Simples Recuerdos.

Simples Recuerdos
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La lluvia caía lentamente, alimentando a las plantas que se encontraban en el exterior, había leves brisas que hacían que la cristalina y casi perfecta porción de agua en una gota, los refrescara, mojando la piel, de quien tuviera la dicha de caminar bajo aquello, trazando un camino y desapareciendo en el limite de la anatomía, para chocar así contra el duro suelo, rompiéndose en miles de gotas, cada una con una porción de agua distinta…

Una mujer, se encontraba sentada en una banca, en un parque, rodeada de flores que se doblaban por la cantidad de agua encima, pero que finalmente se volvían a recobrar. Su anatomía se encontraba mojada, más ella disfrutaba de cada toque del agua con su piel…, tenía unos ojos cafés, con un leve destello en ellos, cabellera negra, con una intensidad inexplicable, su melena lisa llegaba hasta un poco más arriba de la cintura, terminando en pequeñas ondas, su piel tan blanca pero ahora erizada por el frío, relucía en aquella tarde grisácea. Llevaba cubriendo su cuerpo una ropa muy liviana que se componía de unos shorts azul marino que llegaba un poco más arriba de su rodilla, una blusa sin mangas pero con un cuello de tortuga que a simple vista parecía calido…, unos tenis blancos con pequeñas franjas rojas y finalmente una chaqueta que ya hacía cubriendo su cabeza, los suficiente para que pudiera mantener los ojos abiertos para admirar el paisaje.

Sus sonrosados, delgados pero apetecibles labios se encontraban curvados, en forma de media luna, entre abiertos, dejando a la vista sus blancos y perfectos dientes. La sonrisa simplemente iba dirigida a la nada, como si alguien la estuviera observando, pero nadie más alrededor lo podía apreciar, al parecer era una presencia que no se podía ver con los ojos, y tendría que ser vista con el corazón.

De pronto, un chico de ojos azules, melena rubia que no sobrepasaba la nuca, piel blanca y semblante de una persona confundida se acerco a la chica. El mencionado vestía unos jeans azul marino, chamarra de negra y abrigadora, tenis blancos levemente manchados por el lodo formado por el tacto de la tierra y la lluvia, en su mano derecha se encontraba un paraguas tomado firmemente.

Cada paso sonaba como un splachs, pues caminaba entre diminutos y medianos charcos de agua…unos recuerdos llegaron a la mente de la chica, la sonrisa desapareció de sus labios, el individuo tomo asiento a un lado de ella, así pasaron unos minutos, la joven se levanto y cambió la posición de su chamarra, se la coloco arriba de la ya mojada ropa…en cuestión de segundos la lluvia la empapo completamente, pero pareció no importarle, el chico la seguía mirando, algo en ella hizo que una confusión brotará en su ser, pero negó levemente con la cabeza mientras una amarga sonrisa se formaba en sus carnosos labios…

La chica soltó un suspiro y comenzó a caminar sin rumbo fijo, mientras discretamente veía detrás su yo, a una chica que entraba al parque y saludaba cariñosamente al individuo que hizo desvanecer su adorable sonrisa, miró de reojo su muñeca, y con la yema de sus dedos toco la pulsera que tenía grabado un mensaje… “Tú y yo amigos por siempre y para siempre” Tomo la pulsera y la estrujo levemente, un recuerdo vino a su mente.

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—Eres mí mejor amigo y recuerda que siempre lo serás—Le dijo una azabache a un niño de ojos azules.

—¿Por qué te tienes que ir? — Preguntó este.

—Es por el trabajo de mí mamá—Le recordó tristemente.

—¿Entonces está es la última vez que nos vemos? —Inquirió él.

—Si…—Pero no pudo continuar pues unos abrazos la interrumpieron.

—Te extrañaré…—Musito, así estuvieron unos cuantos minutos, luego se separaron—Toma—le ofreció una caja con un pequeño moño rojo.

—¿Qué es esto? —Preguntó confundida.

—Un regalo, pero no lo abras aun…espera hasta que estés en el avión—Le dijo sonrojado.

La muchacha le dio un beso en la mejilla, un beso que indicaba la despedida pues los padres de la joven llegaron y era hora de partir, subió al automóvil y se alejo.

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Miró por última vez el parque en donde se encontraba aquel chico y aquella chica, la única salida se encontraba detrás de ellos, giró sobre sus talones, se encontraba caminando hacía un parque de juegos ya algo viejo, aquel en donde todo sucedió. Regresó, sus pasos y negó con la cabeza, la sonrisa se volvió melancólica y una lágrima corrió por su mejilla, confundiendose con el clima.

Pasó a un lado de los jóvenes y sintió, como él le miraba. Si aquel muchacho era su amigo, aquella persona de la cual se había enamorado cuando tenía 16, sería muy doloroso aceptar que quisiera ha alguien más, así que sin mirar atrás camino por la entrada del parque, prefería que eso quedará como una duda, tenía frío y no lo negaba, pero no por la lluvia, sino, porque algo se había roto en ella. Siguió sonriendo, por ahora lo aceptaría y fue así como desapareció siempre con un simple pensamiento presente. “Tú y yo…”

Fin​