[TCG] Suburbios de Valm

Mimi Honda/TCG

Nyota era su nombre. Lo cierto es que de alguna forma me sonaba bastante... pero no sabía exactacmente de qué. Y parecía tan comprometida con su causa como me había parecido en un inicio. De verdad quería liberar a los Suburbios y toda la gente que malvivía aquí.

"Nyota..."

Una emoción visceral me llenó por dentro cuando logré procesar del todo aquella nueva información.

—¡Entonces era cierto!— exclamé incorporándome de un salto— ¡El viejo tenía razón al decir que saber de ti me sería de gran ayuda para salir de los Suburbios! ¡Lo sabía! ¡Sabía que era imperante obtener información de ti!

>>Después de todo al final sí quería ayudarme. Ese anciano decrépito...— murmuré. Pero entonces me percaté de que aquella chica no tenía idea de lo que estaba hablando y volví a tomar asiento, tratando de pasar por alto aquel pequeño desliz—. Es una larga historia. Por favor, ignorálo. Puedo contártela más tarde.

>>Entonces Nyota, ¿qué es exactamente eso de la rebelión?

>> Hablar con Nyota: sobre la "rebelión".

 

Nyota apretó los dientes por instante, como si solo de pensar en la "rebelión", la sangre le hirviese... como si sintiese una profunda indignación que canalizaba en esa rebelión. Como si el concepto de la rebelión fuese algo que deseaba con tanta, tanta fuerza, que casi le dolía.

Pero pronto relajó su expresión, sonrió, y negó con la cabeza.

—... ese asunto es algo que no puedo revelarte así como así, como comprenderás. Primero... necesito saber de ti. ¿Qué pretendías hacer aquí? Solo cuando hayamos hablado de eso podré plantearme si debo o no contarte tan vital información.


>> Hablar con Nyota: sobre ella.
>> Hablar con Nyota: sobre la "rebelión".
>> Hablar con Nyota: sobre el viejo (desconfiada)
>> Hablar con Nyota: sobre el viejo (curiosa)
>> Hablar con Nyota: sobre la carta (desconfiada)
>> Hablar con Nyota: sobre la carta (directa)

 

Mimi Honda/TCG

Mi expresión pasó del interés a la genuina decepción cuando Nyota se negó a responder la pregunta.

—Oh, vamos...—dije—. ¿Piensas que soy una espía o algo así? ¿Con estas pintas? No le revelaría a nadie tu plan, ¿para qué lo haría teniendo en cuenta que salir de aquí es lo que más deseo en el mundo después de recuperar todo lo que perdí por las deudas de mi padre?

Pero Nyota no parecía atenerse a razones y nada le haría hablar hasta que yo contase mi versión de la historia. Así que dejé la taza de té vacía sobre la mesita y me dispuse a contar todo lo que me había llevado hasta esa casa. Desde el ascensor hasta el encuentro con el viejo y su trampa.

—Tsk, está bien— guardé silencio unos segundos, buscando las palabras adecuadas para proceder—. Cuando te vi esta mañana salir del ascensor y escuché todo lo que la gente comentaba de ti, me di cuenta de que eras una persona que podía ayudarme— le expliqué—. Pero no sabía quien eras, tu nombre o qué rayos había venido a hacer aquí, así que conseguir información sobre ti y tu paradero se convirtió en mi misión por los siguientes minutos.

—Había un viej- un anciano— me corregí rápidamente—, con unas pintas muy extrañas en un rincón. Como no tenía nada que perder le pregunté si te conocía. En resumidas cuentas terminé haciendo un trato de beneficio mutuo con ese tipejo andrajoso. Me dijo que me contaría de ti si le conseguía una carta, me entregó la dirección de esta casa diciendo que estaría abandonada y una llave oxidada. Esta llave oxidada.

Extraje de mi bolso el objeto y lo dejé sobre la mesa. Después de todo no me había servido de nada. Mi ceño se frunció y crucé los brazos.

>>Pero ese anciano me mintió. Me dijo que la casa estaría abandonada, pero es evidente que no es cierto. Sí, bien, quería robar la carta, pero ya no tengo necesidad alguna de hacer tal cosa. Porque todo lo que necesitaba saber ya lo sé, Nyota.

>>Así que agradecería que no me juzgases. ¡Ni siquiera sabía que habría alguien en esta casa! ¿Cómo iba a saberlo? ¡Y luego tus guardias se me echaron encima como si fuese una criminal! Es indignante.

>> Hablar con Nyota: sobre la carta (directa)

 

Nyota escuchó pacientemente toda la historia de Mimi... y, al llegar a cierta parte, una sonrisa se dibujó en su rostro. Era una suerte de sonrisa triunfal... como si, de algún modo, lo que había dicho Mimi hubiese confirmado aquello que ella pensaba. Como si hubiese acertado el motivo de su visita.

—Así que un anciano te mandó a venir a esta casa, ¿huh? Lo suponía. La pregunta es... ¿qué anciano era? Hay dos posibilidades, bien diferenciadas la una de la otra: ¿era un tipo con pinta desaliñada y desdentado... o era un anciano solemne que desprende un aura de elegancia, de algún modo?

>> Mentir sobre el viejo.
>> Decir la verdad sobre el viejo.
>> Cambiar de tema: sobre ella.
>> Cambiar de tema: sobre la "rebelión".

 

Mimi Honda/TCG

—¿Qué importa cómo fuese el viejo? Lo importante es que—

Me detuve. Algo en la expresión de Nyota me causó mala espina. La sonrisa triunfante de sus labios, conocedora... ¿acaso sabía quien era el anciano, por algún casual? ¿Conocía de algo a ese vejestorio?

La miré con cierta suspicacia, intrigada por aquella pregunta tan extraña. Le había dicho que era un tipejo andrajoso, no había motivo lógico para cambiar la versión ahora. Y sin embargo, me interesaba el hecho de que estuviera tan interesada en saber si se trataba o no de alguien de los Suburbios.

De modo que me recliné en el sillón y dejé caer una pierna sobre la otra. Jugueteé con un mechón de cabello rubio mientras hablaba.

—Hm~... Era un hombre de apariencia opulenta— mentí desinteresadamente— Lucía un traje azul marino y llevaba una corbata de seda color borgoña bastante costosa. Estoy segura de que mi padre tenía una igual. Recuerdo que me sorprendió bastante ver a alguien así en un rincón después de que la multitud se dispersase.

Me quedé callada unos segundos y la miré a los ojos, estudiando su reacción. Y entonces, mi ceño se frunció repentinamente y dejé caer ambas piernas en el suelo. Qué estupidez tan inmensa.

—¡Ni en sus mejores sueños!— torcí con aspereza—. Era un viejo desdentado, con ojos de huevo, cubierto de trapos viejos y telas raídas. Estoy segura de que no había probado bocado en días. Ni se había duchado en años.

>>Decir la verdad sobre el viejo

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Cuando tomas disimuladamente las dos opciones (?)

 

Nyota esbozó una sonrisilla extraña. Luego, se levantó, y caminó, taza de café en mano, por la sala, de un lado a otro, reflexiva. Al cabo de un rato, terminó por detenerse junto a la pequeña ventana que había en la sala.

—Ya veo. Así que es ese viejo, ¿eh? ¿Sabes bien qué es lo que propone? ¿Sabes cuáles son sus ideales? —miró a Mimi por un momento, pero pronto se dio cuenta ella misma, y volvió a esbozar una sonrisa—. Ya veo, no hace falta que contestes; no tienes ni idea, tú solo quieres salir de este sitio.

Y dio un sorbo a la taza de café.

—Pues, primero... creo que sería bueno que escuchases la historia sobre esos dos viejos y... sobre la rebelión.

>> Preguntar: sobre el viejo que habló con Mimi.
>> Preguntar: sobre el otro anciano
>> Preguntar: sobre la rebelión

 

Mimi Honda/TCG

De un momento a otro Nyota se incorporó y empezó a caminar erráticamente de un lado a otro de la habitación. La seguí con la mirada, extrañada, preguntándome qué le había dado repentinamente para actuar de esa forma. Su semblante reconcentrado y pensativo era la prueba fehaciente de que era perfectamente consciente de algo que a mí se me escapaba.

Se detuvo finalmente junto a la ventana.

—¿Podrías intentar dejar de ser tan críptica, al menos por un momento?— pregunté—. Tienes razón, no sé nada del viejo, ni del otro viejo ni de la rebelión. Ni siquiera sabía que había dos ancianos. Pero es evidente que tú sí, así que... ¿me lo contarás ahora o sigo siendo una potencial amenaza? ¿Qué sabes del viejo decrépito que yo no?

>> Preguntar: sobre el viejo que habló con Mimi

 

Nyota bebió otro largo sorbo de café, lo suficiente como para apurarlo por completo, y dejó la taza de forma algo brusca sobre la mesa. Rápidamente tomó asiento frente a Mimi, y su mirada se tornó severa.

—... en estos Suburbios, casi nadie está contento con su situación. Como sabrás de primera mano, quienes acaban aquí son, prácticamente, recluidos para siempre, como si hubiesen cometido un delito... y todo lo que han hecho, en realidad, es volverse pobres. De este modo, la sociedad de Valm se "libera" de los parias, de los pobres, de los que dan una mala imagen, y Valm mantiene una apariencia de región próspera, rica, sin problemas y sin necesidades. Lo que se hace, en resumen, es barrer la suciedad debajo de la alfombra... esconder lo que no gusta para que parezca que no existe. Y, como digo, a nadie de los que están aquí le gusta eso.

>> Pero hay dos tipos de personas: los que no están contentos pero permanecen callados... y los que no están dispuestos a ser tratados así, a ser encerrados, a ser marginados... y quieren rebelarse. Ese viejo que te mandó venir aquí... es una persona del segundo tipo. Se llama Bellion... y su ideología es... un poco drástica, diría yo. Bellion es un tipo que se crió aquí desde que nació, y no busca solo la liberación de los Suburbios, ni mucho menos. Lo que busca es... la conquista de la superficie. Bellion quiere subir arriba y lograr que los Suburbios dominen la superficie, que las gentes de aquí abajo sean las que se hagan con el control. Básicamente, quiere invertir las tornas. Ve la rebelión más como una venganza... pero lo que busca, al fin y al cabo, es lo mismo que buscamos todos los que deseamos la liberación: lograr que nuestro pueblo salga de aquí.

>> ¿Hay algo más que quieras que te aclare?

>> Preguntar: sobre el otro viejo
>> Preguntar: sobre la rebelión

 

Mimi Honda/TCG

Escuché a Nyota con atención, procesando toda la nueva información recibida. De modo que ese viejo... Bellion, era una especie de libertador chiflado cuyas ansias de libertad lo habían convertido en un villano maniático que deseaba dominar la superficie. Vaya. Sonaba lógico, no tenía ni idea de como no lo había supuesto antes. Sin embargo, mi imaginación se rehusaba a concebir la superficie dominada por la gente de los Suburbios. Era una idea que en aquel momento no podía procesar.

Todo el mundo merecía tener derechos. Ser libre y vivir su vida como personas humanas, no como ratas en una ratonera. Pero...

—Qué horror— solté—. Y extremista, también. Entiendo que ese tal Bellion ansíe la libertad, pero hacerse con el control de la superficie es una locura de proporciones bíblicas. Se desataría la anarquía. Y sin embargo, sus ideales se corresponden con el grueso de la mayoría de Suburbianos, así que imagino que debe tener mucha gente dispuesta a seguirle.

Guardé silencio por unos segundos, reflexiva.

>> ¿Qué me dices del otro?— inquirí entonces— ¿El anciano solemne de aura elegante? ¿Es del tipo que está disconforme con la situación pero decide no molestarse en actuar?

>> Preguntar: sobre el otro viejo

 

Apoyándose junto a la ventana, Nyota dio un hondo suspiro, mientras miraba a través de ella.

—Para nada, el otro anciano también es del primer tipo... pero tiene unos ideales, a la vez, diferentes. Muy diferentes, de hecho. Su nombre es Levem, y también tiene a varios seguidores entre los rebeldes de los Suburbios. A diferencia de Bellion, él era un joven adinerado en la superficie... hasta que los negocios comenzaron a irle mal, y terminó en la bancarrota. Lleva aquí muchos años.

>> Su estancia en los Suburbios no ha sido agradable, desde luego, pero, con todo, se nota que ha sido un hombre adinerado y triunfador: dentro de los Suburbios, él es, probablemente, una de las personas más ricas. Ha sabido especular con el poco dinero que conseguía e invertirlo para hacerse, de algún modo, con prácticamente el monopolio de las transacciones de aquí abajo. La mayoría de mercados están abastecidos por él, financiados por él... y por tanto, parte del dinero que ganan los mercaderes acaba en sus manos. De hecho, estoy bastante segura de que podría salir de aquí si lo quisiese, volver a la superficie, pero... ha desarrollado un sentimiento muy fuerte de identidad con estas gentes. En cierto modo, creo que es porque se siente superior, siente que aquí, destaca con un poco de trabajo y un mínimo gasto en inversión, mientras que en la superficie, su fortuna no sería más que un grano de arena en el desierto.

>> Por eso, él pretende la rebelión, sí, pero... la visualiza más como una escisión. No quiere que volvamos a la superficie, solo quiere alzar a los Suburbios como una suerte de segunda nación igual o más próspera que Valm... y, para ello, claro, necesita de una pequeña "guerra", básicamente para obtener parte de los materiales y recursos de los que disponen ahí arriba. Él quiere nuestra libertad, pero... para él la libertad no es regresar a la superficie. Es hacer de este sitio un lugar que la superficie envidie. Como si la rebelión fuese más bien una suerte de competencia.

Tras decir eso, Nyota se apartó de la ventana, con aire nostálgico, y tomó una cajita en sus manos.

—Para los planes de ambos, tanto de Levem como de Bellion, esta carta es una pieza muy importante. Y soy yo quien dispone de ella. He bajado aquí para hacer entrega de la misma y permitir el inicio de la Rebelión. Tengo... tengo mis motivos para desear que los Suburbios dejen de existir como tal, y las gentes de aquí puedan ser tan libres como lo somos arriba. Por eso anhelo una rebelión. El problema es que... vistas como están las cosas aquí abajo, y visto el pensamiento colectivo, solo podremos seguir una de las dos vías para hacerlo: escisión o conquista. Cuál de ellas elegir... es algo que no me preocupa, siempre que se logre el fin último. Eso es todo cuanto me importa.

Su mirada se tornó severa, y analizó a Mimi con determinación.

—Pero aún es pronto —dijo, al fin, apartando la cajita—. No quiero que cargues con el peso de tan importante decisión sobre tus hombros, al menos no de forma tan repentina. Por eso, te daré unos días de margen, ¿sí? Ya que Bellion ha querido utilizarte para conseguir la carta, y mi objetivo era, precisamente, entregarla, te dejaré que decidas cuál de los dos bandos es más digno de obtenerla, pero... lo justo es que tengas la oportunidad de conocer bien a ambos antes de decidir. Por eso, volveremos a vernos aquí dentro de tres días... y entonces me darás tu respuesta.

Y, dicho eso, volvió a dar media vuelta, mientras ojeaba una baraja de cartas que parecía haber guardado en su bolsillo todo el tiempo.

>> Hablar con Nyota: ¿puedo pedirte un duelo?
>> Hablar con Nyota: insistir en sus motivaciones.
>> Marcharse (fin del capítulo 1)

 

Mimi Honda/TCG

Levem... Levem era en cierta forma como mi padre. Un hombre adinerado de la superficie que cayó en bancarrota tras una serie de decisiones nefastas. Todo el imperio que había construido se desmoronó como un castillo de naipes y cuando el falleció toda aquella carga fue a caer sobre mis hombros. Una carga a la que no pude hacer frente y me lanzó a los confines de la inmundicia dentro de los Suburbios. Cuando Nyota habló de él, no pude sin embargo, acordarme de mi padre y de la razón por la que me hallaba allí ahora.

Pero todas aquellas razones, todos aquellos objetivos, tantos los del chiflado de Belliom como los de Levem eran ridículos. Uno deseaba dominar la superficie, someter a la gente de arriba, y el otro deseaba convertir el vertedero que eran los Suburbios en una región más próspera que la propia Valm. Y Nyota... era la viva imagen de la frase de Maquiavelo ''el fin justifica los medios''. No le importaba cómo, solo le importaba que la gente confinada en los Suburbios recuperara la libertad que les fue tan injustamente arrebata. Su determinación y su ansía por la rebelión me hizo cuestionarme sus motivaciones. ¿Por qué llegar a tales extremos? ¿Dónde entraba yo en todo este desastre? ¿Por qué demonios debía tomar una decisión de tan vital importancia, como entregar esa carta tan valiosa a uno de los dos ancianos? ¿Acaso esa eran mis únicas opciones para salir?

''Pero... lo justo es que tengas la oportunidad de conocer bien a ambos antes de decidir. Por eso, volveremos a vernos aquí dentro de tres días... y entonces me darás tu respuesta.''

—¿¡Tres días!?— exclamé con exaltación—. ¿Cómo esperas que tome una decisión tan repentina en tan solo tres días? ¡Ambas motivaciones implican riesgos!¡Tanto para la gente de este lugar como de la superficie! Al margen de su estado general, los Suburbios no son un campo de rosas, Nyota. Aquí hay asesinos, pederastas... violadores. Claro que hay mucha gente que no tiene más motivo que haberlo perdido todo para estar aquí, pero no todo el mundo sigue ese patrón. Aquí hay gente que no merece salir a la superficie.

>>Y lo que me propones es que yo decida que hacer, cuando apenas llevo unos días en este lugar— continué—. Cuando apenas sé como funciona este sitio. Mi anhelo por salir de los Suburbios es tanto como el que tú tienes por la rebelión, yo tenía una vida apabullante allá arriba antes de que la desgracia se cirniese sobre los Honda. Tengo mis motivaciones. ¿Y tú? ¿Por qué te importa tanto?— inquirí— ¿Por qué estás tan dispuesta a aceptar cualquier riesgo con tal de liberar a la gente que malvive aquí? Belliom quiere conquistar y Levem propone una guerra para obtener recursos para su suerte de república bananera. Es más que simple caridad... ¿o me equivoco?

>> Hablar con Nyota: insistir en sus motivaciones.

 

—Precisamente ese es el motivo por el que tú eres una de las personas más indicadas para decidir. Porque estás en medio de los dos mundos. Porque no llevas mucho tiempo aquí abajo, no tanto como para ser absorbida por la forma de vida y los pensamientos de los que moran aquí, pero, al mismo tiempo, has sido rechazada por el mundo de arriba, has sido expulsada y encerrada aquí. No perteneces a ninguno de los dos mundos... y por eso creo que puedes ser la más objetiva.

>> Y... créeme, si fuese posible hacerlo de otra manera, no dudaría en dar todo de mí para lograrlo, pero... es imposible. La conquista o la escisión: esas son nuestras dos únicas opciones. El motivo que me lleva a anhelar tanto la liberación... es algo tremendamente personal. Tanto, que no creo ni que lo puedas llegar a entender, ni que tengas necesidad de saberlo. Por lo que, por lo que a eso respecta, nuestra conversación ha terminado.

Nyota parecía afectada por el tema, sin duda. Dio un suspiro, y, de nuevo, se giró, quedando de espaldas a Mimi.

—¿Algo más antes de marcharte?

>> Hablar con Nyota: ¿puedo pedirte un duelo?
>> Marcharse (fin del capítulo 1)

 

Mimi Honda/TCG

—¿Que no lo entendería?— bufé— ¿Crees que soy estúpida?

Aquello fue lo que respondí por inercia, pero me arrepentí enseguida de hacerlo.

Nyota se veía realmente afectada por el tema. Sus razones debían tener gran peso en su consciencia si parecía tan sumamente dolida al cuestionarlas. De modo que decidí dejar allí el tema y no insistir en saber el motivo que se escondía tras su ansía de rebelión.

Tendría sus razones y eran las suyas. Al igual que yo tenía las mías.

Y lo más imperante, ahora tenía una decisión de vital importancia en mis manos. La Conquista de la Superficie o la Escisión de los Suburbios. Poniéndolo de esa forma y valorando los post y los contras de cada una, la escisión parecía la más favorable para todos. Pero antes y dado lo precario de la situación y el poco tiempo con el contaba, más me valía ser precavida.

¿Realmente era lo mejor? ¿Porque era la mas objetiva era la más adecuada para tomarla? Yo solo era una chica tonta y descarada, acostumbrada a los lujos de la Superficie. ¿Por qué tenía que decidir yo, precisamente, el destino del que dependerían los Suburbios?

Apreté los puños.

Antes de tomar una decisión, debía encontrar a Levem.

—... Nada más— dije finalmente, incorporándome del sofá—. Gracias por la información y el café. Estaba un poco amargo y aunque prefiero el té, mi estómago parecía a punto de replegarse sobre sí mismo.

Me dirigí hacia la puerta, pero me detuve antes de abrirla, dándole la espalda a Nyota exactamente como ella lo hacía.

—Nos veremos dentro de tres días— le dije—. Aunque lo que me propones es una locura, trataré de darte una respuesta satisfactoria en ese tiempo. Dado que delegas en mi esta tarea absurda... no puedo decepcionarte, ¿verdad?

>>Todo sea por dejar de una vez este sitio.

Nunca esperé que mi nefasta caída en desgracia me abocase a un destino incierto aún más nefasto. ¿Conquista o escisión...? De verdad, ¿por qué me pasaban a mi esas cosas?

>> Marcharse (fin del capítulo 1)

 

Y, con eso, Mimi abandonó la casa en la que se encontraba Nyota, con un gran dilema en su mente. ¿Qué debería elegir? ¿A quién debería apoyar?

Y, sobre todo... ¿¡por qué tenía que ser ella la que escogiese!?

Fin del capítulo 1.
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Como yo tampoco voy a estar muy activo por aquí en estos días (dentro de poco sí podré volver a la rutina normal), vamos a darle a Nami Roronoa un poco más de margen para aparecer y pronunciarse. En caso de que no lo haga, pues seguiremos avanzando como si solo Mimi estuviese aquí, sin ningún problema

 

Mimi Honda/TCG

No pude dormir bien. No solo porque el colchón que usaba como cama estaba lleno de bultos y muelles salidos y chirriaba horriblemente cada vez que trataba de moverme. Lo que realmente me había robado el sueño eran las palabras de Nyota y aquella ridícula misión trascendental que ahora reposaba sobre mis hombros. ¿Conquista o escisión? ¿Levem o Belliom? Decidir algo como eso, alguien como yo... no podía creer que realmente hubiese accedido a tomarme el tiempo y la molestia para descubrir cual de los dos era mejor. Lo mejor para los Suburbios, lo mejor para toda Valm...

''Tres días... ¿huh?''

A menudo cuando me iba a la cama por las noches— aunque cama quizás sonaba demasiado optimista porque era un colchón viejo y desgastado cuyos muelles se me clavaban en la espalda— me imaginaba que estaba en alguna clase de extraña pesadilla de la que la lograría despertar al amanecer. De que todo solo sería producto de un mal sueño. Pero cuando abría los ojos al día siguientes, los mismo olores asquerosos y sonidos aparecían de nuevo para atormentarme en un ciclo sin fin. Nunca me acostumbraría, nunca lograría vivir como una persona de los Suburbios. ¡Las condiciones eran pútridas e infrahumanas! Pero al menos había logrado mínimamente a tolerarlo.

Me propuse trazar un plan de acción cuanto antes. Debía encontrar a Belliom, ese era mi objetivo inicial. Sin embargo, los Suburbios eran enormes y estaban separados por distritos: Norte, Sur, Este y Oeste, ocupando todo el subsuelo de la región de Valm. Ese viejo pseudo magnate de los negocios del submundo podía estar en cualquier parte. Me abstuve de preguntarle a nadie. Solo había una persona que podía ayudarme, alguien que había conocido el día anterior, una persona que a pesar de mi escepticismo natural había dado en el clavo con sus predicciones.

La extraña adivina del mantel oscuro.

Mientras caminaba por las calles pedregosas rumbo al mercado norte, extendí la palma de la mano y eché un vistazo crítico a su interior.

—30 TP...—murmuré cerrando el puño posteriormente.— Estoy segura de que será suficiente.

>> Marcharse: Mercado

 

Como siempre, el mercado estaba infestado de gente a esas horas de la mañana. Los puestos eran los mismos de siempre, con los productos nauseabundos de siempre. Y los olores que se concentraban en la zona eran... bueno, los mismos de siempre, vaya.

Entre toda la gente, seguía destacando la figura de aquella adivina, que seguía en la misma posición de siempre, ignorada por la gente, que pasaba a su lado sin prestarle mayor atención.

¿Qué buscaba esa señora? ¿Por qué estaba ahí?

¡Oh, vaya! ¡Parece ser que, ese día, estaba allí la lotería! ¡Qué bien! Quizá tocase algo... oye, por probar...

>> Hablar: adivina.
>> Hablar: lotero.

 

Mimi Honda/TCG

Odiaba ese lugar. Odiaba todo en relación a los Suburbios, en realidad. Por eso me apresuraría en acelerar mi búsqueda cuanto pudiese.

Busqué a la anciana con la vista y la encontré en el mismo lugar de siempre, sobre aquel mantón oscuro y raído con un mazo de cartas dispuesto frente sí. Pero, cuando me disponía a acercarme, vi una nueva figura que no había notado entonces... y no sabía exactamente por qué, porque estaba voceando tratando de obtener la atención de la gente.

—¿Una lotería?

Era humillante para mí siquiera pensar en probar suerte en un engañabobos como ese... era una tontería, pero sentía curiosidad. ¿Premiarían con dinero o con algo similar? No compraría ningún boleto ni haría girar ninguna ruleta esperando la aparición de una bolita dorada... solo quería saber de que se trataba todo eso.

Pero antes, decidí ser consecuente con mi lista de prioridades.

—Buenos días— saludé, o hice el intento, cuando mi sombra tapó la luz sobre la anciana—. Necesito tus predicciones de nuevo, pitonisa. Aún... no es como si lo creyese del todo, ¿entiendes? pero tengo mis razones para fiarme de que no eres solamente una estafa.

>>Eran 10 TP, ¿verdad?— inquirí—. Muéstrame que debo hacer ahora.

>> Hablar: adivina.

Contenido oculto

Mientras la Mimi alterna entra en una vorágine depresiva vamos a seguir con esto (?)

 

Así las cosas, Mimi se dirigió hacia la adivina, se sentó frente a ella y la mujer, sonriente, dijo:

—Ya veo. De modo que necesitas mis servicios. Muy bien. 10 TP harán la cuota, sí. Veamos qué te depara el futuro.

La adivina, así, comenzó a colocar cartas bocarriba. Fueron seis la que salieron: "Gran Desierto", "Gardobor", "Respondón", "Pepita", "Ian", "Mar oculto"

>> Vaya, vaya. Algunas de estas cartas han aparecido emparejadas, ¿eh? Por un lado, tenemos "Gardobor" y "Gran Desierto". La segunda carta puede hacer referencia al oeste, y la primera, bien a la basura o la suciedad, o a alguien que se mueve por ella. En estos suburbios, eso no es muy aclarador, pero... quizá halla alguien en el oeste que sea especialmente definido por esa descripción, ¿no?

>> Por otro lado, la carta "Respondón" implica inversión respecto a otra carta, lo contrario a lo ya dicho. Y va emparejada a la carta "Pepita", que significa dinero o lujos, o personas de alta clase social, claro. En estos suburbios, es raro encontrar a alguien así... pero claro, al emparejarse con la carta "Respondón", ¿quizá tengas que buscar a alguien que es todo lo contrario a alguien de alta clase social? ¿O quizás la carta respondón hace referencia al "Gran Desierto", y significa que debes buscar a alguien rico en el este, lo contrario al Oeste? Muchos caminos son posibles aquí.

>> Veo que ha salido "Ian", una carta particular. Significa la dualidad, la elección. ¿Te enfrentas a una decisión importante, sobre si elegir mantener algo y descartar el resto? En todo caso, la presencia de esta carta puede significar que solo puedes tomar una ruta, descartando el resto. ¿Qué ruta tomarás, pues? Tal vez solo puedas ir hoy a uno u otro sitio, o tal vez tenga un significado más... profundo.

>> Ah, y el "Mar oculto". Ya que aquí no hay mares, se puede referir esta carta a una aglomeración de personas o a algo similar a un mar... algún lugar con agua. Dado que no hay más indicaciones sobre la misma, ¿tal vez sea que encontrarás algo especial allí, entre la gente o donde haya agua? Hum...


>> Eso es todo cuanto el futuro me dice sobre ti hoy. Vuelve mañana, si gustas, joven Mimiko...

 

Mimi Honda/TCG

No resultó demasiado esclarecedor. Las predicciones de la anciana eran crípticas como un jeroglífico y se contradecían unas a otras. ¿Debía buscar a alguien que se moviese por la basura? ¡El grueso de la población de los Suburbios vivía en la total inmundicia! No obstante, me vino a la mente la rata de Bellion. Su repugnante aspecto me hacía fruncir el ceño de solo recordarlo. Por otro lado, cuando la anciana mencionó la carta ''Pepita'' y comentó lo complicado que era encontrar a alguien rico en los Suburbios, solo pude pensar en Levem.

Era un magnate de estos submundos, aquel que pretendía la escisión de los Suburbios... si Nyota no me había mentido, contaba con cierto prestigio dentro de este lugar. Pero entonces, ¿qué tenía que hacer? ¿eso era todo lo que la anciana podía decirme? ¿cómo demonios iba a sacar algo en claro de todo ese galimatías? ¿debía buscar a Levem en el Oeste? ¿en el Este? ¿o por el contrario debía buscar a Bellion? ¿entre una marejada de gente? ¡Los propios Suburbios eran una marejada de gente!

—Eso no ha sido demasiado útil, deberías saberlo—dije incorporándome del mantel. Y entonces suspiré, resignada—. Como sea... supongo que debo darte las gracias. Quizás volvamos a vernos.

Pagué a la adivina por sus servicios y abandoné el mercado. Pero la duda surcaba mis pensamientos... ¿a dónde ir? ¿qué camino tomar? ¿Este u Oeste? ¿Levem o Bellion? Pero si hablaba del Oeste... alguien que se movía en la basura no podía ser Bellion... ¿o sí? ¡Ugh, tal vez no debí pedir los servicios de la adivina, mis pensamientos estaban más enrevesados que antes!

No tenía tanto tiempo para andar perdiéndolo.

—Tsk.

Saqué una de las monedas que me habían sobrado y la extendí en mi palma. Y entonces, decidí ser tradicional pero práctica. No podía pensar adecuadamente cuando solo habías tomado una taza de café en días. Dejaría que mi destino fuese seleccionado por la suerte.

>> Si sale cara tomaré el ferrocaril al distrito Oeste— me dije—. Si por el contrario sale cruz iré al Este. ¡No me falles ahora, maldita suerte!

Dicho aquello, confiando en esa suerte tan paupérrima que tenía y que tanto solía reírse en mi cara, lancé la moneda. El Norte y el Sur quedaban descartados, así que debía moverme.

Contenido oculto

Olovorgo.

Si sale uno al Oeste.
Si sale dos al Este.

Se entiende que he ido al ferrocaril :'D (?)