One-shot Teemo, el Explorador "Amistoso" [League of Legends]

Tema en 'Fanfics sobre Videojuegos y Visual Novels' iniciado por Luncheon Ticket, 23 Noviembre 2020.

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    Luncheon Ticket

    Luncheon Ticket THE BE(a)ST

    Virgo
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    Escritor
    Título:
    Teemo, el Explorador "Amistoso" [League of Legends]
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Misterio/Suspenso
    Total de capítulos:
    1
     
    Palabras:
    2194
    Siendo el actual juez del concurso Harrowing (cargo que, por supuesto, puedo agradecer sinceramente), me permito el publicar un fic que siga la premisa de la susodicha actividad. Para lo cual, y con el permiso de washimi (la organizadora) junto a los participantes Ryuheist Gamenor y Gigavehl vengo a dejar el presente relato.
    ¿Por qué hago esto? ¿Por qué escogí a Teemo? Pues, ambas preguntas pueden responderse con una sola frase: porque me gustan los desafíos. No participo, pero me gustaría cumplir con este reto de todas formas.
    Muchas gracias a todos ustedes, desde ya.



    Teemo, el Explorador "Amistoso"



    A pesar de que la noche había tomado el bosque por completo desde hacía unas cuantas horas, ninguno de los niños que caminaba detrás de él estaba atemorizado. Es más, hasta se hallaban con el entusiasmo a flor de piel. En primer lugar, ellos ya conocían muy bien cada rincón del susodicho monte, el cual solían recorrer con frecuencia durante el día; y en segundo, confiaban plenamente en quien los guiaba. No consideraban estar desprotegidos, ni tampoco la posibilidad de extraviarse en medio de la oscuridad les parecía algo factible. La tarea de seguir la lumbre de la lámpara que pertenecía a quien los encabezaba era demasiado sencilla. Ésta se detuvo en un claro, alumbrando una vieja casona.

    —Hemos llegado, chicos —anunció Teemo, mientras iluminaba una puerta de madera seca y desgastada—. Aquí será donde pasaremos la noche de Harrowing.

    —¡Pero creía que visitaríamos Bandle, tu hogar! —se quejó un jovencito, aparentemente decepcionado al darse cuenta de que el destino de la travesía no era el que él pensaba o hubiese querido.

    El campeón se rió animadamente ante esas quejas tan ingenuas, y que de igual manera consideraba muy simpáticas.

    —Ustedes aún no están preparados para una aventura como esa, mis queridos amiguitos —diciendo esto, abrió la puerta cancel que estaba delante de él, la cual hizo un chirrido áspero—. Pero les aseguro que esta noche haremos algo igual de emocionante.

    El pintoresco grupo se adentró en la estancia sin más demora. Comprobaron que el sitio estaba muy descuidado: había telarañas por doquier, carecía de muebles y, en general, el interior tenía un aspecto sumamente desvencijado. El evidente desgaste de las bisagras pertenecientes a las persianas de una ventana que se sacudían ruidosamente por el soplo del viento nocturno le otorgaba al ambiente un matiz espeluznante. La luz de la luna llena y el de las estrellas se filtraba por algunos agujeros que estaban en las paredes. Pese a todo esto, el miedo no se hizo presente. Se sentaron alrededor de la lámpara que fue colocada en el suelo. Teemo les dijo que les contaría un cuento, que lo escuchasen en silencio.

    —La historia que les narraré a continuación sucedió en esta misma casa, y tiene como protagonista a un yordle explorador —empezó a decir la criatura con aspecto de mapache.

    —¿Un yordle explorador? ¿Cómo tú? —preguntó una niña, mientras ladeaba un poco la cabeza.

    —¡Exactamente! Como yo —reafirmó Teemo, con cierto orgullo.

    Ya hacía un tiempo que él se había amigado con esos niños, quienes eran habitantes de un pueblo cercano a la capital de Demacia. Se topó con ellos una tarde de verano, cuando estaba en medio de una de sus andanzas, y desde entonces compartieron muy buenos momentos. Frecuentemente los visitaba y exploraba los bosques en su compañía, instruyéndolos en base a su considerable experiencia. También aprovechaba para comentarles sobre sus aventuras, las numerosas regiones que había recorrido y las cuantiosas batallas en las que pudo participar. En esta ocasión, pretendía entretenerlos con un cuento de terror, para ver qué tan valientes eran aquellos mocosos. Ellos le habían asegurado que no sentirían miedo, por lo que la apuesta estaba dada. Teemo comenzó a relatarles el cuento.

    «Hace mucho tiempo, cuando el pueblo en el que ustedes nacieron aún no existía, los habitantes de estas tierras vagaban por los bosques y los valles en búsqueda de un lugar en donde asentarse. Las comunidades no eran grandes, constaban tan solo de unas cuantas familias. En una de esas ocasiones, una niña solitaria decidió pasear por estos parajes durante una mañana de primavera. Para su fortuna, se encontró con un yordle muy amistoso que casualmente estaba recorriendo el monte, por lo que rápidamente se hicieron amigos. Jugaron a las escondidas, divirtiéndose y pasándola bien en mutua compañía. La pequeña corría de aquí para allá, agitando sus primorosas y largas coletas doradas junto a su vestido de tirantes en color azul, la cual se meneaba al son de sus pasos infantiles.

    Sus suaves risitas se entremezclaban con el canto de las avecillas, formando una melodía armoniosa. En un momento, y como un gesto amable, ella juntó unos cuantos frutos para colocarlos sobre su falda y así ofrecérselos a su nuevo compañero de juegos, el cual recibió el presente con gusto, guardándolo todo en su diminuta mochila. Por lo grato del momento, el día pasó inadvertidamente. Pero unas nubes pesadas y oscuras aparecieron en el horizonte, anunciando una fuerte tormenta. La jovencita descubrió entonces que ya se había hecho demasiado tarde, y que además estaba muy lejos de su hogar. El yordle le pidió que no se preocupase, diciéndole además que casualmente conocía a un leñador que también era amigo suyo y que vivía en una cabaña muy cerca de donde estaban.

    Le aseguró además que él no dudaría en dejarles resguardarse de la lluvia. La pequeña, en su inocencia, confió en tales palabras y siguió a la criatura, camino a la casa del leñador ermitaño. Llegaron cuando las primeras gotas comenzaron a caer. El interior de la casa era sumamente reconfortante gracias a una chimenea que estaba encendida. Pese a la marcada humildad del mobiliario, la niña descubrió que era bastante cómoda. Ambos entendieron entonces que el señor estaba ausente, pero no por mucho tiempo, ya que la tormenta le haría volver pronto. Mientras tanto, ellos lo esperarían frente a la calidez de las llamas. El yordle le advirtió a la pequeña que se quedase quieta, que no tocase ni revisase nada en casa ajena, que iría a la cocina para preparar algo caliente.

    La jovencita decidió obedecer al principio, pero el aburrimiento y su curiosidad pudieron más. Se levantó y recorrió el living, llegando hasta una puerta que estaba levemente contorneada. La atravesó para ver qué había detrás, teniendo que bajar por unas escaleras. Grande fue su sorpresa al descubrir la macabra estampa que halló ahí debajo. Había un conjunto de personas semidesnudas, en un estado deplorable, enajenados y desnutridos. A uno le faltaba un brazo, a otro, una pierna; a un tercero le habían arrancado los dedos de las manos. Todos tenían alguna parte mutilada. Ninguno parecía poder hablar, y al verla, le dedicaron una mirada suplicante, como si en su mutismo quisieran clamar que se los rescatase de esa ominosa situación. La niña permanecía temblorosa y aturdida, lo que estaba viviendo era como una pesadilla terrible. Había manchas de sangre, órganos y despojos por todas partes.

    Cuando quiso emprender el regreso para huir de tamaña brutalidad, se encontró con su compañero, que estaba al pie de las escaleras. Éste arrojó las frutas que ella le había obsequiado antes, las cuales rodaron a sus pies. Su expresión y su actitud habían cambiado drásticamente. La criatura le explicó entonces que esos mismos frutos no eran parte de su dieta, sino más bien de ella, al igual que los otros humanos prisioneros. Le confesó que les extrajo sus lenguas para que no pudieran comunicarse con nadie. El leñador y su familia nunca esperaron que él los aprisionara en su propia casa para pasar a ser su alimento, y que poco a poco iba comiéndose algunas partes de sus cuerpos, como lo haría con ella también. La pequeña empezó a lagrimear, sabiendo que su suerte estaba echada. No podría evadir ese destino tan escabroso, sollozó intensamente por haber cometido el error de confiar en un extraño. Y desde ese desgraciado día, nadie jamás volvió a verla. Simplemente desapareció»

    Teemo dejó de hablar, concluyendo así su relato. Si los pequeñuelos antes estaban confiados, pues por oír esa historia ahora estaban sintiendo un ligero pavor. Miraban a su alrededor, con mucho desconcierto. Era como si buscasen algún detalle que sirviera como una prueba de que ésa era realmente la cabaña donde transcurriera aquel hecho infame. Una niñita pecosa, abrazada a su hermana mayor, quiso corroborar la veracidad de aquella historia por cuenta propia.

    —¿Quién era ese yordle malo? ¿Acaso lo conociste? —interpeló, tratando de disimular su voz trémula.

    La criatura con apariencia de mapache se puso de pie, tomando la linterna. Todos los presentes estaban expectantes, no comprendían por qué él debía levantarse para tan solo responder una pregunta como esa.

    —Por supuesto que sé quién era… —contestó Teemo, a la vez que se acercaba a un montículo de trapos y telas viejas. Levantó una manta raída para exhibir lo que se encontraba debajo, un cúmulo de lo que parecían ser huesos humanos—. Porque ese yordle malo, ¡era yo! —exclamó, antes de agarrar uno de los huesos para colocarlo entre sus diminutas fauces y destrozarlo con una dentellada intimidante.

    Ello provocó que los chicos gritasen de horror, irguiéndose con celeridad para luego salir despavoridos hacia el bosque y de esa manera alcanzar la seguridad de sus casas. Hubo alguno que incluso se largó a llorar por la impresión. Tal acto causó que el campeón de Bandle se echara a reír a carcajadas, cayéndose al piso por la gracia que su travesura le había ocasionado. Las expresiones de terror de aquellas pobres e ingenuas caritas no tenían precio. Sí que sabía que el producto de su ingenio surtiría un efecto como ese, pero no consideró que el grado fuera de tal magnitud.

    —Vaya, qué gracioso… “yordle malo” —comentó una voz que provenía desde cierta distancia.

    Teemo se percató de que era Tristana quien le hablaba, aparentemente ella había logrado colarse en el evento de esa noche, sin que él se diera cuenta de tal intromisión. Estaba sentada al borde del marco de la ventana, y con un hábil salto, terminó por ingresar también a la estancia. Siendo de la misma raza, ambos se habían aliado para oficiar como protectores de su ciudad natal, forjando una amistad entrañable desde hacía una cantidad de tiempo considerable. Era entendible entonces que se tuvieran cierto respeto y aprecio mutuo; por eso mismo ella no se molestó al no haber sido invitada a esa reunión, ni él tampoco tomó a mal verla ahora por allí.

    —Oh, eres tú, Tristana. Qué agradable es verte aquí —le saludó él.

    —Tan agradable como la enorme bronca que te echarán cuando esos padres se enteren de lo que les sucedió a sus hijos hace un momento, me parece que te has excedido un poco —dicho eso, examinó los “huesos humanos” que estaban amontonados a un lado—. Ramas secas talladas y pintadas con cal, muy ingenioso.

    El reconocido explorador no perdió el temple ante esas agoreras palabras.

    —Hablé con los adultos del pueblo de antemano, así que tengo todo bajo control. No tienes por qué preocuparte, no habrá represalias. Ellos mismos les explicarán a sus hijos que todo fue una farsa —Teemo coronó sus palabras agarrando nuevamente la linterna para emprender la marcha de regreso.

    —Lo que sí no puedo entender, es que se hayan creído eso de que puedes llegar a comer carne humaba. Pero está bien, es solo un hato de niños crédulos, después de todo —opinó la reconocida como “La Artillera Yordle”, arrojando al suelo el hueso falso que momentos antes tenía entre sus manos.

    —¿Eso crees? Hace un tiempo le conté a Katarina este mismo cuento y se quedó tan asustada, que dejó de hablarme como por una semana —mencionó él, antes de caminar hasta el umbral de la entrada.

    —Teemo, por favor… podrás engañar a esos mocosos, pero no a mí —espetó Tristana, con un significativo tono airado y regodeándose en su escepticismo—. Es obvio que no hablas en serio —entonces negó con la cabeza a la vez que elevaba sus manos, como queriendo dar a entender que el intentar embaucarla era inútil.

    —Pero sí hablo en serio, es la pura verdad —dijo él, volteándose para sonreírle a su compañera, sin que sus palabras le afectaran en lo más mínimo. Después de eso, abandonó la casona.

    Tristana se paró en seco. Conocía tan bien a su amigo como para poder discernir fácilmente cuándo mentía y cuándo no. Por cómo actuaba, quedaba muy patente que esta vez era sincero. La sola idea de que así fuera no terminaba de cuadrarle aún. Realmente tuvo que volver a admitir que había algo desconcertante en él, detrás de esa personalidad alegre y despreocupada.

    —Espera, ¿de verdad fuiste capaz de asustar a Katarina con una historia como esa? Pero es que no puedo siquiera imaginarme algo así. ¿Cómo lo lograste? ¡Oye, Teemo! ¡No te vayas sin decírmelo! ¡Teemo! —la pequeña yordle salió corriendo detrás de él.

    Fue así como la cabaña quedó nuevamente abandonada, hasta la próxima noche de Harrowing.
     
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    wasabi

    wasabi Flamer Comentarista empedernido

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    Vaya historia para unos niños.

    La verdad no me imaginaba algo así, esperaba algo más tranquilo o la aparición de otro personaje pero cuando habla de "partes mutiladas" todo cambió y comencé a sentir terror de solo pensar que Teemo devoraba carne humana (peor mientras avanzaba la "broma").

    Al final todo quedó en incertidumbre, ¿se comió a la familia o no? Teemo es la misma reencarnación del mal, la viva imagen de todo lo malvado en el mundo y un demonio con carita tierna, pero comer gente D':

    Me encantó el fic, saludos c:
     
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    Luncheon Ticket

    Luncheon Ticket THE BE(a)ST

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    Todo esto fue tu culpa.
    Miré tu lista de posibles campeones, leí "¿Teemo?", investigué un poco, y en cierto punto me dije... "¿qué tan terrorífico puede ser un personaje como éste?"
    Y bueno, pronto me vino una idea a la cabeza, por lo que no quise desaprovecharla.
    Entonces, henos aquí...
    Para la próxima, mejor ya no me des ideas.
    (Mentira, dámelas... que si no, me aburro mucho).
    XDU
     

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