Long-fic Sinnoh [Pokémon Rol]

Tema en 'Mesa de Fanfics' iniciado por Yugen, 6 Enero 2020.

  1.  
    Yugen

    Yugen D e p r e s s e d | m e s s

    Piscis
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    Inventory:

    Escritora
    Título:
    Sinnoh [Pokémon Rol]
    Clasificación:
    Para todas las edades
    Género:
    Aventura
    Total de capítulos:
    1
     
    Palabras:
    1141
    Título: Sinnoh
    Fandom: Pokémon rol
    Personajes: Mimi Honda. Mención a otros personajes a lo largo de la historia.
    Summary: "Mimi regresó a Sinnoh con esperanzas de mejorar todos los aspectos de su vida. Ese era el primer paso."
    Nota: Lo cierto es que echo bastante de menos a esta loca energúmena, de modo que se me ocurrió escribir un fic sobre sus andanzas por Sinnoh, todo lo que está haciendo por allá y hará hasta su regreso. Todo lo escrito aquí será canon para su personaje cuando regrese al rol.

    Ni idea del género que ponerle (?)

    ****

    Capítulo I: Primera Sesión.

    Ciudad Jubileo. Martes, 11:30 PM

    —Muy bien, eres... Mimiko Honda ¿cierto?

    —Lo soy.

    Su voz al responder fue más un suspiro contenido que realmente palabras. Cruzó una pierna sobre la otra, los brazos. Todo en su postura cerrada indicaba rechazo y poca intención de colaboración.


    La mujer de las gafas de pasta negra clavó en ella sus intensos ojos color miel tras el escritorio. El cabello liso y castaño verdoso pendía en una prolija coleta sobre su espalda que dejaba escapar algunos mechones ondulados, revueltos, que enmarcaban un rostro joven y amable.

    Sobre el escritorio reposaban un ordenador de sobremesa, un ábaco y la pequeña figurita de un Mesprit en color metal, entre diversos papeles y otros objetos a los que Mimi no quiso ni le interesó prestar atención.

    —Bien. ¿Es la primera vez que vienes?

    Resopló.

    —Sí.


    —Cuéntame Mimiko... ¿por qué estás aquí?

    Mimi hizo contacto visual por primera vez desde que cruzó la puerta. Le lanzó una mirada de soslayo antes de dignarse a observarla de frente por primera vez.

    Era una mujer bastante joven. Su rostro impoluto, de piel ligeramente tostada no presentaba una sola arruga o imperfección. ¿De verdad tenía la reputación que hacía alarde de poseer? ¿Cuanto tiempo duraba su carrera profesional?

    Frunció ligeramente el ceño.

    —¿De verdad tengo que hacer esto?

    —¿No era lo que querías?—cuestionó la mujer—. Tu madre me comunicó que estabas deseando verme.

    Fue perfectamente perceptible. Arrugó el ceño, su mandíbula se tensó. Si su cuerpo había presentado evidente hartazgo, ahora era rabia lo que mostraba su actitud.


    Pura e intensa rabia.

    —Madrastra—corrigió con frialdad. Sus altivos ojos azules parecieron dos oscurecidos témpanos de hielo brillando en ellos un gesto de advertencia. Como un Sharpedo a punto de devorar un indefenso Finneon bajo las embravecidas olas de una tormenta—. Deliah es mi madrastra.

    Cierta sorpresa cruzó el afable rostro de la mujer.

    —Oh, sí. Disculpa. ¿Cómo te hace sentir eso?—tomó un bolígrafo y atenta, sin perder detalle se dispuso a escuchar todo lo que tuviese que decir al respecto— ¿Esa equivocación?

    Mimi apretó los puños sobre sus muslos. Arrugó ligeramente la tela de sus medias de seda negra.

    —Horrible—gruñó—. Esa zorra jamás será mi madre.

    —Entiendo...—escribió algo en su blog de notas, con rapidez y una caligrafía regia y burbujeante— ¿No tenéis una buena relación?

    —¿Qué importa? Esto se trata de mí, no de ella.

    Breve silencio. Expectante, no incómodo.

    —En realidad involucra todo lo que rodea tu entorno familiar, señorita Honda—respondió la mujer. Deferente, con diligencia. Su voz era suave, clara como un rayo de sol—. Cuanta mayor información tenga, más preciso será el perfil.

    —No voy a hablar de mi familia si es eso lo que pretendes.

    —De acuerdo. No hablemos de tu familia si no quieres—nuevo silencio. Sus ojos la estudiaron con atención tras el cristal de sus gafas de pasta negra—. Cuéntame entonces... ¿qué te trae aquí?

    El cuerpo de la Honda se tensó. Su pálido rostro, hasta entonces inexpugnable, tomó un ligero tono cereza en sus mejillas.

    Repentinamente incómoda, vulnerable, desvió la mirada. Sus sentimientos seguían muy confusos, todo lo ocurrido era aún demasiado reciente.

    —... Me enamoré.

    Su mente regresó a aquellos instantes de hacía algunos meses. Antes de tomar la decisión de volver. Galeia se sentía tan lejana en esos momentos...

    —Oh. ¿Acabó mal la relación con esta persona?

    —Ni siquiera empezó—la miró brevemente—. Me rechazó.

    —Lo siento. A veces debemos comprender que no todo puede salir en la vida como queremos. ¿Cómo era esta persona?

    Mimi le sostuvo la mirada un breve instante. No podía confiar del todo en ella. Pero aquello pareció llamar su atención de forma poderosa, despertar su curiosidad. Enarcó una ceja.


    —¿Por qué no asumes su género?

    —¿Debería hacerlo? ¿Eso te causó problemas?

    —No. No se trata de que fuese una chica, eso es lo de menos. Siento que lo he fastidiado todo entre nosotras.

    —¿Por qué?—insistió.

    Pareció reticente a responder en un inicio. Se mordió el labio inferior.

    —Es—era—mi mejor amiga.

    —¿Era?

    —No estoy segura de cuál es nuestra relación actualmente.

    —Entiendo...—el bolígrafo volvió a deslizarse sobre el papel ágil y sin paradas—. ¿no habéis vuelto a hablar?

    "Por supuesto que no. ¿Para qué crees que volví?"

    Aquella conversación y la insistencia de la psicóloga le empezaba a resultar molesta.

    —No desde que regresé.

    —¿Y no quieres hablar con ella, tratar de ver cómo está vuestra relación? ¿Crees que te odia?

    —No—su respuesta fue tajante, ineludible como un golpe aéreo—. Pero... es complicado ¿sabes? Ni en mil años podrías comprenderlo. Además, ya he hablado demasiado. ¿Es que tu trabajo solo se basa en hacer preguntas? ¿Eres psicóloga o periodista, huh?

    Silenciosa, la mujer de las gafas de pasta negra volvió a escribir algo en el blog.

    Carácter beligerante. Poca o nula aceptación a la frustración. Permanece a la defensiva y le cuesta expresar lo que realmente siente.

    Sesión finalizada a las 12:30.

    Se quitó las gafas.

    —Bueno Mimiko, parece que se nos ha acabado el tiempo. ¿Cómo te sientes? ¿Qué te ha parecido la sesión?

    Mimi cruzó con ella una mirada de circunstancias. Bufó.

    —Una completa pérdida de tiempo. Menuda mierda. ¿Por esto ha pagado mi padre la cantidad que pagó?

    —Es solo la primera sesión, por supuesto. Tenemos cosas que pulir. Alakazam, acompaña a la señorita hasta la puerta.

    El Pokémon tipo psíquico que había permanecido silente, meditando junto a la salida abrió repentinamente los ojos y se incorporó. En sus dedos sujetaba una cuchara torcida.

    Mimi torció en sus labios una sonrisa tosca, irónica. ¿En que la había ayudado todo eso? ¿De verdad tenía la más mínima oportunidad de lograr algo asistiendo allí, siendo interrogada hasta al hartazgo por una mujer con una curiosidad aparentemente enfermiza? Lo dudaba seriamente.


    Ella misma se incorporó de la silla.

    —No gracias—respondió con sorna sonriendo en una mueca de ojos cerrados, brutalmente falsa y plástica. Repleta de sarcasmo—, puedo sola.

    Y encaminó sus pasos hasta la puerta.
     
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