Suerte

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Suerte​

Aquellas bestias me seguían, no me dejaban casi respirar, comencé a abrir las puertas de las casas, pero ninguna cedía, mientras que una manada se acercaba con sus gruñidos y gritos que encrespaban la piel a cualquiera. Me puse a disparar con las últimas cuatro balas de mi Mágnum, pero no hacía nada, solo cuatro cayeron y los otros me seguían. Todos los vehículos igualmente estaban cerrados desde adentro y si me tomaba el tiempo de abrirlos, ellos me atraparían.

La adrenalina subía por mi torrente sanguíneo, podía sentir como todo se ponía en cámara lenta, pero a la vez me cansaba y mis pies se volvían pesados, no importaba cuanta adrenalina soltara mi cuerpo, yo no era un súper humano para lograr resistir grandes distancia haciendo un maratón.

Vi una puerta a lo lejos, era la última casa del vecindario, algo rara por cierto, estaba algo dañada, pero se veía que aún así se sostenía en sus cimientos. Di una patada a la puerta, está se encontraba abierta, ¿El destino? Eso fue lo primero que pensé, pero no, no podía serlo, he estado sobreviviendo días y el destino estaba fallando.

Rápidamente cerré la puerta, todo me pareció familiar, pero nunca había estado en esa casa, la limpieza aún para estar en un apocalipsis era impecable, los sillones bien acomodados, pero algo raro en medio de aquella habitación en el suelo, había una especie de ventana polarizada que no permitía que nada se viera a través de ella, entonces me di cuenta que era parecida a una puerta.

Jalé un poco y está cedió su paso para revelar unas escaleras, no podía perder el tiempo, así que di unos pasos adentro y cerré el cristal polarizado que anti balas. Comencé a palpar las paredes mientras bajaba para poder encontrar un interruptor.

Luego de unos pasos creí que no había nada, pero por un tropiezo lo encendí, todo se iluminó como si fuera una sala de hospital, pero la luz era tan brillante y hermosa, quizás utilizara energía solar o geotérmica para funcionar, realmente aún en ese época, eso no estaba muy desarrollado.

Cuando comencé a bajar pude encontrar un mapa de las instalaciones, eran once pisos hacia debajo de paredes blindadas y con una salida subterránea en el cuarto piso, solo pude encontrar una nota del posible constructor:

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Nota #1:​

Probablemente tu no me conozcas, ni yo a ti, pero te puedo asegurar que eres muy listo, he decido que moriré, ya estoy viejo y necesito que alguien encuentre esto y lo usé a su favor, el Destino te ha guiado y cuida bien estás instalaciones tardé cuarenta años, haciendo este Búnker subterráneo para mi familia, pero yo fui el último así que todo sus secretos te lo dejo a ti…Diviértete…

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Atentamente:​

R...​

Todo ahora se esclarecía, esto era eso, un Búnker, un trabajo arduo, pero ¿Por qué hacer una nota y dárselo a un desconocido?, esas son las cosas de la vida que no tiene lógica.

Bajé al primer piso, era un piso de gimnasio, lleno de máquinas y cuadriláteros de diferentes artes marciales, algo muy hermoso, las máquinas estaban brilladas y los sacos estaban algo viejos, pero funcionales.

Bajé al segundo piso y pude observar las duchas, eran unos once baños, de un tamaño considerable, ya tenían listo todo lo necesario para cualquier emergencia, ese lugar realmente pareciese que cada vez tuviera cuarenta años.

Bajé al tercer piso y pude observar las once habitaciones, cada una con sus camas y su lugar para hacer investigaciones. Bajé al cuarto y pude observar cómo era un almacén vacio y en una de las paredes tenía una enorme puerta del tamaño de un avión, ¿Esa era la salida que hablaba el viejo? Sí, eso creo me dije…

Cuando llegue al quinto, no había nada y de allí para abajo más nada, hasta que encontré una nota un poco más polvorienta y se notaba que era más vieja, quizás parte de algún diario:

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Nota #2:​

Hasta aquí he hecho estas instalaciones, espero que de aquí en adelante mis nietos sean los que tomen el control, espero que les den un buen uso a algo de semejante tamaño, espero que se salven si llegara a pasar algo como los que dicen mis colegas analistas, espero que nuestra sangre siga creciendo…

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Atentamente:​

Reinard Richmond​

Todo esto hecho debajo de una casucha fea y corriente, que ningún vecino hubiera pensado que el construía algo así, solo para mantener su familia y su legado…

-No te preocupes Richmond, yo cuidaré esto.- dije, con una pequeña sonrisa dibujada debajo de mi capucha, saqué mi magnum y la observé, tenía una bala…-Dios y la Suerte aún no me han abandonado…-

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