Microrrelato Títere

Necesitaba expresarme metafóricamente, y ésto es todo lo que hay para decir.

Títere​

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No me importa ser tu títere. Se repetía aquel viejo y usado muñeco.​

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-Dime si no es una belleza -decía muy orgulloso el joven carpintero, apenas estaba aprendiendo el oficio, éste era su primer trabajo, y como él le llamaba, su primera gran obra.​

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Un bello muñeco que reflejaba mucho trabajo, estaba barnizado muy finamente. Sus facciones estaban cuidadosamente pintadas, realmente ésta se trataba de una obra maestra.​

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Sus ropas estaban a la moda, se veía muy elegantemente. Llevaba un sombrero de copa negro, un pequeño trajecito a juego, unos zapatitos lustrosos y radiantes. Y un monóculo muy a juego. Vestía aún mejor que el autor de aquella obra.​

Tenía dibujada una tierna e infantil sonrisa, la que no se borró jamás, ni siquiera con el pasar de los años.​

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Aquel aspecto tan juvenil, aquel atractivo que sólo poseen los muñecos de calidad, se había trastornado. Ahora era un mal cuidado trozo de madera con pintura y telas cubriendo su barata y pésima calidad de juguete. Tenía puesto un hoberol sucio, lo heredó de un muñeco sin suerte, el cual fue a parar en la hoguera. La pintura en sus ojos estaba gastada y lo hacía ver aún más deteriorado de lo que estaba. Las maderas antes de árboles milenarios y muy exquisitos, ahora fueron reemplazadas, algunas piezas, por baratas y corrientes partes de leños sin gracia ni estilo. El muñeco estaba terrible, el carpintero de vida en oficio, no le cuidó ya cuando pasaron las primeras décadas. Él era ahora un anciano, y había dado de todos los usos a aquel pobre muñeco abusado. ​

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Pero a él no le importaba; no me importa ser tu títere, se decía... han pasado ya tantos años, varias décadas y el lazo que se había formado no lo romperían trivialidades como éstas. No me importa ser tu títere, abusa de mí hilando una senda sin rumbo, llévame de mis cuerdas a donde quieras, no me importa ser tu títere.​

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Atte: Sadye​