[TCG] Mundo de las Cartas

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Me olvidé. Juanjomaster, continuaremos por aquí uwu

 

Ian Lockhart

No supe cuanto tiempo me costó ponerme de pie, pero el dolor que experimenté durante todo el proceso me hizo pensar que fueron horas.

Mis recuerdos eran muy confusos, pero recordaba vagamente que una chica me había disparado con una de esas pistolas justo después de espiar la conversación en la fábrica. Ellos... querían el orbe...

¡El orbe! Rebusqué en mis bolsillos ansioso, sin encontrar nada, hasta que recordé esconderlo en el último momento. Ojalá jamás lo encontraran.

Debía volver allí lo antes posible y recuperarlo, pero... ¿Cómo?

Fue entonces que reparé bien en donde estaba: El mismo mundo oscuro de antes, sólo que ahora me encontraba en una montaña, el único lugar visible entre toda aquella oscuridad. Confuso, comencé a vagar, y mi confusión se hizo aún más palpable al ver que la gente que había allí aparecía y desaparecía elevándose y descendiendo continuamente, y a nadie parecía sorprenderle.

Un viejo entonces se me acercó, ¿D-De donde me conocía? ¿¡Seur?! Entonces estaba donde mismo que él; todas las personas que se convertían en cartas terminaban aquí, entonces. Lo que significa que esas personas igual, y cuando se iban volando podía ser que...

El viejo me llevó junto con Seur, quién se veía preocupado por la situación.

—Escondí el orbe antes de que me atraparan; no sé cuanto tiempo pase antes de que lo encuentren, pero está seguro de momento.

>>Sin embargo Seur, sé que no me buscaban sólo por el Orbe. Hay algo en mí, algo que me hace diferente y que hace que me estén buscando. He estado teniendo sueños raros estos días, en ellos me veo como un experimento, un sujeto de pruebas.

—Dime Seur —le miré suplicante—, ¿Quién soy yo en verdad?

 

Seur se quejó de brazos y suspiró.

—... empiezas fuerte, por lo que veo. La verdad, no sé los detalles. Yo tampoco tengo del todo claro qué eres, pero... sé que esos sueños recurrentes que sueles tener son recuerdos dormidos en tu cabeza, distorsionados, pero recuerdos.

>> Verás... yo era un aprendiz de Bendecido en el Culto hasta hace poco. Había ascendido en la élite de la iglesia y estaba a punto de convertirme en uno de los miembros del consejo de confianza del Gran Profeta, ¡era un logro histórico! Y, como alto rango del Culto, empezaron a desvelarme secretos y a involucrarme en ciertas prácticas ocultas que realizaban. Así fue como aprendí la verdad detrás de las cartas, y algunas otras cosas muy... inquietante. Pero todo se complicó cuando empecé a descubrir cosas sobre un experimento muy extraño que estaban llevando a cabo en el Templo. Y fue entonces cuando me encomendaron la labor de vigilarte.

>> Estabas... completamente ido. Como si no reaccionases a nada. No sé ni de dónde saliste ni qué eras, pero empecé, poco a poco, a hablar contigo, a intentar descubrir qué demonios te querían hacer. Ellos te llamaban "sujeto", como si fueses, como bien dices, un experimento. Con el tiempo, empezaste a hablar y a reaccionar a los estímulos, y creo que en parte yo logré eso, ¡para mí eras como mi caja de secretos! Contigo podía desahogarme, contarte todo lo que me preocupaba. No reaccionabas, pero... estabas ahí, de algún modo. Supongo que es como cuando se le habla a un familiar que está en coma, ¿eh? ... reconozco que te tomé cariño. Y, cuando empezaste a hablar y a moverte un poco, los Bendecidos empezaron a interesarse más por ti, a estudiarte y a "entrevistarse" contigo. Querían saber qué pensabas, cómo reaccionabas, qué decías, todo.

>> Llegados a un punto determinado, ellos... dijeron que ya no eras útil. Que eras un experimento fallido y que no necesitaban tenerte por más tiempo. Y me ordenaron matarte, acabar contigo. Y-Y yo... no pude. Fue entonces cuando decidí huir, dejando atrás toda mi vida, dejando atrás mis sueños. Para protegerte. Para mantenerte a salvo. En nuestro viaje... comenzaste, por fin, a actuar como una persona normal.

Seur, entonces, sonrió. Alegre, genuinamente alegre, como Ian nunca lo había visto.

—... y mírate. Aquí estás, ¿no? Incluso cuestionándote quién eres. Quién diría que eres el mismo "sujeto"...

Suspiró de nuevo, de pronto tornándose entristecido.

—Yo... yo fui quien te dio nombre, y te llamé Ian. ¿Te gusta el nombre que escogí para ti? —melancólico, sus ojos se tornaron vidriosos—. Es... un nombre especial.

Entonces Seur zarandeó la cabeza, y, serio, se aclaró la voz.

—¿Alguna pregunta más, pues?


>> Hablar con Seur: ¿dónde estamos?
>> Hablar con Seur: ¿quiénes son "ellos"?
>> Hablar con Seur: ¿qué es el orbe en realidad?
>> Hablar con Seur: ¿cómo puede ser que esa pistola te haya convertido en carta?
>> Hablar con Seur: ¿por qué la gente desaparece de pronto?
>> Hablar con Seur: ¿quién es toda esta gente?

 

Ian Lockhart

Lo suponía. No era algo que quisiese aceptar de buenas a primeras, pero era una idea que se me había pasado por la cabeza muchísimas veces desde que todo empezó, reforzada enormentente por los constantes sueños que tenía. Si, yo no era más que un experimiento, un experimento fallido. Ahora sabía que quienes se habían encargado de experimentar conmigo había sido el Culto, el tercer gran poder de Valm.

Me hervía la sangre de rabia de sólo saberme un mero experimento, un amasijo de energía vital que habían usado y desechado a placer. Y ni siquiera sabía de verdad qué era, ¿Fui creado por los del culto, o tuve una vida antes de ello? No contaba con ningún recuerdo que no se relacionase con ellos o con Seur.

Seur... el también me había visto sólo como un sujeto de pruebas, como un diario donde podía contar sus problemas, una caja vacía donde guardar cosas. Pero algo en lo que dijo terminó calando en mí, o quizá, fue el sentimiento con que lo dijo. Sus expresiones de alegría y felicidad parecían legítimas. De verdad quería creer que me apreciaba... que, en este mundo frágil en donde no tenía nada, podía al menos apoyarme en él.

De cierta manera, era el padre que nunca tuve.

—De acuerdo —suspiré, acomodando mis ideas—. ¿Cómo es que terminamos convertidos en cartas debido a esa pistola? ¿Y si somos tan problemáticos, y querían matarme en un primer momento, por qué no hacerlo, en vez de convertirnos en esto? No lo veo muy práctico, la verdad.

>> Hablar con Seur: ¿cómo puede ser que esa pistola te haya convertido en carta?

 

Seur suspiró.

—Ah... has hecho la pregunta, ¿eh? Supongo que para responderte a eso, debo hablarte del secreto de las cartas, de la verdad detrás de ella. Lo que parece un simple juego de mesa es... algo mucho más relevante. De ahí que los duelistas tengan una consideración tan importante dentro de la sociedad de Valm y que el juego de cartas sea tan tremendamente popular.

>> Todas y cada una de las cartas de pokémon existentes que reflejen a un pokémon determinado son... humanos en realidad. En cierta manera, al menos. De hecho, todas las personas que ves aquí somos cartas actualmente. Verás, es... complicado. Este lugar es una especie de dimensión paralela a Valm, una especie de purgatorio. Todos los humanos, al nacer, nacemos con un alma. Pero el alma no es nada que vaya con nosotros físicamente ni nada por el estilo: el alma es nuestro equivalente en este mundo, por llamarlo de algún modo. Por cada humano, un ser de este mundo, un alma. Y cada ser tiene una forma diferente, que habitualmente representa al humano. Las almas, esos seres, son lo que en Valm se han llamado "pokémon". Por ejemplo, "Lucario EX" es mi alma. Antes de yo ser convertido en carta, Lucario EX vivía en este mundo, más allá de la oscuridad que ves a nuestro alrededor.

>> El proceso de "transformación" en carta, en realidad, no es ninguna transformación. Es una sustitución. Lo que esa pistola hace es, básicamente, intercambiar las posiciones de tu cuerpo y de tu alma. Tu cuerpo es encerrado aquí, en el "Mundo de las Cartas", o... Mundo de las Almas, si lo prefieres. Mundo Pokémon, le dirían algunos. Y, mientras tanto, tu alma toma tu lugar en el mundo "real". Por supuesto, un alma no puede tomar una forma física en el mundo real, y es por eso que se deben "encerrar" en algunos objetos. Así pues, la pistola, o, como se llama realmente, "convertidor", crea una carta vacía que alberga el poder y la esencia del alma. Suena complejo, pero es muy simple: yo existía en Valm, y ligada a mí, existía mi alma, Lucario EX, en el Mundo de las Cartas. Al ser víctima del convertidor, yo pasé a quedar encerrado en el Mundo de las Cartas y mi alma, Lucario EX, fue llevada a Valm... tomando la forma de una carta, porque así es como el convertidor hace el cambio. Podría quedar encerrado en cualquier otro objeto, pero... desde hace muchísimos años se descubrió que las cartas eran no solo un recipiente magnífico, sino también una forma fantástica de hacer negocio y obtener poder. Porque cuando tienes cartas tienes poder real, no es solo un juego. Esas almas pueden ser muy poderosas. ¿Sabes de los visores, esos objetos que hacen ver "hologramas" de los pokémon durante un duelo? No es ningún holograma. Esos aparatos, simplemente... nos permiten ver a las almas encerradas en cartas.

>> De modo que... sí. Estás jugando, en cierto modo, a un juego hecho con humanos. E incontables humanos, de distintas épocas y de distintas formas, yacen encerrados aquí desde quién sabe cuanto. Desesperanzados. Siendo incapaces de salir. Condenados una vida eterna de espera infinita...


>> Hablar con Seur: ¿quiénes son "ellos"?
>> Hablar con Seur: ¿qué es el orbe en realidad?
>> Hablar con Seur: ¿por qué la gente desaparece de pronto?
>> Hablar con Seur: ¿quién es toda esta gente?

 

Ian lockhart

Asentí; después de lo que había dicho Prince y lo que había visto, me había hecho una idea muy vaga de aquello. Lo que no me esperaba en lo absoluto es que en el mundo de las cartas habitase nuestra alma, nuestro otro yo. Ni que aquel "convertidor" se encargase de intercambiarnos de lugares.

Así que las cartas daban poder real, y es por eso que eran tan valiosas. Tenía sentido, sí. Sin embargo, algo de lo que me contó Seur hacía que una de mis hipótesis no tuviese sentido.

—Espera, si me dices que nuestra alma es, por así decirlo, una entidad independiente a nosotros, y que son ellas las que están en el mundo real como cartas... ¿Por qué la gente desaparece de pronto? Creí que pasaba cuando eran llamados a combatir, y que volvían al ser derrotados, ¿Pero eso debe hacerlo su alma pokémon, no? No es algo que hagamos nosotros, la parte física, ¿Me equivoco?

 

Seur asintió.

—Lo has captado bastante bien. Pero recuerda que estamos vinculados; en efecto, si hay gente desapareciendo es porque el alma ha reaccionado, y eso implica que está siendo usada para combatir. Nosotros no controlamos lo que el alma hace, lo que nuestro Pokémon hace, pero, si somos llamados, pasamos a ver lo que ve nuestra alma. Y debemos estar en sintonía con ella, por eso nos transportamos.

>> Ahora mismo estamos en este lugar dentro del mundo de las cartas, esta zona montañosa, porque es una especie de zona de espera. Cuando el pokémon se "activa", sin embargo, somos transportados, no a Valm, sino a otro plano del mundo de las cartas: el lugar donde acontece el duelo. Y allí, podemos no solo ver lo que sucede, sino interactuar con las otras cartas, las cartas del rival. O, bueno, no las cartas, claro: las personas que están aquí encerradas, a quienes corresponden las cartas.

>> Piensa este mundo como en compartimentos: de hecho, esta zona representa una baraja. Esta gente que hay aquí es... tu baraja, Ian. Somos las cartas que están en tu baraja. Cuando "salimos" de la baraja y entramos en un duelo, pasamos a otro compartimento, el compartimento del duelo. Y allí, únicamente estarán presentes los que estén participando en el duelo. Al caer... regresaría a su lugar de origen. De hecho, si una persona está lo suficientemente cerca de otra en el mundo real, puede darse que se unan los dos compartimentos, los de ambas barajas. Pero en cuanto somos "activados" nos transportamos, porque nuestra alma reacciona, y eso nos "separa" del resto, que siguen inactivos.

De pronto, cayó alguien del cielo, descendiendo con cuidado.

Seur suspiró.

—... y se ve que alguien está poniendo en uso tu baraja ahora mismo, ¿eh?

>> Hablar con Seur: ¿quiénes son "ellos"?
>> Hablar con Seur: ¿qué es el orbe en realidad?

 

Ian Lockhart

Fuck.

Así que éste espacio representaba mi propia baraja, y todas éstas personas eran la personificación de cada una de mis cartas. Aquello era incluso más incómodo; había asumido que este espacio era el total del mundo de las cartas, y que las personas que aquí habían pertenecían a cartas random. Jamás llegué a considerar que todas tuviesen relación conmigo.

Había, sin embargo, una cosa que me molestaba y preocupaba a partes iguales: Alguien estaba usando mi baraja; aquella cosa que había dedicado tanto tiempo y esfuerzo a construir, ahora estaba al merced de ellos.

Pero comparada con el orbe, poco importaba. El orbe... seguro era la clave de muchas cosas.

—Seur, necesito saber, ese orbe que guardabas con tanto recelo, ¿Qué es en realidad?

 

Seur se cruzó de brazos, reflexivo.

—... al igual que me sucede contigo, desconozco los detalles. Sé que el orbe es muy importante, eso seguro. Y que tiene una íntima conexión contigo. Cuando nos fugamos del Templo, me lo llevé, porque era consciente de que el orbe y tú, de alguna manera, estáis conectados. Y quién sabe qué podría pasarte si ellos conservaban el orbe.

>> Mi teoría es que el orbe sirve como una especie de llave, de algún modo. Cuando tuviste aquel duelo con Prince en el que usaste mi carta por primera vez... combatiste en alguna parte del Mundo de las Cartas, porque de alguna forma el orbe te transportó allí. De modo que tal vez el orbe tiene mucha relación con tu misma existencia y, al mismo tiempo, con la verdad de este mundo. Lo que está claro es que quieren recuperarlo a toda costa, y eso es porque es muy relevante para sus "experimentos". No podemos dejar que caiga en sus manos. De terminar en su poder, quién sabe lo que podría pasarte. Quién sabe, siquiera, si no podrían hacerle lo mismo que te hicieron a ti a otra persona. Estoy convencido de que el orbe es punto clave en sus experimentos e investigaciones, y seguramente, un elemento clave para entender el Mundo de las Cartas y a las almas. Por eso hay que protegerlo a toda costa.


>> Hablar con Seur: ¿quiénes son "ellos"?

 

Ian Lockhart

Eso explicaba un par de cosas, sí.

Volví a mirar hacia arriba, viendo cómo las personas subían y bajaban cada tanto. Hice una mueca; no soportaba la idea de que alguien más estuviese utilizando mi baraja, sobre todo sabiendo qué tipo de persona era. La impotencia era frustrante.

—De acuerdo, hemos hablado mucho sobre ellos, lo que hicieron e incluso un poco de lo que quieren hacer, pero exactamente, ¿Cuánto abarca ellos? Porque no parecen ser sólo los del culto. El dueño de la fábrica estaba también sobre mí. ¿Tengo también a todo el gobierno encima mío, además?


>> Hablar con Seur: ¿quiénes son "ellos"?

 

—Hm. Nuestros enemigos, ¿huh? Quienes te persiguen expresamente son los que menos nos deben preocupar, de hecho: ellos solo son mercenarios contratados para capturarte, nada más. Sí que me preocupa que tengan convertidores en su poder, ¿tanta confianza tienen en ellos como para cederles esos aparatos?

>> Pero nuestro verdadero enemigo, muy probablemente, es el Gran Profeta. Él es la cara visible del Culto, miembro del consejo de Gobierno de Valm y conocedor de todos los secretos de la región. El Culto en sí es una institución corrupta que, apuesto, tiene como verdadera finalidad algo mucho más perverso que venerar a la Creadora. De eso me tuve que dar cuenta por las malas... —suspiró, frunciendo el ceño con rabia y culpabilidad al mismo tiempo—. Es bastante probable que muchas otras personas sepan la verdad sobre las cartas y sobre las almas: es un secreto de estado para la mayoría de la población, pero figuras de autoridad deben saberlo. No dudo que todo el Consejo de Gobierno, incluyendo a los duelistas supremos, lo sepan; y, junto a ellos, personas como los encargados de las Fábricas de cartas y demás figuras de autoridad también deben saberlo. Valm se mueve en torno a las cartas y las almas, al fin y al cabo. Sin embargo, discernir quiénes son amigos y quiénes son enemigos en base a si saben o no el secreto no me parece muy fiable. En el Consejo hay siete personas elegidas por el pueblo que, seguramente, si es que saben del secreto, lo conocerán solo al ser seleccionadas, y... los Duelistas Supremos no me parecen, personalmente, enemigos. Sin embargo, el Gran Profeta sí que lo es. Y él tiene una influencia muchísimo mayor que la del resto de miembros del Consejo o que cualquier otra persona de Valm. Él es el enemigo. Y esos mercenarios que te siguen, los jefes de las Fábricas de cartas... todos ellos, seguro, trabajan para él. Cayendo él, caería toda esta enorme mentira. Me apuesto lo que quieras.


Tras toda aquella charla, Seur suspiró una vez más. Colocó una mano en el hombro de Ian, entristecido, y dijo:

—... eso es todo cuanto sé, chico. Y lamento decirte que, ahora mismo, no hay forma de que salgamos de aquí. Al menos no la conozco, de existir. No podemos... hacer nada. No de momento.

>> Solo podemos rezar porque en un momento dado, nos crucemos con otra gente y podamos interactuar con las personas que estén atrapadas en otras cartas. Es lo único que podemos hacer en este estado; si alguien tiene alguna información que desconozcamos, quizá... podamos escapar de este aciago destino. Pero eso, en realidad, es más bien una ensoñación. No tengas demasiadas esperanzas al respecto.

>> Estaría bien que hablases con tus cartas, Ian. Hay... un par de personas aquí que pueden contarte cosas interesantes mejor que yo. Habla con ellos, ¿quieres? —tras decir eso, empezó a flotar—. Oh... supongo que le toca el turno a Lucario EX, ¿huh? —Seur miró hacia arriba, y sonrió—. No te preocupes. Esto es bueno, ahora mismo. Con suerte... podré ver qué está pasando ahí fuera. Hasta pronto, Ian.


Y se marchó, perdiéndose en el cielo.

Así que... hablar con las otras "cartas", ¿huh?

>> Charlar: niño pequeño vestido de forma antigua.
>> Charlar: anciano con túnica de colores.
>> Charlar: mujer grande.
>> Charlar: hombre gordo.

 

Ian Lockhart

Así que el Gran Profeta; eso explicaba aquella mala sensación que tenía cada vez que pensaba en el culto. Inconscientemente le temía a ese lugar por todo lo que me había pasado. Cayendo él caería lo demás, ¿Pero cómo hacer semejante cosa? Ni siquiera sabíamos de algún método para salir de aquí. ¿Si quiera había alguno? Lo dudaba, algo así sería desastroso para los del culto.

Me quedé mirando a la nada varios segundos, y entonces reparé en un anciano vestido con una túnica de colores. ¿A caso sería la representación de Ho-oh? Curioso, me acerqué a él.
Charlar: anciano con túnica de colores.

 

El hombre anciano vio cómo Ian se acercaba y, con sus ojos dorados, sonrió de forma solemne.

—Bien'venturado eres, harto'nor verte en persona —uh, hablaba... raro. Como si su pronunciación y su dialecto fuese antiguo, contrayendo palabras y formando frases de forma casi arcaica—. Fénix es el nombre'e pertenece, Ian'l tuyo. Vernos'quí, quizá cosa dest'ino... aunque terrible acon'cimiento es este, temo. Significa que has ca'ído... ¿n'hay futuro para nos'?

Reflexivo, acarició sus largas barbas, en las cuales llevaba engarzados varias esferas de diferentes colores.

—... Ho-Oh, es mi'lma. Ya habrás d'imaginar, m'supongo. Varias cosas puedo decirte, joven. Tuya ventura aciaga, me temo. ¿Deseas oír'o que he d'ecir?

Ehm, si Ian no había entendido mal, decía que tenía cosas que contarle y que no auguraba nada bueno para Ian. Vaya, qué positivo todo, ¿no?

>> Hablar con Fénix: escuchar lo que tenga que decirte.
>> Hablar con Fénix: preguntarle algo (pregunta libre)
>> Charlar: niño pequeño vestido de forma antigua.
>> Charlar: mujer grande.
>> Charlar: hombre gordo.

 

Ian Lockhart

Uff, se notaba que Fenix era un ser antiguo, sí. Normal que fuese un pokémon legendario; eso, sin embargo, hacía que me cuestionase algo: ¿Desde hace cuanto tiempo las personas eran encerradas en cartas? Seur me había dicho que llevaba muchísimo tiempo, ¿Pero serían siglos, o incluso milenios? La historia de Valm nunca había sido demasiada exacta con los detalles. Quizá, incluso, lleva desde la fundación del culto, desde los orígenes de Valm.

Lo que significaría —para mi horror— que toda la región se había cimentado en base al tráfico de almas. Estaba seguro de que Valm era lo que era gracias a las cartas, aunque nunca hbaía entendido el cómo. Simplemente sabía que todo giraba en torno a ellas, y ahor que sabía el motivo, podía decir con mayor seguridad que todo lo que se ha logrado se ha logrado a base del uso de estas almas. A base de privar de su libertad permanentemente a miles, quizá millones de personas a lo largo de la historia, de manera incesante. Éstas personas personas habían pasado lo mismo que yo, pero muchísimas veces más horrible, pues yo a penas tenía recuerdo alguno. Por su parte, ellos tenían que vivir una existencia eterna encerrados aquí, en el mundo de las almas. Un lugar vacío lleno de la nada más absoluta, obligados a combatir incesantemente.

Y yo... yo me hacía llamar un coleccionista. Coleccionaba almas, y las consideraba meros objetos divertidos de tener y de conseguir. Por supuesto, ene se momento desconocía todo lo que eso implicaba, pero ahora que la verdad me golpeó como una cubeta de agua fría, de pronto mi "oficio" me repugnó. Seguir siendo un coleccionista no era muy diferente de lo que el culto hacía, ¿Eh?

Esperaba que fuese un recuerdo falso, y que no llevase más de unas semanas —el tiempo que viajaba con Seur— dedicándome a ello. De todos modos, no es como que dejar aquella afición cambiase demasiada las cosas; ellos seguirían siendo cartas las coleccionase o no, así como al parecer yo lo seguiría siendo de ahora en adelante. Si quería terminar con esto, tal y como dijo Seur, había que cortar el problema de raíz, desde el gran profeta. La incógnita sin embargo, era obvia y enorme.

¿Cómo podía lograr una tarea de semejante magnitud, más aún en mi posición actual?

Tendría que recopilar toda la información posible.

>>Adelante, como Seur ha dicho... tengo todo el tiempo del mundo.

Hablar con Fénix: escuchar lo que tenga que decirte.

 

Fénix acarició sus barbas, cerrando los ojos de forma solemne.

—... ego era u'alto cargo del Culto, hace muchos, muchos lustros. S'inició captura d'almas poco antes de ego estar allí; no supe bien co'mo era e'proceso, mas lucí'a magia a mio'jos. S'usaba como castigo n'uninicio, para criminales, inf'eles, he'rejes. Las almas 'ran convertidas en piedras n'nuestro mundo, brillantes piedras. No'xistían cartas.

>> Ego, meo compañero e'uestros sub'odinados fuimos convertidos tempo'trás, mas no'xistían cartas n'la época. Nostante, 'ora ego e'carta, ¿vertat? Conclusión m'face 'vidente: pasé d'roca a carta. M'alma fue traspasada.

Uh, por lo que podía entender Ian, Fénix decía que él, en efecto, provenía de una época muy, muy lejana... ¿de modo que el tiempo ahí no pasaba, y la gente no moría, no envejecía? Al parecer, se recluían almas en piedras brillantes, no en cartas, en su época, y él fue recluido en una, pero ahora es una carta... por lo que de alguna forma, su alma fue traspasada. Eso... eso querría decir que...

Fénix asintió.

—Penso 'gual que tú, Ian. Si'e posible traspasar alma, ¿posible 'mbién deshacer el cambio? ¿Posible volver a'uestro mundo? Tal vez. Mea'ospecha es'sa, desde luego.

T-Tal vez había una opción de salir de allí, ¿huh?

En fin, una buena noticia, al menos, pero... igualmente, no podían hacer nada por lograr ser devueltos al mundo real, en cualquier caso. No estando allí. Alguien de fuera debía hacerlo, y ellos no tenían influencia en el mundo exterior. Ugh.

En fin, si no tenía nada que decirle a Fénix, sería mejor seguir hablando con los demás.

>> Hablar con Fénix: preguntarle algo (pregunta libre)
>> Charlar: niño pequeño vestido de forma antigua.
>> Charlar: mujer grande.
>> Charlar: hombre gordo.

 

Ian Lockhart

Así mientras asimilaba todo lo que me contaba Fénix; así que, tal como Seur, él también había sido un miembro del Culto, el cuál fue convertido en carta hace muchísimo tiempo. O más específicamente, en una piedra. Que luego se transpasó a una carta, ¿Así que podían pasarse las almas de un lugar a otro? Entonces quizá...

Fénix terminó de confirmar mis sospechas, al pensar él lo mismo. El problema claro seguía siendo cómo salir. Aún así, el culto me producía extrema curiosidad, y no podía desaprovechar aquella oportunidad para preguntar. Lo primero sería preguntar un poco sobre el propio Fénix.

—Me has dicho —dije, aclarándome la garganta— que eras un alto miembro del culto, y que tú y tus subordinados fueron convertidos en piedra ne algún momento. Sin embargo, se supone que sólo se utilizaba en criminales, infieles, y herejes. Por tanto, me veo obligado a preguntar, ¿Qué fue lo que ustedes hicieron para terminar en este estado?

> Hablar con Fénix: preguntarle algo (pregunta libre)

 

Fenix acarició sus barbas.

—... rebelión —musitó, entrecerrando sus ojos con ira—. Eramos miembros l'culto, como ego he'dicho. Mas escubrimos que'osas raras succed'ían. L'Gran Profeta nen'quella época comenzó a'sar el poder de las almas co'mo castigo, mas algo'straño había'llí, y ego e meo compañero... tratamos d'investigar. Fuimos silencia'dos, acusados d'herejes y reb'eldes. Y nestros subordinados cayeron con nos...

Suspiró.

—Ego'chó de menos a'meo subordinados, debo decire. Ojalá 'stén 'quí.


>> Hablar con Fénix: preguntarle algo (pregunta libre)
>> Charlar: niño pequeño vestido de forma antigua.
>> Charlar: mujer grande.
>> Charlar: hombre gordo.

 

Ian Lockhart

Asentí; era la opción más lógica; en verdad esperaba que Fénix pudiese darme más detalles sobre lo que había descubierto, pero al parecer había sido silenciado antes de llegar al fondo de aquello.

Le agradecí al hombre su ayuda y, tras una breve despedida, comencé a vagar de nueva cuenta por el mundo de las cartas. Un lugar oscuro, vacío y monótono. Admiraba a sus habitantes por la fortaleza mental que tenían; cualquiera pensaría que, tras siglos de encierro, uno simplemente dejaría de pensar en algún momento.

Mis pasos me llevaron hasta un hombre gordo; la única carta de mi baraja que parecía encajar con él era Slaking, ¿De verdad sería él?

—Disculpe —le hablé, llamando au atención—. ¿También forma parte de mi baraja?

Charlar: hombre gordo.

 

El tipo se rio ampliamente al ver a Ian, y le dio un fuerte abrazo.

—¡Hombre, Ian, qué ganas tenía de verte, de veras! Qué, ¿tienes alguna idea de quién soy? ¡Soy una de tus primeras cartas, joder! Me llamo Urko, y soy la forma física de Mega-Blastoise. ¡Ya podrías usarme más, empiezo a sentirme marginado, sabes!

Vaya, era... un tipo bastante curioso. Alegre y optimista, incluso en aquella situación... y hablaba de forma muy jovial y coloquial, pese a que estaría en torno a los treinta o cuarenta años. ¿Sería él de una época más reciente? Por la forma de hablar... lo parecía.

>> Hablar con Urko: ¿De qué época eres?
>> Hablar con Urko: preguntarle algo (pregunta libre)
>> Hablar con Fénix: preguntarle algo (pregunta libre)
>> Charlar: niño pequeño vestido de forma antigua.
>> Charlar: mujer grande.
>> Charlar: hombre gordo.