Los Simpsons Steamed Hams but it's a fanfiction

En el mundo hay fanfics sobre anime, manga, cómics, series animadas, películas, series de TV; por lo que pensé "¿por qué no hacer un fanfic sobre un meme popular?". Aunque creo que lo hice muy tarde, pues al meme le queda poco tiempo de vida.

Nota: el escrito es una traducción literal de la escena original en inglés, y solamente utiliza una palabra del doblaje latino.

Steamed Hams but it's a fanfiction

El superintendente, quien portaba una botella de champaña, toca el timbre de la casa de Seymour Skinner, quien le abre la puerta casi al instante sin darse cuenta que dejó el horno de la cocina encendido. Al verlo, el superintendente nota que lleva puesto su traje de trabajo y que por encima está llevando un delantal.

— Bueno, Seymour, lo logré. A pesar de tus indicaciones — le recriminaba el superintendente a su empleado.

— Oh, Superintendente Chalmers, bienvenido — saludaba Skinner — Espero que esté preparado para un almuerzo inolvidable.

— Meh — respondió a secas el superintendente.

El invitado tomó asiento colocando la botella en un cubo de hielo, mientras que Skinner regresaba a su cocina. Al ver la enorme cantidad de humo que salía de su horno se aterró, suspiró, y fue corriendo al mismo.

— ¡Oh, Dios! — decía mientras veía la carne arder — ¡Mi asado se arruinó! — fue así que dirigió su vista a su ventana y vio el restaurante del payaso Krusty, ubicado convenientemente al frente — ¿Pero qué tal si fuera a comprar comida rápida y luego la hiciera pasar por la mía propia? Ho, ho, deliciosamente diabólico, Seymour.

Skinner abrió la ventana y se quitó el delantal rápidamente, pero cuando estaba por salir para dirigirse al restaurante, el superintendente abrió la puerta de la cocina. Atrapándolo justo en el acto.

— ¡SEYMOUR! — gritó muy furioso.

— ¡Superintendente, solo estaba… — Skinner pensó una excusa rápida — Estirando las pantorrillas en la ventana de mi cocina. Ejercicios isométricos, ¿le importaría unirse a mí?

— ¿Por qué sale humo de su horno, Seymour? — Chalmers señaló al horno del director.

— Oh, eso no es humo. Es vapor. Vapor de las almejas al vapor que cenaremos. Hmm — Skinner hacía el ademán de que la comida era sabrosa — Almejas al vapor.

Chalmers se retiró de la sala sin hacer ninguna pregunta. El director Skinner se alivió de que se hubiera ido y que no lo hubiera descubierto. Salió corriendo a gran velocidad de su casa y, sin mirar al cruzar la calle, llegó corriendo al restaurante de comida rápida. Al cabo de unos minutos, regresó con una bandeja y cuatro hamburguesas Krusty.

— Superintendente, espero que esté preparado para unas deliciosas hamburguesas — Skinner esperaba que al menos fueran deliciosas para el invitado.

— Pensé que cenaríamos almejas al vapor — Chalmers lo miró.

— No, no. Dije hamburguejas al vapor — Skinner tomó asiento — Así les digo a las hamburguesas.

— Llama “hamburguejas al vapor” a las hamburguesas — para Chalmers algo no cuadraba.

— Sí, es un dialecto regional.

— Ah ja. ¿Qué región?

— Uh… New York Norte.

— ¿En serio? — preguntó el superintendente — Yo soy de Utica, y nunca escuché a alguien usar el término “hamburguejas al vapor”.

— Oh, no en Utica, no. Es una expresión de Albany.

— Ah, ya veo.

Ambos comenzaron a comer. Skinner estaba relajado porque ninguna de sus mentiras había sido descubierta, o al menos, eso creía.

— Sabe, estas hamburguesas son muy similares a las que tienen en el Krusty Burguer — el superintendente notaba un gusto conocido en su paladar.

— Ho, ho, no. Hamburguesas Skinner Patentadas. Una vieja receta familiar — respondió Skinner riéndose para no levantar sospechas.

— Para hamburguejas al vapor — le decía el superintendente.

— Sí.

— Sí, y las llama hamburguejas al vapor a pesar del hecho de que están preparadas en parrilla — Chalmers le mostró la cara de una de las hamburguesas.

— Sabe… — Skinner veía que salía humo de su cocina dado a que se olvidó el horno encendido — Una cosa que debo…Discúlpeme un momento.

— Sí, claro.

En tan solo unos dos segundos, Skinner entró y salió de su cocina. Tras apagar el horno, lo que menos quería era que Chalmerse lo descubriera ahora. Para hacer que se retirara rápido, empezó a levantar los brazos al mismo tiempo que bostezaba.

— Bueno, eso fue maravilloso — le decía el director — Un almuerzo delicioso, estoy agotado.

— Sí, debería estar… — Chalmers miraba la hora, pero su expresión cambió al ver la cocina de Skinner — ¡Dios mío, ¿qué está pasando ahí dentro?!

— Aurora boreal — respondió Skinner al instante.

— ¿Aurora boreal? — el superintendente creía que lo estaban tratando como un tonto — ¿A esta hora del día, en esta época del año, en esta parte del mundo y ubicada, dentro de su cocina?

— Sí.

— ¿Puedo verla?

— No.

Skinner acompañó a su superior hasta la puerta de su casa como un anfitrión debía hacer con su invitado. En eso, su madre gritó pidiendo ayuda.

— ¡Seymour, la casa se incendia! — su madre quería que su hijo atendiera su problema de inmediato.

— ¡No, mamá, son solo las luces del norte! — respondió Skinner, arriesgando la vida de su madre.

— Bueno, Seymour, es un hombre extraño, pero debo decir que hace unas buenas hamburguejas — y tras decir esas palabras, se retiró de la casa de Skinner.

A pesar de lo rara que había sido la tarde, no podía quejarse con Skinner por nada. Las hamburguejas estuvieron deliciosas, y su anfitrión no cometió un error como acostumbraba hacer en la escuela. En eso, la madre de Skinner volvió a gritar.

— ¡Ayuda! ¡Ayuda! — los gritos de la señora hicieron voltear al superintendente.

Seymour seguía parado ahí levantando su pulgar y sonriendo, por lo que Chalmers no hizo más que seguir caminando. Una vez que se alejó lo suficiente, Skinner entró corriendo a apagar el fuego y llamar a su madre.

A lo lejos, podía escucharse un camión de bomberos dirigiéndose a la casa a toda velocidad.