[TCG] Senderos Eternos

Ian Lockhart

Cuánto tiempo había ocurrido desde entonces era difícil de decir con exactitud; probablemente no había sido hace mucho, probablemente uno o dos días como máximo. Y sin embargo, se habían sentido ya como una eternidad.

Lo que sí que sabía perfectamente era lo que había estado haciendo durante ese tiempo; al igual que Prince, yo también me había visto obligado a escapar, pero mi objetivo se había convertido en buscar toda la información posible sobre lo que le había sucedido a Seur y sobre quiénes eran esos cazadores. Había terminado en un pequeño pueblo adyacente al anterior, y llevaba dando vueltas en los alrededores desde entonces.

Debía darme prisa y buscar pistas, pero aún era probable que Prince estuviese cerca. Me calé el gorro lo más que pude y me paseé por la Plaza de la aldea, alerta.

Ir a: Plaza de la Aldea

 

Como era de esperarse, la plaza era pequeñita, y no estaba demasiado transitada. No obstante, siempre había alguien por allí; era ese tipo de poblados donde, aunque había poca gente, la gente siempre estaba en la calle.

La plaza tenía una fuente en el centro, y había un niño sentado en el borde de la misma, tímido y vergonzoso, mirando cómo otros jugaban con la pelota con gesto triste. Asimismo, en un pequeño banco se sentaba, con su bastón, un ancianito con una boina, que parecía estar tomando el fresco allí, tranquilamente. Curiosamente, además del resto de personas que transitaban, había, al otro lado de la plaza, una chica que, con cartas repartidas por todo el banco, parecía estar estudiándolas con detenimiento.

Y era extraño, pero... nadie parecía notar a la adivina que estaba en el suelo, sobre su manta. Qué raro.

>> Hablar: niño tímido.
>> Hablar: anciano.
>> Hablar: chica con cartas.
>> Hablar: Adivina
>> Marcharse: resto de opciones.

 

Ian Lockhart

Mientras avanzaba, mi vista se quedó fija unos instantes en un anciano que estaba por allí. Quizá en los pueblos la gente mayor fuese común, pero lo cierto es que solían ser fuentes de chismorreo y de flujo de información valiosa. Además, si algo me había quedado claro, es que no todos eran lo que aparentaban ser.

—Buenos días —saludé, serio pero no demasiado brusco—. ¿Tendrá un momento?

Hablar: anciano

 

El anciano se volteó ligeramente hacia Ian.

—Oh, hola, joven. No te he visto por aquí nunca, ¿eres un turista? No solemos tener muchos turistas. Los pocos que llegan se quedan en la posada y ni siquiera pasean por nuestras calles, ¡ay! Y yo no olvido una cara, eh: estoy seguro de que no te he visto.

>> Pero dime, dime, ¿puedo ayudarte en algo?

>> Preguntar: ¿Ha visto usted a... (describirle a Prince)?
>> Preguntar: ¿Sabe algo de las cartas de pokémon?
>> Preguntar: ¿Sabe qué es esta piedra (orbe negro)?
>> Preguntar: ¿Puede hablarme de la aldea?
>> Despedirse: resto de opciones.

 

Ian Lockhart

—Con que nunca olvida una cara, ¿eh? —susurré por lo bajo.

—¡Sí, soy un turista! —afirmé, de la manera más falsamente alegre que pude—. Estoy buscando a un conocido mío. Es un joven alto, sonriente, tiene una trenza en el cabello y...

Y proseguí describiendo al chico que me había engañado, y por el cuál Seur ahora estaba en la situación en la que estaba. O al menos, en parte...

Aunque no quisiera admitirlo, yo era también responsable de lo que había pasado. Aún así, aunque me hubiese quedado en la posada, poco habría cambiado. Cuando Prince hubiera llegado a buscarme, lo más probable es que lo hubiese acompañado.

Mi desconfiaza por Seur en ese entonces era muy grande. Sin embargo, ahora no es momento de lamentaciones, sino de soluciones.

Preguntar: ¿Ha visto usted a... (describirle a Prince)?

 

El anciano meditó un segundo.

—Uhm... un chico así... con ojos morados... sabes, no recuerdo a ese tipo que dices, pero sí que vi a una chica que se parece a esa descripción ligeramente. Pasó hace unos cuantos días eso sí. Supongo que no te es de ayuda, ¿eh?

>> Insistir: ¿Una chica...?
>> Preguntar: ¿Ha visto usted a... (describirle a Prince)?
>> Preguntar: ¿Sabe algo de las cartas de pokémon?
>> Preguntar: ¿Sabe qué es esta piedra (orbe negro)?
>> Preguntar: ¿Puede hablarme de la aldea?
>> Despedirse: resto de opciones.

 

Ian Lockhart

¿Eh? ¿Una...?

—¿Una chica, dice? —medité durante unos instantes. No sabía nada a cerca de una chica, pero no perdía nada por intentar; después de todo, Prince había mencionado que habían varios con él. ¿Sería su hermana? ¿Estaría toda su familia metida en lo que sea que fuera esto?

—¿Hm? Mi amigo tiene una hermana; no estoy seguro si es es de ella de quién se trata o no, pero no pierdo nada preguntando. ¿Sabe algo a cerca de ella?

Insistir: ¿Una chica...?

 

Nuevamente, el anciano meditó en silencio.

—Pues mira, no sé qué decirte, ¿sería su hermana? No he visto a ese otro chico del que me hablas, eso seguro, así que... y la jovencita estaba sola, seguro. Tendría tu edad, más o menos. Y creo que se dirigía a la capital, si no me equivoco, para algo del juego ese de cartas. No tengo mucha idea del tema, apenas sé las reglas, ¡y eso que mueve el mundo hoy en día! Ay, cuánta importancia adquiere un juego en estos tiempos...

P-Parecía haber empezado a divagar un poco. Pero... la cuestión es que una chica parecida a Prince había estado allí, y parecía ser duelista. Esa información tal vez fuese importante...


>> Preguntar: ¿Sabe algo de las cartas de pokémon?
>> Preguntar: ¿Sabe qué es esta piedra (orbe negro)?
>> Preguntar: ¿Puede hablarme de la aldea?
>> Despedirse: resto de opciones.

 

Ian Lockhart

—¿Oh, cartas? Entonces lo más probable es que no fuese, no. Disculpe las molestias.

>>De hecho, yo tampoco entiendo mucho sobre las cartas —comenté, de manera casual—. Tengo este mazo de cartas, sí, pero sólo porque todo el mundo las tiene. Pero entiendo mucho de ellas, sobre todo, ¿Dice usted que las cartas son tan importantes y relevantes hoy en día? No lo entiendo, la verdad. ¿Cómo es si quiera eso posible?

>>¿No son sólo pedazos de cartón? Y yo que me reía de los que las coleccionaban —reí apenado.

Sí, eso debía bastar. Ganarme su empatía era lo más importante.

Preguntar: ¿Sabe algo de las cartas de pokémon?

 

El anciano rio con bastante natural.

—¡Eso digo yo, ay! Si es que parece que todo se mueve en torno a esas dichosas cartas... —suspiró—. Está el torneo ese tan importante que se celebra en la capital, los duelistas supremos esos, ¡madre mía, todos los que quieren ser alguien parecen usar esas cartas!

>> De hecho, los duelistas supremos, como les llaman, son, básicamente, gobernantes de Valm, ¿sabías eso? A cada cierto tiempo, se reúnen en un consejo que conforman trece personas. Los ciudadanos de Valm elegimos a siete mediante votación, que son políticos; otro es el Gran Profeta, el líder del Culto. Y los cinco sobrantes son esos duelistas supremos. Y ese consejo, básicamente, determina las leyes y determina todo. ¡Te lo puedes creer! ¡Solo por ser buenos jugando a ese juegecito, hay gente que, sin ser elegida, llega al poder! Con razón todo el mundo está empeñado en aprender a jugar y en participar en ese dichoso torneo. ¡Nunca se sabe cuándo se puede entrar en el poder si eres bueno en eso!

>> No te puedes fiar ni de los políticos, ¡como para fiarte de gente que juega a juegos de mesa! ¡Hmpf! ¿¡Y qué hay de esas cosas que se ponen en los ojos para ver una realidad virtual o algo así!? Es que hoy en día ya no saben qué inventar.

>> Preguntar: ¿Sabe qué es esta piedra (orbe negro)?
>> Preguntar: ¿Puede hablarme de la aldea?
>> Despedirse: resto de opciones.

 

Ian Lockhart

—¡Sí, yo pienso igual! Lástima que a la gente de pueblo como a nosotros no nos tomen mucho en cuenta —suspiré—. Hablando de pueblos, ¿Podría contarme sobre esta aldea? Como ya ha mencionado, no soy de aquí, y no estoy muy familiarizado con el lugar. Se supone que debía reunirme con alguien aquí, pero no lo veo por ningún lado y no quiero perderme, incluso si es una aldea pequeña.

>>Debo mencionar, sin embargo, que una aldea bastante bonita, de eso no hay duda.

Mientras sonreí y miraba la plaza, esperando la respuesta del anciano, mi mente pensaba acerca del gobierno, del consejo y de quienes lo formaban. Políticos, los duelistas supremos de los cuales sabía un poco, y el Gran Profeta. Aunque sabía vagamente sobre todo eso, lo cierto es que yo tampoco entendía el porqué los duelistas podían llegar a tener tanto poder por simplemente saber jugar bien a las cartas. ¿Tendrían las cartas algún tipo de poder especial?

Que Seur fuese transformado en una carta no tenía ni el más mínimo sentido; podría haberlo matado o hacerle cualquier otra cosa. Incluso si Prince no quería lidear con un cuerpo, ¿Por qué el arma lo transformó específicamente en una carta? Quizá, y tal y como todo sugería, las cartas guardaban un secreto aún mayor que, de momento, no era capaz ni siquiera de imaginar.

Otra cosa me inquietaba bastante, y era que de las tres divisiones de poderes, la mención del Gran Profeta, líder del culto, me causaba un escalofrío cada vez que lo escuchaba o pensaba en él. Y no tenía ningún motivo aparente; ninguna animadversión pasada ni nada por el estilo. Sólo, cada vez que escuchaba sobre algo relacionado al culto... no podía evitar temblar. Como si calase profundamente en mi interior, y la primera vez que pasó fue después de leer aquel libro en la posada.

Su contenido no tenía nada especial, y sin embargo, sentía como si hubiera removido partes importantes en mí. Fuese lo que fuese que hubiese sucedido, lo cierto es que prefería no tener que relacionarme con el culto, aún si en el fondo no eran más que unos tíos muy majetes.

Preguntar: ¿Puede hablarme de la aldea?

 

—Ah, vaya, esta aldea, ¿eh? Pues no es gran cosa, como puedes comprobar. Aquí hay una tiendita, un bar, una plaza, una posada, y mucho, mucho mar. Frecuentemente uno puede ver a la gente pasear por la playa, pero esa es la mayor cantidad de movimiento que verás en estos lares.

>> Al norte de aquí está la capital. Está a una buena caminata, pero puede llegarse andando en cuestión de unos días. El problema es que hay un pueblo mucho más grande a mitad de camino, ¡y la gente no suele ni pararse aquí! Van directos al otro pueblo.

De pronto, frunció el ceño.

—¡Oh, cómo olvidarlo! También ahora se ven más que nunca a gente jugando a ese juego en la aldea, ¡gente de la propia aldea! Y todo porque el de la tienda está trayendo más cartas de esas que nunca. ¡Claro, ve que hay negocio y se aprovecha...!

Ahora puedes hablar de algo más con el dependiente de la tienda.

>> Preguntar: ¿Sabe qué es esta piedra (orbe negro)?
>> Despedirse: resto de opciones.

 

Ian Lockhart

Ah, así que aquí también vendían cartas. Eso era muy interesante, pero de momento no era mi prioridad. Ya había logrado conseguir algo de información sobre el posible paradero de Prince y las cartas, pero aún me quedaba saber sobre el orbe negro con el que cargaba Seur.

Pero era reticente a mostrarlo. Seur siempre había sido demasiado reservado con aquel objeto, por lo que yo no podía ir mostrándolo así como así. En la batalla contra Prince se había comportado de manera extraña, y estaba claro que ese orbe ocultaba muchas cosas que era mejor mantener ocultas de momento.

—Entiendo, muchas gracias, cuídese —dije simplemente, dando media vuelta. Me quedé entonces, curioso, observando a una chica que parecía estudiar unas cartas con detenimiento. ¿Serían a caso cartas de pokémon?

S-Sólo sería una mirada rápida, nada más, para ver si tenía alguna carta rara.

Hablar: chica con cartas.

 

La chica, sonriente, se volteó cuando vio llegar a Ian. Era rubia, con el pelo corto, sujeto por una horquilla al lado izquierdo de su cabeza y cayendo brevemente hacia ese mismo lado.

—¡Oh, hola! Pareces interesado en mis cartas, ¿tú también eres duelista o algo?

Era ciertamente enérgica, sí.

—¡Yo soy Éclair! Mucho gusto~.

>> Hablar con Éclair: ¿quién eres?
>> Hablar con Éclair: ¿eres duelista?
>> Hablar con Éclair: ¿eres de la aldea?

 

Ian Lockhart

Uh, me había descubierto. ¿Quizá me había acercado demasiado a fisgonear?

—Sí, lo soy —dije, fijando mi vista en sus cartas—. Soy duelista; no creí que encontraría otro duelista por estos lares, qué interesante. Me llamo Ian, un gusto. ¿Entonces tú también eres duelista, no?

Desde el asunto de Prince, mantenía la guardia alta con los duelistas que conocía, pero si quería encontrar informaciónútil, no podía aislarme.


Hablar con Éclair: ¿eres duelista?

 

—¡Ajá! —asintió ella, emocionada—. Bueno, a decir verdad, soy un poco novata en todo esto. Tengo un deck muy básico, y estaba viendo si podía mejorarlo de alguna forma, ¡pero es que aquí hay muy pocas cartas disponibles para actualizar barajas!

>> Hey, si eres duelista, ¿quieres que nos enfrentemos? ¡Así practico y cojo ideas para estrategias!

>> Aceptar propuesta (duelo)
>> Rechazar propuesta (resto de opciones)

 

Ian Lockhart

Arqueé la ceja, pensativo. Lo cierto es que necesitaba combatir y practicar más; no podía negar que en mi batalla contra Prince había ganado de pura suerte y porque el cazador había querido humillarme dándome un turno extra. Pero por otra parte, ¿Me convenía seguir aceptando duelos con alguien queno conocía? Supongo que mientras no formase algún vínculo, no pasaría nada.

—¿No hay mucha variedad de cartas? —fruncí el ceño—, vaya timo. Bueno, supongo que no pierdo nada por practicar un poco yo también, no quiero oxidarme tan pronto.

Aceptar propuesta (duelo)

 

Ian Lockhart

La suerte había determinado que yo iría primero, por lo que saqué mi baraja del bolsillo y la revolví un poco. Después la coloqué en el pequeño banco donde estaba la chica y robé las cartas que me correspondían.

La misma sonrisa de siempre.

—De acuerdo, empezaré jugando la siempre confiable Furaha, lo que me permite robar tres cartas más —sin embargo, la sonrisa se borró en cuanto vi lo que había robado; era lo peor que me podría haber salido—. De acuerdo, dado que así están las cosas, comenzaré sólo enviando a Stunfisk al campo y a Lucario a la reserva.

Puntos de vida: 500/500
Espectroestal : 1/1
Baraja: 29
Mano: 10
Descartes: 1
Extra Deck

Mega-Blastoise
Mega-Gengar
Poipole
Ditto EX
Lapras EX
Lucario EX
Rotom EX
Chandelure EX
Pangoro EX

Pokémon Activos

STUNFISK: Tierra
Pokémon de efecto
Valor: 4
Salud: 100/100
Ataque: 30
Defensa: 40
Habilidad: Trampa eléctrica: mientras este pokémon esté en el campo, los pokémon del rival no podrán atacar en el turno en el que son enviados. Este efecto no sirve contra pokémon de tipo tierra o eléctrico.


Pokémon en Reserva

LUCARIO: Lucha
Pokémon de efecto
Valor: 6
Salud: 80/80
Ataque: 100
Defensa: 70
Habilidad: Concentrar aura: al salir al campo, puedes robar directamente desde tu baraja una carta que lleve en su nombre la palabra "Aura". Además, de forma pasiva, el ataque de Lucario aumentará en 20 por cada pokémon EX que haya en el campo.

Cartas de entrenador activas/usadas

FURAHA: Entrenador
Carta de partidario
Roba 3 cartas.


Descartes:
-Furaha

 

—¡Ay! ¿Por qué tienes que enviar a un pokémon de tipo tierra? ¡¡No me digas que tu deck es de ese tipo, que me arruinas!! E-En fin, tendré que sacar a Electabuzz al campo, y poner en la reserva a otro y a un Pikachu. Luego activaré Campo Eléctrico, y, jo... ¡nada más, porque ese pokémon es de tipo tierra, demonios!

Puntos de vida: 500/500
Electrostal: 1/1
Baraja: 32
Mano: 4
Descartes: 0

Extra Deck

Mega Luxray X
Mega Luxray Y
Jolteon EX
Pachirisu EX
Electrode EX

Pokémon Activos

ELECTABUZZ: Eléctrico
Pokémon normal
Valor: 4
Salud: 50/50
Ataque: 115
Defensa: 40


Pokémon en Reserva

ELECTABUZZ: Eléctrico
Pokémon normal
Valor: 4
Salud: 50/50
Ataque: 85
Defensa: 40

PIKACHU: Eléctrico
Pokémon normal
Valor: 4
Salud: 50/50
Ataque: 70
Defensa: 50


Cartas de entrenador activas/usadas

CAMPO ELÉCTRICO: Entrenador
Carta de escenario
Mientras este escenario esté activo, sube en 30 el ataque de todos los pokémon de tipo eléctrico. Asimismo, los pokémon que no sean de tipo volador serán inmunes a inmovilizaciones.


Descartes:
-Furaha