Manga: Hirunaka no Ryuusei Personajes: Mamura Daiki Palabras: N/a: Alerta spoiler. Capítulos finales. Contenido oculto —No es nada grave pero...estoy preocupada por sensei. Su mirar débil e indeciso era visible en todo su rostro, la preocupación latente y el hecho de que estaba más en el hospital que ahí mismo. Tragó saliva mirando con detenimiento aquellos orbes celestes por lo que sería la última vez de esa forma. Cerro los párpados, los sentimientos de la fémina por él lo golpearon en la cara. Un estremecimiento corrió por su cuerpo. La atrajo hacia él con tanta seguridad, como jamás lo había hecho, dejando de lado aquel nerviosismo y duda que lo habían perseguido toda su adolescencia. Sus brazos la rodearon con fuerza, sus manos picaban, temblando con cierta ligereza, cosa que pasó desapercibida. Una bola grande y fuerte de sensaciones lo abrumó con fuerza, temor, ira, aunque una gran resignación se abría paso. Aquello era el final de los momentos que más había atesorado. La última caricia, el último contacto y la última vez que la sentía toda suya, aunque eso jamás había sido cierto. —Ve—Soltó aunque su cabeza gritaba un fuerte "quedate". Ella aún no comprendía que es lo que pasaba y se negaba a aceptar la realidad de las cosas. Su propia realidad. —Tu todavía sigues enamorada de él.—Miró al piso, para guardar la compostura. Las palabras brotaron de sus labios con sinceridad, más de la que hubiera preferido, pero era hora de que alguno de los dos dejara de mentir y poner las cartas en la mesa. —Ve rápido. Sus orbes buscaron los suyoss, temerosos, con aquella lástima enfermiza. Sus pies dieron la vuelta y su figura se hizo cada vez más pequeña por la distancia. Las piernas que lo sostenían franquearon y decidió sentarse en la playa cercana, mirando con detenimiento la lejanía del mar. La presión en su pecho era asfixiante, el dolor se expandía en su pecho con fuerza hasta alcanzar sus extremidades. No podia levantarse pero no tenia aquellos planes. Un nudo en su garganta se acentó picando, intentando salir pero resistió con fuerza y detenimiento la bola aplastante de dolor. Mamura ya había perdido a la que anteriormente era la mujer que más quería, su madre y ahora esto era similar, ella se encargó de dominarlo, atraparlo y hechizarlo con su atrayente personalidad, para mantenerlo a su lado unos segundos, en los cuales él había rozado el cielo de felicidad pero un solo roce bastó y cayó fuerte a la realidad. Una sola probada no era suficiente. Pero él era fuerte y saldría de esto, o eso se repetía una y otra vez en su cabeza. —De haber sabido que terminaría pronto....hubiera dicho más. Aquellas cosas que se guardó profundamente. Sonrió irónicamente mientras apoyaba las manos en la arena, él sabía que pasaría en cualquier momento, algo en su cabeza, le decía en un susurro que aquello estaba previsto y que pasaría, solo él se había engañado estos pocos días. Él llegó para salvarla de los brazos del sensei que con tanta persistencia le causó dolor, ahí rota la acogió y reparó los pedazos que se habían caído. Él ocupó ese lugar vacío, él lo llenaría, sería un sustituto a su lado, aquellas sonrisas podrían pertenecerle aunque no fueran para Mamura, pero el se engañaría pensando que si. Esos pocos días lo habían hecho sumamente feliz y se aferraría con fuerza a ellos, a fin de cuentas era lo único que le quedaba.
