Re: Siete días para conquistarte Hola! que tal? Me gusto mucho el tercer Día de conquista aunque bueno como lo describes yo creo que con un solo día de conquista hubiese sido más que suficiente xD.. Bueno no estaremos leyendo como ya dijistes en el cuarto día de conquista y pues nada toca esperar para ver como evolucionan los hechos.. Cuidate nos vemos!
Re: Siete días para conquistarte :hola: esta genial la s dos conty inu esta feliz por ese beso en la mejilla a quien se referiria kagome en esa historia del mal dia? bueno espero la proxima con ansias :bye:
Re: Siete días para conquistarte Hola!! Hello Me fascino la conti!!!! sigo insitiendo que tu fic es muy espectacular y romantico lindo me encantaaaaa!!!!!! pero ahora una pregunta quien le gustara a Kag porque eso dio a entender pero Inu no se preocupo mucho o es que tiene mucha seguridad para que sea de el xD espero que sea asi Espero la proxima conti hasta entonces Besos Sayounara
Re: Siete días para conquistarte Hola, primero que nada quisiera agradecer sus comentarios y el tiempo que han dedicado leyendo este fanfic. Por otro lado vengo a pedir una disculpa por no actualizar rápido. Ahora mismo no cuento con mi computadora, lo que significa que no tengo en mi poder los capitulos escritos y tampoco puedo escribir. Es por eso que tambien les pido un poco de paciencia que en unos cuatro días es probable que ya tenga en mi poder algún medio para escribir y para recuperar algunos de mis datos, para colocar la continuación. Una vez más mil disculpas y agradecimientos.
Re: Siete días para conquistarte me encanta el fan fic y que bueno que lo publicaste en cemzoo, la verdad es que inuyasha esta muy enamorado de ella para hacer lo que hace y que bueno que kagome le esta tomando confianza porque el la quiere, me encanta la tematica de conquistarla jejej espero que kagome empieze a sentir cosas por el y me imagino que si con el beso que le dio. Bueno espero esa conticon ansias cuidateeee y cuentas con mi apoyo.
Re: Siete días para conquistarte Vale tranquila no pasa nada! Entendemos que no es tu culpa asi que aquí esperaremos pacientemente por tu continuación asi que no te preocupes, tu tranquila y ya nos veremos pronto entonces!
Re: Siete días para conquistarte Por fin! Tengo una pc y mi preciosa información en mano, una disculpa y por favor, disfruten. Día cuatro: Con la seguridad bien enfundada y esparcida en mí, no tenía ningún tapujo en demostrarle un grado superior de interés. Tampoco podía ir y decirle: “Hey, me gustas, bueno, más que eso, ¿quieres salir conmigo?” si yo estuviera en su lugar y algún listo llegase a decirme algo así, no dudaría en propinarle un golpe y darme media vuelta. Es por eso que utilizando mi escaso sentido común decidí seguir siendo precavido, tomando, sin embargo, un par de riesgos demás. Barajé decenas de posibilidades, pero todas ellas incluían una salida, no era ningún problema para mí, pero entonces cualquier plan o idea que hubiese tenido se derrumbó cuando rememoré que ella trabajaba medio tiempo. Con su agenda llena a todo momento del día, lo único que me quedaba eran las horas del almuerzo cuando la veía. Maldición. Salí del despacho más temprano de lo habitual, no tenía cabeza para el trabajo, así que platicando con Miroku le hablé de unas vacaciones. “Has estado trabajando bastante, Inuyasha, yo creo que las mereces, tomate tú tiempo”. Fue lo que dijo y yo, encantado de la vida, me despedí de las oficinas de la firma de abogados durante, lo que esperaba fuera, casi todo el mes. Con horas de sobra quizá tendría más oportunidad de planear y dedicarme a pensar con embeleso en ella. Demasiado estúpido, repasé. Sabía bien que tenía una embobada sonrisa en mi rostro la mayor parte del tiempo, pero cuando estaba con Kagome ponía ese rostro serio pero interesante casi intelectual, más que nada, por impresionarla ¿me pregunto si eso habrá surtido efecto?. A falta de planes, una vez más aposté a la suerte y a la improvisación. Entré como siempre a McDonald’s y el hedor a carne procesada y demás comida frita inundó con insistencia mis fosas nasales, debía recordar aspirar muy profundamente cuando estuviera cerca de ella para sopesar el molesto olor de la comida rápida. Esperé paciente, y esta vez llegó puntual a nuestra cita. Allí estaba, con su falda corta algunos centímetros arriba de sus rodillas, su suéter beige en cuello V, vestimenta tan sencilla como informal, parecía tan fresca y despreocupada así. Al verme desde la entrada agitó su mano a la altura de su rostro en forma de saludo y yo moví la cabeza asentando. La verdad es que moría por lanzármele y sujetarla entre mis brazos. –Hola – saludó –Hola –respondí automáticamente –Voy por mi bandeja –De acuerdo Yo ya tenía la mía allí, quizás presentía su puntualidad, o tal vez tenía mucha hambre; pero lo que verdaderamente me sorprendió es que se dirigiera a saludarme antes de ir por su bandeja para sentarse… Estaba preguntándome si iba por buen camino. Cuando la tuve enfrente, sentada con su correspondiente dotación de papas y refresco… Arqueé una ceja medio sorprendido, no había hamburguesa allí ¿dónde estaba su hamburguesa? si ya bien esa cosa no era precisamente lo más nutritivo, ahora con unas papás… –Estoy en quiebra –balbuceó con un tono fingido de resignación como adivinando mis pensamientos. –¿Intento de economizar? –Ajà –comentó llevándose una papá a la boca –ahora que no tengo trabajo no puedo darme el lujo de gastar más, posiblemente me prepare un almuerzo de pasto –bufó con un gracioso mohín. Un momento, mi cerebro trato de procesar la información… no trabajo de medio tiempo, más posibilidades para mí. Mi yo interior dio un grito triunfal de satisfacción e hice lo posible porque no se reflejara la felicidad en mi cara. –¡Que barbaridad! –me mostré afligido. Obviamente, no pareció real. –Claro, búrlate, el día que no tengas empleo armaré un desfile –Posiblemente, pero en estos momentos estoy de vacaciones, así que tampoco tengo empleo –informé –por ahora –agregué suspicaz. –¡Oh que presumido! –Así es –afirmé con una amplia sonrisa altanera –.Y ya que tenemos tiempo libre, deja que te invite a comer comida de verdad. Allí estaba, el momento de la verdad. Ese paso que tenía que dar. La vi dudar y decidí saltar haciendo la propuesta irrefutable. –No aceptaré un no por respuesta, vamos. Y tal cual, la tomé de la mano y la saque del McDonald’s y como me había prometido, aspiré profundamente en secreto llenando mis pulmones de su olor. Ese aroma entre la dulzura de una rosa y la frescura de la menta con un toque de bebe. Al menos era la descripción más cercana que le pude dar a esa esencia única e irrepetible. –De verdad, no debería, aquí es económico, además, ¿qué tienen de malo las hamburguesas? –cuestionó mientras la conducía por la acera –No me gustan –acoté. Partimos en el sedan, que era casi como mi hijo, y tomé la vía rápida para llegar a Shinjuku, allí conocía un restaurante donde preparaban el más delicioso tempura y sushi de la ciudad. Eran pocos días los que llevaba comiendo hamburguesas, pero realmente esa comida estaba destrozando los intestinos. Pensando en eso, me pareció sorprendente que Kagome mantuviera aquella figura esplendida comiendo eso todos los días. –En serio –espetó más en forma de replica –¿Entonces que te gusta comer? –Comida –Las hamburguesas son comida –defendió –No, son basura –Las como siempre –Pobre de tu estomago –le comenté con cierto sarcasmo –Que pesado –soltó como enfadada reacomodándose en su haciendo una mueca Estaba siendo tan sincero sin darme cuenta, y no había retorno ante aquello, y tampoco estaba dispuesto a que conociera a alguien que no solía ser. Por un instante dudé, ¿y si la alejaba de mí? pues bien, seguiría insistiendo, me dije. –¿Vamos, de verdad te gusta tanto comer eso? La vi de reojo mientras seguía conduciendo, se removió en el asiento y relajó sus hombros en signo de resignación. –No es que me guste, pero es lo más práctico y barato. No tenía tiempo para llegar a preparar la comida, y después tenía que salir disparada al trabajo. Yo mantengo la casa y a Souta, mi hermano. Cuando no hay dinero, Inuyasha, no hay opciones. No tenía palabras para eso. Yo no guardaba una gran fortuna, pero vivía cómodamente y podía darme ciertos lujos. Se me hizo un nudo en la garganta y pasé con dificultad la saliva. –Esta bien, tu ganas La escuché dar una risotada ahogada que me contagió al instante pero que preferí no externar demasiado. –¿Qué es tan gracioso? –pregunté –¿Estábamos peleando? –No, solo debatíamos un tema y tu ganaste. Y se supone que yo soy el abogado –dije con ironía. –¿Eres abogado, Inuyasha? –preguntó mientras clavaba sus hermosos ojos en mí. Ahora que me daba cuenta, Kagome no sabía nada sobre quien o que hacía Inuyasha Taisho. Desde el principio me dediqué a sacarle cualquier tipo de información respecto a ella y lo que hacía, no había detalle que no quisiera saber, todo a su alrededor, todo en Kagome Higurashi, no había nada de ella que no me interesara. Y al notar lo poco que había externado de mi persona, pude entender la desconfianza que pudiera sentir hacia mí. Vaya idiota. –Si, tengo un despacho de abogados, como una sociedad que puse hace como tres años aliándome con un muy buen amigo mío con el que estudié leyes. La vi mirarme con sospecha, haciendo un curioso puchero pensativo en signo de duda. –Sácalo, Kagome –espeté mientras la examinaba a cada minuto por el rabillo del ojo –¿Cuántos años tienes Inuyasha? Bien, eso me dio risa, pero alertó el sentido del miedo en mí ¿pensará que soy muy grande? ¿se alejaría? –Adivina. –Pues… Dices que trabajas desde hace tres años, le sumo más uno en lo que te graduaste. Seguramente saliste como de veintitrés años de la universidad y me da la impresión de que estudiaste un postgrado… –¿esa mujer era una adivina? –¿Tienes unos treinta años? Solté una carcajada sonora y asentí ante su acertada deducción –Eso fue rápido. Ella se encogió de hombros como restándole importancia al asunto y yo di un gran suspiro interior. Cuando llegamos al barrio de Shinjuku, aparqué el auto y bajamos, sus ojos se desorbitaban mirando las tiendas y los restaurantes, los anuncios de colores brillantes y llamativos y la publicidad. –¿Nunca habías venido al barrio de Shinjuku, Kagome? La vi negar con lentitud sin dejar de maravillarse. –En realidad no conozco muchos lugares de Tokio, ni siquiera otras prefecturas. No he tenido muchas oportunidades de viajar que digamos. Lo primero que se me vino a la mente fue un fuerte impulso a futuro: yo te voy a llevar a conocer muchos lugares más, declaré para mi mismo en forma de promesa. –Entonces es bueno que hayas venido –me limité a decirle mientras la dirigí conmigo a un restaurante con un gran anuncio vertical que escribía en sus letras katakana “Shikon”. Un lugar elegante pero sencillo ambientado en un estilo rustico con muebles de madera tosca barnizada y algunos elementos japoneses tradicionales. Era un sitio que visitaba sin falta con espacio de un mes o menos, comida y servicio exquisito, tenía hambre y el único lugar que pensé cuando tuve la oportunidad de invitarla fue allí. –¿El tempura es tu comida favorita? –la escuché pronunciar mientras caminaba siguiéndome. –No. –¿Cuál es entonces? –Sopas instantáneas –solté con sinceridad. Kagome se me quedó mirando como anonadada, realmente hizo un gesto muy gracioso en ese momento. Encontré la mesa que buscaba, en la que me gustaba sentarme siempre, tenía vista a una terraza que daba a un callejón en un segundo piso y de donde se veían los techos de algunos comercios, no era un maravilla, pero era agradable y tranquilo al aire libre con un toque bohemio tradicional. La sentí detenerse y mirar con asombro, parecía no pestañear y me sentí contento de hacerla ver cosas nuevas y esperaba que no fuera lo único que le pudiera hacer descubrir. –Cielos… –¿Qué sucede? –Es muy bonito –expresó mientras le abría la silla para que se sentara. –¿Te gusta? –Si. Gracias. El mesero se acercó ofreciéndonos la carta, ella vio el extenso menú indecisa y le sugerí algunos platillos. La comida tardó unos minutos, minutos en los que ella parecía explorar todo a su alrededor y yo parecía solo explorarla a ella de arriba abajo. Su cabello ligeramente ondulado casi rebelde; su tez clara sin ser pálida; la forma de sus grandes ojos color chocolate; su pequeña nariz respingada; las mejillas enmarcadas por unos pómulos sonrosados la mayor parte del tiempo; su cuello, la clavícula; sus pechos redondos, del tamaño perfecto. Sus gestos, su asombro, los movimientos de sus pequeñas manos, los dedos… Maravillosa, hermosa en conjunto. Pronto llegó nuevamente el camarero y puso los platillos a cada uno de los lados correspondientes, y sirviendo agua de calpis para poner después la jarra en el centro. –Buen provecho –deseó el hombre con una reverencia y retirándose posteriormente. –¿Qué tal? –pregunté una vez que tragó el primer bocado –Delicioso –me aseguró mientras introducía una pieza de la verdura del tempura en su boca y yo hice lo mismo. Cuando se disfruta el tiempo, se pasa volando, me dije, y es que cada momento a su lado me hacía sentirme pleno, descubrir algo nuevo en ella, saber más, cualquier cosa. Incluso hasta la discusión de la comida rápida. No estaba seguro hasta donde podía llegar por ella, pero si estaba seguro de que quería más momentos junto a Kagome y su flamante sonrisa contagiosa. Consideré el cuarto día como uno provechoso. No podía decir en ese momento que era lo que aquella chica sentía hacia mí, y debía admitir que eso me producía cierta incertidumbre, pensar que aquel sentimiento que nacía en mi pecho no era mutuo me punzaba en los riñones. Pero fuera cual fuera, yo estaba seguro de que iba a conquistarla… -------- Hecho. Una entrega más de cursilería injustificada y desmedida. Yo y mi necesidad de melosidades. En fin, tercer día, nada del otro mundo, como había dicho con anterioridad, es una historia ligera, sin más complicaciones. Espero la continúen disfrutando, y agradezco encarecidamente sus comentarios, su apoyo casi incondicional y el tiempo que dedican a este fic. Pido también una enorme disculpa por la tardanza, como había explicado antes estuve sin computadora casi todo el mes. Ahora tengo otra lo cual se considera como bueno, pero fue toda una aventura recuperar la información de la anterior. De aquí en más no habrá retrasos así de enormes, espero. Nos vemos en el siguiente día de la conquista de Inuyasha.
Re: Siete días para conquistarte Hola!! Hello Que bueno que ya tengas tu compu ya me moria por la espera pero realmente valio la pena me gusto bastante el capitulo y por lo menos Kagome ya conoce mas de Inuyasha que solo el nombre xD Espero que pongas el proximo cap pronto y ver como le va en su quinto dia de conquista n_n Besos Sayounara
Re: Siete días para conquistarte holaa!!! ps q1ue weno que ya tienes compu que la pobresita de yo queria ver a ese inuyasha otra vez me gusto muxo para mi no es tan cursi sino muuuuyyy lindo jeje ps me voyes pero la otra conty muy pronto ^//^bye
Re: Siete días para conquistarte jajajajaja....... ahora si sabe algo de inu!!!! :wii: no le sorprendio la edad???? bueno a mi si me sorprendiera!!! pos tan wuapo!!!!:lindo: y tiene 30!!!!! no me lo quiero imaginar cuando tubo 20!!!:verguenza: diosssssssssssss........................ jajajajajja espero conty^^
Re: Siete días para conquistarte Holaa!! Revivistes x)... Pense que habias muerto...me alegro de ver que has regresado y con conti. Esta me ha encantado ahora este en vacaciones y kagome sin trabajo bueno pes...ahora es que se va a aprovechar jejejejeje... Ya veremos que pasa y como les irá en su almuerzo x). Venga guapa! cuidate mucho estamos leyéndonos xD
Re: Siete días para conquistarte :hola: que bien kagome acaba de saber que inuyasha es abogado jaja que rapido le adivino la edad me encanto que bueno que ya tengas computadora bueno espero la proxima conty :bye:
Re: Siete días para conquistarte Día cinco: No podía creer que hubiesen transcurrido ya cuatro días. Era todo y era nada. Y entre más tiempo pasada más ansioso me sentía por verme acompañado por su presencia. Rememoré cada instante del día anterior; su expectación, su alegría, su falta de empleo… bueno, sobre lo último no estaba muy seguro si sentir regocijo o apenarme, era un encuentro de intereses enorme. Por un lado estaba mi insistente necesidad por estar con Kagome, pero por otro ella necesitaba ese empleo para seguir manteniendo a su hermano y a ella misma. A cada uno de mis extremos se escuchaban las vocecillas del bien y el mal, haciendo una mala parodia de lo que sería un ángel y un demonio, o algo así. Susurrándome que debía hacer lo correcto o que debía seguir sin preocuparme lo demás. Fue un largo debate de poco más medio minuto. El bien triunfó sobre el mal. Además de la ola de culpabilidad que me azotó. Por suerte encontré una muy viable solución que no dejaba de beneficiarme a mí también y tenía que hacérsela saber. Llegó por fin la hora tan esperada de nuestra cita, con la ansiedad a flor de piel y unos boletos para el cine en mi chaqueta. Hoy tenía planes y, en cuanto llegara y entrara por esa puerta, la iba a sacar de nuevo del McDonald’s sin dejarla probar un bocado de aquella comida basura que no me agradaba. Pero transcurrió el tiempo, mientras yo me adelantaba a los hechos y cuando miré las manecillas de reloj en mi muñeca supe que Kagome no vendría, pasaban de las tres de la tarde. Más de una hora. Estaba fuera de mí, no estaba listo para no verla. ¿Le habría ocurrido algo? ¿se había alejado de mí? ¿por qué demonios no había ido?, mi cabeza estaba inundada de preguntas que giraban en un espiral que se hacía cada vez más grande y más confuso. Anduve conduciendo sin sentido por las amplias carreteras sin nada más en mi mente que su imagen grabada y el sonido de su voz resonando en mis oídos, acariciándolos suavemente. ¿Por qué? insistía. Un sin fin de hipótesis y teorías desfilaban ante mi como posibles respuestas pero ninguna era realmente convincente. Detuve el Sedan a un lado de la carretera. Hastiado. Sentí el dolor de mi mandíbula avisándome que todo ese tiempo la había mantenido apretada, crujiendo. Respiré hondo, con las manos sujetando fuertemente el volante forrado de piel negra. Observé el asiento del copiloto, evocando las veces que se sentó allí, con su cabello azabache suelto en su espalda, como abanico, y todo tipo de expresiones pasando por su cara. Reí tontamente. –Kagome –espetó en voz alta ¿Iba a volver a verla?... Vaya sandez, por supuesto que sí, Iba a buscarla e iba a encontrarla y entonces ella no iba a poder escaparse más. Decidido una vez más, arranqué el sedan haciendo rugir el motor, recordando el hecho de que ella vivía en un templo shinto. En Tokyo había miles de templos shinto, claro, pero el número se reducía a las afueras no muy lejos de donde estaba el McDonald’s colindando con la prefectura de Saitama. Recorrí un par de templos sin mucho éxito durante un par de horas cuando el atardecer ya se me había venido encima. Bastante estresado aparqué el vehiculo a las afueras de otro templo con unas escalinatas que parecían interminables. En cada sitio que me detenía rogaba que estuviera Kagome allí, y en ese momento no fue diferente. Me encaminé corriendo sin agitarme, atravesé el torii, expectante, ansioso. Estaba todo tranquilo, sin gente, y solo un gran y añejo árbol anidando en el centro del patiezuelo. Por Dios, que estuviera allí, supliqué en ese instante. Me dirigí a la parte donde se supone se habitaba y toque con mis nudillos sobre la madera de la puerta un par de veces. Esperando, respirando profundamente. Por Dios. Escuché el lento crujir del picaporte al otro lado y la puerta se abrió lentamente, como añadiendo suspenso y poniéndome los nervios de punta. –¿Inuyasha? –pronunció apenas. Pasé saliva casi atragantándome, las lagunas de sus ojos clavadas en mí y en su rostro percibí el ensimismamiento. Su pecho bajaba de arriba abajo en una loca carrera como si estuviera agitada, y su labio inferior tembló. –¿Qué… qué haces aquí? –logró murmurar. La vi llevar sus manos a su boca como tratando de cubrir su asombro. Mi corazón vociferó jubiloso, mientras sentía que escuchaba el coro de los ángeles cuando tan solo el sonido de sus palabras alcanzó mis orejas. Un silencio de segundos perduró sin que ninguno hiciese nada y después, en un impuso necesario, rodeé su pequeño cuerpo en un abrazo, acercándola a mi pecho. La oprimí con fuerza, acariciando su espalda sobre su blusa blanca con mis manos. Hundiendo mi rostro en su cuello aspire profundamente, de manera que mis fosas nasales recogieran lo más posible de su exquisito aroma para mis pulmones, alborozándolos. Su cuerpo, rígido, tenso, tembloroso, pero no hizo nada para escapar de mi aprensión, su respiración profunda, y sus manos sobre su pecho hechas puño dejándose hacer. –Pensé que no iba a volver a verte… –confesé –no te alejes, por favor. Estaba siendo asquerosamente sincero, como nunca, ante mis sentimientos y ante mis deseos y necesidades. Y un demonio. No me importaba nada más que permanecer a su lado. Un sonido ronco se produjo desde su pecho, como un gemido. Quizás la estaba estrujando demasiado, imaginé, y con pesar aflojé el agarre. Cuando me centré en su rostro la vi ocultarlo entre sus finas manos, en un intento por evitar que percibiera sus lágrimas. Obviamente no funcionó. Las cristalinas gotas de líquido salino resbalaban por sus mejillas y se depositaban en su pecho empapando su blusa. Lloraba, ella estaba llorando, ¿mi culpa?, quizás en realidad si huía de mí y se sentía frustrada de que yo la hubiese encontrado. La simple idea me cayó como un balde de agua helada. Con todo y balde. –¿Cómo? –pregunto aun con su rostro oculto. –¿Cómo que? –¿Cómo me encontraste? –Busque en todos los templos de esta zona. Supuse que tendrías que vivir cerca del McDonald’s, y tomando en cuenta el bus que tomaste cuando fuimos al lago… el bus sigue esta ruta. Una carcajada limpia se ahogó entre sus manos produciendo un pequeño eco. –Todo eso… ¿Por encontrarme? –preguntó llevando sus manos a la altura de su pecho. –¿Por qué no fuiste a comer hoy? –evadí astutamente. –Almuerzo de pasto. –¡Oh! pensé que eso era sarcasmo. –No del todo, pero no puedo ir más allí –se encogió de hombros. –Yo podría ayudarte en eso –me miró por fin limpiando sus ojos con el dorso de su mano y suspirando ya más tranquila –. Necesitaré una secretaria cuando vuelva al trabajo… y bueno, se que no tiene mucho que ver con tu carrera pero prometo no explotarte y pagarte bien. Más silencio. No dijo nada, ni yo tampoco. Iba a rechazarme y yo no estaba dispuesto a escucharlo. –Esta bien –espeté templando mi frustración –, solo era una propuesta y no tienes que… –¿Por qué lo haces? –interrumpió velozmente. –¿El qué? –Todo, ¿porqué haces esas cosas por mi? –formuló –, dijiste que no te gustaban las hamburguesas, pero allí estabas en McDonald’s todo el tiempo; consolarme cuando me sentí mal, invitarme a comer… y bueno… ¿Por qué? –Eso, bueno…yo. Es decir ya sabes ¿no?. Y desde aquella vez. No se, pero… aunque no es tan así. Como todo el tiempo. Y tú, pues así… –estaba tartamudeando, balbuceando y por sobre todas las cosas: siendo idiota; pero era como si mis labios no supieran atender las ordenes de mi cerebro para sacar las palabras correctas –. Me gustas –genial, había salido y ahora estaba nervioso, pero entonces mi boca, mi estúpida boca no se cerró –me gustabas antes cuando te miraba desde el café. Quería conocerte… y ahora, bueno, me gustas más que gustarme. De pronto me sentí pequeño, reducido a sus pies, o quizá era solo mi orgullo rendido ante mi corazón. Aún así me sentí incomodo abriéndome deliberadamente, aún sin saber lo que ella sentía. Mi macho interior se había convertido en un marica, y me reprendí por ello. Perder la cabeza por una mujer, vaya agravio. Y aunque pensara todas esas cosas para protegerme y sentirme menos débil, yo realmente me sentí pleno y mi corazón cantaba alegría sin cesar. Bien, después de perderme unos instantes en un dilema interno, me volví hacia ella. Jugaba con sus dedos, ocultando su mirada tras el flequillo de cabello azabache al agachar su cabeza tímidamente. Me mordí la lengua. Tenía dos opciones: salir de allí casualmente con indiferencia para salvar mi orgullo claramente oprimido; en la segunda me quedaba allí más tiempo, aguardando, como imbécil ante la obviedad de la situación. Bien, por primera vez desde que la hubiese conocido decidí apelar por un poco de orgullo. –No te sientas comprometida, no importa –le escupí con cierto dejo de indignación, herido. Realmente mi tono cambió demasiado, pero ya no me importó más. Di media vuelta y en un paso apresurado, con mi pecho inflado y la frente en alto caminé de regreso, atravesando el patiezuelo, bajando las escaleras hasta divisar mi auto. Cuando me alejé del templo no tenía idea de a donde ir. Probablemente llamaría a Miroku para volver al despacho, no necesitaba más esa mierda de tiempo libre. En cambio me quede allí parado, mientras recuerdos de los últimos días se formaban en mi mente para pasar luciéndose y haciéndome sentir miserable. Débilmente escuché un ruido palpitante que venía desde atrás. Me di media vuelta cuando el sonido se hizo más fuerte. Kagome salía disparada desde el umbral y corrió sobre el asfalto de los escalones, bajando con desesperación hacía mí, lanzándoseme. Fue demasiado rápido cuando me rodeo con sus finos brazos por la cintura. Ella me abrazó así de fuerte, que pensé que me rompería la columna vertebral, y Dios sabe que en realidad me estaba gustando. Sollozaba, frenéticamente mientras hipaba por el llanto continuo. La rodeé en un instante sin dudarlo, correspondiendo su abrazo. –¡Si, gracias, gracias! –¿Kagome? –le llame, en realidad no sabía que quería decirme con sus palabras. –Acepto trabajar para ti, gracias… no solo por eso… Por todo. Gracias, de verdad. Estoy seguro que nunca en mi vida de abogado había escuchado un “gracias” tan sincero como el que salía de Kagome Higurashi, tan devoto, tan puro, entre llanto. Me sentía feliz de haberla podido ayudar, sin contar ese lado egoísta que también se regocijaba porque iba a poder verla en horas de trabajo. –Bien, es un placer, deja ya de agradecer, que… –Por todo –repitió insistente interrumpiéndome Yo no entendí el verdadero significado de esas palabras en aquel momento, no estaba razonando correctamente. Entre tanta algarabía, no cabía en mi mismo al sentirla tan cerca de mi pecho. Podía sentir algunas de sus últimas lágrimas mojando mi camisa, mientras su respiración se calmaba y acompasaba con la mía. El ocaso se suscitaba en el horizonte y pinceladas se extendían sobre el manto del cielo en colores rosados violetas y naranja, un espectáculo majestuoso que degusté por unos segundos apenas, quedando reducido a nada por la belleza de Kagome. Con su aroma delicioso y su dulce voz. Si este era uno de aquellos sueños, yo no quería despertar jamás… -------- Awww, demostración de cariño en esta cursi entrega. Espero que les haya gustado y una vez más agradezco su tiempo y sus comentarios para con esta melosa historia. Pues bien, después de lo que pasa hoy debería ser el sexto capitulo el final, pero no, no, son siete días! Siete capitulos, tendrán que esperar un poco más. No hay tanto suspenso, como bien he dicho es una historia de trama lijera sin más complicaciones y espero vaya siendo de su agrado. Mientras tanto me despido, pero no se pierdan el siguiente día de la conquista de Inuyasha.
Re: Siete días para conquistarte AAAA me a gustado mucho!!!! Estoy deseando leer el siguiente dia de conquista de Inuyasha!!!! La a buscado por todas partes la quiero muchisimo,pero ahora quiero saber porque le agradecia Kagome a parte por lo del trabajo había algo más.....mmmmmm...... No te tardes con la próxima ^^ ^Porfavor ^^ Besos y un abrazo gif_inu
Re: Siete días para conquistarte Tania chan, hacia siglos que no leia ningun fic, pero sinceramente el tuyo es genial, me alegro tantisimo de volver a leer, es una historia preciosa, bueno solo quedan dos dias para saldar la apuesta pero en fin, espero que inu kun lo consiga!
Re: Siete días para conquistarte QUE bonitto!!!! jeje a inu se le salio que le gustaba pobresito su orgullo quedo reducido a nada pero vivito ya la va a tener de su secre asi que la va ver casi todo el dia ps me encanto la conty esta muy lindo tu fic espero que la otra este muy pronto weno ps io ia me voi sayo^//^
Re: Siete días para conquistarte Que lindos T_T....qué no daria por tener un hombre tan bello como Inuyasha! Me alegro verte por aquí más seguido...claro como había comentado los problemas con tu ordenador y eso..me alegro que lo hayas solucionado todo :).. Y bueno por el capítulo pues sin palabras la verdad es que estubo demasiado lindo y me gusta ya veremos como se las ingenian en el próximo aunque como ya has dicho no tiene mayor complicación! Bueno guapa te dejo! Te cuidas mucho y nos vemos pronto :D
Re: Siete días para conquistarte Me encanto la conti :llorar1: Me diras maricona y llorona pero casi lloro en este capitulo, sinceramente, me conmovio, y si, es cursi pero me encanta la cursileria(Hasta un cierto punto :p), y tu hiciste un fik perfecto :D Me encanto :) ToT :llorar1: Lo voy a leer todo!!! y no me voy a cansar de el :) Espero la conti ^^ Saludos!!!!
Re: Siete días para conquistarte :hola: aaayyyyyyyyyy esta precioso inuyasha le dijo a kagome que le gustaba y ahora ella tiene empleo que bien pero aque se abra referido kagome con eso de "por todo" bueno espero la proxima conquista de inuyasha :bye:
Re: Siete días para conquistarte ahy!!!!!!!!!!!!!!><... mas lindo!!!!!!!!:wii: no entendio bien???? lo que decian esas palabras??? que debia entender entonces???... mmmmm....¬¬ bueno espero el PENULTIMO CAPITULO!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!:wii: