One-shot de Pokémon - Sola por primera vez

Bueno, a petición de mi amigo Nathan, me decidí a contarles sobre mis batallas contra Paul, pero para que entiendan que no me creo la gran cosa ni la "niña tonta que cree que venció a Paul", les contaré el momento de conocerlo. Todos llegamos a ese momento, ¿no?
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Mi corazón latía desbocado, sentía un nudo tan fuerte en el estómago que sentí que me enfermaría antes de llegar al puerto. El barco que me transportaba se deslizaba rápido por entre las olas del mar, mientras la brisa marina salpicaba en mi rostro sus esporas de agua salada; pronto estaría en tierra firme en una región desconocida, por primera vez sola en mi viaje. Bueno, además de mi Scyther, nadie más me acompañaba. Extrañaría demasiado a mi primo, que viajo a mi lado desde que yo tenía 10 años, que se quedó en Hoenn en una escuela para futuros árbitros para las ligas -nunca entendí porqué se necesitaba estudiar para eso, pero nunca tuve la certeza de lo que quería Zack en realidad-.

Me apoyaba en el pasamanos de la azotea del barco, mientras observaba la pokébola de mi único amigo en esos momentos, tratando de distraerme de las náuseas que provocaba en mi el nerviosismo. Siempre fuí muy nerviosa; Zack no me ayudaba mucho, pero tenía la certeza que estaría a mi lado si lo necesitaba, pero ahí era distinto, dependía completamente de mi madurez -no muy trabajada- pero no pude evitar sentirme vulnerable.

La idea de aventurarme con mi primer Pokémon en otra región, completamente desorientada, no causaba en mi ningún interés -era absurdo-, pero mi opinión dió un giro de trescientos sesenta grados cuando mi padre, Shayne, me dijo que él nunca tuvo un compañero de viaje, además de sus Pokémon. Shayne siempre inspiró en mi la voluntad de luchar por mis ideales y la superación personal y, si quería que algún día se sintiera orgulloso de mi debería superar mis propios miedos -aunque la mayoría me hacían temblar- aunque esto incluyera sacrificar mi apego hacia él.

Una vez me encontré en tierra firme, lo primero que hice fué buscar un video/teléfono para actualizarlo de mi ubicación, y para oir su voz que me tranquilizaba bastante.

-Has marcado tu propia meta, ahora es tu deber el superarte a tí misma -Fué lo último que me dijo antes de cortar la comunicación.

La región de Sinnoh se veía bastante pacífica, lo cual fué muy tranquilizador tomando en cuentaq ue era mi primer día. Mi deber era superar mis propias habilidades y qué mejor que calentando mis habilidades que con una buena batalla con un entrenador local.

Caminé en busca de alguien que representara un reto vencer -que me hiciera reventar los sesos- y como era un lugar de cuatro gatos no fué difícil encontrar a un entrenador. Cerca de un área verde divisé a un chico -se veía bastante bien- que llevaba un Elekid a su lado, lo cual ya representaba un reto personal. Por su forma despreocupada de caminar pude deducir que era muy confiado de si mismo, o un agrandado.

<<¡Lo tengo!>> -pensé mientras lo observaba desde lejos. Acercarme a extraños nunca se me dió bien, me sudaban las manos y titubeaba -patética- , como si la gente fuera a hacerme algo, pero siempre tuve ese complejo. Llegar a ese grado de nerviosismo era absurdo, aunque fui tímida desde mis inicios -que trataba de ocultar a toda costa- y eso jugaba en mi contra si quería lograr algo sola.

Mi objetivo avanzaba rápido y mi tiempo para tranquilizarme se agotaba. El entrenador comenzó a doblar por una esquina, y allí me dispuse a entrar en escena tragándome mis complejos.

-¡Oye! -le grité con voz fuerte, temí haberlo asustado.
-¿Qué se te ofrece? -me preguntó mirando por sobre su hombro. Su tono seco me hizo estremecer.
- Veo que tienes un Elekid, quería saber si puedes usarlo en una batalla contra mi -le dije con tono pausado, tenía miedo evidenciar mi estado histérico.
-Lo siento, no tengo tiempo -me dijo y comenzó a avanzar. Su manera de expresarse era tan grosera, no me daban ganas de entablar una conversación con él.
-Puedo darme cuenta que eres entrenador. Un buen entrenador nunca huye de un reto -le dije para hacerlo reflexionar.
-Olvídalo, niña. No querrías semejante humillación -su tono burlón me hizo fruncir el seño.
- ¿Acaso oí una declinación lo bastante cobarde como para ocultar temor? -si él quería burlarse, también entraría al juego.
- ¿Te gusta perder? -me preguntó con una mirada mirada fulminante que se clavó en mis ojos.
-No seas tan confiado, se nota que no me conoces -me había echo enojar, lo que demostré colocando mis manos en mi cintura y ladeando mi cadera.
- ¿Cómo te llamas?
- Mi nombre es Navaja, y si estás corto, vengo de Ciudad Verde y soy hija del Maestro Shayne.
- Oh, así que sigues los pasos de tu padre -su tono pasó de frío a burlón.
- ¿Lo conoces? -pregunté sorprendida ante la respuesta.
- No es difícil descubrir que su Flareon cojea.
-¿Peleaste contra él? Es increíble, supongo que ganaste. ¿Quién eres tú? -logró sorprenderme el que haya descubierto la deficiencia del viejo Flareon de mi padre.
- Soy Paul, con eso basta -me hizo gracia su escencia misteriosa.
-Como quieras, Paul ¿Aceptas mi reto o no?
Me miró a la cara durante un momento y luego siguió avanzando -me desconcertaban un poco esas actitudes esquivas- para detenerse y voltearse a verme.
-De acuerdo.

Una vez estuvimos en nuestros respectivos puestos, tuve el presentimiento que sería una buena experiencia, sin importar el resultado, él de algún modo se ganó mi aceptación, pero solo por el momento.

-¿Estás listo?
-Adelante.
-Ok, Scyther ¡aparece! -ordené lanzando mi esfera roja al aire para que mi amigo hiciera su aparición.
-Te concedo el primer ataque -pude notar una sonrisa, pero no era una sonrisa normal, estaba impregnada de una malicia, que pude entender como "Intenta sorprenderme".
-Que considerado. ¡Doble Equipo! -ordené mientras Scyther creaba once clones que se alineaban creando un muro frente a mi.
-Elekid, Golpe Trueno - ordenó mientras que su Pokémon corría hacia Scyther con unas chispas enceguecedoras en su puño derecho, que utilizó golpeando de corrido a tres de los clones de Scyher, para luego pulverizar a cuatro más utilizando el mismo esquema.
-¡Scyther, sube! -ordené mientras que mi verde amigo volaba seguido de los tres clones que le quedaban.
- ¡Trueno!
Elekid lanzó un potente trueno en vertical que Scyther -gracias al cielo- supo esquivar fácilmente, gracias a su rapidez.
-Danza Espada -ordené a Scyther.
Mi amigo comenzó a girar desde la altura y sus clones lo siguieron, creando cuatro remolinos aéreos, mientras descendían en perpendicular hacia Elekid.
-Protección -ordenó Paul sin hacer ningún gesto.
Elekid se cubrió con una semiesfera color verde, mientras los cuatro filosos golpeaban la pared coordinadamente. Por un momento creí que ya lo tenía, pero Paul era indescriptible.
-Basta-
-¿Qué? -Le haría daño a su Pokémon, por lo que pude observar.
El Pokémon eléctrico hizo desaparecer la pared protectora y recibió algunos raspones de los remolinos de Scyther, pero en las antenas de su cabeza aparecieron algunas chispas lo cual significaba problemas.
-Trueno.
Elekid lanzo un potente rayo que acabó con los últimos tres clones de Scyther, dejandolo al descubierto en su verdadera ubicación, muy cerca del pequeño Pokémon.
-Corte Furia -ordené mientras Scyther lanzaba repetidos cortes en dirección a Elekid, los cuales éste esquivaba casi jugando.
-Golpe Trueno.
Scyther lanzó un golpe a la cara de Elekid, pero éste Pokémon nos soprendió tanto a Scyther como a mi cuando restrocedió, y luego golpeó a Scyther en la cabeza con su Golpe Trueno, tumbándolo en el suelo con gran potencia.
-¡Scyther! -grité cuando lo vi sin moverse.
-¿Ya acabaste? -me preguntó Paul con una mirada aún más burlona de lo que fué su actitud.
-Aún no, solo observa esto. ¡Scyther, arriba! -en mis adentros rogué por que Scyther aún se encontrara con fuerzas para ejecutar mi ataque final. Para suerte mía, Scyther se levantó y pude dar un respiro de alivio- ¡Viento Cortante!
Mi Pokémon lanzó una ráfaga de ese Viento en forma de capas hacia Elekid, y este solo se cubrió los ojos antes de avanzar entre la ráfaga.
-Termina con Trueno.
Elekid lanzó un trueno qu abrió camino entre la ráfaga, dividiendola en dos y explotando en la cara de Scyther que cayó arrastrandose de espaldas hacia mis pies.
-¡Oh, no! ¡Scyther! -corrí hacia él, anonadada por lo ocurrido.

Paul sacó una pokébola de su cinturón y guardó a su Pokémon. Incorporé a mi amigo sosteniendole una navaja, quedando incado en el piso polvoriento.

-¿Te duele? -pregunté, mientras la preocupación me invadía. Mi obstinación le causó eso a Scyther, que me negó con la cabeza, pero sabía que sentía jaqueca.

Paul comenzó a avanzar casi sin darle importancia a lo ocurrido, en dirección que atiguamente se dispuso a recorrer.

-Paul -no me respondió- ¡Paul, espera!
-¿Qué? -su agresividad para contestar era increíble, de no haber peleado, le hubiera aconsejado ser más sutil, ero no había tiempo para sutilezas.
-Fué una gran batalla, tu Pokémo... -no me dejó continuar la frase.
-Para mi no lo fué.
-¿Qué? ¿Qué dices, disculpa?
-¿Estás sorda? Tu Pokémon es patético.
<Patético> Adoraba esa palabra, incluso la usaba pero en ese momento la odié.
-No te atrevas a decir eso de Scyther -le contesté mientras avanzaba hacia él, seguida de Scyther.
-Es un perdedor.
-Una victoria no significa nada, amigo. No seas menospreciador.
-Di lo que quieras, yo me largo.
-¡Pues vete! Vete muy lejos, pero recuerda que la próxima vez que sepas de mi, las cosas van a cambiar -no le permitiría jamás a él o a alguien más, menospreciarme sin antes llevarse una advertencia.
-Adiós -dijo marchándose a su siguiente destino.

De todos los antipáticos él se llevaba la corona al rey de los orgullosos. Me había topado con cientos de chicos serios, pero Paul superó todas mis espectativas que yo tenía a un oponente de ese tipo. Pude darme cuenta que era un entrenador excepcional -aunque duela admitirlo luego de una derrota y una charla a madias con él- y demostró ser misterioso, cosa que increíblemente me agradó.

Mi travesía por Sinnoh apenas comenzaba y ya tenía un reto; si quería superar mi meta ésa era la oportunidad, superando rivales de esa categoría.

Navaja.