Sueño.

Sueño.

¡Yo de nuevo! Quise publicar esto porque estoy haciendo un long-fic (el cuento es fragmento del long-fic) y me pareció demasiado... *-*. En fin, publicar aquí me hace olvidarme de la cruda realidad.

Sueño​

Ashley corría. Corría al lado de la baranda del puente. El atardecer iluminaba la escena, dándole un toque mágico. Su hermana venía de muy lejos, y estaba allí, sentada en la baranda. Apenas la vio le sonrió.

Ambas se unieron en un abrazo y su hermana le habló de todo lo que había vivido. Era muy feliz. Ashley, por su parte, le preguntaba cosas que no sabía: por qué mamá y papá se habían separado, por qué el cielo era azul, por qué las luces quemaban, por qué no podía volar.

—Lo de mamá y papá no lo sé. Lo del cielo es porque se refleja con el mar. Las luces queman debido a la electricidad. Y no puedes volar porque no tienes alas. —Explicó Judy, y sonriendo, agregó—: Pero sé que algún día tendrás alas y volaras por todos lados.

Y le hizo cosquillas en la barriga a Ashley.

De repente todo se volvió borroso y estaban en el centro comercial, comprando cosas. Judy tenía de la mano a su hermanita. Mirando ropa, Judy le soltó la mano y Ashley recorrió con la mirada todo lo que la rodeaba hasta ver un enorme tubo, enredado en cables con lucecitas.

Parecía un lugar perfecto para empezar a volar.

La pequeña se escabulló entre la gente, que la empujaba a su paso. Caminó y subió las escaleras, hasta que vio la puerta final. La abrió y… allí estaba, la azotea. Y en el enorme agujero por el que se veía el centro comercial, el tubo con las lucecitas. Corrió hacia allí, y vio a su hermana en el patio central, gritando su nombre.

— ¡Aquí, Judy, aquí!

Judy elevó la mirada y su boca se abrió de impresión al verla allí, arriba, lejos de ella. Gritó su nombre, y todos se pararon a verla. Ashley estaba contenta. Todos la veían a ella.

Abrió los brazos, haciendo equilibrio y comenzó a caminar en el tubo. Todos la miraron con impresión. No se caía, hacía perfecto equilibrio. Ashley miró hacia abajo y le dio miedo empezar a volar. Levantó la vista, cerró los ojos, dispuesta a llegar al final del tubo y luego bajar con su hermana.

Escuchó el ruido de una lamparita que se rompía. Acto seguido, la suela de la zapatilla resbaló y los ojos dorados se abrieron como platos. Todo pasó lentamente. Ahora no tenía los brazos abiertos, los tenía pegados al cuerpo, la cabeza contra el pecho, en dirección hacia el piso. Veía que se alejaba del tubo.

Sintió un fuerte golpe, un grito de su hermana, y todo se nubló.

Ashley despertó empapada en transpiración, parpadeando. Se dio cuenta de que cuando despertó, no tenía la menor señal de tener sueño. Miró por la ventana de barrotes, preguntándose donde estaría Judy en ese instante. Por eso no le gustaba dormir. Siempre soñaba con su hermana dese que estaba allí. Sonrió tristemente, pero luego se recuperó y su rostro se llenó de alegría.

Después de todo, Ashley era la alegría perdida en el psiquiátrico. Si ella no sonreía, no sonreiría nadie.