Harry Potter Su ansiado final

Tema en 'Fanfics sobre Libros' iniciado por Circe, 12 Mayo 2012.

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    Circe

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    Leo
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    534
    Pluma de
    Escritora
    Título:
    Su ansiado final
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Drama
    Total de capítulos:
    1
     
    Palabras:
    767
    Hola queridos lectores! Bueno, este fic es para la actividad "¿Qué pasó con los mortífagos?" Y bueno, nada, es espero que les guste :3

    Su ansiado final

    De nada me sirvió seguir a Lord Voldemort hasta el final, debería haber hecho como los otros. Sus más “fieles” seguidores como los Malfoys, Colagusano y Snape lo despreciaron y lo negaron para no acabar como yo, encarcelado y loco y vivir negando sus principios, su sangre pura y su “lealtad” solo por cobardía bajo el gobierno de asquerosos sangre sucias.

    – Malditos sangre sucia –mascullo en voz alta para mi mismo.
    – ¿Qué dices, hermano? ¿Maldices a esos animales asquerosos y estúpidos?
    – Si, otra cosa no puedo hacer –doy vueltas por la cárcel, pateando y arañando las paredes.

    Esta prisión es horrible. Esos hipócritas sangre sucia volvieron a poner a los dementores como guardianes para los presos peligrosos, vivo en una celda detestable junto a Alecto y los imbéciles de Greyback, Dolohov y Dolores Umbridge, duermo en asqueroso y polvoriento suelo cubierto de líquidos que prefiero olvidar de donde vienen y los dementores chupan cada gota de esperanza que puedo llegar a tener. Pobres, se deben de morir de hambre por que no ya no puedo sentir nada, mucho menos esperanza.

    Y no creo que mis compañeritos de celda estén mucho mejor, contando el hecho de que ellos ya eran dementes antes de entrar aquí. Lo único bueno que le reconozco a Dolohov es que fue uno de los pocos que de verdad seguía incondicionalmente al Señor Oscuro y a los otros les reconozco su crueldad, la cual debe ser lo único que sigue intacto acá.

    – Quédate quieto idiota –gruñe Greyback desde el suelo.
    – ¿Por qué no me obligas, lobito?
    – Tú lo pediste –sonríe mostrando sus colmillos y se tira encima de mí.

    Rodamos por el piso dándonos puñetazos, cachetadas, mordidas y patadas. Finalmente el aburrido de Dolohov y las mujeres nos terminan separando, cortando la única alegría que tenemos, quizá por que si nos lastimamos los suficiente finalmente moriremos y así nos iremos de aquí para reencontrarnos con nuestro señor.

    – Son peores que los niños –dice la presuntuosa y estirada de Dolores.
    – Y tú eres una vieja insoportable pero nadie te dice nada –replica Greyback lo que me hace soltar una carcajada.

    Rápidamente la cara de todos se torna oscura y refleja horror: por esa mínima e insignificante risa amargada los dementores vendrán a nuestra celda y succionarán los “sentimientos positivos” que tenemos. Cada recuerdo feliz, cada sonrisa, cada alegría que tuvimos será chupada por ellos hasta dejarnos solo con la desesperación, tristeza y desolación. Aunque creo que ya no tienen ningún recuerdo o cosa buena para sacarme siguen siendo terroríficos y preferiría no tener que verlos en lo que reste de mi vida.

    Cierro los ojos a penas comienzo a sentir ese gélido viento que precede a los dementores. Poco tiempo después más de una docena de ellos flotan cerca nuestro y nos encierran. Luego empiezan a succionar lo “bueno” que nos queda y suelto un grito agudo y desgarrador. Es verdaderamente un calvario sentir que los dementores buscan y buscan buenos recuerdos y pensamientos pero no encuentran nada, me hace sentir un enorme vacio en el pecho, como si el frio se extendiese hasta congelar mi corazón, intentando encontrar algo con qué alimentarse.

    Pero como no hay nada en ninguno de nosotros, poco tiempo después se van de la celda. Me caigo al suelo, no puedo respirar. El dementor succionó todo lo que quedaba en mí, ya no tengo fuerzas para nada. Finalmente voy a morir.

    Sonrío, es lo mejor ya que no quería pasar un segundo más en esta cárcel, diez años son más que suficientes. Hubiera preferido poder escapar, ver la tierra, la naturaleza, el cielo y el mundo mágico por última vez pero no se puede todo. Por primera vez en años siento alegría, por fin se ha acabado todo.

    – Adiós compañeros –susurro con los ojos cerrados–. Me iré a encontrar con mi Señor.

    Fin.
     
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