Tras usar el oráculo el fragmento de éter para incrementar la potencia de los brebajes de éter y canalizar el que Espella llevaba para reforzar sus fuerzas, la maga fue a hablar con Seyja, que se congratuló al recibir tantos datos sobre enemigos nuevos. Y luego reflexionó, analizando las armas de Espella. —Ah, ya veo, interesantes armas que llevas ahí... creo que esto es lo que podrías obtener si mejoras esas armas. Habilidades útiles, sin duda... Látigo: agarra el pie del rival y tira de él para intentar que se caiga. Acumula 40 de desequilibrio. -20 PC. Sanguijuela: acumula sangre al provocar hemorragias, y puede liberarla bruscamente, dañando a todos los enemigos que haya cerca y a media distancia. Acumula hasta 3 hemorragias, y hará daño plano de 100 de daño por cada acumulación. -15 PC.
Espella Espella escuchó a la mujer con atención, sin variar su expresión, y entonces se marchó. La del látigo sonaba interesante, en realidad. Pero no tenía ningún trozo de adamantita en ese momento. Al menos sabía cómo corregir eso: La senda del pecado.
Kashya Alcanzamos el final del puente y, tal y como habíamos supuesto, conectaba con la azotea de la torre por lo que ya teníamos un atajo mucho más seguro para poder ir al templo y volver a la parte de arriba del torre del rey. Ya que Espella había decidido ir al Templo y que seguramente tardaría bastante, decidí aprovechar también el atajo que habíamos creado para visitar el Templo y hacer alguna que otra mejor antes de volver. >>Usar pozo + Subir dos niveles (Vigor + Habilidad) Contenido oculto Pues ya qué x2(?)
Kashya Los dos aceptaron ir al Templo, lo que había sido de esperar teniendo en cuenta su situación, y los vi partir con la serenidad que me caracterizaba. Me giré después hacia Espella y, sin decir nada más, caminé hacia el pozo que había aparecido después de la desaparición de las diosas. Aparecí en el Templo, ciertamente aliviada de estar al fin en una zona segura sin la presión de tener que alcanzar a las diosas cuanto antes, y aproveché para descansar. La pelea había sido terriblemente larga y agotadora, pero como siempre, el éter del pozo lograba revitalizarme al instante. Con energías renovadas y las botellas rellenas, tocaba recuperar y mejorar para seguir explorando. >>Usar pozo + actualizar bestiario (que no sé si hay algo nuevo por por si los casos) + subir tres niveles (dos de agilidad y uno de habilidad) Contenido oculto Suzaku-kun HEYO CUANTO TIEMPO
Espella Auro y Selea, al fin, cayeron. Jadeé, respirando con dificultad, pero con un enorme deje de satisfacción. Las primeras dos habían caído, y tenía en mis manos las llamas originadas de su poder... Deseaba quedármela, pero desconocía cuál era la naturaleza de su poder. Así pues, me veía obligada a entregársela al Oráculo, pero por supuesto, esto no ocurriría una segunda vez. Mientras tanto, Kashya le ofreció a ambos hermanos refugiarse en el Templo. Je, perfecto. Así podría tenerlos vigilados. Me precipité por el pozo, fundiéndome con el éter y apareciendo en el Templo. —Oye, Oráculo —me acerqué, con arrogancia—, parece que estabas buscando una de estas, ¿No? —le dije, refiriéndome a la llama. —Además, necesito que canalices todo el éter que conseguí. >>Entregar llama >>Subir 5 niveles: 2 de Vitalidad, 2 de agilidad y uno de Fe
El Oráculo, después de canalizar el éter en Espella, esbozó una sonrisa calmada y llena de genuina alegría al ver la llama de color ocre. Intentó tocarla, y, con lentitud, sus manos se colocaron en una posición cóncava. La llama, casi flotando, se posó sobre ellas. —... así que... las sagradas diosas de la Luna y del Sol han sido transformadas en puro éter. Auro y Selea, las diosas traidoras, han sucumbido a los elegidos. Sabía que esta vez funcionaría. Estaba convencido. Ven... sígueme. Es un momento de gozo y gloria para todo Edén. Caminó así, con sumo cuidado, llama en las manos. Rodeaba la zona superior del templo, y se detuvo ante una de las estatuas, aquella que simbolizaba, supuestamente, a Auro y Selea. Espella sabía de sobra que sus aspectos reales no eran exactamente así, ni mucho menos, pero daba igual. Lo importante es que el Oráculo colocó la llama, y, súbitamente, esta comenzó a chisporrotear y a arder con gran intensidad, creciendo en tamaño. El Oráculo sonrió. —Y así, el cielo de Edén recuperará su sol y su luna, su día y su noche. Gracias a vosotros, Elegidos, Edén está un paso más cerca de la salvación. Cuatro llamas más, y no solo todo volverá a recuperar el equilibrio, sino que podremos despertar al Creador. Cuando despierte, el mundo se salvará. Así que el día y la noche iban a volver, ¿eh? Entonces, el cielo ya no estaría rojo nunca más: ahora habría un sol y una luna que, aunque débiles, alumbrarían a todo Edén. —Bueno, Elegida... poco tengo que ofrecerte, en realidad, pero permíteme que te recompense de la mejor forma posible: con información. Sé que estaréis confusos, tú y los tuyos, sobre toda esta situaciín, vuestro papel y vuestra función aquí. No temas: trataré de resolver aquellas preguntas que aún albergues... Vaya, el Oráculo no solía hablar mucho, y fue muy vago desde el principio con su "tarea" como Elegidos... pero parecía estar dispuesto a hablar un poco. Eso sí, mejor pensarlo bien. Probablemente no iba a responder todas sus preguntas. >> ¿Qué hizo que los dioses se "durmiesen"? >> ¿Por qué podemos matar a los dioses? >> ¿Sabes algo del amante de Auro y Selea? >> ¿Por qué estos altares devuelven Edén a su estado original al recibir las llamas? >> ¿Qué sabes del "Creador"? Contenido oculto Al colocar en el altar la llama del día y la noche, los ciclos diurnos y nocturnos se han activado en Edén. Si interactuáis, roleándolo en negrita, con la llama del día y la noche, cambiará la fase en la que se encuentren todas las zonas; no es un ciclo perfecto, pero al menos el cielo vuelve a brillar... ¿Qué cambiará? No demasiadas cosas, realmente: algunos enemigos pueden reaccionar de forma curiosa en el día y/o la noche; otros (como los enemigos oscuros y los luminosos del Ala Oeste del Castillo) se verán potenciados por el sol o la luna, y mermarán sus poderes con el contrario; y algunos NPC solo aparecerán en la noche o en el día o tendrán diálogos distintos en una u otra fase. Ahora que hay sol y luna, quién sabe, ¡quizá encontréis cosas nuevas en sitios viejos! Eso sí, matizar que por razones obvias no voy a editar zonas de improvisación ni nada así, son demasiadas; y, además, rompería mucho el misterio xD Solo sabed que, respecto a nuevos NPC, aparecerán en zonas de improvisación y (mas frecuentemente) en seguras, así que con que vayáis a una e interactuéis un poco con la misma yo activaré, de haberlo, el NPC o evento en cuestión. Oh, y por cierto, por defecto estáis ahora mismo en la fase día. Eso sí lo intentaré actualizar siempre en el primer post de este tema.
Espella Terminamos en lo alto del templo, frente a unas estatuas que simbolizaban a las diosas de Edén. Aunque después de ver las de Auro y Selea, me di cuenta que no debían ser muy exactas. Pocos humanos habrán presenciado a las diosas en persona. Cómo fuese, cuando el Oráculo colocó la llama en su estatua, esta se avivó. Además, había devuelto el ciclo del día y la noche a Edén... —En ese caso —hablé, viendo mi oportunidad para descubrir el verdadero poder de las llamas— dime, ¿Cómo es que estos altares devuelven a Edén a su forma original al recibir esas llamas? ¿Qué tienen de especial. Contenido oculto no iba a preguntar esto, pero Espella tenía ganas de saber qué onda con las llamas para robarlas (??) Así que habría preguntado esto
Kashya Después de canalizar el éter en el oráculo, Espella apareció en esa misma zona para entregarle al mismo las llamas que había conseguido. Los seguí hasta los altares, porque lo cierto era que también tenía curiosidad por ver qué sucedía ahora que habíamos conseguido derrotar a las diosas. La llama reaccionó y, por mucho que Auro y Selea dijeron que no, habíamos conseguido recuperar el sol y la luna de Edén, lo que significaba que habíamos recuperado los ciclos de día y de noche. Los pocos habitantes que quedaban vivos estarían contentos con eso, seguramente. Me alejé después, porque el oráculo le habló a Espella y ya había perdido el interés en ello, y me acerqué a la posición de Himmelda. Habían llegado bastante rápido, ¿eh? —Mel, ¿qué os parece el templo? ¿Estáis bien aquí?
El Oráculo alzó las cejas rubias, y sus ojos dorados se enfocaron en Espella con curiosidad. Casi como si su mirada horadase en el interior de la mujer, analizando todo lo que pensaba, casi como si pudiese verla desde dentro. —Esa es una pregunta interesante. Verás... este templo es la cuna de los dioses. Aquí surgieron, porque "nacer" quizá no sea la palabra más adecuada. O al menos eso cuentan las leyendas, por supuesto. Cuando Edén no era más que una tierra yerma y vacía, carente de vida, se cuenta que el Creador llegó y, justo aquí, prendió el fuego de seis llamas. Seis llamas que luego fueron moldeadas por él, con puro éter concentrado... y de ahí surgieron todas las divinidades de Edén, que lo poblaron, le dieron luz, le dieron vida, crearon todo lo que hoy añoramos y deseamos recuperar. >> Así pues, se construyó luego en el lugar de nacimiento de las divinidades este templo, y se crearon estos altares, altares en los que, se cuenta, una vez se encendieron las llamas de éter. De ese modo... Auro y Selea, que comparten la misma llama, como el resto de divinidades, surgieron de aquí. Y aunque son ellas las que moldearon y crearon el día, la noche, el sol y la luna... sus poderes surgen de la llama, surgen del éter que mana de ellas. Y, como diosas, son inmortales; al ser aplacadas por la mano adecuada, sus cuerpos revierten a la forma original. La forma de... una llama. Si no quieren o no pueden usar sus poderes libremente, devolverlas a su estado original y regresarlas a su altar lo hará por ellas. El orden que una vez crearon volverá a establecerse. Porque todo estará en su lugar. >> Bien, Elegida. Eso es todo por ahora. Ahora, marcha. Siento decirte que queda demasiado trabajo por realizar. *** Mel vio llegar a Kashya, y sus alas se alzaron levemente, juntando sus manos. Estaba claramente contenta de verla. —¡Ah, Kashya, qué bien verte! Cielos, este sitio es muy bonito y tranquilo, ¡y hay gente de todo tipo aquí! Aunque algunas de las personas que hay por la zona no me termina de gustar... —sus ojos se centraron en Kattari por un instante, sin ser capaz de aguantarle la mirada—. Ay, hay gente que da escalofríos, ¡cielos! Pero luego está Hodet, ¡que es muy majo y no se ha extrañado por mis alas! Ah, y el señor Grimsli, ¡qué sabio es, con todo lo que sabe sobre milagros! Podría aprender mucho sobre él. ¡Gracias por traernos a este sitio tan bonito! Tomó aire entonces, reflexiva. —... me gustaría poder hacer algo para compensaros a ti y a todos tus compañeros lo que habéis hecho por mí y por Natt, pero, ¡cielos!, no sé hacer gran cosa, solo... solo usar mi luz. Así que, no sé. Si alguna vez sientes que necesitas algo de luz, no dudes en pedírmelo, ¿sí? Señorita Kashya, en ti siento... algo raro. Una oscuridad creciente. Me preocupa. Yo albergo luz y mi hermano oscuridad porque somos hijos de Auro y Selea, pero vosotros no deberíais albergar ninguna de las dos... y sin embargo la puedo notar. S-Si quieres, yo podría ayudarte a eliminarla, ¿sí? ¡C-Cielos, aunque para eso necesaría algo de éter, eso sí! ¡L-Lo siento, no es como si quisiese cobrarte, p-pero...! Mientras decía eso, Kashya pudo notar la mirada de alguien, desde otro lugar del templo, clavada en ella. La mirada sibilina y severa de una cierta maga... Desde ahora, Himmelda podrá eliminar o reducir el valor "Oscuridad" de vuestras fichas. Hacerlo supone gastar 200 de éter por punto restado.
Kashya Mel parecía bastante contenta cuando me acerqué y tardé apenas un segundo en comprobar que, efectivamente, estaba feliz con la decisión que habían tomado de instalarse en el templo. También parecía haberse encariñado con algunos de los otros habitantes, cosa que no era demasiado de extrañar tampoco. La escuché hablar después de la oscuridad que estaba sintiendo en mí y giré la cabeza para encontrarme con la mirada de Kattari cuando terminó de hablar, haciéndome ladear la cabeza. ¿Se refería a lo que la maga había hecho cuando me hizo aquel vaciado de éter o lo que fuese? No me había parado a plantearme si podía ser peligroso o no, pero lo cierto era que una parte de mi confiaba en Himmelda más que en cualquier otra persona así que... —Está bien. Tampoco podía hacerme ningún mal recibir su luz, eso desde luego. >>Bajar dos puntos de oscuridad. Contenido oculto Si no hace falta nada raro, puedo editarme yo la ficha con ese cambio. Tú me dices owo
Espella Je, así que las diosas sólo eran llamas, poder concentrado al que el "creador" les había dado forma, y aunque no podíamos acabar con su núcleo, podíamos deshacernos del envoltorio y usar nosotros mismos su poder, jujuju. —Muchas gracias por la información, me ha sido bastante útil —tras finalizar la charla, di la media vuelta y volví por donde había venido. Aún así, había algo que me molestaba de todo eso. Nos parecíamos demasiado a las diosas; sólo éramos un conjunto de éter pensante, nuestro aspecto físico parecía ser sólo una envoltura para lo que realmente parecíamos: un conjunto de éter pensante. Mientras los demás habitantes perdían su éter y su cuerpo físico permanecía inerte, los elegidos nos convertíamos en aquel polvo al morir, volviendo a la vida poco después. Aunque nuestra envoltura era destruida, nuestro poder seguía latente. Igual que las diosas... Además, éramos 6, justo el mismo número de diosas ¿De dónde habíamos venido? En principio, no podíamos ser obra del creador, pues nuestro objetivo era despertarlo. Tsk, fuese lo que fuese, lo claro era que, de momento, sólo éramos herramientas para el resto, esperando que les salvemos. Ja, muy bien, cortaría las cuerdas de mi titiritereo antes de que el show acabe. Me dirigía a la salida cuando ví a Himmelda y a su hermano rondando por el templo, y decidí ver cómo se encontraban mis esbirros. —¿Qué tal el sitio? —me dirigí al hermano mayor—, al final no es demasiado diferente de una jaula, pero al menos es mucho más grande que en la que estaban antes, ¿No? Me parece una mejoría notable.
Himmelda sonrió, complacida. —¡Ah, genial! Excelente~. Así pues, ven aquí. Mi luz podrá erradicar esa oscuridad tuya... borraré lo que me has pedido, ¿sí? Con la palma de la mano extendida cerca del pecho de Kashya, Himmelda cerró los ojos. Una luz extraña brilló, y Kashya sintió algo raro. Un cambio en ella que no supo bien cómo interpretar, pero, de alguna manera, se sentía más liviana, más ligera. Como más... pura, de algún modo. —Tee-hee~. Encantada de ayudar, Kashya. *** Espella habló con Natt entonces, que, de brazos cruzados, alzó ligeramente una comisura de sus labios. —Je. Supongo que sí, es una especie de jaula. Pero al menos no tiene barrotes, y puedo salir cuando quiera. Solo por eso merece la pena. De hecho, estaba pensando en que, ahora que Mel está segura aquí, puedo salir cuando quiera, aunque sea solo un rato. Me gustaría explorar y "matar" a algún descerebrado. Por estirarme un poco. V-Vaya, era sin duda más "oscuro" que su hermana, de eso no había duda. —Dicho lo cual, ahora que lo pienso. Tú y yo podríamos hacer un trato. Tú y tus compañeros elegidos necesitaréis provisiones y recursos, ¿no? Y dado que aquí se comercia con éter, a mí me vendría bien este. Así que te propongo algo: págame algo de éter, y yo , la próxima vez que explore alguna zona, te traeré a cambio todo lo que encuentre por allí. ¿Te parece un buen trato? Los dos salimos ganando. De todos modos lo podría vender a Helga, así que... tampoco lo necesito. >> ... pero la propuesta queda ahí. Contenido oculto A partir de ahora, podréis pedirle a Natt que vaya a explorar, a cambio de 1500 de éter, una zona a vuestra elección de las que ya hayáis visitado (necesitáis tener al menos un pozo en el área para poder mandar allí a Natt). Natt se irá, y, cuando pase un tiempo, volverá con varios recursos, estos dependiendo claro de la zona a la que le mandéis. ¿Cuándo volverá? Bueno, para empezar, solo uno de vosotros podrá mandarlo a la vez, Natt no puede multiplicarse (?), y, una vez salga de exploración, no reaparecerá hasta que no venzáis a un boss, encontréis un nuevo pozo o vayáis a una zona nueva. Cuando esas condiciones se den, sea quien sea el que las cumpla (no tiene necesariamente que ser el que lo pidió), interactuad aquí con él, porque habrá vuelto. Ah, y antes de que lo digáis, traerá más y mejores cosas a más hayáis avanzado. Por lo que no, no habéis perdido demasiado por haber avanzado más y haber vencido otros bosses y descubierto otras zonas xD
Espella —Je, parece que tú y yo nos llevaremos mejor de lo que pensaba chico —respondí, juntando algo de éter en la palma de mi mano—. Perfecto, en ese caso te haré mi primer encargo: Ve al camino de los fieles y consigue algo bueno. Toma, como muestra de buena fe te daré el pago desde ya, así que espero que no me decepciones con lo que traigas —le apunté con la palma de la mano, casi tocándolo, y le pasé parte de mi éter. —Buena suerte en el viaje. Tras hacerle aquél encargo al chico me marché a comprar provisiones con Helga, y tras eso fui a hacer una visita a mi buen amigo, el gigante de la senda del pecado.
Espella Volví al templo después de quedarme satisfecha con masacrar a aquel gigante. Ahora debía marcarme un buen camino el cuál seguir. Recordé aquel acertijo que había estado siguiendo en el castillo de verghal, y cuya última pista me guiaba a la parte inferior de la torre del rey. Debido a que estábamos ocupados con las diosas, lo había pasado por alto. Pero ahora era el momento adecuado para ir a terminar aquello. Me dirigí a visitar a Einar y tras ello me marcharía de vuelta a explorar.
Lotte Me incorporé lentamente, mientras recitaba mis últimas plegarias. Había estado arrodillada frente a cada una de las estatuas de los distintos dioses perdidos, orando para que me brindaran fuerzas para continuar con mi camino y mi misión. Sabía que los otros se habían adelantado hacía tiempo ya, pero yo todavía no podía. No aún. No después del fracaso luchando en aquella tumba. Tenía que pedir perdón, arrepentirme por mis fallas. No podía tomar mi papel de Elegida si seguía así. Tenía que ser más cuidadosa, también. Mejorar mis armas, mi escudo, mi armadura. Conseguir historias de milagros más poderosos. No podía pensar que Edén iba a recibirme con los brazos abiertos. Suspiré, y me dirigí hacia el piso inferior, lejos de la mirada acusadora y de piedra de los dioses. No volvería a fallar. Me encaminé hacia la tienda del viejo Einar, pero me frené a mitad de camino. Había recordado algo. Algo que había leído en esa tumba. Y lo que me había comentado ese agradable Litzel, Tirlig. Sobre la identidad de ciertos héroes de antaño. Me pasé la lengua por los labios, en un tick que me solía a agarrar cuando me enfrascaba pensando. No sabía si lo más sensato sería preguntar de manera directa, pero bueno. ¿Qué podía llegar a ocurrirme? Además, la curiosidad era bastante fuerte. Mis pasos me llevaron frente a Seyja, aquella cazadora de monstruos que tan amablemente nos compartía su información, y se emocionaba cada vez que encontrábamos algún dato nuevo para compartirle. Le dediqué una sonrisa msotrando levemente los dientes, y me puse la maza al hombro. — Así que... o tus padres te nombraron en honor a la antigua heroína caída, o saliste reptando de tu tumba. Teniendo en cuenta el considerable agujero que hay en ella, supongo que es lo segundo. Por lo tanto, mi querida Seyja, puedo suponer... que eres como nosotros. O al menos, lo eras. Moriste, y has revivido. Sin embargo, decidiste no continuar con esa misión, ¿verdad? Mi tono de voz, como siempre, había sido severo. Pero mis ojos reflejaban cierta bondad. Y curiosidad. Bastante, bastante curiosidad.
Egin Caminaba por la zona mirando una de mis manos, allí donde había colocado los anillos que compré a aquella mujer tan atrevida en su forma de conversar. No había sabido cómo responder a sus frases y me retiré con rapidez, como huyendo de la obligación de contestar. Pero al menos ya tenía lo que quería. No era muy avispado en esto de pensar en cómo armar mi equipo para continuar la exploración de Edén, pero por lo menos me sentía mejor preparado en esta ocasión. Aparte mis armas eran más poderosas, lo que me daba más ánimos y confianza para seguir adelante e intentar acabar con esta vida de Elegido lo más rápido posible. Al alzar la vista pude ver, a lo lejos, a Lotte. Incluso desde aquí, mirar su cara me seguía provocando un poco de incomodidad, para ya no tanta. Ella fue muy amable conmigo en la Senda del Pecado e inclusive me ayudó a salir de allí cuando me había perdido y no sabía cómo llegar a este Templo. Al mismo tiempo me daba miedo. No confío en las personas que dominan la magia, por mucho que las admire por tales dotes. Sin embargo, la saludé con la mano cuando pasé cerca de ella y de Seyja, y me aproximé al paso. Quizás esta vez podría hacer mi propio camino sin la ayuda de nadie. Me fundí con el éter y me teletransporté al Patio de la iglesia en el Camino de los Fieles.
Seyja reaccionó con algo de sorpresa, pero supo controlar esta muy bien. No solía dejar sus sentimientos salir, así que ver que reaccionaba de esa manera, por pequeño que fuese el gesto, ya significaba bastante. Pronto esbozó una sonrisa. —Ah, veo que alguien ha estado husmeando por el cementerio, ¿no? Interesante. Sabía que tarde o temprano pasaría, de todas formas. >> Tyóor y yo fuimos soldados del Rey Caído. Parte de su séquito, de un modo u otro. Pero le traicionamos, porque él traicionó a todo lo que creíamos. Lo que no cuentan las historias es que... no fuimos solo dos los que nos revelamos contra él, ¿a que eso no lo sabías? No, no, había una tercera persona. Je. Qué habrá sido de ella. Ojalá haya muerto también. Las últimas palabras... las pronunció con pura rabia y odio. —En fin. Como sea. La cuestión es que no, no soy como tú. Ni quiero, la verdad. Morir y renacer a cada rato, ¡vaya pereza! No... a mí me gusta ver más esto como una segunda oportunidad, ¿sabes? Ambos morimos, Tyóor y yo: tal extremo es cierto. El por qué estamos ahora vivos es algo que no entiendo del todo. Pero, como vosotros, oímos voces en nuestra cabeza al despertar, voces que aún hoy reverberan en mi memoria. Mi teoría es que la diosa Zoa me devolvió la vida momentáneamente, con las pocas fuerzas que le quedaban. Y si lo hizo, fue para que os ayudáramos, elegidos: eso lo tengo claro. Aunque tanto Tyóor como yo... tenemos otros propósitos. Como buena no-muerta que soy, no descansaré en paz hasta cumplir mi objetivo. Consumar mi venganza. Seyja comenzó, entonces, a reír. A reír de una forma algo tétrica, pero, a la vez, casi desesperada, angustiosa. Pronto hurgó en sus bolsillos y extrajo de allí una llave. Una podrida, oxidada. —... toma. Supongo que no me queda otra que darte esto. Si Tyóor se llega a enterar de que tengo esto, el muy imbécil seguro que volvería a estar muerto ahora mismo. En fin. Son las llaves a las alcantarillas de Verghal. No es un lugar agradable, te lo voy avisando. Pero ahora mismo, probablemente, sea la única manera de acceder al ala este del Castillo. >> Si tienes el valor que hay que tener, ve allí. No te recomiendo el viaje, para nada, pero, quién sabe, ¿no? Ya me has demostrado que tu curiosidad es grande. Comprobemos qué tan grande es. ... las llaves a las alcantarillas, ¿eh? ¿Qué pretendería Seyja dándoselas? Casi parecía que hubiese guardado esas llaves por algún motivo ulterior. Como si al otro lado hubiese algo que deseaba mantener encerrado y no volver a ver. —Y si la ves —susurró entonces, más tétrica aun. Lotte no tenía muy claro de quién hablaba—, mátala. De lo contrario es probable que ella te mate a ti. Aunque a ti, claro, ¿qué más te da? Obtienes la llave a las alcantarillas.
Espella Tras convertirme en éter en el pozo del castillo no tardé mucho en rematerializarme en el Templo. Aquello seguía siendo sumamente raro, pero al fin y al cabo era una herramienta muy útil que pensaba aprovechar siempre que pudiese. Me dirigí primero con el Oráculo, utilizando todo el éter que había juntado y una gran cantidad de cúmulos que había ido encontrando con el tiempo para aumentar mi fuerza aún más. >>Uso mis 10 pequeños cúmulos de éter y los 6000 que ya tenía para subir 3 niveles, que creo que sigo en el rango de subidas de 3000, so (2 niveles de Fe y 1 de habilidad) Tras ello, me dirigí a la Armería de Einar y con una sonrisa que el hombre no podía distinguir por ocultarse debajo del velo, le presenté aquellas dos espadas que me había encontrado. —Esta vez me gustaría consultar contigo a cerca de si sabes algo sobre estas cosas, ¿Crees que tengan algún valor o utilidad?
Lotte La sorpresa de Seyja no me pasó desapercibida, en especial teniendo en cuenta que nunca solía demostrar ningún tipo de sentimiento. No era muy distinta en eso, así que también me resultaba algo fácil de identificar. Escuché con atención su historia. En cierta manera, aunque no quisiera admitirlo, era como nosotros. Había sido resucitada con un propósito, había sido traída de vuelta a la vida con una misión en mente. Tal vez no tuviera una tercer, cuarta, o indefinidas oportunidades como nosotros. Pero no estábamos tan alejados. Comenzó a reír, de forma algo histérica, la verdad. Simplemente me la quedé mirando, impasible. Tomé la llave que me extendía, y la revisé. Se encontraba vieja. Algo podrida. Me informó luego que servía para las alcantarillas de Verghal. Al parecer, esta era la única forma de acceder al ala este del castillo. De eso ya no tenía ni idea. No me había comunicado con los otros en un período largo, así que no sabía cuan lejos habían llegado. Tal vez esa información podría resultarles útil más tarde. — Cada muerte representa un fallo en mi misión. Así que sí. Morir si representa un contratiempo para mí —respondí con voz fría, guardando la llave junto con la otra dorada.— Pero puedes dejarnos a nosotros la tarea de matar a aquella criatura. Le dediqué un simple asentimiento de cabeza como saludo, y me despegué de su presencia. Saludé a Egin con un movimiento de la mano, la cabeza enfrascada en fortalecerme. No iba a pasar más allá del cementerio si seguía como estaba. Mis pasos me llevaron hacia Grimsli. Necesitaba escuchar historia de los dioses. Tal vez me concederían un nuevo milagro.
Einar vio llegar a Espella con su sonrisa típica, siempre dispuesto a ayudar. Tosió un par de veces, pero pronto se recompuso y, alegre, le dijo: —¡Jo, jo, jo! ¡Pero qué me traes! Estas preciosidades se ven muy interesantes, sin duda... Y pronto, su rostro empezó a cambiar. Poco a poco. La sorpresa fue llenando su cara, pasando de la incredulidad al estupor, y de este al entusiasmo. Con voz entrecortada, espadas en mano, dijo, mirando fijamente a las mismas: —¿D-Dónde has... encontrado estas espadas? El Hihiirokane y el Orichalcum con el que están hechas, su forma... estoy convencido de que son las espadas legendarias del Rey Prometido. No tengo duda alguna sobre ello. Y ahora que el sol y la luna brillan de nuevo, quizá... Agarró la espada corta, mirándola de cerca. Con un movimiento rápido, de pronto, una luz amarillenta empezó a rodear la espada, y se proyectó hacia delante, prolongando enormemente su hoja. Así casi parecía una katana larga, curvada y enorme, hecha con pura energía. —¡Jo, jo, jo, jo! ¡Increíble! ¡No hay duda, mujerzuela mía, no hay duda! ¡Son la Espada divina de Luz Solar y la Espada de Luz de Luna sagrada! No me lo puedo creer, ¡menuda hazaña! ¡Todo un descubrimiento! Como armero, ver estas dos preciosidades es... increíble. >> Muchacha, escúchame, que te cuento la historia. Espero que no hagas ascos a un poco de desvaríos de este viejo loco sobre los filos divinos que tiene en sus manos. Verás, estas armas son únicas. Sus filos fueron creados con metales legendarios y mágicos, imbuidos por los poderes de las propias Auro y Selea, del mismo Sol y la mismísima Luna. Y ellas se las regalaron, como ofrenda, al Rey Prometido, que las usó desde entonces a dos manos, poderoso y hábil como era. Se cuentan leyendas sobre estas espadas por todas partes y sus propiedades especiales: una se alarga con un aura mágica de luz que la hace letal incluso a distancias largas; otra se ensancha y brilla con un tono azulado y embaucador, fruto de la propia luna, y adquiere unas dimensiones que la hacen tremendamente contundente. Cuando el Prometido desapareció, lo hizo con sus armas. Y tú, ahora... me las traes, dubitativa sobre su naturaleza. Esta hazaña es sublime, Elegida, ¡sublime! >> Ciertamente, son armas únicas, y también extrañas en su uso, debo decir. Usualmente los Clérigos usan la fuerza de los dioses para crear milagros, y lo complementan con una fuerza decente que les solventa los problemas cuerpo a cuerpo; por su parte, los Hechiceros soléis favorecer la agilidad y las armas cortas y rápidas, combinándolo con devastadores conjuros que emplean toda vuestra inteligencia. Pero, ¿estas armas? Son diferentes. Son al revés de lo habitual. Y por eso son únicas. Úsalas bajo el sol o la luna, Elegida, y verás su verdadero potencial. Si es que te sientes capaz, claro. ¡Jo, jo, jo! Cof, cof... Tus espadas pasan a ser la Espada de luz de luna sagrada y la Espada divina de luz solar. Serán editadas en breve.
