One-shot Su Caballero

Tema en 'Vocaloid' iniciado por Yugen, 26 Mayo 2013.

  1.  
    Yugen

    Yugen D e p r e s s e d | m e s s

    Piscis
    Miembro desde:
    25 Mayo 2013
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    Escritora
    Título:
    Su Caballero
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Drama
    Total de capítulos:
    4
     
    Palabras:
    1896
    SU CABALLERO
    104745420Kagamine,Rin-Len.png
    CAPÍTULO 1
    —Len, he tenido una pesadilla—Murmuró la pequeña Rin, casi con timidez, haciendo aparición en el cuarto de su hermano gemelo—¿Puedo dormir contigo?

    Pero él no reaccionó. Tal vez no la había oído. Avanzó unos pasos. Su respiración profunda y calmada le dio a entender que seguía durmiendo. Hmm... se veía muy lindo dormido. Rin optó por zarandearle con suavidad, consiguiendo así que emitiese una especie de quejido y haciendo que abriera los ojos poco tiempo después.

    —¿Hmm?—Murmuró—¿Qué...?

    —¿Puedo dormir aquí esta noche?—Preguntó ella con la más dulce de sus sonrisas.

    Len frunció el ceño. ¿Dónde estaba? Oh, sí... Esa era su cama... Y sus sábanas. Alzó la cabeza. Y su hermana.

    —Rin—Sonrió extrañamente divertido—¿Todavía te asustan los monstruos? ¿No crees que ya eres un "poquito" mayor para esas cosas?

    Rin se puso seria. Apretó los puños, molesta.

    —Los monstruos no existen—Dijo tratando de sonar convincente—Pero...—Relajó el gesto—Después de esta pesadilla no creo que pueda volver a dormir sola... Y estoy cansada...

    Len rezongó algo mientras volvía a acomodarse entre las cálidas sábanas.

    —Porfaaaa...—Suplicó la joven al ver como su querido hermanito la ignoraba deliberadamente. ¿Por qué?—Sólo por esta noche...

    Él volvió a fruncir el ceño, se sentó y la miró por unos cortos segundos. Usaba un finísimo pijama bastante sencillo, nada especial, pero Len seguía viéndola igual de hermosa. Siempre la vería igual.

    —Esta bien—Aceptó al final, dejando escapar un profundo suspiro.

    La batalla estaba perdida. Lo había estado desde el principio. Levantó las sábanas para que Rin pudiese colarse entre ellas. Ella sonrió y abrazó a su hermano con todas sus fuerzas.

    —¡Gracias!—Exclamó mientras se metía en la cama en un abrir y cerrar de ojos—¡Gracias, gracias, gracias!

    —Tú en ese lado y yo en este—Le advirtió el muchacho, apagando la luz. Un inesperado rubor había cubierto sus mejillas—¿De acuerdo?

    Rin tragó saliva. Era extraño, su hermano no solía tratarla con tanta frialdad.

    —¿Ni siquiera puedo tocarte los pies?—Preguntó con extrañeza.

    Len sacudió la cabeza sin pronunciar palabra ni dar explicaciones, y Rin no tuvo otra que aceptarlo. ¿Después de todo ella era la huésped en la cama de su hermano, no?

    Miró al despertador con forma de gato sobre la mesita. Bajo la luz de la luna que entraba por la ventana se veía extrañamente siniestro. Sus ojos verdes brillaban en la oscuridad, amenazantes, al menos para ella. Tragó saliva de forma audible.

    —Onii-Chan—Murmuró—¿Estás despierto?

    Su hermano emitió de nuevo aquella especie de quejido y le propinó una patada en la espinilla, tal vez en sueños. Rin soltó una exclamación de dolor entre dientes y fulminó a su hermano con la mirada. Pero Len no reaccionó. Ya estaba profundamente dormido.

    No llevaba mucho tiempo en los brazos de Morfeo cuando un fuerte golpe hizo que Len se despertase. ¡Se había caído de la cama! Se frotó los codos con una ligera expresión de dolor en el rostro.

    —Augh...

    Alzó los ojos y vio la mano de Rin, que colgaba a un lado y un pie que sobresalía de entre las sábanas del mismo modo. Dormía profundamente y a juzgar por la tierna sonrisa de sus labios, estaba soñando con algo realmente bueno. ¿Qué sería? La luz que se colaba por la ventana parecía querer jugar con sus finos cabellos dorados, y envolvían su nívea piel y su rostro sereno, ofreciéndole un aura casi divina. El muchacho apartó los ojos de su joven hermana con rapidez. Empezaba a notar como la sangre se acumulaba en sus mejillas y como los latidos de su corazón comenzaban a descontrolarse.
    Suspiró profundamente y se puso en pie, tratando de no tropezar con las mantas que Rin, sin querer, había arrojado al suelo.
    Miró el despertador.

    —Las dos y cuarto...—Murmuró con pesadez pasándose una mano por el cabello—Va a ser una noche muy larga...

    Fue entonces cuando se dio cuenta de que su gemela estaba ocupando toda la cama. Le daba la espalda, piernas y brazos extendidos, abarcando casi todo el espacio disponible. Len no supo como actuar en consecuencia sin despertarla. Tocó con delicadeza el fino brazo de la joven, como si temiese quebrarlo. Tenía la certeza de que este se rompería en cualquier momento, pero no fue así. Al contrario. Bastó este tímido gesto por parte de su hermano gemelo para que Rin rodase hasta el lado izquierdo de la cama. Entonces, él pudo recostarse sobre el lado derecho, pero fue incapaz de dormirse.

    Paseó la mirada por el armario, la estantería, la mesita con sus fotos de niños... Cerró los ojos. ¿Cómo había llegado a eso? ¿En qué momento había dejado de ver a su hermana como lo que era? ¿Desde cuándo se despertaba en mitad de la noche, sudoroso y aterrado, con el corazón en un puño, temiendo haber abusado de su hermana en sueños? Notó entonces un pequeño pero cálido bulto que acababa de chocar contra él. No se volvió a mirarla. No se atrevía a mirarla. Pero si notó como las mejillas comenzaban a arderle de nuevo y como su corazón latía desbocado dentro de su caja torácica. Podía sentir el cálido aliento de Rin en su mejilla, entre respiraciones lentas y acompasadas.

    —Rin...—Murmuró con las mejillas encendidas, tratando de apartarla suavemente con la mano.

    Ella murmuró algo ininteligible y se apartó sin oponer resistencia. Por suerte para él. No es que le molestase su presencia, ni mucho menos. Pero le aterraba el sentimiento, la urgencia, el deseo que nacía en su interior tan solo con sentirla cerca.
    Trató de volver a dormirse, pero no fue capaz.

    —Rin—Susurró, zarandeándola con extrema delicadeza. De nuevo, temía que se quebrara. La pequeña abrió los ojos con timidez, lentamente, confusa por haber sido despertada.

    —¿Hmm?—Murmuró, debatiéndose entre el sueño y la vigilia—¿Qué...? ¿Qué quieres Len?

    No puedo dormir.

    Hubo un incómodo silencio.

    —No es mi problema—El tono de Rin ya no sonaba confuso, sino molesto—¿Por qué me despiertas? ¡Estaba en mitad de un hermoso sueño!

    Len no quiso preguntarle. Aún se sentía confuso por lo que acababa de oír. "No es mi problema" ¿Tenía la desfachatez de decir eso?

    —Por si no lo recuerdas estás en mi cama—Observó él, clavando sus ojos en los suyos—¡Y en mi habitación!

    Su hermana frunció el ceño. No sólo se comportaba de una manera extraña y distante a su parecer, sino que encima se ponía borde. Ja. Con rabia, tiró de las mantas hacia arriba y volvió a envolverse con ellas.

    —Déjame en paz—Masculló—Quiero seguir mi sueño...

    Len sintió como la ira comenzaba a llenarlo por dentro. A ratos la quería... A ratos la odiaba. Después de todo eran hermanos, ¿no?

    —¡Te dejaré en paz cuando te largues a tu habitación!—Gritó él con furia, señalando la puerta.

    —¡Oblígame!—Le desafió ella, aferrándose con más fuerza a las sábanas. Len vaciló. Estaba furioso, sí. Cabreado. Pero...

    Su gesto se endureció.

    —¡Idiota!—Le espetó con rabia—¡Eres idiota, Rin!

    Ella no pudo soportarlo más. No era conocida por su inigualable paciencia. No señor. Se abalanzó sobre su hermano con furia. Len no tuvo tiempo de reaccionar. Ella alzaba el puño justo delante de su cara, mientras su mano izquierda lo sujetaba con fuerza por el cuello de la camisa. Se hizo el silencio. Sus respiraciones agitadas fue el único rastro que quedó de la rabia antes sentida. Tragaron saliva. Se miraron a los ojos. Bucearon en la mirada azul del otro. El puño de Rin tembló, mientras el rubor cubría las mejillas de ambos hermanos. Era extraño. Tenían miles de cosas para decirse, podían insultarse, incluso. Pero sencillamente se miraron a los ojos sin pronunciar palabra. El latido de ambos corazones parecía haberse sincronizado. Él, por supuesto, trató de calmarse cuando un profundo terror le invadió. Ese sentimiento, esa urgencia comenzaban a aparecer de nuevo. Pero sin embargo no se movió. De algún modo, ninguno de los dos lo hizo. Rin dejó caer el puño y cedió la presión de su mano sobre el cuello de la camisa de su gemelo cuando comprendió de forma súbita que estaba pasando.

    —L-Len...—Articuló al fin. Notó como las lágrimas comenzaban a agolparse en sus ojos. Él suspiró y sobreponiéndose, la tomó entre sus brazos y la estrechó contra su cuerpo. Adoraba el sutil aroma a naranjas que impregnaba su piel...

    Rin había comenzado a sollozar.

    Cerró los ojos, consolándola en silencio, sintiendo el cálido cuerpo de su hermana sobre el suyo, pero no se movió. No se movería, porque él había sido, era y seguiría siendo su caballero.

    ¿FIN...?
     
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    Miaka-chan

    Miaka-chan Iniciado

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    ¡Me encantó! Sinceramente me encantó. Es increíble como relacionaste las cosas.
    Bueno, con respecto a lo técnico :
    -Creo que no puedes escribir todo con letra en "Cursiva" o "I"
    Y lo demás son un par de faltas de ortografía menores, nada de que preocuparse.
    Sigo diciendo que me gustó mucho.

    Saludos, Miaka-chan.
     
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  3.  
    Kashey

    Kashey Usuario VIP

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    Hermoso, sumamente precioso. Has hecho que una serie de sentimientos me pasen por el pecho. No, no debe ser el final... Aunque no se permiten los temas de incesto. Preguntaré con el administrador si se considera incesto el único echo de que estos se enamoren, aunque sin haber escenas sexuales.
    Te recuerdo quela imagen es solo para portada, en este caso ya has cubierto tu límite de imágenes. C:
    Si está permitida esta historia, te dejaré un mensaje por el perfil, y querré que la continúes :D no puede quedar así ;-;
    Si no pues nos haces la continuación solo para Miaka y para mí(?) Lol XD


    Xanny ~
     
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  4.  
    Yugen

    Yugen D e p r e s s e d | m e s s

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    Título:
    Su Caballero
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    Drama
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    2655
    CAPÍTULO 2
    Amaneció pronto. La cálida luz de la mañana se colaba por la ventana cerrada de la habitación, al igual que el cándido piar de los pajarillos en las ramas. Len se removió entre las sábanas, incómodo.

    'Que luz tan molesta...'

    De golpe, se detuvo. ¿Qué era eso tan cálido que respiraba de forma tan profunda y sosegada junto a él, en su cuello, erizando cada mínimo rincón de su ser?

    'Rin...'

    Tragó saliva de forma seca. Su gemela estaba allí, a su lado. De súbito recordó que habían dormido juntos la noche anterior. El ritmo de su corazón se disparó. Se detuvo a observar su rostro dormido con curiosidad, con ternura, como si fuese la primera vez que lo viese. Se veía tan tierna y frágil... maldijo su propia estampa en silencio cuando sintió la profunda necesidad de besarla; de probar esos labios prohibidos que nadie había probado jamás y...

    —Maldito enfermo—Se espetó a sí mismo—Deja de pensar esas cosas...

    Ella mantenía la boca entreabierta entre respiraciones lentas y profundas. Volvió a tragar saliva. Se veía muy linda... Muy linda. Demasiado...dulce.

    En serio, ¿Quién lo notaría? No sería más que un beso...

    Len volteó lentamente para asegurarse de que no había nadie cerca que pudiese juzgarle. Derecha, izquierda.... nada. Vía libre. Inspiró... 1...2....3....

    Y se acercó un poco a su divina tentación, sin apenas rozarla. Volvió a maldecirse a sí mismo una y mil veces, pero no sería más que un beso. Nada más.

    —Rin—Susurró a contados centímetros de sus labios—Perdóname...

    Se acercó un poco más, su mano tomó con delicadeza su mejilla. Estaba fría. ¿Tendría frío? Tiró de las mantas hacía arriba y las apretó un poco contra su cuerpo. Después, sencillamente regresó de nuevo a su posición inicial.

    —Rin...

    Cerró lentamente los ojos. Su corazón golpeaba enloquecido dentro de su pecho, parecía poder estallar en cualquier momento. Su sonrojo se intensificó y de forma temblorosa acortó la distancia un poco más...

    Pero, algo lo detuvo en seco. Sus ojos se encontraron, azul con azul. Felicidades Len... Rin acababa de despertar.

    'Mierda, mierda, mierda...'

    Sus rostros separados por escasísimos centímetros y su mano aún sobre su mejilla. Rin parpadeó, confusa. Sentía la cálida mano de Len sobre su fría, helada mejilla, el rostro de su hermano a contados centímetros de sus labios... Podía sentir su aliento contra ellos, provocándole escalofríos...

    —L-Len...—Murmuró y enrojeció de forma leve—¿Q-qué estás...haciendo?

    '¿No es obvio? ... Comportarme como el loco hermano enamorado de su propia sangre...'

    —Etto....yo...—Titubeó. Realmente no tenía idea de como seguir—T-tocar tus mejillas...

    Tragó audiblemente saliva. Rin parpadeó de nuevo, confusa. Bueno, eso era evidente. ¿Pero por qué lo hacía? Sus mejillas tenían un tacto similar, supuso.

    —Estás muy cerca...—Observó con avidez.

    Su ritmo cardíaco también había comenzado a acelerarse y su rostro enrojeció. Oh, es cierto. Len prácticamente gritó una rapidísima disculpa y corrió para poder apartarse de ella. Lo hizo tan deprisa que a punto estuvo de tropezar y caerse de la cama. Por suerte logró incorporarse a tiempo. Su primera reacción fue cubrirse con las sábanas de forma desesperada, su rostro hirviendo y su corazón a punto de estallar. Se cubrió hasta la cabeza. Rin francamente no alcanzaba a comprender nada. Sus grandes orbes azules se despegaron con un suave aleteo.

    —¿Len?—Preguntó tocando el bulto que era ahora su gemelo, oculto allí bajo las mantas, sintiéndose a salvo de su propia vergüenza.—¿Len...?—Sonrió de forma nerviosa-¿Qué haces...?

    —N-nada...—Oyó pronunciar a su gemelo de forma muy rápida. Demasiado rápida.

    —Sal de ahí, hermano tonto—Rió y tiró de las mantas tratando de hacerle reaccionar. Pero Len estaba obstinado a no moverse.

    Después de aquello, no se atrevía a mirar a Rin a la cara.

    ¿Pero qué demonios le pasaba ahora? Ella frunció el ceño.

    —¡Kagamine Len!—Le espetó—¡Sal de ahí ahora mismo si no quieres que tus bananas acaben en el cubo de la basura!

    Ow, golpe bajo para el pobre Len.... para nada quería que su adorado manjar acabase de forma tan horrible, pero...

    Destapó lentamente la cabeza, resignado.

    —Rin...—Se volvió a mirarle—Lo siento...

    Ella ladeó ligeramente la cabeza, confundida. ¿Y eso a qué venía ahora? ¿Por qué estaba...?

    —¿Por qué te disculpas?—Quiso saber.

    Podía disculparse por muchas cosas, muchas muchas cosas, en realidad. Desvió la mirada.

    —Yo...

    Silencio.

    ....

    Y más silencio.

    .....

    Y....

    —¡Len!

    Él se volvió rápidamente y sus ojos azules volvieron a encontrarse. Definitivamente, el pobre chico estaba al borde de la taquicardia.

    —¿Qué?

    —¿Por qué te disculpas?—Repitió—Estás muy raro esta mañana...

    —Oh, no es nada...—Se apresuró a responder y sonrió de forma un tanto forzada—Nada de nada...

    Rin no dijo nada, sencillamente se mantuvo observándolo. Definitivamente estaba raro. ¿Habría comido algo en mal estado? ¿Tanto 'natto' le sentaría mal? ¿O quizás tantas bananas? Estaba rojo, sudaba y sus manos temblaban, parecía muy nervioso. Sus ojos azules lo analizaron largo rato, como estudiándolo y finalmente sonrió con cariño.

    —Estás muy lindo cuando te sonrojas—Comentó.

    Sintió un dolor punzante en la mejilla que Len había comenzado a pellizcar, aún si cabía, más avergonzado.

    —Cállate—Gruñó entre dientes y con los ojos cerrados.

    En un acto reflejo y como defensa ella trató de pellizcar las mejillas de su gemelo también, pero en cuando Len sintió los dedos de su hermana sobre las mismas, un pequeño shock eléctrico sacudió su espina dorsal. Se apartó de forma un tanto brusca y cortante de ella.

    —Este... vamos a desayunar—Le dijo y trató de sonreír, levantándose de la cama para abrir la puerta de la habitación y salir fuera.

    Rin aún trataba de ubicarse. ¿Por qué no le había dejado? ¡Ella también tenía derecho a pellizcar sus mejillas! ¿Ahora no podía tocarle? No podía tocar sus pies, no le permitía pellizcar sus mejillas... ¿Qué sería lo siguiente? ¿Dejaría de abrazarla como lo había hecho siempre?

    —Ay...—Se quejó y su gesto se crispó en una mueca de dolor mientras frotaba su maltratada mejilla—Baka Len...

    Rin y Len vivían solos. Sí, lo sé... Suena extraño que unos chicos de catorce años vivan solos, pero así había sido desde los nueve años. Sus tíos, aquellos que vivían en el extranjero les enviaban una pequeña asignación mensual y así se mantenían. No era la gran vida, por mucho que lo parezca. A veces extrañaban a sus padres. Aquel era un tema al que Len no podía parar de darle vueltas. Sus padres apenas les habían dedicado tiempo cuando aún vivían. Nunca. Él y Rin siempre estaban juntos: Jugaban juntos, comían juntos, dormían... incluso se bañaban juntos desde una edad muy temprana. Sin embargo había llegado un momento donde se distanciaron al comienzo de la adolescencia. Pero... ¿Tal vez era ese el problema? ¿La poca atención de sus padres habían desencadenado el hecho de que Len viviese enamorado de su propia hermana gemela?

    Lo ignoraba, pero una parte de él no podía dejar de darle la razón a aquel hecho. Su debate interno se vio interrumpido cuando Rin ingresó en el kotatsu (1) sentándose frente a la televisión y un bol de onigiri.

    —¿Qué ves?—Le preguntó antes de dejarse caer en el futón del kotatsu. Len se volvió en dirección al televisor, bostezó y las lágrimas saltaron de sus ojos en el proceso.

    —Quería algo interesante...—Comentó aburrido—Pero no hay anime a estas horas...

    Ella le echó un vistazo rápido al televisor.

    —Sí, ya vi...—Respondió y tomó una de las bolas de arroz del bol. Él la observó comer un poco apartado mientras simulaba estar pasando canales en la televisión.

    —Nee, Rin...

    —¿Hmm?

    Volvió a enrojecer de forma repentina. ¿Por qué tenía que mirarlo de ese modo? ¡No era justo, no era justo para nada!

    —Etto...yo...—Rascó su nuca, buscando las palabras correctas—¿Qué tal dormiste en mi cama?

    Aquello la tomó por sorpresa. Dejó caer la cabeza y de forma profunda, suspiró.

    —No muy bien...—Murmuró—Siento mucho haber estado a punto de golpearte...—Apretó los puños y su gesto se endureció—¡Pero si no podías dormir no haberme despertado! ¡Sabes de sobra que me levanto de mal humor!

    Él le dirigió una mirada de circunstancias.

    —Tú no podías dormir y me despertaste a mí—Le espetó—¿No es lo mismo?

    Rin volvió el rostro y se cruzó de brazos con dignidad e inflado orgullo.

    —Yo tuve una pesadilla—Respondió en su defensa con total tranquilidad—Es diferente.

    —¿Qué es diferente?

    Se hizo el silencio. Hacía frío, Rin se cubrió los hombros con la manta. Había algo que también rondaba su cabeza, algo que no le gustaba. Por algún motivo que no alcanzaba a comprender, Len había comenzado a comportarse de forma muy fría con ella cuando estaban juntos. A veces ella lo miraba y le sonreía y él desviaba la mirada y enrojecía por algún extraño motivo. Y también estaba el hecho de que pasaban menos tiempo los dos, a pesar de vivir en el mismo lugar.

    —Te echaba de menos...—Murmuró con una voz apenas audible. Len se sorprendió en un principio, había alcanzado a oírla y por consiguiente sus mejillas volvieron a teñirse de rojo. Ella no se percató de ello, la tristeza se hizo muy palpable en sus palabras cuando habló—Actúas muy frío y distante conmigo desde hace ya algún tiempo... no sé que te pasa, Len...—Hizo una pausa y sus miradas de encontraron-Extraño a mi caballero de dorada armadura.

    Él tan solo pudo desviar la mirada y tragar saliva de forma seca. Cerró los ojos un corto momento. Francamente se le hacía trizas el corazón. ¿Pero qué podía hacer? Se sentía horrible consigo mismo. No quería sentirse así, no debía sentirse así.

    `Si tú supieras, Rin...'

    —Lo siento—Murmuró en voz baja. Rin volteó y se levantó—Espera... ¿a dónde vas?

    —A preparar 'Natto'—Respondió divertida y después rió—No... voy a por una naranja a la cocina. ¿Quieres algo?

    Las comisuras de sus labios se tornaron en una leve sonrisa.

    —SíDijo—Una banana, por favor.

    Rin se cubrió la boca con las manos, tratando de evitar reír. El chico en el suelo, enarcó curioso una de sus cejas.

    —¿Qué te resulta tan gracioso?

    —Nada—Respondió aún riéndose—¿Y un helado con tu banana?—Resaltó—¿Y dejar que se derrita lentamente?—Esta vez se cubrió la nariz con las manos—Creo que voy a tener una hemorragia nasal...

    Len le arrojó un cojín a la cara, rojo de vergüenza e indignación.

    —¡Deja de ser una fujoshi pervertida mal pensada!

    Cuando logró parar de reír, sonrió de forma dulce. Se volvió hacia su gemelo y se lanzó a sus brazos. Len enrojeció nuevamente al notar el cálido cuerpecillo que lo abrazaba con ternura, apoyando su fría mejillas contra la suya, que había comenzado a arder.

    —Te quiero—Le susurró.

    Len se tensó. Rin se refería en un concepto fraternal, lo sabía... Pero aún con todo no pudo evitar que su ritmo cardíaco se disparase, que sus manos temblaran ni cerrar los ojos un corto momento para atesorar lo que ocurría. Adoraba la suave fragancia que impregnaba el suave cabello de su gemela... Él olía a bananas.

    Finalmente, correspondió a su abrazo.

    —Yo también te quiero—Le susurró y la estrechó un poco más contra su pecho.

    'Mucho, muchísimo más de lo que imaginas...'

    El tierno momento no duró mucho. Rin se apartó de él con brusquedad mientras se iba a la cocina a por su
    manjar cítrico. Amaba las naranjas.

    Una vez se hubo quedado solo, el pecho de Len se vio estremecido por un nuevo suspiro.

    —Ojalá nunca tengas que saber cuanto...


    kotatsu (1) Es un marco de mesa bajo hecho de madera y cubierto por un futón o una cobija pesada, sobre el cuál se apoya la superficie de la mesa. Debajo hay un brasero, calentón o estufa, que a veces es parte de la estructura de la mesa misma.

    Y aquí capítulo dos... Bueno, no me ha quedado como quería, pero algo es algo (?) Sean sinceros... ¿Me quedó algo corto? Lo siento, no tengo mucho tiempo para escribir... :(
     
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  5.  
    Yugen

    Yugen D e p r e s s e d | m e s s

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    Su Caballero
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    Drama
    Total de capítulos:
    4
     
    Palabras:
    1710
    CAPÍTULO 3
    Apoyó la mano sobre la mejilla mientras observaba el cielo a través de la ventana cerrada del salón de clases.

    Los sonidos del interior, la irritante y aburrida perorata del profesor y sus jóvenes pupilos haciendo todo lo posible por mantener la atención.

    Los oía a lo lejos como un suave murmullo. No, no estaba prestando la más mínima atención a la clase. No tenía las ganas, ni la fuerza, ni la necesidad de prestar atención en esos momentos.

    Sus ojos azules se perdieron un momento y se fijaron en la figura joven y esbelta de su hermana, allí abajo en el patio, en la clase de gimnasia. Lo primero que pudo pensar es en que Rin se veía demasiado sexy en pantalones cortos... después sacudió la cabeza.

    Ugh, definitivamente los uniformes de gimnasia deberían estar prohibidos o ser un poco más recatados y formales.

    Pero no, tenían que ser así, así de estúpidamente y malditamente cortos.

    Mierda.

    —Kagamine—Tosió una voz—¿Puedes decirme lo que acabo de explicar?

    Los ojos de Len regresaron de súbito al salón de clases. Allí deberían haber estado todo el tiempo. Se puso en pie, prácticamente saltando en el asiento.

    —¡Ha-Hai!—Exclamó. Apretó los puños y cerró con fuerza los ojos, concentrándose en la anterior explicación que apenas sí había escuchado. Finalmente, suspiróHiyama-sensei, yo...

    —No estabas escuchando—Dedujo el profesor con agudeza, Len asintió con sumisión—Vuelve a sentarte, Kagamine—Fue todo lo que dijo haciendo un vago gesto con su mano.

    Sin saber muy bien como sentirse, Len tomó de nuevo asiento.

    —¡No Rin, no saltes por ahí!

    Miku ni siquiera había pronunciado estas palabras cuando se oyó un fuerte golpe y las cajas del potro de gimnasia prácticamente volaron. De forma irremediable, los ojos de Len se volvieron hacia la ventana.

    —¿Estás bien?

    —Sí...—Respondió con voz nerviosa y frotando su nuca la chica que aún se encontraba en el suelo. Rió—Gomen...

    Len rodó los ojos.

    'Boba, me habías preocupado...'

    —Kagamine.

    ¿Otra vez?

    Len regresó de nuevo sus ojos al salón. Hiyama-sensei permanecía con los ojos cerrados y gesto severo, brazos cruzados y en pie sobre la tarima de la clase. No parecía querer aguantar un segundo más las faltas de atención de su pupilo. Len suspiró y se concentró en lo que se supone que debía concentrarse.

    —¡Por poco te matas!

    Rin se llevó la botella de agua a la frente sudorosa tratando de refrescarse. Entendía que su amiga se preocupase por ella, pero... no había sido nada. Un golpecito, nada más...

    —Estoy bien—Respondió. Sus mejillas se habían teñido de un ligero tono carmín—Me lo has dicho como unas quinientas veces en lo que va de año...

    'Que golpe tan tonto...'

    Miku suspiró con resignación. De acuerdo, estaba bien... ¿Pero alguna vez, algún día, haría el más mínimo esfuerzo por escuchar o por pensar las cosas antes de hacerlas? Sobretodo escuchar, le hacía mucha falta.

    —No tendría que repetírtelo tanto si alguna vez me prestases atención.

    Rin ladeó ligeramente la cabeza. No, de nuevo no estaba escuchando. Sus ojos se había fijado a lo lejos, en una de las ventanas de la clase.

    —Len...—Murmuró para sí misma al reconocer la figura de su gemelo y se levantó alzando la mano en el aire.

    Pero su hermano no le devolvió el saludo como era de esperar, tan solo regresó sus ojos al salón de clases, esta vez ni siquiera enrojeció. Francamente, Hiyama-sensei no le reiteraría sus faltas de atención más veces. Rin apretó los puños e hinchó las mejillas, frustrada.

    —¡No hace falta que saludes, hermano estúpido!—Le espetó y recogió todas sus cosas para cambiarse de ropa, rezongando maldiciones entre dientes.

    ¿Para qué iba a entristecerse si su gemelo la veía como una total carga a su parecer? Pero de pronto un agudo chillido rasgó su garganta y se dejó caer al suelo mientras su gesto se crispaba en una mueca de dolor.

    —¡Rin!—Exclamó Miku espantada mientras se acercaba a socorrerla.

    —Mi tobillo...—Respondió con voz quejosa—Creo que me he torcido el tobillo...

    Vaya, no había sido un golpe 'tan tonto' al parecer ni tampoco 'estaba tan bien' como ella decía estarlo. Miku la ayudó a incorporarse y caminar.

    —Vamos, te llevaré a la enfermería—Le dijo con suavidad.

    Haciendo un esfuerzo y cojeando, minutos después las dos hubieron desaparecido del patio y del campo de visión de Len, que al oír el grito de su hermana no había podido hacer otra cosa que levantarse de su asiento y exclamar horrorizado el nombre de su gemela, exaltando a todos en el interior del aula. Por consiguiente, lo habían expulsado de la clase.

    'Genial...'

    Bueno, puede que de hecho sí fuese 'genial'

    Suspiró y desapareció por el pasillo. Sabía a donde iría ahora, lo tenía muy claro.

    Apareció poco después en la enfermería. La puerta estaba cerrada a cal y canto. Tragó saliva de forma seca y su corazón golpeó enloquecido dentro de su pecho cuando se acercó y pegó la oreja a la madera. Suspiró aliviado al descubrir que no había sido más que una torcedura de tobillo. Oyó pasos y antes de poder evitarlo, la puerta se abrió con un ligero chasquido.

    —¿En que puedo ayudarte?

    Len se esforzó por alejar su vista de los prominentes atributos femeninos de la enfermera, enrojeciendo furiosamente.

    —Etto...—Masculló.

    Rin y Miku cruzaron una mirada de circunstancias. Esa voz...

    —¿Len?

    ¿Era él de verdad?

    El joven salteó el cuerpo de la enfermera con el corazón en un puño y se volvió hacia su gemela, sentada cobre la camilla y con el pie convenientemente vendado.
    El ambiente olía a sal y yodo... más a yodo que a sal. No era un espacio especialmente atractivo, parecía la consulta de un hospital. Un pequeño armario con toda clase de utensilios médicos que no supo clasificar y no mucho más que describir. La luz resultaba molesta.

    —Rin—Suspiró.

    Pero antes de poder continuar o preguntar por su estado, su gemela se había cruzado de brazos y le había vuelto el rostro con fruición.

    —¿Qué haces tú aquí?—Quiso saber—Si vienes a preguntar por mi estado, no te molestes... no necesito tu caridad.

    Él frunció el ceño. ¿Pero que le pasaba ahora? Oh claro, solía olvidarlo... Rin era bipolar. O acaso era... ¿Por él?

    —Descuida—Respondió ligeramente frustrado—No vine por ti, comí algo en mal estado y me duele el estómago.

    Aquello le dolió. Le dolió porque había tenido la vaga esperanza de que él hubiese venido por ella, preocupado por su estado... pero no. No era así, apretó los puños y sostuvo la mano de su amiga.

    —Miku, vámonos—Le pidió—Ya estoy bien, se me pasará...

    —Pero Rin...

    Len tragó saliva de forma seca. Era idiota, era idiota.... ¿Por qué no había dicho la verdad? ¿Acaso esa frialdad no se estaba volviendo orgullo? Él solo trataba de alejarse de ella por todos los medios, tratando de huir de sus propios sentimientos... ¿Pero realmente ser así era lo mejor que podía hacer? ¿no había otra solución?

    Antes de que ella pudiese hacer nada por evitarlo, sintió las manos de Len rodeando su cuerpo en un cálido abrazo. Por alguna razón su ritmo cardíaco se disparó y sus mejillas se tiñeron de rojo.
    No hizo movimiento alguno, Len había apoyado la cabeza en su hombro y su tibio aliento la hizo estremecerse.

    —Lo siento—Le oyó decir—Vine a verte a ti, aunque realmente me doliese el estómago o estuviese a punto de morir me preocuparía por tu estado mil veces antes que por el mío propio...

    Ella enrojeció aún más. ¿Hablaba en serio?

    —Oh, Len...—Murmuró y rodeó su cuello con sus brazos—Tonto...

    Y allí se quedaron, abrazados, hasta que la campana anunció que la nueva clase se daba por finalizada.
     
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    Yugen

    Yugen D e p r e s s e d | m e s s

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    Escritora
    Título:
    Su Caballero
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Drama
    Total de capítulos:
    4
     
    Palabras:
    2510
    CAPÍTULO 4
    —Len... ¿Qué haces aquí? Hace frío...

    Y como si tratase de probar sus palabras, Rin frotó sus brazos. Era una hermosa noche sobre Sapporo, Hokkaido. Len desvió la mirada. ¿Que qué hacía allí? Tal vez aquel pequeño balcón era el lugar perfecto donde estar a solas con sus pensamientos y sentimientos.
    Pensar. Recordar. Tratar de centrar la cabeza.
    Tal vez estaba allí porque se sentía seguro, observando el hermoso paisaje nocturno de juegos de luces que adornaban la ciudad. Tal vez solo quería reprocharse en silencio lo enfermo y repugnante que le parecería su situación a cualquiera. Tal vez.
    —Len...
    Oyó junto a él esa voz y olió aquella sutil fragancia a naranjas. Casi pudo sentir su piel erizarse cuando su gemela se apoyó junto a él en la baranda.
    —¿Hmm?—Murmuró tratando de centrar sus ojos en cualquier cosa menos en ella.
    Rin suspiró. Su tobillo estaba completamente recuperado, no había sido nada grave.
    Entonces... ¿Qué demonios le pasaba a Len?
    La trataba fríamente, se arrepentía y actuaba con tanta ternura que la hacía sonrojar... ¿Qué era eso?
    —Yo...—Murmuró—... ¿Qué es lo que te pasa conmigo?
    Len no pudo evitar voltearse a mirarla. No señores, no. Rin no era tonta. Los ojos azules de su hermana se habían clavado en los suyos y brillaban con determinación. El corazón de Len se aceleró y sus mejillas tomaron un sutil tono rosado.
    —¿Qué?
    —Quiero saber por qué actúas de este modo...—Explicó ella—Me siento confusa cuando haces eso, no... no sé que hacer...
    Él no respondió. Tomó rápidamente a su gemela de los hombros y la estrechó con fuerza contra su pecho. Rin no se movió. Se había sonrojado de forma bastante evidente y los latidos de su corazón se habían sincronizado con los de su hermano.
    —L-Len...
    —Te necesito—Fue todo lo que musitó él con voz dolida, rota, hundiendo la cabeza en su hombro y acariciando su corto cabello rubio con necesidad.
    Rin tragó saliva. ¿Qué la necesitaba? ¿Y por qué no podía moverse? Era como si su cuerpo se encontrase en estado de shock... ¿Por qué su corazón estaba latiendo tan alto?
    —Rin...—Susurró él y suavemente la sujetó de los hombros y la apartó para mirarla a los ojos.
    Rin tampoco se movió esta vez. Los orbes azules de su hermano presentaban un brillo acuoso, parecía estar sintiendo una gran pena o dolor por algo que no alcanzaba a comprender. Esos ojos increíblemente azules...
    Él tan solo la observó en silencio. Sus dedos se deslizaron hasta sus mejillas, acariciándolas de forma lenta con el pulgar. Había tanto cariño, tanto amor en esas caricias...
    —Rin...—Repitió una vez más—Princesa, mi princesa... mi Rin...
    Ella se estremeció. Len estaba actuando como un auténtico desesperado. No podía entender por qué... Parecía tener miedo de perderla, de que se escurriera entre sus dedos como la arena. No se sintió turbada cuando sintió su rostro acercarse lentamente. No trató de apartarse cuando lo sintió tan cerca... No trató de huir, solo cerró los ojos por inercia al sentir como él sujetaba su barbilla y humedeció sus labios mientras la distancia comenzaba a acortarse cada vez más entre ambos. Porque tenía la certeza de que su corazón estallaría, porque sus manos temblaban, porque se sentía débil y abrumada en cierto modo...
    —Len...—Musitó, cuando apenas unos centímetros los separaban—Bésame.
    Fue entonces cuando él regresó a la realidad.
    "¿Qué? No... no, no... no puedo Rin..."
    Lentamente y sin hablar, haciendo un sobrehumano esfuerzo por no caer en la tentación, Len se apartó de ella.
    —No—Respondió. Ella sostuvo su mano con vehemencia, suplicante. Estaba literalmente rogando por él.
    'Un Caballero jamás le niega nada a su Princesa'
    —Len...—Repitió—Bésame...
    Su gemelo acarició de forma temblorosa su suave y rosado labio inferior y de nuevo supo que era demasiado. ¿¡Pero por qué demonios se resistía si era lo que siempre había deseado!? ¡Sonaba absurdo!
    De nuevo y sin hablar, —realmente no hacían falta palabras— se acercó de a ella. El aire cálido de sus bocas comenzó a condensarse en un espacio cada vez más y más reducido, mientras la necesidad y el deseo comenzaban a hacerse notables.
    —Bé...same...
    Len no esperó más. Lo necesitaba tanto, lo ansiaba tanto... la deseaba tanto que le dolía, algo dentro de él gritaba por liberarse. Colapsó su boca con la suya y pronto se volvió incontrolable. Rin ya no sentía frío, la caliente y mojada cavidad bucal de su gemelo era demasiado dulce y exquisita como para preocuparse por trivialidades como aquella. Su cuerpo separado a centímetros del suyo también le aportaba calor y en sí mismo aquel primer beso, resultaba demasiado excitante. Len la acorraló contra la baranda, presionando sus caderas a las suyas. Rin gimió de forma ahogada. Sus pulmones habían comenzado a arder y deshizo el beso de forma un tanto brusca, buscando oxígeno.
    —L-Len...—Jadeó, sus ojos fuertemente cerrados mostraban atisbo de pequeñas lágrimas—me aprietas... demasiado...
    Él no respondió, su boca comenzaba a descender por la blanca y sensible piel de su cuello. Apretó un poco más las caderas contra las de ella, tratando de ejercer más presión.
    —¡Aaah!
    —Pídeme lo que quieras, Rin—Le susurró él, y sus manos se colaron bajo la camiseta de ella, tanteando su suave piel con necesidad—Lo que desees, haré lo que me pidas... te obedeceré, trátame como a un perro, pero por favor... por favor...—Rogó al borde del llanto de forma desesperada—no me quites la ilusión de tenerte... déjame saciarte, ser el primero en poseerte de esta forma... déjame vivir en esta dulce y amarga ilusión, esta locura, aunque sólo sea un instante...
    Ella tan solo rodeó su cuello con sus brazos, sin más. No habló, no lo necesitaba. Su corazón iba a mil, su respiración se volvía pesada y anhelante, el nudo en su garganta se hacía mayor. Cerró los ojos y aspiró el suave aroma de Len, esa fresca fragancia a bananas. Sin hablar. Sus manos tocaron su cabello y desataron la coleta de su gemelo con suavidad. Al sentir su rebelde cabello rubio liberado, él detuvo sus besos y caricias y se paró a mirarla. Su expresión no decía nada, sus grandes orbes azules se veían vidriosos, leves lágrimas podían atreverse en ellos, como pequeñas gotas de cristal y su nívea piel, sobretodo el área de su nariz y mejillas había enrojecido fuertemente. Era hermosa, lo era. Len jamás se cansaría de repetírselo. Rin acercó su boca a la de él y besó tiernamente sus labios, separándolos segundos después con un pequeño chasquido.
    —Len—Musitó—no... no puedo. No sé que es esto, yo...
    Él la observó en silencio y desvió la mirada, apartándose suavemente de ella. Tal vez necesitaba un poco de espacio. El aire frío de la noche rozó sus mejillas, calmando un poco aquel ardor que sentía. Se volteó a mirarle y descubrió en Len una profunda mirada de dolor y culpa.
    —Lo siento—Musitó él—Rin, perdóname...
    Ella buscó su mano y entrelazó sus dedos con los suyos.
    —Te quiero, Len...—Susurró y desvió la mirada—Pero no... no es correcto, yo... no sé. Tengo miedo.
    Cerró los ojos y apretó la mano que entrelazaba con la de Len. Después de un breve aunque incómodo silencio, él le devolvió el apretón.
    Y se quedaron en el balcón tomados de las manos, sin mirarse. Ella no sabía que pensar, a qué atenerse. Aquello que acababa de descubrir le aterrorizaba y aún trataba de entender que demonios había pasado. Len se sentía un completo y total idiota. Pero lo siguiente que oyó de los labios de su gemela hizo que sus piernas fallaran y que su cuerpo se precipitase contra el suelo, de rodillas. Su corazón se hizo pedazos, su alma cayó como plomo a sus pies.
    "Estoy saliendo con Kaito"
    Se derrumbó en un mar de lágrimas.
    —¡LEN!—Ella corrió a su lado, espantada. Al sentirla allí, junto a él, por impulso Len tan solo la abrazó con fuerza.
    —Princesa...—Sollozó con rabia—mi princesa...
    Y después de aquello, lo supieron... Algo dentro de ambos se había roto para siempre.
    POV LEN
    No sé cuanto llevo aquí. Tampoco me importa. No quiero moverme, aquí estoy bien. Tampoco creo que tenga fuerzas para moverme. Si lo hubiese sabido antes... dime, si solo me lo hubieses dicho antes... ¿Habría sido diferente? No. No. Tú seguirías siendo mi hermana. Mi hermana.
    Supongo que así es mejor. Así es mejor. Solo quiero que la tierra se abra y desaparecer de una vez. Yo solo quiero dejar de sufrir.
    —Len—Esa voz... esa voz aún me tortura. Apoyo la cabeza contra el cabecero de la cama. Creo que no he dormido. He llorado toda la noche. Seco mis lágrimas sin más—Len... ¿Podemos hablar?
    Me levanto y camino descalzo hasta abrirte la puerta. Debo de tener un aspecto horrible, ¿verdad? Nee, tú también has llorado...
    Quiero decir que ese beso no fue nada, pero mentiría otra vez. Y estoy cansado de mentirte.
    Me apresuro en desviar la mirada y te permito pasar, sin hablar.
    —Len, yo...—Musitas.Tu voz se quiebra. ¿Son lágrimas eso que veo en tus hermosos ojos?—...
    Corro a abrazarte. Tal vez solo trato de protegerte de ti misma.
    —Es duro darse cuenta—Te susurro con debilidad—lo sé...es duro saber que amas a la persona que no deberías amar, es muy duro tener la certeza de las dificultades que te esperan si ese amor es correspondido.
    —¿Por qué?
    Es todo lo que preguntas y tu voz quebrada y dolida, tu llanto me hace trizas el corazón. Yo solo cierro los ojos y trato de mantenerme fuerte por los dos. Soy un estúpido... ¿Cómo pude dejar que pasara? ¿Por qué tuvimos que fijarnos en quién no debíamos?
    —Te amo...—Escapa de tus labios entre lágrimas amargas—Y no quiero—Dices, esta vez con rabia—¡No quiero amarte, no así!—Golpeas mi pecho con tus puños, desesperada. Cierro los ojos sintiendo cada golpe, que no duele—¡Te odio, Len! ¡Te odio! ¡Te odio! ¡Te odio, hermano estúpido!
    Gritas mientras dejas de golpearme y te hundes más en mi pecho, rodeando mi cuello con tus frágiles brazos y enterrando el rostro en mi hombro. Trato de aparentar que tus palabras no me duelen pero solo vuelvo a mentir.
    —Princesa,—Es todo lo que alcanzo a decir—yo también te amo.
    Te abrazo con más fuerza.
    Me quedaré toda la eternidad contigo. Te protegeré y te cuidaré desde la sombra. Haré pedazos a todo aquel que quiera dañarte, pero solo seré tu hermano. Como debe ser, porque después de todo, yo he sido, soy y seré solo eso, ¿no es así?
    Nada más que tu loco y enfermo caballero.
    FIN
    ¿Quién se esperaba este final? (._.)/ ¿Alguien más?
    ….......................................................................
    ¡Oke entonces! ^^
     
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  7.  
    Kashey

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    ¡BOBA BOBA BOBA! Me has hecho llorar. Hermoso, algo digno de ti. Admiro tanto el como logras transmitir las palabras precisas y correctas para hacer sentir cada cosa a tus lectores, ¡te admiro! No, yo no me esperaba este final, es muy cruel ;-; pero es realista, lo que realmente se puede esperar de una relación así en vida real... Rin, Len... No puedo parar de llorar.
    Estas partes, de tan solo volver a leerlas hacen que mi llanto desborde aún más:

    Ay, que amargo dolor tengo por dentro ;-;

    En lo técnico, recuerdo haber visto por ahí un dedazo en cuanto a los puntos suspensivos, pusiste algo así -inventaré el texto ya que no recuerdo exactamente en qué parte está-
    'Len...yo'
    No lo busco ni cito ya que pues, ha sido solo un dedazo, bien sabes que se pone ahí un espacio.

    Lo que desees, haré lo que me pidas... te obedeceré, trátame como a una perra, pero por favor... por favor... no dejes de escribir. X'D
    ¡Gracias por la hermosa lectura, Nya-chan!


    Xanny ~
     
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  8.  
    Amane

    Amane Equipo administrativo Comentarista destacado fifteen k. gakkouer

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    Antes que nada, soy nueva con los comentarios y espero que este no se considere spam >.<
    ¡Oh my god! Nyanmad, me hiciste gritar de rabia a las 2:30 de la madrugada y casi estoy llorando, tengo las lágrimas a puntito de salir de mis ojos...¡¡BAKA!! (pero con cariño) ¿¡¿Por qué me haces esto?!? ¡¡Pobres!! No me puedo creer que los pobres no se puedan amar por ser hermanos...¡¡es injusto!! Y no me refiero solo a tu fic >.<
    Mis partes favoritas han sido:
    ¡¡Me encantó!! Rin fujoshi, pervertida y mal pensada...¡si es que soy yo pero en rubia!
    Len no te quejes de Rin porque tu eres más pervertido y muy mal pensado ¬¬
    ¡¡Obvio baka chico shota!! ¡¡Sufre por ti como tú sufres por ella!!

    Y la parte en la que Rin le dice que está saliendo con Kaito...¡¡POBRE!! Yo quería llorar igual que Len TT^TT


    Y aquí acaba mi comentario >.<
     
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  9.  
    VocaloidFanGirl

    VocaloidFanGirl Iniciado

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    No sé cómo he vivido tanto tiempo sin haber leído esto(?). Yo, es que, soy tan fan de esta pareja... me despedazaste el corazón con el final.</3 Pero, también supongo que es lo que ocurriría en la realidad...
    Me enganché mucho, la verdad, me metí mucho en la historia a pesar de ser, básicamente, corta, pero es es una de las cosas que más me gustan.
    Los sentimientos de Len están muy bien logrados, o al menos yo me sentí como él en cada parte de la narración, la culpa, el enamoramiento, el saber que amarla es incorrecto... todo, está muy bien logrado, muy bien narrado, creo yo.
    Creo que noté unos pequeños errores al escribir unas palabras, tal vez unos signos de puntuación, pero ha sido perfecto y hermoso, uno de los fics más bonitos de RinxLen que he leído.<3

    Saludos, espero que escribas mucho, mucho más. ;-;<3
     
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