Drabble de Naruto - Sustos peligrosos

Actividad: Retos shinobis
Personaje: Tenten
Día 2: Castillo victoriano

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Dispuesta a tocar la casa se quedó de piedra al ver como al momento de que su mano iba a hacer contacto con la madera. Dejó de respirar, no pasaba nada, el aire solamente.

Entró en el recibidor escuchando su propia respiración.

— Chicos...— exclamó levemente, esperando alguna respuesta.

Se habían dividido para rastrear su objetivo y poner desterrar a los bandidos que se encontraran alrededor antes de acabar a los que le habían dicho que estaban en esa casa con estructura bastante antigua y escalofriantes.

Un siseo se escuchó a lo lejos, la castaña observó a su alrededor llevando su mano a su portakunai. Posiblemente con su llamado había alertado a los ninjas renegados de ahí. Torció la boca, podría haber echado a perder el plan de tomarlos desprevenidos.

Un ligero lamento se escuchó haciendo eco en toda la casa, enviando un escalofríos a su cuerpo. Santa mierda. Eso no se escuchaba como bandidos.

Recordó a la anciana de la aldea cercana decir que no había ningún ser viviente en ese lugar y que no podrían erradicar a los espíritus en pena que se aferraban a la casa por la matanza que hubo. El miedo cobró vida en todo su cuerpo, provocando un leve temblor en las manos.

No debía dejar ir su imaginación. No había nada raro con este lugar, no había fantasmas, no existían.

Odiaba a la anciana por meterle ideas a la cabeza.

Una risa fuerte resonando y saltó mirando hacia todos lados, tragado con miedo y sintiendo el sudor recorrerle la frente. Sus manos comenzaron a sudar. Cerró los ojos con fuerza.

Debía calmarse, en cosa de nada llegaría el resto de su equipo.

Una vez que su respiración se regularizó abrió los párpados encontrando unos enormes ojos negros observandola fijamente de lejos y con una expresión terrorífica. Un grito estridente salió de sus labios sin permiso, su corazón se detuvo de golpe y latiendo desesperado con el miedo de sufrir un maldito infarto, sintiendo su cuerpo desfallecer.

—¡Vete al infierno Lee, joder!

Lo empujó con fuerza recuperando su espacio personal, y él río divertido ante la reacción de la castaña.

—Sabia que te habías creído la historia de la anciana. Tenten eres muy voluble.

Se llevó una mano a su pecho sintiendo la carrera rápido de su músculo cardíaco y respirando profundamente. Iba a vengarse en la primera ocasión que tuviera. Las bestias verdes de su equipo eran bastante crédulos y eran los que más creían en las historias fantásticas que escuchaban, ella realmente había caído en los detalles de la vieja de la aldea.

Un golpe sordo resonó en todo el lugar parando la risa estridente de Rock lee y parando los latidos desenfrenados. Un chillido de algo corriéndose y de reojo observaron una silueta blanca moverse en el segundo piso, arriba de la escalera corriendo y perdiéndose antes que ellos fijaran su atención completa hacia el sitio.

—¿Que fue eso? —tartamudeó el aprendiz de taijutsu.

—Deja de jugar Lee, ya he tenido bastante de estas bromas.

Observó a su compañero con el rostro blanco por el susto y con eso confirmó que el no había hecho absolutamente nada. Trago fuertemente y otro sonido a sus espaldas, en lo que antes fue la sala de estar los sobresaltó y con la adrenalina llenando su cuerpo siguieron el origen del ruido, sin embargo un silencio sepultral los recibió.

La puerta resonó con fuerza y con sus instintos al límite, el terror dominando su cuerpo lanzó todo su arsenal de armas hacia la puerta lateral con todas sus fuerzas, cerrando sus ojos por miedo a ver algo. Tenten sabia que de ser un espíritu no le haría ningún daño pero actuar la había tranquilizado.

Abrió los ojos y junto a Lee, una vez que el polvo se dispersó contemplaron un Hyuuga en una posición extraña a causa de esquivar cada una de las armas letales femeninas.

—¿Qué diablos sucede? — profirió cual líder de la misión, reprendiendo su actitud irracional.

—Joder Neji, nos has sacado el alma del susto. — suspiró aliviado Rock Lee.

Neji se incorporó observando detenidamente a sus compañeros ahí de pie, con las mejillas pálidas y una expresión consternada.

— ¿Se han creído la historia de la anciana, cierto?

Ambos desviaron la mirada avergonzados de tal afirmación, prestándose a los engaños de una vieja que no tenía nada más que hacer que asustar a los turistas en esas épocas.

Lee negó tal afirmación con una sonrisa nerviosa y una posición que reflejaba una seguridad que en ese momento no tenía.

Desde arriba Tenten se percató de una sensación de que alguien los observaba y cuando ella miró un poco más convencida de que aquello había sido un engañó, pudo ver como una silueta se perdía en la nada y sintió su corazón detenerse en seco.