[TCG] Suburbios de Valm

El ferrocarril que usaban en los suburbios era... bueno... digamos que era una especie de intento fallido de tren, garabateado y oxidado en toda su extensión, que sorprendentemente se movía. El recorrido que realizaba describía un círculo alrededor de todos los suburbios, y simplemente avanzaba dando vueltas y vueltas. No obstante, si bien servía como transporte público con un coste mínimo, era muy útil, porque, a pesar de ir bastante lento y tener que soportar largos tiempos de espera en las paradas, ahorraba mucho tiempo, pues el desplazamiento a pie por los suburbios podía volverse un infierno debido a sus intrincadas calles y a su gran extensión, que hacían que distancias que en linea recta no estaban separadas por más de un par de kilómetros lucieran como ciudades ubicadas en distintos puntos cardinales.

De un modo u otro... Mimi bajó de aquel cochambroso tren en el sector este. Sector conocido por albergar las mejores viviendas de los Suburbios (dentro de la calidad que de allí puede esperarse, claro), y, en general, tener el mejor nivel de vida. Hum...

Sector Este:
>> Marcharse: Gran Mercado
>> Marcharse: Avenida principal
>> Marcharse: Acceso a la superficie (este)

 

Mimi Honda/TCG

La suerte dictó mi destino... y acabé tomando el tren en dirección este. No estaba muy segura hasta que punto era la opción correcta, pero me encontraba en una disyuntiva vital y no tenía tiempo como para andar perdiéndolo. Aquel intento de lata de sardinas olía a óxido y estaba lleno de garabatos y grafittis que definían perfectamente lo mundano y zarrapastroso que eran los Suburbios. Constantemente se meneaba y crujía y sus ruedas chirriaban horriblemente sobre los rieles, hasta el punto en que me vi forzada a cubrirme las orejas con las manos para no lastimarme los oídos.

''Lo odio, lo odio, lo odio tantísimo...''

Traté de buscar un lugar lo más apartado posible del resto de pasajeros, recluída al fondo, junto a las ventanas quebradas. Aunque trataba de no cruzar miradas con estos, mis ojos se toparon furtivamente con una mujer vestida con harapos que abrazaba a una niña mugrienta. En el otro lado del vagón había un anciano sin dientes agarrado a la oxidada barra para evitar caer en los giros y baches. Y el resto de personas me miraban furtivamente, como si internamente supiesen que yo no pertenecía a aquel lugar.

Y tenían razón. Si estaba llevando a cabo aquel pedido y escuchado a Nyota como lo hice, era solo porque deseaba salir de allí. No tenía más motivación que esa.

Cuando el ferrocarril se detuvo lo primero que pensé era en lo aliviada que me sentía porque hubiese parado. Me sentía mareada, aturdida y me dolían las piernas de permanecer tanto tiempo de pie. ¿Cómo demonios podía moverse tan lento? ¿Acaso temían que terminase de romperse si aumentaban un poco la velocidad? No me detuve demasiado a observar el entorno una vez descendí, sin embargo. Tenía un objetivo.

Esperando que la suerte no me fallase me puse inmediatamente en marcha.

¿Dónde estaría Levem...?

>> Marcharse: Avenida principal

 

Y así, Mimi se adentró en las calles de aquel lugar. La avenida principal era relativamente grande y lujosa... entendiendo el último adjetivo dentro de los estándares de aquellos suburbios, claro: realmente, no eran más que casas de ladrillo, pintadas de forma torpe, pero más o menos estables y con aspecto de viviendas, que era lo importante. No se podía decir lo mismo de muchas otras casas del lugar, desde luego.

La avenida principal, pues, era amplia y larga, con casas a ambos lados y... una imponente mansión al fondo, muy grande y bastante aceptable. Desde luego, cualquier habitante de los Suburbios daría mucho por vivir en ese lugar. ¿Sería la residencia de Levem...?

>> Escuchar: conversación entre señoras
>> Examinar: parques infantiles
>> Examinar: fuente en el centro de la calle
>> Examinar: callejón apartado
>> Marcharse: a la mansión
>> Marcharse: Resto de opciones

 

Mimi Honda/TCG

Si tenía que ser sincera, dentro del paupérrimo estándar de los Suburbios las casas de la avenida principal y en general de todo el distrito Este, no estaban tan mal. Pero entendía que el término "lujo" aquí era tan desconocido y distante que cualquier cosa que se saliera un poco de la norma, cualquier mínimo de comodidad, podía ser considerado como tal.

Si lo pensaba era bastante triste. Ni en sueños podrían alcanzar la excluvidad de las viviendas auténticamente lujosas, esas que yo había visto y conocía tan bien. Su concepto de lujo y el mío estaban separados por un abismo insalvable de cientos de kilómetros.

Al fondo de la calle, sin embargo, me llamó la atención aquella enorme mansión, con un aspecto mucho más "caro" que el resto de casas de la zona. La observé con interés. Si Levem era una especie de magnate del submundo como tenía entendido, esa tenía muchas posibilidades de ser su casa.

O no. Quizás esa era una deducción muy simplista.

En cualquier caso, cuando me disponía a dirigirme hacia allí, dos voces detuvieron mis pasos.

Parecía ser una conversación entre dos mujeres. Quisiera o no, estaban tan cerca que no pude evitar escuchar su conversación. Quizás, por algún casual... hablasen de Levem.

>> Escuchar: conversación entre señoras.

 

—¿Has oído? —le decía una señora mayor a otra, mientras caminaban lentamente, pasando junto a Mimi—. Pronto sucederá la siguiente purga.

—Sí, ya me he enterado. Levem va a proponer a algunas personas del sector sur, según tengo entendido.

—Qué cosa más dura, tener que hacer eso, ¿eh?

—Ay, ni que lo digas. Pero supongo que siempre es mejor que, entre los habitantes de este sitio, seamos los que más clase tenemos los que perduremos, ¿no?

—Y que lo digas, querida.


... ¿de qué hablaban, exactamente?

 

Mimi Honda/TCG

Sentí mi alma caer a los pies con estrépito.

Estaba bastante tranquila, determinada a cumplir mi objetivo y salir de aquel nido de inmundicia de una vez por todas... pero aquella serenidad no se mantuvo demasiado en mi semblante cuando escuché la conversación de aquellas mujeres.

Mi cuerpo se paralizó congelado en el sitio. Y palidecí mortalmente.

"¿Eh"?

¿Una... Purga? ¿Levem pretendía eliminar personas del sector sur?

... ¿Q-qué? ¿Qué demonios? Entendía que los Suburbios estuviesen viciados y que los bienes como la comida y el agua fuesen escasos... ¡pero sacrificar gente al azar no era una opción! ¡Ni siquiera yo, que odiaba cada mínimo rincón de este maldito sitio podía contemplar siquiera una locura semejante! ¿Qué les pasaba a todos aquí? ¿Vivir en la más absoluta decadencia les había hecho perder el juicio?

—"Ay, ni que lo digas. Pero supongo que siempre es mejor que, entre los habitantes de este sitio, seamos los que más clase tenemos los que perduremos, ¿no?"

Sentí una ira conocida ascender por mi cuerpo, un nudo en la garganta... y terminé apretando los puños con tanta fuerza que me dolieron las palmas al clavar mis uñas.

...

Levem era... ¿Qué era? ¿No que solo pretendía independizarse del resto de Valm de forma pacífica?

Mis ganas de encontrarle, ahora, se hicieron más fuertes que nunca.

>>Marcharse: a la mansión.

 

Al entrar en la citada mansión, pudo apreciar como, en su interior... era ciertamente acogedora, relativamente lujosa y espaciosa. Una mujer, al verla llegar, le abrió la puerta y le indicó dónde estaba "el señor". ¿Así que tenía hasta criadas? Aquello era extraordinario, ¡un suburbiano teniendo servicio!

El tipo, que era un anciano ominoso, que desprendía un aura especial, un magnetismo extraño. Solo con mirarle, ya podía notarse su poder, la gran cantidad de poder que manejaba. La miró, y su mirada caída y cansada no restó ni un ápice de presencia; antes bien, hizo que se viese, de algún modo, más imponente, porque sus ojos parecían ocultos, parecían envueltos por esos párpados caídos, y eso le hacía más misterioso. Vestía de forma extraña, con muchos colores en su túnica, tenía una larguísima barba blanca, y portaba un bastón de madera.



—Vaya... una chica desconocida. ¿Cuál es el motivo de tu visita, joven?

Su aura... su presencia... era realmente fuerte. Pero, fuese como fuese, aquella era una oportunidad única. Una oportunidad para obtener información sobre él.

Contenido oculto

>> Hablar con Levem: hablar sobre Nyota.
>> Hablar con Levem: preguntar por "la purga".
>> Hablar con Levem: preguntar por sus intenciones de revolución.
>> Hablar con Levem: preguntar por sí mismo.

 

Mimi Honda/ TCG

Una joven vestida como el servicio de mi padre me abrió la puerta. Me resultó familiar, me recordó a mi antigua vida. Pero no le presté demasiada atención a ese hecho. Quizás si no hubiera escuchado la conversación de aquellas mujeres mi humor hubiera sido mucho mejor entonces.

La criada me acompañó hasta una habitación relativamente bien decorada, donde aguardaba un hombre anciano de ojos caídos y larga y espesa barba blanca portando un bastón.

Aunque el aura que desprendía era misteriosa e intensa y solo mirándole se podía entrever el enorme poder del que hacía alarde, su aspecto resultaba anticlimático. Parecía más un maestro de Kung Fu que un magnate de los negocios del submundo.

Era ese... ¿Levem? Quizás esperaba algo más. Un traje elegante con corbata de seda como mi padre. Pero bueno, ¿qué podía esperar de los Suburbios?

En cualquier caso, estaba molesta. Es más, estaba furiosa. Tanto que obvié cual era mi objetivo allí. Y no me andé con rodeos cuando cuestioné, con una sombra en la mirada:

—¿Qué demonios es la Purga, Levem?

>> Hablar con Levem: preguntar por "la purga".

 

—... ah. Veo que las indiscretas palabras de los ciudadanos de los Suburbios han llegado a tus oídos, ¿eh? Debes ser nueva por aquí. Eso y tu edad... hacen que sea lógico que no sepas nada de la purga. Es algo que ocultamos a los menores, y que solo ser revela una vez que crecen. Y es algo de lo cual la gente de arriba no es consciente... o, al menos, no toda la gente de arriba, claro. Los del poder lo saben, vaya si lo saben.

>> Te lo diré, pues. La purga es un evento mensual, consistente en que los de arriba, los poderosos de arriba, nos abastecen de alimentos y de víveres básicos, lo justo para no morir todos desnutridos, a cambio de que entreguemos a una pequeña parte de la población para hacer de "sacrificios". El número de tributos que nos pidan es diferente cada mes. A veces más, a veces menos. Suele ser proporcional a la gente que entra nueva en estos Suburbios. Se vuelve, así, un ciclo: entran nuevas personas y se van otras. Y entra el alimento y los bienes necesarios para mantener a esa justa cantidad de gente, ni más, ni menos. Se controla, así, la superpoblación... y, de paso, se nos tiene a los suburbianos atemorizados y controlados. Dependemos de ellos. Les necesitamos... y por eso no tenemos más remedio que aceptar, mes a mes, y enviar a los tributos que nos requieren. El por qué... no tengo ni idea. Pero es un sistema que lleva funcionando desde el inicio de los tiempos.

>> La primera opción es escoger voluntarios —afirmó Levem, explicando con detalle y con sangre fría la selección de víctimas, como si fuera un tema trivial—. Muchas personas, más de las que te gustaría saber, se ofrecen a sí mismas para ser sacrificadas, como la única vía de escape que les queda para evitar la mísera existencia en la que se encuentran. Cuando no hay suficientes voluntarios, escogemos a enfermos y ancianos de muy avanzada edad: gente a punto de morir, que lo haría igualmente en cuestión de poco tiempo. Y, en caso de que siga habiendo pocos sacrificios, situación que no suele darse, pero que a veces sucede... no queda más remedio que analizar la población distribuida en cada distrito y escoger los restantes, generalmente... entre aquellos a los que les auguremos un futuro más miserable, más triste, más fatídico.

>> Sobre las personas que escogen a esos tributos... solo unos pocos, normalmente los más influyentes, tenemos la posibilidad de escogerlos. Es una responsabilidad miserable, un acto que ensucia las conciencias de cualquiera... pero alguien tiene que hacerlo. Es la vida que nos ha tocado vivir. La vida que nos obligan a vivir.

>> ... y por eso, seguiré cargando con ese peso en mi conciencia, hasta que llegue el momento en que la revolución comience.

 

Mimi Honda/TCG

Las palabras de Levem fueron como un golpe directo al estómago. Brutales y concisas. Aquella nueva información tan difícil de digerir... tan... horrible... ¿estaba directamente relacionada con los poderosos en la superficie?

La Purga era una suerte de intercambio donde se cambiaban vidas humanas para evitar la sobrepoblación de los Suburbios... ¿a cambio de comida y agua?

Palidecí. Fue como si un frío gélido me congelase por dentro, una mano helada atenazándome el corazón. Aquello no podía ser. Me negaba a creerlo. Me negaba a pensar que mi padre, que mis allegados... que la gente con la que me codeaba en aquellas elitistas reuniones sociales que tanto extrañaba no solo supieran de esto si no que fueran los precursores principales. Los titiriteros, los verdugos en la sombra.

Aquello había tomado un tinte macabro, funesto... y por un momento fui incapaz de responder. Mi cerebro simplemente no funcionaba, mi cuerpo se rehusaba a creer aquellas palabras. Aquella historia que se relacionaba de forma tan intrínsica con aquello a lo que quería regresar.

—¿Me estás diciendo que la gente de arriba exige sacrificios humanos a los Suburbios a cambio de víveres y abastecimiento?—inquirí con un tono titubeante. Temblaba con los ojos desencajados.

¿Qué demonios? ¿¡Qué demonios!? ¿La clase social a la que realmente pertenecía sabía de sobra de esta atrocidad? Mi padre antes de fallecer y dejarme una deuda millonaria que me condujo a lo más bajo de la sociedad... ¿sabía de esto? ¡¿Era partícipe de esto?!

Eso era... eso no podía ser posible. No podía serlo ¿verdad? ¡Era imposible que algo así sucediese!

Pálida retrocedí un paso prudencial, incapaz de que mi cerebro procesase tremenda carga de información. Aquello era una monstruosidad. Una locura. Una hecatombe. Me llevé las manos al rostro.

—No. No. No. ¡No!—chillé—. ¡Eso es imposible! ¿Cómo...? No te creo. ¡No te creo en lo absoluto! ¡Mi padre nunca...!

Ahora entendía el tema de la Revolución. Su concepto de Revolución. La frustración de Nyota, lo muchísimo que todo aquello la enfurecía.

Repentinamente me sentía horrible por pertenecer a los estratos más altos de la sociedad. ¿Qué era exactamente el mundo de oro y diamantes al que realmente pertenecía? ¿Sonrisas hipócritas y plastificadas? ¿Detrás de todo eso había gente tan podrida que era capaz de comandar sacrificios humanos como si escondieran polvo debajo de una alfombra? ¿Eso eran realmente los Suburbios?

...

Mi gesto se ensombreció. Las manos que habían estado cubriendo mis ojos bajaron hasta abrazarme a mí misma. No sabía exactamente como me sentía... pero no era un sentimiento agradable en lo absoluto. No culpaba a Levem, sorprendentemente... después de todo la gente de los Suburbios... solo quería sobrevivir.

Levem solo era una marioneta. Un mandado.

Ahora lo entendía.

Y la situación... mi decisión... acababa de complicarse de una forma que nunca pensé que lo haría.

— ... Cuéntame más sobre la revolución.

>> Hablar con Levem: preguntar por sus intenciones de revolución.

 

Levem se llevó una mano a las largas barbas, acariciándolas en gesto reflexivo.

—... ¿ah? ¿Cómo es que sabes de eso?

Frunció el ceño de pronto, con gesto desconfiado.

—No puedo hablarte de algo tan relevante así como así, como entenderás. Antes, dime, ¿cómo sabes de la revolución? ¿Eres una simpatizante de mis ideas y quieres unirte a mí? ¿Vienes de algún bando antirevolución? ¿O quizá... eres una espía de Bellion?

>> Responder: hablarle de la misión de Nyota (honesta)
>> Responder: decir que estás del bando de Bellion (mentir)
>> Responder: decir que estás contra la revolución (crítica)
>> Responder: negarse a explicar los motivos (desconfiada)

 

Mimi Honda/TCG

Aparté la mirada. Me sentía fría, helada... y no era por el clima exterior. Era un frío interno que me atenazaba. Pensé en negarme a responder... ¿pero de qué serviría? Mi vida era una mentira. Mi padre nunca me habló de ''la purga'', de todas las vidas que mi ''clase social'' sacrificó. Me sentía traicionada por mi propia familia. Por aquellos a quienes tanto creía pertenecer. Ahora que sabía la verdad me sentía vacía. Hueca. Y si no me quedaba nada no tenía por qué mentir.

—No soy ni una simpatizante ni una detractora—declaré con frialdad—. Solo soy una chica que fue engañada y que busca lo que todos buscamos aquí: libertad. Ese es mi único objetivo. No me vi envuelta en todo esto porque quisiera. No me subí en ese ferrocaril destartalado y vine hasta aquí porque lo deseara. Pero hay una chica de la superficie... Nyota... ella me pidió que decidiera a quien elegir. A ti o a Bellion. Para llevar a acabo esa revolución de la que tanto te niegas a hablar. Me dio un plazo de tres días para conoceros y decidir a quien escoger.

>>Ahora que sé lo que sé y que tus palabras me han abierto los ojos solo quiero saber lo que pretendes en realidad—le miré de reojo, crítica—. La escisión... ¿no es cierto? ¿Independizar a los Suburbios del resto de Valm?

Responder: hablarle de la misión de Nyota (honesta)

 

—Ah.... ah, ya lo veo. Ja, ja, ja, Nyota... pequeña bandida, ¿has dejado una misión tan importante en manos de una chiquilla de la superficie? —parecía estar hablando al aire más que a Mimi... pero pronto volvió a centrar su mirada en la joven—. Aunque realmente, eres la que mejor puede decidir, ciertamente. Una chica de la superficie que lleva poco aquí abajo... lo suficientemente parte de ambos mundos como para no tener preferencias subjetivas por ninguno de los dos.

>> Está bien. Déjame contarte mi versión sobre cómo pretendo que suceda la rebelión, y por qué creo que la idea de Bellion es descabellada.

>> Como dices, yo busco la escisión. Creo que la mejor solución a nuestra situación como suburbianos es crear un estado completamente diferente a Valm, desligarnos de todo vínculo que exista con Valm. La solución a todo este problema es deshacer los lazos con la superficie: si fuésemos una nación independiente, no habría más necesidad de purgas, no necesitaríamos comida, ni dinero, ni nada de los de arriba. Seríamos autosuficientes, un estado más... y Valm no sería sino un estado vecino.

>> Por supuesto, no pretendo ocultar las caras oscuras de esta teoría rebelde: para lograr lo que propongo, necesitamos muchos recursos, mucho dinero, mucho trabajo. Por eso necesito dos cosas: movilizar a la población para concienciarla en que la mejor solución es mejorar los propios suburbios para hacerlos un lugar donde la vida sea digna... y una negociación, más o menos pacífica, con Valm para obtener de ellos los recursos que necesitamos. Verás, es un hecho que allí arriba viven extremadamente bien en comparación con este lugar; no en vano somos el "vertedero" de parias de los de la superficie. Un reparto equitativo de esa riqueza haría que ambas naciones pudiesen prosperar independientemente de la otra. Claro que... entiendo que Valm no va a acceder a tal cosa, pues para pasar nosotros de una pobreza extrema a un nivel de vida medio, ellos deben pasar de la riqueza a la vida media... y eso no es plato de buen gusto para nada. Por eso, no voy a mentirte: no creo que las negociaciones sean fructíferas. Por lo que es probable que requiramos de un conflicto bélico, aunque sea a pequeña escala, para "arrebatarles" esos recursos. Es la única opción, imponernos aunque sea por la fuerza. No hay otra alternativa. Y, desde mi punto de vista, lograr que ambos estados estemos en igualdad de condiciones es mejor para todos los humanos, aun a costa de una guerra, que invertir las tornas y relegar a los de arriba a la vida miserable que tenemos ahora los de abajo. Y eso es justo lo que quiere Bellion.

>> Pero para lograr todo eso, necesito lo que Nyota tiene. Así que debo convencerte, supongo. ¿Y bien? ¿He logrado convencerte?


¡Decisión crucial!
>> Elegir a Levem.
>> Rechazar a Levem.


>> Necesito tiempo para pensarlo (No tomarás aún la decisión)

 

Mimi Honda

Escuché atentamente cada una de sus palabras. La escisión... seguía pareciendo para mí mucho mejor idea que una conquista de la superficie. ¿Cómo pretendía Bellion conquistarla? Estaba segura de que al más mínimo signo de rebelión por parte de los Suburbios serían reducidos rápidamente. Después de todo en este lugar no había recursos con los que poder llevar acabo una guerra. Invertir las tornas, de todos modos... era demasiado drástico. Y complicado visto desde un punto de vista objetivo.

Bellion estaba chalado.

Lo que Levem proponía sin embargo... sonaba más realista. Más posible. Incluso si implicaba una guerra a pequeña escala.

Crucé los brazos y sin ser si quiera consciente las palabras brotaron de mis labios sin que pudiese hacer nada por detenerlas:

—Era una niña mimada y pretenciosa incapaz de pensar en nadie más que en mi misma. Tus palabras me han hecho darme cuenta que la podredumbre de este lugar es la misma que la de arriba... solo que la de arriba es una suciedad distinta. Es una corrupción moral.

—Después de todo... parecían apreciarme cuando nadaba en billetes y lucía vestidos caros, derrochando a mansalva como si el mundo se acabase al día siguiente. Fiestas, restaurantes y hoteles de cinco estrellas. No teníamos nada de lo que preocuparnos. Éramos asquerosamente ricos ¿qué importaba gastar dos mil en un crucero en altamar? ¿Trescientos millones en una casa en la playa? ¡Los sirvientes y todo el resto del mundo estaban por debajo de nosotros, podíamos mirar por encima del hombro a quien fuese y daría igual! Porque es el dinero lo que mueve el mundo. Nada era más importante que eso.

Guardé silencio durante unos segundos, vagando entre aquellos distantes recuerdos. Casi parecían irreales ahora. Mi tono de voz cambió. Se tornó áspero, quedo y amargo.

>>Pero un día... todo se fue a pique. La empresa de mi padre empezó a perder popularidad y dinero frente a la competencia. Cuando finalmente quebró acabó endeudándose más y más y enfermándose gravemente por el exceso de trabajo y sus preocupaciones. Todos se alejaron de él como se alejaron de mí. Cayó en una depresión y terminó muriendo a los pocos meses. Yo me quedé sola. El servicio me abandonó en cuanto vio que no podría pagarles. Mis amigos, o las personas que creía que lo eran... me dieron la espalda. Nadie quiso ayudarme, nadie quiso saber nada de mí. Porque ahora que no poseía nada no era digna de ellos. Solo era una paria, una don-nadie. Era como el resto y no me merecía la atención de la élite.

>>No pude hacerme cargo de las deudas de mi padre... y acabé aquí. Encerrada, sola, durmiendo entre cartones y colchones mohosos. ¡Yo, que dormía en sábanas de satén y seda perfumadas! ¡Yo, que me creía intocable fui víctima de la mirada lasciva de un montón de viejos verdes y pervertidos ! ¡Yo... que lo tenía todo...! Que vivía en la cúspide... simplemente me caí.

>>No apreciaba el valor del dinero. La sensación de hambre, de frío... eran ajenas para mí. Nunca había tenido las manos ateridas, entumecidas y sucias. Despellejadas por las heladas. Nunca había tenido que comer pan mohoso y manzanas tan mordidas que apenas sí quedaba el hueso. Nunca había tenido que relacionarme con personas sin dientes, desvalidas, pobres o ciegas... nunca había sido testigo de lo cruel que era el mundo en realidad. Porque vivía una mentira... un mundo plástico y falso cimentado sobre una base de hipocresía y cinismo.

>>Solo podía pensar en mí misma. En lo mucho que quería volver, conseguir el dinero de alguna forma y regresar... no importaba si tenía que pasar por encima de alguien. Pero ahora... deseo ayudaros. Ayudarnos—me corregí—. Porque estoy metida en el mismo saco. Ya no formo parte de la superfie pero tampoco pertenezco del todo aquí. Y sin embargo prefiero mil veces ser una pordiosera íntegra que una princesa corrupta.

Cerré los ojos y asentí para mi misma. ¿Estaba haciendo lo correcto? ¿Esa era realmente la decisión que quería tomar? No entendía como me habían cambiado tanto tan solo media hora de charla con un tipo al que ni siquiera conocía... pero mi corazón me gritaba que aquella era la decisión que debía tomar.

Mi decisión crucial.

La escisión... la independencia.

>>Supongo que no tengo más remedio que creerte...—lo miré a los ojos finalmente, serena—. Confío en ti, Levem. Has logrado convencerme.

>> Elegir a Levem.

Contenido oculto

Ahora estoy segura que terminará el capítulo y cuando Effy aparezca será parte del grupo de Bellion :D

 

Lentamente, Levem esbozó una sonrisa. Fue pausada y paulatina, como si estuviese tratando de asimilar que, después de su discurso, Mimi dijo que elegía la escisión... que le elegía a él y a su bando. Finalmente, rompió en una carcajada alegre.
—¡No sabes cómo me alegra oír eso, chica! Al fin... la ansiada rebelión está cerca. Entonces me darás aquello que trajo Nyota, ¿no es así? Necesitamos de eso para poder llevar a cabo cualquier intento de rebelión, al fin y al cabo. Por eso ella está aquí.
Suspiró, aliviado. Aunque trataba de no exteriorizarlo, estaba realmente tenso. Tenso al pensar que aquella chica tenía el poder para decidir quién iniciaría la rebelión... y por tanto, cómo se llevaría a cabo.
—Entonce solo queda que vuelvas con Nyota y le comuniques tu decisión. Pero antes de que te vayas... me gustaría pedirte un duelo. ¿Serías tan amable de concedérmelo?
Pero ni siquiera esperó la respuesta; antes de que Mimi pudiese siquiera responder, Levem ya estaba preparándose.

 

Mimi Honda/TCG

Levem pareció feliz de mi decisión. Bueno, no en vano había elegido su bando. Había elegido la escesión. Porque me parecía mucho más justa... y porque las cosas que acaba descubrir allí habían creado la llama de la revolución en interior.

Y entonces Levem me propuso un combate. Aunque "proponer" quizás no fuese la forma más correcta de verlo. En las propuestas se espera una respuesta por parte del otro involucrado. Levem no esperó a que yo respondiese. De hecho, antes de que pudiese percatarme ya se estaba preparando.

—Muy bien, combatamos entonces—dije y lancé mi mano hacia delante. Aquel juego para elegir a quien iniciaría seguía pareciéndome ridículo... pero no lo comenté esa vez.

Levem me cedió el primer turno y yo observé mi montón de cartas, robando la primera mano. Chasqueé la lengua.

>>Colocaré un Luxio en el campo en forma ofensiva y un Aggron en mi reserva. Eso será todo por el momento.

Puntos de vida: 400/400
Baraja: 33
Descartes: 0
Electrostal Z: 1/1

Cartas Extra:
Luxray EX
Mega-Samurott
Mega-Scizor
Chesnaught Vínculo

LUXIO: Eléctrico [ATK]
Pokémon normal
Valor: 4
Salud: 50/50
Ataque: 80
Defensa: 40

Contenido oculto: Reserva

AGGRON: Acero
Pokémon normal
Valor: 8
Salud: 100/100
Ataque: 50
Defensa: 140

Contenido oculto

Ayuda, no recuerdo como se juega a esto (?)

 

—Muy bien... un turno sencillo, el tuyo. Veamos qué puedo hacer yo, ¿sí?

>> Sacaré a un Beldum al campo como ofensiva. Luego, en la reserva, dejará a dos Honedge. Me aseguraré de activar mi Coro Ofensivo y le equiparé, también, la Perla de hierro a Beldum.

>> Y, de momento, eso será todo.

Puntos de vida: 400/400
Baraja: 32
Mano: 3
Descartes: 0
Metalostal Z: 1/1

Cartas Extra:
Mega-Aegislash
Mega-Metagross
Mega-Magnezone
Sandslash-Alola EX
Klinklang EX
Klefki EX

Pokémon activos:

BELDUM: Acero
Pokémon de efecto
Valor: 2
Salud: 40/40
Ataque: 80
Defensa: 30
Habilidad: Derribo: cada vez que este pokémon ataca, pierde 10 PS.
PERLA DE HIERRO: Entrenador
Carta de objeto
Equipada en un pokémon de tipo Acero, aumenta su ataque y defensa en 20 puntos cada una.


Pokémon en reserva:

HONEDGE: Fantasma
Pokémon normal
Valor: 3
Salud: 50/50
Ataque: 80
Defensa: 30


HONEDGE: Fantasma
Pokémon normal
Valor: 3
Salud: 50/50
Ataque: 80
Defensa: 30

Cartas entrenador:

CORO OFENSIVO: Entrenador
Carta de escenario
Mientras este escenario esté activo, los pokémon colocados en posición ofensiva perderán la mitad de PS por daño de batalla

PERLA DE HIERRO: Entrenador
Carta de objeto
Equipada en un pokémon de tipo Acero, aumenta su ataque y defensa en 20 puntos cada una.


Descartes:
---

Contenido oculto

Si tienes alguna duda, pregúntame.

PD: Te faltó poner cristal Z. Elige uno de un tipo y podrás hacer, una sola vez en el duelo, un ataque más poderoso con un pokémon que sea de ese tipo.

 

Mimi Honda/TCG

—Yo no elijo a las cartas—repliqué—. La suerte no suele estar de mi parte.

Robé de nuevo.

>>Bien, activaré el efecto de Profesor Abeto para traer a Samurott a mi reserva—dije entonces— y evolucionaré a mi Luxio a Luxray. Con él, atacaré a tu Beldum. Si no fuese por tu coro ofensivo, ya lo habría mandado a descartes.

Puntos de vida: 400/400
Baraja: 31
Descartes: 1
Electrostal Z: 1/1

Cartas Extra:
Luxray EX
Mega-Samurott
Mega-Scizor
Chesnaught Vínculo

LUXRAY: Eléctrico [ATK]
Pokémon normal
Valor: 7
Salud: 70/70
Ataque: 120
Defensa: 80

Cartas entrenador:

PROFESOR ABETO: Entrenador
Carta de Partidario
Puedes colocar en tu reserva a cualquier pokémon inicial o starter, en cualquier fase evolutiva (salvo mega-evolución) directamente de tu baraja.

Contenido oculto: Reserva

AGGRON: Acero
Pokémon normal
Valor: 8
Salud: 100/100
Ataque: 50
Defensa: 140

SAMUROTT: Agua
Pokémon normal
Valor: 7
Salud: 80/80
Ataque: 105
Defensa: 100

Contenido oculto: Descartes

LUXIO: Eléctrico
Pokémon normal
Valor: 4
Salud: 50/50
Ataque: 80
Defensa: 40

Contenido oculto

No sabía que tenía un cristal Z xD Elegiré la Electrostal, of course (?) Vale... creo que ya estoy volviendo a cogerle el truco

 

—Precisamente esa es la clave de mi Coro Ofensivo: que no puedas eliminarme con facilidad.

>> Sigamos, pues. Me encargaré de mantenerme parejo a ti, y evolucionaré a Beldum en Metang. Con la perla, equiparo la fuerza de Luxray por el momento. Lastimosamente... eso es todo cuanto puedo y debo hacer por ahora. Te cedo el turno.

Puntos de vida: 400/400
Baraja: 31
Mano: 3
Descartes: 0
Metalostal Z: 1/1

Cartas Extra:
Mega-Aegislash
Mega-Metagross
Mega-Magnezone
Sandslash-Alola EX
Klinklang EX
Klefki EX

Pokémon activos:

METANG: Acero
Pokémon normal
Valor: 5
Salud: 70/70
Ataque: 120
Defensa: 80
PERLA DE HIERRO: Entrenador
Carta de objeto
Equipada en un pokémon de tipo Acero, aumenta su ataque y defensa en 20 puntos cada una.


Pokémon en reserva:

HONEDGE: Fantasma
Pokémon normal
Valor: 3
Salud: 50/50
Ataque: 80
Defensa: 30


HONEDGE: Fantasma
Pokémon normal
Valor: 3
Salud: 50/50
Ataque: 80
Defensa: 30

Cartas entrenador:

CORO OFENSIVO: Entrenador
Carta de escenario
Mientras este escenario esté activo, los pokémon colocados en posición ofensiva perderán la mitad de PS por daño de batalla

PERLA DE HIERRO: Entrenador
Carta de objeto
Equipada en un pokémon de tipo Acero, aumenta su ataque y defensa en 20 puntos cada una.


Descartes:
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Contenido oculto

Todos tenéis, desde que implementé los cambios de los pokémon EX y los cristales Z, los 18 cristales básicos de cada tipo :D

 

Mimi Honda/TCG

Mi ceño se frunció ligeramente al robar una nueva carta. Si no lograba acabar con ese Metang antes de que lo evolucionase a Metagross tenía la impresión de que estaría en problemas.

Pero por el momento, no podía usar mis cartas.

—Tampoco puedo hacer mucho más—respondí—. Colocaré un Audino en el campo como defensa y te cederé el turno Levem.

Puntos de vida: 400/400
Baraja: 30
Descartes: 1
Electrostal Z: 1/1

Cartas Extra:
Luxray EX
Mega-Samurott
Mega-Scizor
Chesnaught Vínculo

LUXRAY: Eléctrico [ATK]
Pokémon normal
Valor: 7
Salud: 70/70
Ataque: 120
Defensa: 80

AUDINO: Normal [DEF]
Pokémon de efecto
Valor: 4
Salud: 100/100
Ataque: 0
Defensa: 40
Habilidad: Pulso Cura: una vez por turno, cura hasta 30 PS a uno de tus pokémon.

Cartas entrenador:

PROFESOR ABETO: Entrenador
Carta de Partidario
Puedes colocar en tu reserva a cualquier pokémon inicial o starter, en cualquier fase evolutiva (salvo mega-evolución) directamente de tu baraja.

Contenido oculto: Reserva

AGGRON: Acero
Pokémon normal
Valor: 8
Salud: 100/100
Ataque: 50
Defensa: 140

SAMUROTT: Agua
Pokémon normal
Valor: 7
Salud: 80/80
Ataque: 105
Defensa: 100

Contenido oculto: Descartes

LUXIO: Eléctrico
Pokémon normal
Valor: 4
Salud: 50/50
Ataque: 80
Defensa: 40

Contenido oculto

Omg, genial. No tenía idea xD
No recuerdo si las efectividades de los tipos se tenían o no en cuenta... ¿es así? ¿Multiplica por 1'5 el daño?