Snack Falcon

Gregg Lee

De hecho maldición era una palabra muy apropiada para definir ese jodido pueblo y todo lo que había pasado en él.

—Qué va, no te preocupes, Will —respondí a su oferta y luego tomé el paquete de bocadillos de Luna, para comer varios. La escuché protestar y volví a dejarlo sobre el mostrador—. ¿De qué te quejas si tomaste esto del Snack, pulga?

—Ya, pero...

Tomé dos vasos de cartón vacíos, de los que se usaban para la máquina de malteadas, y se los coloqué en las orejas.

—Tienes vasos en las orejas.

La vi quedarse estática y luego sonrió, alegre.

—¡Suena como el océano!

Asentí enérgicamente con la cabeza y volví mi atención hacia el alaska de nuevo.

—Oh, ya tenía planeado venir. Mi madre quería enviarle unas cosas a mi prima, que también vive en Bright, pero ella no podía venir hasta dentro de un par de semanas, así que le hice el favor.

 

William Baxter

No evité reír ante la acción de Gregg y sus vasos. Asintiendo mientras guardaba la billetera.

Después escuché lo otro, creo que ya había escuchado un poco de eso.
—Oh, ¿entonces vienes frecuentemente por eso? Vaya, pensé que llevabas semanas si no es que meses fuera de aquí—. Dije mientras no evitaba dar una breve expresión de sorpresa. Aunque lo dejé ir al final.

—¿Que harás después de atender lo que tienes en la cabeza Gregg? ¿Iras a ver a Hartley?—. Dije refiriéndome a su casco—. Porque ando trabajando para él, aunque mas bien para hacer cumplidos o cerrar el local. Las cosas no dejan de estar jodidas por aquí—. Dije sin darme cuenta al acto de esa última frase. Puta madre... No quería tocar ese tema ahora, pero traté de no expresar nada por eso último para no preocuparlo. Aunque... Tal vez y ya lo intuya.
>>Y bueno, desconozco si... ¿Angus? Ya haya ido con él. Me contó brevemente que se llevaba de perlas con él. De hecho, me resulta curioso, cambiando un poco de tema. Me dijo que eres alguien muy hiperactivo y hasta ahora me pareces normal, no. Mas bien juguetón. Y hasta el momento eso me agrada bastante—. Reí de forma nasal—. Honestamente creí que me costaría adaptarme siendo que, Uhm. Bueno... Como ves soy alguien jodidamemte tranquilo.

 

Gregg Lee

Tuve que contener la reacción de mi propio cuerpo al escuchar su comentario sobre cómo el pueblo estaba jodido aún, estuve por aplastar mis propias orejas contra mi cráneo.

Claro que sabía, al menos lo sabía por encima. Billy se lo había contado a Angus y recuerdo el terror que sentí cuando este me lo comentó a mí, terror e ira.

Se suponía que estuvieran muertos.

Aunque bueno, era adelantarse a los hechos, ¿no? Pero Mae... Mae había tenido otro episodio.

Tragué saliva con fuerza para poder responderle.

—No tanto, en general Jen puede atender sus asuntos con mi madre. Teníamos varios meses de no pasar por aquí —dije, sin más y luego reí al escuchar el nombre de Angus. Parecía que Hartley había estado hablantín—. Angus está con Billy ahora mismo, de hecho planeaba subir a verlo con él hasta que recibí la llamada de Luna.

Estiré los brazos, desperezándome un poco.

—Bueno, para Billy todos somos hiperactivos, ya debes haberlo visto bien.

 

William Baxter

Con un demonio... Lo he incomodado, ese gesto de la saliva solo me incomodó. Por lo que miré a lado un momento mientras inconscientemente me rascaba tras la cabeza nervioso, creo que hasta estaba empezando a sudar.
Inmediatamente volteé para cuando habló, se notaba que tuvo contacto directo con sea lo que sea que pasó aquí. Y es por eso que dudaba mucho si quisiera ayudarme... ¿O será que le pasa como a mí? ¿Querer parar por el bien de todos y porque ya no sigan estas cosas?

Asentí con calma por su respuesta. Por lo que sonreí levemente ante su risa.
—Admito que me cuesta horrores entenderlo y lidiar con él, digamos que soy muy cabeza dura para él.—reí otro poco—. Pero bueno, ya veo porqué Luna te cae tan bien y viceversa, vaya. Hasta pareciese que es tu hija—. Bromeé tratando de dejar atrás un momento ese breve instante de tensión.

—¿Sólo estarás por hoy? ¿Gregg? Me gustaría mantener un poco el contacto si tu quieres, claro. Creo que estoy extendiendo mucho esta conversación—. Reí otro poco.

Luego metí mi mano en esa libreta que me había asegurado que por lo menos fuese inoloro, o será que me acostumbré a su olor, para asegurarme de no sacarlo accidentalmente y terminara de joder lo que de por sí una frágil plática con un desconocido provoca.

 

Gregg Lee

Sonreí para mí mismo al escuchar su comentario sobre el amargado de Hartley.

—Puede que choques con Billy porque él mismo es un cabeza dura y no sabe cómo lidiar con gente igual de terca. No es tan difícil entenderlo cuando te das cuenta de eso. —Luego dirigí mi mirada hacia Luna de nuevo—. Es como mi hermana pequeña, aunque aquí dónde la ves ella es la mayor de sus hermanos.

Luna seguía distraída con los vasos en sus orejas, quitándolos y volviendo a ponerlos cada tanto, fascinada cuando escuchaba el sonido que se creaba en su interior. Tuve que contener una risa, con todo y las responsabilidades que cargaba en su casa, no era más que una chiquilla.

—Nos quedaremos unos días. Billy nos llamó ayer en la noche y nos ofreció quedarnos en su casa si queríamos, así que bueno, puedes preguntarle a Luna por mí si quieres verme o algo. Podemos subir al Miller's o dar una vuelta por el bosque y disparar esa cosa —dije señalando la ballesta que se había vuelto a colocar en la espalda.

Lo cierto es que nos quedábamos por lo que le había dicho a Mae, porque le había prometido echarle un ojo al desastre que estaba ocurriendo en este pueblucho de mierda, pero ella... ella creía que estaba pasando algo muy cagado y lo hacía por ella, lo hacía por la memoria de Casey y por el bien de la cabeza aterrada de Billy. Porque lo cierto es que no quería estar aquí, tampoco Angus lo quería, de hecho ninguno de nosotros. Mae, Bea, Angus o yo. Este pueblo era la muerte.

Queríamos ser aquella oveja que se salvó de ser arrollada y en lugar de volver, siguió andando hasta perderse de vista, dejando su granja. Pero nosotros... algo nos mantenía atados aquí.
¿Cómo era esa palabra? Cuando los animales siguen a la primera cosa que ven al nacer y aprenden de eso, Bea seguro la recordaba. No, ya sé...

Impronta.

Había que ver cómo iba a terminar ese día, porque de momento, tenía pintas de ser bastante malo.

 

William Baxter

Bueno, es cierto. Estos últimos cinco días me han servido para reflexionar sobre Billy. Siendo que he ido a ayudarlo esporádicamente, ya lo voy conociendo. Y me ha dado ya las suficientes indirectas, sean intencionales o no. Para darme cuenta de las palabras de aquella canina del subterráneo.
Se preocupa mucho por todo esto.
—Es un buen chico, tiene su carácter pero, gracias a que lo he estado ayudando. Ya lo voy conociendo.—sonrei por aquella respuesta y más por lo otro que me decía, en especial con el gesto de Luna y sus vasos, por lo que no evité reír por lo bajo por aquello. Vaya, ambos tenemos ya edad para dejar de hacer eso, y admito que de estar en su lugar jugaría de esa misma manera.

Luego volví mi atención a él y continué escuchándolo. Por lo que volví a sonreír ante su última propuesta. Agache un poco la mirada, desviando mi atención de él un momento reflexivo, siendo incapaz de ver si daba algún gesto con sus pensamientos.

Se quedarán unos días, y debía aprovechar para sacarle toda la información que podía, perfectamente puedo hacer lo del Miller's y esperar hasta el momento que vayamos al bosque. Seguro, al menos. Espero darme cuenta que esta dispuesto a ayudarme, ya que lo haga de forma directa y hasta con todo y persona... Bueno, sería idílico aunque. Si que me sorprendería, ya salió una vez de esto. Y el que se vuelva a meter sería increíble.
Solo tenía que ir lento y seguir siendo alguien que quiere conocerlo y convivir un poco por hoy. Y lo gracioso es que en serio lo quiero conocer, ya que. Tal vez... Habría terminado siendo como él o parte de él de no haber acontecido lo de aquella noche.

Ahora que lo pienso... ¿Luna le habrá platicado de mi? No, Gregg no me reconoció y Luna le dijo mi nombre. ¿O tal vez le dijo quién era mas no que persona exactamente? No deliraría ahora de no ser que es obvio que Luna sabe que estoy en el caso.

Luego me quedé pensando en una última cosa, por lo que me rasqué el brazo izquierdo un momento, inseguro de decirlo. No... Igual y Billy podría ser tan de poco tacto que le contara a Gregg enfrente mío que estoy metido en esto. Y mencionaría otra cosa. Así que opté solo por decirle, de momento. Lo segundo.
—Esto... Gregg, no quiero ocultarte nada la verdad. Hay un detalle que me gustaría platicarlo contigo más tarde, tomando con gusto tu última propuesta, o hasta tal vez con Angus contigo, si quieres—. Mencioné un poco tenso y con los ojos cerrados, aunque manteniendo una postura y gesto calmados.
>>¿Que porqué te lo digo? Porque tengo el número de teléfono de ambos, Billy me lo proporcionó también. Aunque no quise hablarle a ninguno hasta que los viese. Para no molestar antes de tiempo y porque obviamente soy un desconocido—. Dije, mientras ahora abría los ojos y lo veía.
—No me malinterpretes, él mismo tomó la iniciativa de dármelos, yo ni tenía idea de su existencia. Y creeme. Tengo sus razones para haber conservado sus números—. Musité un tanto incómodo.

No sabía si era porque Luna estaba distraída o porque Bobby estaba esperando o porque presentía que Margarita podría aparecerse o cualquier otra cosa. O inclusive Gregg pudiese verme mal por esto. Pero me sentí en la necesidad de confesar eso antes de que tal vez, y pensase que quería acosarlos o eso...
Uhm, aún debo refinarme para afrontar esto.

 

Gregg Lee

Oh, sí. Allí iba.

La ballesta, esa frase de que todo estaba jodido y lo que yo ya sabía, por parte de Billy y del desastre de Mae.

Fuera, en los cables de los postes de alumbrado público, escuché el graznido ronco de un cuervo... como un mal augurio.

El pueblo se estaba pudriendo de nuevo y no podía faltar el imbécil que, como habíamos hecho nosotros, terminaba metido hasta el cintura en la mierda. Ese imbécil era William Baxter.

Me quité el casco y se lo calcé de nuevo al mapache entre las orejas, para luego volver a comer varios bocadillos de la bolsa de Luna, apoyando la espalda en el mostrador. Esta vez ella también se tensó, por el rabillo del ojo la vi quedarse estática, aún con los vasos en las orejas. No nos miraba, pero sabía que escuchaba... como la depredadora que podía ser.
Aparentaba inocencia muy bien, no iba a mentir.

—Ya sé, sí. La chiquilla atacada. Billy se lo contó a Angus. —Ya no había nada que ocultar, él había decidido que no fuese así—. Hombre, no importa cómo hayas conseguido los números, la cosa es que los tienes y punto, tampoco me molesta. Realmente me da un poco igual, porque sé que el viejo Bill no se los daría a nadie de no ser necesario.

Tomé un nuevo par de vasos de cartón, caminé hasta el alaska y se los coloqué en sus propias orejas, como había hecho con Luna y le revolví el pelo de la cabeza con el puño mientras soltaba una risa ronca.
Me ponía nervioso, no iba a mentir, pero aquella vez... incluso a través del miedo y la ira, había podido ser ligeramente funcional. Ahora debía serlo también.

>>Te daré la oportunidad de que me sueltes tu mierda, porque aprendí que a veces debes confiar en los otros aunque parezcan unos locos de mierda, por ahora relájate un poco, Will. Luego hablaremos de... lo que sea que sea esto.

 

William Baxter

Nuevamente, el ambiente se tensó, Gregg se había quedado serio y callado, no aparentaba molesto o amenazador, mas bien... Pensativo, probablemente, recordando los días en el que tuvo que afrontar esto, y seguramente. Creyendo que soy un puto loco que cree tener la solución para acabar con estas cosas.
No, no la tengo. Pero no quiero quedarme sin hacer nada.

El ambiente... tal vez y fue mi mismo nerviosismo el que me hizo sentirlo más frío de lo que hace un momento lo había sentido, inclusive Luna estaba tensa, aunque sabía que escuchaba, vamos. Por mucho que escuches el propio fluir de tu sangre, se debe escuchar lo que se discute.
Cuando lo vi quitarse el casco, solté la libreta que permanecía en mi bolsillo y saqué las manos, no es que esperaba que me agrediera o algo, es solo que estaba tenso y no quería cometer la idiotez de sacarlo.
Se lo calzó de nuevo a Bobby y se puso a comer las frituras de Luna, no hice mas que quedarme estático, escuchándolo poco después... Así que ya sabía de por sí, genial. Lo que me faltaba.
—Hay gente que lo siente como si fuese a adquirir toda su historia y secretos solo por conseguir un número de teléfono, no deja de ser algo relativamente privado, después de todo—. Expresé sin dejar de verlo, hasta que vi que tomo otro par de vasos y me extrañó un poco. Se acercó a mí y, de alguna manera, no me agobié, mas bien estaba muy atento a sus reacciones, aunque no dejaba de estar tenso. Hasta que musité sorprendido por habérmelos colocado en las orejas, escuché ese mismo fluir del que Luna había mencionado, y cerré un ojo por el gesto de revolverme el pelo con el puño, fue hasta ese momento que inconscientemente dejé de tensar mi respiración desde quién sabe cuando, más de alivio que de otra cosa, por lo que pude ver su preocupación, no podía negarlo... Esto no es algo del que unos chicos, como yo. Deban estar indagando realmente.

Lo escuché, mientras soltaba una risa débil y torpe, bajando apenas nada la mirada mientras cerraba los ojos.
—Siento arruinar... la bienvenida—. Dije, mientras ahora volvía a verlo.
>>Como dije, me he preparado para este momento, quería por lo menos darte una bienvenida agradable para cuando vieses tu arma de vuelta. Sé que soy un idiota al estarme metiendo en esto, pero bueno. Eso ya será para después. Gracias...—. Dije, no pudiendo dejar de escuchar mi sangre fluir en mi interior, al ser el sonido rebotar dentro de los recipientes de plástico.

—Estoy bien, estoy bien. Es solo que odio arruinar momentos sea por una cosa u otra, pero en fin, supongo que es inevitable. Creo que no dejo de ser un "niño grande" a donde soy alguien tan terco cuando me determino a algo, casi como si fuese un berrinche.—reí al recordar a Margarita, bueno. Al resto realmente, al tener fama de ser siempre un chico bueno y educado, que no se atreve a meterse en cosas muy peligrosas... Vaya, como cambian las cosas para uno de un día para otro.
>>Te lo contaré todo, Gregg. Al menos hasta lo que he descubierto hoy en día. De resto déjamelo a mi... Pero bueno, eso ya se discutirá más tarde.—le sonreí, agradecido y de forma sincera, ¿que me colocase los vasos era una forma de jugar, o de demostrarme que confiaba en mí? Siendo alguien tan juguetón no sabría decir, pero fuese como fuese. Este gesto me ha relajado... Y hasta donde tengo memorias, creo que ha sido la única persona que me hace un gesto así.

Ahora que me doy cuenta, nunca dejé de ser alguien un tanto asocial, solamente ayudaba o invitaba algo para agradar un poco y que no me molestasen, pero así, mas bien parecía que caía a ser alguien inocente y molestable. Tal vez y por eso siento las cosas tan personales, o me afectan de más cuando se dirigen severos conmigo. ¿Qué debía hacer? Bueno, creo que esa pregunta se resuelve sola... Si he llegado tan jodidamente lejos como para querer cambiar mi propia personalidad, meterme al jodido subterráneo para sacar una ballesta de la mismísima basura, soportar a gente como Hartley o como muchos otros que no dejan de verme como un jodido loco, o inclusive... Llegar hasta la misma Biblioteca a buscar en ese infernal Microfiche por información. Y levantarme desde antes solo para estar listo para este momento con Gregg, alguien que bien puede ser alguien contrario a mi personalidad... ¿Porque no poder cambiar una vez más y dejarme de azotar tanto a mí mismo por arruinar algo o que los demás se molesten conmigo sin dejarme responder? Son las intenciones las que cuentan, y las acciones. Y es por eso, que una acción con intenciones nobles, puede ser escuchada y tal vez, comprendida.

Creo que eso es lo que pasa ahora, creo que le he mostrado que no soy tampoco un loco totalmente, que hago esto por un bien, y que quiero honestidad de su parte, demostrándole que yo lo soy con él. Tal vez y esté mal, o tal vez no. Tal vez y sí me esté afectando esto... Pero honestamente, siento que esto le ha hecho un bien mayor a mi persona al ayudarme a darme cuenta de lo que soy y lo que hago, que solamente viviendo un día mas en este pueblo tan extraño, como el resto.

 

Gregg Lee

Había que ver cómo se rebanaba los sesos solo ese chico, era cierto que haber sacado esos temas era una cagada, pero seguir dándole vuelta al hecho de haberla cagado no nos estaba llevando a ninguna parte.
En cierta medida, me recordaba a mí a su edad... pensado siempre en cómo podía cagarla con Angus. El miedo hace esas cosas en la cabeza, la destroza, la hace añicos y te impide pensar en mucho más.
El detalle era si ese miedo paralizaba o empujaba. Quería creer que a mí me había empujado, la pregunta era, ¿iba a seguir empujando a Will cuando lo viera? Cuando se enfrentara directamente a lo que parecía estar buscando como un puto desquiciado.

No tenía muchas ganas de averiguarlo, pero nada iba a detenerlo y yo mismo tenía un compromiso con alguien más.

Joder, tenía que dejar de hacer amigos así de chalados.

—Hombre, los planes no siempre salen como uno quiere. Es lo normal, supongo. —Volví a revolverle el pelo—. Esa es la gracia de los crímenes, ¿o no? Nunca sabes cómo van a salir.

Solté una risa más para mí mismo que para los presentes. Fue un mal uso de palabras, siendo que estaba ocurriendo un verdadero crimen en ese pueblo de mierda, pero la promesa de un buen crimen... Siempre me impulsaba. Los bicharracos del Food Donkey con Mae, la Sociedad Histórica, el poder destrabar cerraduras aunque me atacara un puto búho de mierda.

Habían cosas que se hacían por impulsos raros en la vida. Lo que hicimos ese año fue una de esas cosas.

—Sea como sea. Lo importante es que no sigas este camino de mierda tú solo. La soledad es siempre peligrosa.

Otra vez las puertas del Snack abriéndose llamaron mi atención y vi entrar a una lechuza. No había que ser ningún genio para notar la forma en que había hablado, parecía el jodido bicharraco ese que armé con Mae, es más, hasta esos animatronics tenían más expresiones que esa chica.

Clavé mi vista en Luna y ella, aún con los vasos en las orejas, se encogió de hombros. Tampoco tenía ni puta idea de lo que pasaba, era obvio. La pulga se limitó a atenderla y aprovechando que no la estaba mirando, la vi señalar los encendedores y luego la lata que había tomado la chica. Fruncí apenas el ceño.

Lanzallamas.

Al parecer todos los críos de Possum Springs andaban en mierdas raras.

—Buenos días, Nieves —dijo, con su tono de voz usual—. Son $7,45.

Colocó el objeto en una bolsa de papel, metió la factura dentro y se lo entregó, con la fluidez que trabajar en ese negocio le confería a uno con el pasar del tiempo.

 

William Baxter

Argh... En serio debo cambiar, así solo voy a asustar a la gente.
Me dije al verlo un poco incómodo, aún con los vasos en mis orejas. Sin dejar de mirarlo, no sabía si estaba un poco incómodo o mas bien estaba pensando en otra cosa, pero al final decidí no hacerle mucho caso a eso. Me ha dado una oportunidad y la voy a aprovechar, si no me arrepentiré.

Luego Gregg empezó a hablar, por lo que opté por escucharlo, por lo que esta vez reí más entero por el gesto de la cabeza. Tenía razón, de hecho estaba reflexionando en eso hace poco.
—Soy un idiota que tiene poca autoestima, pero aún así me alegro que llegases ahora, apenas hace cinco días estaba peor—. Reí esta vez enérgico. Tanto para su comentario como del mío, da igual. El contexto se entendió... Por lo que ahora me quité los vasos de las orejas, le miré un momento y ahora fui yo el que se los colocó.

Luego escuché lo otro, generandome una curiosa y extraña vibra. Por lo que me quedé pensando... Yo, sé que no es bueno ir solo. ¿Pero quién iría conmigo? ¿El lo haría?
—Lo sé Gregg. Pero tampoco quiero obligar a nadie—. Dije, esta vez con firmeza, mirándolo ahora firme y recuperado, sonriendole tanto de forma agradecida como recuperada.
>>Aunque, si me permites... No sé si tu-
Pero antes de poder seguir hablando, las puertas del local se abrieron, al girarme, vi que era ella... No, por favor. Si se le ocurría explotar ahora me terminará de derrumbar todo... Uhm, bueno. Ahora, tal vez no del todo. Aunque parecía que ni ella quería nada y solo vino a lo que vino. Me saludo de manera mecánica y yo sólo actúe como si no la conociese, aunque mi gesto de extrañeza era un tanto verídico.

Como sea, prefería ser acompañado, hablar e indagar con Billy que con Margarita. Billy al menos soportaría un poco más mis idioteces.

Enmarqué ligeramente mis cejas ante lo que estaba haciendo. Otra arma... Bueno, ciertamente estaba pensando en algo así, si no encontraba antes la ballesta.

Al ver que Gregg estaba un poco distraído, aproveché para sacar mi móvil mientras Luna atendía a Margarita, y le llamé para que su teléfono sonase apenas un segundo y yo colgase.
—Ese es mi número Gregg. Conservalo—. Dije con calma, asintiendole.

—Supongo que... De momento iré a comer algo, igual no he desayunado nada—. Reí un poco.—Te veo más tarde, iré a ver al cabeza dura—. Dije mientras le sonreía y ahora me giraba para dirigirme a la salida.
—Y gracias, pensaré seriamente todos tus consejos—. Añadí como último mientras ahora abría las puertas y me retiraba.

Igual, sentía que ya había platicado lo suficiente con Gregg de momento.

 

Brooklyn Lester

El paseo no fue especialmente largo, como cabía esperar. Lo cierto es que tuve el tiempo necesario para llegar al Snack Falcon segundos después de recibir el aviso de Luna. Ni siquiera tuve que responderle al mensaje, pues abrí la puerta apenas cuando estaba guardando su propio móvil.

—Buenas noches~ —saludé, con educación y amabilidad como siempre—. Estoy lista~

 

En algún punto entre que Gregg le regresa el casco a Bobby y William deja el local, el móvil de Jum suena en su bolsillo. Al atenderlo, se escucha un griterío desde el otro lado y a pesar de que ambos agudizan el oído, ni Gregg ni Luna entienden muy bien qué pasa.
Bobby prácticamente gruñe cuando cuelga y se regresa al aparato al bolsillo, para luego salir con pasos pesados del Snack Falcon. Luna mira a Gregg y se encoge de hombros.

Un rato después, la puerta se abre y Crangler da un respingo cuando entras, pues estaba mirando su móvil.

—Ah, hola, Brook —dice mientras le lanza las llaves a Gregg, que está sentado sobre unas cajas en el fondo—. ¿Puedes cerrar la puerta, big bro?

El color le sube al rostro al escuchar la manera, inconsciente, en que se refirió a él y al mayor se le escapa una risa nasal, mientras se acerca a las puertas y cierra. No hay demasiado dinero que contar, por lo que Luna se limita a ordenarlo y guardarlo en la caja de seguridad.

Te ayuda a limpiar el local y, una vez terminado, vuelve a abrir para que salgan todos del local. Baja la cortina metálica y se acerca a las escaleras que dan al Miller's.

Contenido oculto

Gigi no ha podido ponerse al día, pero me dio permiso de tomarme libertades narrativas con Bobby (?)
Also la vida me consume, así que cierro este chiriguito ya perdón akbdas. Haré un último post en Chestnut y en un par de horas cierro, por si alguno quiere/ interactuar un poco más allí y si no, me dicen por fa para preparar el cierre de una porque estoy muertísima ay.
Gigavehl

 

Bobby Jum

Decidió, ante todo, meterse al Snack Falcon. No tenía realmente forma de contactar a Greggory sin la ayuda de Luna, y aunque la idea no le entusiasmara... bueno, había cosas que tenía que hacer.

Su postura, expresión y vestimenta eran las usuales, como si el tiempo ni nada transcurriera para Bobby. La campanita tintineó, anunciando su llegada, y la música ambiente de la tienda se le coló por las orejas.

—Crangler —era su forma de saludarla, a decir verdad, aunque no lo pareciera—. ¿Cómo va todo?

¿Era él? ¿Era Bobby Jum preguntándole cómo iba todo a una niña? Las palabras le sonaron tan extrañas en la boca que soltó un gruñido ronco y desvió la mirada hacia... no lo sé, las góndolas y productos. Ah, había leído algo de una lotería, ¿verdad?

—¿Cuánto era que salían los boletos? —agregó en un intento absurdo por solapar su primera intervención, moviendo la cabeza hacia el anuncio de la lotería de Possum Springs.

 

Luna Crangler separa la vista del móvil en cuando escucha la campanilla.

—Buenos- —Su saludo de turno se detiene en cuanto nota que se trata de Bobby y ladea la cabeza apenas al escuchar su pregunta, antes de sonreír ligeramente—. Todo bien, Jum.

Responde a pesar de que no le está dirigiendo la mirada.

—Ah, los boletos salen en tres dólares. Si no ganas nada, te reembolsan —añade entonces—. Estás buscando a Gregg, ¿no?

 

Bobby Jum

Ignoró realmente la respuesta a su pregunta, como si no hubiera dicho nada. Y es que en el fondo le avergonzaba haber... ¿sido amigable? Bah, qué iba a saber él de amabilidad.

—Ah, ¿reembolso? —Una mueca similar a una sonrisa decoró su hocico, luciendo los pequeños colmillos—. No suena mal, eh. ¿Sabes qué? Dame un billete.

Metió la pata en el bolsillo y abrió la palma, luciendo un desprolijo puñado de monedas. Contó los centavos hasta llegar a tres dólares y los soltó con poca delicadeza sobre el mostrador.

—Buscaba al zorro, sí. ¿Tienes idea dónde está?

 

Luna señala la máquina expendedora junto al mostrado, los boletos se toman allí.

Niega con la cabeza ante tu pregunta sobre Gregg y vuelve su atención al móvil.

—Ya lo llamo —dice, mientras selecciona su contacto y se lleva el aparato a la oreja—. Hola, Gregg, ¿estás en el Towne? Vale, que Jum está aquí de nuevo. Ajá, nos vemos~

Apenas unos minutos pasan hasta que Gregg Lee entra por la puerta del Snack Falcon, posiblemente estaba en el Miller's con Billy y Angus.

—Bueno bueno, ¿hoy sí atenderemos este asunto?

 

Bobby Jum

Se acerca a la máquina expendedora con cierta pereza y presiona el botón con la garra, guardándose el boleto en el bolsillo. Deja las patas allí dentro y se recarga sobre el mostrador, mientras aguarda en silencio a que Greggory aparezca. No tiene nada que conversar con Luna y, de cualquier forma, no sabría cómo hacerlo.

Mueve las orejas apenas y alza la vista al oír la puerta de entrada. Allí está el zorro.

—Por algo dirán que lo bueno se hace esperar. —Sonrió socarrón y le dio unos golpecitos al casco que llevaba sobre la cabeza con la punta de la garra; hizo un sonido hueco—. Veinte dólares por la reliquia. ¿Qué me dices?

Había sido bastante inexperto de su parte pedirle al comprador que asentara su precio, a decir verdad. Cuando la mama prácticamente lo interrogó la otra noche y consiguió sacarle la información, estuvo al menos media hora dándole el sermón de su vida, primero, y enseñándole después a regatear. No sabía si le saldría bien, pero tampoco lo averiguaría sin intentarlo.

 

Obtienes un boleto para la lotería de Possum Springs.

Gregg Lee

Bueno, fue bastante directo, ¿no? Demasiado quizás y le había faltado hacer algo de búsqueda por internet, posiblemente. Esa mierda no costaba los 20 que estaba pidiendo, podía cobrar más, mucho más. ¿Salvi no le había dicho lo que podía sacar de esa cosa? Al menos en este pueblo jodido.

Puse un billete sobre el mostrador y luego me acerqué a los estantes, buscando algo de comer. Hmm, ¿gomitas con forma de colmillos? Oh sí, sonaba bien.
Agarré el paquete, lo abrí y superpuse una de las gomitas sobre mis propios colmillos. ¿Qué se sentiría ser un vampiro?

Luna soltó una risa nasal mientras me daba el cambio.

—¿Qué dices de quince dólares, Jum? —pregunté para luego masticar la golosina.

 

Bobby Jum

Siguió los movimientos de Gregg por el rabillo del ojo, hasta donde le fuera permitido sin la necesidad de girarse o, bueno, moverse en absoluto. Se mantuvo quieto mientras lo oía rebuscar entre paquetes de comida a sus espaldas, y su expresión permaneció inmutable al verle las gomitas clavadas en los colmillos.

Ridículo.

—Dieciocho —definió, con cara de bastantes pocos amigos.

No tenía mucho carisma de vendedor, claro que no. Pero la mama no tenía tiempo de ocuparse del bendito casco y, mierda, necesitaba el puto dinero.