Superbeast

Tema en 'Relatos' iniciado por Roar, 20 Junio 2012.

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    Roar

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    Título:
    Superbeast
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    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Ciencia Ficción
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    SUPERBEAST



    En un principio el policía había dejado escapar a aquel hombre de gabardina negra, pero los diversos reportes que se habían presentado lo alentarían para seguirlo. Un hombre alto, de piel oscura, de gabardina negra, con la cabeza afeitada y tatuajes en la frente, llevaba varias cadenas colgando del cinturón en su pantalón y usaba botas gastadas, esa era una descripción de una señora, quien aseguraba que aquella persona le había dejado en la entrada de su casa el cadáver dentro de una bolsa. El reloj seguía avanzando y mientras el segundero avanzaba, aquel hombre corría a gran velocidad por la avenida Revolución de la Ciudad de México, una vía muy transitada.

    Días atrás en esa misma avenida se había reportado que una persona en un Corvette 1997 de color rojo había dejado dos cuerpos degollados muy cerca de una gasolinera, esto alarmó mucho a la policía de la ciudad, algunos aseguraban que eran parte del narcotráfico, los noticieros no daban mucho seguimiento a estos acontecimientos porque la policía estaba en plena investigación, y hasta que no se tuviera claro de donde provenían estas acciones les tenían prohibido lanzar información sobre lo ocurrido.

    -¡Policía alto ahí!- el joven policía era rápido, pero era inseguro, era la primera vez que se enfrentaba a una situación así, le era frustrante que aunque siguiera gritando, la persecución continuaba. -¡Necesito refuerzos tengo al sospechoso de las últimas semanas frente a mí!, me encuentro en Revolución a punto de llegar a San Antonio, ¡pero cáiganle ya cabrones!- gritaba a su radio el policía, aunque lo extraño es que el hombre de gabardina iba disminuyendo la velocidad, para empezar a caminar y detenerse de repente.

    -Estoy cansado- dijo en voz baja el misterioso hombre que se encontraba en medio de la calle, se inclinó un momento y tocando sus rodillas volteó a ver al policía. –Estoy harto de que me persigas- apretó sus puños y se irguió para lanzar su mirada fijamente en el policía, sus ojos marrones se pintaron de carmesí, como si derramaran colores dentro de sus pupilas. –Y me estoy cansado de tus estúpidos gritos- Sus manos tomaron las cadenas que tenía colgando de su cinturón, éstas aunque eran delgadas, tenían colgando ambas una especie de flecha al final de cada una, y justo en la punta tenían un leve color rojizo. No dudó un segundo y lanzó ambas cadenas al policía, estas se enrollaron justo en el cuello del oficial, el cual quedó inmóvil del movimiento tan rápido que no tuvo tiempo para soltar su radio. El joven tocia y trataba de gritar a sus compañeros que no estaban lejos de ahí, dos patrullas con cuatro oficiales vigilando la zona, pero no veían que estaba siendo ahorcado por unas frías cadenas que presionaban fuertemente.

    -Mira imbécil, mira como a nadie le interesa tu muerte, detente a ver como todos ignoran lo que pasa a su alrededor- sonreía mientras aquel joven sostenía las cadenas para intentar quitárselas, perdía el aire aquel ingenuo uniformado, en ese momento le pasó por la cabeza: “Pude haberlo dejado ir y regresar a casa temprano”. –Me gusta ver la muerte, es cuando la gente empieza a valorar la vida, ¿no crees?- el pobre policía ya sólo era un cuerpo inerte entre dos cadenas, había perdido rápidamente la respiración, su vida se había extinguido. –Somos demasiados ya ¿no crees Superbeast?

    -No tenías derecho a decidir su vida- de la fría oscuridad de la ciudad, salía una voz potente que alertó hasta a los policías que estaban a lo lejos.

    Inmediatamente desde lo alto cayó un joven de una maniobra, para ponerse justo enfrente del cuerpo del policía fallecido. Este joven que había aparecido estaba enmascarado, la sombra que lo cubría lo hacía ver imponente, su torso estaba descubierto, pero debajo llevaba pantalones negros, tenía la apariencia de ser un participante de lucha libre, pero este tenía algo distinto. Uno de sus brazos estaba cubierto de tatuajes muy similares a los del asesino en su frente, mientras que el brazo derecho estaba repleto de pelo, y en lugar de manos, tenía garras las cuales tenía muy pronunciadas las venas, que parecía que le fueran a estallar. –Tú decides Dramian, o paras todo este problema, o yo me encargo de acabarlo.

    -¿De qué hablas?, si la policía también te persigue a ti, además bien sabes que yo manejo a todos estos insectos, ¿por qué crees que no se exhiben todos los asesinatos?, soy un fantasma, puedo hacer lo que quiera en esta ciudad- le decía al joven luchador quien veía al policía fallecido. –¡Además disfruto pelear contigo!- exclamó mientras nuevamente hacia su movimiento con las cadenas, esta vez tratando de atrapar al joven enmascarado, pero él pudo esquivar ambas cadenas de un salto, y como si se hubiera impulsado de las cuerdas de un ring se lanzó hacia el hombre de gabardina, lanzando una patada directo a su rostro. El impacto logró derribar a aquel homicida, pero él tan sólo reía, parecía que disfrutaba el encuentro.

    -¡Manos arriba!- se escucharon armas apuntando tanto al joven luchador como a Dramian, los policías que asistían como refuerzos intentaban parar la pelea, pero eran ignorados.

    Dramian se levantó, pero esta vez su risa era más pronunciada, se hacía más grave el tono de su voz y de sus ojos comenzaban a derramar sangre. –Nuestra pelea eterna Superbeast, sabes que ni uno de los dos ganará- alzó los brazos hacia la luna que era testigo de la pelea. Su frente empezaba a deformarse y de su quijada salían dos picos, de su frente hasta la nuca una serie de cuernos, su rostro se deformaba completamente hasta tener la forma de un reptil. – ¿Pero te gusta ocasionar muertes verdad Superbeast?, ¿porqué no admites que eres un peligro en lugar de una ayuda? – la voz de Dramian se volvía rasposa, se podía ver como sus manos se volvían escamosas y detrás crecía una cola que en la punta de ésta, tenía una forma muy similar a las flechas de sus cadenas.

    -¡Yo defenderé a esta gente aunque mi nombre no sea respetado!- gritaba el Superbeast y lanzaba un puñetazo a Dramian, quien rápidamente detuvo su golpe con la mano y se burlaba de él.

    -¿Ves a ese muerto?, como él hay cientos, y no sólo yo estoy actuando, junto a mi hay varios provocando asesinatos en contra de la farsa que creaste a la gente, esa esperanza que no es más que un placebo para olvidar que viven en la mierda – con su cola de reptil lanza un ataque hacia el hombre enmascarado, este detiene el ataque con su mano izquierda, pero una cicatriz que tenía en aquella mano se abre, lo cual le provoca un gran dolor al Superbeast.

    -El que me apoyen no es por una ilusión, es por una realidad, las cosas pueden cambiar, inclusive para ti Dramian, yo creía en ti, ¿qué diablos pasó?

    -Ya te lo dije, desperté. Con esta gente eres perseguido por hacer el bien o el mal, no importa a fin de cuentas si no te vendes a ellos no eres nadie- Dramian golpea al Superbeast en el rostro, este contra ataca con un movimiento de lucha, una llave que logra someter al asesino para así hacerlo arrodillarse, pero él seguía disfrutando la pelea.

    -Yo también me siento encadenado Dramian, yo también me siento en un callejón sin salida, pero no puedo permitir que esto siga así, entiendo lo que has pasado, pero no es razón para que hagas esto.

    Se levanta Dramian tomando al luchador con sus garras y lanzándolo hacia los policías quienes fueron derribados con el cuerpo de aquel joven enmascarado. –Tú no sabes la porquería de gente que está detrás de esto, espera… sí lo sabes, pero no quieres creerlo.

    El Superbeast se levanta y encarrerado prepara un golpe con su brazo a Dramian, pero este logra detener el golpe, aunque aún así recibe algo del impacto. – ¡Deja de culpar a mi padre de todo esto!

    -¡Es culpa de él que seas así!- cuando gritó esto Dramian, el Superbeast se detuvo un instante, pero sus puños estaban cargados con mucha furia, así que se lanzó hacia Dramian con una lluvia de golpes en el rostro, Dramian reía, pero el luchador estaba repleto de ira y la reflejaba con su extrema violencia.
    Los oficiales iniciaron fuego contra el Superbeast, disparaban hacia su espalda, pero las balas parecían absorbidas por su cuerpo.

    -¿Ves como después de que aún los ayudas se quieren deshacer de ti?- miraba Dramian al Superbeast quien comenzaba a tranquilizarse.

    -¡No escuches a ese pelotudo pibe, demostrá quién sos! – gritó a lo lejos un hombre bastante desalineado, de unos cuarenta años, con un acento peculiar, al parecer había llegaba a ayudar al Superbeast.

    -Genial, llegó tu niñera- dijo Dramian para liberarse de los golpes del Superbeast y tomar rápidamente sus cadenas y lanzárselas para que éstas cubrieran el cuerpo entero del musculoso luchador, pareciera como si las cadenas se ampliaran de la nada y pudieron atar el torso y los brazos del joven peleador.

    -¡Vete de aquí Jorge es peligroso!- le gritó el joven luchador quien se encontraba atrapado por las hierro de Dramian.

    Los policías estaban confundidos, ¿cómo podía seguir vivo aquel enmascarado después de recibir tantos balazos, ellos seguían amenazando y siguieron llamando a más refuerzos, pero esto no detenía el combate, a pesar de que eso ocasionara la muerte de un oficial.

    -¿Y qué querés que haga? ¿Qué me quede sin hacer nada?, sabés que yo iré contigo, ¡porque sos como mi hermano!- insistía Jorge en quedarse junto al Superbeast, pero éste no quería que saliera herido.

    -Gracias Jorge, yo también te considero mi hermano, pero no quiero que mueras, ya sufrí la muerte de amigos, ¡no quiero una más!- soltó un gran alarido desesperado, sus músculos crecieron intentando despedazar las cadenas que lo tenían amarrado, con la gran presión que estaba ejerciendo, empezó a quebrantar las cadenas lentamente, su fuerza era expulsada y tanto sus brazos como su pecho se expandían para lanzar las cadenas hechas pedazos, había empezado a perder el control, se levantó de un salto para tomar con sus garras de los hombros a Dramian, y como una fiera, amenazó con un potente rugido.

    -Esta es tu verdadera naturaleza, ser un monstruo- Dramian parecía complacido de que el luchador mostrara su real apariencia. Un ente con colmillos, que estaban sedientos de sangre se encontraban a punto de acabar con Dramian, hasta que Jorge a lo lejos le gritaba a su amigo para que recuperara la razón.

    -¡No permitiré que caigas en su trampa!- exaltado, Jorge saca de su camisa una especie de daga plateada la cual miró fijamente un momento. -¡Vos sos diferente!- desabotonó rápidamente la camisa blanca desgastada que llevaba puesta, tomó el mango de aquella arma blanca y se la introdujo justo en el pecho, lo que hizo que el hombre empezara a soltar unas lágrimas. El arma pareciera que se fundiera en su cuerpo y se volvieran uno, así ésta desaparece para que Jorge ahora sufriera una especie de mutación. Su mirada parecía perdida, pero inmediatamente le ordenó al Superbeast que soltara a Dramian. El gran demonio no quería dejar libre a su presa, pero la voz de Jorge hizo que inmediatamente se alejara de él.

    -¿Sólo con un Vínculo de sangre puedes tener control de tu cuerpo Superbeast?- soltó una carcajada Dramian después de que se quedara tendido en el piso, pero no sin antes rugirle en la cara como amenaza. -¡Eres un títere!- le gritaba Dramian mientras trataba de calmarse al ver como Jorge y el Superbeast se alejaban de ahí. -¿Y ustedes qué diablos hacen aquí?- les soltó una pregunta a los cuatro oficiales quienes se quedaban atónitos por lo ocurrido.

    -¿Entonces el Superbeast es uno de esos que son controlados por locos suicidas?- preguntó un oficial bajando el arma mientras Dramian se acercaba. -¿Lo detenemos jefe?

    -No, no hagan nada, y no lo subestimen, tiene mucha fuerza, debo admitir que ese entrenador suyo ha hecho gran trabajo al controlarlo, a pesar de que trata de limpiar las calles con sus puños, no sabe que está provocando más pánico, está dejando ver la verdadera cara de esta ciudad, por eso hay que dejarlo.

    Dramian es interrumpido. -¡Pero está ocasionando que la gente esté dudando del gobierno, ya no es cosa de la ciudad, ya es el país que está levantándose por lo que hace él!

    -Nos están ahorrando el trabajo, ya sabíamos desde un principio que al salir esto de las quimeras ocasionaría conmoción- lo dice mientras Dramian se transforma nuevamente en su forma de humano. – El pueblo verá con sus propios ojos que ya no tienen salida, cuando vean que su mismo héroe se venga abajo- voltea a ver el cuerpo del policía que había sido asfixiado – seguiremos torturando a esta gente llenando de cuerpos la ciudad, después de todo a nosotros, nos dejan el camino libre al pensar que es parte de la guerra del narcotráfico, y así seguiremos bombardeando poco a poco y terminar de ahogarlos en el cáncer que ellos mismos han creado. El miedo es el arma más poderosa, y ésta gente está muriendo por dentro porque no saben ni a que se están enfrentando.

    ------------


    -André, ¡André despertate! – le gritaba Jorge al joven luchador que estaba recostado en el suelo. Ambos se encontraban en la azotea de un edificio. Jorge le quita la máscara y muestra a un muchacho de cabello corto donde la mitad de este era color rojo y la otra negro, su cuerpo ya no estaba repleto de pelo y sus garras habían desaparecido, al igual que el gran tatuaje en su brazo izquierdo.

    -¿Pasó de nuevo cierto?- hablaba André con los ojos cerrados, le costaba trabajo abrirlos, aunque él ya sabía dónde se encontraba, era el lugar donde siempre tanto su amigo y él se reunían. Ellos vivían justo en un departamento dentro de aquel edificio. -¿Qué pasó con Dramian?

    -Lo de siempre, los policías lo taparon, ¿pero qué te pasa?, pensé que ya podía controlar eso loco- le dijo Jorge refiriéndose a la transformación que había ocurrido antes.

    -Está volviendo, no sé porque ya no tengo el control de él otra vez- abría sus ojos castaños y veía a su amigo que tenía una cicatriz en el pecho, él alzó su mano y tocó la herida de su amigo para que introdujera su mano dentro de esa herida y lograra sacar aquella daga plateada que tenía dentro de su cuerpo. –Pensé que ya no me ayudarías.

    -Yo también pensé eso, pero vos me has ayudado mucho, no puedo dejarte, ¡además ya viste como te pones!- reía Jorge, mientras éste recibía aquella daga y nuevamente la ocultaba dentro de su camisa.

    -Aún así Dramian sigue libre, no puedo dejar que siga su plan- intentaba levantarse, pero el cansancio lo ponía de nuevo en el piso.

    -Recordá que el vínculo nos agota, tenés que descansar.

    -Ya no puedo hacer esto Jorge, tal vez Dramian tiene razón, no somos más que fenómenos que están provocando más problemas.

    -No, no tires la toalla ahora, ¿hace cuatro años qué te impulsó para llegar a dónde estás?, vos tienes algo diferente, y yo lo vi, es por eso que no dejaré que te rindas ahora, porque eres muy grande, yo lo siento.

    -Hace cuatro años no sabía todo esto, hace cuatro años, sólo era una pelea contra mí mismo- André ya no podía mantenerse despierto, así que fue introducido en sus memorias, se hundió en un profundo sueño donde su pasado lo atormentaba, ¿cómo su vida se había salido de control?, su nombre había sido borrado por uno que representaría el caos de su interior. En su mente sonaba el vals de las flores de Tchaikovsky, esa melodía le atormentaba y le aliviaba cada que la escuchaba, era el himno de su muerte, pero también la apertura a un nuevo ser. El Superbeast.
     
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