One-shot Suerte [BTOOOM!]

Tema en 'Mesa de Fanfics' iniciado por Reual Nathan Onyrian, 13 Mayo 2019.

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    Reual Nathan Onyrian

    Reual Nathan Onyrian Adicto

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    Título:
    Suerte [BTOOOM!]
    Clasificación:
    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Amistad
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    1
     
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    Bueno, este era lo que había mencionado Liza White Yáahl. La idea que me había surgido luego de leer los posts de ustedes. Etiqueto a The Pacman ya que estamos. Me disculpo si hice mucho OoC con Alexander o con cualquiera de los otros, o si sienten que faltó algo. Tan solo se me ocurrió dar un cierre a la historia en cierto modo :D Y bueno, eso, que disfruten.

    Suerte

    — Entonces, ¿reparto todas las cartas, entre los dos?

    — Así es, son 36 cartas, así que serían 18 para cada uno.

    — Sé matemáticas básicas, vecchio.— replicó Andrea, levantando una ceja, con un cigarrillo en la boca.— Me parece raro tener tantas cartas con uno mismo, la verdad.

    — La idea no es que las tengas en la mano, joven, sino que armes un montoncito. No puedes ver las cartas que tienes hasta que las sacas.

    — ¿Entonces es todo por azar? No tenemos demasiado control de eso, la verdad.

    — Así es, es la gracia del juego. Es un juego para niños, después de todo. No siempre tienes que tener el control.— respondió Alexander, sonriendo.— Y a veces, eso puede traerte muy buenas sorpresas.

    Andrea soltó una risa seca, mirando a su compañero de juegos, mientras mezclaba las cartas con presteza. Los años que había pasado en bares buscando información lo habían vuelto ducho con las manos y los naipes. Incluso había aprendido un par de trucos de magia en sus tiempos como investigador privado. Eso siempre servía para distraer y llamar la atención hacia lugares que él deseaba manipular. Le había enseñado un par a Alexander, para pasar el rato, aunque el ruso no se había mostrado especialmente interesado. Ahora se encontraban jugando un juego de cartas de la infancia del rubio. Como se llamaba…¿Pianista? ¿P'yanitsa? ¿Pytonisa? No tenía idea.

    Bene, ¿y cómo sigue la cosa? ¿Quién empieza?

    — Jugamos al mismo tiempo, joven. Ambos alzamos una carta y la mostramos. El que tenga el número más alto gana. En caso de empate, sacamos otra carta del montón. Si aparecen un as y un seis al mismo tiempo, gana el seis. Quien gana la ronda se lleva todas las cartas y las pone en su mazo. Gana el que se queda con todas las cartas.

    — ¿Eh, el seis gana sobre el as? ¿Hay alguna explicación para eso?— preguntó extrañado Andrea, con una ceja levantada, en señal de interrogación.

    — No sabría decírtelo. Cuando uno es niño no se cuestiona esas cosas. Y cuando se llega a adulto, uno simplemente las olvida.— respondió Alexander sonriendo.— ¿Comenzamos?

    — Cuando quieras, vecchio.- dijo Andrea, con una sonrisa desafiante en el rostro.



    — Me parece que eres muy malo en esto, vecchio. ¿De verdad lo jugabas todos los días cuando eras joven?— rió Andrea, al mostrar la última carta de su mazo, un seis de diamantes.

    — Vaya, tienes mucha suerte, joven.— dijo Alexander, con una pequeña risa, mostrando un as de corazones.— Ya van tres seguidas. Pero como te dije, esto no tiene ninguna clase de control encima. Dependes de la suerte.

    — No lo creo.— replicó el italiano, con su típica sonrisa sardónica.— Si bien la primera repartida si depende de la suerte, al siguiente ya puedes ir analizando las cartas que van faltando y de esa manera, intentar adivinar cuál carta tiene todavía el contrario en su mazo. Al final, todo se resume a buena memoria y estrategia.

    Se encogió de hombros, para luego tomar de vuelta el mazo y comenzar a mezclarlo, mientras Alexander lo veía con una pequeña sonrisa y ojos traviesos.

    — Por algo eras un investigador privado. Hubiera sido bueno tenerte en el servicio cuando yo me encontraba activo, o incluso como asesor en mis campañas. Seguro me hubiera ido muchísimo mejor.

    — Eh, no lo sé. No ocurrió y ahora nunca va a ocurrir. Además, me fui de las fuerzas por ciertas diferencias creativas en mis métodos. Dudo que haya podido trabajar bajo tu mando. Los dos hubiéramos terminado como mortales enemigos.— bromeó, mientras maniobraba hábilmente los naipes.— Digamos que fue una suerte que nos conociéramos en estas circunstancias.

    — Bueno, al menos estás de acuerdo conmigo. Eres un joven con mucha suerte.— rió Alexander, mientras se acomodaba en el suelo.— Dame el mazo, me toca repartir a mí. Y ahora voy a poner en prueba tu teoría y ganar…

    El hombretón se cayó de golpe, al ver el rostro de su oponente. Andrea estaba sonriendo, de forma calmada, mirando sobre su hombro, a lo que fuera que estuviera transcurriendo detrás suyo. Alexander tuvo un presentimiento que le erizó el pelo de la nuca, que fue confirmado cuando escuchó aquella voz, llamándolo.

    — ¡Papá!

    Al ruso se le cayeron las cartas al suelo, pues sus manos temblorosas apenas podían asir nada. El mazo se desparramó completamente, mientras estaba daba vuelta la cabeza de forma lenta, luchando contra el impulso de levantarse en ese momento y salir corriendo. Sus ojos se abrieron grandes como platos, y su respiración se entrecortó. Alguien lo había abrazado. Una enorme cabellera rubia se mecía al viento, haciéndole cosquillas en su nariz. Las lágrimas comenzaron a desbordar de la comisura de sus ojos, mientras se aferraba al pequeño cuerpecillo que tenía encima suyo, evitando que pudiera escaparse de nuevo.

    Otra muchacha, rubia como aquella otra niña, se acercó de forma más cautelosa, con sus ojos heterocromos vidriosos, las manos entrelazadas detrás de la espalda. Lo observó con cariño, mientras Alexander no podía hacer más que mirarla boquiabierto, intentando decir algo, pero el nudo que tenía en la garganta le impedía pronunciar palabra.

    — Tanto tiempo, grandulón.— saludó Katrina, con una ancha sonrisa en el rostro, intentando contener las lágrimas.

    Alexander simplemente tomó su brazo y tironeó de ella, para que se uniera al abrazo. Si ellas estaban allí, significaba que...que habían perdido. Al final, ellas no habían podido escapar de aquella isla. Alexander apretó los dientes, mientras las lágrimas corrían libres.

    — Perdón papá, perdón.— dijo la niña, aferrada al hombre como si todo el mundo dependiera de ello.— No pudimos cumplir nuestra promesa.

    Alexander la acalló con un arrullo, antes de que pudiera continuar. No le importaba, no le importaba nada de lo que había ocurrido. Ellas ya no podrían salir de la isla, pero al menos, habían vuelto a casa. Y eso era todo lo que le importaba. Ellas estaban con él. Habían vuelto a estar juntos, esta vez para siempre. Ahora podían ser una familia. Una familia de verdad.



    Andrea había recogido las cartas y se las había guardado en el bolsillo, mientras contemplaba la escena con una sonrisa. Parecían haberlo obviado completamente, y él no podía haberlo podido pedir mejor. Si ellas estaban allí, eso quería decir que Morgan y Aisha habían logrado escapar. Aisha podría recuperar su vida, y Morgan podría cantarle a Ronnie todas las noches. Ellas no tenían nada que ver con él, y tampoco la escena que transcurría enfrente suyo. Su papel había terminado cuando se había arrancado aquel radar de su muñeca.

    Se acomodó el abrigo, y con las manos en el bolsillo, comenzó a alejarse de allí. Miró una última vez atrás, con el cigarrillo entre los dientes y una sonrisa en el rostro.

    — Que yo tenía suerte, ¿eh, vecchio? Creo que te confundiste. Yo no soy el de la suerte.— susurró, mirando a aquella pequeña gran familia.

    Soltó una risotada seca, para luego encogerse de hombros y continuar caminando. Tenía que apurarse. Ya había hecho esperar suficiente a su padre y a Clara. Se pasó una mano por la nuca, acariciándose el cabello, mientras se imaginaba que les iba a decir a cada uno. Tenía muchas cosas que contarle a Clara. Todas sus aventuras como investigador privado, y además, como había pasado sus últimos días en una isla, y todas las personas que había conocido. Soltó una carcajada, cuyo único rastro fue una sonrisa que permaneció en su rostro, mientras el humo del cigarrillo ascendía hacia lo alto.
     
    Última edición: 13 Mayo 2019
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    Hygge

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    Lo sabía <3 Gracias, gracias, gracias, de verdad que necesitaba leer esto. A pesar de que estoy muy orgullosa de cómo han ido evolucionando personalmente nuestros personajes, el final siguió quedando agridulce por el mero hecho de que todos se merecían ser felices. El cierre se quedó ahí, sus trayectorias finalizaron en una batalla a muerte que habían perdido, y solo nos quedaba el consuelo de imaginarnos que al otro lado se encontrarían, intentando aliviar de alguna manera nuestro pesar por la promesa incumplida.

    Me resultó muy agradable de leer que daddy Alex y el husbando Andrea estaban juntos incluso al otro lado, pasando el rato, haciéndose compañía. Incluso cuando Andrea tenía ganas de encontrarse con alguien estuvo ahí, con él, quizás porque no quería dejarlo solo cuando a él sí le esperaba su familia. Fue muy tierno y me hizo amarlo aún más si cabe. Pero cuando Rach y Kat llegan con ellos, de verdad, me morí. Es que me imaginé tan clara la escena, a Kat observando el abrazo emocionada, sin animarse a entrar, a Alex tirando de su mano, a Rachel llorando porque estaban juntos de nuevo. No he visto a ningún personaje fuera de su papel y eso le ha dado muchísimos más feels, porque se nota que cada uno de nosotros comprendió la mecánica del otro, observamos las trayectorias de cada uno y cómo estar encerrados en la isla les fue cambiando, moldeando sus personalidades poco a poco.

    El final sin duda fue lo mejor. Me dejó en calma, no sé. Como que todos eran felices a su manera, como que todo encajaba, todo estaba bien. Andrea tenía a gente que le esperaba, y Alexander había recuperado a su familia. Y ese era precisamente el consuelo que necesitaba. Con este final de verdad que no necesito nada más. Y te lo agradezco de nuevo, porque después de este día con las emociones revueltas la verdad es que me hizo sentir mejor <3

    Muchas gracias a ti también por participar con nosotros, aunque no pudiésemos coincidir. Armaste una gran parte de esta historia :'3
     
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    Estoy llorando por incontable vez desde la madrugada, dios xDDD

    Gracias, de verdad. Esto me llenó un vacío y me hizo tomarle más afecto a Andrea también, por haber acompañado a Alex hasta que su familia llegó. Estos dos, en su breve interacción (pa morirse), tuvieron una dinámica que me encantó y aaaaaa no sé, me lastima (?).

    Veo a mis niñas, reuniéndose con el grandulón que dio la vida por ellas, con una mezcla de culpa y alegría, porque aunque lucharon con todo no lo lograron pero al menos pudieron reunirse con él y ya eso es algo.
    Mi darketa con el pelo rubio, aguantándose las ganas de llorar a gritos como ya de por sí hizo cuando Rach murió en sus brazos, y la adorable loli, corriendo a los brazos del que aprendió a ver como su padre.
    ME QUEMA, AYUDA.

    No tengo mucho más que decir que lo que ya te respondió Liza, además de darte las gracias nuevamente.
    Si me permites, me gustaría tomar prestado a tu italiano para un par de fics <3 además de que me gustaría narrar nuestra versión de esto.
     
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    El Calabazo

    El Calabazo Y dime, ¿Quién soy yo?

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    Reual, pinche italiano, esto es demasiado </3

    Gracias, gracias, gracias!

    Se sentía horrible el final, muy vació la verdad. Tanta lucha y evolución de todos los personajes, tanto trasfondo, tantas charlas entre ellos en esos pequeños lugares de la isla, tanto amor de cada uno de nosotros por su pequeño ser en este rol... para un final tan crudo y maldito.

    Y es así, la vida es así, murieron muchos que en el fondo podía considerarse que eran buenos, prácticamente todos tenían su lado bueno sin importar cuan malvados actos cometieran, se movieron en una bruma gris que no permitía diferenciarlos o encasillarlos como héroes o villanos, todos tenían sus razones, todos querían luchar para vivir y la vida es injusta, porque querer no siempre significa poder.

    La interacción Andrea/Alex es genial, personalmente creo que Alex hubiera tratado un poco mas ácido al italiano, pero no, este Alex es el mismo Alex que se reventó tres bombas a quemarropa por amor a dos niñas, no es el Alex cínico y egoísta de inicios del rol :' )
    Y dios, oh dios, OH BOI

    La escena final con el re-encuentro y Katrina sin tinte, Rachel diciéndole Papá a Alex... ay no puedo mas fue hermoso todo </3
     
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