One-shot Sol poniente

Tema en 'Bleach' iniciado por Rukia, 6 Noviembre 2010.

  1.  
    Rukia

    Rukia Usuario popular

    Aries
    Miembro desde:
    20 Septiembre 2006
    Mensajes:
    630
    Pluma de
    Escritora
    Título:
    Sol poniente
    Total de capítulos:
    1
     
    Palabras:
    1488
    Ñam, se supone que este era mi escrito para un concurso por ahí~ Pero como soy el ser más irresponsable sobre la faz de la tierra, lo dejé para el último momento y cuando iba a entregar, murió mi conexión, así que bueno, todo se fue a la shit, lol! Sinceramente no me gusta y le guardo desprecio (sí, alguien que odia su propio escrito xD) ya que me costo mucho escribirlo, sudé sangre ya que no se me ocurría nada, casi lloré de frustración porque las ideas no salían como quería, así que al ser un escrito 'no querido', él me muestra su desprecio siendo confuso y quizá incompleto xDD

    Aunque si le dan un poco de amor, lo leen y dejan un comentario, quizá ya no sea tan malo (?) :silbar:

    Título: Sol poniente
    Pairing: Ichigo & Rukia
    Género: Romance/Drama
    Rating: K+
    Número de palabras: 1218
    Disclaimer: Ya sabes, nada es mío Dx
    Notas:
    • AU
    • Inspirando en Rakujitsu de Tokyo Jihen y un poco de otra canción, ¡adivinen cual!
    • Se supone que era una 'cita perfecta' en la 'nieve', ambas características las mangoneé como se me dio la gana, mi imaginación no coopero para algo bonito o decente .__.



    ------​



    Sol poniente

    Respiró profundamente y su aliento se materializó como una nubecilla blanca. Sonrió al notarlo y jugó un poco más con su esperanza, si tenía suerte, el clima enfriaría aún más y podría ver nieve, quizá hasta darse el lujo de jugar con ella como cuando pequeña, entonces, la espera no sería una pérdida.

    Bien entendía que él llegaría tarde, era parte de su naturaleza, no porque lo deseara así, sino simplemente porque no tenía un registro correcto del tiempo. Era como si su reloj interno se hubiese estropeado, haciéndolo ir más rápido o más lento, deteniéndose en ocasiones o hasta repitiendo instantes, siendo capaz incluso de afectar otros relojes, pues ella podría jurar que el tiempo andaba diferente cuando estaba al lado suyo.

    Suspiró enfurruñada y se arrebujó aun más en su abrigo. Si era sincera no alcanzaba a entender porque seguía en ese lugar, el muy bastardo ya la había tenido esperando suficiente y si así lo hubiera querido –haciéndole honor a su orgulloso apellido–, se abría marchado hace mucho tiempo…

    Pero no lo hacía, no podía.

    Él jamás sería perfecto, es más, reunía el listado de errores más grande que habría podido adjudicarle a una persona, era antipático a decir basta, horriblemente gruñón, tenía un ceño fruncido tan prominente que acentuaba aun más su pinta de delincuente, sin mencionar que siempre decía lo que le venía en gana. Él nunca sería de los que llegan antes o regalan flores, ya que su sensibilidad se asemejaba a la de una piedra y aunque ella le hubiese insinuado –o gritado– que le encantaban las rosas, él jamás se hubiese dado por enterado, además, estaba su terrible imprudencia, que le hacía ser capaz de arriesgar el pellejo por un completo desconocido.

    En la vida tuvieron una cita decente y Dios sabe que podría escribir un libro sobre esas catástrofes. Nunca supo si ella era una especie de imán de desgracias o si simplemente tenía muy mal karma, pues siempre ocurría alguna cosa –aterradora o estúpida– que echaban a perder cualquier ‘plan perfecto’ que ella o él hubiesen arreglado. Jamás hubo nada mágico en lo que ellos pudieran tener, no hubo palabras melosas o caricias, nada de lo que se supone está compuesta una relación, pero aún así, había algo que la motivaba a seguir ahí, esperando.

    Suspiró nuevamente mirando el horizonte. Desde su lugar, una pequeña y solitaria banquilla en un parque, podía apreciar el pronto ocaso, según recordaba, la cita se había concertado a las cuatro de la tarde y consultando su reloj de pulsera –que al menos ese sí funcionaba correctamente–, pronto pasarían de las dos horas de retraso.

    —No tiene caso —se dijo y apretó los ojos para disfrutar de la débil y apenas perceptible caricia, que el sol puede dar en invierno—. Hoy no será…



    *



    Se negaba rotundamente a abrir los ojos, hacerlo implicaría ‘despertarse’ cosa que no estaba muy dispuesta a realizar, pero considerando que la constante sensación de gotas sobre su rostro comenzaba a molestarle, no le quedaba más alternativa. Fuese quien fuese el infeliz que le estuviera salpicando agua, ella personalmente, se encargaría de mandarlo a dormir con los peces.

    Se desperezó desganadamente, abriendo los parpados. Echó una mirada desconcertada a su alrededor, sintiendo una fría ventisca acariciándole el cuerpo. No reconoció el lugar y se asustó temiendo lo peor, pero al darse cuenta que aún seguía en el parque suspiró aliviada. Últimamente su cuerpo era más débil que en antaño y se cansaba con facilidad, por lo que solía quedarse dormida en los lugares más insólitos. Rió un poco al recordar que una vez se había quedado dormida en el baño y que de no ser por el barullo de los gatos callejeros hubiese pasado ahí toda la noche.

    Definitivamente envejecer era horrible…

    Se desperezó otro poco, advirtiendo sólo hasta ese momento los pequeños copos de nieve que caían a la tenue luz de un único farol. Sonrió al notar que al menos uno de sus deseos se había cumplido y como niña pequeña, se levantó de un salto para poder jugar con la nieve, pero antes de lograr su cometido, su atención fue robada por algo que no creía posible en esa estación del año: un botón de rosa.

    Lo tomó con cuidado entre sus manos, inhalando todo el suave perfume que esa pequeña flor podía brindar.

    —¿Cómo…? —preguntó al vacío, escuchando en ese mismo instante el crujir de pisadas detrás suyo. Dio un brincó sorprendida y se giró rápidamente para ver al recién llegado. Su corazón dio un vuelco y sintió que colapsaría, pero a fuerza de dignidad y orgullo se sostuvo, negándose a llorar cuando distinguió los ojos marrón que tanto había estado añorando.

    —Ichigo… —susurró sin creer lo que miraba. Él permanecía tal como lo recordaba, con esa cabellera desordenada y su pinta de delincuente, pero aun conservando esa sonrisa sincera que podía detener el tiempo y que sólo a unos cuantos dejaba ver—. Llegas tarde, bastardo.

    —Lo siento —dijo simplemente, rascándose la nuca—. ¿Esperaste mucho?

    —Bueno… no sé si treintaicinco años sea mucho para ti —espetó en tono de reproche, cruzando los brazos y fingiendo indignación, pero su rabieta no duro demasiado, a pesar de que las piernas le temblaron, corrió hasta él antes de que por algún motivo desapareciera. Si era un sueño o realidad, no quería descubrirlo, tan sólo deseaba permanecer a su lado todo el tiempo que pudiera, incluso si para estarlo tenía que dejar atrás su cuerpo mancillado por los años.

    Meditándolo a conciencia, no recordaba con precisión de donde había sacado las fuerzas necesarias para esperar durante tanto tiempo. Cuando Ichigo se fue, se llevó con él toda la calidez que le había brindado, dejándola sin nada más que recuerdos y reproches, simplemente ‘viviendo’, con el tiempo siguiendo su cruel curso.

    Muchas veces tanto su hermano como sus amigos, le pidieron que rehiciera su vida, intentando no recaer en el hecho de que había perdido a su persona más importante, pero ella, sabía que si Ichigo seguía siendo el mismo hombre del que se había enamorado, cumpliría su palabra, llegaría a su cita, aunque se retrasara…

    Y aún si era imposible…

    Casi como una tradición, ella se llenaba de la esperanza momentánea que le daba ir una vez al año, a la misma hora y al lugar… al que él jamás pudo llegar.

    En una de sus tantas imprudencias, al salvar a alguien de perder la vida en un accidente, él había perdido su propia vida.

    En muchas ocasiones le reprochó su impulsividad, maldijo que tuviera complejo de héroe y le odio por no poder odiarlo al dejarla sola, porque a pesar de todo, no había nada que reprochar o maldecir, él siempre había sido así, como un astro, cálido y amable, inmutable pero no eterno…

    —He venido treintaicinco veces a este sitio y… sólo hasta ahora se te ocurre a aparecer —dijo, intentado contener sus lágrimas y aferrándose a él con desesperación.

    —Lo sé —respondió, abrazándola suavemente.

    —Eres un infeliz, ¿lo sabías? —espetó, dejando caer al suelo el pequeño botón de rosa. Ya no necesitaba más de esos detalles, hace tiempo había decidido cambiarlos por el instante en que pudiera estrecharlo nuevamente entre sus brazos, aun si ese preciso momento, también marcara su propio ocaso.
     
    • Me gusta Me gusta x 4
  2.  
    Acero

    Acero Usuario común

    Escorpión
    Miembro desde:
    28 Noviembre 2006
    Mensajes:
    417
    Pluma de
    Escritor
    Lol... qué bonito.
    Bruja, debes regalarme un relato de Bleach :o

    Está muy lindo, pero le erraste en unas cuantas cosas xD. Por empezar no me ha quedado del todo claro: ¿Rukia seguía en este mundo mientras que Ichigo estaba muerto? Es una tontería pero debo preguntar xD

    Luego te han faltado varias tildes y puntuaste mal en algunos párrafos. Pero el relato está muy bonito; a mí me gustó. Y me encantó la descripción de Ichigo xD
     
  3.  
    Hiro

    Hiro Usuario común

    Géminis
    Miembro desde:
    9 Abril 2006
    Mensajes:
    202
    Pluma de
    Escritora
    Me gusto, aunque algunas cosas no me terminaron de convecer en cuanto al caracter de Rukia -w-

    Aun asi me gusto mucho, la fresa esta muy bien descrita y la forma en que Rukia lo espera y lo ama me fascino es muy hermoso awwwww.
     
  4.  
    Anneliese

    Anneliese Usuario popular

    Géminis
    Miembro desde:
    15 Octubre 2006
    Mensajes:
    970
    Pluma de
    Escritora
    Bonito, muy bonito.

    No me gusta cuando Rukia está triste, pero en esta ocasión me pareció bonito, bonito porque al final los dos enamorados lograron un "happy ending" momentaneo.
    También debo confesar que me sorprendió que ella estuviese vieja y que Ichigo estuviera muerto, además iba a reclamar porque Ichigo no era puntual en sus citas y cuando descubres que lo esperaba hace tanto tiempo... lo hace bonito.

    Te gusta el drama, eh. Te quedan muy bien estos relatos :3

    Cuídate.
     
  5.  
    Ganymede

    Ganymede Usuario popular

    Acuario
    Miembro desde:
    6 Enero 2005
    Mensajes:
    688
    Pluma de
    Escritor
    Dios, quiero comentar más, pero me dejó sin palabras. A mí si me gustó y la simple idea de en la segunda parte te den el batazo con la noticia de que colgó los tenis hacen que uno sienta como si le soltaran una cachetada bien sonada. Creo que de lo que escribes, siempre me llevo alguna que otra frase favorita. Alguna vez dije que publicaría una entrada en el blog con todas esas frases chidas. Seguro que hay muchas tuyas, pero siempre lo olvido:

    Amén.
     

Comparte esta página

  1. This site uses cookies to help personalise content, tailor your experience and to keep you logged in if you register.
    By continuing to use this site, you are consenting to our use of cookies.
    Descartar aviso