Tentados (SessxRin)

Tema en 'Fanfics Abandonados de Inuyasha Ranma y Rinne' iniciado por Asurama, 14 Septiembre 2010.

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    Asurama

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    Re: Tentados (SessxRin)

    Capítulo 6

    —Lo siento, Rin-san, no puedes entrar.

    —Pero tengo que trabajar.

    —Tú no entiendes. Te han despedido.

    —¡¿Qué?!

    Recibió la noticia como el golpe de un bloque de concreto. No podía ser cierto que, así, sin motivos, la hubieran despedido de un día para otro. Se quedó paralizada, pero en seguida recuperó la compostura.

    —No pueden despedirme, sólo falté un día, lamento no haber podido avisar de mi ausencia, déjenme hablar con el Señor.

    Kikyou la miró extrañada.
    —¿Crees que el señor se tomará la molestia en venir a hablar con alguien como tú?

    Rin estaba desesperada. Sin trabajo, regresaría a la calle.
    —Tiene que ser un error…

    —No hay ningún error —dijo una voz masculina detrás de Kikyou. Rin vio aparecer a un muchacho alto, de cabello negro y vestido de traje. Se quitó unos lentes oscuros que llevaba, revelando unos hermosos ojos azules—. Morimoto Rin, has sido sobreseída de tus obligaciones, no trabajarás un solo día más en este hotel. Trabajarás para la familia Taisho de ahora en adelante.

    —¿Cómo dice? —estaba confundida.

    —Lo que escuchaste. Trabajarás como miembro del personal de la casa de los Taisho. Mi nombre es Miroku, he venido a llevarte allá, debes acompañarme.

    La cabeza de Rin era un mar de confusión, no recordaba bien en qué momento la historia de su vida había dado un brusco giro de ciento ochenta grados. Todo era sencillo hasta el momento en que se le ocurrió buscar empleo en aquel hotel. Ahora, estaba por segunda vez en su vida en un coche lujoso, rumbo a lo que, se imaginó, sería una casa enorme. No se había equivocado. La casa de los Taisho era enorme, sin embargo, lo que ella había imaginado en su mente no se asomaba ni de lejos a los lujos que allí había. Creyó que se marearía si tenía que subir y bajar por tantas escaleras. Incluso le parecía una construcción laberíntica.

    Miroku rio al ver la cara que ella puso.
    —Todos suelen poner esa cara la primera vez que llegan aquí.

    —Es enorme.

    —Es una mansión con cincuenta habitaciones.

    —No escatiman en lujos ¿Verdad?

    —Por el contrario, al señor le gusta ahorrar, esta casa es humilde si la comparas con su fortuna.

    Ella se atragantó. Ellos de seguro nadaban en dinero. Tendría que irse acostumbrando.
    Cuando entró por la puerta trasera, ningún empleado se tomó la molestia en mirarla siquiera, todos estaban muy ocupados en sus respectivos quehaceres. Miroku llevó a Rin hasta donde estaba Kagura, la presentó como la empleada nueva que había contratado la familia y le pidió que le enseñara cuáles serían sus obligaciones.

    Desde el principio, Kagura la trató de una manera cortante. Por alguna razón no le gustaba esa chica, ya que la consideraba el motivo del cambio de personalidad de Sesshoumaru. Aunque sabía que no era la primera vez que Sesshoumaru metía una empleada en la casa solo por conveniencia. Claro que todo el personal era bastante selecto y se preguntó qué tendría esa jovencita de especial.
    Por su apariencia, se notaba que era de clase sencilla y además, era demasiado joven, comparada con los demás criados.
    Fue hablándole de la construcción y de cuáles serían sus labores. Rin se limitaba a asentir y a responder a las preguntas que ella le hacía. Se notaba que era dócil y obediente con los de mayor jerarquía y era sorprendente que no llegara a hablar de Sesshoumaru en ningún momento. Aparentemente, no le interesaba. Por suerte.

    Luego de la explicación, la acompañó hasta un depósito en donde había varios uniformes para los empleados y le pidió que se cambiara.
    Rin obedeció sin chistar, sin embargo, Kagura tampoco le había caído en gracias, puesto que era sensible para percibir el rechazo de los demás. Pensó que, la próxima vez que necesitara consejos o algún otro tipo de ayuda, le convendría pedírselo a algún otro empleado. No se aguantaba las caras torcidas.

    El nuevo uniforme era incluso más elegante que el que usaba en el hotel, pero era de un marrón claro y venía con un delantal.
    Tan pronto como salió, comenzó con sus tareas, que eran las mismas que en el hotel: limpiar los pasillos y arreglar el desorden. Aunque, en realidad, aquella casa era sumamente ordenada. Los habitantes eran pulcros.
    En varias oportunidades se cruzó con otras empleadas encargadas de la limpieza y notó que era blanco de todas las miradas. Claro era nueva y además, era demasiado joven comparada con los demás. Tal vez ni siquiera debía estar allí. Era más, no sabía bien lo que estaba haciendo allí… todo había sido tan rápido…
    De pronto, recordó su bolso y fue a buscarlo. Debía de estar en el depósito, pero no lo encontró. Se preocupo ¿Alguien le habría robado su bolso? No era posible.
    Quiso preguntar a unas cuantas personas, pero nadie le respondió.

    De pronto, vio a Kagura y comenzó a seguirla. Para su sorpresa, ella subió hasta el tercer piso.
    —Señorita Kagura… —y fue inútil, porque la mujer ni siquiera pareció oírla.

    La siguió hasta la puerta de una oficina. Kagura tocó para entrar y una conocida voz le respondió “adelante”. Rin se acercó y se sorprendió de ver a Sesshoumaru. El también pareció sorprendido de verla y sólo entonces Kagura volteó.

    —¿Qué haces tú aquí?

    —Yo sólo…

    —Se supone que deberías estar trabajando. Si no cumples bien con tus obligaciones, nos veremos obligados a…

    —Kagura —le interrumpió Sesshoumaru, lanzándole una mirada de advertencia—. No trates mal a Rin.

    —¿Rin? —preguntó la mujer, sorprendida de que el muchacho se refiriera a ella mediante el nombre.

    La misma Rin se mostró sorprendida por aquello y recordó de inmediato lo que él había hecho tiempo atrás, en la habitación número Treinta del tercer piso del hotel…

    —Kagura, tú no eres nadie para decidir qué hacer respecto del personal —la ubicó el muchacho.

    Ella se disculpó con una reverencia y luego, volteó hacia rin con el ceño fruncido.
    —¿Qué es lo que quieres?

    —No puedo encontrar mi bolso. Lo dejé en el depósito cuando me cambié de uniforme.

    —Ah, eso. Miroku se ha llevado tus cosas. Se dispondrá una habitación para ti en la mansión y todas tus cosas se trasladarán. El señor Inu no Taisho se ha tomado el trabajo de averiguar todo sobre ti, incluido tu domicilio.

    Rin bajó la vista y comenzó a entender cómo era que sabían tanto de ella. Durante el tiempo en que había estado trabajando en el hotel había estado siendo investigada.

    —Por supuesto —le contestó Kagura con una sonrisa al ver el rostro confundido de la muchachita—. El señor no dejaría entrar aquí a cualquiera.

    —Kagura, es suficiente —le dijo Sesshoumaru en un tono tranquilo.

    Ambas se despidieron con una profunda inclinación de cabeza antes de retirarse escaleras abajo. En mitad de la escalera, Kagura volteó a ver a Rin de frente.
    —Escucha bien, si cometes un error iras a parar a la calle, espero que te quede claro.

    —No sé por qué me tratas tan mal, ni siquiera me conoces.

    —Más vale que te dirijas a mí con más respeto “Rin”.

    Del enojo, la chica tomó aire, pero Kagura no la dejó hablar.

    —No puedes intercambiar palabras con la Familia Taisho, no debes ir a sus oficinas o habitaciones sin una orden expresa, no puedes pasar a la sala o comedor si ellos las están ocupando, no debes cambiar sus cosas de lugar sin una orden, no puedes utilizar nada que pertenezca a la casa sin permiso. Espero lo entiendas.

    A eso, le siguió una serie de órdenes que contenían la frase “no debes”. Rin no se sentía bien, pero tampoco quería terminar en la calle, así que debió limitarse a acatar las órdenes. Comenzó a pensar que Kagura era una altanera por el solo hecho de ser una empleada con mayor rango y mejor paga que ella. Quería ponerle una pausa a la lengua larga y filosa de Kagura, pero no podía hacerlo.

    —¿En qué me he metido? —se cuestionaba confundida.

    Y siguió limpiando pasillos hasta después del mediodía. En ningún momento tuvo la suerte de ver a los integrantes de la familia. Al parecer, estaban ocupados todo el tiempo y no asomaban las narices ni siquiera para comer. Era como si vivieran aislados dentro de su misma casa, como completos desconocidos. Ser ricos siendo pobres de espíritu no tenía valor alguno desde su punto de vista. Seguramente era algo muy triste… pero ella no tenía ningún derecho a opinar.

    Cuando acabó con sus tareas, fue a ver a otra de las empleadas, una joven, enérgica, bonita y simpática, llamada Kagome. Ambas congeniaron en seguida y charlaron por algunos minutos.
    Kagome se encargaba de limpiar algunas de las habitaciones y le había preparado la suya.
    Para sorpresa de Rin, su habitación estaba justa debajo de la de Sesshoumaru. Era un cuarto amplio y lujoso, semejante a cualquiera del hotel, de paredes pintadas como un cielo azul con nubes y ropa de cama a tono. La cama se encontraba en un nivel superior y había dos enormes ventanas.
    Para su sorpresa, cuando abrió el armario, que era tan grande como su propia casa, se encontró con que todas sus ropas estaban allí.
    Había otras de sus pertenencias en la habitación. Realmente lo habían trasladado todo.
    En el bolso, encontró todas sus cosas, salvo la llave de su antiguo departamento. De vez en cuando, sentía que la estaban secuestrando. Pero no tenía otro lugar a donde ir ni a quién acudir. Su mundo había cambiado.

    En un intento de no pensar, realizó otros trabajos hasta bien entrada la noche y, exhausta, finalmente fue a acostarse en la mullida cama de su nueva habitación. Sin embargo, la tormenta de emociones no la dejaba dormirse.
    Como media hora después, comenzó a escuchar un constante ”toc-toc” del piso de arriba.
    Se preguntó Si Kagura estaría en la habitación de Sesshoumaru y si éste tendría, por casualidad, una cama con una pata en el medio, la cual no pisaba bien.
     
  2.  
    Lady Kyros

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    Re: Tentados (SessxRin)

    Eso sí es velocidad. :3
    ¿Es que Rin se siente celosa? O si no tal vez no supondría que Kagura podría estar con Sesshoumaru al escuchar el golpeteo de la cama.

    Me sorprendió que la hubiesen contratado en la casa de los Taisho, ya me habías asustado al decir que la habían despedido.

    Espero la próxima continuación.
     
  3.  
    Pan-chan

    Pan-chan Fanático

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    Re: Tentados (SessxRin)

    Bueno que te puedo decir, me he perdido como tres capitulos pero valio la pena. Por un momento pensé lo peor respecto a la desaparicion de Rin, cuando Sesshomaru la encontró creí que la habían violado (para serte sincera pense que tenias ese macabro plan) pero me dio gusto ver que Sesshomaru se tomara tantas molestias por el bienestar de Rin, es algo extraño que un chico de 23 se fije en una chica de 13...pero en fin XD yo amo a esa pareja

    Me preocupa un poco Kagura, ella es una mujer sin duda atractiva, obviamente siente cierta atraccion hacia Sesshomaru (quizas se deba en parte a que es asquerosamente millonario XD) pero sea como sea me parece que habrá mucha tension entre ellos, en especial si Rin comienza a interesarse mas en Sesshomaru.

    Avisame cuando publiques otro cap, me morderé las uñas hasta entonces
     
  4.  
    sangura

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    Re: Tentados (SessxRin)

    Hooooooooooooolaaaaaaaaaaaaaaaaaa
    Weno pues que mas decir, me encanto, bueno los dos, estuvieron muy padres.
    A Sesshy le esta interesando de mas Rin, jujujuju
    Como no se que ma sdecir, nos leemos luego y espero la conti =D
     
  5.  
    Jaizmar

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    Re: Tentados (SessxRin)

    ya sabia que era un plan de sesshomaru estuvo
    muy bueno el capitulo no se como rin va a poder soportar
    a la bruja esa de kagura,el final cuando lo lei no lo entendi
    muy bien pero despues lo entendi no puedo creer que
    rin haya pensado en eso bueno espero la continuacion adios...
     
  6.  
    InunoTaisho

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    Re: Tentados (SessxRin)

    grax por el aviso
    esa xedow el cap y espero
    q continues y me avisas
    me gusto la parte de kagura celosa pero sera? posible q sesshomaru quiera hacerle algo a lin? noooooo
    bueno me qdo con la duda
    nos vemos
    sayoinara
     
  7.  
    Asurama

    Asurama Usuario popular

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    Re: Tentados (SessxRin)

    Capítulo 7

    Los empleados de aquella casa no tenían tiempo para pensar. Pero ella se las arreglaba para pensar y trabajar al mismo tiempo, como si fuera una máquina de múltiples usos. Creía que mientras más eficientemente trabajara, sería mejor tratada —excepto por Kagura, que seguía poniéndole unas caras bastante desagradables— y recibiría una mejor paga. Pronto descubrió que la familia era realmente generosa y jamás sobre exigía a los empleados. Aunque no tenía tiempo de hablar con muchos de ellos, consiguió adaptarse rápidamente.
    La casa era tan grande que se perdió en un par de oportunidades y debió pedir indicaciones, hasta que pudo memorizarse ciertos lugares como si se tratara de un camino de hormigas. Hormigas muy laboriosas, por cierto.

    Debió cambiar sus horarios, se levantaba muy temprano todos los días y comenzaba a trabajar desde mucho antes de que la familia despertara.
    Reestrenó todo un guardarropas nuevo, debido a que sus superiores consideraron que las ropas que tenía antes eran demasiado sencillas para una empleada de una familia de ese nivel.
    Solapadamente, le estaban diciendo que no les parecía bien que luciera como una pobretona.
    Rin trató de no sentir que estaba siendo discriminada, pero definitivamente, se dio cuenta de que allí no siempre trataban bien a las personas de menor nivel. Tardó algún tiempo en sentir que había ascendido, tan sólo un poco, en la escala social.

    Las reglas no eran tan duras como Kagura le había querido hacer creer.
    Eran exigentes, sí, pero no por eso los empleados estaban castrados. Comían de un almuerzo abundante luego de que los amos almorzaran y gozaban de muchas comodidades. Por ejemplo, podían utilizar el Internet.

    En seguida, entabló conversación con Kagome y almorzaba con ella cada vez que tenía oportunidad. Kagome era muy ocurrente y siempre tenía ideas nuevas sobre cómo realizar mejor sus trabajos. Además, le gustaba hablar de rumores que corrían entre los pasillos —como que Sesshoumaru salía con Kagura, que era su secretaria personal o que Miroku coqueteaba con las empleadas— y dar consejos de vida.

    En un momento de valentía y desenfado, Kagome se atrevió a confesarle que estaba enamorada del hijo menor de la familia, que había tenido que irse al exterior. También le dijo que, cuando estaban juntos, solían coquetear y que el muchacho era muy atento —Rin sólo pudo conocerlo por fotografías—. Además, Kagome solía comunicarse por teléfono con él cuando podía y su relación, a pesar de algunos roces, era realmente buena.

    Kagome mantenía su cuanto brillante y ordenado. Rin trataba de ayudarla, dejando todas las cosas en el lugar correspondiente. Kagome muchas veces se había mostrado sorprendida de la pulcritud de Rin.
    —Muchas veces, algunas de mis compañeras hacen desastres con sus habitaciones solo para que me lleve más tiempo arreglar todo y así me regañen —reconoció avergonzada—. Creo que me odian. Esto es lo que me merezco por haberme enamorado del joven Taisho.

    Rin se dio cuenta que el quid de la cuestión eran los hijos de la familia. Ambos eran buenos, generosos y apuestos. Ambos parecían ser muy bien vistos entre la mitad femenina del personal y más de una intentaba acercársele y buscaba cualquier excusa para ese propósito.
    Aquella que lograra acercarse, de inmediato sería blanco del odio de las demás. Rin no estaba dispuesta a entrar en ese juego. No le gustaban los hijos de los Taisho. Y no le importaba que Sesshoumaru le hubiera salvado la vida en aquel barrio pobre… o eso quería creer ella.

    Sintió que tenía algo en común con Kagome: los demás las observaban demasiado. Aquella situación debía suponer una enorme presión, pero ellas lo superaban simplemente ignorando las malas caras, las actitudes de recelo y las habladurías.

    Para Rin era mucho más sencillo.
    —Toda mi vida he sido una rata de callejón, estoy acostumbrada a no ser bien tratada por los demás.

    —Debe ser muy duro.

    —Siempre nos han dicho que vale la pena vivir, Kagome-chan, pero nunca dijeron que fuera fácil.

    Entonces, Kagome en seguida entendió que, a pesar de su corta edad, Rin era por demás inteligente y muy madura. No estaba pensando todo el tiempo en tonterías y tenía una manera profunda de ver la vida y unas grandes convicciones.

    Kagome se preguntó cómo hubiera sido su vida de haber nacido en la misma situación de Rin. Pensaba que sobrevivir le costaría mucho y que adaptarse no le hubiera resultado sencillo. Ella, en el lugar de Rin, tal vez habría muerto de dolor, de miseria y de hambre. Rin era realmente muy fuerte, aunque no lo aparentara con su pequeña talla.

    En el primero de los almuerzos que ambas compartieron, la muchachita soltó una frase que le tocó el corazón.
    —Es la primera vez en días que no debo pedir mi comida en la casa de un vecino —y se rió de sus propias palabras, aunque Kagome y otras muchachas sintieron un nudo en la garganta.

    Poco a poco, Rin comenzó a recuperar la confianza en los demás y con el paso de los días, comenzó a abrirse más con Kagome, atreviéndose a contarle cosas que consideraba importantes.

    Kagome no parecía esas típicas personas de dos caras que había conocido a lo largo de su vida, que le sonreían a la cara pero hablaban pestes a sus espaldas, no. Kagome era muy buena en todo momento y se mostraba amable y solícita con todos. Era la primera en estar allí para dar una mano en lo que fuera, aunque no tuviera nada que ver con sus labores. Kagome también tenía sus propios problemas, sus aciertos y sus errores, pero no era alguien de mal espíritu. Con razón uno de los hijos de la familia había puesto sus ojos en ella, sin importar que fuera de una clase social inferior ¡Qué bien por Kagome!

    Kagome también solía observar el modo de actuar de Rin y se daba cuenta de que la muchachita se comportaba de manera humilde todo el tiempo y acataba órdenes y peticiones por igual, cumpliéndolo todo de la mejor manera posible, con una enorme sonrisa. Kagura por momentos se le acercaba y la trataba mal, intentando fastidiarla, pero la jovencita no respondía nunca de mala manera. Claro que no, no la echarían a la calle jamás por contestar mal a un superior, cualquier cosa menos eso.

    Contrariada por todo aquello, en una oportunidad reunió valor para acercarse a Kagura y pedirle encarecidamente que dejara de presionar a su nueva compañera. Kagura sólo le contestó que no era de sus asuntos, que Rin era floja —a todas luces, una mentira— y que podía llegar a ser una molestia para la familia.

    Debido a esas y a otras actitudes por parte de otras personas de la casa, Kagome no tardo en comprender que, posiblemente, había celos.
    Rin había venido de trabajar como empleada en uno de los hoteles… y de seguro, quien la había traído era Sesshoumaru. El hermano mayor sin duda alguna era mucho más astuto que el menor, era incluso capaz de persuadir a sus propios padres en lo que al manejo del personal se refería. ¿A Sesshoumaru le gustaría Rin? ¿No sería ella demasiado pequeña para él? Kagome siempre había tenido en mucha estima y honra a Sesshoumaru, pero cosas como éstas la descolocaban. Evidentemente, el muchacho escondía muchos secretos.
    Decidir espiar al hijo del patrón era definitivamente una mala idea… pero valía la pena correr el riesgo, por Rin.

    Sin embargo, Kagura se dio cuenta de sus planes y se los entorpeció.

    Kagome sospechó que todo aquello no se debía simplemente a unos celos posesivos.
    —Sin duda, te asusta la posibilidad de que te quiten tu empleo ¿Verdad? —con la velocidad de aprendizaje que tenía Rin, no había de extrañarse que algo así llegara a ocurrir. Sin embargo, ni siquiera Kagome tenía el valor de discutir con Kagura en aquel tono, puesto que ella era tan cercana a Sesshoumaru que podría haber problemas.

    A los pocos días de haber ingresado como miembro del personal, Rin encontró sobre su cama un paquete brillante de color púrpura. Cuando lo tomó, se dio cuenta de que tenía su nombre escrito en una tarjeta dorada. So sorprendió y emocionó, puesto que era la primera vez en su vida que alguien le daba un obsequio. Lo abrió con expectación y dentro, encontró un teléfono móvil de última generación, de la clase que sólo había visto en vitrinas y revistas de empresas importantes. Sin saber qué hacer y, temblando, miró en todas direcciones y se metió en el armario. Lo encendió y se dio cuenta de que la batería estaba cargada y en la lista de contactos había un número, uno solo. El de Sesshoumaru.

    —¿E… el joven Taisho me ha regalado esto?

    Sentía que tenía que agradecérselo, pero no había nada que pudiera darle a cambio y como muestra de agradecimiento.
    Entonces pudo comprender. Él no estaba dispuesto a que ella pasara horas en caminos inciertos y posiblemente, por eso la había hecho ingresar como miembro del personal. Él persuadía a sus padres para manejar el personal, era lo que le había dicho Sango. Pero… ¿por qué lo había hecho? Una vez más recordó lo que él había hecho en la habitación del hotel y se puso nerviosa. Se quedó mirando el número de Sesshoumaru en la lista.
    Se sintió tentada a llamar. Y lo hizo.

    —Diga —murmuró la serena voz sin tono del muchacho.

    Ella cortó en el acto y se quedó mirando al vacío, mientras temblaba. Soltó un largo suspiro.
    —¿Pero qué estoy haciendo? Encerrada en el armario y llamando al número del joven.

    Bueno, si le había dejado su número era porque pretendía que lo llamara si le surgía alguna necesidad ¿No era así? Por eso mismo no debía estar usando el móvil en cualquier momento. Además, la tarifa debía de ser altísima, imaginó.
    Aún sin estar muy segura de lo que hacía, salió del armario y metió el lujoso aparato en uno de los cajones, para que así nadie lo encontrara. Lo único que le faltaba era que alguna empleada envidiosa lo encontrara y la acusara de haberlo robado. No sería una novedad.
    Era poco más de las diez de la noche cuando alguien tocó a su puerta.

    —Adelante —admitió Rin.

    Y la persona que hizo su entrada fue Kagome.
    —¿Te ha gustado el regalo?

    Rin la miró con ojos muy abiertos.
    —¿Fuiste tú?

    —Ay, no, claro que no. El paquetito era un obsequio del joven Taisho y como soy yo la encargada de ordenar tu cuarto…

    —¿Lo viste?

    —No, no me atrevería, pero la verdad es que la curiosidad de saber qué es me está matando.

    Rin le sonrió, buscó el equipo y se lo mostró.

    Kagome casi se desmayó de la sorpresa.
    —No puedo creer que te haya obsequiado esto.

    —Yo tampoco puedo terminar de creérmelo.

    —¿Sabes? —Kagome se sonrojó—, creo que el joven le gustas.

    —Creo que tienes una gran imaginación

    —Entonces, dime ¿Por qué otro motivo te daría un móvil con su número anotado en él?

    Y Rin no supo qué responderle. De todos modos, entre sus ropas había dos regalos de él. Un arma de defensa y un número. O tal vez era mucho más que eso. Su armario estaba lleno de “obsequios”. Volteó y miró las caras ropas.


    Sesshoumaru miró por un rato la única llamada que había quedado grabada en su móvil. A pesar de que esperaba que en cualquier momento llamara, ya fuera por curiosidad o por ansias, no pensaba que ella le cortaría sin siquiera haberle dicho una palabra.

    —Ni siquiera me diste las gracias.

    De todas maneras, se encargaría de recibir de ella un “agradecimiento” acorde. Miró por la ventana de la oficina, rió para sus adentros y salió rumbo a su habitación. De pronto, se dio cuenta de que ya no le interesaba ir al hotel y que había perdido todo interés en acercarse a las empleadas.


    Kagura había visto el ingreso del decorado paquete y su intuición le dijo en el acto de qué se trataba. Maldición, ni siquiera ella había recibido un regalo de Sesshoumaru jamás y, sin embargo, él había gastado mucho dinero en los últimos días… ¡sólo en una empleada nueva! Ya era demasiado obvio que le interesaba, pero necesitaría pruebas.
    Fue a exigirle a Kagome que le diera las llaves del cuarto de Rin y, mientras la jovencita hacía sus tareas de la mañana, envió hacer una copia de las llaves, entró al cuarto y lo revisó todo.
    Pero no encontró nada.
    —Maldita mocosa ¿dónde lo escondiste? —frustrada, salió.
     
  8.  
    Pan-chan

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    Re: Tentados (SessxRin)

    jaja este capitulo ha estado muy interesante, me agrada que Sesshomaru se muestre tan amable con Rin (aunque no lo demuestre con palabras creo que sus acciones valen oro) y la frase de "Ni siquiera me diste las gracias" OMG creo que pude imaginarme a la perfeccion el rostro de Sesshomaru al decir eso y luego cuando sonríe delicadamente pensando que muy pronto conseguiria un agradecimiento apropiado....XD me vas a matar

    Por otra parte, me encanta como describes a Kagome, no la pones excesivamente tierna o simpatica, simplemente como una chica agradable. El hecho de que Kagome esté enamorada de Inuyasha me parece tierno y a la vez peligroso ¿Como una chica de clase baja podría terminar con alguien tan importante como alguno de los hermanos Taisho? lo mismo va para Rin.

    Gracias por avisarme de la conti amiga ^^ estaré esperando ansiosa el siguiente capítulo, seguramente Rin se llevó el celular con ella para que Kagura no lo encontrara jeje
     
  9.  
    Lady Kyros

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    Re: Tentados (SessxRin)

    Cuando Sesshoumaru dice "ni siquiera me diste las gracias" me lo imaginé con una sonrisa de medio lado TAN... *---*

    Que Kagura se pudra de celos, muajaja. Aunque Sessh sea dulce y atento con Rin, no me los imagino juntos a tan temprana edad, o sea, no un acercamiento tan "cercano". Me choca la idea, él jamás haría algo así. A no ser que pasen un par de años y secretamente el cariño entre ambos vaya creciendo.

    Espero el próximo capítulo, ojalá aparezca InuYasha un día de estos. =)
     
  10.  
    InunoTaisho

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    Re: Tentados (SessxRin)

    Woooooo
    Kagura celosa se lo merece jajajajajaja
    ayyyy y aome sale con inuyasha siiiiiiii
    mmmm no c que le vaya a hacer sess a lin nooo pobrecita pero bueno tu eres la q decide (es muy chiquita)
    grax por el aviso
    sayonara
     
  11.  
    Jaizmar

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    Re: Tentados (SessxRin)

    woo de verdad que sesshomaru esta enamorado de rin le dio una pistola,un telefono y un armario repleto de ropa cara lo unico que falta es que le regale un auto,no era broma,me encanto ver a kagura celosa,con respecto a inuyasha como no habia salido y no lo habian mencionado antes pense que el se habia marchado de la casa por uno pelea con su familia pero me alegra que nada mas este de viaje al exterior,bueno gracias por avisarme que pusiste la conti te felicito me encanto el capitulo espero que pronto puedas subir la continuacion sayonara ñ_ñ
     
  12.  
    sangura

    sangura Entusiasta

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    Re: Tentados (SessxRin)

    kukukuku Kagura esta celosa nananana, kukukuku que libndo es Sesshy con Rin, hasta le regalo un cel, ropas y el arma para que se protegiera, yo quiero uno asi, guapo, rico, sexy, que se preocupe por mi, que me ame, guapo, y riiiico, jum, weno ya me calmo, me gusto ens erio que si, pero no es tan tonta Rin, guardo muy bien el cel para que nadie lo encontrara, esa niña cada vez me cae mejor.
    Que te puedo decir????
    ah si
    ME ENCANTO!!!!!!!!!!!!
    Nos leemos luego, sayo
     
  13.  
    Asurama

    Asurama Usuario popular

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    Re: Tentados (SessxRin)

    La verdad, yo tengo uno así. Guapo, sexy y que se preocupa por mí (y hasta se parece a Sesshoumaru, jejeje) jum, pero nada más no es rico. ^Pero lo que menos me importa es su dinero ¡no! no soy interesada. Bueno veré cómo lo voy conquistando de a poquito para que me perdone que lo herí ToT

    Me alegra que les esté gustando Rin, me alegra que les esté gustando Sesshoumaru, me alegra que les guste cómo va la trama de la historia. Sí, Kagura está celosa... ¿y quién no? Kagome es un amor...
    Lamento que Rin les parezca muy niña... pero así iba mi sueño.
    Hasta el próximo.

    Saludos.
    Luchy
     
  14.  
    Asurama

    Asurama Usuario popular

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    Re: Tentados (SessxRin)

    Después de haber realizado todas las tareas de la mañana y luego del almuerzo, Kagome y Rin se quedaron largo tiempo revisando y estudiando todas las funciones del móvil nuevo. Para Kagome era novedoso, debido a que ella tenía un móvil común y corriente, solo con una o dos funciones, pero Rin se sentía realmente curiosa, pues era la primera vez en su vida que tenía un teléfono. Lo que deseaba con ansias era conseguir el número de Kohaku o de Sango para contarle cómo se encontraba. Aunque sospechaba que la información no oficial corriera por cada recoveco del hotel. De seguro, Sango también pensaba que el causante había sido Sesshoumaru. Ellos habían sido sus primeros amigos en ese mundo tan nuevo y, aunque no tuvieran demasiado tiempo debido a sus múltiples tareas, habían podido conocerse bastante.

    Tuvieron la suerte de que Miroku pasara por allí, escuchara su conversación y entrara sin dudarlo en la cocina.
    —Si quieres hablar con alguien del personal de hotel, yo puedo ponerme en contacto con Kikyou-san y hacerle llegar tu mensaje —ofreció amablemente.

    —¿En verdad? —Rin estaba entusiasmada, ilusionada.

    —Claro, si lo que quieres es intercambiar números con alguien, solo tienes que darme tu número y yo te haré ese pequeño favor. Descuida, no te cobraré nada.

    —No lo hagas, no se lo des —le susurró Kagome a modo de advertencia—. Sólo quiere tener tu número para así poder acosarte.

    Rin la miró incrédula.

    La verdad, era que las intenciones de Miroku eran otras. Él no había expresado que hbía escuchado la conversación completa. Mientras cumplía con sus muchos encargos, había tenido la suerte de ver en varias oportunidades a la bella recepcionista y se había sentido atraído, aunque nunca pudo más que intercambiar unos saludos con ella. Pensaba que pasarle el número de Rin será una buena excusa para entablar conversación con ella.
    Pero ni Rin ni Kagome pudieron notar eso, a pesar de que ambas solían ser muy astutas.

    Miroku le extendió a Rin una pequeña tarjeta de presentación y una lapicera y le pidió que escribiera su número en el anverso. Ella lo hizo my animada y le devolvió la tarjeta, aunque Kagome seguía observando todo con suspicacia.
    Miroku se despidió con una enorme sonrisa y se marchó.

    Luego de eso, ambas jóvenes comenzaron con sus tareas de la tarde.

    Rin no se daba cuenta de que saltaba de felicidad hasta que resbaló y cayó de espaldas en el suelo aún mojado. El golpe no le dolió tanto. Le hubiera gustado reírse a carcajadas por haber perdido el equilibrio… y que Kohaku se riera de ella, como lo había prometido alguna vez. Se levantó y reanudó su meticuloso trabajo. El móvil no se había dañado, puesto que había vuelto a dejarlo entre sus ropas en el cajón. En la noche, cuando fue a revisarlo, encontró un mensaje de texto, donde Sango le informaba de la alegría de ella y su hermano al saber que se encontraba muy bien y que acababa de conocer a un muchacho apuesto e inteligente, aunque un poco atrevido en ciertas ocasiones.
    Rin le contestó “feliz cita”, se colocó su pijama y fue a dormir.


    Dos meses habían pasado desde la llegada de Rin, una estación desde que había conocido a los Taisho. Sango y Kohaku hablaban por teléfono con ella una o dos veces a la semana, para no perder contacto, puesto que la chica estaba recluida en la mansión debido a sus obligaciones.
    Kagome era oficialmente su mejor amiga y hasta le había visto hablar por teléfono con el menor de los hermanos, que aún se hallaba estudiando en el exterior. Kagome solía lamentarse. Él no volvería hasta el final de la cursada y ella se sentiría un poco sola… pero eso era mentira, puesto que ahora, tenía una mejor amiga que siempre la animaba y la hacía reír y en la que podía confiar.
    Rin se sentía feliz de poder ocupar ese lugar en el corazón de alguien tan bueno como Kagome.

    Kagura y otros miembros del personal seguían comportándose de manera esquiva con ella, pero Rin se había acostumbrado ya y esas cosas eran detalles cotidianos que le pasaban desapercibidos. Tenía cosas más importantes en las que preocuparse.
    Las únicas cosas que le extrañaban era entrar en la noche a su cuarto y encontrar algunas cosas en lugares diferentes a donde las había dejado. Pensaba que serían sólo descuidos de Kagome y no le preocupó. También se dio cuenta de que, a pesar de hablar mucho con Sango y Kohaku, su salario no disminuía ¿No le descontaban acaso los precios de las tarifas del teléfono? La familia era sin duda generosa.

    Rin se había encontrado en varias oportunidades con regalos nuevos en su habitación, como prendedores o adornos para el cabello, que ella lucía orgullosa junto con su elegante uniforme cuando trabajaba. No le importaba que eso aumentara las habladurías a sus espaldas por parte de aquellos que no la conocían. Precisamente, por eso no importaba: porque realmente no la conocían. Aún así, se preguntaba en muchas ocasiones por qué el joven se esmeraba en hacerle regalos tan costosos y eso sólo aumentaba su sensación de estar en deuda.
    Muchas veces, había tocado a la puerta de la oficina sólo para agradecerle algún buen acto, pero él no hablaba mucho.

    Al poder tenerlo un poco más cerca, no tardó en darse cuenta de por qué muchas mujeres tenían los ojos puestos en él: era ordenado, perfeccionista y muy parsimonioso en todo. Su voz era bella y sus movimientos eran delicados. Tenía una y mil cualidades, era muy perfectible.
    No, definitivamente ella nunca estaría a su altura… ¿y eso importaba?

    Además, mientras limpiaba, se lo había cruzado varis veces en los pasillos y él la había saludado. Generalmente eran los criados quienes saludaban primero a los integrantes de la familia y aquello le hizo pensar que el llegaba a considerarla como una amiga, después de todas esas actitudes y todos esos regalos… aunque otros preferían pensar que estaba intentando cortejarla, sin importarle la diferencia de edad.

    En algunas oportunidades él le insinuaba cosas, pero ella ganaba mucho con solo ignorar esas actitudes un poco desubicadas. Fingía no haber oído ni sentido nada y él se mostraba un poco más abierto con ella, aunque sólo fuera por unos pequeños instantes, como si quisiera hacerle percibir que él también tenía sentimientos y que no ponía la diferencia social como una barrera para comunicarse con otros.
    Además, era curioso que, cada vez que era ignorado, parecía más interesado en ella, aunque solo lo mostrara con actitudes casi imperceptibles.

    La sensación que tenía Rin de estar en deuda con él la hacía mostrarse solícita y él había encontrado allí una ventaja.
    Sólo le faltaban algunos detalles para que ella mostrara algo más de interés…
    …y otro mes pasó.

    Cierta noche, cuando Rin se retiraba ya a su habitación, fue llamada por una de las empleadas directamente a la oficina del señor. De inmediato se puso nerviosa ¿Por qué la llamaba? ¿Qué habría hecho mal?, de todos modos, intentó controlarse y mostrarse firme y segura. Al señor seguramente no le gustaría tener empleados que temblaran al verlo y se mostraran inseguros. Eso era algo que no debía gustar a nadie.
    Se limpió la cara, se arregló el cabello y acompañó a la secretaria del señor hasta la oficina. En el camino, pasó junto a la oficina de Sesshoumaru y todo estaba tan silencioso que pensó que estaría vacía. Aunque a veces, él solía trabajar hasta muy tarde.
    De inmediato, intentó concentrar sus pensamientos solamente en lo que le esperaba al entrar en la oficina del señor.

    —Llegamos —anunció la mujer frente a la puerta, justo antes de tocar.

    —Adelante —admitió la suave voz del hombre.

    Rin intentó recordar cómo era él, ya que sólo lo había visto en el hall del salón de conferencias del hotel. Tenía en mente que se parecía al joven Sesshoumaru.
    La mujer entró, saludó respetuosamente, anunció la presencia de Rin y, luego, se retiró con el permiso del señor.
    Rin se quedó parada cerca de la puerta, que se cerró a sus espaldas, quieta y silenciosa, esperando.

    Le sorprendió que, comparada con el resto de la casa, la oficina de su patrón fuera sencilla. Las paredes eran de un marrón avellana, el suelo, alfombrado, dos de las paredes estaban “tapizadas” de libros cuidadosamente acomodados por temas en estanterías tan altas como la habitación y detrás del escritorio había un ventanal enorme, entreabierto, por el cual se colaba el viento de la primavera, meciendo las cortinas blancas.
    No se atrevió a mirarlo, pero vio de reojo cómo acomodaba unos papeles sobre el escritorio.

    —Pasa —la animó.

    Ella caminó hasta quedar parada junto al escritorio.

    —Siéntate —volvió a indicarle él, al tiempo que le señalaba con un gesto de la mano los dos asientos que había frente al escritorio.

    Ella se sentó con un movimiento delicado.

    —Hace tres meses que trabajas en esta casa.

    —Sí, señor —afirmó ella.

    —Tus compañeros hablan muy bien de ti ¿lo sabías?

    —Lo ignoraba señor —afirmó con humildad y vergüenza. Hasta el momento, había creído que no la veía bien.

    —¿Has estado a gusto aquí en la casa?

    —Sí, señor, no me falta nada.

    —Me da gusto oír eso —si Rin le hubiera mirado a la cara, se habría dado cuenta de que sonreía— ¿Y estás a gusto con tu trabajo?

    —Sí señor, por supuesto —esbozó una sonrisa que desapareció en el acto.

    —Pareces una joven enérgica. He hablado con mi familia y con varios de mis empleados y he pensado que debería promoverte. Tus actividades cambiarán. Te dedicarás al aseo de las habitaciones, junto con Higurashi-san —apoyó el rostro en una de sus manos—. Mi hijo me ha pedido ese favor, dice que ha observado que tú y la joven Higurashi se llevan bien.

    Rin se sobresaltó al oír eso, sorprendida y miró al rostro por unos segundos al hombre y vio que era increíblemente apuesto. Luego, bajó la vista y asintió.
    —Estoy muy agradecida, señor.

    Si le quedaban dudas de que Sesshoumaru era silencioso y observador, ahora no le quedaba ninguna.

    —Higurashi-san será informada a la mayor brevedad posible. Desde mañana, hablarás con ella y ella te indicará cuales serán tus nuevas tareas.

    —Como ordene, señor.

    —Puedes retirarte.

    Ella se despidió y se puso de pie.

    —Y, Morimoto-san

    Ella lo miró expectante.

    —Me complaces. Ojalá tuviera solo diez empleados como tú.

    Ella se sintió agradecida por aquel halago y le sonrió justo antes de marcharse.
    No se lo había imaginado, él era realmente generoso y pensaba en los demás. Y el joven Sesshoumaru también.
     
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  15.  
    InunoTaisho

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    Re: Tentados (SessxRin)

    siiiiiiiiiiii primera
    oohhhh estuvo tan linda la conti (q naco sono)
    pero bueno ok el señor inunotaisho (yo jajaja) es
    muy amable y sesshomaru tambien aunq no
    lo demuestra mucho
    q bueno q aome sigue en contacto con inu
    yo quiero q salgaa
    y q miroku coqtee a sango (pervertido)
    bueno grax por la conti y nos vemos
     
  16.  
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    Re: Tentados (SessxRin)

    hay estuvo genial la conti sesshomaru le sigue dando regalos a rin que tierno,yo pense que miroku se ofrecio nada mas para tener el numero de rin y coquetearle pero lo uso como excusa para ir a ver a sango que ingenioso,me parece muy lindo el que inuyasha y kagome estando en lugares separados mantengan contacto,sesshomaru de seguro le dijo a su padre que promoviera a rin y a kagome para ver a rin mas seguido que lindo bueno espero la continuacion sayonara ñ_ñ
     
  17.  
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    Re: Tentados (SessxRin)

    Que bueno que ahora trabajen juntas Rin y Kagome; y es tan dulce que Sesshoumaru aún le siga entregando obsequios.

    Ya se me ocurren posibles opciones del por qué Rin limpiará las habitaciones jejeje. ¡Ojalá no encuentre a Sessh a mitad de desvestirse! x,D Aunque no creo que sea algo para molestarse. :rolleyes:

    Espero la siguiente entrega. =)
     
  18.  
    sangura

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    Re: Tentados (SessxRin)

    O_O wow Sesshy se le insinua, la saluda primero, le regala cosas, no pues si quiero uno como ese, y tienes razon lo del dinero no importa, pero si lo tiene ya es un extra jajajajaja.
    Que lindo es Sesshy hasta hablo con su papi para que la promovieran, pero que tiene en mente ¿?
    Y sobre la edad de Rin, digo a mi no me trae problemas, de ehcho hasta se me hace tierno, solo que lo que me sorprende es el que Sesshy se haya fijado en ella desde ahora, comunmente la ponen que la conoce a esa edad ella se enamora, pero el no le hace caso, pasan algunos años y se vuelven a encontrar y el ahora si se fija en ella y se enamoran y viven felices para siempre.
    Es que son los que he leido, por eso me gusta mas asi como lo pones, que el sea el primero en mostrart interes me parece lindo.
    Nos leemos luego. :D
     
  19.  
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    Re: Tentados (SessxRin)

    Capítulo 8

    Durante la primera semana, ayudó a Kagome con las tareas y descubrieron que limpiar una habitación de a dos era mucho más fácil. Hacía mucho tiempo desde que Kagome no trabajaba con nadie más y agradeció tener alguien que la ayudara, le acompañara y le hablara durante las tareas. Ya no se sentía sola ni aburrida y tampoco se angustiaba por la larga ausencia de Inuyasha. Le había hablado a él mucho sobre Rin. Ella ya había pasado a ser especial para ambos. En realidad, era especial para muchos, aunque la muchachita lo ignoraba.

    Rin descubrió pronto que “promoción” sólo era un nombre bonito con el que el señor había querido alentarla, puesto que sólo se trataba de un simple cambio de tareas. De los pasillos a los cuartos ¿había mucha diferencia?
    Mucha. Rin, tan entusiasmada por la compañía de Kagome, estaba olvidando que meterse en la habitación de alguien equivalía a invadir un espacio íntimo. Una habitación era como un templo sagrado donde una persona podía resguardarse en la noche. Dejar que otros limpiaran el cuarto propio era exponerse a revelar secretos a un desconocido. Había que tener mucha confianza para hacer tal cosa y, sin dudas, la familia confiaba tanto en ella que le había dado la oportunidad de trabajar en los espacios más íntimos.

    Kagome, dándose cuenta de lo despistada que a veces estaba Rin, se lo dijo y ella se sintió impresionada de que, con solo tres meses, se hubiera ganado la confianza de la familia. Pensaba que ahora, siendo consciente de su nuevo trabajo, debía volver a agradecerle al señor cuando tuviera una oportunidad… si las quisquillosas secretarias se lo permitían, claro.
    Rin era sumisa y obediente la mayor parte del tiempo, pero si lo necesitaba, podía llegar a ser ruda y avasallante, con tal de defender un propósito. Ganarse el respeto de alguien era, para ella, un buen propósito.
    Kagome sólo le recordó que tuviera cuidado y que no olvidara, bajo ninguna circunstancia, que aunque no fueran esclavos, seguían siendo empleados que dependían, en última instancia, de las decisiones de la familia. Aunque Rin ya se figuraba a todas luces que quien realmente manejaba a la familia era nada más y nada menos que el hijo mayor. Evidentemente, era consentido, aún cuando fuera ya mayor de edad y toda persona en la casa bailaba a su alrededor.

    Cierta vez, a pesar de saber que estaba prohibido, se escondió detrás de una columna en un pasillo y lo espió mientras almorzaba solo en el gigantesco comedor. Sus padres habían tenido que viajas una vez más, pero él parecía no darse cuenta de eso, metido en su propio mundo. Y en su mundo, los criados realmente giraban a su alrededor, como si él fuera todo un sol. Le servían, le preguntaban si necesitaban cosas y hasta mantenían una conversación con él, tal vez para que no se aburriera.
    Y la persona encargada de acompañarlo durante el almuerzo era Kagura. Ella casi no comía, pero se comportaba con él por demás amable. Ambos mantenían conversaciones altamente intelectuales y pocas veces venían a cuento chistes o temas sin importancia. A pesar de entender poco de lo que decían, Rin se dio cuenta que todo en la atmósfera era ameno, tranquilo. Daba la impresión de que Kagura había estado haciendo ese trabajo durante toda su vida y que ambos disfrutaban de la compañía del otro. Entonces, el trabajo principal de esas “secretarias personales” era hacerles compañía y mantenerlos a flote en el océano tan grande que era la vida en esa mansión.
    Rin, sin saber por qué, tuvo cierta envidia de Kagura y comprendió que nunca podría llegar a tener un trabajo semejante.

    Horas después, se la cruzó en un pasillo y ésta la trató de modo brusco, como si toda la amabilidad que había tenido antes con Sesshoumaru se hubiera desvanecido pro completo. ¿Y quién era la verdadera? ¿La bruja o la compañera amable? ¿Ambas? ¿Cambiaba según el entorno?
    Kagura era un misterio. Y ella seguía teniendo envidia… o tal vez eran…

    ¿Celos?

    Rin pasaba más tiempo del que creía recordando aquella escena del almuerzo que tanto la había deslumbrado. Sí, en ese almuerzo todo era espléndido: el ambiente, los sirvientes, la comida. Kagura. Sesshoumaru.
    A veces, Kagome le llamaba la atención al darse cuenta de que permanecía por mucho tiempo callada, perdida, trabajando como autómata. Eso no era común en la muchachita. Sin embargo, había tenido que hablar bastante con ella para conseguir que Rin admitiera que lo que recordaba era una sensación extraña al haber visto a Kagura y Sesshoumaru juntos.

    Kagome la entendió, pero no supo qué hacer, más que apoyarla con su silencio, sin saber que lo que Rin más detestaba era, precisamente, el silencio y la quietud.
    Aún se sentía mal por haber tenido que entregarle las llaves de la habitación de Rin a Kagura, no podía perdonarse a sí misma por aquello y tampoco sabía sin Rin llegaría a perdonárselo si acaso se enterara. Kagome sabía perfectamente que era Kagura quien solían entrar en la habitación de Rin y revisar todas sus cosas. En un intento de que la muchachita no lo notara, Kagome ordenaba el cuarto dos veces al día.
    Kagura la había amenazado con revelar la relación que ella tenía con el hijo menor, pues gracias a eso, la dejarían en la calle. Kagome, ante el miedo y un fuerte instinto, hizo primar su supervivencia y traicionó a Rin. Eso mismo sentía: que la había traicionado. Rin era tan buena y ella no había podido hacer nada para defenderla ¿es que acaso tenía algún poder para hacerlo?

    La vida muchas veces era dura y exigía que cada quien se preocupara por sí mismo.

    Kagura también intentaba apegarse a esa regla, seguramente creía que rin tenía algo que podía perjudicarla. Tal vez, pensaba que la jovencita podía llegar a usurpar su cargo, quitarle su trabajo o, simplemente… quitarle a Sesshoumaru.
    Después de tres meses, para muchos estaba más que claro que Sesshoumaru había puesto sus ojos en la chica nueva, como si su mayor deseo fuera protegerla. Una buena cantidad de su dinero se había convertido en una importante cantidad de regalos caros, que habían llegado a Rin de manera oculta. Pero de todos modos, la información no oficial corría por los pasillos y no eran pocos los que lo sabían.

    Seguramente con eso, Kagura debía sentirse “amenazada”, en una actitud que Kagome consideraba algo infantil.
    Sesshoumaru era, en general, muy amable con Kagura, pero no se conocía que él hubiera tenido algún gesto especial con ella, mucho menos regalos. Ahí también debía haber envidia y celos… pero Rin en su inocencia, era incapaz de darse cuenta de que era blanco del odio de alguien…. O tal vez sí se daba cuenta y, a pesar de eso, fingía ignorarlo.

    Kagome trató de dilucidar cuanta fuerza de voluntad se necesitaría para lograr aquello.
    Si hubiera sido ella, razonó, seguramente le hubiera roto un florero por la cabeza a Kagura, aunque pudiera costarle caro, pues tenía poca tolerancia al atropello.
    Y sin embargo, había traicionado a rin. Tal vez, Kagome no era en realidad tan buena como creía, quizás, había un lado egoísta en ella, pues no existía persona en el mundo que no tuviera uno.

    Cuando Rin consiguió aprender en qué consistía su trabajo, recibió como misiva limpiar y ordenar algunos cuartos del tercer piso. Aquello le provocó un déjà vue en aquella oportunidad, también le habían pedido que limpiara las habitaciones del tercer piso… y así se había encontrado con Sesshoumaru. A menudo llevaba una mano a la boca, recordando aquel beso sorpresa.
    En más de una oportunidad, se encontró que él no se encontrara en ninguna de las habitaciones que debía limpiar, solo por si acaso. Aunque si el joven intentaba hacerle algo dentro de la casa, podía llegar a armarse un verdadero escándalo… si él y sus manipulaciones lo permitían, claro.
    Realmente, se sentía muy a gusto trabajando allí, pero seguía habiendo cosas con las que estaba en total desacuerdo… y supo que no era la única.

    Uno de los cuartos que tuvo que limpiar fue el del joven Sesshoumaru. Jamás había entrado, pero todos en la casa sabían que era de él.

    Como primera medida, hizo la cama. Ante su sorpresa, tenía sábanas de seda azul —era la primera vez en su vida que tocaba seda—, pero quedaban bastante bien ocultas con enorme edredón negro. Sin saber por qué, se sentó por un momento en el borde de la cama y desde allí miró toda la habitación. Todo era de madera o decorado en tonos marrones y cafés, salvo el armario, que era alarmantemente rojo. No quiso saber para qué lo usaba, tan sólo se preocupó de ordenarlo adecuadamente. Aquello era difícil, ya que el armario del joven era un poco más grande que el que había en su habitación. Intuyó que allí no sólo guardaba ropa, pero no quería averiguar qué otras cosas podría guardar. Primero, porque respetaba la privacidad ajena —o eso creía ella— y segundo, porque le daba muy mala espina.

    No todos los días entrabas al cuarto de un muchacho que acosaba empleadas. Aunque jamás se lo había visto hacer en los pasillos de la casa. Aparentemente, sólo lo hacía con personal poco conocido, en los hoteles.

    En contra de su voluntad, su mente se lo imaginó viajando a diferentes puntos del país, junto con su familia, alojándose en uno de esos lujosos hoteles —en su mente, eran todos iguales— ordenando sus cosas y, como segunda medida, yendo a buscar a las empleadas encargadas de la limpieza de su habitación para encerrarse con ellas. Y se sintió mal, pero no entendió por qué.
    Sólo tenía que limpiar y salir rápidamente de allí.


    Cuando se acercó a una repisa para quitarle el polvo, encontró una fotografía en un portarretratos negro. Lo limpió y pudo ver a un Sesshoumaru de unos doce años y un Inuyasha pequeño, de unos seis, parados junto a la puerta de un lujoso coche negro. Se veían tranquilos, felices de un modo casi natural y aquello le sorprendió, puesto que sabía, por comentarios de otros, que los jóvenes hacía tiempo desde que no se hablaban y a menudo, cuando estaban en un mismo lugar, discutían o competían. Rin creía que aquello no estaba nada bien, que no era bueno competir con una persona a la que se apreciaba, porque las relaciones podrían arruinarse. Sin embargo, le alegró saber que hubo un momento en que se llevaban bien y no pudo evitar sonreír. Recordó la frase de que “todo tiempo pasado fue mejor” y no estaba segura de poder decidir si era cierto o no.
    De pronto, la puerta se abrió y ella dejó en el acto el portarretratos en el sitio en que lo había encontrado y volteó.

    —Eres Rin —dijo el joven en un tono casual y despreocupado.

    —Joven Sesshoumaru —saliendo de la primera confusión, lo saludó con una reverencia respetuosa.

    Él no respondió el saludo y dio una mirada rápida a toda la habitación.
    —¿Te han asignado la limpieza de mi habitación? Lo tienes todo de punta en blanco, ¿no?

    —Gracias por haberle pedido a su padre el cambio de mis actividades… la verdad… es que hoy me han asignado esta tarea.

    —¿Hoy? —se llevó uno de sus nudillos a la boca, mientras iba a entreabrir la puerta de uno de sus armarios— ¿pero no le pedí a mi padre el cambio hace una semana?

    —Higurashi san me ha estado enseñando lo que debo hacer.

    —Como supuse, se llevan muy bien a pesar de tener poco de conocerse.

    —Es que es Higurashi-san es muy amable y también es buena en lo que hace, tal vez debería ser promovida… perdón.

    De pronto, Rin levantó la vista y se encontró con Sesshoumaru apenas a unos metros de distancia de ella, con la mano apoyada en la larga repisa. Ella, sorprendida, retrocedió unos pasos y dejó a un lado la tela con la que limpiaba.

    —¿Así que eso es lo que crees? —cuestionó él.

    —Eh… este… yo… la verdad… —lo miraba y bajaba la vista, intentando mirar hacia algún punto lejano, pero no podía eludir la fuerte mirada de Sesshoumaru. En realidad, él parecía mirarla como si esperara que ella dijera algo… pero a Rin le había parecido de muy mal gusto darle sugerencias de administración a alguien superior, por lo que, si se le presentaba la oportunidad, era capaz de salir disparada por la puerta y esconderse por la vergüenza.

    Él avanzó algunos pasos hacia ella y ella retrocedió, manteniendo todo el tiempo la misma distancia. No quería arriesgarse a que la acorralara como en aquella oportunidad en el hotel.
    Sin embargo, quería creer que él no era del todo malo. Era más, había tenido, en los últimos meses, miles de gestos buenos con ella, aunque en otras tantas, intentara acercársele de ese modo tan “peligroso” ¿pero por qué? ¿Qué quería de ella? ¿Y qué otra opción tenía que dárselo? Su deuda con ese señor era demasiado elevada a esas alturas.

    —¿Te agradaría que hiciera que promovieran también a Higurashi-san?

    —Yo… no lo sé.

    —¿No lo sabes? ¿Cómo es posible que no lo sepas? —hablaba con delicadeza y nunca variaba el tranquilo tono de voz.

    —El joven y su familia son muy buenos… no quisiera abusar de su generosidad.

    —Pocos empleados se hubieran atrevido a rechazar una propuesta mía.

    Rin no entendía si se trataba de un cumplido o de una queja, así que solo permaneció con la cabeza baja.
    —No puedo hacer más. Contrastando a sus múltiples posibilidades, mi inteligencia se compararía con la de una hormiga.

    Él repentinamente la acorraló contra la repisa y acercó su rostro al de ella.
    —No es que te considere como una hormiga.

    Fue hasta una cajonera, sacó un paquete envuelto en papel madera y salió, no sin antes despedirse de ella y ese gesto la dejó confundida…

    —Él… ¿él sabía que yo estaría aquí? —al parecer, la observaban más de lo que había pensado.

    Kagura, que había seguido a Sesshoumaru sin que él lo supiera, observó la escena desde detrás de la puerta y sintió malestar. Era lo que había supuesto, a veces, ambos se veían, pero creía que la culpa era enteramente de Rin y no pensaba quedarse a observar con los brazos cruzados.
    Fue corriendo a su habitación, abrió una cajonera y encontró la copia que había hecho de las llaves de Rin.
     
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    Jaizmar

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    Re: Tentados (SessxRin)

    me gusto mucho el capitulo me ilucione con que sesshomaru le diera un beso a rin o algo por el estilo pero lastima que no fue asi T_T kagura esta totalmente loca ella le echa toda la culpa de todo a la pobre de rin cuando la culpa la tiene sesshomaru,me parece muy lindo el que rin este empezando a tener sentimientos hacia sesshomaru,gracias por avisarme que pusiste el capitulo espero con muchas ganas la continuacion sayonara ñ_ñ.
     
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