Explícito de Pokémon - Spies

Tema en 'Hall de la fama' iniciado por Jetto, 27 Marzo 2017.

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    Jetto

    Jetto Latin groovin'

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    Spies
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    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Drama
    Total de capítulos:
    55
     
    Palabras:
    1937
    XVIII




    Anteriormente, había sido algo sutil por parte de Dawn; una idea que surgió en su mente y que explicaba algunas cosas que habían pasado durante el viaje e incluso varias semanas, o quizá meses, antes de salir de Portual.

    Debió tomarlo muy en cuenta durante la noche en que ambos casi morían. Quería decir, ¡era obvio!

    Porque su compañero, quien era temido dentro de Portual cuando estaba entrenándose para Recluta y quien había recibido una gran cantidad de ataques de diferentes pokémon durante su infancia, estuvo a punto de morir en consecuencia al frío y a un ataque eléctrico. Era ilógico.

    Bueno, era igual de ilógico que un niño entrando en la pubertad soportara descargas eléctricas y se echara un Hippopotas al cuello, pero en fin.

    Otra cosa fue meramente el suceso que desencadenó aquella noche: Ash no se percató de que habían sido rodeados hasta ya muy tarde. Ella estuvo consciente de eso, pero no dijo nada pensando, por la costumbre, que su compañero igual lo sabía o que estaba siendo paranoica.

    Dentro de Portual, ella había sido quien se despertaba al escuchar algo, y Ash por el movimiento también espabilaba para ir a sacar a golpes, normalmente, al intruso. Notaba que a veces se le olvidaban cosas que eran parte de su rutina. A veces olvidaba atarse las agujetas del calzado o ponerse el cinturón. A veces también lo encontraba divagando con la mirada perdida en las mañanas, en lugar de hacer el desayuno como acostumbraba.

    Uno de los más importantes fue que no se dio cuenta del asalto al camión. Claro que había sido todo por sorpresa, pero Ash estaba mucho más acostumbrado a escuchar disparos puesto que él mismo sabía disparar. Ella fue quien reaccionó, pensando fugazmente en la herida en la espalda baja del azabache, que aunque era vieja, jamás dejó de preocuparle. Sí, se sentía contenta consigo misma de que habría podido salvarle la vida, porque ninguno sabía dónde pudo entrarle la bala, pero olvidaba la parte más fundamental del asunto: Ash no estaba respondiendo.

    Otro ejemplo fue lo que sucedió justo esa tarde: Caminaban tranquilamente, cuando escucharon un golpe. Al voltear, Dawn y Ann se llevaron la sorpresa de ver al azabache levantándose lentamente, repitiendo que se distrajo y tropezó con una piedra.

    Los tres jóvenes lo aceptaron sin más, pero ella comenzó a darse cuenta de que algo andaba mal. Algo probablemente serio.

    Recordó fugazmente aquella casi trágica noche una vez más. Había pensado que si Ash recaía en aquel estado, era probable que falleciera por todo lo que había soportado. Por más fuerte que fuera, seguía siendo solo un hombre. Había perdido mucho y sufrido mucho, pero igual se levantaba cada mañana a trabajar brutamente su cuerpo para tener algo con qué comprar pan o lo que fuese. Estuvo siempre atento, preocupado y consciente de lo que podía y no podía hacer, pero aún así hizo mucho de lo que no podía hacer.

    Era casi irracional.

    Por ese pensamiento no pudo dormir esa noche.

    Salió de la tienda que compartía con Annette, dado que solo traían dos y uno de los varones montaba guardia junto al fuego mientras que el otro par descansaba. Afuera, pensó en sentarse junto al fuego, dándose cuenta del movimiento en la otra tienda de campaña. Seguramente estaban cambiando de guardia, y en ese momento no quería hablar con nadie, por lo que desistió a su idea original y caminó hacia adentro del bosque, en dirección de lo que creía que era el norte.

    Caminó algunos minutos. Quizá 10 o 15. No lo sabía en realidad.

    Por fin llegando a ningún lugar, se recostó sobre uno de los árboles y se arropó mejor con el abrigo que traía prestado. De haberle dicho a Ash de esos pokémon, quizá habrían podido salvar también sus viejas y fieles cobijas que usaban como capas.

    Cerró los ojos, tomando una gran bocanada del helado aire de ese diciembre o enero, y soltándolo lentamente. Varias imágenes le llegaron a la cabeza, y mantuvo sus ojos cerrados para sintetizarlas en algo.

    Rasgos níveos, cabellos oscuros y rubios, ojos azules y una niña con un vestido azul. Eso era lo que normalmente le llegaba a la mente.

    Los rasgos faciales de su madre. Los esfuerzos y sacrificios de su compañero, la niña que imaginaba cuando pensaba en Autumn, May y la pequeña niña que era un retrato en miniatura de la misma coordinadora.

    Cada uno le dejaba un sabor de boca distinto y con cada uno quedaban solo esperanzas, nostalgia y frustraciones, de las cosas que quería hacer y que quizá jamás ya serían. Curiosamente, sin embargo, todas podían sintetizarse en uno de sus pensamientos más viejos y de sus anhelos más infantiles, y al que le tenía más miedo que cariño.

    Un festejo. Una boda o un velorio. No sabía realmente cuál de los dos le causaba más miedo. Porque no podía separarlos.

    Básicamente, pensar en esas 5 personas, sea que estuviesen o no, le traían esas imágenes a la mente.

    A veces se veía a sí misma en el vestido blanco, otras veces veía a la niña rubia―aunque ya adulta y hermosa― y otras veces a May o a su pequeño retrato ―también, ya adulta―. Normalmente Ash era quien esperaba en el altar, excepto en el caso de Autumn, pues era su compañero quien la llevaba.

    Y también estaba el velorio. A veces se veía a sí misma y a veces a May, pero ninguna de esas imágenes le causaba temor. Al contrario, le causaba una extraña sensación de paz. El problema era cuando veía a su madre, a Ash o a su ‘hija’. Ver a su madre recostada en ese ataúd, vestida en ese simple atuendo negro y con ese rostro lleno de paz, le dolía. Recordaba muy en carne viva lo que sintió aquella mañana que amaneció en el frío pecho de su progenitora. Otro caso era Ash. Con él, su mente se limpiaba. No podía pensar en nada, solo lo veía recostado y finalmente descansando. Por algún motivo que no llegaba a entender, con esas imágenes quería simplemente quedarse con él. Tomar su mano, descansarla sobre su regazo y verlo dormir. No sentía las mismas ganas de llorar que cuando su madre ocupaba ese puesto. Solo quería estar con él. Tomar su mano como lo imaginaba y, al final de la ceremonia antes de cremarlo, besar su frente y pedirle que la esperara. Decirle que no tardaría.

    Era extraño. Porque sentía tranquilidad de verlo allí, pero miedo de no poderlo ver cada mañana de nuevo. Parte de su cordura se debía al banal hecho de que la abrazara por las noches y que la despertara ocasionalmente con un beso en la frente. Que le avisara que ya era tarde o que el desayuno ya estaba listo. Su lucha de cada mes para convencerlo de que consiguiera más comida en lugar de shampoo para su largo cabello.

    Y luego estaba Autumn. El solo hecho de saber que la imaginaría allí, antes de que ella misma se fuera, la obligaba a abrir los ojos, para encontrar que ya tenía lágrimas corriendo por sus mejillas.

    ― ¿No es muy tarde para tomar un paseo?

    Casi se le sale el corazón del pecho cuando escuchó detrás de ella. Pero dado que venía hablando con la portadora de esa voz por días, se tranquilizó rápidamente.

    ― Ann… No me asustes así…

    Dicha joven se colocó frente a ella y su pequeña sonrisa inmediatamente se borró, al mismo tiempo que se colocaba en cuclillas y miraba con preocupación a Dawn.

    ― ¿Qué pasa? ― Le preguntó la joven. La mujer de cabello azul la miró con confusión y ladeó su cabeza en duda. Annette prosiguió. ― Está llorando…

    Entonces Dawn cayó en cuenta de las lágrimas rodando por su rostro. Se llevó las manos con algo de sorpresa al rostro y secó sus lágrimas. Suspiró un poco y murmuró “Ya sé quién estaba en el ataúd esta vez…”

    ― No te preocupes. ― Dijo.

    ― Si dice eso, solo me preocupo más…

    La mayor de las dos quedó sorprendida unos segundos, antes de sonreír y comenzar a reír alegremente. Carcajeando por una de las coincidencias más dulces que esa linda joven le pudiera haber regalado en toda su vida.

    Dicha joven de cabellos negros solo comenzó a preocuparse muy seriamente al no entender nada de lo que pasaba por la mente de su nueva amiga, y dicha mujer lo notó rápidamente.

    En un gesto poco propio de ella, extendió su mano hasta la mejilla de la chica y la acarició un par de veces, para luego llevarla a su coronilla y revolver con dulzura su pequeña melena lacia, libre de su usual coleta alta.

    ― Tendremos mucho tiempo para que me comprendas del todo. ― Le dijo. ― El motivo por el que lloro es casi el mismo por el que rio.

    Y tras dar otro par de bocanadas, se levantó y le pidió a Annette que la llevara de vuelta al campamento. La joven asintió, pero no se movió.

    ―…Parece que… llegó a un punto… o, ¿cómo decirlo…?

    ― A una decisión, ¿quizá? ― Annette asintió. ― Algo así… Digamos que… encontré un par de buenos motivos para hacer las cosas que debí hace muchos años. ― Suspiró. ― Y lo primero que debo hacer, es hablar con Ash.

    ― Debe ser algo importante.

    ― Bastante. ― Sonrió. ― Dejé que viera demasiado de mí. Y él debe hacer lo mismo.








    Buen día, gente *coughs*.

    En el archivo de Spies, donde llevo todo el *coughs* avance de Spies, el capítulo XVIII corresponde a otro. O sea, *coughs* éste es técnicamente el capítulo XIX. El asunto con esto es que el capítulo XVIII original revela a 4 personajes importantes del tercer arco, incluyendo a los dos que aparecieron hace unas semanas.*coughs* ¿Por qué *coughs* metí otro capítulo, entonces? Bueno, quizá recuerden algo sobre unos capítulos especiales. Para que la historia tenga más sentido, *coughs*es necesario que lean primero uno de esos especiales, "Paraíso". Daré un pequeño aviso sobre este especial más adelante.

    Sobre éste capítulo, es uno de los que considero más íntimos para Dawn. Habla un poco de su psiquis y, espero hayan notado, ya no hay tanto odio a sí misma. Al contrario, hay un toque de aceptación/resignación. No lo menciono nunca en Spies*coughs*, pero es parte del efecto de Ann en su vida: La chica (<-Tiene mi edad) la distrae.

    Este tipo de comentarios me gustan. Básicamente porque hay un toque de esperanza y un toque de "no, wait". Spies es, hasta cierto punto, una historia de misterio. Y sabrán que en las historias de misterio siempre hay un número fijo de personajes. O sea que si hay un caso de habitación cerrada con 10 personajes y uno muere, quiere decir que uno de esos 10 es el culpable sí o sí. Así que... ¿cuántos personajes han aparecido en Spies? Y con eso en mente, por cierto, les daré una muestra de lo que la motivación a raíz del Team Rocket es capaz de hacerle a una persona en... dos capítulos. Damn, quiero dar Spoilers.

    Sobre el especial "Paraiso": Debido a que, me parece, tendré vacaciones en dos semanas, subiré dos capítulos. O sea: Si tengo vacaciones y salgo la semana entrante, subiré capítulo ese fin de semana y aparte subiré el capítulo normal quincenal. Esto será cuando tenga vacaciones.

    Sin nada más que decir, agradezco nuevamente la oportunidad que le han dado a Spies. U guyz rul. <2

    Gracias por leer!

    Later. ~
     
    Última edición: 21 Julio 2018
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    Siletek

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    No me digas.... Ash se está enfermando, ¿verdad? Los años se le están viniendo encima, a pesar de que tiene como.... ¿treinta años? Carajo.

    May... No quiero ni saber del destino de ella. Si, es una esclava sexual, según nos enteramos, pero de esa noticia pasaron años... ¿y ahora? ¿Viva, muerta, estado intermedio donde está muerta en vida? Quien sabe si algún día nos enteraremos de ello.

    Bueno, es hora de que Ash se abra por completo a Dawn. De ahí a que lo logre....

    Un saludo enorme.
     
  3.  
    J.Nathan Spears

    J.Nathan Spears Adicto Comentarista Top

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    Muy buen pequeño episodio, mi pana :P. Lo hallé muy tranquilo en cierta forma... aunque igual se nota el tono de preocupación que tiene Dawn...

    Seh, lo mismo pensé yo. Por todo lo que han pasado, Ash se ha avejentado de golpe e_é... mierda.

    Y también, mejor será que Ash escupa todo :V. Espero que no lo maten aún e_e... al menos hasta que rescaten a su pequeña hija.

    Como sea, ahora solo queda esperar -w-U
     
  4.  
    Dr Kaos

    Dr Kaos Guest

    En fin, se me paso comentar el anterior… asique en un solo post condensare mis opiniones de ambos capítulos :D


    Bueno al fin se sabe que paso con los niños… una respuesta que la misma historia invitaba a especular…. Y si bien era tema importante en la historia la verdad no me esperaba esa extrema relevancia como para estar implícita en el nombre de la misma obra (por lo menos un grupo selecto de esos niños desaparecidos…)

    Algo que me llamo la atención en el relato de Ann, fue la ausencia de una vida “civil” … (aun sabiendo que era un recluta en entrenamiento…) en contraste a ash y dawn que tenían una (por así decirlo.)

    puede ser es un sobre pensamiento, pero comienzo a preguntarme si existirá una sociedad “privilegiada” aparte de la elite “militar” … En lo personal, mientas más se va descubriendo la verdad de este mundo… más misterioso e intrigante se vuelven el objetivo del TR para haber conquistado el mundo (¿solo poder? ¿purgar la tierra de los no elegidos? ¿una evolución de la especie?


    -Me encanta la relación entre Dawn y Ann… la siento como de dos personas que necesitaban alguien (una amiga o, hermana) con quien compartir… pero a la vez diferente a las sociedades en la que se encontraba cada una por separado… o diferente de sus conocidos… (uno siempre mesita más de una persona de confianza… sobre todo para hablar ciertas inquietudes… )

    ame este momento! fue muy tierno y casual *-*

    por otro lado...

    e.e tampoco me molestaria que fuera un shuri.... ok no...

    - se nota que viene un momento resolutivo para Dawn; espero sea dar un paso de dejar de ser dos personas que se necesitan… a simplemente volver a ser los partners que alguna vez fueron durante el viaje por sinnoh :D, o por lo menos ese es mi deseo…. Como sea estoy ansioso por ver el paso que dará mi pokegirl (¿ahora mujer?) favorita: D….

    eso si….


    si no recuerdo mal, durante uno de los pov de ash durante el primer arco… en el pasado; noto que algo andaba mal con su pecho (el corazón creo… ) siempre me pregunte qué había pasado con eso… ¿Sera eso? ¿O algo diferente? O la suma….


    En fin creo que se me quedan algunas cosas en el tintero que ahora no recuerdo, para terminar solo diré que me encanta el ritmo tranquilo y liviano de este arco… sin mencionar con ese toque revelador… >_> a esperar el siguiente con ansias… y el especial >_>

    un saludo y suerte!

    p.d: una vez que termines el fic aca… creo que leeré el original… solo para saber las pequeñas diferencias… un saludo!

    p.d2: etiqueto a Wikozaky , puede que esta historia le guste.
    saludos!
     
    Última edición por un moderador: 22 Marzo 2018
  5.  
    Jetto

    Jetto Latin groovin'

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    Título:
    Spies
    Clasificación:
    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Drama
    Total de capítulos:
    55
     
    Palabras:
    1982
    Paraíso




    Despertó esa aparente mañana.

    No sabía exactamente desde cuándo era así su alrededor.

    Recordaba muy vagamente estar atada, y totalmente a la merced de alguien más a quien jamás le vio la cara. Podría incluso tratarse de varias personas. O quizá algún pokémon, aunque lo dudaba. Podría incluso ser un niño. Y el género también era algo que podía dudar.

    Solo recordaba claramente, de esos oscuros días, que sufría. Cada vez que era usada, se sentía menos como una persona y más como un bulto de carne.

    ¿Qué había hecho ella en vida para merecer aquello? Solamente quería ser alguien en la vida siguiendo su pasión. Quizá habrá quienes argumenten que no era algo que sabía desde muy chica, como muchos otros de sus amigos, pero así era la vida. Un gusto puede encontrarse incluso en el último de nuestros momentos.

    Ella lo encontró a tiempo. Tomó lo que tenía y lo aprovechó al máximo, disfrutándolo y sufriéndolo en partes iguales. No siempre las cosas salían como ella quería, y también había ocasiones en las que había alguien mejor.

    Lloró bastante, sin que probablemente nadie se haya enterado, pero era mejor así.

    Y luego de muchos giros inesperados y olvidados ya, se encontró en aquel extraño lugar. Atada, sin escapatoria.

    Comenzó lentamente a olvidarse de las cosas, pero siempre hubo dos o tres personas en su mente, que hasta la fecha las pensaba: Un niño, un joven y una mujer.

    No recordaba quienes eran, pero sabía que los amaba muy profundamente. Quizá no tanto al joven, ni quizá de la manera en que ‘amar’ podría tomarse, pero era muy importante para ella.

    Pero igual sentía que había más personas y criaturas con mayor valor que ese joven. ¿Quizá era un amor diferente? Probablemente, pero no era del tipo de sentimiento que necesitas para casarte con alguien, eso lo sabía muy claramente. No por estar en aquel oscuro lugar ni en su nueva realidad había olvidado la diferencia.

    La mujer y el niño compartían el mismo tipo de sentimiento, sin embargo. Un pequeño toque diferente era la tranquilidad que le transmitía la primera y la ternura que le trasmitía el segundo.

    ¿Quiénes eran, y por qué eran tan importantes para ella?

    ― Es hora de comer. ― Escuchó entonces.

    Sonrió con mucha ternura al ver al pequeño angelito que le llevó una bandeja con un tazón. Parecía ser sopa de verduras. “Está caliente”, le advirtió en su ligeramente ronca voz y le pasó una cuchara.

    ― Muchas gracias. ― Le respondió, tomando el utensilio y comenzando a mover el caldo con el mismo, para templarlo.

    Su nueva realidad era más… cómoda.

    Sentía muchas cosas al estar rodeada de todos esos ángeles. El mayor tendría unos aparentes 12 años. Probablemente había vivido muchos siglos y había sido designado a estar con ella por obra de algún plan divino. Igual, a quien fuera, le agradecía con toda su alma el haberla rodeado de tantos ángeles.

    La mayor de unos 12 años, el segundo de 11, el tercero de 10, la cuarta de 9, el quinto de 8, la sexta de 7, la séptima de 6 y la pequeñita de 5.

    Fue el quinto quien le pasó su plato de sopa.

    Todos eran diferentes, pero había ligeros rasgos similares en todos. El cabello era lo más común, siendo todos lacios. Sus pieles eran claras, pero no blancas. Todos tenían ojos grandes y la más pequeña tenía unas hermosas pestañas adornando sus ojitos azules. De hecho, la más pequeña era muy parecida a ella en el aspecto físico.

    Todos estaban alrededor de ella, sentados a la orilla de su cama y cuidándola día y noche. La sexta solía quedarse a dormir junto con ella y a veces alguno salía a comer algo o a jugar, creía ella, pero por lo regular estaban a su lado a toda hora.

    Le gustaba. Incluso en su fantasía sentía que los estaba viendo crecer y el sentimiento de maternidad que tenía en su ser crecía junto con ellos. Los sentía muy cercanos y quería protegerlos, aunque donde estaban no había qué temer ni de qué proteger.

    Había también otro ángel, mucho mayor que la primera. Tenía la apariencia ya de una mujer joven y bella. Su largo y ligeramente ondulado cabello en las puntas siempre iba acomodado en una delgada coleta que pasaba sus muslos. Era rubia y de ojos azules afilados. Pestañas largas y esbelta, parecía hacer ejercicio diario por su delicada complexión pero torneado cuerpo. Hablaba con una voz muy femenina, pero dura. Su tono era sencillamente sensual. Llegó a preguntarse muchas veces si alguno de sus angelitos sería tan bella como lo era aquel ángel mayor. Algo en sí misma, no obstante, le decía con un toque de orgullo que serían incluso más hermosas que el arcángel, como ella llamaba a aquel hermoso ente rubio.

    Nunca había visto sonreír a ninguno de los ángeles, y eso le molestaba un poco. ¡Sus rostros tan lindos deberían estar repletos de sonrisas! Aunque quizá en su infinita sabiduría sabían que la paz era lo que un ángel debería buscar, y aunque sea una perturbación muy positiva, quizá las risas o sonrisas eran perturbaciones que un ángel no se podía permitir.

    Había leído muchas veces, recordaba, de ángeles que llegaban a temer amoríos con mortales, y eso se castigaba con la pérdida de las alas y la condena al infierno.

    Tenía algo de miedo que eso fuese cierto, porque ninguno de esos ángeles tenía alas. Pero eran demasiado pequeños como para tener algún amorío. Al menos en cuerpo, solo un enfermo se fijaría en sus angelitos.

    Terminó su sopa, regalándole una sonrisa en agradecimiento al quinto, y el mismo tomó el tazón y salió del lugar; salió de “su paraíso”.

    Luego de estar en aquel oscuro lugar, había sido llevada a su ubicación actual: Un cuarto pequeño, pintado de blanco, con una única ventana que regularmente dejaba entrar mucha luz blanca desde afuera. Cuando se hacía de noche, dormía, pues la luz terminaba.

    Pero allí dentro, todo estaba dentro de su control. Si quería, podía pedirles algo a los angelitos y ellos tratarían de conseguírselo. Incluso si les decía que quería descansar un rato sola, ellos obedecían, le deseaban un buen descanso, y se retiraban ordenadamente. Eran un amor.

    Allí dentro, ella tenía la paz y el control.

    Notó la mirada curiosa de la más pequeña. La miraba con ese hermoso par de ojitos azules que la habían enamorado desde el primer minuto en que la vio. Ella estaba al junto a ella, pero de pie.

    Se giró un poco y la tomó en sus brazos, para luego llevarla a sí misma y abrazarla en su pecho con toda la fuerza que podía sin lastimarla.

    Al relajar un poco su agarre, la pequeña se acomodó en su hombro y le regresó el abrazo. El resto de los ángeles se acercaron a ella, incluido el quinto que ya había regresado. El tercero se quedó a su derecha, más externamente como para que ninguno de los pequeños quedara fuera. El segundo hizo lo mismo, pero a su izquierda.

    La primera se quedó al pie de la cama, como protegiéndolos sin perder a ninguno de vista.

    Ese era su paraíso.

    Rodeada de ángeles que le despertaban un extraño sentimiento de cercanía, pertenencia y protección, tanto para ella como entre ellos, y por supuesto, de ella hacia ellos.

    Fue entonces que el sonido de la puerta ―la entrada a su paraíso― atrajo la atención de todos los presentes.

    Alguien más entró y cerró la puerta tras de sí.

    Le dolió mucho ver a quien había entrado, pero le regaló una sonrisa en cuanto se tranquilizó. Sí, le dolía, pero al mismo tiempo se alegraba.

    ― No esperaba que alguien cercano llegara… ― Dijo. No identificaba de quién se trataba, pero sabía, dentro de su corazón, que era una presencia adorada para ella. ― Pero, este es mi paraíso. Y lo será de quien mi corazón me diga que es digno de estar.

    Los ángeles a su alrededor la miraron un segundo, antes de regresar la mirada hacia la puerta. La mayor se levantó y se colocó detrás de ella, poniendo sus delicadas y suaves manos sobre sus hombros, terminando el cuadro de su paraíso: Las paredes blancas, la ventana, la cama, los 8 ángeles y ella.

    ― Este también es su paraíso. Si no es molestia, ¿haría algún mal el saber como fue que su vida, al igual que la mía, terminó?

    No notó la mirada de miedo y extrañeza que se le dio, pues estaba muy concentrada sonriendo lo más cálidamente que podía.





    Me di cuenta de un detalle muy importante ya muy tarde, justamente hoy mientras revisaba el flujo de datos de la historia en comparación al otro sitio donde está subido.

    Por casualidad quizá, tanto aquí como en el otro sitio, van más o menos la misma cantidad de páginas. O sea, el capítulo... XX, que quizá llegue a estar en la página 7, también está en la página 7 del otro sitio, por poner un ejemplo. Así pues, el asunto del que me dí cuenta es que este capítulo especial fue subido en el otro sitio en la página 4. Por lo tanto, la información del especial era mucho más vieja en aquel sitio y por ende, era más difícil determinar el personaje. Porque, a mi gusto, este personaje no es difícil de imaginar.

    En fin, resulta que sí salí de vacaciones, por lo que tendrán capítulo hoy y la próxima semana. Hoy también, comento como offtopic, tuve muchísimos problemas con el internet. Tan serios que en mi intento de arreglarlos casi me cargo -de nuevo-, mi disco duro principal. Así que por seguridad, le hice los arreglos desde otro HDD que tengo en mi PC con Windows 7 y actualizo desde Windows 7. Haré varias copias de seguridad de ese archivo, que ya está editado como hasta el capítulo XXV o XXVI.

    En fin... Paraíso es uno de los especiales de Spies. Su intención es 'distraer' al lector del flujo de la historia principal. Básicamente abre una ventana que da a entender que las circunstancias y los momentos en las vidas de los personajes los han llevado a mecanismos de auto protección sumamente instintivos. Claro, cuando hablo de esto, me remonto a cosas muchísimo más lejanas que la especie misma. Por ejemplo: Por qué la mayoría de los mamíferos demuestran cariño mediante contacto? Y de hecho va más allá, pues hay reptiles y aves que también tienen estos comportamientos. Esto quiere decir que quizá el común denominador del contacto como muestra de afecto (Que es por sí mismo otro tema en el que se puede ahondar infinitamente) va más lejos aún que el 'nacimiento' de las especies actuales, al menos de las que mencioné. Trato de dar a entender, que lo que leyeron es un mecanismo de protección que se remonta a niveles genéticos ancestrales. La unión como protección. 'Hacerse el muerto' es, de hecho, un comportamiento del reino animal muy común, no?

    A todo esto, perdón si encuentran algún error en este comentario. Recién compré un teclado nuevo, finalmente mecánico aunque de distribución en inglés porque nadie está fabricando teclados con distribución latina y no uso la cedilla como para invertir en un teclado solo por la ñ. El ruido de esta cosa es hermoso. Desde que escribía con máquina de escribir no sentía tan... satisfactorio el dar un teclazo o poder sencillamente dejar mis dedos moverse líbremente por las teclas y me parece que 'líbremente' no lleva tilde allí aunque sea sobreesdrújula... Well, nevermind that.

    Como dije, una de mis intenciones con Spies es tocar los instintos al nivel más animal posible. Este especial en particular es de los más ambicioso que he intentado escribir, además de aquella historia homenaje a 'In the gloaming' que jamás seguí escribiendo.
     
    Última edición: 21 Julio 2018
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  6.  
    J.Nathan Spears

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    Hombre... te haré un comentario más "profundo" via Mensaje Privado -w-.

    Por ahora solo diré que este pequeño "distractor" me parece tierno e interesante OuO. No sé...

    No creo que a la "víctima" de este especial sea una particularmente desdichada. Es un gran contraste a lo que has querido exponer en cuanto a las otras mujeres que están bajo el régimen Rocket.

    Y claro... la redacción es casi perfecta :P. No detecté dedazos... aunque igual yo leo bastante rápido, así que algo se me debe haber pasado we :V

    Nos vemos en otra.
     
  7.  
    Jetto

    Jetto Latin groovin'

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    Palabras:
    2138
    XIX




    ― El instituto Meteorológico…

    Dijo Ash. Un quedo de nostalgia y tristeza en su voz fue lo que atrajo la atención del resto de sus acompañantes.

    Y de acuerdo a las preguntas que le hicieron los más jóvenes, ninguno sabía en realidad qué era ese edificio.

    Dawn, por otra parte, estaba incrédula por el tamaño del edificio y más incrédula aún por no haberlo visto desde la distancia. Estaba diferente a las fotos que recordaba muy vagamente. Tenía, al menos, unos 5 pisos más.

    En esa zona los árboles eran igual de espesos y raros que en el resto de la región que habían visto, pero no eran tan altos. Podían ver el gris cielo sin ningún problema gracias a los aún claros caminos de la antigua región de Hoenn.

    En todo caso, ¿cómo no ver un edificio dos o tres veces más grande que Giratina?

    Mientras su compañero contaba algunas cosas de lo que se hacía en ese edificio y alguna aventura que tuvo allí ante la increíble mirada de curiosidad de esos tres jóvenes adultos, ella trató de entender cómo no lo habían visto.

    Era de noche, pero a esa distancia veía luces. Al menos desde su perspectiva eran dos: Una desde una de las ventanas del edificio y otra en algún lugar del suelo, apuntando al edificio.

    Siguió con la mirada el haz de luz, notando que conforme avanzaba era más difícil verlo, y encontró pronto un reflector apuntando directamente a la luz que provenía del edificio. ¿Qué sentido tenía poner una luz directamente hacia otra luz?

    Un momento en su mente revivió entonces. Un recuerdo más viejo de lo que admitiría, donde ella era una pequeña niña aún. Iba en un coche junto a su madre, en el asiento del copiloto con su progenitora al volante. Su madre conducía y era de noche, pero ella había dormido un buen rato durante la tarde y no tenía sueño a pesar de la hora.

    Cada vez que pasaba un vehículo en sentido opuesto, ella tenía que cerrar los ojos porque la luz le lastimaba. No obstante, su madre parecía ‘inmune’ a eso.

    ― Mami, ¿no te molesta la luz?

    Johanna sonrió al escuchar la tierna voz de su pequeña y, sin despegar su mirada de enfrente, le respondió que no. Que en realidad no le molestaba y que podía ver bien el camino.

    Pero a ella sí le molestaba. La encandilaba.

    Dawn entonces tuvo una idea.

    Notando que aún estaban atentos a la plática del azabache, decidió caminar en dirección del haz de luz que lograba ver. Encontró finalmente el gran proyector de quizá metro veinte de diámetro.

    Si quería comprobar su idea, debía cortar un poco el haz de luz. Pensó en usar su mano aunque el reflector estaba caliente, pero entonces pensó que una rama o una piedra harían el mismo trabajo que su mano, y no se arriesgaría ni a quemarse ni a maltratar su anillo.

    Tomó una piedra de forma conveniente y solo colocó una muy pequeña parte frente a la luz, para bloquearla.

    Para su sorpresa y maravilla, la mitad de las ventanas del edificio se iluminaron, como si viese un hotel en sus recuerdos. Al quitar la piedra, las luces se volvían a apagar. Experimentando aún con eso, movió una pequeña parte de la piedra por el reflector, revelando en realidad un edificio muy visible y vivo.

    “Es… como si la luz en realidad no permitiera que se vea…”.

    Recordó nuevamente aquel viejo viaje con su madre, y pensó en otra cosa.

    Con esa misma piedra, se alejó unos metros. Calculó la caída y lanzó la roca frente a la luz del reflector. Antes de que la piedra pasara por la luz, ella ya estaba atenta al edificio y fue que notó que ninguna ventana se iluminaba. Entendió entonces parte del concepto de ese camuflaje.

    “La luz. La luz rebota contra la luz que sale del edificio. Y como rebota, crea oscuridad… La luz de una fuente choca con la otra, y se desvía, evitando que la luz del reflector llegue al edificio y lo revele, así como la del edificio choca con la del reflector y evita que revele la posición del reflector. Y depende del ángulo del que se vea. Si lo veo desde un ángulo diferente al origen, no puedo darme cuenta. Supongo que toda esa luz evita lo mismo. Te encandila para que tu cerebro crea que no ves nada…”

    Suspiró fascinada.

    “Me gustaría conocerlo…”

    Y, como si fuese una obra de arte, Dawn tan solo se quedó un rato pensando en el concepto y la idea detrás de ese invento, totalmente maravillada. Al menos en el aspecto ‘científico’, notó y concordó con la opinión de Ann: No era mal partido, el diseñador de tal invento.

    Rio para sí misma negando con la cabeza y regresó a donde estaban los demás. Y volvió a reír al ver a los tres más jóvenes aún muy atentos a la charla de su compañero. De acuerdo a lo que escuchaba, terminó contándoles toda esa parte de su aventura en Hoenn, notando que omiría los nombres de sus compañeros de aquel entonces.

    Ash la encontró con la mirada y le pidió ayuda. Dawn prefirió solo sonreírle y quedarse callada. Se estaba volviendo mala, de alguna manera.

    Entonces fue cuando alguien hizo la pregunta:

    “¿Cómo se llamaban sus compañeros?”

    Ash se quedó tieso un momento. Tomó aire y lo soltó casi inmediatamente luego en un suspiro. Sonrió tristemente. “El mayor, quien criaba, se llamó Brock. Fue un Líder de gimnasio de Kanto y luego comenzó a estudiar para Doctor Pokémon.”, y Dawn tampoco pudo evitar sonreír tristemente ante el recuerdo de aquel buen muchacho sonriéndole cuando le pedía ayuda en algo, algo que al parecer Annette igual notó. “La chica… una muy buena amiga, y quien está por allí afuera… May”.

    Y Dawn fue quien notó cómo los jóvenes eran quienes se quedaban quietos entonces.

    ― ¿May…? ― Repitió Steve, con mucha duda en su mirada. Ash asintió cautelosamente.

    ― Muy linda, castaña y ojos azules. Y una muy buena coordinadora. Y su hermano peque-

    ― Max. ― Completó Annette. Ash se quedó mudo un momento. ― Max Balance. Debería tener unos 25 años para estas fechas… ¿no?

    ―… Sí… ― Contestó. Ash supuso que quizá lo llegaron a conocer en donde los entrenaron, luego de hacer una cuenta rápida. No le parecía rara la idea de que lo hayan entrenado, porque era la mejor explicación existente para los niños del mundo. Claro que era una posibilidad un tanto remota, pues la cantidad era inmensa, pero igual había chance. Pero… ¿Los tres lo conocieron? ― ¿Lo conocieron?

    ― ¿Conocerlo? ― Preguntó de regreso Annette, soltando aire como si no pudiera creer lo que escuchaba. ― ¡Él me entrenó! ¡Nos entrenó a todos! ¡Por él somos libres ahora!

    La joven de la melena oscura regresó a ver a Dawn. “Es la parte de la charla que quedó pendiente…”, le dijo, y fue cuando Dawn comprendió gran parte del asunto. Ella misma le había hablado de May aunque sin decirle nunca su nombre, diciéndole lo cercanas que en realidad se volvieron aunque fuera a través del videófono. Probablemente sus mejores amigas fueron May y Zoey, después de todo.

    ― Ash… ¿Quién, de cuando viajaste por Hoenn, podrías considerar cercano para considerar a Max como a alguien de confianza?

    Su compañero no entendió la pregunta, pero lo pensó de todos modos. Eran demasiados nombres, a decir verdad, y ya no recordaba la mitad de los rostros. Pero sí recordaba bien a los que fueron más cercanos a su grupo de aquél entonces.

    ― Solo se me ocurren Harley y Drew… ― Fue su respuesta, mientras otra capa de sorpresa se sumó a la cara de sus escuchas al escuchar el segundo nombre. Entonces Ash igualmente comprendió. ― O sea… ¿Drew y Max están vivos? ¿Vamos a ellos?

    ― Por eso sus expedientes estaban tan al inicio… ― Susurró Guy. ― No era relevancia o fuerza… se basó en quienes más recordaba…

    ― Pero, ¿dónde cuadraría Dawn? ― Le preguntó la joven.

    ― ¿Recuerdas a esa amiga coordinadora de la que te hablé, Ann? ― Preguntó la antes mencionada. Annette asintió lentamente, mirando a los ojos de su amiga. La mirada de Dawn junto a su triste sonrisa fueron su respuesta. ― Parece que tenemos mucho que ver con quienes los liberaron…

    Fue el comentario que dejó todo finalmente en silencio.

    Steve tan solo volvió a caminar, luego de unos segundos tan largos como minutos, guiando el camino, mientras sus compañeros lo seguían. Ash se quedó quieto un momento, pensando en algo.

    ― ¿Qué pasa? ― Preguntó Dawn. Ash la miró, y ella notó un quedo del Ash que encontró en Portual. Pero notaba más claramente la confusión, como si algo no tuviera sentido. ― Dime…

    Intentó decirlo, pero las palabras se quedaron a la mitad de su garganta. Pareció recordar otra cosa, o convencerse de otra cosa, y negó con la cabeza.

    ― Olvídalo. ― Dijo al final. ― Pensé en algo, pero no puede ser.

    Dawn solo asintió y tomó su mano, jalándolo ligeramente en dirección al edificio.

    Probablemente fue la misma idea que a ella se le ocurrió. Un inventor. Al igual que ese casual giro de eventos, donde un conocido de él y el hermano menor de May eran parte de una fuerza capaz de emboscar a los Rocket. Al igual que ellos, Citron, el viejo compañero de viaje de Ash, podía ser la tercera persona que Annette le dijo. Aquella ‘chica’ por la que tanto hacía sería Eureka.

    Compartía respuestas con Ash, no obstante. Ash vio a Citron y a Serena morir frente a sus ojos. Y vio a Eureka viva. Los dos sobrevivientes de Paleta eran ellos dos, por obvias razones. Si solo él llegó a Verde, era porque Eureka había sido llevada a entrenar, como Annete, Steve, Guy y Max. No era posible que él estuviera aún vivo, y menos dado que era un Líder de gimnasio.

    Suspiró levemente, notando lo raro que parecía todo.

    Tenía la sensación, y así mismo sentía que Ash la compartía, de que el inventor y una de las tres personas importantes para ese edificio era Citron. La idea cuadraba demasiado bien en sus cabezas para no ser esa.

    ― Debe ser por lo de Drew… ― Susurró Ash para sí mismo. Dawn internamente asintió.

    Sus mentes dejaron de trabajar mientras mecánicamente caminaban por ese último tramo. Un último túnel oscuro de materia orgánica.

    Al final, la luz incandescente detrás de una puerta de vidrio comenzaba a acercarse.




    Sí, definitivamente debí poner el especial antes.

    La verdad, tenía en mente solo que debía estar antes de otro capítulo en particular, pero olvidé que en el otro sitio había hecho un hipervínculo desde ese capítulo al especial porque es el antecesor directo de dicho capítulo. De haberlo puesto antes, las ideas serían menos claras. Y el objetivo, como dije antes, era crear un poco una escena de cuarto cerrado típica de las novelas de misterio.

    Bueh, poco me queda hacer. Al menos tengo la paz mental de que en el arco epílogo se aclaran varias cosas sobre el especial mismo.

    No sé, con la información que se tiene de lo que ha hecho el Team Rocket con el mundo, si han notado algo extraño, o si todo en general les parece extraño. Tipo: 'Si ellos son así, lograron éso y aquello, ¿por qué no hacen esto/hicieron ésto así?'. O sea, si no les ha parecido algo extraño el curso de acción o las acciones como tal que han hecho con el mundo dominado. Les daré una pequeña pista con un párrafo de este capítulo: ¿Por qué no habitaron el Centro Meteorológico, si la herramienta allí les podría ayudar a, digamos, capturar algunos legendarios? De allí deriva mi paz mental, porque eso tiene una explicación que, como quería, se toca como lo más lógico o normal del mundo. Digamos, si viajaran 50 años en el tiempo, hacia adelante o hacia atrás y hablaran con los niños de la época sobre cualquier cosa que les pareciera rara (según nuestra visión del mundo), probablemente esos niños lo dirían como lo más natural del mundo porque para ellos sencillamente las cosas son y han sido así. Sin necesidad de por qués extensos. Algo así es el arco epílogo.

    No tengo nada en particular que añadir, mas que olvidé que hoy era sábado, por eso la hora. :v

    ...Y, aparecieron dos personajes conocidos. Más adelante, en tres capítulos, si no estoy mal (O quizá cuatro, añadiendo otro capítulo/especial) aparecerá uno de mis personajes favoritos de éste fic.

    Sin más que decir, espero que hayan tenido un buen sábado. Como siempre, muchas gracias por darle una oportunidad a Spies. U guyz rock!

    Gracias por leer!

    Later. ~
     
    Última edición: 21 Julio 2018
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    No hay mucho qué comentar owoU. El ritmo sigue siendo tranquilo y con misterios que se desenmarañan despacio... una lástima que Ash no dijera mucho, pero igual es porque está sintiéndose como mínimo desanimado... aunque es mucho más probable que esté bien enfermo xP

    Bueno, todo está bien narrado, a decir verdad. Y si los Rocket no destruyeron ese centro (sino que, todo lo contrario, lo ampliaron verticalmente O-o), pues... su motivo tendrán, y lo sabremos algún día xP

    Nos vemos en otra we

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    Me estoy atrasando en comentar. La universidad me come viva...

    El capítulo anterior me confundió un poco. La chica está muerta y el que acaba de entrar también, supongo. O eso o está loca como una cabra, quien sabe.

    Parece que, por lo que se cuenta, Max ha madurado muchísimo y hasta ha salvado varias vidas. Genial que no sea un mocoso insoportable ya. Claro, han pasado años y las circunstancias han cambiado mucho.

    Tengo mucha curiosidad con lo que pasará cuando entren al Instituto meteorológico. Espero que se encuentren con algún conocido.

    Un saludo enorme. Hasta la próxima.
     
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    XX



    Si tuviera qué describir su primera impresión del lugar, no sería de un centro de estudios científicos.

    Era puramente un hotel: Entraron y había música ambiental a bajo volumen, un mostrador a la derecha con una joven convenientemente vestida de blanco y negro con un gorro gracioso y el cabello recogido. Probablemente se sentiría en el pasado, de no ser por el trío de jóvenes adultos armados frente a ella.

    ― Melany, llegamos. ― Dijo Guy. La joven en el mostrador les sonrió tiernamente y les dio una cálida bienvenida con una sonrisa digna de vender autos. ¿En serio no habían sido enviados al pasado? ¿Celebi, Dialga?

    ― Avisaré de inmediato de su llegada. Pueden dejarme aquí sus armas y firmar de entregado. Igualmente atenderé a nuestros visitantes.

    No, en serio, ¿era un hotel?

    ― La veré más tarde. ― Le sonrió Annette. ― Creo que por ahora pueden registrarse y subir a descansar.

    Dicho eso, entregó sus armas y firmó en un papel. Una sonrisa y un gesto más tarde, la vio desaparecer junto a sus compañeros por el pasillo donde estaban, alcanzándolos con un par de saltitos.

    ― Buenas noches. ― Llamó su atención la joven del mostrador. ― Mi nombre es Melany, y pueden considerarme la ama de llaves de este edificio. ― Entonces hizo una pequeña reverencia, similar a las que solían hacer las enfermeras Joy. ― Les daré una habitación a cada uno; separamos los dormitorios de mujeres y de hombres por comodidad. Esto porque los baños son compartidos aún.

    Y de donde puso las armas, tomó dos pares de llaves. Sacó una de cada par y la otra la colocó diestramente en una pequeña cadenilla curiosamente atada a un trozo de cuero. Les indicó que se acercaran y les colocó la llave a manera de pulsera.

    ― Hay un baño en cada nivel. Les invito a relajarse y tomar uno; tenemos agua caliente toda la noche y hay toallas dentro del baño. Me temo que no podemos lavar su ropa aún, pues habríamos de darles una muda y su llegada no estaba prevista. Les pido una disculpa por ello, y asimismo les informo que ya estamos buscando una muda para cada uno. Si necesitan atención médica, a partir de las 8 de la mañana los podemos atender, pero les pido vengan aquí a esa hora de cualquier manera, para hacerles una revisión general y ver si necesitan algo en particular.

    “Dicho eso, les doy la bienvenida una vez más, y espero puedan relajarse como debería de ser.”

    Y su monólogo terminó con otra sonrisa y una segunda reverencia.

    Antes de que se dieran cuenta, ya estaban caminando hacia sus respectivas habitaciones con la sensación de estar de vacaciones.

    Dawn recordó aquella fantasía donde imaginó a Autumn en el haciendo trasero de un auto y a Ash conduciendo. “Creo ella nos habría vendido el auto…”

    ― ¿Tienes hambre? ― Le preguntó el conductor de su fantasía.

    ― No en realidad. ¿Tú estás bien?

    ― Sí… ― Respondió, estirándose pesadamente. ― Más bien, quiero dormir… Siento que hace años no dormimos en una cama.

    ― ¿Crees poder dormir? ― Preguntó ella ahora. ― Siento que no podré por extrañar nuestra cama. ― Rio. Ash la imitó levemente.

    ― No lo sé… Pero luego de dormir en el suelo tanto tiempo, cualquier cosa me hará caer como una piedra.

    Entonces llegaron a la bifurcación del pasillo. De acuerdo a lo que les dijo Melany, sus habitaciones estarían separadas. Y de hecho, estaban bien separadas: Las mujeres dormían en los pisos impares, y los hombres en los pares, por lo que veían en las llaves. Las escaleras para los impares estaban hacia la izquierda, y los pares a la derecha de acuerdo a un único señalamiento en la pared.

    Se miraron un momento y sonrieron levemente.

    Ash se acercó y la besó una única vez, deseándole buenas noches, gesto que ella imitó. Ambos caminaron hacia su diferente dirección, y no pudieron evitar sentirse extraños por salir de la rutina, luego de tantos años.

    El tiempo nunca se sintió tan pesado en su andar.

    Dawn no se sintió con ganas de ducharse, a pesar de que sentía su cabello grasoso como nunca antes y apostaba que ya no olía a flores.

    Prefirió ducharse para cuando tuvieran la muda de ropa que le habían dicho, y recordó la poca ropa que tenía en Portual y la que había dejado en el bosque la noche que fueron atacados. Allí venía el primer peine que Ash le regaló y que tanto atesoraba.

    Ash aún no pasaba de los 20 años cuando se lo regaló, y lo recordaba bien porque esa tarde llegó con un hombro dislocado y un corte en la cara que afortunadamente no le dejó cicatriz. A Johanna le consiguió un par de guantes y a ella ese peine. Era confuso para ella en aquel entonces la manera en que veía a Ash, siendo tan joven y pasando por tanto. Recordaba que igualmente ella le curó el corte de la cara mientras le repetía lo estúpido que era por arriesgarse y pelear por algo así, sin pensar en la herida de su espalda. Ash solo reía y se quejaba por el brusco tratamiento en su rostro. Fue de las contadas ocasiones que lo escuchó reír en ese entonces.

    Dawn rio levemente ante el recuerdo.

    ¿Qué es lo que había pensado Ash para conseguirle un peine, de entre todas las cosas?

    Al principio había sido raro encontrarse con él en Portual.

    Sí, estaba el tema del esclavismo que vivían y lo frío que se había vuelto luego de ver a quizá todos sus seres queridos en casa morir, pero igual había algo diferente en él. Algo más maduro.

    Veía en sus ojos el dolor y un quedo del viejo Ash, pero había una tercera parte que tardó mucho tiempo en comprender, y no había pensado ni entendido del todo qué era. Solo sabía que era algo que no estaba en él cuando volvió a viajar con él, en su época junto a Iris y Cilan. El Ash que ellos conocieron fue el mismo que ella conoció.

    Algo sucedió en Kalos, que fue lo que le dio esa nueva parte. Ese toque de madurez y, quizá, hasta masculinidad.

    También pensó alguna vez que ella lo imaginó, porque igualmente estaba creciendo. Comenzaba a notar a los varones de una manera diferente y Ash era uno, así que era obvio que lo encontrara más interesante que antes.

    Nunca se animó a preguntar qué había sucedido durante su viaje en Kalos, aparte de los temas cotidianos de cuando eran niños aún. Luego del ataque, tampoco le preguntó por respeto y miedo a lastimarlo.

    Pero ya habían pasado muchos años, y era una de las cosas que concordó consigo misma en hacerle contestar. Sabía que tenía que ver con Serena o con Citron. Esperaba que no haya sido nada con Eureka, si el pequeño presentimiento que tenía era cierto.

    Levantó la mirada mientras caminaba por el pasillo buscando su habitación designada, y se topó con una joven caminando hacia ella, con las escaleras de objetivo.

    Cruzó miradas con ella: Tenía unos fieros ojos azul hielo, penetrantes pero indudablemente hermosos. Su cabello iba amarrado en una coleta alta que aún así alcanzaba su espalda baja, y dejó su flequillo caer, acomodándose casi como si fuese peinado siempre hacia la derecha de su dueña.

    Sus miradas se quedaron prensadas unos segundos, obligándolas incluso a detenerse. Dawn notaba que la joven parecía querer decirle algo, pero se debatía si debía o no. Finalmente, miró hacia otro lado, convenciéndose a sí misma de algo. Negó con la cabeza y dijo “Buenas noches”, antes de seguir su camino.

    La vio desaparecer por las escaleras, mientras sus arreglados cabellos se meneaban tan sensualmente como sus caderas con cada paso.

    No sabía qué quería decirle, pero ella sentía que igualmente la conocía. Quizá era represalia igualmente del tema de Drew y Max.

    Tratando de convencerse de eso mismo, llegó a su habitación. Metió la llave en el cerrojo y la cerradura cedió tan gentilmente que pensó que no había funcionado. Giró el suave picaporte y la luz se encendió como si la estuvieran esperando dentro.

    El piso estaba alfombrado de un bonito color beige ―Que seguramente era un dolor de cabeza y espalda limpiar― y las paredes tenían un atractivo color vino con trama en color champagne, dando a la habitación una primera impresión de un sitio lujoso. La luz era incandescente, así que eso le añadía algo de calidez. Dentro también había un tocador con algunos objetos “básicos” como cepillos, fijador ― ¿Dónde consiguieron eso? ― y algunos pasadores y ligas acomodadas por color. El espejo estaba limpio y tuvo que aguantar su rostro de vergüenza al verse tan desaliñada. Ni siquiera en sus peores días en Portual estaba así. Le dio pena en particular porque Ash se tomó la molestia de besarla incluso viéndola así. Pensar que era la fuerza del hábito dejó un sabor aún más agrio en su boca.

    Decidió evitar verse en el espejo hasta la mañana siguiente y siguió viendo la habitación. Tenía una única bonita silla junto a la ventana, cerrada con una cortina a juego con el resto del cuarto, una mesita de noche con una lámpara ―sin bombilla― y finalmente una cama matrimonial con un juego de sábanas combinando y una almohada que parecía incluso un pequeño Mareep dormido.

    La habitación era cálida, por lo que se quitó su chaleco y quedó por primera vez en días solo en su blusa blanca. Se sentía muy ligera sin chaleco. Se quitó las botas y se dejó caer después en la cama, maravillada por lo cómoda que era.

    Se acomodó mejor en la cama y abrazó con fuerza la almohada, que era tan cómoda como el resto del mueble, y suspirando sintió lentamente quedarse dormida.

    Aunque fuese solo por una media hora.

    Porque luego de ese no tan largo rato, estaba sentada en la cama, aún abrazando la almohada pensando en cómo demonios no podía conciliar el sueño a pesar de estar en un lugar así de pacífico, cálido, bonito y cómodo. ¿Se había acostumbrado a vivir en lo difícil?

    Era una posibilidad, por mucho que prefiriera no pensarlo.

    Otra cosa era que no era su cama. Era mucho más cómodo ese colchón que el que consiguió Ash en Portual, y ahora tenía una almohada de verdad. De nuevo, no hacía frio y tampoco entraría alguien buscando robar algo o violarla.

    Se sentía segura. Estaba cómoda. ¿Por qué no podía dormir?

    Una idea en común con todo lo anterior se le vino a la cabeza, y sintió sus mejillas arder ligeramente al pensar que quizá fuese la razón.

    Alguna vez había comparado a Ash con un gran y calentito pokémon de felpa. Y no sabía del todo si se sonrojaba porque extrañaba tener algo más grande que una almohada para abrazar o porque ‘extrañaba a su esposo’.

    Suspirando y negando la idea por el momento, volvió a recostarse y contó lentamente del uno hacia adelante para intentar conciliar el sueño.

    No funcionó.

    Intentó con el viejo truco de contar Mareeps, y tampoco surtió efecto.

    Se giró durante un buen rato en la cama tratando de encontrar esa posición incómoda que por algún motivo permite descansar bien, así como algunos trucos que recordaba, como respirar profundamente con los ojos cerrados y fingir estar dormida, pero nada funcionaba.

    Suspiró de nuevo, consciente que solo le quedaba una última opción qué intentar. No perdía nada, pero no recordaba la habitación de Ash, así que tendría qué preguntarle a Melany y con algo de suerte no tendría que explicarle.

    Sin dejar de abrazar la almohada a su pecho, salió de su habitación y cerró con llave, dejando sus botas y chaleco dentro. Se encaminó entonces de regreso al lobby tratando de buscar alguna excusa que no pudiese malinterpretarse del todo.

    Pero llevar la almohada junto a ella era un claro indicativo de a lo que iba. Y siendo tanto ella como Ash un par de adultos, probablemente podría dar una idea errónea. Quizá ni siquiera le permitieran acceder a los pisos pares. Después de todo, por algo dividieron todas las habitaciones y no solo los baños. Probablemente era una medida de ‘castidad’.

    De acuerdo al relato de Ann, todos en ese edificio eran más jóvenes que ella. No sabía qué tanto habrían pasado en los entrenamientos, pero eran humanos y probablemente igual sintieron deseos más carnales alguna vez. Era perfectamente lógico y razonable, pero por esa misma razón se les controlaría más. A lo mejor era una medida para que no se disparara la población del lugar. No podía saberlo a ciencia cierta.

    Pero pensando en eso en lugar de su excusa, llegó de vuelta al lobby, donde fue recibida por una sonrisa y una mirada impregnada con curiosidad por parte de Melany.

    ― ¿Puedo ayudarte en algo? ― Le preguntó a Dawn en cuanto llegó frente a ella. Dawn solo abrió y cerró la boca como un Magikarp fuera del agua tratando de salir con una explicación antes de siquiera preguntarle acerca de la habitación de Ash. Melany rio un poco, antes de continuar. ― Habitación 408. Permíteme tu llave para añadir la de su habitación.

    ― ¿Eh? ― Fue su inteligente respuesta.

    ― No te preocupes. ― Le dijo la joven recepcionista, sonriendo enigmáticamente. ― Muchos aquí pasan lo mismo que tú. No poder dormir sin alguien más. Algunos no pueden dormir incluso si no es en grupo.

    Dawn entonces recordó de nuevo el origen de todos ellos.

    No eran diferentes de ella por haber sufrido. Que hayan sido entrenados no los hacía menos humanos, y debió darse cuenta mucho tiempo antes. Habló de ello con Annette, pero no se le ocurrió pensar en que solo le estaba contando una parte de toda su vida. Si le tomó o no cariño o confianza, era relativo a lo que podía o debía contarle. Quizá le platicó de todo eso porque sabía que ella igual había sufrido de manera similar. Tenía sentido.

    ― Claro… ― Susurró, entendiendo un poco mejor la situación. ― Claro… ― Y le dio su muñeca a Melany para que colocara la llave de la habitación de Ash.

    ― El motivo por el que este lugar sigue en pie, es la hermandad del sufrimiento. ― Comentó. ― Saber que estás rodeado de gente que te entiende, aunque nunca hables de lo malo que te ha pasado es muy reconfortante. Poder llegar a platicar con cualquier persona, como en los viejos tiempos, nos da también una sensación de familiaridad y deseo de regresar a como las cosas eran antes.

    ― ¿Hacen algo para que eso llegue pronto?

    ― No. ― Negó, moviendo lentamente la cabeza. Dudó un segundo antes de proseguir. ― La idea es esperar aquí. Estar seguros y ocultos mientras el poder del Team Rocket lo autodestruye. Cuando esté tambaleando, entraremos a rematar y reconstruiremos el mundo a lo que debió ser. Recuperaremos el balance y trataremos de revertir el daño al ambiente.

    Dawn asintió. Ella también extrañaba las mañanas cálidas. Se preguntó solo por un momento, si en algún lugar del gran mundo, aún salía el sol.

    ― Gracias. ― Fue lo que le dijo a Melany.

    ― No hay de qué.

    Y dicho eso, dio la vuelta y se encaminó hacia la habitación de su compañero, caminando tan rápidamente como sus descalzos pies le permitían. Subió las escaleras con prisa, deseando llegar y comprobar que era la presencia de Ash lo que le hacía falta.

    Pero se detuvo en cuanto llegó al pasillo del cuarto piso.

    Ella no podía dormir sin él, aparentemente, pero, ¿él podía? ¿Qué tal si él ya estaba dormido? La luz se encendería en cuanto ella abriera la puerta, si era igual la habitación del azabache a la suya. Y no quería molestarlo en realidad, menos cuando quizá está teniendo el descanso que ha merecido por años pero que nunca ha tenido.

    Otra idea le llegó junto a ese último pequeño hecho. El motivo de que Ash estuviese más distraído en los últimos meses. El que casi les cuesta la vida a ambos de no ser por su incompetencia de levantar la voz y decirle que estaban siendo observados.

    Ash estaba cansado. Pero no en la idea típica de fatiga por trabajo o ejercicio. Lo que tenía Ash era mucho más fuerte. Lo sabía porque ya lo había pensado en circunstancias más extremas, cuando fueron atacados. Sabía que ellos iban a morir esa noche. Y particularmente Ash moriría porque su cuerpo ya no resistiría la pesada carga del veneno de la parálisis.

    En conclusión: Su compañero podría, en el peor caso, morir al sentir su cuerpo el descanso que merecía.

    Pero ella no era nadie para negarle ese derecho. No a morir, sino a descansar.

    Le pareció ridículo incluso que ella fuera porque no podía dormir, cuando él podía debatirse la vida esa noche de nuevo.

    Caminó a la octava habitación de ese piso e intentó primero girar el picaporte. Este le permitió entrar sin peros, notando igualmente que la luz estaba encendida.

    ― ¿Ash? ― Preguntó desde la puerta, solo dejando ver su rostro. Lo que pudo ver dentro fue a su compañero tirado boca abajo y con la mitad del cuerpo en la cama. Sus piernas colgaban y podía ver que respiraba por el movimiento de su espalda. Dawn sonrió con ternura ante eso.

    Entró en el cuarto y cerró la puerta con llave tras de sí. Se acercó despacio para no despertarlo, aún abrazando la almohada a su pecho y buscó el rostro de Ash para ver su expresión.

    Estaba con el cuello torcido incómodamente, y mirando hacia su izquierda. Con la boca entreabierta y roncando levemente. No pudo evitar la carcajada, pero la sostuvo como pudo con una de sus manos.

    ― Ash. ― Lo llamó. El susodicho espabiló rápidamente como si fuese despertado por una muy ruidosa alarma. Buscó algo con la mirada nublada por el sueño hasta que se topó con Dawn. Ella notó que estaba dormido, a pesar de moverse.

    ― Dawn… ¿Fuiste al baño? Apaga la luz, es muy tarde… ― Y además creía que estaban en Portual, seguramente. Porque debería recordar que ella no lo acompañó hacia su habitación. Si creía que venía del baño era porque además creía que se había acostado con él como en Portual también.

    ―… Sí. ― Pero decidió seguirle el juego. Él ya estaba descansando, como predijo. No quería llevarle la contraria y correr el riesgo de reactivar sus pocas neuronas sanas.

    Buscó con la mirada algún interruptor y dio con él cerca de la cabecera de la cama.

    La habitación de Ash era igual a la de ella, exceptuando el fijador de cabello y los pasadores en el tocador, así como la lámpara.

    Se sentó en la cama y le quitó los zapatos a Ash tras dejar la almohada junto a la que ya estaba allí. Luego apagó la luz y su compañero se acomodó bien. Quedó boca arriba con su brazo derecho esperándola, de manera similar a como solían dormir en Portual.

    Por la fuerza del hábito, ella también se acomodó como solía y se dejó abrazar firme pero delicadamente por su compañero.

    Supo de inmediato que, sin duda, lo que le hacía falta era la presencia de Ash y la seguridad que le transmitía su abrazo.

    Pero no era lo que ella quería en ese momento. De esa manera dormían hacía unos meses y de esa forma Ash no descansaba. Quería ser ella quien le transmitiera la seguridad.

    ― Una vez, Ash, me dijiste que me llevarías a un sitio donde pudiéramos vivir sin preocuparnos. ¿Lo recuerdas?

    ― ¿Eh…? ― Respondió él. ― Fue… luego de que Johanna se fuera… ― Dawn asintió, llevando sus manos al pecho del azabache y separándose lentamente de él ante la nublada y confusa mirada de su compañero.

    ― Llegamos. ― Le dijo. Besó su frente y envolvió su cabeza entre sus brazos, acurrucándolo en su busto. ― Aquí podemos olvidarnos de todo. Aquí estamos a salvo.

    ―… ¿Lo… cumplí?

    ― Sí. ― Asintió. ― Por eso… puedes descansar, Ash. Duerme todo lo que quieras.

    ― Pero mañana-

    ― Es tu día libre. Yo te despertaré para desayunar. ― Sintió a Ash asentir débilmente. ― Mañana tenemos que hablar también, ¿está bien? ― Ash gruñó ante esto.

    ―… ¿Ahora qué hice…? ― Dawn rio un poco ante el quejido de su compañero. Negó suavemente con la cabeza.

    ― Nada malo. Al contrario... Duerme, Ash.

    Fue lo último que dijo.

    El cuerpo de su compañero entonces se volvió increíblemente pesado. Cada músculo de su cuerpo se relajó y su respiración se volvió profunda en su pecho. La tensión que liberó era increíble. Casi como si su cuerpo pasara de un manojo de nudos a una simple agujeta.

    Se sintió culpable de no haberlo notado antes.

    Solo deseó, antes de ella misma rendirse al sueño, que su compañero pudiera ver una vez más el cielo. Aunque fuese la densa capa gris de los últimos años.

    Quería ver sus ojos, temerosa del fatídico fin que podría tener si su cansancio era más de lo que su cuerpo podía sostener.

    ― Dulces sueños… ― Susurró en su coronilla, dejándose caer igualmente.







    Mas que comentarios, necesito dar un aviso.

    Gente, estoy mal. Ya antes había lidiado con la depresión un par de veces sin necesidad de tratamiento, pero esta vez es diferente. Puede que empiece a necesitar medicamento. Y me dí cuenta de que era más serio de lo normal cuando ahora me afectó hasta con las cosas que me gustan. Tengo desordenes de sueño desde hace casi 10 años, pero esta vez se están agravando. También tengo algunos problemas para comer, días en los que hasta tomar agua me está dando asco porque siento que no necesito agua o comida (Incluso hayan pasado días sin comer. Sí, días.). Finalmente concluí que necesito ayuda más seria porque incluso jugar, escribir y tocar mis instrumentos me está dando igual. Al menos, por ahora, no he tenido pensamientos suicidas aún, por lo que quiero pensar que estoy lejos de eso básicamente porque no... "sufro" como para buscar una salida.

    No, no dejaré de escribir, porque de terapias anteriores se me recomendó pensar que solo estaba procrastinando, pero empiezo a ver resultados muy negativos en la Universidad. Es probable que termine reprobando 6 materias. De hecho, ya estoy seguro que reprobé 3. Así que... intentaré, de la poca autoestima que aún me tengo, rescatar lo que pueda, y haré del Fanfiction y mi estudio independiente de inglés y japonés mi refugio. Me distraeré con la música, rodeado de gente maravillosa que me tiene mucha estima (Sabes que la amistad es seria cuando te etiquetan en memes junto a dos personas muy particulares con amistad de hace muchos años) y practicando algo que hace mucho no hago: Subirme a un escenario, sin importar su tamaño, con mi instrumento en mano y pensar "Soy el mejor". Es un consejo que leí... creo al año de comenzar a tocar mi bajo, de un bajista semiprofesional a un dude que tenía problemas con su vestuario.

    Una disculpa por la semana de retraso. Y, de corazón, espero que jamás entiendan lo que es estar donde estoy.

    No piensen de más, y disfruten que pueden sentir. De aquí viene mi amor al Slice of Life.
     
    Última edición: 21 Julio 2018
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  11.  
    Siletek

    Siletek Entusiasta

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    Ah, la paz... ¿pero hasta cuando?

    Cuando todo está tranquilo, es porque se va a armar una grande. Y esto no será la excepción. Quiero creer que la chica rubia con la que se cruzó Dawn era Eureka, pero vaya a saber quien carajo era en realidad. Tal vez en ese hotel haya más gente conocida para Ash y Dawn, quien sabe.

    Lo de tu depresión es algo para tomar con pinzas y no quiero darte un consejo que suene vacío y cliché. Lo único que te digo es que si necesitas ir al psiquiatra, vayas y que si dice que necesitas medicación, tómalas. No pospongas tu salud.

    Un saludo!
     
  12.  
    J.Nathan Spears

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    Oh shit... mi pana, realmente necesitas cuidarte. ¿Sabes? Puede ser algo que tenga que ver con la Tiroides... así que si puedes, hazte exámenes endocrinológicos. Te deseo lo mejor -w-.

    El episodio fue muy, pero muy tranquilo... y pienso igual que Sile, que con esta calma que hay, una tormenta estará por venir... y quizás no sea culpa de los Rocket o_oU.

    Y sí, dejen que Ash duerma hasta las 3 de la tarde si es necesario -w-U

    ¡Hasta la próxima!
     
  13.  
    Jetto

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    Dawn abrió los ojos con una suavidad que le sorprendió.

    Su vista tardó un poco en acostumbrarse a la blanca luz entrando por la ventana a través de la cortina ― ¿Cómo era eso posible, si la cortina tapaba las luces de los reflectores tan eficientemente? ― y sentía que su cuerpo estaba listo para correr un maratón.

    Durante la noche se movió y Ash no descansaba en su pecho, por lo que pudo sentarse en la cama junto a su compañero y estirarse. Tenía años que no dormía así de bien, y estirarse luego de una buena noche se sentía increíble. Probablemente, si alguien le tomara una fotografía, aparecería maquillada y peinada, como en los comerciales de almohadas o de toallas femeninas nocturnas.

    Riendo suavemente por la analogía, miró a su esposo, quien poseía en ese momento el rostro más pacífico que vio en su vida. No quería despertarlo, pero no sabía la hora y les habían pedido ir con el médico por la mañana.

    Además, hacía mucho que no comían algo caliente, y quizá en alguno de los pisos habría una cafetería sirviendo algo rico. Con suerte, incluso tendrían jugo o pan aún suave.

    “Seguro que eso lo despierta”, pensó recordando fugazmente al Ash que viajó junto a ella por Sinnoh.

    ― Ash, despierta. ― Le llamó dulcemente, moviéndolo un poco. ― Vamos a desayunar algo. Tampoco hemos comido bien en días, ¿recuerdas? ― Insistió, moviéndolo un poco más fuerte. Pero no tenía efecto. “No recuerdo que tuviera el sueño tan pesado…”, fue lo que se dijo. ― Vamos. Ash.

    Y lo movió otro poco, pero sin reservarse a menearlo delicadamente.

    Notó entonces que ni siquiera reaccionaba. No se quejaba ni se acomodaba. Entonces se preocupó y volvió a tener miedo por su pensamiento la noche/madrugada anterior.

    ― Ash, vamos. No es gracioso. ― Lo zarandeó con más fuerza entonces, sin importarle que incluso el colchón rechinara. Lo tomó con las dos manos mientras lo movía, pero no reaccionaba.

    Era como la mañana en que murió su madre, y el mero recuerdo llenó con lágrimas sus ojos.

    Comenzó a llamarlo casi desesperadamente, tomándolo por la cara, los hombros y hasta dándole golpes suaves. Pero Ash no respondía de ninguna manera a nada.

    Se tranquilizó mucho cuando, poniendo su mano en el pecho del azabache, notó el latir de su corazón, pero no le dejaba de preocupar asimismo que no reaccionara con nada.

    Seguía respirando, lo comprobó también al colocar su mano cerca de su boca y su pulso parecía estable. Deseando que se mantuviera así, corrió escaleras abajo, dejando la puerta abierta y empujando a algunos jóvenes en su andar. Probablemente llamaba mucho la atención tanto por ser cara nueva como por la estela azul que dejaba en su camino, pero era lo de menos en aquel momento.

    Llegó entonces con Melany, que platicaba con otro joven en sus tempranos veintes.

    ― ¿Dónde está el médico? ― Fue lo que dijo con poco aliento. La recepcionista entendió de inmediato, se disculpó con el joven y salió de su mesa, corriendo a la habitación 408 con Dawn detrás. Resultaba que ella era el médico.

    Llegando a la habitación, Melany comenzó a tomar muchas medidas y pulsos por el cuerpo de Ash, con ella mirándola angustiosamente.

    Notó entonces que la velocidad con la que Melany realizaba su labor iba disminuyendo y comenzó a temer lo peor de nuevo, pero cuando la regresó a ver, en su rostro había una pequeña sonrisa.

    ― Está dormido. ― Fue lo que dijo. Dawn no pudo evitar parpadear repetidas veces y girar un poco su rostro en duda. ― Me gustaría platicar contigo acerca del ritmo de vida que han llevado. Porque tu… acompañante, está tan dormido que su cerebro está desconectado de su cuerpo.

    ― O sea que… ¿no va a despertar? ― Preguntó con miedo. Melany rio un poco y negó con la cabeza.

    ― Me refiero a que está durmiendo al nivel de un Snorlax. No lo vamos a poder despertar ni mojándolo. Solo hay que darle oportunidad a su cuerpo de que descanse lo que necesita. ― Aclaró. Dawn sintió su mandíbula temblar de alivio. ― Es más, lo encuentro en muy buena salud: Su pulso es constante y su corazón tiene un ritmo muy saludable.

    Entonces ella soltó un suspiro tan largo que sintió su presión sanguínea bajar. Melany aparentemente lo notó, pues de inmediato fue hacia ella para evitar que cayera. Tomándola de la mano la sentó en la cama y entonces comenzó a revisarla a ella.

    Revisó sus párpados, su pulso, sus pulmones y el latir de su corazón. Notó igualmente que le prestó un rato de atención a su cabello. Eso le dio curiosidad.

    ― ¿Puede saber mi estado de salud por mi cabello?

    ― Eh… Sí, pero en realidad estaba viendo que lo tienes muy bien cuidado, aunque algo sucio. ― Dawn sonrió abochornada ante eso. ― Deberían darse un baño. Eso los relajará más, y necesitan comer. No necesito adiestramiento en medicina para notar que están algo débiles.

    ― Nos han pasado muchas cosas, desde que todo esto comenzó. Supongo que es solo la forma en que eso se cobró con nuestros cuerpos… ― Respondió.

    ― Aún es temprano. ― Fue lo que le dijo la doctora. ― El almuerzo aún no estará servido, así que mientras tanto puedes platicarme.

    Dawn miró hacia el inmóvil Ash de nuevo, dudando si la charla lo despertaría. “No se despertará por un poco de ruido”, le dijo Melany.

    Asintiendo, tomó aire y ordenó sus pensamientos.

    ― Supongo… que todo comenzó en Johto…





    Decidí subir el capítulo esta semana porque es bastante corto. Sirve solo como nexo temporal y apoyo para la psiquis de Dawn en algunos aspectos.

    Gracias por sus palabras. Tomaré los consejos, aunque definitivamente tendré que entrar a trabajar para eso. También preguntaré sobre la tiroides, es algo que no había pensado.

    Gracias por leer, gente! Espero hayan tenido un buen sábado.

    Later.
     
    Última edición: 21 Julio 2018
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    J.Nathan Spears

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    Si no les molesta, comenzaré quoteando sobre el autor mismo

    Dime algo, ¿En Salud Pública no entregan medicamentos por si acaso? ¿No puedes siquiera conseguir una muestra para saber qué "alternativos" te sirven? o_oU. Espero lo consigas todo, mi pana...

    Y sí, lo de la tiroides lo sé porque mi madre sufría de eso. Ayer cumpli´62 añazos y se mantiene con energías y estupendamente hermosa ;), gracias a que se trató a tiempo...

    Ahora sí, con el episodio xD. Fue corto, sí, pero me gustó en su sencillez. Melany y Dawn están comenzando a tener confianza y seguro que ella se va a enterar de todos los triquismiquis de la relación :V. Bueno, Dawn realmente estaba asustada -w-U. El miedo era casi que palpable... y se entiende.

    Seh, ella piensa que aún hay una parte del Ash original dentro de su ahora esposo. Quizás solo pueda aflorar una vez que los Rocket se autodestruyan (?)... y yo aún quiero ver a Iris por ahí, a ver qué hace

    Nos vemos en otra, mi pana ;) ¡Mucho ánimo!
     
  15.  
    Jetto

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    XXII





    Recuerda poco luego del ataque. Solo sabía que estaba en algún lugar de Sinnoh cuando el techo del edificio donde estaba colapsó. Al despertar estaba vendado y junto a otro millar de hombres.

    Sentados como juguetes esperando ser empaquetados y enviados a las tiendas. Nadie hablaba y todos tenían la misma mirada muerta. Pero estaban vivos.

    Notó también que no enfocaba bien con uno de sus ojos. Fue duro aprender que en realidad no veía ya con su ojo izquierdo.

    Fue llevado a otra ciudad y obligado a trabajar como esclavo en una especie de campo de concentración. Moviendo cargas imposibles junto a más gente y armando buques inmensos. Luego se le subió a uno de ellos y partió a otro lado, notando que en realidad era su tierra natal.

    Pero le duró poco el gusto, pues fue encarcelado de nuevo y ahora hecho un conserje y sirviente de muchos niños y miembros del Team Rocket.

    Allí conoció a alguien más, también. Un sujeto de gafas y ojos azules. Con grandes ideas y remordimientos poderosos. Veía en su mirada el ligero antojo de quererle prender fuego al mundo y ver a la gente gritar en agonía. Pero igual veía que algo lo detenía, y sabía que él sabía dónde estaba ese algo.

    Le dijo y lo convenció de trabajar con él. Total, el mismo no nació para ser el esclavo de nadie, y si lo resistía era porque no tenía idea de qué había pasado luego de que ese techo cayera.

    Escaparon, huyeron al este y encontraron un edificio viejo y afortunadamente abandonado. Allí se asentaron, comenzaron a construir sumando sus intelectos y pronto lograron tenerlo funcionando de nuevo. Con servicios básicos y agua.

    “Liberaremos a los niños”, fue lo que le dijo un día. El solo asintió, sabiendo que era lo mejor que podían hacer. Devolverles la libertad de ser ellos mismos y no ser asesinos. Regresarles su identidad y capacidad de tomar decisiones en una pequeña sociedad dentro de ese edificio, mientras que el Team Rocket se consumía y luego procederían a reconstruir la región, y luego el mundo. Ese era el plan.

    Crearon sus primeras armas y desarrollaron explosivos con combustibles viejos que habían acumulado.

    Varias semanas luego, atacaron y liberaron a un buen número de gente. Aunque en realidad no habían encontrado a la razón de la ira del de gafas. En cambio, encontraron a un aliado increíblemente útil y que estaba dispuesto a estar con ellos.

    Fue así como aquel genio, él y el antes pequeño hermano de una de sus rivales se convirtieron en los nuevos pilares de la microsociedad.

    El pequeño hermano se encargaba de adiestrar a los niños en supervivencia y defensa personal, mientras él se encargaba de recordarles los antiguos valores del mundo y la manera correcta de llevar a cabo una buena convivencia. El último pilar se encerró en el último piso del edificio y desarrolló más y más tecnologías. Logró hacer su edificio invisible, logró desarrollar artefactos de defensa y de ataque masivos y específicos, similares a aquellos con los que el Team Rocket había dominado al mundo inicialmente; logró crear un circuito cerrado de comunicación auditiva en todo el edificio, así como extender la red de servicios y hacer de ese antiguo edificio de investigación un albergue similar asimismo a un hotel, aunque esto fue también con ayuda de todos los nuevos integrantes de la sociedad.

    Iban a las ciudades y pueblos cercanos por los muebles necesarios y materias primar útiles, lograron encontrar una buena cantidad de libros y acumularon los que encontraron en una oportuna emboscada a un pelotón de reclutas del Team Rocket.

    Entre las mercancías, encontraron las revistas de Petrel. “Rocket al día”, se llamaba. Allí se enteraron de todo lo que sucedía en el mundo y de cómo igualmente todo se desmoronaba. Demasiado control y demasiado poder. Esas fueron las cosas que destruyeron el balance del mundo. Un poder tan fuerte que las mismas criaturas legendarias habían optado por ocultarse, pues las que no lo hicieron fueron capturadas.

    Resultado de eso era un transcurso distinto del tiempo en los bosques y un desajuste en la temperatura del planeta que solo era contenida por el poder de los Pokémon legendarios aún libres. Pero el mayor cambio era la densa capa de agua que cubría el mundo. ‘Niebla’, la llamaban en las revistas.

    Investigando más y más a fondo se dieron cuenta de cómo las cosas habían sido entonces.

    Pero fue el hermano menor quien los sacó de su zona de confort.

    ― De acuerdo al calendario de la última revista, debería haber un traslado nuevo de personal a este centro de entrenamiento.

    ― ¿Solo guardias? ― Preguntó él. Su compañero, y quien todos consideraban su líder, respondió:

    ― No lo creo. ― Tomó algo de aire y continuó. ― No lo anunciarían así si no fuese algo o alguien importante.

    ― En efecto. ― Continuó el hermano menor. ― Trasladarán guardias, varios Elites, esclavas y, más importante aún, Protón tomará control de Hoenn.

    ―… Un gran cambio. ― Admitió. Los tres asintieron. ― ¿Qué pasará con Petrel?

    ― Probablemente tome control de Johto. ― Un suspiró sonó, y luego prosiguió. ― Si vamos a liberar a más niños, entonces hay que hacerlo ahora.

    Porque si se enfrentaban a Elites y al guardia personal de Protón, probablemente estarían muertos antes de alcanzar a liberar a nadie.

    Entonces informaron a todos los que ya habían liberado, se hizo una encuesta sobre quiénes estarían dispuestos a participar sabiendo que podrían perder la vida, y la gran mayoría había accedido, mientras el resto prefirió quedarse y mantener el lugar operando para cuando regresaran.

    Con eso en mente y con números, se fabricaron las armas que se iban a necesitar. Tres variantes: La semiautomática RKG02, la automática RKG08 y la poco precisa pero devastadora RKG05. Su arma a larga distancia, la RKG23 no sería útil.

    Mientras los varones más fuertes se encargarían de ser la primera fila con las RKG05, los más ágiles usarían las automáticas. Entendían que era mejor tener menos poder de disparo a no tener ninguno, aunque eso implicara recargar dos veces a final de cuentas y por ello se les dio igualmente una semiautomática aparte de su arma principal a cada uno.

    Se dirigieron hacia su objetivo y se infiltraron. Para su mala suerte, el cambio de personal ya había sido dado. La información que tenían era vieja, pero tampoco estaban tan seguros de que habría llegado ya, dado que el último asalto, donde fueron liberados, fue tan solo un año antes del día de esa escaramuza.

    Pero había algo que fundamentalmente había olvidado: Los famosos Elites eran los hijos de las esclavas. Y las esclavas fueron tomadas al mismo tiempo que el Team Rocket avanzó por la conquista del mundo. De eso eran pocos años. Demasiado pocos.

    Llegó listo para jalar el gatillo contra adultos, pero su enemigo eran niños. Quizá por eso al final jamás disparó. Tan solo se armaba de valor para apuntar, pero le quedaba corto y volvía a cubierto. En cambio, no había ningún miembro de su pequeña sociedad que dudara para jalar el gatillo. El poder de la RKG05 podía acabar rápidamente con varios enemigos de un disparo y sus armas automáticas podían vaciar su cargador de 25 proyectiles en 20 segundos. Y en cada disparo una pequeña vida se esfumaba. Tan solo sabía que los gritos de esos niños lo perseguirían toda la vida.

    ¿Cómo podían sus aliados tener esa sangre fría? ¿Qué clase de entrenamiento les hicieron pasar para tener tan poco corazón para matar niños? Lo veía tan solo en el hermano menor: ¿en qué momento aquel pequeño niño podía incluso contar baja por baja en voz alta, presumiendo?

    Si no fuera por la adrenalina del momento, seguramente habría vomitado.

    Los Elites que los enfrentaron primero no se esperaban las nuevas armas, y cayeron con relativa rapidez. Pero los Reclutas tras ellos y el resto de los Elites ahora estaban al tanto y fueron más cautelosos, logrando hacer el combate finalmente más parejo.

    Hubo bajas en ambos lados, pero su fuerza de ataque fue lo que finalmente hacía la diferencia. Algunos Reclutas y Elites se rindieron finalmente y se unieron a ellos, soltando las armas y quedándose en primera línea. Después de todo, tampoco habían tenido elección, y los Espías eran quienes estaban defendiendo a los niños, así que tener a los Elites con ellos era la mejor manera de decirles que era tiempo de un cambio de mando. Era curioso que los Elites, siendo más jóvenes que los Espías, fuesen temidos por estos últimos.

    Protón, o todo el puerto con el alto mando del Team Rocket, se concentró en la zona alta del edificio que componía ese centro, mientras que los niños, el objetivo principal, estaban en la misma planta donde se encontraban, varios metros más adelante.

    El grupo se dividió. El hermano menor y él fueron hacia los niños junto a todos los Elites y Reclutas, para asegurar totalmente su ‘captura’ y pronta liberación hacia el edificio. En tanto, varios de los jóvenes rescatados antes, principalmente los más capaces, fueron junto al líder hacia la planta alta para terminar con Protón y tener que preocuparse por un cabecilla del Team Rocket menos. Era un pequeño escuadrón de unos 9 miembros bien armados y su líder.

    Su parte de la misión fue sencilla. Los Espías cooperaron y expresaron su alivio de poder intentar tener una vida normal. Los niños ―Elite restantes― los siguieron ciegamente, a excepción de un pequeño grupo de niños. La mayor tendría unos 9 o 10 años, y hacia abajo todos eran ligeramente menores, hasta una niña de unos 2 años tomada de la mano de la ya mencionada de 9 o 10 años. En ese momento lo extrañó en primer lugar que no estuviesen combatiendo.

    ― ¿Por qué no nos siguen…? ― Se preguntó. Se acercó hacia ellos y notó que no le tenían miedo. Tan solo no seguían al resto de los niños ni a los Espías. Al menos por eso sabía decir que no lo veían como enemigo. ― ¿Necesitan algo antes de poder irse? ― Les preguntó tratando de sonar amable. Uno de los niños se acercó a él y lo tomó de la manga de su pesado abrigo, guiándolo hacia unos cuartos más al fondo del recinto.

    Pasaron varias puertas hasta que el pequeño de ojos púrpura se detuvo en una y se quedó quieto. Entendió que lo que querían estaba tras esa puerta, pero no se imaginaba qué podría ser. Esos niños habían nacido para ser Elites. Seguramente ya tenían algún entrenamiento, y por eso creía que no tendrían ningún lazo afectivo.

    Decidiendo no tomarle importancia a eso, abrió la puerta para notar un cuarto totalmente sumergido en penumbras.

    ― ¿Qué es lo que quieren? ― Le preguntó mientras trataba de encontrar el interruptor de alguna luz por las paredes.

    ― Mamá. ― Respondió el pequeño, y congeló a nuestro protagonista un segundo. Algo le dio mal presentimiento, y con prisa buscó el interruptor que finalmente encontró y accionó frenéticamente al notar que tenía un corto.

    Su mundo se congeló al ver a una mujer de su edad, durmiendo pacíficamente en el suelo bajo una sábana blanca, y atada de cada extremidad a diferentes puntos de la habitación. Era en parte lógico, pues si eran Elites tenían que ser hijos de una esclava.

    Lo que no se esperaba es que conociera muy bien a la que era la madre de ese pequeño.

    ―… Los demás que se quedaron contigo…

    ― Somos todos hermanos. ― Respondió el niño. ― No nos iremos sin mamá.

    Quería llorar. Quería preguntar por qué ella de todas las mujeres y jóvenes tuvo que ser escogida como esclava.

    El niño se acercó a su madre y la sacudió levemente. La mujer pareció despertar de poco en poco, y el pequeño sacó con una facilidad increíble los grilletes de los tobillos y muñecas de su progenitora. Así mismo, la envolvió mejor en la sábana, dando a entender que estaba desnuda.

    Finalmente ella despertó y lo primero en que se enfocó fue en el niño junto a ella.

    Le sonrió dulcemente, pero con la mirada vacía, y acarició sus redondas mejillas antes de atraerlo hacia ella y abrazarlo cariñosamente.

    ― Vámonos. ― Dijo el pequeño. Su madre asintió, y entonces notó la presencia extra en su habitación.

    Lo miró de pies a cabeza lentamente, y se detuvo en su rostro. Miró sus ojos, sus rasgos y repitió el procedimiento.

    Finalmente, todo rasgo de estar aún somnolienta se esfumó de su rostro y su mirada entonces reflejó terror puro. Terror de verlo. Comenzó a respirar como si estuviese bajo fuertes efectos de adrenalina, y susurró:

    ―… ¿D-Drew…? ― Susurró su nombre. El mismo no pudo evitar imitarla. La miró con una mezcla de confusión y tristeza y dijo su nombre. ― No… No… No, no, no, no, no… ― Y aceleró el ritmo de sus negaciones, siguiendo con gestos con su cabeza, pero su mirada clavada en él.

    Drew se asustó al verla así.

    Y al llamarla de nuevo por su nombre, gritó.

    Gritó tan fuertemente que alarmó a los que aún estaban tratando de convencer a los niños que los acompañaran. Pero al escuchar el grito de su madre, los pequeños corrieron a una velocidad increíble ―la mayor cargando a la más pequeña―, para entonces ser perseguidos por varios Espías que los conocían y otros jóvenes del primer asalto.

    El hermano menor iba a seguirlos, pero alguien lo detuvo.

    ― Mejor ve arriba. Necesitan a alguien que sepa pelear bien. ― Y la joven que él mismo había entrenado fue hacia donde los niños habían corrido.

    ―… Supongo.

    Y corrió hacia donde estaban sus demás compañeros tratando de darle caza a Protón.

    Pero en cuanto llegó al segundo nivel el panorama era desalentador. Pues todos los que habían ido estaban frente a sus pies. Muertos y con heridas de corte.

    Adivinó que era el famoso Espía guardaespaldas de Protón, pero no pudo evitar asustarse al ver de lo que era capaz. Dudaba que pudiera hacerle frente él mismo. Pero no se preocupó por eso cuando notó que faltaba su líder.

    Caminó sigilosamente siguiendo el rastro de sus compañeros caídos, y entonces notó un pequeño llanto, que pronto se convirtió en un desgarrador grito de dolor. No del dolor que causan las heridas o los golpes. Uno mucho más profundo. Uno que había escuchado mucho hacía ya 10 años y que él mismo había lanzado alguna vez.

    Se acercó hacia el origen de los llantos, encontrando entonces una última escena: Protón tirado varios metros más allá, con un cuchillo en su cuello y otro en su tórax, incrustado en un ángulo que buscó explícitamente su corazón. Y más cerca, una joven rubia llorando sobre el torso de su líder, quien sangraba del pecho.

    Enfocado más en el hecho de que su líder estaba muerto, desenfundó su arma y preparó el gatillo sin miedo a ser escuchado. La joven dio un pequeño salto al darse cuenta y levantó lentamente su rostro para ver de quién se trataba.

    Y ambos se sorprendieron. Conocían al otro.

    Para él, todo tuvo sentido de pronto. De hecho, era tan obvio que se avergonzó de no haberse dado cuenta.

    Los ojos azules, el cabello rubio y el mentón pequeño. Ambos lacios con un quedo rizado en las puntas. Ella le hablaba de su hermano mayor, diciéndole que era un genio y que pasaba la mayor parte del tiempo haciendo inventos que por lo regular explotaban. Que era muy gentil con ella, a veces demasiado, y que no lidiaba bien con ser el centro de atención, aunque supiera disimularlo.

    Se sintió un perfecto estúpido al tener que darse cuenta en ese momento, cuando ella lloraba en el pecho de su adorado hermano, sin importarle que su rostro se manchara con su sangre.

    Pero igualmente no sabía que ella era aquel famoso Espía que mató a uno de los Elites más fuertes o que era el guardaespaldas personal de Protón.

    Pensó en bajar su arma, pero tenía que tener en cuenta que ella estaba viva y que tanto Protón como su líder estaban muertos. Ella mató a uno de los dos y probablemente a todos sus compañeros. Probablemente su líder fue quien asesinó a Protón, mientras que ella llegó a rematarlo y finalmente jugaba de carnada para bajar y asesinar al resto de los intrusos. O quizá ella mató a Protón al herir a su hermano. O incluso pudo haberlos matado a ambos. Después de todo, no podía ver la herida de su líder. Pudo matarlo primero a él y luego matar a Protón por algún motivo.

    Aunque odiara tener que pensar en las posibilidades, no lo dejó de tener en cuenta y siguió apuntando su arma.

    Ellos habían sido separados cuando él fue enviado a Hoenn para entrenar a los niños de ese centro, y por esas mismas fechas ella recién iba a recibir sus primeras clases de especialidad. No sabía, en pocas palabras, cómo había sido adiestrada. Quizá usaba cuchillos, o quizá armas de fuego, o quizá ambas. Seguramente también podía matar personas con sus manos, porque era algo que todos los que fueron entrenados podían hacer. Él mismo podía matar a un hombre de más de 10 maneras diferentes con una sola mano.

    Y ella solo lo miraba, con sus lágrimas rodando libremente por sus redondas y aún tiernas mejillas.

    Se levantó y caminó torpemente hacia él, ignorando totalmente que no le dejara de apuntar con su arma en medio de los ojos.

    Pero finalmente él no tuvo el valor de jalar el gatillo. Ella era como su hermana, y por más entrenamiento que recibiera, no podía herir a alguien a quien quería. Se resignó al pensamiento de que quizá por eso estaría condenando a todos sus demás compañeros y cerró los ojos al tiempo que bajaba el arma.

    Lo siguiente que sintió fue un leve y pesado golpe en su pecho. Abrió los ojos y miró que el golpe se lo dio ella con su frente. Las pequeñas manos teñidas se rojo entonces subieron también a su pecho y apretaron con fuerza su abrigo, para que entonces nuevamente se soltara a llorar.

    Él suspiró, comprendiendo que no lo dañaría. Ella había llorado con él así desde que se conocieron en Kanto. Y adivinó que estaba totalmente devastada con ese giro de eventos.

    Extendió sus brazos y la abrazó fuertemente, acurrucándola en su pecho y poniendo el seguro a su arma diestramente. La joven en sus brazos comenzó a pedir agónicamente un porqué. Y él no supo contestarle.

    Se limitó a acariciar suavemente la espalda de la rubia para intentar tranquilizarla, mientras él veía el rostro inmóvil de su líder. “Al menos logró lo que tanto quería…”, supuso. Pues él siempre hablaba de buscar a su hermana menor. Se reprochaba todos los días que no fue lo suficientemente fuerte para protegerla a ella ni a alguien más cuyo nombre jamás dijo. Por eso quizá era tan dulce con las jóvenes. Porque veía en ellas el reflejo de las dos jovencitas que no pudo salvar el día del ataque.

    ― Vámonos. ― Le susurró. Y ella negó con la cabeza. ― Nos lo llevaremos también. Somos muchos, tu hermano nos reunió y nos dio esperanza de poder hacer una vida libre. ― Ella separó un poco su rostro de su pecho y lo miró a los ojos. ― Tenemos un lugar al que podemos llamar ‘hogar’. Tu hermano nos lo dio. ― Y con sus manos, quitó con toda la delicadeza que pudo las lágrimas que aún salían de los ojos de su amiga. ― Vamos a casa, Eureka.

    Y empujándola levemente con su brazo, la llevó escaleras abajo, donde Drew esperaba con una expresión totalmente derrumbada. Era muy poco común en él y quería preguntarle qué había pasado, pero él mismo tenía malas noticias sumamente importantes que darle.

    El de cabello verde notó que llegaba y miró a la joven que llevaba bajo el brazo.

    ―… Es ‘ella’. ― Dijo, y Drew lo entendió rápidamente.

    ― ¿Otra noticia?

    ―… Citron está muerto. También Protón y todos los demás.

    Drew apretó sus labios en una línea y miró hacia otro lado tratando de contener algo. Un grito, lágrimas o algún insulto, probablemente. Suspiró fuertemente para calmarse y llevó se llevó las manos al rostro.

    ― Yo tampoco tengo buenas noticias. ― Le dijo Drew.

    ― ¿Qué sucedió?

    ―… Encontré a tu hermana, Max.


    Abrió los ojos.

    Nuevamente soñó el día de la muerte de su líder.

    Pero ahora él era el líder.

    Drew bufó y se levantó de la cama.

    Se colocó su ropa de todos los días y luego fue a lavarse la cara. Había tomado una ducha antes de dormir, así que en realidad no necesitaba darse otra. Humedeció un poco su cabello y con ayuda de un gastado cepillo le deshizo los nudos que se le formaron durante su siesta. Agitó la cabeza un par de veces y acomodó su fleco para que tapara su inútil ojo izquierdo.

    Salió de su habitación y subió varios pisos.

    Allí, una joven lo saludó cortésmente y le dio un aviso.

    “Llegaron los chicos que fueron al lago de Malvalona. Ah, y encontraron sobrevivientes.”, fue lo que le dijo. “¿Por qué los trajeron?”, fue lo primero que le preguntó de regreso. “Porque estaban en las listas de búsqueda”, respondió, “, y eran de los primeros. Son dos, una mujer y un hombre.”.

    Pensó, atinadamente, que quien fuera, no podría darle más sorpresa para su vida. Después de lo que había visto y hecho, pocas cosas podrían sobresaltarlo.

    “Diles que me vengan a ver en cuanto puedan.”.

    Abrió una puerta cercana y cerró. Debía aprovechar la noche para asegurarse que todo estuviera en orden
    .





    Estuve tentado a subir este capítulo la semana pasada, pero sí estaba en orden mi actualización.

    Este capítulo originalmente es el capítulo XVIII, pero preferí publicarlo de esta forma (Aquí y en el otro sitio) tiempo después para mantener un poco más de suspenso y tensión. Ya se ha hablado un poco de los Rocket a nivel Sociedad/Gobierno, pero los detalles realmente vienen en capítulos finales. Este capítulo, a mi gusto, dice bastante sobre ese tema (Además de mencionar a los cuatro personajes conocidos no-tan-secretos) y preferí entregarlo más a cuenta gotas, para que los capítulos finales tengan un poco más de 'impacto'. Creo que ya había comentado algo de esto, de cómo la cultura cambia con la época. Algo así quiero emular en apoyo a una historia futura, que estoy pensando hacer como novela corta mejor.

    De mi parte, no hay mucha mejoría, pero la ha habido. No he tenido dinero para atenderme profesionalmente, pero a cambio he intentado mejorar un poco mi estilo de vida. Me animé a salir de casa solo por hacerlo. Invertí en utensilios de cocina (Una arrocera y un frigobar, donde vivo no tengo donde cocinar y solo tenía mi cafetera), limpié mi habitación un poco mejor que de costumbre, re-acomodé mis muebles, lavé toda mi ropa, me comencé a acostar por las noches aunque no tenga sueño y trato de comer aunque sea pan, pero comer tres veces al día. Supongo que eso es un avance, a diferencia de como viví Abril. Igual, hoy vengo llegando de otra ciudad. Llevé mi instrumento al taller para mantenimiento y me di la vuelta por allí. Planeo también ir a unas aguas termales que visité cuando puberto básicamente porque parece ser ridículamente barato, incluso el transporte aunque sean más de 8 horas de viaje (Venga, que gastar 100 dls por dos noches en un hotel con aguas de azufre naturales, con comidas, hospedaje y transporte redondo, es bastante bueno hasta para mí.)... Pero, aunque la nube mayor sigue allí, creo que necesito enfocar mi mente en algo más. Siento que no es necesario por ahora afrontar el problema principal, porque para empezar no sé cuál es, y tratar de encontrarlo me tuvo como me tuvo, si comer o dormir por días enteros. Creo que necesito pensar menos... lo que, a su manera, no ayuda en la U. En fin... en fin.

    Gracias por leer, gente. Espero tengan o hayan tenido un excelente fin de semana.

    Later.
     
    Última edición: 21 Julio 2018
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  16.  
    Siletek

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    Drew, Max, Bonnie, May con vaya a saber cuantos hijos... todos ellos vivos. Cuando termines este fic, me lo bajaré a la PC para poder leerlo de vuelta con más detenimiento, como si fuera un PDF.

    No tengo palabras para este capítulo, creo. Debería estar feliz, pero el estado de May me asusta un poco. No me sorprendería que esté tocada de la cabeza la pobrecita.

    Espero que Ash encuentre un poco de paz al ver a Bonnie con vida y algunos más de sus antiguos amigos/conocidos. ¿Pero esa paz cuanto va a durar?

    Disculpa por lo escueto de mi comentario.

    Que te mejores.
     
  17.  
    J.Nathan Spears

    J.Nathan Spears Adicto Comentarista Top

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    Oye, buena vuelta a la acción, mi pana... menos mal no narraste todo tan gráficamente xD. Me hubiese dado culillo -w-U

    Pero hey, tal como te mensajeé por privado, me imaginaba que May estaría metida en esto n__nU. Drew y Max realmente se han vuelto unos aptos pistoleros... y en el caso del último, un gran diseñador de armas, aunque parece que ahora es tuerto.

    Y claro, no nos olvidemos de Bonnie, que también tiene lo suyo...

    Pero esa May, tal como me imaginé, está tocadísima O_oU. Podrían pasar meses, o incluso años, para que recupere su cordura. Realmente los Rocket jodieron el balance natural de las cosas y ahora buscan cómo mantenerse en el poder... aunque deban derramar galones y galones de sangre e_e. Incluso de los niños soldado. Ugh...

    Y sí, como dice Sile-chan... espero Ash encuentre algo más de paz al saber que esos cuatro siguen con vida. Todavía espero noticias sobre cierta otra chica... ya sabes -w-U

    Nos veremos en otra xD. ¡Cuídate mucho, huevón!
     
  18.  
    Jetto

    Jetto Latin groovin'

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    Spies
    Clasificación:
    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Drama
    Total de capítulos:
    55
     
    Palabras:
    3772
    XXIII




    Resultó ser que el día en que llegaron a ese refugio fue un 18 de enero.

    ¿Por qué era esto especial?

    Porque era su cumpleaños.

    Antes de darse cuenta, Dawn ya había cumplido veintiocho años. Y de alguna manera le pesaba bastante.

    Primero que nada, estaba Annette, que entraba recién a la flor de su juventud. Y si bien no podía lucirse como lo harían tres lustros antes, resaltaba con solo ponerle la mirada encima. Sus ademanes eran sutiles y sus rasgos finos. Su cabello le daba mucho carisma a pesar de ser tan poco expresivo. Sus ojos eran sencillamente interesantes por algún motivo extraño y su voz era agradable. Sin duda era linda, y le tocó conocerla en su mejor época.

    Otro caso era Melany. Si tuviera que imaginarla de alguna manera antes de la conquista, seguramente la pondría de actriz. Particularmente de época, pues su porte era muy elegante y su sonrisa muy suave. La imaginaba con pomposos vestidos y de guantes, caminando a la sombra de su barroca o victoriana sombrilla por un parque en Kalos junto a algún pokémon igual de vistoso. Cuando la conoció, no pensó que era mayor que ella. Dudaba que siquiera fueran de la misma edad. Pero en realidad era casi 10 años mayor que ella.

    Y se mantenía como de veinte.

    Quizá parte de conocer a esas dos particularmente bellas mujeres le hizo ser más consciente de sí misma. En Portual jamás intentó llamar la atención de alguien. Estaba demasiado ocupada corriendo en su época de mensajera y encerrada en su época de costurera para ello. Su rasgo más particular era su dedo mutilado y su largo cabello, porque su rostro no era del todo ‘único’.

    Eran muchas cosas que comenzaban a pesarle, y, para variar, Ash figuraba en muchas de ellas. Por ejemplo, ¿se habría fijado él en ella si no se hubiese dado el ataque? ¿O todo lo que había entre ellos era meramente una consecuencia de todo lo que les había sucedido?

    Ella ya sabía que la respuesta estaba en la segunda pregunta. Ash y ella habían desarrollado esa relación meramente por estar juntos. Si hubiera sido Kenny, Jun, Brock o incluso Paul, habría pasado lo mismo. Con Ash probablemente era similar. Haya sido Misty, May, Serena o Iris, también habría ocurrido algo.

    Autumn era una consecuencia de toda esa locura, y le dolía en el alma que así fuese, porque para ella no tenía que ser así. Era realista y consciente de su posición como ‘esposa’ y madre, pero eso no lo hacía lo ideal.

    Se sintió patética por un momento por atreverse a pensar en ideales cuando vivía en un mundo donde buscar comida podía costar la vida.

    Pero, ¿qué otra cosa podía hacer? Si ya sabía que su relación con Ash era meramente una consecuencia de todo, no podía pensar en mejorarla. Confianza y cariño había. Atracción igualmente, aunque había decaído muchísimo luego de su menopausia. Su relación era casi como la de vivir con un familiar en ese momento (Dado que ya no había tanta atracción). Y tampoco podía enfocarse en criar a Autumn porque simplemente no estaba.

    No pudo evitar soltar en pesado suspiro.

    En ese momento estaba comiendo algo en la cafetería. Estaba muy rico, pero extrañaba la sazón de Ash de todas formas. “Fuerza del hábito”, volvió a pensar.

    Ash, por cierto, seguía dormido. Y esto era importante porque ya habían pasado tres días.

    Se quedaba la mayor parte del tiempo junto a él por si llegaba a despertar, y alguien llegaba un rato a relevarla cuando tenía que ir a comer algo o al baño. Lo mantenían hidratado con una pequeña esponja en los labios, pero no tenían manera de suministrarle más nutrientes. Cuando Ash reaccionaba por un minuto o menos, su cuerpo solo reaccionaba al acercarle un vaso de agua.

    Terminó con rapidez el resto del estofado y del jugo que tenía, llevó su bandeja a donde el resto de las personas la dejaba y se pensó en dar vueltas por el edificio.

    Tenía que ir a ver al líder de ese sitio, a Drew, pero no lo conocía en realidad. Lo había escuchado mencionar mucho por parte de May y ocasionalmente por parte de Ash, pero jamás se cruzaron en algún concurso ni en sus viajes. Eran conocidos meramente porque tenían amigos en común. Por eso igualmente quería esperar a Ash. Además, sabía que probablemente sería un hombre ocupado, así que le evitaría la molestia de tener que repetirles el sermón a ambos.

    Nuevamente, suspiró.

    Y entonces notó una curiosa calidez en su mano derecha.

    Miró hacia abajo, y allí había una niña.

    Parpadeó un par de veces intentando comprender del todo qué era esa criatura similar a un humano tomando su mano con la suya. Después de todo, tenía más de una década sin ver a un niño y de Autumn solo conoció su nariz.

    Notó sus grandes y brillantes ojos cafés mirándola profundamente. Sus redondas y ligeramente sonrosadas mejillas. Mediría menos de un metro y quizá tendría alrededor de 5 años ―Nunca fue buena adivinando edades―. Pero lo que más le llamó la atención era su cabello.

    Lacio y rubio.

    La combinación de esa mirada relajada de color café y esos lacios cabellos le recordó a la niña que solía imaginar en sus fantasías como Autumn.

    Pero no podía ser su hija. Porque su hija tendría unos 7 años para esas fechas, y si fue entrenada no sería tan pequeña porque la estarían alimentando bien. Le quedaba un quedo de duda porque nació prematura, pero no era suficiente razón.

    La pequeña niña entonces la jaló de la mano, y Dawn solo se dejó llevar, hipnotizada por la ya extraña aura de la pequeña. Era como si una ninfa la llevara a algún lado. Podía ser al fondo de un lago para que sirviera de comida, pero no tenía mente para pensar en eso.

    Solo miraba hacia abajo, donde su mano y la diminuta extremidad de la pequeña la jalaban hacía algún sitio.

    Bajaron algunos pisos, siguieron de largo y comenzaron a subir otros. Subieron dos, exactamente.

    Aún jalándola, la llevó a una puerta en particular y con su otra mano giró como pudo el alto ―para ella― picaporte.

    Ambas entraron y para su sorpresa, Ash estaba adentro. Tirado en la cama como hacía ya varios días.

    Dawn por fin reaccionó ante eso.

    Y le dio miedo.

    Porque la criaturita la soltó, fue hacia su esposo, lo sacudió un par de veces, y como si fuese premeditado, Ash comenzó a espabilar.

    ¿Qué diablos estaba pasando?

    ―… ¿Dawn…? ― Fue lo primero que su compañero dijo. Sintió su cara arder un segundo, pero igual se acercó hacia él, que la buscaba por la vacía cama, totalmente distraído de la ―media― presencia extra en el cuarto.

    ― Aquí, Ash. ― Le dijo, llegando con él y sentándose al borde de la cama. ― ¿Estás bien?

    Ash la miró medio dormido con una expresión estúpida y Dawn no pudo evitar soltar una carcajada. Su compañero se sentó en la cama y casi inmediatamente se levantó.

    ― Sí… ― Soltó perezosamente. ― Me siento en realidad muy bien. ― Y entonces estiró toda su humanidad. En conjunto, una sinfonía de crujidos en A mayor resonó por la habitación, provenientes de quizá cada vértebra de Ash, quien ahora soltó un adolorido quejido y se dejó caer de regreso al colchón. ―… o no tanto, realmente.

    Y entonces rio. Con una tranquilidad y una despreocupación totalmente increíbles para ella. Era como si Ash hubiese renacido, y de alguna manera era el caso, pues unos días más y lo hubiesen considerado en estado de hibernación.

    ― Tengo hambre… ― Dijo de pronto. ― ¿Se te antoja algo de comer? ― Dawn iba a contestarle que recién llegaba de almorzar algo, pero el mismo Ash la detuvo. ― Ya sé. Mejor, despierta a Autumn y vamos a comer algo. Vamos a ese lugar donde les ponen azúcar a las verduras, para que coma algunas. Le gustó mucho la última vez.

    Dawn quedó entonces sin palabras. ¿Despertar a Autumn?

    ― Ash, espera. Creo que estás confundido.

    ― No, solo tengo hambre… También podríamos ir con tu madre. Suele comer mucha fruta cuando vamos allá…

    ― No, escúchame. ― Pero Ash ahora comentaba la idea de pasar con May y de allí salir todos a algún sitio. Comenzaba igualmente a divagar sobre un campamento cuando Dawn se dignó a darle una bofetada.

    ―… Ok, nos quedamos en casa… ― Dijo Ash, llevándose la mano al rostro. Fue su mano derecha, y en cuando entró en contacto con su rostro, se quedó tieso. ― No siento la mano… ― Fue lo que dijo.

    Dawn comprendió por fin que tan solo seguía dormido. No supo exactamente qué pensar por todo lo que había dicho, pues al parecer en su sueño nada del ataque había pasado, pero muchas de las otras cosas sí se dieron, como Autumn y saber que May estaba viva. Aunque igual estaba el tema de su madre…

    “Otra cosa qué preguntarle”, fue lo que pensó.

    ― Ash, llegamos. ― El susodicho la volteó a ver. ― Recuerda: Ann, Guy, Steve, en el bosque cerca de Malvalona.

    ― Ah… ― Exclamó. Entonces se volvió a levantar, pero esta vez se quedó solo pensando en algo un par de segundos. Pareció por su expresión recordar algo, y se sentó junto a Dawn, tomando su mano izquierda y mirando su anillo y dedo perdido. ― Sí… Fue un sueño. ― Susurró y luego soltó un suspiro. ― Ya decía yo que ganar dos ligas seguidas era muy bueno para ser cierto.

    Dawn solo le sonrió. Recordó entonces a la niña que la llevó allí, y estaba tan solo de pie mirando con gran curiosidad cómo sus manos los mantenían conectados. Ash le siguió la mirada y dio con ella. Torció las cejas un momento tratando de figurar si estaba viva o era una muñeca, pero al verla parpadear notó que en realidad respiraba. En todo caso, ¿quién era ella?

    ― ¿Una nueva amiga? ― Le preguntó a Dawn.

    ― Eh… Más o menos… ― Intentó decir.

    Entonces nuevamente la pequeña se acercó y ahora tomó a ambos de la mano y los comenzó a jalar para que la siguieran. Ash pareció hipnotizado como ella antes había estado, y Dawn se limitó a seguirla sin preguntar.

    Era una niña muy especial, eso lo sabía, y creía que ella podría guiarlos a donde deberían ir.

    Notó entonces el poco propósito que tenía su vida. Y ahora que estaban a salvo y que no tendrían que trabajar ―a menos que les asignaran alguna labor―, los días se volverían muy aburridos. Aunque al menos no tendría que tener la cara tiesa todo el día para evitarse problemas.

    Podría reír o mostrarse frustrada sin miedo a represalias hacia ella o hacia Ash. No tenía que preocuparse por algún loco entrando por las noches a su casa para robar o lastimarla, y por ende igualmente se comenzaría a sentir menos como una carga para Ash. De alguna manera, notó, ahora eran libres hasta de sí mismos. Quizá tendrían que estar únicamente dentro del edificio para ello, pero incluso en los bosques eran totalmente libres.

    No había cámaras de vigilancia tiránica. Podía acercarse a platicar con quien ella quisiera sin miedo. Podía conocer gente. Y aplicaba para su compañero igualmente. Quizá, por fin, su única constante en la vida podría buscar la suya propia. Podrían por fin tratar de hacer realidad esa vieja promesa de perseguir la felicidad.

    Le dolía un poco porque perdería una parte de sí misma, pero ahora no tenía nada que temer. Y sabía, muy dentro de sí misma, que Ash no la abandonaría tampoco. Que quizá tendría que acostumbrarse a dormir sola, pero tampoco era fácil al inicio dormir con él, ni siquiera cuando Johanna los acompañaba.

    Lo podría superar, y nuevamente recordaba que realmente no estaría sola. Las cosas cambiarían para bien, y eso la alegraba y le daba algo de miedo, pero era emocionante.

    Mirando a donde la pequeña mano de la rubia conectaba con la suya, vio su anillo de ‘matrimonio’. Ese, sin duda, no podría quitárselo, y ya se había dicho la razón una vez: Ese era y siempre sería el anillo de Ash. Aquel que representó todo lo que sufrieron y gozaron juntos durante los años en Portual. Era la culminación de todo eso, pues se lo dio en el último día que estuvieron en la ciudad amurallada.

    Si alguien llegaba a interesarse en ella y era lo suficientemente bueno como para interesarle a ella, haría que consiguiera otro anillo. Y tenía que ser una persona increíble, porque buscaría a quien la hiciera sentir más segura y querida de lo que el azabache la hacía sentir.

    Una sensación de pesadez en sus piernas la hizo reaccionar. Estaban en las escaleras y al parecer habían subido bastante. Ya no tenía la musculatura ni la resistencia que cuando corría por la ciudad entregando correspondencia, así que ya comenzaba a pesar. Y como igualmente ya no tenía gran labor física luego de ser apuñalada durante su embarazo, no podía culpar a sus piernas.

    Quizá en ese sitio podría hacer algo de actividad física para comenzar a recuperar su vieja figura. No estaba sobre su peso ―Estaba debajo, de hecho― y no se veía mal, pero nada en su cuerpo estaba firme y eso le daba algo de vergüenza. Al menos un poco de actividad para tonificar lo poco que tenía le vendría bien, y se sentiría mucho mejor consigo misma.

    Fue cuando llegaron al último piso que la niña se detuvo.

    Su pequeño pecho se movía rápidamente tratando de recuperar el aliento, y pronto comenzó a caminar de nuevo, aún tomándolos de la mano.

    Llegaron a un mostrador diferente del de Melany y allí un joven rondando sus veintes y de gafas parecía trabajar intensamente en una vieja y funcional máquina de escribir.

    La pequeña los soltó y movió su mano cerca del campo visual del joven para llamar su atención. Dicho varón notó el movimiento y le prestó atención, sonriéndole en cuando vio de quién se trataba.

    ― Vaya, ¡hola, Nana! ¿Qué te trae por aquí? ― Y en respuesta, la niña los señaló. Para el joven, fue extraño ver a un par de adultos tratando de procesar todo lo que estaba pasando, principalmente porque no tenía idea de quienes eran. Pareció recordar algo y buscó en algún sitio a sus pies algo. El sonido de papeles moviéndose se hizo presente y pronto pareció encontrar con uno que buscaba. Se acomodó las gafas y leyó el contenido del papel, mirando ocasionalmente al ya consiente par de ex entrenadores. Asintió un par de veces y entonces se dirigió al par con una sonrisa más cortés. ― Bienvenidos. Señorita Dawn y Joven Ash, ¿cierto? ― Preguntó. La manera en que los llamaron los sacó tanto de balance que se quedaron mudos. El joven ladeó la cabeza en duda y los miró nuevamente. Notó entonces los anillos en sus dedos. ― Ah… Señor y Señora… Ketchum. Lo siento. Avisaré a nuestro líder de su presencia inmediatamente.

    El joven tomó algo muy similar a un teléfono, esperó unos segundos y dijo “Están aquí”. Casi a la par, una puerta junto a él se abrió.

    ― Adelante.

    La pequeña nuevamente les tomó las manos y los encaminó dentro de esa habitación. Nana, como se llamaba la niña, parecía ser más bien la cordura de ambos.

    Dentro, había en las paredes papeles con lo que parecían ser planos y mucho texto en todos lados. Mesas junto a cada pared con herramientas y pedazos de aluminio o metal a medio trabajar. Uno de los muros estaba prácticamente hecho de pantallas funcionando y monitoreando el exterior del edificio y algunas áreas dentro, como la cafetería. Y en el muro más lejano, alguien los esperaba recargado en un escritorio. La luz de las lámparas para los muros y para el escritorio, así como la de las pantallas no era suficiente para verlo bien, pero Ash ya sabía quién era.

    Nana los soltó de la mano a unos metros de este personaje y corrió a prender la luz.

    Y como ya sabían, la persona era Drew. Su cabello estaba mucho más largo y cubría uno de sus ojos. El resto lo traía amarrado en una austera cola de caballo ―Que, notó Dawn, parecía ser el peinado oficial de todos en el edificio―.

    Él los miró un segundo con ningún rastro de sorpresa en su rostro, y luego los recorrió de pies a cabeza. Ninguno podía decir qué es lo que pasaba por su mente.

    ― Nana. ― Llamó a la niña. La pequeña se colocó a la derecha de Dawn y lo miró. ― Sabes que no me gusta que vengan aquí. ― Nana infló sus mejillas en respuesta. ― ¿Ya comió tu madre? ― Ella asintió. ― ¿Tus hermanos? ― Ella señaló hacia abajo con su mano. ― ¿Están jugando? ― Y luego negó. ― ¿Leyendo? ― Entonces asintió. ― Ya veo. Ve con ellos, y no corras en las escaleras.

    Nana asintió y salió de la habitación dando brinquitos. Dawn sonrió ante esto.

    ― Eres bueno con los niños. ― Dijo Ash. Drew lo miró tan inexpresivamente como hacía un momento. De alguna manera, les recordaba a Paul un poco.

    ― Te acostumbras luego de unos años. ― Dijo. ― Ustedes igualmente lo habrían entendido. Lo siento por su hijo.

    Ambos se sorprendieron ante eso.

    ― ¿Cómo lo sabes? ― Le preguntó su compañero.

    ― En sus dedos veo anillos. Aparte, la distancia que guardan al pararse junto al otro y, principalmente, lo veo en ella. ― Miró entonces a Dawn. ― He visto la diferencia de una joven y una madre, y tú tienes rasgos de una madre. En estos tiempos, no es algo que aprendes ni que practicas. Puedo adivinar entonces que tuviste un hijo. Ignoro si vive o ya está muerto; o si era niño o niña, para empezar.

    Y se hizo el silencio.

    ― ¿Quién es la niña? ― Preguntó Dawn. El de cabello verde se le quedó viendo fríamente un par de segundos antes de responder.

    ―… Nana. Alguien de Kanto la llamó así, y le adoptamos el nombre desde entonces.

    ― Mencionaste a su madre… ¿Ella no la nombró? ― Preguntó ahora Ash.

    Drew miró hacia otro lado, pensando en algo. Se tomó su tiempo para responder finalmente.

    ― Casi han sido quince años, Ash. Las cosas no han sido justas para nadie. Y no te diré que fui particularmente afectado, porque no me imagino lo que fue para ustedes el no poder ver crecer a su hijo. Pero hay tiempo de aprender el uno del otro. Necesito saber lo que ustedes saben, y a cambio les daré lo que yo sé. ― Entonces se acercó a una de las pantallas y la apuntó. En la pantalla, una pequeña niña llegaba dando brinquitos hacia una puerta, entró y cerró tras de sí. ― Ella es muda. Puede hablar, pero no lo hace. Tiene 7 hermanos más, y solo uno habla, pero habla por todos. Son… peculiares. Mucho. Esa habitación es la decimocuarta del séptimo piso. Para responder a tu pregunta, Ash, quiero que vayan allí. Su visita me dará mucha información que necesito saber y reportar. ― Dawn ladeó la cabeza ante eso. ¿Reportar a quién? ― Luego regresen, y comenzaremos a entendernos.

    Ash asintió. No sabía qué pensar de ese Drew, pero si le quedaba algo del viejo coordinador que llegó a conocer, sabía que era muy importante que fueran allí. Independientemente de si era o no para saber lo de la madre de Nana, pues él preguntó para tratar de seguir la conversación.

    ― Ah, ― Exclamó de nuevo Drew. ― y me alegra verlos vivos.

    “En serio, me alegra verlos vivos…”



    Nana significa 'siete' en japonés y 'madre' en una lengua hispánica de por acá, pero no recuerdo exactamente en cuál. Sabrán que siete y madre, usados juntos, pueden tener varios significados... 'interesantes', en tema literario.

    También sobre esta niña: Es de mis personajes favoritos y es un personaje muy importante de esta historia. Desde alguna perspectiva, es un nexo entre el pasado, presente y próximo futuro de esta historia, al menos desde el día en que el Team Rocket atacó. Necesitaba algo de terror psicológico, ¿y qué mejor que una bonita niña muda? ¡Pues 7 niños mudos y uno que habla por todos!

    ... anímicamente, no hay mejoría. Logré regularizar mejor mi sueño y siento que estoy poniendo mi vida a nivel independiente más a punto, pero eso me costó 5 materias. Si repruebo una de esas 5 el siguiente semestre, la escuela puede echarme y quedaría en esta ciudad sin título y sin familia, lo que sería bastante triste. En mi situación, podría incluso llamarse peligroso. Pero ya había decidido conseguir empleo y pagarme un psicólogo, así que sí, estaría trabajando por evitar el peor case-scenario y tratar de volver a ser el alumno de 80-90/100 con cara de mamón. Me pesa en particular tener que mentirle a mi familia, pero si yo sé cómo me puedo poner con la negatividad, estoy totalmente seguro que a mi familia le pegará mucho más, particularmente a mis padres, que me metieron en varios embrollos psicológicos fuertes en mi adolescencia temprana. Yo hace mucho que dejé de darle vueltas a eso, pero ellos siguen atrapados (¿Por qué otro motivo siempre terminan hablando de esos días conmigo, si siempre doy las mismas respuestas?)

    Todo esto la mayor causa de por qué no he publicado Spies en cuestión semanal. Eso, y porque el final que tenía escrito me dejó de convencer. O no el final, sino el nexo final. Es demasiado feliz.

    Respondiendo algo rápido:

    No he querido comentar nada en particular sobre May aún y el tema de las esclavas porque su explicación o mención más formal viene más adelante. Solo haré mención a algo que comentó Ash en los primeros capítulos del fic: May estuvo siendo usada como nodriza. Ah, y sobre Max siendo el diseñador... en realidad, no fue Max. Entiendo que sea difícil de entender porque no digo ningún nombre, pero la idea en realidad era justamente el revolver el rol de esos tres personajes, del líder, del narrador y del hermano pequeño. Lo menciono para desde ya ir apuntando la intriga. El actual líder es Drew. El antiguo líder fue Citron. Citron diseñó las armas y en sí toda la tecnología usada del sitio... Pero, hay algunas contradicciones, tanto con el canon de la historia como con el del anime. Una es, ¿cómo sobrevivió? Y otra es, ¿por qué lo mantuvieron vivo? Allí está la tarea.

    Así que, gente, muchas gracias por leer. Una disculpa por las demoras. Son cosas que pasan, supongo.

    Sin más, espero hayan tenido o tengan un excelente día.

    Later. ~
     
    Última edición: 21 Julio 2018
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    J.Nathan Spears

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    Y al final Drew y su pequeño séquito se encontraron con Ash y Dawn. Al menos ya se quitaron otro peso de encima, que es el saber de algún aliado vivo...

    Sobre lo de la posibilidad de que Clemont haya quedado vivo... ahora que lo pienso, Ash nunca lo vio morir realmente. Solo lo asumió cuando éste recibió el balazo y luego... pues nunca se supo más. Y seh, ya quisiera saber para qué lo mantuvieron con vida... y cómo escapó (supongo).

    Como sea, lo del terror sicológico no me llegó muy bien que digamos. Vale, sí que es medio raro tener siete niños mudos y una que hable más, y que forme un nexo entre pasado y presente. Pero no deja de ser una idea interesante, la verdad xD. Así como lo de Ash soñando ganar dos ligas consecutivas. Ay, ese chiste nunca muere n_nU

    Por último, solo me queda desearte mucha suerte con todo lo que se te viene. Hasta la próxima ;)
     
  20.  
    Jetto

    Jetto Latin groovin'

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    Drama
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    Nota: Recomiendo leer nuevamente el capítulo especial "Paraíso" antes de proceder con este capítulo. Hipervínculo: https://fanficslandia.com/tema/fanfic-spies.55128/page-6#post-945815


    XXIV




    May entonces abrazó con ternura a la pequeña castaña sentada sobre ella. Les sonreía pacíficamente, como si fuese su madre.

    Junto a ella, varios niños menores de quizá 12 años parecían protegerla. Principalmente la mayor detrás de ella. Parecía lista para saltar y romperles el cuello, y probablemente era capaz.

    May era una esclava, y esos niños eran, teóricamente, Elites. Quizá Ash no sabía del todo eso, pero Dawn que ya tenía bien aprendido el marco teórico de los altos rangos Rocket podía decirlo.

    ― May… ¿ellos son…? ― Ash intentó preguntar. La castaña sonrió más brillantemente.

    ― Son mis angelitos. Alguien los encomendó para estar conmigo, y le estoy eternamente agradecida. También hay un arcángel cuidándome. Una criatura hermosa.

    ― ¿Encomendó? O sea q- ¿No son tus hijos? ― Preguntó entonces Dawn, confundida.

    ― Claro que no. ― Rio con elegancia. ― Yo no pude dar a luz a ángeles. Fui simplemente una mortal, como ustedes.

    Pero tanto Nana como Drew habían confirmado, a su manera, que la madre de ellos estaba en esa habitación. Nana al obedecer a su mayor ante la orden de ‘ir con su madre’ y Drew lo dijo explícitamente. No podía haber error. Y el número de niños era otro indicativo de que podían ser sus hijos: Ocho niños en trece años era totalmente posible, aunque talvez poco recomendable, especialmente porque May tendría unos 29 años, si bien recordaban. Quería decir que su primera hija, la de unos doce años fue concebida poco después de que el dominio de los Rocket se hiciera formal.

    De allí, respetando la cuarentena recomendada para que el cuerpo femenino se recuperara, era factible que diera a luz a los demás.

    No obstante, ella creía estar muerta. ¿En qué momento pasó eso? ¿Luego de su último embarazo? ¿Antes? ¿Qué clase de infierno pudo vivir para convencerse de que estaba muerta? Porque, si estuviera cuerda, no podría creer eso. Le daban de comer y dormía. Gente iba a revisarla y no era del todo libre.

    Había mencionado algo de su ‘paraíso’. Quería decir que estaba en un sitio perfecto para ella. Los niños y esta otra persona a la que ella consideraba un ‘arcángel’ formaban parte. Quizá el arcángel era uno de sus conocidos, quizá conocido en común, aunque no se les ocurría nadie. Podría ser su madre, pero lo dudaban mucho. Si ella estaba con Norman, era muy probable que igual la hubieran asesinado. Alguna otra coordinadora era una buena posibilidad, pero no había nadie en particular a la que May tuviera en una estima tan alta.

    ― No me han respondido aún, amigos míos. ¿Cómo fue que ustedes también dejaron nuestro mundo y llegaron aquí? Y, ¿cómo pudieron acceder a mi paraíso? Eso me da mucha curiosidad.

    Ash y Dawn se miraron un momento. ¿Qué podrían decirle?

    ―… Cerca de Malvalona. ― Respondió Dawn, sin dejar de ver a Ash. ― Fuimos atacados y logramos huir, pero no soportamos la noche. Él murió envenenado, y yo de hipotermia. Pero lo hicimos juntos, y tan solo aparecimos aquí.

    Fue lo que inventó.

    ― Siento mucho escuchar su historia. Si me permiten la grosería y la sinceridad, no sé quiénes son. Los conozco, pero es solo mi corazón que me lo dice. ― Ambos la miraron confundidos entonces. ― Me duele su historia, porque para mí fueron muy importantes. Los amé, como siento que amo a estos querubines con que fui bendecida. Y aunque no pueda atar sus rostros a un nombre, lamento que su final no fuera más pacífico que el que han tenido que sufrir ― Dijo, cerrando sus ojos con tristeza teatral. La pequeña niña ―vivo retrato de May, para la sorpresa y ternura de ambos―, se bajó de su regazo y fue junto a la niña mayor, quien la tomó en brazos. May volvió a tomar palabra. ―. Permítanme, por favor, tenerlos entre mis brazos un momento, que la pena que siento no parece irse.

    Y abrió sus brazos hacia ellos. Los niños a la izquierda de la cama se movieron al lado derecho, dejando espacio para que ellos se acercaran.

    Conscientes de que no terminarían de comprender la situación, aceptaron la invitación. Primero Dawn se sentó en la cama y se dejó envolver por el suave abrazo de su amiga.

    No tardó en recordar lo mucho que significó para ella cuando era una niña, y el poderla ver nuevamente, por extraño que fuera el encuentro, por fin le pesó. Rodeó su cuello con sus brazos y la llevó a su busto tan fuerte como pudo, dejando que algunas de sus lágrimas resbalaran por sus mejillas, sin entender del todo si su deseo de que ella estuviera muerta para no sufrir se había cumplido o no. Poder sentir su corazón latiendo, su respiración rebotar en su cuello y la calidez de su pecho, no obstante, le hico dudar seriamente si realmente quería que su quizá única amiga en el mundo estuviera muerta. Suspiró difícilmente antes de liberar fuerza y separarse lentamente de la castaña, notando en su rostro cómo ella igualmente había dejado algunas de sus lágrimas caer. Dawn limpió las lágrimas de ambas y le sonrió, sinceramente feliz de poderla ver de nuevo.

    Ash también se acercó en cuanto Dawn se levantó. Antes de abrazar a la castaña, tomó su rostro con tanta delicadeza como pudo y tan solo la miró unos segundos, absorbiendo la imagen de la hermosa mujer en que su vieja compañera y amiga se había convertido. Le sonrió levemente antes de llevarla a su hombro y sostenerla con firmeza allí. Dawn vio en el rostro de May una expresión difícil de leer, pues sus músculos faciales estaban rígidos y sus ojos cerrados. Era como si quisiera que el tiempo se congelara por un momento. Su compañero tan solo se dedicó a sostenerla otro rato más. Y aunque no le preocupara del todo el contacto entre ellos, le preocupó el no poder saber qué es lo que pensaba o recordaba Ash mientras la abrazaba. Tenía miedo de que quizá eso abriera en él alguna vieja herida. Lentamente, Ash se separó de ella y nuevamente acarició sus mejillas con delicadeza, temblando en su intento de controlar su fuerza, para después levantarse e ir junto a ella.

    May quedó con un rostro pensativo, que los niños inmediatamente notaron. La castaña parecía haber encontrado algo y trataba de darle sentido o significado. Su rostro y su mirada perdida daban esa sensación. ¿El rostro de May había sido siempre tan transparente de sus emociones? Ninguno podía recordarlo.

    ― Ambos… ― Susurró la castaña. ― me transmitieron algo. Diferentes sentimientos… diferentes recuerdos de una vida que no fue la mía… No… ― Negó con la cabeza. ― De una vida que no es mía. Porque yo estoy muerta, y esas imágenes son de alguien aún con vida… Hay alguien con vida, que tiene un lazo tan fuerte con ustedes, que incluso yo pude verlo. ― Quedó callada otro momento. ― Me sentí… Yo sentí, cariño en sus abrazos. Pero si pienso en ambos al mismo tiempo, es como… como si fueran mis padres…

    ― Él los espera. ― Dijo una pequeña voz. 8 pares de ojos miraban a Ash y a Dawn, profunda y enigmáticamente. ― Él los espera. ― Repitió esa voz, que resultó ser de un niño de unos 8 años.

    May lo miró con un quedo de sorpresa, pero luego sonrió de nuevo, con dulzura.

    ― Es muy inteligente. Deberían escucharlo. Sepan, amigos míos, que siempre son bienvenidos aquí. Lamento que su visita haya sido corta, pues me hubiese encantado saber más de ustedes, pero debe de ser tiempo para que encuentren su propio paraíso. Les deseo suerte, y rezaré por ustedes desde aquí para ello. Hasta otra.

    Nana entonces se acercó a ellos y les tomó la mano de nuevo. Los guio hasta la puerta y la abrió para ellos, mirándolos a los ojos.

    Dawn notó tristeza en sus ojitos durante esos pocos segundos antes de que cerrara la puerta suavemente.

    ― Dos… ― Susurró Ash.

    ― ¿Eh?

    ― Solo tengo a dos personas en el mundo. ― Complementó. ― Sólo las tengo a Autumn y a ti.

    Dawn lo miró con duda un momento. “¿Qué hay de Drew y May? ¿Y Max? Él se supone que igual está aquí”. Su compañero negó con la cabeza.

    ― Drew no es quien era. Quizá sea quien esté a cargo aquí. Quizá todas estas personas dependen de él, incluido Max. Pero a final de cuentas, él cree lo mismo que May. Cree que está muerto. Lo pude ver en sus ojos. Él no tiene una meta. Solo vive en el ahora, repitiéndose todos los días lo que le ha pasado en estos años…

    Y ella solo pudo bajar la mirada.

    Tenía sentido todo lo que le estaba diciendo. Y ya se lo comenzaba a preguntar: Todos esos jóvenes y adultos, ¿para qué vivían? ¿Con qué motivo se levantaban cada mañana? ¿A hacerle el desayuno a los demás? ¿Limpiar alcobas? ¿Lavar ropa? ¿Hacer algo de ejercicio? Esa era una vida vacía. Y recordando la primera plática que tuvo a solas con Melany, entendió de qué iba esa mirada extraña. Esa duda de decirle algo o no.

    Probablemente ella, siendo mayor, ya se había dado cuenta de que tarde o temprano algunos comenzarían a pensar en todo eso. Quizá por su edad no tenían la capacidad o la atención de pensar en el rumbo de su vida. Todos los jóvenes seguían extasiados de no ser ya parte del Team Rocket. De poder darle un rumbo no impuesto a sus vidas. Aún no se daban cuenta de que en realidad sus esperanzas terminaban fuera del edificio.

    No los culpaba, pues eran unos pequeños niños cuando fueron atrapados, y los que eran Elite eran más pequeños aún, y no tenía idea real del mundo antes de ellos. De acuerdo a lo que pensó de la hija más grande de May, ella debería de ser de las primeras generaciones de Elites. Era una niña. Ella no conoció el mundo que su madre vio, por el que su madre caminó y combatió tratando de alcanzar uno de sus más grandes sueños.

    Los jóvenes de allí aún no se daban cuenta de lo poco que tenían para vivir. No recordaban mucho tampoco del mundo antes del ataque. Algunos quizá estarían apenas comenzando sus viajes, otros con más suerte habrían podido incluso tener ya algo de experiencia. Pero fundamentalmente no tenían idea de lo que era tener un propósito. Estaban cegados aún con la idea de rematar al Team Rocket cuando fuera el momento, pero, ¿cuándo sería? Podía ser mañana, o podía ser en otros trece años.

    Entendió entonces el propósito de Drew y de Melany: No se rendían porque querían proteger a los más jóvenes. Protegerlos de la realidad.

    ―… Vamos a que comas algo. ― Fue lo único que pudo contestarle. Le tomó la mano y lo guio, notando cómo su compañero no despegaba su mirada del anillo en su mano.




    Regresaron al último piso del edificio para volver a hablar con Drew.

    ― Su resultado fue interesante. ― Fue lo primero que les dijo. ― Interesante y frustrante. May entra en pánico y se desmaya si ve a Max o me ve a mí. Pero con ustedes reaccionó de manera normal. Los recibió cálidamente, aunque por la pantalla pude notar que estaba decaída. ― Se detuvo. Pensó un segundo y negó con la cabeza, con cara de convencerse de que las cosas no eran así, aunque tuviesen sentido. Era una expresión que estaba viendo mucho últimamente. ― Me da algunas ideas nuevas, y muy importantes. Era vital que alguien como ustedes hablara con ella.

    ― ¿Por qué fuimos sus amigos y reaccionó diferente a como lo hace con su hermano y un rival? ― Intervino Dawn. Drew arqueó una ceja.

    ― Tu esposa es inteligente, Ash. ― Comentó. Soltó el aire que aún tenía en los pulmones y volvió a inhalar para terminar su monólogo. ― Así es. Algo hace que nos considere de manera diferente, a su hermano y un rival, con un amigo y una rival.

    ― Los dos fueron sus rivales… pero no se portó de la misma manera. ― Razonó su compañero entonces. Drew asintió de nuevo.

    ― Y es muy probable que haya sido más cercana a ti de lo que fue conmigo. ― Le dijo ahora a Dawn. ― La reacción que tiene conmigo es la que más bien tuvo que tener contigo. O quizá fue por ti, Ash, que entendió la situación y supo que no tenía caso llorar. ― Ahora Ash fue quien arqueó una ceja. ― Quiero decir: Le afectó ver a dos rivales, pero la reacción que tiene conmigo la da cuando voy solo o con cualquier otra persona. Podemos decir que un rival es el gatillo de ello. Con Max es lo mismo, y es más entendible: Nadie quiere que un hermano suyo muera. Un amigo es doloroso, pero quizá más tolerable. Y el verte a ti, junto a una rival ―un gatillo, debió amortiguar parte del impacto.

    Dawn recordó entonces cuando Drew negó con la cabeza. Y eso le dio una idea. Quizá fue la misma que él tuvo y por eso la descartó rápidamente, pero la situación de May tenía más sentido si el caso fuese el que ambos pensaron. Se arriesgó a levantar la voz y decirlo:

    ― O es que le afecta creerte muerto a ti.

    Drew la volvió a ver, ligeramente sorprendido. “Sí, tu esposa es inteligente”, repitió.

    ― ¿Tienes alguna idea de por qué?

    ―… Quizá… ― Dawn calló un momento. Cruzó sus brazos y llevó su índice a su barbilla, haciendo el gesto de pensar en algo. Ash sonrió un poco ante el viejo gesto que le conoció algunas veces cuando pensaban en combinaciones nuevas cuando niños. ― Quizá te tomó la misma importancia que a Max justo antes de… eh… “morir”. Dicen que vez tu vida pasar por tus ojos justo antes de irte… Quizá incluso eso fue lo que hizo a May creer que murió: Comenzó a recordar toda su vida hasta un momento muy traumático, y su hermano menor, perdido allá afuera en un mundo mortal, le llegó a su mente. Y parte de sus recuerdos con él involucraban los viajes. Los viajes su meta, y en su meta sus rivales.

    ― Tú fuiste su primer rival, Drew. Si Dawn tiene razón, fuiste su último pensamiento. ― Terminó Ash. Ahora, tanto Dawn como Drew se le quedaron viendo con algo de sorpresa. ― Yo también puedo leer mentes. Recibí entrenamiento. ― Resopló ofendido. Dawn le sonrió con una disculpa escrita en la frente y Drew lo miró con seriedad entonces.

    ― ¿Qué entrenamiento? ― Preguntó. Se dio la vuelta y comenzó a buscar entre los papeles de su escritorio. Ash se dio cuenta entonces de que no sabía acerca de su intento de entrar en el Team Rocket. Justo antes de responder, Drew trajo un pequeño bonche de hojas unidas con un clip. Buscó con algo de frenetismo entre ellas y arrancó algunas. Lanzó de regreso las hojas a la mesa y comenzó a verlo detenidamente mientras parecía compararlo con algo.

    ― Eh… En Portual, para conseguir una mejor casa, intenté-

    ― “Bestia muda” ― Susurró Drew, interrumpiéndolo. Dawn y Ash sintieron un nudo en la garganta al recordar ese apodo. ― “Código de recluta: A-CP-1507; Varón; Dos mujeres cohabitando; Especialidad en combate sin armas, Movimiento fluido, Grip y Acechamiento; Debilidad en Matemáticas e Historia; Fortaleza en Psicología. Características únicas: Gran resistencia física al dolor y al estrés, Falto de un riñón (Adquirido), Falto de sensibilidad en brazo y mano diestra (Adquirido), No habla (Su apodo fue adoptado por otros aspirantes y reclutas, normalmente referido como ‘Bestia muda’ o ‘Silent Fiend’). Asesinatos confirmados: 51. Incluyen reclutas graduados y un Teniente armado.” … ― El de cabellos verdes se detuvo un momento y luego suspiró. ― Eras todo un personaje. Radicar en el archivo de los Reclutas destacados es una cosa muy rara y muy importante.

    ― ¿Archivo…?

    ― “Acero”, “Ninfa” y “Seeker”. Esos son los tres reclutas más peligrosos conocidos, en ese orden. Tú, Ash, “Silent Fiend”, estás en el top 10.

    Drew entonces, de su cinturón, sacó un arma y preparó la bala inmediatamente. En sincronía, Dawn se colocó frente a Ash.

    ― ¿Estás consiente que detrás de ti hay un asesino? Si quisiera, podría matarte con dos dedos. ― Le dijo a ella.

    ― Parece que estás muy informado de las maneras de matar a una persona. ― Respondió Dawn, sorprendiendo a su compañero por lo filosas que sonaron sus palabras. Debía anotar mentalmente no hacerla enojar, aunque ya sabía el poder de la lengua de su esposa. Lo que le sorprendía más, en todo caso, era la tranquilidad que sentía. Era como si un sujeto con un arma apuntándole a la frente fuera algo totalmente cotidiano. ― Y estoy perfectamente consciente de eso. ¿No dice en tu hoja que varios de los muertos fueron defendiéndose o defendiendo a alguien? No creas que por ser una costurera no viví el verdadero clima de Portual. Yo también vi varias de esas muertes. Yo casi muero varias veces. Pero este “asesino” fue quien me rescató en cada una de esas ocasiones. Este “asesino” tomó las vidas de compañeros de entrenamiento suyos para que ellos no tomaran la suya y luego la mía o la de mi madre antes de que falleciera. Ahora piensa, Drew, ¿qué pasaría si le disparas a una de las razones por las que ha matado? Tú mismo lo leíste: Pudo matar a un rango alto del Team Rocket, armado, con solo sus manos. Es uno de los diez mayores peligros que el Team Rocket puede ofrecer. ¿Alguien en este edificio podría hacerle frente?

    ― Solo alguien con mejor entrenamiento. ― Respondió una cuarta voz.

    Dawn regresó su mirada fugazmente y encontró a una joven que ya había visto, en un pasillo, la primera noche que llegó. Su mirada color hielo era intimidante, pero estaba lo suficientemente calmada para saber que no podía mostrar debilidad. Esta joven rubia tenía dos cuchillos en sus manos, en posición y ángulo perfecto para lanzarlos.

    Y fue en tan solo un momento que regresó a ver a Drew cuando escuchó el sonido del viento cortarse. Adivinó fugazmente que la joven lanzó un cuchillo, y Dawn solo pudo cerrar los ojos esperando el impacto, pero este nunca llegó.

    Abrió los ojos y, como en cámara lenta, notó cómo Ash, con el cuchillo diestramente detenido entre sus dedos, giraba en su eje para lanzar el cuchillo de regreso a su origen. Un disparo sonó, pero por el movimiento de su compañero la bala tan solo pasó sobre su cabeza. Lo sabía porque sintió el aire caliente pasar sobre su coronilla. Y siguiendo el curso del giro de su compañero, el cuchillo salió de entre sus dedos en dirección de la rubia.

    La sorpresa en el rostro de la joven probablemente se debía a la rapidez de la respuesta, pensó Dawn. Así mismo, no creía que Ash intentara herir seriamente a nadie allí. Después de todo, no podría lastimar a alguien que cuidaba a May o a sus niños. Por eso no le sorprendió cuando, aún en cámara lenta, vio el cuchillo pasar lo suficientemente cerca del bonito rostro de la joven y dejar un corte y varios cabellos dorados en el aire, mientras el cuchillo seguía la trayectoria y terminaba incrustándose sonoramente en la pared detrás.

    Un segundo después, la puerta se abrió rápidamente y el recepcionista entró portando igualmente un arma, pero no disparó al notar la escena congelada.

    Dawn miró a su compañero, y encontró un rostro lleno de sorpresa que no se esperaba. Para ella, eso fue lo que ‘re-activó’ el tiempo. “¿Le dieron?” Fue lo primero que se le ocurrió. Justo cuando iba a preguntarle, alguien más habló. Nuevamente, fue la joven que lanzó el cuchillo.

    ― ¿Ash…? ― Pronunció suavemente. Dawn quedó piedra ante eso. ¿Lo conocía? Intentó entonces hacer memoria de las personas que no conocía y que Ash le había comentado. Buscaba a una joven rubia y de ojos azules. Pero tenía que tener en cuenta que la única manera en que su compañero pudo conocer a alguien fue o en Portual o justo antes del ataque del Team Rocket.

    Entonces, sabiendo que no podía ser el primer caso, debía retroceder 13 años. Trece años antes, esa joven rubia no podía ser más que una pequeña niña. Entonces, ahora buscaba a una niña rubia de ojos azules, que conoció durante sus viajes.

    La respuesta era obvia.

    ― Eureka…




    Bonito día, gente.

    Casualmente el otro día vi por allí una imagen satelital de México. Y, básicamente, toda América del norte tenía un color "normal", pues era una imagen que encima tenía sobreexpuesto un espectro térmico. El asunto es que, literalmente, solo sobre México se mostraba calor. Y sí. Llegamos a 40° en la mayoría del país. Aire irrespirable en zonas costeras o húmedas, como donde resido, y radiación capaz de asar carne en las banquetas. Fueron malos días, y uno en particular no aguanté sin tomar suero. Litro y medio de suero.

    Había comentado antes que publicaba aún quincenalmente porque no me terminaba de agradar el final de Spies, del "arco epílogo". Lo que sucede es que... era muy feliz, para mi gusto. Necesitaba algo de negatividad para hacer sentir lo que realmente implica ese final. El otro día estuve haciendo brainstorming con un viejo conocido que también escribe en sus ratos libres. Y es curioso que normalmente me de ideas que jamás usaría... porque no funcionan. Por ejemplo, me dijo "Si necesitas algo negativo, haz que A mate a B y huya". Esa escena en particular tiene de personajes a dos niñas. Befas. O sea que no iba a hacer que una matara a la otra, porque además hay como 10 capítulos explicando suavemente por qué se adoran esas dos. En fin, entre tantas ideas inútiles, siempre hay un quedo de idea que puede rescatarse. Como él escribe cosas muy diferentes a las que yo, pues por allí mis filtros alcanzan a quedarse con las piedras que puedo usar. Finalmente, pues, creo haber encontrado la respuesta que buscaba, y el final que necesito. Sigue siendo feliz, pero ahora los personajes saben lo que implica esa felicidad. Más importante, saben que es un final "feliz".

    Por ello, junto a este dude, intentaré compara los dos finales que tengo. El que desecharía y el nuevo. Así puedo finalmente decidir qué terminar de pulir y darle título a esos capítulos. Luego, un úlitimo piloto, el epílogo y el último especial. Ese último especial es la razón por la que digo que Dawn y Ash no son los protagonistas de Spies. De hecho, con el especial en mente, Spies se trata de algo totalmente diferente a lo que se puede entender aquí, pero también cumple con la sinopsis del Fic.

    Ahora, sobre este capítulo. La condición de May es más complicada de lo que inicialmente se puede pensar. Eso lo sabrán en la recta final. Pero es importante intentar pensar qué es lo que genera los fenómenos a su alrededor. Porque tenemos, claramente, a una May que no vive en la realidad, y a sus niños prácticamente 'interconectados' a un nivel que nadie entiende.

    ... Tenía algunos comentarios más, pero me distraje y se me olvidaron. lol.

    Pues, espero para la siguiente actualización ya tener el final listo para comenzar la publicación semanal. Son pocos capítulos (A mi gusto) más, así que igual y espero hasta tener dicho final y el epílogo. Los pilotos son más espontáneos y el especial es básicamente el LongFic bajo otra perspectiva.

    Así que sin nada más que agregar, espero haya tenido o tengan un excelente día.

    Gracias por leer!

    Later.
     
    Última edición: 21 Julio 2018
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