Miriam Dent Una vez que Bee, sus hermanos y ambos Drimogemon se perdieron de vista, me giré hacia mis compañeros. La batalla había sido dura, pero habíamos vencido. ¡Y no era sólo eso! Porque no sólo conseguimos que aquel villano verde huyera cual cobarde, ¡también habíamos recuperado a la familia de Bee y liberado de su control maligno a los digimon topos! ¡Éramos unos héroes! Asentí a las palabras de Matthew, lista para ponerme en marcha. Pese al miedo que había estado arrastrando desde el incidente en las aguas termales, ahora me sentía tan relajada y en paz. ¡Y muy, muy feliz! La idea de pelear seguía sin gustarme, pero si al hacerlo podíamos salvar a digimons tan buenos y nobles como los que había conocido en estos dos días... Bueno, estaba dispuesta a luchar por este mundo. Me agaché junto a Armadillomon y acaricié su cabeza. No parecía herido, pero sí un poco exhausto. Me sentía un poco mal por él. Mi amigo nunca había dudado al momento de pelear, prácticamente había lidiado con la situación solo y su evolución era prueba de ello. Si de verdad quería cambiar y ayudar, debía empezar por ser un mejor apoyo para él. —Armadillomon, ¿no estás cansado? Has gastado mucha energía y es mejor que descanses. ¿Quieres que te cargue?
Jake Matterson. Drimogemon fue finalmente derrotado; cuando eso pasó, un aro negro cayó de su taladro, rompiéndose en pedazos. Com ello, el digimon comenzó a comportarse tal y como nos habían dicho que se comportaban los de su especie. ¿Qué era aquel aro? ¿Cómo lo había logrado ese digimon llamado Ogremon? —Al parecer, el mundo digimon no es tan pacífico como yo pensaba —comenté, rascándome la nuca—. Bueno, mientras tengamos a nuestros compañeros digimon, podremos seguir avanzando. Bee y sus hermanos estaban juntos de nuevo, y los drimogemon eran libres una vez más. Sólo nos quedaba ajustar cuentas con ogremon. —¿Me parece que ya es momento de reanudar la marcha, no creen?
Irina Duval Solo cuando todos habían acabado despidiéndose y volvíamos a estar solos nosotros cinco, me permití soltar un gran suspiro cargado de alivio, liberando así toda la tensión de la que se habían estado haciendo cargo mis pequeños hombros hasta ahora. Ya está, el peligro había acabado. Y una vez más, nosotros habíamos salido victoriosos gracias a nuestros queridos digimon. Me agaché junto a Gomamon, quien ya había vuelto a su forma original, y le acaricié su suave y niveo pelaje con cuidado por si se encontraba herido. —Gracias por tu ayuda, Gomamon. Es increíble cómo una cosita tan pequeña como tú puede ser tan fuerte en su interior —le sonreí. Realmente le admiraba mucho—. ¡Tengo que aprender mucho de ti! La voz de los demás me recordó que era hora de ponernos en marcha una vez más. Con las indicaciones que aquellos amables digimon nos habían proporcionado, sería mucho más fácil hallar la salida indicada. ¡Porque sí, aquellos digimon eran muy amables! Ellos no tenían culpa de lo que Ogremon les había hecho, así que para mí no tenían culpa alguna. Así, todos comenzamos una vez más la marcha por aquel tunel, con los mayores guiándonos como podían. Al menos era seguro que Matt y Jake tendrían mejor sentido de la orientación que nosotros. Mientras tanto, me acerqué con cierta timidez a Miriam, quien aún se encontraba hablando con Armadillomon. No quería interrumpir, pues sabía que después de lo ocurrido, ambos tendrían mucho de lo que hablar. Pero... ¡me habían preocupado mucho! —¿Miriam? —murmuré, tirando levemente de su camiseta para llamar su atención, con la mirada clavada en mis pies. Respiré hondo y alcé la cabeza, con mis orbes azules brillando por las lágrimas que querían comenzar a acumularse—. ¿Estáis bien? No... No os han hecho daño, ¿verdad? Tenía mucho miedo, ¡vosotros estábais solos contra ese digimon malo, y no podíamos ir a ayudar! Si os hubiesen llegado a hacer algo malo... Limpié rápidamente mi rostro con mi mano, avergonzada. Tantas emociones seguidas definitivamente pasaban factura.
Miriam Dent —¡Estamos bien! —le aseguré a Irina, presurosa por tranquilizarla. Di unas cuantas palmaditas en el suelo para invitarla tanto a ella como a Gomamon a nuestro lado—. Cuando nos separamos, tuve mucho miedo. ¿Cómo se suponía que pelearía yo sola? Pero Bee nos necesitaba y estábamos tan cerca de sus hermanos... No tenía más opción que ser fuerte y seguir. >>Y cuando NiseDrimogemon apareció, supe que tenía que dejar mis miedos atrás y pelear. De lo contrario, creo que no estaríamos aquí. Me estremecí ante la idea. Por suerte las cosas habían acabado bien para nosotros, pero... Ya no podían quedarnos dudas de algo muy peligroso nos seguía, una maldad que estaba dispuesta a alterar la naturaleza gentil de los digimons. No podíamos dejar que se salieran con la suya. —De todas formas yo no hice nada. Fueron Armadillomon y Bee quienes lucharon con valor para defenderme. Pero creo... ¿Sabes? Hubo un momento, cuando el digivice se activó y apareció Digmon, en ese instante... Lo único en que pensaba era en todos los digimons buenos que habíamos conocido y que no era justo que estas cosas les estuvieran ocurriendo. Creo que por eso ya no sentiré tanto miedo al pelear—. Y me giré hacia ella para darle mi mayor sonrisa—. Tenías razón. Sólo debía esperar mi momento.
Irina Duval No dudé mucho en tomar asiento junto a ella y Armadillomon, aliviada de ver que, en efecto, ambos estaban sanos y salvos. Abracé mis rodillas en una postura más cómoda, y me dispuse a escuchar su parte de la historia con genuina curiosidad. ¡Me intrigaba tanto saber qué había ocurrido al otro lado de la batalla! Un ligero escalofrío me recorrió la espalda al ponerme en la piel de mi amiga. Me imaginé allí, a escasos metros de liberar a la familia del pobre Bee, completamente sola y asustada. Imaginé también su temor de poner en contacto a su amigo digimon contra aquella enorme bestia, a sabiendas de que tenían una clara desventaja. Como un fugaz recuerdo que había tratado de olvidar, regresó a mi memoria el rostro de Kokatorimon, asociando ambas experiencias. Y entonces, pude comprender mejor la emoción que debía sentir Miriam al ser consciente de la enorme valentía que en verdad tenía. Al fin, había encontrado su momento. No... ¡Ambas lo habíamos hecho! Y ahora que estábamos todos allí, nosotras y nuestros digimon, podía notar con claridad que habíamos crecido un poquito desde el inicio de nuestro viaje. —¿Ves? Te lo dije —le sonreí, apoyando mi mejilla sobre las rodillas mientras la miraba. Y entonces, agregué—. ¡Estoy orgullosa de ti! Medité un segundo mis palabras, ante la atenta mirada de nuestros pequeños amigos, y agité rápidamente la cabeza, en un intento por corregir lo dicho. —¡De todos, estoy orgullosa de todos, por supuesto! Vosotros sois los verdaderos héroes aquí, al fin y al cabo —reí ligeramente, algo avergonzada. No quería excluir a nadie, pero me alegraba en especial por el pequeño cambio de Miriam. Volví a mirar a la niña, antes de echar un rápido vistazo al resto de presentes—. ¿Crees que quede mucho camino por delante hasta la siguiente parada? N-no es que ya esté cansada pero... Ojalá estuviesemos en las aguas termales de nuevo, jo.
Miriam Dent —¡Es cierto! —exclamé, cerrando mis brazos en torno al caparazón de mi compañero—. Gomamon y Armadillomon, ustedes son nuestros héroes. ¡Oh! Y claro que Veemon, Renamon y Guilmon también. No sé qué sería de nosotros si no los hubiéramos conocido, chicos. Y era cierto. De no ser porque ellos nos estuvieron esperando en el Pueblo de los Inicios, ¿qué habría sido de cada uno de nosotros? ¿De qué manera podríamos habernos defendido de estos enemigos mientras buscábamos alguna pista para regresar a casa? Ser parte de los míticos niños elegidos estaba siendo una ardua labor y aún desconocíamos tantas cosas de este mundo y sobre aquello que nos acechaba. Sí, fuimos verdaderamente afortunados. <¿Crees que quede mucho camino por delante hasta la siguiente parada? N-no es que ya esté cansada pero... Ojalá estuviesemos en las aguas termales de nuevo, jo.> —Pues yo espero que ya quedo poco para salir, tengo muchas ganas de ver el sol. Estar rodeada entre tantas rocas comienza a cansar un poco, ¿no crees? >>Sí, a mí también me gustaría regresar allí. El tiempo que pasamos fue bastante corto con todo lo que allí sucedió... —El recuerdo del enfrentamiento contra Monochromon y las treta de Kokatorimon surgieron, pero no me dejé influir por ellos. Teníamos una razón para luchar y liberar a los verdaderos digimon buenos, teníamos la fuerza para lograrlo. Sin embargo, ¿estaríamos a tiempo para salvarlos a todos?—. Oye, Irina, ¿crees que Jijimon y Babamon estén bien?
Irina Duval —Por supuesto que lo estarán, ellos son muy fuertes —aseguré con convicción. Sin embargo, oculté en lo más profundo de mis palabras un pequeño atisbo de duda. Intenté despejar mi cabeza de ese sentimiento recordando a la adorable pareja de ancianos, con la mirada perdida en algún punto de mi alrededor—. Ellos se tienen el uno al otro, ¡y se quieren mucho en realidad! >>Cuando encontré el cuerpo petrificado de Gomamon, Kokatorimon nos cortó el paso. Jijimon se quedó a luchar contra él el suficiente tiempo como para que pudiese llegar junto a Babamon, quien tenía la solución para mi amigo. Pero Jijimon cayó, y Babamon, después de ayudarnos, fue rápidamente a su rescate... A pesar de saber que no podría contra él ella sola. ¡Son geniales! "Al menos, Kokatorimon no volverá a molestarles a partir de ahora", pensé para mis adentros, convencida. Sin embargo, una pequeña punzada de culpabilidad me hizo sentir mal en aquel instante. Enterré mi cabeza entre mis rodillas, evitando hacer contacto visual con nadie. Mi voz tembló por unos instantes. —Miriam... —murmuré, aguardando unos segundos antes de continuar hablando—. Si esos digimon malos quieren ir contra nosotros, entonces... ¿E-es nuestra culpa que los buenos digimon que están junto a nosotros sufran las consecuencias? >>Jijimon y Babamon... ¿Lo pasaron mal por nuestra culpa?
Miriam Dent <—Miriam... Si esos digimon malos quieren ir contra nosotros, entonces... ¿E-es nuestra culpa que los buenos digimon que están junto a nosotros sufran las consecuencias?> Guardé silencio, sin saber que responder. Porque lo era, ¿verdad? Era nuestra culpa, ¿o no? Desde nuestra misteriosa llegada al Digimundo, todo se había basado en peleas. Algunas de ellas a causa de malentendidos y juegos, pero las otras... Los últimos tres combates en lo que habíamos estado involucrados podían habernos costado la vida. ¡Pero eso no era todo! Habían digimons maquinando desde las sombras que querían hacerse con el control de este mundo. Por eso nos buscaban tan desesperadamente, por la leyenda que Leomon nos contó. <Jijimon y Babamon... ¿Lo pasaron mal por nuestra culpa?> —Sí, yo... Yo creo que sí. ¡Quiero decir! No... No es como si nosotros quisimos lastimarlos a propósito. Estábamos cansados y hambrientos y sólo les pedimos hospedaje. Es culpa de digimons como Kokatorimon y Ogremon, que no les importa dañar a otros ni manipularlos. —Cierro mis puños, intentando contener la rabia que sentía. El sentimiento bulle en mi interior y en lo único que puedo pensar es en querer derrotarlos. >>Ellos son los responsables de causar dolor a digimons buenos como Bee y sus hermanos, a pobres ancianos como Jijimon y Babamon o pacíficos como Monochromon y los Drimogemon. —Vuelvo a concentrarme en Armadillomon, apoyando el rostro sobre su caparazón y trazando líneas imaginarias en él. Poco a poco empiezo a calmarme, aunque no por ello me siento mejor. Me sentía superado por tantas emociones—. Supongo que... No tenemos de otra más que pelear. Al menos así podremos salvar a todos. Contenido oculto Ya no sé ni qué estoy escribiendo. Me siento tan confundida como Miriam y ni siquiera me había dado cuenta...
Jake Matterson Continuamos con nuestro recorrido por el túnel, conmigo y Matt en el frente. Sin embargo, ahora que éramos un grupo más numeroso, no teníamos necesidad de hablarnos entre nosotros dos, y el silencio de Matt lo había dejado en claro. Y bueno, ¡Yo tampoco estaba urgido por conversar, realmente! Me contentaba con oír la plática de los más pequeños a la distancia. Estaban tratando de darse coraje entre ellos, sobre todo las dos chicas, y eso era genial. Pero algo de lo que dijeron me hizo pensar. ¿Sería de verdad nuestra culpa que todos estos acontecimientos estuviesen pasando? Tal vez, nuestra llegada al mundo digital estuviese causando estragos. Si ese era el caso, realmente debíamos encontrar a Gennai. Comencé a dar pasos más lentos, y, cuando el resto de chicos me alcanzó, me di la vuelta hacia ellos. —No se preocupen —les dije, mostrando una sonrisa—. Estoy seguro de que lo que ha pasado no es culpa de ninguno de nosotros, tal y como has dicho —señalé a Miriam—. Ninguna de ustedes le ha causado problemas a nadie, ténganlo por seguro; es más, ¡Ayudaron a los hermanos de Bee y a los Drimogemon! >>En vez de pensar que estamos causando problemas, pensemos que podemos arreglarlos, sí —Miré al otro chico del grupo, parecía bastante tranquilo—. Sigan con su buen trabajo. Sonreí una última vez y giré de nuevo, tratando de alacanzar a Matt. Contenido oculto Nami Roronoa
—¡Eso es bien cierto! ¡Así se habla, Jake! —exclamó Guilmon, animado. El digimon sonrió y continuó caminando junto al muchacho. Al rato de andar, un súbito temblor hizo que el grupo se detuviese. La tierra bajo sus pies estaba temblando, ¡¿acaso era un terremoto?! ¡¿Los había también en el digimundo?! Todos intercambiaron miradas de preocupación, confusión o miedo, pero… al cabo de unos minutos, la tierra se calmó y todo pareció volver a la normalidad. —¿Qué… qué fue eso? —preguntó Veemon, el primero en hablar. —Pareció ser un temblor… —observó Renamon—. ¿Todos están bien? Hubo un asentimiento general, confirmando que todos se encontraban en buenas condiciones… pero entonces… —Ey, ¿ese agujero estaba allí antes? —preguntó Guilmon, señalando hacia más adelante. En efecto, había un agujero gigante en el centro del lugar, un poco más adelante… no recordaban haberlo visto antes del temblor. ¿Hacia dónde llevaría? Contenido oculto EstebanDV Fushimi Natsu Liza White Nekita juanjomaster ¡Comienzo de evento "Bajo Llamas"!
Matthew Hale Tan solo pedía un segundo de paz, pero en el digimundo eso parecía ser algo bastante, bastante lejano. Un fuerte temblor sacudió la tierra bajo nuestros pies y casi de inmediato busqué colocar mis pies separados de uno de otro para así tener algo más de equilibrio y evitar perder el equilibrio en algún momento, ¿cuál se suponía que era lo que debíamos hacer en este caso? ¿rogar para que una piedra no decidiera aplastarnos? "Pareció ser un temblor... ¿Todos están bien?" Mi vista se dirigió hacia los demás y al ver que todos asentían, me relajé, permitiendome caminar hasta quedar al lado de mi digimon, notando que al parecer, ese temblor solo abrió una especie de agujero en la pared, ¿nos quedaba alguna otra opción que no fuera pasar por él? —Jake —le llamé, cruzandome de brazos en el proceso —, ¿deberíamos entrar? Nuevamente, si algo se salía de nuestras manos tan siquiera compartiríamos la culpa de haber tomado la decisión.
— ¿hmm? — murmuró Daerek viéndo hacia el agujero Toma uno roca del suelo y a arroja para adentro del agujero, esperando a oír cuanto tiempo tardaba en caer la piedra, pero no escucho nada. Cruza sus brazos y se sienta al borde de dicho agujero. — Pues yo no diría que es buena idea, pero tampoco es mala... — dice cerrado los ojos y cruzando los brazos — Yo digo que... Tengo sueño... El chico se recuesta en el suelo con un rostro pacifico
Jake Matterson Tal como Daerek, tomé una piedra entre mis manos... y se la arrojé a él. Despacio, claro. —Sin duda este no es el lugar ni el momento para ponerse a dormir —reí—. Ya podrás hacerlo más tarde. Y Matt —volteé a mirar al chico cuando este me habló—, en realidad preferiría no meter nadie en peligro una vez más, pero me es imposible ignorar el agujero que tenemos frente a nosotros. —Yo entraré, pero no quiero obligar a nadie a seguirme ni a ponerlos en peligro. Son libres de venir, o seguir adelante. Sólo... no dejen que Daerek se quede dormido aquí, por favor. Le hice una seña a Guilmon, para que me siguiera. El agujero esperaba. Contenido oculto No sé ni lo que escribo ya xd
— ¿Hmm? Auch... Esta bien, vamos jaja — dice Daerek parándose. Después de oír las aclaraciónes de Jake, no pudo evitar quedarse callado unos momentos, para luego soltar una pequeña risa. — Tampoco es para tanto amigo tranquilo, jaja. Daerek voltea a ver a las chicas, y sonríe con simpatía a ambas. — Yo ya no me preocupo por que sean indefensas, por que no es así. — susurro el chico volteando hacia el agujero. — Andando compañero... — Dice a Veemon Sin más, Daerek entra junto con Veemon, justo detrás de Jake.
