Dio una nueva calada al cigarrillo mientras se rascaba el mechón verde neón con la pata libre. —Puedes ser un blanco y cubrirlo muy bien. ¿Piensas que un tipo con pintas de roquero que trabaja en un bar de cuarta va a andar por ahí chillando? La preocupación no es siempre ruidosa, Baxter. —Desvía la vista al agua que fluye por el canal junto a ustedes—. Hay muchas cosas que ocurren en el más absoluto de los silencios, entre ellas la desaparición de Kira, la preocupación de Billy, la destrucción de este pueblo... Vuelve a reír, mientras lanza la colilla al agua. >>Tu psique no tiene maldito sentido de autopreservación. Como sea, si tanto buscaban a Salvi, es probable que lo encuentren en unos días, por hoy va siendo hora de que nos larguemos de este chiquero, el sol seguramente ya está por caer —dice y regresa la vista a su grupo de amigos—. ¡Muevan el culo, no quiero que ninguno de nosotros sea el próximo Kira Hackett! Nos vemos, Baxter... Jum Se despide de ti y de Bobby con un movimiento de pata, antes de avanzar junto a los demás chicos para dejar el subterráneo por la salida próxima al Miller's.
William Baxter El deseo por frenar con estas cosas... Fue lo que me dije en mi mente ante su comentario sobre el silencio y sus formas. Por lo que entendía muy bien a qué se refería. Volví a escucharla después de mi último comentario, solo pudiendo musitar un instante, la observé mientras hablaba... Al final se despidió, y yo correspondí con calma. Mientras la vi alejarse. ¿Era yo, o de alguna manera esta conversación fue... Extraña? Nunca había concordado tan bien con alguien, como sea. Supongo que estando molesto me salen mejor las cosas, ni idea. Al final me separé del pilar y miré a Bobby. Me le quedé viendo un par de segundos y sin decirle nada, continué mi camino, cuidando que no se me acercara mucho. Pocas veces visitaba este sitio, y era la primera vez que me aproximaba a hablar con los chicos de aquí abajo. Por lo que opté por adentrarme cuanto puediera. Sólo tenía curiosidad a ver si se aparecía algo interesante o mas bien el río hacía de las suyas, como realmente esperaba. ... Pero no, mi excusión no duró ni dos minutos cuando ya había un callejón sin salida por el mismo río, suspire decepcionado mientras miraba alrededor y opté por ir de regreso, cuidé mis pasos y al final salí sin problemas de aquél sitio. No iba a dejar de volver hasta ver a Salvi.
Bobby Jum Cuando quiso acordar, se había echado algo así de hora y media jugando al condenado juego. Una recompensa, ¿eh? Bueno, esperaba que fueran unos buenos verdes. La casa estaba silenciosa, nadie lo había interrumpido y asomó la cabeza por la puerta antes de salir al comedor. Nadie, como supuso. Permaneció unos cuantos segundos de pie, viendo a su alrededor, sin pensar nada en particular. Lo sabía. La mama sólo lo tenía a él para mantener la jodida familia a flote. Tenía que ponerse en movimiento. Decidió intentar una vez más en el subterráneo, esperando poder toparse con el búho. Ojalá la panda de mocosos no estuviera ahí. —¿Salvi? —exclamó, su voz rebotando entre las paredes húmedas.
Apenas entrar al subterráneo te das cuenta que el grupo de chicos, en efecto, no está. Más adelante, la barca atracada se agita sobre el agua cuando el búho se incorpora el escuchar su nombre. Se ajusta los lentes en el rostro. —¿Jum? —pregunta cuando logra ubicarte—. ¿Qué haces aquí, hijo? El ruido del agua fluyendo llena el subterráneo, como si no hubiese nadie más, aunque tras una columna, cerca de la salida que da al Miller's, se encuentra también Lori Meyers. Esta vez no está jugando con su consola, si no viendo vídeos en su móvil, con los auriculares puestos.
Bobby Jum Alcanzó a ver la silueta de la ratona sufrida apenas segundos después de que Salvi le respondiera. Estaba con el móvil quemándose los ojos y él no iba a detenerla. Soltó un bufido rasposo y caminó hasta el búho, con las manos en los bolsillos y la capucha sobre las orejas. —¿Qué parece que hago, viejo? —replicó, agrio, y le indicó su bote con un movimiento de hocico—. Las cosas andan difíciles, ¿no? Estoy seguro que para ti también. ¿Ya saliste hoy? Necesito mercancía.
Drey Duzz Teniendo la mente tan atontada como puede tener luego de un rato de juego, bajo sin cuidado las escaleras del subterráneo y me dirijo al lugar habitual donde se encuentra el Búho. ... Para bien, él esta. Pero no está solo. Por ahora no lo he visto mucho siendo acompañado a sus viajes. Supongo que tuve suerte de llegar antes que otros. La otra persona. La vi en algún lado, hace ya rato... Donde será... El recuerdo se conserva un poco borroso. Cómo si hubiera estado entrando a un estado de ebrida en ese momento. Mantengo la distancia de los dos. Confundido de si debo o no interrumpir. Pero si no lo hago quizás pierda el viaje... Aaah. Está bien. Está bien... Solo me ha traído algunos males las cosas que he encontrado. Quizás me mienta a mí mismo. Pero aún así llevo una pata tímida al lugar donde coloque el diario...
Salvi suelta un risa sin gracia, como si no le sorprendiera el tono de su respuesta. —No, estaba terminando de preparame apenas. Sube, Jum, aunque no creo que encuentres nada allí que te sea útil —dice mientras te hace espacio—. Agarra la linterna, hombre, si vas a subirte a mi bote al menos espanta los murciélagos. Su mirada topa entonces con el segundo en llegar, Drey, a pesar de que mantuvo la distancia. —Parece que tenemos clientela hoy —añade para luego alzar un poco la voz, para que Drey que está algo más lejos escuche también—. Les tengo dos opciones, pueden subir ambos y yo decidiré qué tan lejos llegamos, o puedo ir primero con Jum y luego contigo, Drey, y será la suerte de cada uno la que defina hasta donde llegamos. Haremos las cosas así, con ratings para que sea más rápido. Suben ambos pero yo tiro el dado que decide hasta dónde llegan (de acuerdo) Suben en orden de llegada, va primero Bobby y cuando regresamos va Drey, ustedes arrojarían el dado, no yo (no sé, un borrashoo o cualquier otro). Si dan ratings diferentes, recibe prioridad la opción del viaje individual.
Bobby Jum Si le trajo algo de alegría o alivio que Salvi aún no hubiese salido en su barca, no se le notó. Su expresión no se inmutó; empeoró, incluso, al advertir una presencia detrás suyo y confirmar que se trataba de la comadreja roñosa. El búho le habló a Drey mientras Bobby chasqueaba la lengua y gruñía por lo bajo. —Iré, viejo —le dijo a Salvi, sin quitarle la vista de encima a Drey, hosca y filosa—. E iré solo. La mierda. Había llegado primero y no contaba con la menor intención de compartir lo que sea que pudiera encontrar. No tenía nada contra la comadreja, pero el negocio era el negocio. Tras un par de segundos se giró lentamente y subió a la barca, sentándose en el extremo contrario. —¿Cómo viene todo, búho? Devolvió las manos a los bolsillos, mientras echaba un vistazo alrededor y golpeteaba las patas con movimientos rápidos. Esperaba poder conseguir algo.
Drey Duzz. Niego con la cabeza. Esperado. No importa. Abra otra oportunidad. No seré metiche en su razón para querer ir solo, pero está bien. Llego primero. Da igual que tan mierda m encuentre hoy. Tampoco para iniciar algún pleito. A última instancia le doy una última sonrisa a Búho y me alejo en un saludo de despedida.
Salvi agita una mano, despidiéndose de la comadreja que queda a la espera de su regreso. Avanzan, no demasiado profundo, porque al parecer más adelante el agua es muy poca y el bote se puede atascar. —¿Hmh? —Se encoge de hombros ante tu pregunta y se permite soltar un pesado suspiro—. Como la mierda, hijo, pero no es nada que tú no sepas. No es un buen momento para ningún negocio. Atraca el bote y te indica con un movimiento de cabeza que puedes bajar. >>Vamos a ver qué encuentras, Jum. Échale un ojo a la isla.
Bobby Jum No vio atrás en ningún momento, ni sintió el menor remordimiento de tratar como había tratado a Drey. Se había criado bajo la ley de la selva y no conocía de generosidad o compasión; tampoco la habían tenido con él, de todos modos. Escuchó la respuesta de Salvi en silencio, mientras la barca se mecía y el borboteo del agua se replicaba entre las paredes. Comenzó a estirar el cuello a medida que llegaban a la isla y se incorporó con cierta pereza al atracar, bajando a suelo firme. Era frío bajo sus patas. —Bueno, viejo. Deséame suerte —soltó, serio pero con cierto tinte de humor amargo impreso en su voz. Salvi era de los pocos pueblerinos que no le caían como una patada en el culo. Posiblemente por ello le iniciara cierta conversación y hasta hiciera chistes, en vez de pasársela gruñendo e insultando por lo bajo.
Al bajar de la barca notas varias siluetas recortadas por la luz de la gran lámpara LED de Salvi. Una silueta redondeada es la que se encuentra más próxima a ti, más allá, hay una figura alargada, ¿qué será? Porque perfectamente podría ser un simple palo podrido. Por último, mientras avanzas, pateas un objeto que hace un sonido metálico. Puedes acercarte a cada objeto para inspeccionarlo si gustas, luego decidirte por uno.
Bobby Jum Fue recorriendo sus alrededores con el halo de la linterna, prestándole especial atención a aquello con pintas de estar entero o ser de algún material interesante. Agachándose, tanteando y olisqueando el aire. No tenía grandes pretensiones, tan sólo lograr rascar un par de billetes. No podía ser tan difícil, ¿verdad? Contenido oculto Inspecciono todo lo marcado en negritas(?)
Al acercarte al objeto redondeado, te das cuenta de que es un casco, pareciera de... ¿La Primera Guerra? Sí, tiene toda la pinta. La figura alargada era, en efecto, un palo podrido, ni más ni menos. El objeto que hace el ruido metálico es el mechero Zippo que ya Drey había pateado en su segunda visita, al acercarlo más a la luz de la linterna, notas el acabado cromado y las iniciales S.H.
Bobby Jum Basura, basura, basura. Levantó el casco del suelo con cierta renuencia y le dio vueltas en su mano, observándolo por todos los costados. Frunció el ceño. Luego, se fijó en el mechero y las iniciales que llevaba grabadas. ¿Sería de algún Hartley? ¿Cómo había llegado a parar ahí? Bah, tampoco le importaba. Ambas eran... antigüedades, si se quiere, aunque realmente prefería la que no debería regresar a la caja de objetos perdidos junto a la alcaldía. Decidió volverse con el casco y, quién sabe, quizá lograra convencer a algún viejo patriota o veterano neurótico de que poseía interés histórico. Puede que lo tuviera, de hecho, pero no había forma de confirmarlo. —Gracias por la linterna, viejo —le dijo a Salvi, sentándose en su lugar original en la barca—. La isla está cada vez menos provista de baratijas, ¿eh? Muchas manos llevándose cosas y pocos idiotas perdiéndolas. Bueno, normal. Casi nadie se aventura aquí dentro ya. —Le echó un vistazo al casco y se lo mostró al búho, con una suerte de mueca hosca decorando su hocico—. ¿Qué dices? Yo le estimo... unos veinte dólares. Contenido oculto sacaré ideas de aquí para hacerlo dinero(??)
Salvi le echa un ojo al casco mientras pone el bote nuevamente en marca. —¿De la Primera Guerra? —Ríe para sí mismo—. En este pueblo... ¿Tal vez unos cuarenta? Fuera podría costar mucho más, pero aquí en Possum, bueno la gente no sabe apreciar estas cosas y las que lo aprecian, no van a pagarte lo que vale. Se encoge de hombros. >>¿Quizás la Sociedad Histórica te dé algo por él? No añade nada más, se limita a continuar navegando y pronto el silencio envolvente de túnel, vuelve a colmarse lentamente del ruido lejano de los autos, que se cuela por las entradas al subterráneo. El búho atraca su bote de nuevo y se despide de ti con un movimiento de cabeza, antes de buscar con la mirada por la comadreja. —¿Drey, sigues allí?
Drey Duzz El bosque, fuera de los pocos centavos, se encontró vacío. Como suele ser. Me preguntó que le pasó a esos que se reunión ahí hasta hace poco. Considerando que había pasado el tiempo suficiente, regrese al subterráneo para ver cómo iba la cosa con Búho. Y... ¡Volvió! Que rapido. No debieron viajar demaciado lejos. Le dedico una risita emocionada a Búho. Diciendo que estoy listo para la tercera ronda.
Salvi te indica con una mano que te acerques y cuando has subido al bote, vuelve a prepararlo para la salida. —Veamos qué tan lejos llegas tú hoy, chico. Enciende el motor e iniciar su ingreso en el interior del túnel. >>Sujeta bien esa linterna. Recuerda nada más, el dado de tres caras.
Drey Duzz Y aquí estoy, de regreso al bote dirigiendo me a una isla de basura. La tercera vez de toda esto. Y, tal como la primera, la emoción va saliendo desde mí encerrado interior. Quiero una aventura, ser temerario... pero no quiero nada que tenga que ver con ese asesino. ... Vamos... Bú-Selvi. ¡A un viaje más!
Parece que no has tenido demasiado suerte, el nivel del agua bajó incluso más luego de después del viaje con Bobby. La barca apenas alcanza a llegar a duras penas a la primera isla. Salvi detiene el motor y baja para atar el bote a un pesado tronco que fue arrastrado por el agua. —No es mucho, pero baja, chico, ¡a ver que encuentras!