tú...¿amante?

Re: tú...¿amante?

-muy bien, el gas es automático, así que no lo toques- InuYasha dirigió una mirada de precaución a sango, la cual asintió mirando el lugar detenidamente, era espacioso, perfecto para ellas dos, ¡que va! ¡Si hasta sobraría espacio!- intenten no utilizar mucho el agua y…
-¿Cuál es la dirección? Necesitamos que sepan que te mudas- Miroku le dirigió una amable sonrisa a Kagome, la cual se sonrojó levemente. Los otros dos jóvenes quedaron mudos por unos segundos al ver la imagen de ellos escribiendo una carta cuidadosamente y tosieron al mismo tiempo para llamar la atención.
-ejem…disculpen- pronunciaron al unísono. Se miraron sorprendidos al tiempo que los otros reían bajo.
-lo mandaré por correo ahora- al verla asentir sonrió de nuevo y se fue. Quedando los tres.
La muchacha silenciosa les miró extrañada, su amiga suspiró y continuó desempacando, sin darle demasiada importancia, pero él se sonrojó levemente y la siguió mirando. Quiso desviar su vista, pero aquellos ojos violetas le perdían y encadenaban, nunca había visto de ese color, siempre pensó que era una fantasía, hasta que Kikyou le mostró una foto de cuando cumplieron el primer año juntos…Esa sonrisa, ese aire encantador y alegre. Se veía tan contento. Soñó secretamente que, de conocerlo, pudiera verle con ese rostro que tanto le había sorprendido. Pero, para variar, el destino le jugaba una mala pasada y lo había conocido después de la muerte de aquella a quien quería tanto, destrozado por dentro y el alma en pena.
Sus ojos, hinchados de tanto llorar, se conectaron con los suyos, que permanecían serenos, pero fríos, nunca pensó que InuYasha pudiese ser de esa forma, tan seria; ella había sucumbido enseguida ante la tristeza, claro que ella era débil, y mucho.
Se estremeció y finalmente bajó sus ojos y siguió inspeccionando su maleta, sacó un montón de ropa y se dispuso a ir a dejarla donde sería su nueva habitación.
Era del tamaño perfecto, había una cama (la cual se estaba ventilando, al igual que todo el polvoroso departamento) un armario blanco y una ventana mirando hacia la ajetreada cuidad, de una manera más amena que desde su antigua ventana, que mostraba un barrio peligroso y hostil. Guardó cuidadosamente sus vestimentas y observó el lugar. Había mucho por limpiar, bueno, ¡empezaría desde hoy mismo!
La casa ya se estaba aireando y debía aspirar. Sacó el aparato y comenzó.
Ese ruido siempre le había molestado, normalmente siempre gruñía que parase a quién lo estaba haciendo, pero la vio ahí, con un delantal y el cabello amarrado, tan segura que le dio… ¿ternura? Sacudió la cabeza y abrió la puerta, miró a Sango y pronunció tranquilamente.
-¿vienes a hacer la cena?
-de acuerdo- sonrió y luego exclamó mirando a su amiga- ¡¡vienes en una hora!!
Salieron y la dejaron ahí, que parecía entretenida en lo que hacía.

Alguien que también andaba entretenido era Miroku, pero no de la buena forma.
-¿o sea que debo firmar aquí y aquí?- señaló diferentes puntos del papel, algo indignado, firmar por disturbios, ¡la fiesta solo había durado hasta las doce de la noche! El volumen no había sido tan fuerte, que vecinos más fastidiosos…
- y tiene unas cartas, señor- le entregó unos sobres, dos eran de un color lila claro y el otro de un color blanco normal. Frunció el ceño y arrugó las dos cartas de color sin siquiera mirar quién lo había enviado.
-Esa…- desechó los papeles en el basurero, quedándose solo con el solitario sobre-… ¿es que no entenderá?
Los ojos del conserje le miraron ávidamente, muertos de curiosidad
-Disculpe, señor, ¿puedo preguntar de quién son esas cartas? Parecen ser muy insistentes
La gélida mirada del muchacho le asustó un poco, nunca se le veía tan serio.
-digamos…que es una antigua amiga.
Y se fue dejándole perplejo.

***

-maldito miércoles, bueno, por suerte ya en unos días terminamos de limpiar todo este mugrerio- Sonrió Sango luego de despertar en su “nuevo hogar” hace ya una semana. Tomó su bolso y le dio un rápido beso a kagome en la mejilla- deséame suerte, el examen hoy va a ser durísimo.
Asintió mientras se iba y cerraba la puerta tras sí. Suspiró y miró a su alrededor, A ver… ¿qué limpiaría hoy?
Esa repisa se veía extremadamente sucia y polvorienta. Se arregló el cabello en una cola y sacó un plumero. Cerró suavemente los ojos, era el colmo, hace más de dos horas que estaba despierta y volvía a tener sueño.
Empezó a limpiar arduamente, Los demás ya se habían ido a la universidad y ella tenía que hacer una especie de poema con un tipo de estrofa un poco extraño.
“Tal vez…a Kikyou le gustaría el hecho de que estuviese viviendo cerca de Inuyasha” pensó sonriendo melancólicamente arriba de una silla limpiando la parte superior del negro estante, sacando una cantidad increíble de suciedad “siempre decía que haríamos una linda pareja juntos…”
Recordó cuando ella reía mientras la tomaba de los hombros y la miraba a los ojos con una franqueza y cariño que extrañaba de su tío y su padre. Sonreía sin misterio, era alegría pura, como esa que no mostraba en el exterior y decía que Inuyasha era muy parecido a ella en su forma de amar, que tal vez podría dejar de ser una simple amante y volverse su amante
Medio rió al recordarlo, a pesar del cansancio abrumante que estaba sintiendo en esos momentos, percibió algo de energía en su ser, ella le causaba tantas lindas memorias…
Inuyasha… ¿su amante? Estaba segura que de haber dicho que quería aquello, kikyou habría terminado con él y le habría ayudado a conseguirlo.
Y no, por más que dijeran y murmuraran, ella no había sido un perra ni nada por el estilo, solo…solo se había enamorado del hombre equivocado.
¿Qué pensaría él de todo aquello? Tal vez la odiaría, más de lo que la detestaba ahora por serle infiel.
Pero sabía que en el fondo la amaba, aunque intentara matarla lentamente en su interior, ella siempre tendría asida una parte de su corazón con fuerza. Siempre le tendría, al menos, cariño.
El aroma a polvo y esos pensamientos… ¿deprimentes? Hicieron que perdiera el ánimo de golpe. Sintió de pronto demasiado sueño como para cargarlo sola, sintió también nauseas al estar lejos del suelo firme y seguro.
“Inu…” se movieron sus labios antes de que cerrara sus ojos y cayera desmayada, bruscamente al suelo, con una de las tantas pesadillas renaciendo en su mente

 

Re: tú...¿amante?

aaahhhh peque!!!
no habia visto que ya habias puesto conti ToT
pero la acabo de leer ahorita,y me encanto!! por que se desmayo Kag?
ojala que el que la encuentre sea Inu jeje ^^ :D
Pues como siempre,quede fascinada con tu fic,y esta conti estuvo muy bien,me gusto mucho ^^ espero no demores con la prox,x q ya me quede intrigadisima,me tienes super picada con tu fic
CUIDATE MUCHO OK?
Saludos
Besitos chocolatosos

 

Re: tú...¿amante?

Lo supo sus días, sabía que algo malo estaba pasando con ella, pero prefirió pasarlo de largo para no causarle problemas a nadie, porque ella siempre fue un estorbo
Tenía anemia.
Abrió lentamente los ojos, no quería saber nada del mundo, a pesar de saber que la única cura que le quedaba era hacerlo. Descubrió el techo de una cama de hospital. Se veía de calidad, ¿Cuándo dejarían de llenarle de regalos? Según su madre, ella nunca mereció nada costoso. Irónico, Kikyou siempre decía que deberían de haberle llenado de obsequios todos esos hombres románticos, los pocos que van quedando ya, vagando por ahí.
-Kagome, Kagome, responde.
Esa…esa era la voz de InuYasha, un tono preocupado y su mano sujetando la suya, que permanecía medio inerte producto del cansancio. Lo miró y asintió. Pudo notar como sonreía, pero solo con los labios, lleno de alivio. Se alegró un poco de causarle un poco de felicidad, pero después recordó que por su culpa había estado desesperado quizás cuantas horas antes.
Las cortinas estaban cerradas, todo indicaba que era ya de noche.
-te encontré cuando volví de la universidad, los doctores me contaron lo que tienes, ¿por qué nunca nos lo contaste? Estoy seguro de que sabías.
El ver que desviaba su mirada y evitaba cualquier tipo de comunicación les descolocó, ¿qué clase de ayuda puede uno ofrecer si no tiene idea del problema?
-que testaruda…-se levantó y se dirigió a la puerta, al darse vuelta ella le observaba, ese brillo de tristeza en sus ojos castaños…InuYasha sintió que perdía el aliento unos segundos. Le recordaba un poco a Kikyou, se parecían algo físicamente, pero había algo completamente distinto, solo que a veces, era muy difícil no confundirse.
-El doctor dijo que necesitas una dieta alta en hierro y tomar sol. Así que el fin de semana saldremos a algún lado.
Cerró la puerta, necesitaba pagar la cuenta del hospital y saber donde estaban Miroku y Sango. Esos dos…pensó con un suspiro, completamente diferentes y, sin embargo, algo les hacía atraerse, ya fuese desde una mirada tímida e impaciente, una interesante conversación, hasta una pelea por que el joven salió un completo mujeriego.
Les encontró sentados en la cafetería con una cena barata y simple, le saludaron preguntando por la muchacha.

***

Se sentó y miró la comida, en aquellos momentos la encontró repugnante, pero se la comió lentamente, su espalda estaba sudorosa y le dolía la cabeza…había tenido nuevamente ese recuerdo…esa pesadilla.

Flash back:

Ya era tarde, iba caminando tranquila por los escolares pasillos, tarareando esa canción nueva que estaba pegando fuerte en la radio; llevaba todos sus libros, dispuesta a guardarlos en su casillero, cuando escuchó una conversación que le hizo detenerse y guardar silencio.
-¿a las 6:30? De acuerdo
-a esa hora todos los alumnos se habrán ido y solo quedarán ellos.
Esa voz… ¿Naraku? Estaba hablando con Bankotsu, su voz era difícil pasarla por alto, últimamente no hablaba, bueno, últimamente nadie hablaba mucho desde el suicidio de esa alumna… ¿Cómo era que se llamaba? No lo recordaba, iba un curso debajo de ella y apenas y la vio de lejos alguna vez.
-…Suikotsu, ¿ya tienes todo?
-si, haremos explotar la sala y pegaremos unos cuantos tiros- rió, Kagome retrocedió asustada llevándose una mano a la boca, sabía que su compañero era algo lunático, pero nunca tanto para reír así hablando de armas
- muy bien, nadie sospechó nada.
-tsk, me estas confundiendo con otra persona…- se dio aires el alumno- soy conocido ahí, no me dicen nada, por supuesto.
-la cuerda… ¿la tienes?
-Así es- contestó Bankotsu a Naraku, que parecía ser quién manejaba todo el desastre. Escupió con odio, diciendo- Kiote tiene los días contados.
Se escuchó un fuerte ruido al otro lado de la habitación, haciéndolos callar. La alumna había dejado caer sus libros de la impresión. ¿Kiote, su profesor jefe? ¿Iban…iban a…?
Se apresuró a recogerlos lo más rápido que podía, mas de pronto sintió un pie deteniendo brutalmente su mano izquierda, haciéndola gritar de dolor.
-Con que eras tú, intrusa- Naraku la obligó a mirarlo sujetando bruscamente su barbilla. Suikotsu mantenía aun su pie sobre sus dedos. Evitó llorar y mirar al de ojos escarlata, desafiante- no me pongas esa cara, gatita, sé que te estás muriendo de miedo.
Gatita…le encantaban decirle así los hombres de su curso luego de descubrir que alimentaba a un felino callejero que vivía cerca de la escuela. A ella no le hacía gracia alguna, pero lo aguantaba de buen modo.
-Suéltame- exclamó intentando soltar su mano, ya dejaba de sentirla. Los dos hombres rieron, menos Naraku, quien hizo una seña y Suikotsu se alejó. La vio llevarse la mano instintivamente al pecho y evitar un gemido de dolor.
-la matamos, ¿no?- suspiró Bankotsu evitando verla, últimamente se habían estado llevando bien, pero nada podía estorbar sus planes…su ansiada venganza.
-mmm…no nos queda otra- su rostro estaba peligrosamente cerca del de la muchacha la, cual intentaba retroceder, pero estaba atrapada entre el quinceañero y la pared. La observó detenidamente con esa frialdad que le caracterizaba. Sonrió- ¿por qué algo me dice que guardarás silencio?
-si…silencio…-jadeó, haciéndose la tonta, intentando ocultar su miedo- ¿de qué?
-escucha, si dices algo, juro que te buscaré- la mirada de Bankotsu le asustó, nunca le había visto de esa forma- sé donde vives, te encontraré inevitablemente.
-…te dejaré una advertencia…
Naraku medio rió después de decir eso y sacó su navaja, rasgó rápidamente la blusa de la muchacha, la cual evitó un grito de asombro y por un momento quedó paralizada. Hizo el ademán de abofetearle, pero él detuvo su mano en el acto y volvió a observar su cuerpo, llevaba un sostén sencillo de color celeste; Kagome estaba pálida del miedo y empezó a gritar desesperada, aunque a esas horas no había nadie, excepto un inspector, que al ver lo que sucedía se acercó corriendo, dando a la chica la distracción que necesitaba para escapar.
Se escondió en el baño del primer piso y se limpió las lágrimas, se quitó la blusa (ya inservible) y se puso la chaqueta de la escuela. Apenas lo creyó conveniente corrió a su casa.
Luego…dos días después…ocurriría la tragedia

Fin del Flash back

 

Re: tú...¿amante?

Holaz!
antes ke todo una pregunta...como todos hablan sobren poner reputación y todo eso..como se colocan a los demas?...eske yo hace muxo ke kiero poner pero no se donde es..plis ke alguien me diga.....
Weno a lo del ff...pobre Kagome todas las cosas malas ke le pasa..ojala ke este bien...u.u
Y...kiero conti pronto!
Xaus!

 

Re: tú...¿amante?

wow muy buenas contis!!!!1 amiga porfa no demores con la siguiente ke se kedo muy buena!!!!