Microrrelato Sin respuesta

Sonó el teléfono.

Luisa estaba saliendo de bañarse cuando lo escuchó, como el baño quedaba muy lejos ni siquiera se molestó en ir a atender, después de todo, ¿quién podía ser? Fue su cuarto y se vistió con una minifalda rosa y una musculosa negra, se maquilló llamativamente y salió de su habitación. Fue hacia el living, se acostó en el sofá y puso una película dramática.

Ring, el teléfono sonó nuevamente. No se movió. La película estaba llegando a su clímax y no podía perdérselo.

Una hora después tomó su cartera con brillos, se puso sus zapatos con tacón aguja y se preparó para salir hacia la casa de su amiga. Antes de que abriera la puerta el teléfono sonó una vez más. Como ya se iba no se molestó en atenderlo. Salió hacia la fiesta.

Cuando llegó a la casa, una hora después, y vio todas las luces apagadas se sorprendió. Llamó a la puerta.

—¿Si…? —preguntó la morena que abría la puerta somnolienta.
—Melina, ¿qué pasó, no hay fiesta?
—No… —contestó recobrando la postura—. Mis padres llegaron antes, los llamé a todos para avisar que se suspendía. Te llamé, y como no contestabas...

Luisa la miró con la ceja levantada. Luego se disculpó y se fue hacia su casa, había aprendido una valiosa lección. La próxima vez… ni siquiera me molestaré en ir, pensó.
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Palabras: 225
Para la actividad ¡Vamos a pensar!