One-shot de Pokémon - Te quiero

Te quiero​

Respiraba entrecortadamente. Estaba exhausto. Habían entrenado bastante duro. Levantó la mirada hacia ella. También se veía cansada. Ella le sonrío, y después, alzó la mirada hacia el cielo.

—Ya es tarde —dijo, —creo que es hora de irnos a descansar.

Él asintió levemente.

Dio la vuelta y se encamino hacia un árbol. Pasó entre varios pokémon dormidos en el césped. Caminaba entre ellos con agilidad, sin rozarlos siquiera. Se detuvo hasta estar a pocos pasos de las raíces, justo a un lado de un pokémon de tipo fuego que estaba dormido.

Aunque no estaba exactamente a su lado, sentía el calor que aquel Flareon emanaba. Aquella tibieza era deliciosa. Cerró los ojos al sentir aquello. Escuchó un sollozo. Abrió sus ojos de nuevo.

Ella estaba hincada en la orilla del lago, dándole la espalda. Fue hasta ahí silenciosamente.

La muchacha miraba con ojos llenos de lágrimas un papel que tenía entre sus manos. La imagen era de un chico castaño y de ojos verdes. Mostraba una gran sonrisa. Ella sollozó de nuevo, presionando el objeto contra su pecho.

La ira le recorrió todo el cuerpo.

Kellyn le había caído muy bien, pero después de que se había ido y le había roto el corazón a su mejor amiga, él había sido el más afectado.

Ahora ella ya no se divertía con él cómo antes, lo único que le hacía hablar era entrenar. Acarició suavemente el hombro de la chica. Ella lo miró tristemente.

Él la quería tanto… que anhelaba desde lo más profundo de su ser volver a escuchar aquellas palabras que ella no escuchaba desde hacía mucho. Y por eso, había hecho lo único que había visto lo mejor para ella, había…

Escuchó unos pasos a lo lejos. Se giró y corrió a donde se había producido el ruido. Ella se limpió las lágrimas, se levantó y corrió tras él.

Al salir de entre los árboles, vio a una persona que caminaba hacia él. Al ver quién era, sonrió. Escuchó una exclamación de sorpresa a sus espaldas. Se giró a ver a su amiga.

Los ojos color avellana de la castaña expresaban sorpresa. Y alegría. La chica avanzó hacia el joven que acababa de llegar.

La joven pasó a un lado de él y se detuvo hasta llegar frente al muchacho de ojos verdes.

—Kellyn…

El castaño sonrió.

—Sí, soy yo —al escuchar aquello, la joven lo abrazó fuertemente. Kellyn la abrazó también.

Él los miraba con una sonrisa. Le alegraba verla tan feliz.

—Te extrañé tanto.

—Y yo a ti, Lyra, y yo a ti… —Kellyn la miró con ternura. —Vamos, tengo muchas cosas que contarte.

La joven se separó de él lentamente. Lo miró fijamente y asintió.

—Pero antes dime… ¿qué haces aquí? Se suponía que volverías hasta dentro de seis meses… —Kellyn la miró y le sonrió. Señaló a su amigo.

—Él me llamó.

Lyra se volvió para verlo. Lágrimas de felicidad brotaron de sus ojos, se abalanzó sobre él y lo abrazó.

—Gracias… gracias... —lo abrazaba con fuerza cada vez más. —Te quiero Jolteon. Te quiero.

Lo soltó por fin. Se levantó y le sonrió. Se dio media vuelta, tomó la mano de Kellyn, y ambos se fueron caminando por el sendero.

Jolteon dio media vuelta.

Al llegar de nuevo al árbol, se echó junto a su amada, y cerró los ojos. Sonrió en sueños. Estaba feliz. Por fin había vuelto a escuchar esas dos palabras desde hacía mucho tiempo. Había escuchado un:

Te quiero.​