Agus, con la mirada puesta en el horizonte.
    — Tranquilo, vaquero. Entiendo que hay que hacerle sufrir, pero no serás el único. — Dije.
    — ¿Me lo vas a impedir? — Dijo Agustin, con tono vacilón.
    — Podrías relaj...

    Un disparo nos hizo detener los caballos. Max y 9 de los suyos aparecieron de entre los coches carbonizados de la carretera.

    — Bueno bueno bueno... si son mis amigos. — Dijo Max, mirandonos de arriba a abajo.
    — Mierda. — Dije por lo bajo.
    — Vamos a ir a vuestro refugio, vais a cojer las cosas, y nos venímos a mi campamento. — Dijo Max, a punta de pistola.


    Todos nos miramos.

    — ¿Quién dice que vayamos a hacerlo? — Dijo Agus. — ¿Me vas a obligar?
    — Por favor, Agustín, amigo mio. No me hagas dejarte ciego, ¿si? — Respondió Max, burlón.


    Todos sus soldados se reían a carcajadas.

    — Veo de los 2 ojos, solo que el que me jodiste esta en reposo. No estoy ciego, estúpido cara rata. — Respondió Agustin, con tono molesto y furioso.

    Max le puso el cañon de la pistola en la cabeza.

    — Vuelvelo a repetir, ciego. — Dijo Max.

    Agustín puso su cara en el cañon. Nunca le ví con esa actitud.

    — ESTÚPIDO-CARA-RATA. — Dijo Agus, frente el arma de Max.

    Max asintió, y quitó el seguro de su arma. Iba a disparar, lo veía en sus ojos, pero 3 muertos aparecieron, evitando así que Agustin no viese el mañana siguiente. Max mató a cada muerto, con una sonrisa diabólica en su cara.

    — Lo diré la última vez. Vais a ir a vuestro campamento, acompañados por mis amigos, cojeis las cosas, y les seguis hasta mi campamento, ¿entendido?
    — No me queda claro. — Dijo Kieren.
    — Ni a m...


    Max mató a Daniel. Mató a un científico brillante, capaz de hacer una cura. Ahora sería imposible, ya que no sabemos de otro científico como él. No pudímos hacer nada, pues cualquier movimiento y nos llenarian de plomo. Estábamos en una situación desfavorable.
     
  14.  
    Manuvalk

    Manuvalk el ahora es efímero

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    Drama
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    60
     
    Palabras:
    965
    Capítulo 3: "Tú Traes la Mala Suerte"


    Seguíamos traumados por la muerte de Daniel. Una muerte tan rapida que no la esperabamos. De verdad que Max pagará todo lo que hace, pero no aquí, ni ahora. Pasamos los 20 kilometros, pero con los hombres de Max. Cuando llegámos al refugio, la gente nos abrió, extrañada. Les contamos la situación, que no agradó a la gente, pero era eso o morír. Una vez todo recojido, cerrámos la berja y seguímos a los hombres de Max. Llegámos a un centro comercial, bien sellado, y bien custodiado. Hombres armados hasta los dientes patrullaban el perímetro por el techo del centro comercial.

    — ¿Un centro comercial? Debe tener muchos hombres para mantener eso protejido. — Dijo Kieren.

    Hay que decir que el centro comercial era enorme. Debía tener muchos puntos desprotejidos, pensé.

    — Y que lo digas. Parece que Max tenga millones de hombres. Espero que no sea así. — Dije, preocupado por la situación.
    — Si los tiene, los ejecutaré uno a uno. — Dijo Agustín, hablando como Rambo.
    — Eh, chico. Seguro que yo solo te puedo patear el trasero. — Dijo uno de los hombres de Max.


    Agustín se rehusó a responder, pues solo añadiría tensión al momento. Todos ibamos con las manos atadas, y nuestras pertenencías en una mochíla cada uno. Llegamos a la entrada, y varios muertos que golpeaban las paredes, se giraron a darnos la bienvenida. Los hombres de Max los acribillaron a balazos, y a continuación, 2 hombres nos abrieron la puerta. Max hablaba por el megáfono, que funcionaba. Tenían corriente eléctrica. No sabíamos donde nos llevaban. Había gente normal en el centro comercial, y era insólito.

    — "Hoy traemos a nuevas personas a esta grande y generosa comunidad." — Dijo Max por el megáfono.
    — ¿Generosa? Generosa mis cojones. — Dijo Luke.
    — Esa voz, chico. — Dijo un hombre de Max.
    — Dejamé en páz. — Respondió Luke, mirando alrededor.


    Seguíamos caminando, sin saber el rumbo.

    — "...estas personas, serán de buen provecho para la comunidad. Trabajarán mucho, para hacer crecer el perímetro." — Dijo Max.
    — Ja, veremos si muevo un dedo. — Dije.
    — Lo moverás, amigo. — Respondió un soldado.
    — ¿Me vas a obligar? — Le dije, en tono vacilón.


    El hombre me hizo parar, poniendome la mano en el pecho.

    — No me toques.
    — Mira, chico, no lo hagas mas dificil.


    Me quedé mirandolo durante unos segundos, y luego continué caminando. Llegamos a una tienda de vestidos, y nos metieron ahí. A continuación, bajaron la puerta de seguridad y le pusieron candado.

    — Vaya mierda. — Dije, sentado en una esquina, con Vanessa en brazos.
    — A saber como mierda salímos de aquí. — Dijo Virginia. — Manu, tu traes la mala suerte.


    Decidí no hacerle caso. Todos comenzaron a discutir sobre que pasaría y como saldríamos.

    — Chicos...

    La gente seguía hablando.

    — ¡CHICOS...! — Exclamó Luke, con la cara roja.

    El silencio hizo presencia. Luke tenía un plan.

    — Mirad que he visto, conductos de ventilación. Creo que puedo entrar.
    — ¿Estas seguro? — Dijo un hombre.
    — Si, Tylor, estoy seguro. — Respondió Luke.


    Tylor rompió la tapa del conducto, y a continuación le dedicó un gesto amable a Luke.

    — Suerte. — Dijimos varios.
    — Si encuentras salída, trata de salir y venir aquí y abrirnos. Encuentra la llave o algo, nose. Si es muy peligroso, vuelve, y dinos que has visto. — Dijo Vanessa.


    Luke movió la cabeza en forma de "si" y a continuación se metió en el conducto de ventilación.

    — Espero que no lo maten si es capturado. — Dijo Agus, yendo de un lado de la tienda a otro.
    — No lo cojerán. — Dijo Tylor. — Estoy seguro.
    — ¿Quién eres tú? — Preguntó Agus, con Virginia a su lado.
    — Me llamo Tylor. Y vine cuando fuímos a atacar al presi. — Respondió.
    — Ah, pues, encantado de conocerte. — Respondió Agus, ofreciendolé la mano.


    Tylor accedió, y se saludaron. Al rato, Max vino con 3 soldados bien armados, abriendonos la puerta de seguridad de la tienda.

    — Amigos, antes de que caiga la noche, vais a hacer algo por mi. — Dijo Max. — Ya que formais parte de esta comunidad, teneis que ganaros la comida.
    — ¿Pero que demonios te has fumado? — Dijo Virginia. — Estoy embarazada, no tengo que forzarme. Ni Vanessa.


    Algo no me cuadraba, ¿Vanessa?

    — ¿Como? Vanessa esta perfectamente. — Dije.

    Vanessa asintió.

    — ¿No se lo has dicho? ¿No le has dicho que estas embarazada? — Dijo Virginia.

    La expresión de mi cara se quedó palída. Me dirigí a Vanessa.

    — ¿Que demonios? ¡No me dijistes nada! ¿¡Planeabas mantenerlo así!? — Dije, bastante molesto por no saber que tendría un hijo/a.
    — N-No... — Dijo Vanessa, cabizbaja.


    No tenía palabras para continuar hablando. Me quedé de piedra. Max y sus soldados contemplaban la escena sin decir ni "mú". Una vez todo en silencio, Max habló.

    — Bueno, después de toda esta mierda amorosa, os asignaré los trabajos. Embarazadas: Como no podeis forzaros, vuestros chicos haran vuestras parte. Id a la cocína a preparar algo bueno. — Dijo Max, indicando a un soldado cojer a Virginia y Vanessa y le siguieran. — Los 23 hombres, menos los chicos amorosos, ireis a trabajar en herraduras, espadas y esas cosas. Mich os indicará por donde ir, seguidle. Mujeres restantes, vais a lavar la ropa de toda la planta baja. Vosotros 2, los amorosos...venid conmigo. Antes debó enseñaros algo.

    Seguímos a Max hasta una oficina con camaras. Como había electricidad, funcionaban. Señaló un baño de mujeres, donde varias se duchaban. Agus y yo nos fijamos mas en el agua que en las mujeres, pues no habíamos visto una ducha desde Alexandría. Olíamos bastante mal.

    — Chicos, vais a hacer una misión especial para mi. — Dijo Max.
    — ¿Y a que se debe? — Dijo Agus.
    — Vais a dar un espectaculo.
    — ¿Espectaculo? — Dije.
    — Vais a pelear en una batalla de dobles. La gente se divierte viendo esto. Vais a pelear contras mis mejores 2 hombres. — Dijo Max, placidamente comodo.
     
  15.  
    Manuvalk

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    The last of them
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    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Drama
    Total de capítulos:
    60
     
    Palabras:
    867
    Capítulo 4: La Guarida del Traidor


    Estabamos en unos vestuarios, junto nuestros rivales. Uno de ellos tenía tanto musculo que de un golpe podría tumbar a 10 hombres. Con el pelo muy corto, y mas pectorales que Agustín y yo juntos, estaba el segundo hombre. Teníamos que admitir que daban impresión.

    — Madre mia...nos van a dar de ostias, que vamos a parecer papel una vez acaben. — Dije, mientras me ataba los zapatos.
    — Y que lo digas. Pero no podemos dejar que nos maten a golpes, recuerda que vamos a tener familia. — Añadió Agus, secandose la cara.
    — No me lo recuerdes. Después de Emily, no quería tener hijos por eso, pero que se le va a hacer. — Respondí.
    — Yo también iba a tener uno, ¿recuerdas? — Contestó Agus, reprochandome otra vez la muerte de Amy.


    Cabizbajo, comencé a estirar, mientras ya se escuchaba al del micrófono hablar sobre un nuevo combate. Entró un tipo con traje.

    — Es la hora, salid.

    Resoplando, Agus y yo salímos al ring. Bueno, no se podía llamarlo ring. Tenían rejas que convertian la habitación en una carcél. Un muerto en cada esquina, bien atados. 4 en total.

    — ¿Que clase de juego enfermo es este? — Dijo Agus, mirando alrededor.
    — No lo sé. Solo...luchemos en equipo, y trata de que no te golpeen mucho. — Dije.
    — Igualemente. — Respondió Agus.


    Nos pusímos al centro, enfrente de nuestros oponentes.

    — ¡He apostado por vosotros mi ración de comida de 2 días! ¡Si perdeis ire tras vosotros! — Exclamó un hombre, diciendonos a nosotros.
    — "¡...que comience el combate!" — Dijo el hombre del micrófono.


    Uno de los hombre, el de mas pectorales, vino corriendo con los brazos extendidos, y nos tumbó en el suelo. Agus y yo caímos como mariposas.

    — Jo-der. — Me dije, doliendome del pecho.

    El de los pectorales alzaba los brazos en señal de victoria, mientras que el otro, se reía a carcajadas. Los muertos de las esquinas, atados con cadenas, se volvían locos. Me levanté, me limpié la sangre, y le solté un puñetazo en la cara a "pectorales". Me dolió mas a mí que a él. Se colocó la mandibula, y preparandose para golpearme, Agustín apareció con un tubo de hierro, y golpeó a "pectorales".

    — ¿¡De donde has sacado eso!? — Dije, asombrado.
    — Me lo ha dado un tipo de la barrera, diciendome que "todo vale". — Respondió Agus, dandome unas palmadas en el hombro.


    Me vino a la mente que tenía el hombro derecho hecho unos zorros, y Agustín un ojo dolido.

    — Espero que no nos den donde pienso. — Me dije.

    "Pectorales" cayó al suelo, del golpe de Agus, y "Musculos" se acercó a Agus con un trozo de madera. Los 2 se miraban y preparaban sus armas, mientras "Pectorales" se levantaba. Un tipo me lanzó una sartén.

    — ¡Dale a ese idiota! — Dijo el tipo.
    — ¡Gracias! — Dije. — Algo es algo.


    "Pectorales" tenía una silla de metál, y se disponía a usarla.

    — Eso no es bueno. — Dije.

    Agus y yo nos pusímos espalda con espalda y ambos rivales nos acorralaban. Agus golpeo a "musculos" con el tubo, y el se echó atras, momento que Agus aprovechó para empujarlo a un muerto, que no tardó en cojerlo y morderlo. Los gritos de "musculos" hicieron que nos quedásemos boquiabiertos. "Pectorales" aprovechó para darme un sillazo en la cabeza, que la verdad, me dejó bastante fuera de combate. En ese momento, disparos. Se escuchan disparos. Todos comienzan a correr y la lucha es suspendida.

    — "...atención, atención: Han abordado el perímetro. Repito: Perímetro abordado."

    Seguía aturdido, y mientras me levantaba, Agus acababa con los 4 muertos que servían de esquinas. Mató a "Musculos" de un golpe en la cabeza, pues fue mordido. Salímos corriendo, y vímos 2 hombres con flechas en el cuello y pecho.

    — ¿Quienes pueden ser? — Preguntó Agus, cojiendo las armas.
    — Puede ser el grupo de inmunes en el que vivía, o puede ser... joder, Simon. — Dije, cargando la M4.
    — ¿Quién demonios es Simon? — Preguntó Agus.
    — Un grupo de inmunes que va tras Kieren. — Dije, mientras ibamos por un pasíllo.
    — ¿A por ese tipo nuevo? ¿¡Y porque lo traes con nosotros!? ¿¡No ves que nos ganamos enemigos!? — Exclamó Agus.


    Mientras caminabamos, ví a "Pectorales" muerto mas adelante. Al pasar por su lado, le escupí.

    — Jodeté. — Musité.

    Llegamos a una sala grande, donde Simon (supongo que era él) tenía a Kieren atado y de rodillas, y a varias personas del centro comercial y de los nuestros.

    — ¡Donde esta tu amigo! ¡El que te ayudó a escapar! — Gritaba Simon, golpeando a Kieren.
    — Aquí, estoy aquí. — Respondí, ante la atenta mirada de todos.
    — Vaya vaya... dime algo...¿sabias que Kieren es asesino de niñas? ¿¡De mi hija!? — Exclamó Simon, furioso.
    — No, no lo sabía. — Dije, perplejo.
    — Es ment...
    — ¡Calla! — Dijo Simon a Kieren.


    La tensión subía por momentos.

    — Te lo dejaré claro. O matas a Kieren, o mató a Vanessa. — Dijo Simon.
    — ¿¡Como conoces a Vanessa!? — Dije, molesto.
    — Kieren me la presentó hace un rato. Decía que ella a cambio de él. — Dijo Simon.
    — ¡Mentira! — Dijo Kieren.
    — ¡No lo repetiré! ¡O matas a Kieren, o mató a esta imbecil! — Dijo Simon, con la pistola en Vanessa y el cuchíllo en el cuello de Kieren.
     
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    60
     
    Palabras:
    944
    Capítulo 5: En Medio de Titanes


    — ¡Estas avisado joder! ¡Quiero la respuesta YA! — Exclamó Simon, cada vez mas nervioso.
    — Suelta a Vanessa, y hablarémos de Kieren. — Dije. — Tampoco lo repetiré mas veces.


    Simon quitó el cañón de la cabeza de Vanessa, que salió corriendo a su derecha, junto Virginia. Simon me ofreció la pistola.

    — Si no muere, lo volverá a hacer. — Dijo Simon.
    — ¿Porque debo hacerlo yo? — Respondí, ante la antenta mirada de todos.
    — ¡Porque quiero que seas tú quién lo mate! — Dijo Simon.
    — ¿Me chantajeas para que lo maté? ¡Fue tu hija quién murió! ¡Debería ser tú quién le pusiese fin! Además... ¿quién me garantiza que Kieren es un asesino? — Dije, esperando respuesta.
    — ¿Quieres prueba? La tendría... ¡de no ser porque también mató a mi mujer! — Dijo Simon, ya llorando.


    Ahora Simon daba pena. Sentía lastima hacía él.

    — Entonces... ¿que vas a hacer? — Dije.

    Simon miró la pistola. En ese momento, Kieren comenzó a correr por un pasillo. Simon fue tras él, y yo detras.

    — ¡Agus quedaté con ellos! ¡Cuidales! — Grité, mientras seguía a Kieren y Simon.

    La carrera era trepidante. Kieren, que iba delante, saltó varios cubos de la basura, seguído de Simon. Ellos hacía tiempo que iban sorteando cosas, mientras yo luchaba con Fabian. La diferencia de agilidad era notable, comparando a la velocidad que iba ellos y yo. Pero ambos frenaron en seco cuando 50 hombres aparecieron obstaculizando el paso.

    — ¡Al puto suelo carajo! — Dijo uno de los hombres, armados con fusiles de alto asalto.
    — ¿¡Quién coño sois!? — Exclamé, al llegar allí.
    — Ahí esta el tipo que nos dijo el presidente. Recordad: lo quiere vivo. — Dijo otro hombre.
    — Oh, joder. — Susurré, al paso que comencé a correr en la dirección en la que vine.


    Varios hombres se quedaron con Simon y Kieren, mientras yo era perseguido por 20 tipos armados con unos extraños fusiles. A cada paso que daba, disparo que pasaba. Pero otro grupo me cortó el paso, quedandome entre 2 grupos, no conformes con mi presencia.

    — Vaya vaya... pero si te estan persiguiendo. — Dijo Max, que estaba en uno de los grupos.
    — Apartensé, o serán abatidos. El tipo es nuestro. Ordenes del presidente. — Dijo uno de los hombres "asalto" que llamo yo.
    — ¿El presidente? ¿Quién a mandado al presidente a asaltar mi refugio? Putas marionetas del gobierno. — Exclamó Max, comenzando el tiroteo entre ambos bandos.


    En medio de todo era extraño, así que como pude me escaqueé de allí. Todo era un caos. Gente del gobierno, de Simon, la nuestra, la de Max. Y para sorpresa, Agustín en pleno tiroteo con un grupo desconocido, pero por lo que pude ver, eran inmunes de no se donde carajo.

    — ¡Buscamos a Kieren! Entreguenlo y pararemos la pelea. — Dijo uno de los inmunes.
    — ¿Quienes sois vosotros? — Dijo Agus.
    — Somos un grupo que tiene cuentas con Kieren y los suyos.


    Y hablando de los del Kieren, su grupo vino. Los distinguí por Helena. Por si no era poco, la gente muerta se levantó transformada, que era lo de esperar.

    — Maldición. — Me dije.

    Ahora todo el centro comercial era un campo de batalla. Repasaré:


    Grupo de Simon: Vinieron a por Kieren y yo.

    Soldados del gobierno: Detras de mi por estar a punto de derrocar del trono al tirano que sigue escondido en un bunquer.

    Grupo de Max: Defiende su refugio, ante tanto grupo desconocido en él.

    Grupo de inmunes desconocido: Vienen por Kieren.

    Grupo de Kieren: Donde antes estaba, vienen para salvarle, supongo.


    Era todo una loteria. Disparos por todo el C.C. habían llamado la antención de los muertos tanto de recien transformados como los que ya habían en las calles. Era increible la masa que venía del norte. Había que aprovechar.

    — ¡Agustin, coje a las chicas y a todos los del grupo que veas, y larguemonos de aquí! — Dije. — ¡Nos vemos en el tejado, allí ya harémos algo!

    Agustin dió el visto bueno y se fue a por todos los conocidos. Flechas, balas, incluso granadas, se lanzaban por todo el C.C. Miles de muertos ya rodeando todo el recinto, con una visión totalmente abrumadora y nunca vista como antes. Por un momento tuve miedo, y era para tenerlo. Corrí al tejado, y ahí estaban Agustín, Vanessa, Virginia, 10 tipos mas de los nuestros y Luke.

    — ¡Luke! ¿Donde demonios estabas? — Dije.
    — Con ellos. — Dijo Luke, señalando unos 20 prisioneros libres, uniendose a nosotros.


    Agustín me señaló un helicóptero en la azotea del centro comercial. Era perfecto para irnos a caso, solo que...¿quién pilotaria?

    — Yo puedo pilotar. — Dijo uno de los presos libres.
    — No perdamos tiempo. En total somos 35 tipos en el helicóptero. Espero que soporte lo suyo. — Añadí. — Gente tendrá que esperar a que volvamos.
    — Yo me quedaré. — Dijo Agus. — Pero que se queden los 20 presos y Luke conmigo.
    — ¿Estas seguro? — Dije.
    — Lo estoy. Vamos, corre. No tardeis. — Añadió Agus.



    The Last Of Them Parte 7- Sinopsis próximos 5 capítulos


    Capítulo 6- Una Escapada en Peligro: El grupo es separado. Por el camino, sufren un accidente, dejando a la otra parte del grupo en el C.C.

    Capítulo 7- A la Vieja Usanza: El grupo del helicóptero decidirá volver al C.C. y llegar a sus compañeros. Los muertos tienen un ás en la manga.

    Capítulo 8- Hablemos a 7 Bandas: Para firmar una paz entre tanto grupo de todo tipo, se decide quedar en un lugár. Ningun grupo jugará limpio su baza.

    Capítulo 9- Redención: Una persona importante deberá morir para que el grupo tenga un futuro libre de escoría.

    Capítulo 10- Pesadilla: El grupo tratará de olvidar el pasado, pero recordará con quienes se han enfrentado hasta llegar ahí.
     
  17.  
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    The last of them
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Drama
    Total de capítulos:
    60
     
    Palabras:
    846
    Capítulo 6: Una Escapada en Peligro


    — ¡Vamos, al helicóptero! ¡Agus defiende el helicóptero de los que lleguen! — Dije. — Volverémos lo mas rapido que podamos.
    — Esta bien. ¡Vamos, largaos! — Exclamó Agus, poniendose en posición.


    Rapidamente, junto Luke, Vanessa, Virginia y mas personas subímos al helicóptero y nos colocamos como pudímos.

    — ¡Vamos! ¡Pon este trasto en el aire! — Dije.
    — ¡Detened el helicóptero!


    Me asomé y ví a los soldados de Max disparando contra Agustín y los suyos. El helicóptero despegó y poco a poco nos fuímos alejando.

    — Déjanos en un laboratorio que hay al este de aquí. — Dijo Virginia.
    — Vale. — Dijo el piloto.


    Pero de repente, se escucha el ruido de otro helicóptero.

    — ¿O este helicóptero tiene doble motor o hay otro helicóptero en el aire? — Dijo Vanessa.

    Vanessa estaba en lo cierto. Un helicóptero, se puso en paralelo a nosotros, y pudímos divisar que era militar. Eran los del gobierno.

    — ¡Derriben esa cosa! — Dijo uno de los soldados.

    Nosotros no teníamos con que defendernos, por lo que solo podíamos luchar con movimientos bruscos del helicóptero y esquivar edificios. Pero uno de los soldados, sacó un lanzacohetes.

    — Maldición, nos va a hacer volar en pedazos. — Dijo Luke.
    — No lo harán, me quieren vivo. — Dije, amarrado bien fuerte a el puente de mando.


    El soldados disparó el primer cohete. Obviamente no iba a derribar, pero si quería dejar el helicóptero en una situación comprometida. El cohete nos rozó, pero no causo daño alguno. Se disponía a lanzar el segundo.

    — ¡Ahí va otro! — Alarmó otro de los prisioneros liberados.

    El segundo cohete golpeó la hélice, lo que provocó que el helicóptero se descontrolara.

    — ¡Vamos a caer! ¡Abrochense los cinturones! — Dijo el piloto.

    El helicóptero comenzó a caer como una mosca, mientras sorteabamos edificios y antenas de televisión ya inservibles y viejas. Pero el helicóptero no respondía a los movimientos del piloto para hacer girar el bicho. Ibamos directos a un edificio de unas 40 plantas, y a medida que nos acercabamos se veían las oficinas y ordenadores portátiles ya desgastados. El impácto sería en unos segundos. Cerré los ojos y supliqué no morir. Nos estrellamos. 5 personas salen disparadas por los lados. Virginia se golpea la cabeza y Vanessa se mueve hacía delante y hacía atrás. Luke llora y se mueve como en un balancín. Golpe final. Pierdo el conocimiento.

    — Manu...¡Manu!

    La voz de Vanessa me despierta de un sueño que pensé que sería profundo.

    — ...¡Despierta! ¡MANU! — Veo a Vanessa moviendome la cabeza.

    Virginia dispara a alguíen, y Luke también. Viendo a Luke disparar una M4, me hace pensar que es un sueño, pero pronto me doy cuenta que no lo es.

    — ¿Donde...donde esta el piloto? — Dije, tocandome la cabeza.
    — Compruebalo tú mismo. — Me dice Vanessa, señalando a un cuerpo ya transformado en un muerto viviente con un hierro en el pecho.


    Sus gruñídos me hacen levantarme mas veloz, y Vanessa me lanza una pistola.

    — Acabemos con estos sujetos del gobierno y vayamos al C.C. — Dijo Virginia.
    — ¿Cu-cuantos son? — Preguntó, aun desconcertado.
    — Supongo que unos 7, pero estate atento. — Dijo Luke.


    Virginia dispara a uno en el pecho varias veces, mientras que Luke mata a 2 de un tiro limpio en la cabeza, asombroso. Yo mató a 2 mas, y Vanessa a otro. Parece no haber nadie mas.

    — Vayamos a la calle y veamos como ir al C.C. — Dije, recojiendo la munición de los soldados caídos.

    Bajamos por unos escombros del edificio y una vez en la calle, caminamos en dirección al centro comercial. Un muerto aparece, y cuando me fijo, es uno de los 5 que salió disparado por el helicóptero. Le clavó el cuchíllo liberandolo de una eterna forma física asquerosa y en descomposición.

    — Después de ser prisionero, muere en accidente de helicóptero. Que cagada. — Dijo Luke, con la mirada brillante.

    De la nada, aparecen 2 caballos por la ciudad, galopando a toda velocidad. Me pongo en medio de los 2, que frenan en seco. Tenían sus monturas.

    — Son de alguién, que parece que ya no los necesite. Vamos, subid. — Dije, subiendo a Vanessa al caballo que cojí.

    Virginia cojió el otro caballo con Luke detrás. Y nos ponemos a cabalgar en dirección al centro comercial. Después de cabalgar durante un par de horas, el C.C. se alza a nuestra vista. Pero tiene un aspecto mas tetrico que la primera vez que llegabamos.

    — Tengan cuidado, eso no tiene buena pinta. — Dije, preparando las armas.

    Nos bajamos de los caballos. La oscuridad era la dueña de aquel espacio tan tetrico. Un escenario que a cualquiera daría miedo, quizás impresión. De la nada, un montón de luces de todas partes, alumbran a 50 personas arrodilladas en la entrada del centro comercial. Un Max con movimiento triunfante se posa encíma del tejado, con una AK-47 en las manos.

    — Al fin llegais...
    — ¿Que hace tanta gente así? — Pregunté, con tono serio.
    — Esa gente...gente de todo tipo de grupos...va a ser ejecutada. — Dijo Max. — A no ser... que depongas las armas, y mueras tú por ellos.
     
  18.  
    Manuvalk

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    The last of them
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    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Drama
    Total de capítulos:
    60
     
    Palabras:
    946
    Capítulo 7: A la Vieja Usanza


    — Tú decides. Si vienes por toda esta gente, ellos serán libres, y tú tal vez mueras, o tal vez me sirvas para algo. Si no lo haces, nunca iré a por tí, pero las 50 personas que ves así, entre ellas varios de tus amigos...no verán otro amanecer. — Dijo Max, con su AK-47 apoyada en el hombro.

    Sentí la mirada de Virginia atravesandome el cuerpo.

    — Entre ellos, esta el padre de mi hijo. Como muera aqui, el que no verá a su hijo serás tú. — Dijo Virginia, con una mirada asesina.
    — ¡Vamos chico! ¡Respuesta ya! — Dijo Max, impacientandose.
    — ¡Esta bien! ¡Esta bien! — Dije. — Quiero verlos a todos libres y llendose de aquí, y me tendrás.


    Max sonrió con satisfacción. Ordenó a sus soldados desatar a todos los rehénes. Todos, libres, se acercaban a darme las gracias por el sacrificio, tal vez el último sacrificio de mi vida.

    — Por favor... evita que te maten. No quiero criar un hijo sin padre. — Dijo Vanessa, entre lagrimas.
    — Qui...quiero que sepas, que si no vuelvo...tú lideres lo que queda. Tú y Agustín, y Virginia. Formad un consejo, algo que haga a todos empezar de nuevo. — Dije. — Me tengo que ir.


    Cada paso que daba era alejarme de mi vida, de mis amigos, de mi familia. Sentí una punzada en el estomago. Suspiré por lo que me esperaba. Toda la gente comenzó a correr, yendo a aquel laboratorio que nos acojió durante meses. Los hombres de Max me condujeron a una habitación de color gris, con cadenas. Me ataron allí, y se fueron. Max llegó al cabo de 3 minutos apróximadamente.

    — No sabes la alegría que es tener al hombre buscado por varios grupos. Es...como tener el poder, amigo. — Dijo Max, con unos movimientos de triunfo.
    — ¿Me vas a matar? — Pregunté.
    — ¿Matarte? Uh, es una opción, pero "naah". Te voy a canjear. A no ser que me toquen mucho mis partes bajas, y te maté y se queden sin su objetivo.
    — ¿Y porque me tienes aquí atado?
    — Simple precaución, amigo. — Respondió Max.


    Max se fue de la habitación. Al día siguiente, un tipo comenzó a darme palmadas para despertarme.

    — Ey...me llamo Erik.
    — ¿Quién narices eres? — Pregunté, despertandome.
    — Soy uno de los inmunes de Simon. Tiene a Kieren y te quiere con vida para una cosa. Me mando a venir a por tí y sacarte. Así que te soltaré y nos iremos cagando leches. — Dijo Erik, soltandome las cadenas.
    — Esta bien. — Dije.


    Erik me soltó y me dió un arco con flechas, ya que el tenía uno.

    — ¿Se te da bien el sigilo? — Preguntó Erik.
    — Como la seda. — Dije, con la primera flecha ya posada en el arco.


    Ibamos a salir, pero 2 soldados se pusieron a conversar.

    — ¿Sabes que Max planea atacar el bunker del presidente? Sabe donde se esconde. — Dijo uno de los soldados.
    — Joder, hay que tener bolas para que nos lleven allí y matar al presidente. El poder se le sube a la cabeza, pero si haciendo lo que el dice mi familia estará ilesa, iré al fin del mundo con él. — Dijo el otro soldado.


    Con sigilo, salí por detrás y clavé una flecha en el craneo de uno de ellos, mientras el otro lo mató Erik.

    — Joder, uno de ellos tenía familia. — Dije.
    — Pues debería haberse unido a buenos grupos. — Respondió Erik, con tremenda normalidad.


    Continuamos y llegamos a unas ventanas con 2 cuerdas, para descolgarnos hasta 2 caballos que habían en la calle.

    — Has pensado en todo. — Dije, asombrado.
    — Cuando a Simon le conviene algo, piensa de maravilla. — Dijo Erik, descendiendo a toda velocidad.


    A continuación, bajé por la cuerda. Monté a los caballos junto Erik y cabalgamos lejos del C.C.

    — Oye, una vez resuelto el tema que quiera Simon, me ire con mi familia, y me dejareis en paz. — Dije, seriamente.
    — Supongo que así será. — Dijo Erik.
    — "Supongo" no. Eso será sí o sí. — Dije.


    Erik decidió reservarse la respuesta. Llegamos a unas cabañas en unos arboles. En una de ellas estaba Simon, con Kieren magullado y atado a una silla. Erik y yo entramos.

    — Oh, aquí estas. — Dijo Simon. — Buen trabajo Erik, puedes marcharte.

    Erik salió de la cabaña y me quedé a solas con Simon y Kieren.

    — Quiero ofrecerte algo. — Dijo Simon, caminando alrededor de Kieren.
    — ¿El que? — Pregunté, extrañado.
    — Quieres acabar con Max, y con el presidente de una vez por todas, ¿cierto?
    — Así es. — Dije.
    — La oferta es simple: Matas a Kieren, y yo te proporciono todo el material, medios, hombres y yo mismo, a por el presidente y Max.
    — ¿Como hariamos eso? — Pregunté.
    — Sencillo. Sabemos que mañana a las 09:00 am, Max irá al bunker del presidente y ira a matarlo. Podemos, aguardar escondidos y esperar la oportunidad, o ir directos y luchar como fieras. Tú elección. Eso sí: Todo esto se realizará si matas a Kieren. — Dijo Simon, dandomé su pistola.


    Era lo mejor que tenía para acabar con lo que mas odiaba. Era una vida, por miles. Era Kieren, por mi gente. Era un sí. Apunté el cañón en la cabeza de Kieren, que musitó unas palabras que no entendí, pues estaba atado por la boca. Con unos segundos de tensión, apreté el gatillo. La cabeza de Kieren desparramó tanta sangre que Simon y yo acabamos salpicados.

    — Mas te vale cumplir tú palabra. Y no digas nada de esto, o mi gente me odiará. Incluso me matarían, por hacer semejante cosa. Esto no es humano, pero si esto detiene a esos cabrones, ya esta hecho. Repito: mas te vale cumplir. — Dije, devolviendole el arma a Simon.
     
  19.  
    Manuvalk

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    Capítulo 8: Hablemos a 7 Bandas


    Me quedé en blanco al saber exactamente donde estaba el bunker del presidente. Estaba debajo de la ciudad, según Simon. Nuestro plan era simple y estricto. Eramos 50 personas apróximadamente. Los mejores tiradores a distancia se posarían encíma de edificios o lugares derrumbados. Otras personas se colocarían en lugares estrategicos, dando así cobertura a las personas que estarían en medio de todo el caos, de toda la batalla. Una vez todos en sus respectivas posiciones, la batalla estaba por empezar. Ahí aparecieron, Max junto cientos de soldados.

    — Esperad a las señales de Simon y a las mias. Recordad: No abriremos fuego hasta que esten en batalla Max y los soldados del presidente, ¿entendido? — Dije, con voz amarga.

    Todos entendieron alto y claro el mensaje, de vital importancía. Max colocó una serie de explosivos en el suelo, y a continuación detonó el suelo, aparecieron una compuerta, como la de un submarino. Cuando trataronde abrirla, otra explosión, esta vez interior, hizo retroceder a todo el ejercito de Max.

    — ¡Sal de ahí cobarde! — Gritó Max, con la AK-47 que le temblaba en las manos.

    La explosión levanto bastante polvo, y pudímos ver que salían muchos soldados. Cuando el polvo se disipó, el tiroteo entre ambos bandos fue brutal, atrallendo muchos muertos. De la nada, surgen caballos con gente que tenía arcos con flechas.

    — Son los de Kieren. Idiotas. Esperaban vernos en la batalla, pero ahora estan en una encerrona. — Dijo Simon, riendose de la escena.
    — Tienes razón. Ahora hay 4 bandos en la pelea: Los soldados del presidente, Max y los suyos, la banda de Kieren y los muertos. — Dije, observando la escena, como muchos mas.


    Pero de repente aparece otro grupo, en caballos y camionetas. Armas de fuego y arcos.

    — Rectifico: Ahora esta el grupo que busca a Kieren. Aunque esta muerto. — Dije, lo último susurrando.

    Eran 5 bandos, contando a los muertos, que batallaban entre ellos. Ninguno tenía motivos de unión, excepto Simon y yo. Era la hora.

    — ¡Al jodido ataque! — Exclamó Simon, haciendo que todos los grupos de la pelea quedasen abrumados ante tal aparición.

    Ahora era una tremenda batalla a 7 bandas. Todos salímos de nuestras posiciones y nos centramos en los demás grupos.

    — ¡Max lo cojeré yo! ¡Y le enseñaré tacto y dulzura! — Dijo Agus, cubriendose tras un pilar.
    — ¡Yo hablaré con el presidente! ¡Quiero que vea que tiene un seguidor que lo votó en su tiempo! — Exclamé, esquivando muertos, hombres, y balas.


    El bunker estaba abierto, era una oportunidad que no podía fallar. Bajé una escalerillas, y dí un pequeño salto. El lugar era inmenso, y parecía tener una comodidad al cien por cien. Silenciosamente caminé por una estrecha sala blanca, y cuando giré la esquina, una voz sonó por el megafono interior.

    — "Querido amigo...¿así que eres tú el famoso hombre que me irrita?" — Dijo la voz.
    — ¿Y tú eres el estúpido que me quiere dar caza? — Dije, mirando a todos lados, esperando que alguién se me avalanzase.
    — "Mira, te lo voy a dejar claro. En este mundo, solo puede quedar alguno de los 2. Puedes venir a mi despacho, todo recto al final a la derecha." — Dijo la voz. — "Tranquilo, no hay trampas ni hombres esperandote a la vuelta de la esquina. Todos estan fuera, batallando."


    Sin contestarle, decidí ir donde me dijo, esperando alguna trampa. Pero no había peligro para mi. Abrí una puerta blanca, y ahí estaba. El presidente. Sentado en una comoda silla de seda, mirando la batalla a traves de camaras puestas alrededor.

    — ¿Ves? El humano, desde sus comienzos, ha ido de guerra en guerra. A esto podrías llamarlo...Guerra Z. Yo ordené crear el virus para así tener a la gente concentrada en un sitio y mandar de todo. ¡Yo fui quién quería acabar con todo humano en mi país! Pero esto se extendió, sin poder controlar nada. Y ahora...todo se ha ido a la mierda. — Dijo el presidente, con la mirada fija en las camaras.
    — Sabes que he venido a matarte...¿verdad? — Dije, empuñando las manos.
    — Me imp...


    Mientras hablaba, le propiné un golpe en la cara, que lo hizo caer.

    — Tú y yo vamos a visitar el exterior, pequeño bastardo. — Dije, arrastrandoló hasta la salida, subiendo las escaleras.

    A empujones saqué al presidente, sangrando por la nariz. Le pusé el cañón en la cabeza, y sus soldados me apuntaron. Atraí la atención de todo humano.

    — Basta de tanta mierda. Los soldaditos del gobierno, deponed las armas, y largaos a sobrevivir por vuestra cuenta, este bunker ahora es mio. — Dije, con rabia. — No querreis morir por el presidente, supongo.

    Los soldados estuvieron quietos por un momento, pero al final, se pusieron de rodillas, y decidieron unirse y deponer las armas. El presidente no hablaba, mientras que Max y todos los demás me miraban atónitos.

    — Ahora, aclararemos cuentas. — Dije.

    Una mirada tenebrosa recorrió a todo humano a la redonda.

    — Ahora, los del grupo de Kieren. Iros a tomar por culo, porque no teneis nada que hacer aquí. Kieren esta muerto. — Dije.

    Los del grupo de Kieren lo decían todo, con una cara tenebrosa. Se fueron de allí a los pocos minutos. Helena sería su nueva líder, como escuché.

    — Los que buscais a Kieren, ya no teneis nada que buscar, así que largaos.

    Poco a poco se iba llendo la gente. Solo estaban los de Simon y Max, a parte de los mios.

    — Bueno Manu, yo me largo de aquí. Ya nos veremos. — Dijo Simon.
    — Adios Simon, buen viaje. — Respondí, viendolos desaparecer en el horizonte.


    Me quedé mirando a Max y sus hombres.

    — Nosotros nos unimos. No queremos morir. Iremos a por nuestras familias y volveremos aquí, junto la seguridad del bunker. — Dijo uno de los hombres de Max.

    Todos le siguieron a ese hombre, y desaparecieron de allí. Los ex-soldados del presidente se encerraron en el bunker junto los nuestros, que celebraban la victoria. Estabamos fuera yo, Agus, Vanessa, Virginia y Luke, a parte de Max y el presidente en mis manos.

    — Iros, y esperad dentro del bunker. No querreis vernos destrozar a estos tipos. — Dije a Vanessa, Virginia y Luke.

    Los 3 se fueron, pero a último momento, se escondieron tras unos matorrales. Idea de Luke, que quería ver la escena. El presidente lloraba, mientras Agustín se puso delante de Max.

    — No voy a suplicar. — Dijo Max.
    — ¿¡Que!? ¡No te he oido! — Dijo Agus, cortandole la oreja a Max.


    Un grito terrorifico salió de la boca de Max, que ahora si lloraba.

    — ¡Dios para ya maldito cabrón! — Exclamó Max.

    Las caras de horror de Virginia y el resto eran de poema. Agustín le cortó la otra oreja, ante mi atenta mirada, y la de Vanessa, Virginia y Luke, a escondidas.
    Max comenzó a desangrarse, y finalmente, Agus le disparó en las dos piernas.

    — Te dejaré sufriendo hasta que mueras, idiota. — Musitó Agus.

    Mientras, yo comencé a golpear a el presidente, que trataba de evitar mis golpes poniendos sus manos delante. Se cayó al suelo, mientras yo me posé encíma suya y comencé a matarlo a golpes.

    — Ya esta, para Manu, ya lo has matado. — Me dijo Agus.
    — ¡No! ¡No esta muerto! ¡No esta muerto! — Exclamé, sin parar de golpear.


    Cuando escuché un "crac" en la cara del presidente, fue cuando me dí cuenta que le quité la nariz de la cara. Miré mis manos, ensangrentadas, y me eché atrás, como su ubiese visto al demonio. Comencé a llorar, mientras Agus me levantaba.

    — Es normal que te desahoges. Nunca nos imaginamos llegar hasta aquí para ser así. Pero ahora somos así, esto nos ha cambiado. — Dijo Agus, con una mirada fija. — Ya ha acabado todo, ahora hay que vivir.
     
  20.  
    Manuvalk

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    60
     
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    Capítulo 9: Redención


    (6 años después...)

    Me desperté bastante comodo, con mas ganas de dormir. Pero era la hora, y había que levantarse. Vanessa no estaba, ni Jack. Obviamente, os preguntareis quién es Jack. Pues es mi hijo. Vanessa y yo decidímos ponerle "Jack" en memoria de su primo. Ya tenía 10 años, y siempre me pedía que le enseñase a disparar, pero núnca tuve tiempo. Hoy me estaba esperando. Cojí el walkie-talkie para hablar con Agus.

    — ¿Agustín? ¿Estas ahí, Agus? — Pregunté, esperando respuesta.

    Tras unos segundos sin respuesta, la voz de Agus sonó por el walkie.

    — Aquí estoy Manu, ¿que pasa? — Dijo Agus.

    — ¿Viste a Jack? ¿Fue donde le dije? — Pregunté, un tanto alarmado.

    — Así es, Tommy fue con él, espero que no te moleste. — Dijo Agustín por el walkie.

    — Oh, no es problema. ¿Quiere aprender a disparar? — Pregunté.

    — Así es, pero es que tengo trabajo en el prado, recojiendo ya las verduras. Te dejo. Cambio y corto. — Dijo Agus.

    — Cambio y corto.

    Tras vestirme y prepararme, salí del bunker. Me acerqué al perímetro a observar como iba creciendo.

    — ¿Como va el perímetro Erik? — Dije, subiendo las escaleras.

    — Va perfecto, jefe. Los muertos que vienen, son derrotados con las flechas. Bajamos, recojemos las flechas y quemamos los cuerpos a un par de millas de aquí. Los carteles que ponemos de la comunidad dan sus frutos, pues ayer llegaron 4 personas. Tienes que ir a hablar con ellas una vez acabes con lo que tengas que hacer. — Respondió Erik, con tono satisfecho.

    — Bien hecho Erik. Y gracias por decirme. Nos vemos. — Dije, preparándome el caballo.

    Una vez montado, fui rápidamente al prado, donde me esperaba mi hijo, y el de Agustín.

    — ¡Hola papa! — Me dijo mi hijo, Jack.

    — Hola señor. — Me dijo Tommy, el hijo de Agus.

    — Entonces, ¿quereis enseñaros a disparar? — Pregunté, atando al caballo.

    — Así es, me gustaría aprender. — Dijo Tommy.

    Fui a cierta distancia y coloqué latas y botellas de vidrio. Les dí una pistola a cada uno.

    — Antes de apuntar y disparar, recordad, que no es un juguete. — Dije. — Ah...

    — ¡Manu! ¡Te quieren ver en el puente de mando, ya! — Exclamó Agustín, que venía corriendo a toda velocidad.

    — Estas bien, esta bien. ¿Te quedas con ellos? — Dije.

    — Si, si tranquilo. Ve rapido, Simon quiere verte. — Dijo Agustín, entre resoplos.

    Dejando a los niños al cuidado de Agus, monté al caballo y galopé a toda velocidad. Llegué al puente de mando, y ahí estaba Simon, con varios hombres.

    — Hace 4 horas mande un grupo de 10 hombres al bosque mas cercano, a por bayas. ¡No han vuelto, maldición! ¡Y estoy seguro que es ese puto grupo de bandidos de hace unas semanas! ¡Hijos de pu** nos atacaron por la espalda! — Exclamo furioso Simon, golpeando la mesa de mando con fuerza.

    — Relajaté, así no conseguiras nada. — Dije, con un tono pausado.

    — ¡Lo sé! Lo sé... Dios, es solo que estoy de esos bandidos hasta la puñetera Luna. — Añadió entre soplos Simon.

    — Tienes permiso para ir a buscarlos, llevate pocos hombres para no llamar la atención, puede haber gente como... Kieren. — Dije.

    — Pues me ocuparé de ellos. — Respondió Simon, muy directo.

    Simon salió del puesto de mando y con paso acelerado bajó las escaleras que daban a la calle.

    — Dios, que agobio. — Me dije, con la mano en la cabeza.

    Salí de allí y me encontré con Luke.

    — Hey, Luke. — Dije. — Diablos, cada vez eres mas grande.

    — Supongo que estoy creciendo. — Añadió Luke, rascandose la cabeza.

    — Luke...

    — ¿Si?

    — ¿Tienes piojos? Como siempre estás en el establo. — Dije, tratando de aguantar las carcajadas.

    — ¿¡Que mierda dices!? Que te den... — Respondió molesto Luke, mientras se alejaba.

    Solté una ligera carcajada mientras Luke se iba bastante molesto por mi comentario. De la nada, un misil golpeo con fuerza la entrada al refugio, y varias personas fueron al suelo.

    — ¿¡Pero que ha sido eso!? — Exclamo una mujer, perpleja.

    — ¡No lo sé, pero nada bueno! — Respondió otro hombre.

    Cientos de hombres armados hasta los dientes con ropa abrigada entraron.

    — ¿Donde esta el líder? — Musitó un hombre con acento ruso.

    Me levanté del suelo, mientras con la mano derecha tocaba la pistola en mi funda.

    — Yo. — Respondí, firme.

    Me percaté de que los cientos de hombres (que iban en caballo) llevaban la bandera rusa. Eran la Armada de Rusia.

    — ¿Que hace aquí la Armada Rusa? — Dije, con un tono burlón.

    — Venímos a por la cura. ¿Sois americanos? — Dijo el que parecía el coronel al mando.

    — Que vivamos en America no nos hace americanos. — Dijo Agustín, en mi espalda.

    — Me importa una mierda de donde seais. Oimos hablar de "inmunes" y tenemos las herramientas suficientes para hacer la cura a partir de sangre inmune. Queremos inmunes. — Añadió el coronel ruso, con una mirada directa.

    — ¿No hay inmunes en Rusia? — Repliqué.

    — Seguramente, pero preferimos matar gente de otros países y hacer la cura, a hacer la cura con nuestra gente. — Resolvió el coronel. — Nuestra gente esta por delante de los demás países.

    — ¿Porqué destrozais mi puerta e irrumpís sin mi jodido permiso? — Dije.

    — ¿Que vas a hacernos? ¿Matarnos? — Contestó el coronel, riendose a carcajadas junto sus soldados.

    — Digamos, que algo así. — Dije, sacando un mando de mi bolsillo.

    Los rusos prestaron atención al aparato que portaba en mis manos.

    — ¿Y eso es...?

    — Vuestra muerte. — Dije, pulsando el botón rojo y haciendo estallar de metralla el suelo en el que estaban.

    Los rusos comenzaron a hablar en ruso (obviamente) y los que no murieron se cubrian detrás de coches y otras cosas.

    — ¡Matad a todo humano que veais! — Exclamo un hombre ruso.

    — ¡Pero si sabeis hablar nuestro idioma! ¡Dí por tontos a los rusos hace años! — Dijo Agus, lanzando unas granadas. — ¡Ahí teneis el balón! ¡Que empiece el partido!

    Los rusos trataban de flanquearnos, pero el regreso del escuadrón de Simon nos dió una ligera ventaja con los rusos restantes.

    — ¡Quiero aclarar una cosa! — Dijo Simon mientras disparaba. — ¿¡Porque mierda teniamos minas en nuestro propio suelo y no sabia nada Manu!?

    — ¡Básicamente por...!

    — ¡Tommy no! ¡Sal de ahí! — Exclamo Agus, al ver a su hijo en medio del tiroteo.

    Un ruso vió al niño y se dispuso a disparar. Agustín disparó al ruso y a continuación puso a Tommy a resguardo del tiroteo. Pero cuando volvía, una bala le rozó el cuello, y Agustín llegó a cubrirse antes de caerse.

    — ¡NO! — Exclamo Simon, matando al ruso.

    — ¡Dios! — Dije, corriendo a Agus.

    Me acerqué a Agus, que estaba con la mano en el cuello.

    — ¡Te pondrás bien! ¡Has salido de peores situaciones! — Dije, presionando la herida.

    — No...argh...este es mi...final. Me desangraré y moriré. Pude salvar a mi hijo, y eso me alegra. Mi hijo vivirá... — Dijo Agus, con una leve voz.

    Miré a mi alrededor. Mi hijo estaba con Tommy, y buscaba a Vanessa y Virginia.

    — Manu. — Dijo Simon. — Ellas...se han transformado.

    Miré donde Simon me señalaba, y ví a Vanessa y Virginia con heridas de bala por el pecho. Habían resucitado y eran muertos.

    — No... — Me dije, mientras me dí cuenta de que el pulso de Agus desapareció.

    Con rabía, disparé a Agus en la cabeza y me fui directamente a por las zombificadas Vanessa y Virginia. A 3 pasos de estar ante ellas, frené, y apunté. El pulso me fallaba, y temblaba. Disparé sin pensarlo. Las 2 calleron al suelo como hojas de un árbol.

    — Todo por gente estúpida... malditos rusos... — Me dije, mientras rompí a llorar.

    Simon vino y se puso a mi lado. Entonces me acorde de mi hijo. Velozmente comencé a correr a buscarlo, pero ví que unos 3 aviones de caza sobrevolaban la zona. Comenzaron a bombardear la zona, ya invadida de muertos.

    — ¡Debemos irn...!

    Simon recibió un disparo en la cabeza. Francotiradores asomaban la zona. Sin pensar en nada, comencé a correr.

    — ¡Jack! ¡Donde estás! — Decía sin parar.

    Un disparo me acertó en la pierna, y caí al suelo. Viendo el cielo, supe que eran mis últimos segundos de vida.

    — Al parecer, esta es mi redención. — Dije, antes de ser bombardeado por los aviónes de caza rusos.

    Solo un capítulo para el final de la historia.
     

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