One-shot de Naruto - Tarde en el parque [Uzumaki-Uchiha Family]

¡Hola a todos en FFL! Aquí vengo con este escrito. Espero que sea de su agrado. Cabe decir que estoy volviendo a esto de escribir, así que es muy probable que tenga errores (espero que no muchos) sepan perdonarme. HellitA, no me he olvidado de tu SasuSaku<3

Tarde en el parque​

―¡Boruto! ¡Deja eso! ¡N-No corras! ¡Oi…!

―¡Déjame en paz, me estoy divirtiendo-ttebasa!

Naruto cerró los ojos y suspiró con cansancio. Ya había perdido la cuenta de las tantas veces que le había llamado la atención a su hijo y este no hacía más que ignorarlo olímpicamente. Todo sería diferente si Hinata estuviera presente, el pequeño actuaba de forma más tranquila con la presencia de su madre.

―Lo siento, se entusiasma mucho cuando venimos al parque ―se excusó sonriendo algo apenado el mayor de los Uzumaki.

―Tranquilo, Naruto. Déjalo que juegue, de esa forma gastará sus energías ―habló Sakura comprensiva. Luego bajó su mirada a su hija que estaba sentada a su lado―Sarada, ¿por qué no vas a jugar con Boruto?

Esa pregunta sacó bruscamente de sus pensamientos a la de cabellos oscuros, quien tranquilamente disfrutaba una rica bebida de frutas, ausente a la charla de los mayores. Miró a su madre con una confusa expresión en su rostro. ¿Por qué querría ella jugar con el hiperactivo rubio, quien no paraba de correr de aquí para allá, gritando con otros niños y sucio de tanto jugar en la tierra?

Sakura captó en seguida las intenciones de negar aquella propuesta de ella.

―Vamos, ¿no querrás escuchar una aburrida plática de adultos, verdad?

Sarada sabía que no podría librarse de aquella situación, así que sin muchas ganas aceptó. Se bajó de su asiento y, antes de dirigirse con Boruto, miró a su padre por última vez, buscando un salvador, pero solo recibió un movimiento de cabeza de Sasuke en señal de que fuera.

―Cuida que no se meta en problemas, Sarada-chan―le dijo Naruto animado.

―Como si eso fuera posible, siempre se mete en problemas―pensó la joven Uchiha―Hai… ―respondió en voz alta, alejándose de los adultos y en camino a encontrarse con el de ojos azules.

No tardó mucho en encontrarlo. Lo halló queriendo subirse a un árbol bastante alto y frondoso, lo veía tratando de trepar sin muchos resultados, se caía al suelo ni bien llegaba a la mitad del tronco.

―De todos los juegos que hay, ¿por qué intentas subir un árbol? ― interrogó Sarada acercándose al chico―Tú sí que eres raro.

―¿Eh…? ―Boruto no la había visto acercarse, se sorprendió al oír su voz detrás de él― Ah, Sarada eres, tú ―agregó frunciendo el ceño ante el cometario. Se levantó, se sacudió un poco sus ropas y, mirando fijamente al árbol contestó― ¿Acaso no estabas con nuestros padres? ―evadió la pregunta tomando distancia para intentar nuevamente subirse.

―Lo estaba, pero me han mandado vigilarte. Te metes en problemas muy a menudo ―respondió la chica con aires de autosuficiencia, viéndolo comenzar a correr hacía el árbol.

―¡No me meto en problemas! Busco aventuras, que es diferente ―se defendió frenando su carrera―Deberías intentarlo, así no pasas aburrida todo el día― agregó desafiante, sonriéndole victorioso.

―¿Qué aventura hay en treparse a un árbol habiendo muchos juegos aquí? ― le reprochó un poco enojada, le molestaba bastante que la tratara de aburrida.

―¿Qué acaso no lo oyes?

―¿Oír qué?

Boruto le hizo una señal para que dejara de hablar. Sarada obedeció sin entender, se quedaron ambos en silencio unos segundos y ahí fue cuando la chica escuchó, era un maullido. Buscó con la mirada el origen de ese sonido y se topó con un pequeño gatito arriba de aquel árbol que tanto intentaba Boruto subir. Entonces comprendió.

―Parece estar perdido, se ve asustado― Explicó sin mirarla, sus ojos estaban fijos en la cima del árbol― He estado intentando subir para bajarlo, pero no lo he logrado.

Sarada lo escuchaba atentamente, su voz denotaba preocupación. Nunca creyó que él hiciera tanto esfuerzo por un animalito indefenso, pero a la vez le agradó el hecho de que el tonto de Boruto tuviera cierta empatía por los animales.

―¿Qué quieres que haga? ―habló Sarada de repente. Boruto la miró confundido― Voy a ayudarte a bajar ese gatito, ¿cómo planeas hacerlo?

Boruto cerró sus ojos pensativo. La verdad era que no tenía prácticamente nada planeado.

―Bueno… La verdad que no tengo idea-ttebasa― confesó riendo algo avergonzado. Sarada rodó los ojos, no sabía por qué hizo esa pregunta, en primer lugar, es de Boruto de quien estábamos hablando.

―Haremos esto ― el chico la miró enseguida algo sorprendido, qué rápido había ideado un plan― Si me subo a tus hombros, es probable que llegue a una altura considerable. ¿Qué tienes en los bolsillos?

―¿Eh? Pues… ―comenzó a indagar en ambos bolsillos de su pantalón― Tengo chocolates ―dijo mostrándoles los dulces. La chica se los arrebató de inmediato.

―Bien, usaremos esto de carnada. Si bien no llegaré hasta donde se encuentra exactamente, quizá pueda hacer que se acerque lo suficiente para que lo atrape.

Boruto escuchó con suma atención lo dicho por Sarada, parecía ser un plan bastante sencillo.

―¡Hagámoslo-dattebasa! ―exclamó entusiasmado el Uzumaki, pero de inmediato recibió una reprimenda de parte de la chica.

―No hagas escándalo, lo asustarás más de lo que ya está.

―Hai, hai…

Y así dio comienzo el plan de rescate de ambos chicos. Boruto se colocó de espaldas al árbol y, poniendo las manos juntas y extendidas hacia adelante, le hizo una señal a Sarada para que tomara impulso colocando su pie sobre las manos del chico y así poder subir a sus hombros.

Esa primera parte del plan comenzaba bien. Estando Sarada sobre los hombros de Boruto comenzó a llamar al gatito con una dulce voz, tratando de esa forma de que el animal fuera acercándose a ella poco a poco.

El felino seguía maullando y parecía que no se iba a mover de allí, pero al ver cómo Sarada le extendía uno de los chocolates, el gatito empezó a moverse muy lentamente.

―Vamos, ven. Mira lo que tengo para ti ―hablaba la chica Uchiha, estirando lo más que podía sus brazos y tratando de no perder el equilibrio.

Boruto no la estaba pasando muy bien allí abajo.

―¡Estúpido gato, que se apresure! ―se quejaba Boruto, esforzándose lo más que podía en sujetar a la chica de los pies.

―¡No grites, lo asustarás!

―Ash, esta es la última vez que intento ser un héroe ―pensó con fastidio.

Mientras Boruto seguía quejándose, Sarada veía como poco a poco el gatito se iba acercando a ella en busca del chocolate que le extendía.

―Eso es es… un poco más.

Sarada por fin pudo sentir el pelaje suave en su mano, soltó en seguida el dulce que sostenía y en un veloz movimiento sujetó con ambas manos al animal. De sujetarlo tan fuerte provocó que este volviera a asustarse, aún así, con el fuerte agarre de la chica le fue inútil poder escapar, pero del miedo el minino rasguñó el brazo de Sarada.

―¡Sarada!

Boruto gritó al ver cómo su compañera perdía el equilibrio y caía. Intentó atraparla, pero del golpe ambos cayeron al suelo.

―¿Boruto, estás bien? ―preguntó la Uchiha, quitándose de encima del chico, todavía con el animal, más calmado, en brazo.

―Duele, duele… ―gimió sentándose lentamente en el suelo, sobándose tanto la cabeza como la espalda del dolor― ¿No has pensado en hacer dieta? ―bromeó.

―¡Cállate, tonto!

―Shh o lo asustarás-ttebasa ―advirtió señalando al recién rescatado.

Sarada dirigió su vista al gatito que yacía en sus brazos, ya no estaba asustado, se sentía cómodo en el regazo de la chica.

―¡Papá, por aquí, lo vi por aquí!

Ambos chicos se giraron ante aquellas palabras y se encontraron con una niña acompañada de un adulto.

―¿Estás segura que lo viste por estos lados?

―Sí, papá. Lo vi trepado en uno de estos árboles.

Boruto y Sarada se miraron sorprendidos. Por lo que lograron escuchar, era muy probable que ellos fueran los dueños del felino que acababan de ayudar. Ambos se pusieron de pie y se acercaron a ellos.

―¿Esto es lo que buscan? ―habló el chico señalando al gatito en los brazos de su compañera. Los ojos de la niña inmediatamente brillaron al encontrar a su perdida mascota.

―¡Miko-chan! ―exclamó la niña de felicidad, tomando a su mascota en brazos, abrazándolo y dándole besos-―¿Ustedes encontraron a Miko-chan? ¡Muchas gracias!

―No hay de qué ―habló Sarada con una sonrisa de satisfacción en el rostro―Nos alegra que estén reunidos devuelta.

―Muchísimas gracias, chicos ―agradeció el padre de la niña― Vamos, hija, Miko debe estar con hambre.

La niña asintió y se fue junto a su papá, no sin antes volver a agradecer a ambos jóvenes por ayudar a su preciado minino.

Boruto también sonrió orgulloso por el éxito de su reciente rescate, sin importar el golpe que ambos sufrieron en el proceso. Lo importante era que una niña continuaba feliz al lado de su adorada mascota.

―Sarada, vamos a… ―el Uzumaki dejó de hablar abruptamente al ver la herida en el brazo de su compañera―¡Estás herida! ―gritó alarmado.

―Del susto me rasguñó, pero no es nada, no hagas un alboroto ―reprendió cubriendo la zona con su otra mano―Vamos con nuestros padres de una vez ―ordenó comenzando a caminar en dirección hacia los adultos, dejándolo atrás.

Boruto la siguió, no muy convencido de las palabras de la chica. Si bien esa herida no se veía profunda ni nada, estaba seguro de que eso debía de doler.

―¡Sarada, Boruto, por aquí! ―sintieron que los llamaban, era Sakura que se acercaba a ellos seguida por los otros dos adultos― ¿Qué estuvieron haciendo?

Boruto iba a comenzar a explicar la gran aventura que habían vivido aquella tarde, pero Sarada lo interrumpió en seguida.

―Nada en particular, ¿Podemos irnos a casa?

Sakura algo confundida por la repentina pregunta dirigió su mirada hacia Sasuke, él asientió y comienzó a caminar seguido de su hija.

―Boruto, gracias por jugar con Sarada ―dijo Sakura con una sonrisa sincera en su rostro, colocando su mano en el hombro del chico―Nos vemos otro día. Adiós Naruto.

―Nos vemos, Sakura-chan―saludó el mayor de los Uzumaki― ¿Todo bien con Sarada-chan, Boruto? ―indagó.

―Quién sabe. Ella es una chica muy rara ―concluyó suspirando con resignación.

―Mira quién habla de rarezas ―dijo divertido Naruto, despeinando los rubios cabellos de su hijo.

―¡Ah, basta!

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―Sarada.

La chica supo inmediatamente la intención de su padre, sabía que nada se le escapaba.

―¿Sí, papá?

―¿Cómo te hiciste esa herida?

Sarada destapó el lugar donde se había lastimado retirando su mano. Miró hacia atrás antes de responder, su madre se iba acercando a ellos.

―Está bien, pero no frente a mamá, o se pondrá histérica.

―Hmp ―Sasuke sonrió de medio lado― Al llegar me lo explicas ―añadió rodeando a su hija con su brazo, de paso ayudándola a tapar la zona lastimada. Sakura podía ser muy, demasiado sensible al ver a su hija hasta con el más simple rasguño.

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Bueno, esto fue lo que salió. Perdonen si está medio raro o asdf. No se me ocurrió otra cosa para el final, gomen y gracias <3