Kiri Al fin en el templo. Cuanto antes acabase todo mejor. Utilicé un pequeño cúmulo de éter para poder ir a hablar con el oráculo. —Venga, sí, sí. Hola y todo eso. Subir un nivel (Aguante)
Zuko Regresamos al templo después de aquella desagradable experiencia. Y pensar que tenía que regresar ahí dentro, ugh. Me limpié a duras penas la túnica, dando pasos pesados y pringados por el fango. No quedaba ya nada de blanco ahí. Qué. Puto. Asco. —Eh —En esas encontré al tal Natt de vuelta en el templo, con la bolsa de lo que suponía eran los recursos que había logrado encontrar en su expedición—. Dame una buena noticia y dime que conseguiste algo bueno. Lo necesitaba o terminaría más amargado de lo que ya estaba. Contenido oculto Suzaku-kun
Einar revisó la espada, curioso, y se llevó una mano a las barbas. —Hmmm. Parece una espada de juguete como otra cualquiera. Pero el trazado y los detalles son tan profundos, tan bien hechos, que uno no puede evitar pensar que debe ser obra de un experto carpintero, sin duda. ¡Ja, te imaginas que lo fabricó Ícaro! Ah, el viejo Ícaro, fuimos incluso amigos en el pasado, ¿sabes? Yo fui herrero real, y él, carpintero. Cada uno nos encargábamos de una cosa, y ambos éramos muy buenos en lo nuestro, pero mientras que yo hacía armas como profesión, lo suyo era... arte. Él veía la carpintería como una forma de crear cosas, de crear obras. Y cada pieza era una completa escultura, debo decir. El Rey le tuvo siempre en gracia, y no porque a él personalmente le interesasen sus obras, sino porque... en fin, a los chiquillos les encantaban esas obras. De hecho esta espada me recuerda mucho a las muchas que Ícaro hacía para él. Hizo un gesto con la mano, como restando importancia al tema. —Bah, pero no puede ser. ¡Ya sería coincidencia que fuese obra de Ícaro! En fin, chica. No me mires más, yo sé de metales y de armas en condiciones, no de madera y juguetes. ... Ícaro, ¿eh?
Natt aguardaba a la llegada de Zuko con su bolsa cargada de productos. Suspiró al verlo llegar. —Ah, chico, aquí estás. Ten, todas tus cosas. >> Bah, los varelkraft me aburren. Ya estuve en el camino de los fieles antes, y son muy simples. Todo en ellos es fuego y fuego, y, aunque eso no me gusta, a ellos tampoco les agrada especialmente el hielo. No suelo usar conjuros, pero un par de ellos bien lanzados y caen como moscas. En fin. Mandadme a un sitio nuevo la próxima vez, ¿no? Recibes: - Ojo de pantera x2 - Esencia ilusoria x6 - Trozo de adamantita x6 - Trozo grande de adamantita x3 - Cóctel molotov x3 - Urna ígnea x3 - Bebida caliente x4 - Flechas de acero x6 - Dardos ígneos x8
Zuko Oh, nada mal. Algunas cosas no me servían de mucho pero otras iban a ser bastante de utilidad. Tomé la bolsa, haciéndole un gesto vago con la mano y regresé hacia el pozo, donde el Oráculo. Ya enviaría a ese tipo a otra parte, no era tan inútil como parecía en un principio. >>Subir nivel (Agilidad)
Kiri De nuevo llegué al Templo por el pozo. Tch, no me importaba un pimiento lo que hubiera ahí abajo, ja. Ya llegaría en otro momento, de algún modo. Allí encontré de nuevo a Natt, el tipo extraño con alas extrañas. Hm, ¿podría él ayudarme a bajar el agujero? ¡Tch, qué más daba! —Hey, tú. ¿Sigues ofreciendo ese servicio? Anda, ¿por qué no vas a los campos sagrados a ver qué encuentras? —le pedí, ofreciéndole éter a cambio. Tuve que utilizar un pequeño cúmulo de éter para ello. Salí después por la Senda del Pecado. Necesitaba algunos objetos.
Kiri Regresé al templo con algunos fragmentos más. Al menos ese gigante siempre llevaba consigo, ¿de dónde cojones los sacaría? Bah, no me importaba. Sorprendentemente, en el templo encontré ya a Natt, que había vuelto. —¿Qué me traes esta vez, Natt?
El aspecto de Natt era... preocupante. Tenía magulladuras por todo el cuerpo, las alas lucían algo rasgadas y, en general, estaba agotado y herido. Agachada junto a él, Himmelda, preocupada, trataba de curarle con sus milagros. Con todo, vino con su bolsa, que le entregó a Kiri con una sonrisa débil. —Ah... hola, hola. Ya he vuelto, ¿huh? Aquel sitio, los Campos Sagrados, eran... uno de los lugares más extraños que pensaba encontrar. Estaba lleno de criaturas raras, e incluso vi a algún ser enorme, una especie de dragón. Ah, creo que la noche les da fuerzas, y, aunque a mí también, bueno... no he salido muy bien parado, je. Pero estoy vivo, y eso es lo importante. —N-No, Natt —dijo Himmelda, enfadada—. Tienes que preocuparte más por tu salud. ¡Si sigues esforzándote tanto acabarás mal, cielos! Pero Natt hizo un aspaviento de despreocupación. —Nah. Puedo defenderme solo. Descanso un poquito, y listo; además, esto es un negocio, ¿no? >> Toma, chico. Esto es lo tuyo. Recibes: - Ojo de pantera x3 - Manto etéreo x5 - Esencia ilusoria x5 - Trozo grande de adamantita x5 - Mitad de adamantita x2 - Cóctel criogénico x3 - Urna helada x3 - Rompecráneos x4 - Flecha ilusoria x6 - Balas perforadoras x6 - Cartuchos desintegradores x6
Kiri Recogí el traje ya mejorado. No parecía haber servido de mucho, en cualquier caso, pero bah. Ya me ocuparía de eso más tarde. Aún tenía pendientes un par de cosas, como hablar con Seyja sobre los Litzels magos del Monte Olhalla y entregarle la tabla de milagros a Grimsli. Me entretuve un poco en hacer esos recados, y cuando terminé fui directo a ver a Einar.
Grimsli, emocionado, casi daba saltitos de alegría al ver llegar a Kiri con una tabla. —¡Ah, mi buen amigo! Le traes algo al viejo Grimsli, ¿eh? Echémosle un ojo a esta belle- Esta vez ni siquiera lo disimuló. El rostro peludo de Grimsli se arrugó en una mueca de asco, y apretó ligeramente los dientes tan pronto como empezó a leer la tabla. —Ah, claro. M-Milagros... sagrados. Ya. Claro. Cómo no. ¿Para qué está Grimsli aquí, eh? ¿Eh? Para... ayudar... a los buenos devotos. Si la tabla hubiese sido de papel, seguramente, Grimsli la habría arrugado por completo en ese momento, presionando con sus manitas. Milagros actualizados.
Zuko Regresé a través del pozo del refugio Litzel, de vuelta al templo. No me quedaba mucho más que hacer allí. En mitad de mi paseo había estado pensándolo, y quizás seguir en aquella cueva del demonio habiéndome protegido las espaldas previamente no sería tan malo. No me apetecía en absoluto, menos ir a buscar al idiota de Riki, pero las mejores cosas se ocultaban en los lugares más peligrosos. Algo me decía que la recompensa de volver vivo de allí merecería por completo la pena.
Kiri Y al fin, terminé las compras. Tenía un nuevo atuendo, muy bonito y muy todo, pero a ver si funcionaba de verdad: ya había sufrido ese vaciado en un par de ocasiones en el bosque y no estaba dispuesto a morir por ello. Hablé con el Oráculo finalmente, tras usar el cúmulo de éter gigantesco y dos cúmulos de éter. Usar los cúmulos y subir un nivel (habilidad)
Kashya Después de la visita a Kattari, finalmente me dirigí hacia el oráculo para hacer uso del éter antes de perderlo una vez más y, aproveché también, para hacer un cambio en las pócimas y brebajes. Con eso hecho, me dirigí al pozo, rellené las botellitas y me transporté a otro lugar. >>Usar pozo + Subir nivel (Inteligencia) + Cambiar a pócimas de éter x3 y Brebajes de éter x3
Egin Gracias a la Estrella Desintegradora pude llegar al Pozo del templo evitando una muerte segura. Haber tenido que huir hacía que sintiera mucha tristeza y vergüenza, pero lo había hecho por un bien a futuro: aprovechar el éter acumulado en los Campos Sagrados para hacerme más fuerte, a ver si así tenía una oportunidad contra el bicharraco que había al final de la puerta de la izquierda. ¿Qué demonios era esa cosa? Me había llamado la atención que fuese débil a los golpes por la espalda, era algo en lo que se asemejaba a los Varelkraft. Creo que inclusive su color de piel era similar, aunque el detalle de la cola me descolocaba un poco. ¿Quizá fuese una mezcla de diferentes criaturas producto de la distorsión? Eso tenía sentido, aunque no era 100% probable. Suspiré. La tarea de Artemisa era pesada. Pero iba a insistir hasta lograrlo... Por ella. Me fui hasta donde estaba el Oráculo. Presenté ante él los cuatro cúmulos de éter que había obtenido y le pedí con amabilidad que me diera más fuerzas. >>Subir dos niveles: +2 en Agilidad
Egin Luego de hablar con el Oráculo y de hacer negocios con Helga, cuya forma de hablarme me seguía incomodando un poco, me dirigí hacia el Pozo del Templo, donde me recuperé de mis heridas, llené mis brebajes y restauré mis armas. Luego de todas estas cosas un poco rutinarias, me introduje en el Pozo mismo, para viajar hacia el asentamiento varelkraft.
Espella Tras dirigirme al pozo de la tumba de yggdrasil volví a aparecer en el templo de los dioses. En cuestión de recolección nuestra pequeña exploración había sido todo un éxito. Había conseguido Éter en cantidades bastante altas, tanto por el que soltaban los enemigos al caer como por aquellos orbes de éter que llevaban consigo de vez en cuando. Me dirigí a aquella zona que el Oráculo me había enseñado cuando le lleve la flama de las diosas, y cambié a la fase diurna. Tras eso, me dirigí con el propio Oráculo. —Creo que me vendría bien un nuevo baño de éter —comenté—, así que si fueses tan amable de infundirme con él te lo agradecería, sí. Además, me gustaría cambiar la distribución de mis pócimas y brebajes. >>Subir dos niveles (Ambos en Fe) [Abro 6 cúmulos de éter para completar] >> Tener 3 brebajes y 3 pócimas Tras eso, me dirigí con el ángel oscuro a realizar un encargo; pude notar que estaba algo magullado, probablemente debido a su última expedición. Tsk. Tendría que enviarle a algún lugar blandito al parecer, que tampoco quería que mi recolector se muriese. El Cementerio parecía un buen lugar, a menos que fuese tan tonto como para meterse en aquella gruta maloliente. Pero esperaba que la falta de éter lo disuadiese de ello. >>Enviar a Natt al Cementerio de Edén. [Abro 2 cúmulos de éter y un pequeño cúmulo para pagarle] Y, antes de marcharme, me venía bastante bien visitar a Kattari y a aquel Litzel ladino para aumentar mi repertorio de hechizos.
Lotte Estar en el templo después de haber transitado por ese túnel desolador era una sensación agradable. Un descanso entre tantas aventuras nunca venía mal. Además, había conseguido bastantes recursos en la última exploración. Había que sacarles provecho. Primero que todo, quería canalizar mi éter para poder fortalecerme. Si no avanzaba, no era mucho lo que podía aportar a la misión. Me dirigí hacia el oráculo, arrodillándome frente a él, y le concedí una plegaria, pidiendo que aumentara mi fuerza y mi resistencia física. Sentía que lo iba a necesitar. >> Subir dos niveles (Fuerza + Aguante) Luego de eso, me dispuse a dar una vuelta por las demás tiendas. Tal vez hiciera falta aprovisionarse, en especial si íbamos a volver a aquel oscuro pasadizo. Me encontraba jugueteando con el anillo que tenía guardado en el bolsillo, que había encontrado allí. Me preguntaba si podía sacarle provecho.
Espella Tras mi breve visita al refugio volví una vez más al Templo de los dioses, con algo más de Éter en mi posesión y con aquellas hierbas de la fuerza que me encontré creciendo en el castillo de Verghal. En realidad eran justo esas hierbas las que pensaba comprarle a Helga, así que ahora mismo no tenía ya mucho más que hacer allí, salvo encontrarme de nuevo con la clériga y partir una vez más rumbo al cementerio. Pero quizá me vendría bien aprovechar para cambiar mi armadura y aprender otro milagro más para enfrentarme a aquella oscuridad que se cernía bajo nuestros pies. Me dirigí a algún lugar donde pudiese sentarme y comencé a quitarme la armadura, sin preocuparme por quién estuviese cerca. No es como si alguna vez me hubiese preocupado en primer lugar. Pronto tenía ya mi nuevo conjunto de equipamiento puesto, por lo que me dirigí con aquel Litzel ladino a ver qué más podía sacarle. ... —Vaya, me alegra ver que sigues por aquí, comenzaba a pensar que te habrías ido sin mí —le dije a la mujer, con un tono que no dejaba claro si era en serio o una broma—. Por mi parte ya estoy más que preparada para volver, así que, ¿Nos vamos? —le inquirí, dirigiendo mis pasos hacia el pozo. Contenido oculto Me equipo con los: —guantes acorazados que compré en el refugio —Traje de Susurro —Pantalones de lino —Capucha de mago —La sortija
Kashya Ugh... aquellos enemigos no eran ninguna broma, prácticamente me aniquilaron en un turno y sin despeinarse, porque parecían ser resistentes a todo lo que estuviese relacionado con la magia. Desde luego si iba a volver ahí iba a tener que ser acompañada de alguien más, y seguramente mucho más adelante. Al menos aquello me sirvió para aparecer en un pozo y darme un descanso bien merecido, ya que habían sido muchos combates seguidos y especialmente complicados. Ya que estaba en Templo, también, pensé que sería buena idea invertir un poco de éter... y eso hice. >>Usar pozo + Usar cúmulos de éter (x3) + Subir nivel (Fe) + Actualizar bestiario Contenido oculto Ya me actualicé el éter por haber muerto, los cúmulos y la subida de nivel, so solo tendrías que encargarte esto último :o
Kiri Agh... E-era... Al fin, ese dragón era historia. Los objetos que le arrojé terminaron por derribarlo, y pudimos respirar tranquilos. —Tsk. Bien hecho, Zuko —dije, con algo de molestia, probablemente por la propia irritación de la batalla. Acudí al cadáver del dragón y comencé a recoger algunos objetos, al igual que hizo Zuko. Entre ellos, cogí una de sus escamas, así como un rastro de éter. >>Bueno, tú quédate si quieres, pero yo me marcho cagando leches al pozo. No quiero seguir aquí ni un puto segundo más, nos veremos allí. Tras despedirme, accedí por el pozo que acababa de aparecer al templo, donde busqué a Helga para darle el rastro que había obtenido. Contenido oculto Suzaku-kun