Sine nomine II Mil noches me he perdido en las sendas de tu cuerpo, vertiendo golpes de aliento a lo largo del camino. Mil palabras de amor te he susurrado al oído, acompañando el latido raudo de mi corazón. Y eran aquellas horas un tornado de suspiros, mil besos, un remolino de caricias tormentosas. Mil veces me he bebido con la sed de mil desiertos, de tus labios el momento en un oasis de gemidos. Mil encuentros furtivos, mil despertares contigo, mil placeres prohibidos, de artificio mil castillos. Y son ahora esos días tan solo sueños rendidos, mil ilusiones vencidas, un recuerdo compartido y dos almas heridas.