Teenage days [sxs-nxh-gxm-sxi-sxt-nxt]

¡Hola!

Vaya, ha pasado mucho tiempo desde que publiqué la última conti, pero bueno, aquí les traigo la parte que sigue.

Lamento que sea tan corta, pero estaba muy apurada, sin embargo todavía queda una tercera parte que irá dedicada a todos los fans del NejiTen (esperen hasta la tercera parte y no se arrepentirán)

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Gaara estaba de pie frente a Matsuri, la cual sólo miraba al suelo para tratar de evitar la penetrante mirada de esos ojos aguamarina que tanto le gustaban y que la encantaban con su profundidad.

Trató de irse lo más rápido posible, pero él la tomó de la muñeca para impedirle que se marchara, necesitaba hablar con ella y aclarar las cosas de una vez, porque el dolor de no estar a su lado lo estaba ahogando.

—Matsuri, sé que me he comportado como un idiota este último tiempo –comenzó a hablar el pelirrojo, quien tampoco era capaz de mirar directamente a la chica, temiendo por no poder convencerla con sus palabras. No era bueno en este tipo de cosas, pero por una vez quería dejar atrás su forma de ser para decirle a ella todo lo que tenía guardado en su pecho —. Estaba realmente celoso de verte tan cerca de Kiba.

—Gaara… –susurró la chica algo sorprendida.

Por fin Gaara se atrevió a mirarla a los ojos, alzándole el mentón para que ella también lo viera, para que reconociera el arrepentimiento en su mirada.

—Matsuri tú sabes que te amo –ella no pudo evitar que todo su cuerpo se estremeciera al oír esas palabras, siempre que Gaara se lo decía temblaba como una niña. Sus mejillas automáticamente se tornaron color rojizo, al tiempo que el chico la acariciaba con una de sus manos, suavemente —. Tu calidez y ternura lograron que yo te amara, que mi corazón se cautivara contigo, y ahora no puedo dejar de quererte Matsuri.

—Gaara, tú sabes que yo también te amo –dijo Matsuri alejándose un poco de él, logrando que soltarse de su agarre. No sabía como actuar, no sabía que decirle sobre todo eso, sólo estaba segura de una cosa y eso era que a pesar de todo ella lo amaba —. Pero… tienes que entender que entre Kiba-kun y yo no hay nada, por eso no entiendo tus celos.

—Entiende que él está enamorado de ti –habló Gaara con el ceño fruncido, pero al ver que la había hecho sentir mal lo único que atinó a realizar fue abrazarla con todas sus fuerzas, dejando que ella pudiera escuchar los latidos de su corazón —. Pero yo no vine a atormentarte con esas tonterías, vine a decirte que yo te amo, y que necesito que me perdones, que vuelvas conmigo –la abrazó un poco más fuerte, sintiendo con gusto como ella le correspondía al rodearle el cuerpo con sus pequeños brazos.

—No creo que Kiba-kun sienta eso por mí, porque somos amigos, pero tienes razón, no hay que hablar de eso –levantó la mirada para poder por fin encararlo —. Te amo Gaara y… pienso que debemos darnos otra oportunidad para estar juntos.

—¿De verdad?

Matsuri simplemente asintió con la cabeza y él no esperó ni un segundo más para unir sus labios en un dulce y cálido beso, que a medida que avanzaba iba tomando mayor intensidad, hasta dejarlos sin aliento, sin respiración.

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El acto de graduación ya estaba por acabar, los terceros años pasaban adelante a recibir sus diplomas y se retiraban con enormes sonrisas en sus rostros. Uno de los que subió llamó más la atención que el resto, se oyeron cuchicheos de chicas enamoradas y algunos besos que iban dirigidos hacia el joven, que sólo saludaba educadamente a todas las damiselas.

—Tsk, es un idiota engreído –dijo para sí Yuuki, desviando la mirada y cerrando los ojos con fastidio, gesto que su mejor amiga notó, causándole bastante gracia.

El chico que había subido era Itachi Uchiha, el más popular en toda la escuela, incluso más que su hermano Sasuke, pero ahora que se marchaba Sasuke sería su heredero por dos años seguidos, hasta que también le tocara dejar la escuela.

—¿No deberías despedirte de él? O al menos felicitarlo –dijo Yayoi con una sonrisa, pero sólo oyó un bufido de parte de la castaña, que le miró como si de pronto se hubiera vuelto una demente que necesitaba con urgencia ir a un ciquiátrico.

—Nunca, jamás, me despediría de ese bastardo Uchiha, prefiero que se vaya, de hecho, estoy muy feliz –aseguró con el ceño fruncido, por lo que Yayoi sólo suspiró. Su amiga Yuuki era muy terca y le costaba demasiado reconocer las cosas que le pasaban, una de esas eran los sentimientos por el mayor de los Uchiha.

Tal vez cuando se diera cuenta ya sería muy tarde.

—Como quieras Yuuki –murmuró la chica embarazada.

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Naruto no había podido dejar de observar a Hinata durante todo el acto del que habían estado presentes. Odiaba admitirlo, pero era ridículo tratar de ser su amigo ahora, puesto que la amaba, la adoraba con todo su ser y la necesitaba sentir cerca de él ¿Pero por qué Hinata no era capaz de afrontar sus sentimientos? ¿Hasta cuando se haría la indiferente con ello? ¿O de verdad ya no lo amaba como le había dicho?

—Hinata… quiero estar contigo… de verdad quiero estar contigo –pensó con tristeza, siendo observado por su padre, quien sólo podía sentir culpa al estalo obligando a renunciar a la chica que él amaba, pero sabía que era mejor así, porque Hiashi nunca les permitiría ser felices mientras tuviera otros planes para el futuro de su hija.

—Lo siento Naruto –se dijo el hombre consternado.

Y así, luego de que todos bajaran de la tarima, la graduación concluyó poco a poco.

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El día llegó tan brillante como siempre, el verano ya había llegado a Japón y el sol alumbraba y calentaba más que nunca antes. Sakura se levantó con una enorme sonrisa en su rostro, porque estaba segura de que hoy sería un buen día. Y no le importaba la mirada de odio que le ponía Fugaku Uchiha cada vez que la veía, lo único que importaba era que Sasuke estaba a su lado, nada más que eso.

Después de bañarse y vestirse se miró al espejo para arreglar un poco su cabello. Quería lucir hermosa para su novio, antes nunca se preocupaba demasiado por su apariencia, pero él era tan guapo que a su lado no debía desentonar, tenía que lucir tan bien como él para ser la envidia de las otras chicas y no darles lástima.

Sasuke estaba afuera del cuarto de Sakura, esperándola para salir. Vaya que era extraño para él tener a su novia viviendo en su misma casa, más que todo porque estaba acostumbrado a tener una relación demasiado superficial con Hinata, en donde sólo se decían mentiras acerca de lo que sentían, pero con Sakura era diferente, con ella podía ser él mismo sin importarle nada.

Cuando había terminado se sintió vacío, pero ahora que otra vez estaban juntos estaba seguro de que las cosas serían mucho mejores que antes.

—S-Sasuke… –habló la peli rosa algo avergonzada mientras salía de su habitación. Sus mejillas estaba rojas, porque nunca antes se había arreglado de esa manera y menos para salir con un chico.

Por otro lado Sasuke prácticamente estaba con la boca abierta. Sakura lucía un pequeño top rosado que combinaba con una chaquetita blanca al estilo vaquero. Debajo usaba un jeans ajustado y converse blancas. El cabello lo llevaba recogido hacia un lado con horquillas azules y usaba un poco de maquillaje, aunque era muy suave, pero resaltaba sus ojos color jade de una manera increíble.

—T-te ves muy bien –dijo Sasuke tragando saliva. Era la primera vez que se quedaba como una estatua frente a una mujer, más aún, nunca se hubiera atrevido siquiera a halagar su apariencia como acababa de hacer —. En fin –desvió la mirada —, vámonos.

—Sí –respondió la chica con una sonrisa —. Sasuke-kun.

El azabache detuvo sus pasos al oírse nombrado de esa manera, volteándose algo sorprendido.

—¿Cómo me llamaste?

—Te dije Sasuke-kun –respondió Sakura avergonzada, desviando la mirada y frunciendo el ceño —. ¿Es que acaso tiene algo de malo?

—No –Sasuke miró al suelo, sentía que sus mejillas ardían y eso era demasiado molesto. Odiaba sentirse tan estúpido, pero también le gustaba esa sensación, era algo tan contradictorio que en cierta medida era gracioso —. Me… me gusta, llámame así si quieres.

—Gracias Sasuke-kun –dijo Sakura, aún sin levantar la mirada.

—¿Por qué?

—Simplemente por estar aquí –sonrió la chica y seguido de aquello le dio un cálido beso en los labios, para luego separarse y comenzar a caminar delante de él, dejándolo atrás.

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Hinata y Neji se encontraban en la piscina de su casa. La ojiperla tomaba el sol, mientras que el chico castaño sólo estaba sentado en una silla de playa, leyendo una revista. Hiashi había decidido irse de viaje de negocios, llevándose a Hanabi como siempre hacía, así que Hinata y Neji decidieron invitar a una pequeña fiesta a todos sus amigos, ya que a la fiesta de graduación de los terceros años sólo podían asistir los graduados y los de primero sólo podían ir si eran invitados por alguno de tercero, lo cual no fue el caso.

—Que calor me ha dado –se dijo de pronto el Hyûga, lanzándose a la piscina de una sola vez, salpicando un poco de agua en su prima.

El timbre comenzó a sonar y al rato después se aparecieron tres chicas por la puerta del jardín, eran las primeras en llegar a la fiesta que organizaban los Hyûga.

—¡Hinata, Neji! –les saludó alegremente Tenten, mientras Ino y Temari sólo reían y agitaban su mano en señal de saludo. Por otro lado la castaña de chonguitos se acercó sonriente a la orilla de la piscina, en donde se encontraba sumergido Neji, nadando a sus anchas —. ¿Qué haces ahí tan cómodo? –preguntó con una sonrisa.

—Tenía calor –respondió Neji, observando con cierto asombro lo bien que lucía Tenten en ropa de verano. Sus piernas bajo ese short de tela blanco se veían blancas y bien torneadas, al igual que sus brazos fuertes y su abdomen bien trabajado, que se notaba por su corto top anaranjado, incluso tenía un piercing en el ombligo —. De todas formas ¿Por qué no entras? –preguntó, al mismo tiempo que la jalaba del brazo y la obligaba a zambullirse junto a él.

Tenten pegó un grito al sentir el agua helada por todo su cuerpo, pero daba las gracias de haber traído toalla y haber dejado su bolso en el suelo antes de acercarse al chico.

—¡Neji, eres un idiota! –le gritó enfadada, pero sólo pudo sonreír al ver que él también lo hacía —. Torpe.

—Esta ha sido mi venganza, ya que siempre me vences en baloncesto –aseguró el castaño, que luego de eso recibió un chorro de agua en la cara de parte de la chica.

Las otras tres sólo les observaban sentadas en una mesita, bajo un quitasol. Hinata sonreía divertida y Temari junto a Ino lo hacían pícaramente.

—No sabía que ese par se llevaran tan bien –comentó Temari, quien sólo vio asentir a sus dos amigas, ya que tampoco los habían visto nunca así de amistosos.

—Creo que a mi primo le gusta –volvió a reír Hinata.

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Kiba se encontraba recostado sobre su cama, hablando por teléfono con Naruto, pero se mostraba extrañamente incómodo.

—Venga Naruto, vamos –insistió el chico con el ceño fruncido, ya que tenía muchas ganas de asistir a la fiesta que organizaban los Hyûga, porque ahí seguramente iba a estar la chica de sus sueños, pero no podía hacerlo solo, necesitaba a Naruto.

—Ya te dije que no quiero, será en la casa de Hinata y la verdad es que no quiero verla –respondió el rubio del otro lado, sin embargo esa no fue excusa suficiente para convencer al terco de Kiba.

—Venga ¿Es que piensas huir de ella toda la vida?

—No seas idiota Kiba –se escuchó a Naruto enojado, por lo que el castaño sonrió con arrogancia, sabía que provocarlo era la única manera de que aceptara.

—¿Entonces qué? ¿Irás o te quedarás llorando en tu casa como una nenita? –preguntó en tono de burla, consiguiendo lo que se había propuesto.

—¡Por supuesto que iré! –respondió el eufórico Uzumaki —. Pero sólo te pediré una condición, quiero que lleves a Yuuki-chan.

—¿Para qué quieres que lleve a mi prima? –Kiba preguntó algo extrañado —. Para empezar ni siquiera es amiga de Hinata o Neji.

—No importa, tú sólo hazlo –pidió Naruto una vez más, haciendo suspirar al Inuzuka debido a que se había rendido ante su súplica.

—Cómo quieras, pero no faltes –aceptó al fin.
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De verdad perdón por que sea tan corto, pero espero que aún así les haya gustado.

No dejo las preguntas, porque la verdad ya me cansé de pedirles que hagan más que responderlas con dos palabras, así que lo siento mucho, pero no las pondré más, al menos por ahora.

¡Hasta la conti!

 

¡Hola!

Por fin, después de una eternidad, les traigo la conti y final de temporada de este fic. Sé que habrán algunas partes que les van a gustar, las hice lo mejor que pude (sobre todo la NejiTen), no sé si logré transmitir lo que sentían, pero me esforcé xDD

¡Felis navidad a todos!

PD: la canción que aparece se llama "Quizás Tú" del grupo chileno "Nabu".

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Gaara estaba junto con su novia Matsuri caminando por el parque, ambos tomados de la mano y divisando a toda la gente que iba de lo más apurada a hacer los preparativos para el festival de verano, el cual se llevaría a cabo esta misma noche.

Ambos estaban emocionados esperando el momento de ir, ya que planeaban pasar la velada juntos y solos, sin que nadie les interrumpiera.

—Será divertido –comentó la chica, apoyando su cabeza sobre el hombro del pelirrojo, quien no se negó a aquel gesto, sosteniéndola por la cintura para apegarla más a sí mismo.

—Sí, aunque creo que Kankuro y su novia se nos van a pegar, igual Temari –dijo con cierto fastidio, pero eso a Matsuri no le molestó, simplemente emitió una sonrisita algo pícara.

—Pues va a haber mucha gente, ¿qué pasa si nos perdemos? –al oírla Gaara también sonrió, la verdad era que no había pensado en eso.

Justo en ese momento el teléfono del pelirrojo sonó, así que lo sacó de su bolsillo y notó que era una llamada de Neji. Soltó la cintura de su novia y le respondió a su amigo, mientras ella se distraía con unos malabaristas callejeros. Después de unos minutos Gaara llamó su atención, dándole un cálido abrazo por la espalda.

—Dice Neji que nos invita a su mansión, que dices ¿Quieres ir?

Matsuri le miró un poco sorprendida, a decir verdad, ella nunca había ido a esa famosa mansión Hyûga, a pesar de ser amiga de Hinata, sería toda una experiencia conocerla.

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Sakura y Sasuke iban por el barrio comercial de la ciudad. Habían comido un delicioso helado y ahora se encontraban dando una vuelta. Sakura había insistido en ir a mirar las tiendas para comprarse un nuevo traje de baño, ya que habían sido invitados a la mansión Hyûga y no quería verse mal. Claro que al final ella no pudo comprarse nada, porque Sasuke lo pagó todo, a pesar de lo que la peli rosa se quejó por ello, pues no quería hacer parecer que sólo estaba con Sasuke para que éste le comprara cosas.

Al final Sasuke le había convencido de que lo hacía con todo gusto y que hasta se sentiría ofendido si ella no aceptaba esas cosas, así que Sakura se vio obligada a hacerlo.

—¡Que hermoso! –exclamó la chica observando un osito de peluche de color negro que estaba al otro lado de una vitrina. Al verla tan emocionada Sasuke sólo esbozó una media sonrisa, esa tan característica de él, que lo hacía ver siempre tan cool.

De un momento a otro el azabache divisó una tienda de artículos deportivos y como notó a Sakura tan emocionada con esa tienda, decidió no molestarla y se acercó a la tienda de al lado, quedándose fascinado con unos tennis de color negro y azul, que iban de maravilla con su personalidad. Sólo unos momentos dejó de fijarse en su novia, pero éstos bastaron para que algo que no se esperaba sucediera.

Sakura dio un paso hacia atrás al tratar de alejarse de la tienda para ir con Sasuke, pero tropezó, perdiendo el equilibrio. Cerró los ojos para esperar el golpe, pero éste nunca llegó, había sido detenida por los brazos de alguien; un chico. Alzó la mirada y sus ojos jades se toparon con un fiero par de ojos violetas, profundos e impactantes, mientras divisaba también el cabello blanquecino, que llegaba hasta la mitad de los hombros del chico.

—L-lo siento –se disculpó apenada y algo sonrojada, alejándose despacio de él, a lo que observó la sonrisa que él le ponía.

—No hay problema, ten más cuidado, podrías haberte golpeado –dijo amablemente. Sakura asintió con la cabeza, aún algo embobada por la mirada del muchacho. Sus ojos no eran tan impactantes como los de Sasuke, pero debía admitir que él era muy guapo y había sido realmente amable al no dejarla caer, no cualquiera hacía eso en estos días.

—Sí, gracias –asintió la chica con la cabeza. Sonrió para agradecer y fue ahí que notó como Sasuke la miraba, verdaderamente enojado.

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Gaara y Matsuri ya habían llegado a la mansión Hyûga y apenas entraron al enorme jardín, la castaña se había ido corriendo a decirle a su amiga Hinata lo hermosa que le parecía su casa. Mientras tanto, el pelirrojo se había acercado a su amigo Neji, el cual no dejaba de ver fijamente a Tenten, hasta que Gaara le habló.

—Cierra la boca, te van a entrar las moscas –le dijo el poseedor de los ojos aguamarina, con una pequeña sonrisita de burla. Aunque era mínima, aún así logró incomodar al genio Hyûga, que se limitó a cruzarse de brazos e ignorar el comentario, como si nada hubiera pasado.

—¿Así que te dejó venir tu novia?

Ahora fue el turno de Gaara para molestarse. Era cierto que estaba muy enamorado de Matsuri, pero tampoco era tanto así como para no hacer nada sin su consentimiento. Era obvio que Neji trataba de molestarlo, pero no se iba a dejar.

—Mi novia es de lo más linda, como puedes ver, me ha dejado venir sin problemas –rió sarcástico. Neji también sonrió, sirviéndole un trago de cerveza, el que Gaara miró arqueando una ceja —. ¿No crees que es muy temprano para beber?

—No, es fin de semana.

Gaara no dijo nada, simplemente tomó el vaso y se lo bebió, aunque lentamente, sin dejar de echarle un ojo a su novia, se veía tan bonita con esa sonrisa deslumbrante que no pudo aguantarse el ir a abrazarla un momento. En ese instante Kiba y Naruto se aparecieron, pero el castaño al ver como Gaara y Matsuri se abrazaban se dio cuenta enseguida de lo que estaba pasando, lo que le dolió mucho, pues él no estaba enterado de su regreso.

—No me dijiste nada Matsuri –pensó bajando la mirada —. ¿No se supone que somos amigos?

—¿Te pasa algo Kiba? –le preguntó su prima Yuuki, pero el chico sólo negó con la cabeza, tomando un vaso de cerveza que estaba sobre una mesa y tomándolo todo de un trago. Yuuki le miró algo preocupada, pero prefirió dejarlo solo, pues comprendió todo en cuanto vio a Gaara y Matsuri —. Ay primo, ¿cuándo aprenderás? –pensó suspirando.

—Yuuki-chan ¿Vamos a bailar? –la invitó Naruto al ver como varios de los invitados se ponían a bailar de lo más animados. El rubio había notado que de un momento a otro Hinata le había mirado y sólo por eso se le ocurrió acercarse a Yuuki, sabía que era algo estúpido, pero necesitaba desesperadamente tener algo de la atención de la ojiperla.

—Claro Naruto –le respondió la chica.

Shikamaru se acercó junto a Chouji y un enérgico Lee, aunque a ninguno de los dos les hizo caso una vez que divisó a Temari, la cual estaba sentado tomando el sol, con su bikini ya puesto y con unos negros anteojos para proteger a sus ojos. Había muchos que no podían evitar mirarla, cosa que a Shikamaru no terminaba de agradarle, así que sin esperar un segundo se acercó a ella, sentándose a su lado y robándole un beso en los labios, cosa que sorprendió a la chica, dando un salto.

—¿Pero quién demonios…? –exclamó espantada, quitándose las gafas de sol para comprobar que sólo se trataba de su vago novio —. S-Shikamaru, me asustaste –frunció el ceño, porque se acordó de que su hermano estaba en ese lugar y tanto a él como a Kankuro aún no les contaba que tenía algo con el Nara —. ¿Por qué me besas? ¿No ves que Gaara está aquí?

—Gaara ya nos vio –respondió Shikamaru como si nada, cruzando los brazos sobre la nuca y acostándose al lado de Temari en una silla de playa. Había notado la mirada asesina del pelirrojo, pero francamente le daba igual y eso Temari lo sabía, no entendía por qué tanto alboroto.

Por otro lado la rubia estaba verdaderamente preocupada, no esperaba que su hermano le viera con Shikamaru en esa situación, después tendría que explicarle muchas cosas, puesto que por ahora Matsuri lo estaba entreteniendo bastante.

Yuuki se separó de Naruto en cuanto notó como éste miraba a Hinata. Estaba bailando con ella, la tomaba por la cintura y le sonreía, y luego miraba a la ojiperla, tratando de hacerla sentir mal. Ella no era esa clase de persona que se aprovecha del sufrimiento de los demás, por esa razón se enojó mucho con el rubio.

—¿Naruto para qué me invitaste? –le preguntó molesta, a lo que él la miró confuso.

—¿Eh?

Yuuki le miró con tristeza, alejándose más de él.

—¿Crees que no sé que sólo me estás usando para sacarle celos a Hinata-san? –dijo dolida, levantando la mirada luego, notando como su amigo trataba de excusarse.

—N-no es lo que crees, Yuuki-chan –dijo nervioso, pero la chica no le respondió, simplemente salió corriendo, dejándolo parado solo y como un tonto. Le dio una patada al suelo y después se fue a sentar a una silla de playa —. Demonios, soy un idiota –se dijo.

Sasuke y Sakura llegaron al lugar de la fiesta, el primero con cara de pocos amigos y la segunda con una sonrisa un tanto nerviosa, nunca creyó que a Sasuke le molestaría tanto el hecho de haberla visto hablando con ese chico al que ni siquiera le alcanzó a preguntar el nombre. En verdad tenía un novio muy celoso.

Se suponía que con lo arrogante que era Sasuke debería tener más confianza en sí mismo, pero tal parecía que era como cualquier chico normal, eso en cierta forma era lindo.

—Iré a hablar con las chicas –dijo Sakura tratando de llamar su atención, pero sólo lo oyó bufar en forma monótona, lo que no le gustó nada —. Sasuke-kun… ¿Podrías quitar esa cara de perro atropellado? –frunció el ceño.

—¿P-pero atropellado? –repitió el azabache con una venita palpitando en su sien. Le habían dicho mil y un cosas sobre su cara amargada, pero nadie nunca le había dicho “perro atropellado”. Se cruzó de brazos y se hizo el ofendido –en cierta forma lo estaba–, así que ni miró a Sakura y se dirigió hacia donde estaban sus amigos.

—¿Sasuke-kun? –lo llamó la chica sin obtener respuesta, aunque no le dio mucha importancia a su berrinche infantil —. Ya se le pasará –susurró bajando los hombros, para luego dirigirse a Hinata a preguntarle donde estaba el baño para ponerse el traje de baño, cosa que también hacían Matsuri y Tenten.

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Por otro lado, Yuuki había corrido buscando la salida de esa enorme mansión, pero al llegar al jardín delantero lo único que logró fue marearse con tantas plantas y árboles por doquier, casi más y ese lugar parecía un verdadero bosque. Siguió corriendo para encontrar la puerta, pero como iba mirando al suelo no notó a la persona que estaba delante de ella, chocándole el pecho.

—Perdón –dijo sin mirarle, dispuesta a seguir con su camino, hasta que se dio cuenta de que ese sujeto le agarraba por los hombros, impidiéndole avanzar.

—Eres tú, niña tonta –oyó esa molesta voz que siempre la perturbaba y le hacía enfadarse, aún si se encontraba triste o de muy buen humor. Alzó la mirada y pudo ver frente a sí misma a Itachi Uchiha, ese sujeto tan idiota que no hacía más que fastidiarle la vida.

—¿Qué haces aquí? –cuestionó la chica de mala forma, realmente fastidiada al darse cuenta que incluso aunque él se hubiese ido de la escuela aún lo seguía viendo en todas partes.

—Me invitaron los dueños –rió el Uchiha. Nunca esperó ver a esa niña tonta en la casa de sus amigos los Hyûga, definitivamente la vida siempre le daba sorpresas —. Más bien ¿Tú que haces aquí? ¿Y por qué corres?

—Eso no te importa –le dijo la muchacha desviando la mirada —. Y suéltame por favor, me quiero ir.

—¿Por qué estás tan enojada? –le preguntó Itachi algo más interesado, pues era capaz de ver a través de esos ojos color miel que algo le estaba lastimando y por más que quisiera, no le gustaba verla así —. Vamos, me acabas de ver y ya me estás atacando, y eso que todavía no te hago nada.

Yuuki sólo infló las mejillas y volvió a bajar la mirada, haciendo un berrinche muy gracioso, que sin poder evitarlo provocó algo en el corazón del Uchiha. Él jamás se había tomado en serio alguna relación –sin embargo nunca había sido tan escandaloso como su hermano Sasuke–, pero cada vez que veía a esa chica se sentía extraño, sentía una enorme necesidad de hacerla enojar, pero cuando la veía triste también se sentía enfadado.

—No creo que te interese –respondió la chica, pero sin sonar atrevida o malhumorada, sino más bien triste —. Disculpa, pero quiero irme a mi casa ¿Por qué no me sueltas?

—Como quieras –dijo el azabache, soltándola por fin. Después de eso sólo la vio correr lejos, sin tratar de detenerla o de seguirla.

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Tenten salió de la piscina después de haber estado un buen rato jugando con Matsuri, Sakura e Ino, la última había ido a sentarse con Hinata. La castaña mientras tanto se secaba su remera de color blanco, a ella no le gustaba usar bikini o traje de baño, por eso se bañaba sólo con un short y una remera ajustada, sin embargo ella no se había dado cuenta que gracias al agua la tela se había vuelto traslúcida y era una visión demasiado atrayente para cierto chico que no podía quitarle la vista de encima.

Neji se estaba sintiendo como todo un pervertido, pues no podía dejar de mirar como la ropa de Tenten se pegaba a su cuerpo debido al agua. Tuvo que desviar la mirada en cuanto notó como ella le sonreía y se le acercaba, al parecer iba a preguntarle algo. De pronto se sintió muy mal por las cosas que estaba imaginando, era un verdadero idiota, ella era su amiga y no tenía por qué pensar así de ella, eso estaba mal.

—¿Y tu novia? –le preguntó la castaña sentándose a su lado. Neji dio otro sorbo a su cerveza, la verdad era muy temprano aún y él se había bebido bastantes, tal vez por eso estaba pensando tantas incoherencias.

—Ella no vino –fue todo lo que respondió, de pronto comenzaba a sentirse mareado, pero no le dio importancia a eso, sólo siguió bebiendo, creyendo que nada pasaría.

Tenten no había notado que él hubiese bebido tanto, después de todo había estado casi todo el tiempo con sus amigas, así que simplemente le sonrió de nuevo.

—Bueno, voy al baño –le avisó antes de levantarse. Sin embargo ella no se dio cuenta de que a los pocos segundos Neji se levantó también, y le siguió.

Hinata estaba mirando fijamente a Naruto, el cual sólo bebía en un rincón, sin compañía alguna. Por un lado se moría por ir a hablar con él, pero por el otro no quería, puesto que lo había visto tan entretenido con Yuuki hace rato que hasta le daba tristeza el sólo hecho de pensar en hablarle.

—Hinata… –la llamó Ino, quería decir alguna cosa para hacer sentir mejor a su amiga, pero vio como Sai se les acercaba, tenía una expresión decidida en el rostro y eso la asustó, no quería ni imaginarse que le iba a decir, así que se puso de pie antes de que él llegara, mirándole con el ceño fruncido y de una forma grosera, no quería demostrar lo nerviosa que estaba —. ¿Qué quieres? –preguntó.

—Hablar contigo –dijo el pelinegro, haciéndole un gesto de saludo a Hinata después —. ¿Podemos ir a otro lugar?

Ino sólo asintió, pero antes de irse le sonrió a Hinata, poniendo una mano sobre su hombro para demostrarle que estaba con ella.

La ojiperla observó como Naruto se ponía de pie y se dirigía hacia el otro lado del enorme jardín trasero, en donde tenían una hermosa fuente de agua y se encontraba también el estacionamiento. Ella se levantó y lo siguió, no lo veía muy bien y se estaba preocupando por eso.

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Tenten se lavó la cara con una sonrisa en el rostro, a pesar de todo lo estaba pasando bien, además la bruja esa de Eri no estaba en el lugar, así que por un momento podía imaginar que Neji era sólo suyo.

—Mío… –pensó apenada, echándose más agua en la cara para apagar el sonrojo que había aparecido. Procuró no gotear demasiado, no quería ensuciar el hermoso piso de cerámicas de las más finas que había visto, aunque al final los ensució un poco. Se pegó despacito en la cabeza por eso y se secó un poco el cuerpo con una toalla blanca y muy suave, además de tener un olor delicioso.

Se había soltado sus chonguitos, porque le estaban molestando un poco con el agua, así que ahora traía el cabello suelto y algo ondulado, según ella se veía pésimo, pero en realidad era todo lo contrario y eso lo sabría pronto.

Cuando salió del baño se asustó un poco al ver que afuera estaba Neji, el cual no la dejaba de mirar tan fijo que hasta pensó que traía algo raro en la cara, pero no, recordó que acababa de mirarse al espejo y no tenía nada.

—¿Neji, sucede algo? –le preguntó a su amigo, sin embargo fue ahí que se dio cuenta de que él no lucía tan tranquilo como siempre, había algo extraño en su mirada… era mucho más intensa —. ¿Neji? –insistió, extrañada.

El Hyûga se le fue acercando lentamente, de pronto estaba perturbado, preocupado, porque él mismo no era capaz de controlar las reacciones de su cuerpo. No podía dejar de mirar a Tenten, ni tampoco podía hablar para explicarle a ella que le estaba sucediendo, sólo fue consciente de sus actos cuando ya la tenía acorralada contra la puerta del baño. Ella le miraba sorprendida y a pesar de que él sabía lo que estaba haciendo, no quería detenerse.

—Neji… –volvió a llamarlo la castaña, sintiendo el aliento del Hyûga tan cerca de ella que prácticamente nublaba sus sentidos. Simplemente creyó que estaba soñando, o se había golpeado fuertemente la cabeza al salir del baño, pero ese pensamiento se esfumó en cuanto sintió el cuerpo masculino pegándose al suyo, apretándola con fuerza, pero sin llegar a lastimarla. Cerró los ojos y sintió que sus rodillas temblaban, pero ignoró esa tonta reacción y trató de mantenerse firme, quería sentirlo así de cerca.

—Tenten… –le susurró Neji, tan cerca que aunque su voz era apenas audible, para ella era muy clara —. Tenten, lo siento –ella no entendió por que se disculpaba, sin embargo pronto no le importó, sólo se quedó quieta como una estatua cuando por fin los labios del chico al que tanto amaba se posaron sobre los suyos.

Ambos cerraron sus ojos y se dejaron llevar por el momento, por la magia que de pronto había nacido entre ellos. Neji posó sus manos sobre la cintura delgada de Tenten y movió sus labios con cierta desesperación sobre los de ella, pero sin llegar a perder la compostura por completo. Tenten le rodeó por el cuello, en ese momento nada más le importaba, el aire iba faltando y aún así no temía ahogarse.

Por fin estaba besando a la persona que amaba, nada más podía importar.

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Ino se detuvo cuando notó que Sai también lo hacía, miró a su alrededor y no vio a nadie, estaban solos. De pronto se volvió a sentir nerviosa, recordando lo sucedido la noche anterior.

—¿Qué me va a decir? –pensó confusa. Estaba temblando y por una parte sólo quería salir corriendo, alejarse lo más que pudiera de Sai.

—Ino-chan –le habló el chico, su semblante lucía preocupado, lo que sorprendió a Ino. Lo vio bajar la mirada y pensó que él de verdad se estaba sintiendo confuso por algo —. Yo… sobre lo de anoche.

Y ahí estaba.

Ino sabía que hablarían sobre eso, sobre el maldito beso. Quería salir corriendo nuevamente, pero sus piernas por alguna razón no se movían, estaban ancladas en ese sitio.

—¿Lo de anoche? –se hizo la desentendida —. ¿Qué hay con anoche?

Sai la miró fijamente, de alguna manera podía verse en sus ojos que lo que lo tenía así era el tema de su novia, e Ino no se equivocó cuando lo oyó nombrarla.

—Yo y Suki-chan… –comenzó a decir él, pero antes de poder seguir la rubia lo interrumpió.

—Vamos Sai ¿No te lo habrás tomado en serio verdad? –rió como si le acabaran de contar un chiste, hasta se atrevió a golpear el hombro de su hermanastro —. Sólo fue una tontería lo que pasó anoche, además, yo no te soporto y tú tampoco a mí, así que ¿Qué más da?

El pelinegro se quedó callado por un minuto que pareció eterno para la ojiazul, hasta podía sentir como si le martillaran la cabeza, esperando a que se retractara de sus palabras, sin embargo Sai emitió su sonrisa fingida, haciendo obvio que había captado el mensaje.

—Sí, yo iba a decir lo mismo –reconoció al fin, para luego darle la espalda a Ino y regresar a la fiesta, en donde su novia le esperaba. Cerró los ojos mientras caminaba, al tiempo que una expresión de profunda tristeza aparecía en su rostro, sin que Ino lo pudiera ver —. Así que eso fue para ti Ino-chan, algo sin importancia… –pensó dolido.

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Hinata había seguido a Naruto hasta la fuente de su casa, en donde descubrió al rubio jugando con el agua, con esa sonrisa tan linda de la cual ella se había enamorado. Todavía lo amaba y no podía soportar el dolor de verlo lejos, pero tampoco era capaz de desafiar a su padre, temía lo que él sería capaz de hacer.

Se acercó a pasos lentos y le dedicó una sonrisa en cuanto él la quedó viendo fijamente.

—¿Qué haces aquí tan solo, Naruto-kun? –le preguntó, bajando la mirada para que él no notara sus mejillas sonrojadas.

—Yo… sólo estaba pensando –respondió el ojiazul un tanto apenado, no era como si fuera muy educado de su parte el andarse paseando así por una casa que ni siquiera era suya, pero no había podido evitarlo, la mansión de los Hyûga era realmente hermosa.

—Ah… –Hinata ya no sabía que decir, la verdad era que quería preguntarle sobre Yuuki, pero no era capaz de hacerlo —. Eh… bueno… yo creo que hay que regresar con los demás.

—S-sí –Naruto tenía que hacer un gran esfuerzo por no mirar a Hinata como un bobo, ella estaba tan hermosa con ese bikini rosa, hasta daba las gracias de que se estaba cubriendo con un pequeño pañuelo, porque sino ni siquiera se podría controlar. Cuando ambos estaban caminando, una canción que les llamó la atención comenzó a sonar, venía de la zona de la fiesta, pero les hizo quedarse parados a ambos.

Tanto, tanto ha pasado para los dos​

Y hoy avanzo y no es contigo​

​

Ella se dio la vuelta y miró fijamente a Naruto, el cual sentía como podía perderse en la mirada de ella.

Me detengo en tus ojos una vez más​

Y son los míos los que olvido​

​

Tuve miedo de apagar su voz​

Y ella solo respondió​

En ese momento Hinata se sintió nerviosa, bajó la mirada y quiso avanzar, pero tropezó con una piedra y al instante el rubio reaccionó, sosteniéndola por la cintura. Sin darse cuenta sus labios habían quedado a sólo centímetros de distancia, una distancia muy poco prudente.

Quizás tu, quizás yo​

Quizás los dos​

Sólo, sólo el tiempo sabrá​

Quizás tu volverás o tal vez no​

Lo que es yo nunca olvidare​

La letra de esa canción les hizo pensar en lo que estaban viviendo, pensando que algún día, quizás podrían volver a estar juntos, así como decía la letra, “sólo el tiempo sabrá”.

—Lo siento ¿Estás bien? –preguntó Naruto al soltarla, a lo que la ojiperla simplemente asintió con la cabeza, para luego irse corriendo.

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Sakura abrazó a Sasuke por la espalda, pero éste aún se veía molesto, cosa que le causaba verdadera gracia, era tan lindo verlo celoso.

—Sasuke-kun, ya no estés enojado –le pidió con una carita triste, logrando que a él se le hiciera realmente difícil el mirarla mal, pues le comenzaba a doler el no hablarle —. Sasuke-kun –insistió la peli rosa.

Ella era una diabla, cada vez que le decía “Sasuke-kun” lo volvía loco.

—Hmp, está bien –dijo resignado, tomándola por la cintura y haciendo que ella cayera sentada sobre sus piernas —. Pero no vuelvas a mirar a ningún otro tipo, menos en mi presencia, o me enojaré.

—Que tierno eres –le dijo Sakura, haciendo que las mejillas de Sasuke adquirieran un tono tan rojo como un tomate, nunca una chica lo había hecho sentir tan avergonzado. Estaba a punto de reclamarle, pero ella lo besó, haciendo que prefiriera quedarse callado.

—Que lindos se ven –oyeron la voz de Itachi, por lo que Sakura se levantó de las piernas de su novio con una enorme sonrisa, para ir a abrazar a su cuñado y además amigo, a quién le tenía mucho aprecio —. Hola hermosa, estás muy linda hoy, que bien te queda ese bikini –rió el chico, sonrojando a Sakura.

—Me lo regaló Sasuke –dijo volviendo a sonreír, pero enseguida notó la mirada molesta del azabache menor, así que para no empeorar las cosas volvió a sentarse con él —. ¿Y que cuentas cuñadito?

—Que bueno que lo preguntas linda –Itachi le guiñó un ojo. Él ya no sentía nada más por Sakura aparte de un cariño de hermanos, pero le encantaba ver la cara llena de celos de su hermano menor, eso era sin duda algo impagable, pues por nadie más le había visto ponerse así —. Les venía a extender una agradable invitación –siguió hablando —, pueden llevar a sus amigos.

—¿De que trata? –Sasuke por fin habló, al parecer el tema le había llamado la atención.

—Un amigo me llamó y me dijo que me rentaba una playa privada en Okinawa, obviamente no iré solo, e ir con Deidara, Sasori y Kankuro solos sería realmente aburrido.

Al oírle los ojos de Sakura se iluminaron como dos estrellas, nunca había siquiera soñado con ir a Okinawa.

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—¡Apresúrate, Sasuke-kun! –exclamó la peli rosa saliendo con sus maletas hacia la limusina que los esperaba afuera de la mansión Uchiha. Ella estaba de lo más emocionada, había contado los días y cuando finalmente el calendario le avisó que se irían a Okinawa no había podido controlar su euforia, por fin iba a conocer ese hermoso paraíso.

Detrás de ella Sasuke salía con su cara de amargado de siempre, pero sin que ella lo notara dibujó una pequeña sonrisa, aunque ésta desapareció cuando vio a Itachi salir de la limusina.

—¿Qué pasa Sasuke? ¡Pareces una anciana!

Una venita se marcó en la frente del Uchiha menor, que sólo expresó su característico “hmp” y subió a la limusina sin nada de ganas. Algo le decía que este viaje no saldría tan bien del todo.

Por la ventana de la mansión, Fugaku Uchiha sólo miraba la escena con mucho odio. Era cierto que no podía echar a esa empleada y a su hija porque Mikoto las protegía, pero ya hallaría una forma de liberarse de ellas.

—Ya verás que te alejarás de mi hijo –susurró.

¿Continuara?

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¿Les gustó o faltó algo?
¿Cual fue su parte favorita y por qué?
¿Que creen que vaya a pasar ahora con Neji y Tenten?
¿Ino habrá hecho bien o mal en decirle eso a Sai?
¿Representó la canción los sentimientos de Naruto y Hinata?
¿Que esperan de la segunda temporada?
¿Saldrá algo mal en el viaje como cree Sasuke, o todo será normal?

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Bueno, nos leemos muy pronto y perdón por la laaaarga demora que tuve con este fic.
¡Gracias!