Shizuoka Shizuoka

Tema en 'Prefecturas' iniciado por Amelie, 6 Septiembre 2020.

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    Amelie

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    Clínica
    [Ginko, Akari]

    En la clínica comenzaron a hacer los preparativos para la guerra, debían de estar preparados para saber a qué escuadrón se unirían.

    Slam continuamos en Batalla a Shizuoka





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    Casa feudal/salón
    [Clan Minamoto; Clan Asakura; Clan Arima; Clan Azai; Clan Tao; Clan Fujiwara]


    Takano escuchó a Kenzaburo, y tanto él como Kato afirmaron, ambos conscientes que pertenecían a la misma escuela, algo que les daba esa unión en convicciones —Sé que lo harás, tienes mi confianza como el respeto de muchos de nuestros aliados —mencionó Takano, si bien, no compartía ese grado de emociones ante un futuro enfrentamiento, entendía la valentía de Kenzaburo.

    Kirara hizo una reverencia ante los presentes para inmediatamente salir de allí, Shinko la siguió imitando sus movimientos.

    Yuzuki habló, mientras lo hacía Takeda sonreía mirándola con fraternidad. Yuzuki tenía ese poder en varios de los presentes, el poder suavizar corazones y calmar espíritus; Takeda era consciente de ello y se agradecía constantemente por tenerla a su lado, tal vez sin ella, habría otro Takeda presente en esa audiencia, uno más cercano a lo que estaba viendo en Kirara, una flama de lucha que le preocupaba, una venganza latente y fresca nublaba la vista.

    Yuzuki también se colocaba como comandante, haciendo que Takano la observara y cruzara los brazos mientras Rengo se sujetó de la manga del kimono de Yuzuki, mostraba el miedo por lo que desvió su mirada de aquellos que lo podrían verlo, pues no le importaba avergonzarse a si mismo, sino atentar contra el honor de Yuzuki, no podía hacerle eso.

    El siguiente en pronunciarse como comandante fue Kuroki; Rengo lo miró de inmediato sorprendido, pues ahora estaba dividido, tenía miedo por sus seres queridos, y todos estarían en escuadrones distintos. Misato se mantuvo a un lado de Kuroki uniéndose a su escuadrón, de la misma manera que Satou, pues no dudaría ni un segundo en proteger a su hijo.

    El siguiente fue Togashi, también sería un comandante en esta guerra. Una que había traído consigo el crecimiento de varios de los integrantes del clan, tomando sus decisiones sin esperar que Takano les diera la orden. Estaban trabajando como un equipo y eso era todo lo que había querido desde el inicio. Togashi se mantuvo allí mientras los Azai afirmaban la valentía de los Minamoto, preparados para tomar sus decisiones y pelear por su líder con convicciones marcadas y no simplemente por ideas absurdas de gloria.

    Hideyoshi estaba allí, silencioso pero presente; Takano podía notar que su mente ya estaba movilizándose y esa era la razón por la que confiaba el el diplomático, así como él, movía las piezas en su mente antes que en el tablero, lo vio salir de la audiencia al momento que esta terminaba, debía hablar con él antes de avanzar las tropas.

    Kato salió sin decir nada mas, para él las palabras no significaban mucho; un guerrero podría demostrar arrojo en sus palabras pero si sus acciones no empataban con ellas, no valían de nada.

    Nagato también se retiró, no dirigió su mirada a nadie de los presentes.

    Takumi y Tetsuo se acercaron a Togashi, felicitando sus palabras y decisiones.

    Yin y Zeng se acercaron hacia Kuroki y Misato dedicándoles palabras corteses sobre su decisión de ser comandante, aunque también mostraron preocupación —Los Tao nos mantendremos cerca de ustedes en cada momento, no estarán solos —mencionó Zeng, apoyando a quien los introdujo a los Minamoto. En ese momento, Shiori, quien había permanecido distante en la audiencia se acercó a Kuroki, decidida en unirse también a su escuadrón.

    —Agradezco su apoyo, a cada uno de ustedes; por favor... regresen a salvo— mencionó Takeda, consciente de que era algo muy difícil de pedir, aun así lo deseaba. Quería celebrar con todos presentes.




    Exterior casa feudal
    [Clan Fujiwara]

    Shinko caminaba a un lado de Kirara cuando se encontraron con Riku, la audiencia había terminado, y sus ánimos no estaban en alto. Riku habló con profundidad, Shinko lo entendía completamente, pero Kirara no, estaba más molesta que con el escape de Murai, Riku la abrazó pero ella no correspondió, estaba absorta en las palabras de Riku.

    "Seré un comandante"

    Lo miró con asombro —Confío en que serás buen comandante —no lo detuvo en su decisión —Shinko, irás con él —dio la orden a su hermano.

    —Se que vas a ir por Tadashi, no lo harás sola; así como lo dijo Riku —comentó Shinko algo temeroso.

    Kirara mostraba un desprecio en su mirada, jaló del cuello de su kimono a ambos acercándolos a ella —Iré por Tadashi, y nada ni nadie va a detenerme; ustedes cumplan con esta guerra, manténganse al margen de mi decisión—miró a Riku —Eso es una orden — los soltó con fuerza y avanzó hacia la salida de Shizuoka, pues revisaría a los soldados que llevaría a tan peligrosa misión.


    Los tambores sonaron; debía prepararse para pelear, no había tiempo para nada mas.






    El rol continua en Batalla de Shizuoka
     
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    madarauchiha

    madarauchiha Gracias Andy!!! TWT Orientador Game Master

    Aries
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    Chiharu simplemente me dijo que mientras cuidaba de Tsuna seríamos grandes amigas, algo que realmente me reconfortó verídicamente, haciendo que reverenciada agradecida mientras dijo que entendiera que me gustara más la katana y que era también la favorita de su nuestro atuncito.
    — No me he equivocado al venir aquí, gracias Chiharu—. Sonreí maravillada mientras notaba como el mismo Hayato se tensaba por mi abrazo, parecía incómodo así que simplemente le solté.
    Simplemente tras ello Hayato le dijo que necesitaba fortalecerse y que por favor, la siguiese entrenando, así que me mantuve de pie tranquilamente mirándolos entrenar sin dejar de esbozar una sonrisa. Aún en tiempos de guerra, era feliz. Sin tan sólo "él" estuviese también aquí... Entonces me sentiría plena, pensé con cierto toque apenado.
    Finalmente, tras un rato decidí simplemente moverme hacia la casa feudal cuando escuché voces desde el exterior ¿Una audiencia? Y a juzgar por lo que se decía parecía que hablaban de la guerra. Así que definitivamente estaba al caer ¿eh? La calma se ha acabado y yo sin nada de protección...
    Decidí así entrar a la casa pero sin irrumpir en el comedor tratando de echar, eso sí, un vistazo hacia todos los presentes cuando en determinado punto ví un característico cabello de color rubio claro, casi blanco que me hizo que mis piernas retrocedieran de la impresión n-no podía ser ¿O sí? Así que le dirigí una mirada fija, K-Kuroki.
    Mis manos se fueron directamente a mi boca mientras de mis ojos empezaban a caer lágrimas ¿D-De verdad eres tú?. Me las sequé con rapidez pero mi dicha hizo que mis energías sin dudas se renovaran y no dudé en absoluto en entrar al salón cuando la audiencia acabó acercándome a Kuroki.
    — Quien te ha visto y quien te vé Kuroki, por los dioses.... Todo un comandante—. Dije, sin saber bien que decir pero de nuevo las lágrimas escurrían mis mejillas de la emoción— Y pensar que.... Ay dios, creí que habías muerto....—. Simplemente no pude evitar sonreírle pero sin dejar de llorar— Permíteme que me una a tu escuadrón.
    Finalmente, cuando la gente iba abandonando la habitación no pude sinó evitar abrazarle con fuerza, tantos años de búsqueda y al fin.... Lo tenía de nuevo ante mí.
    — Creí que no volvería a verte...—. Añadí con la voz rota
     
    Última edición: 30 Junio 2021
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    Amelie

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    El rol proviene de Batalla de Shizuoka






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    Capítulo XV
    ありのうら Ari no ura - Pena por partir





    La guerra se había ganado; pero los nuevos aires seguían transportando malas noticias; no sólo había perdido valiosos guerreros en la reciente batalla, sino que Kamakura había sido atacada, los guardianes de Kamakura habían caído y gran parte de los civiles de Shizuoka habían perecido. Todos hubiesen caído si no fuera por la preparación de los civiles de Kamakura, que habían entrenado por años a cargo de Kato, quien en su locura creía que Kamakura sería invadido, y justo cuando el abandona esa ciudad, sucede lo que nadie ya creía que pasaría.

    La muerte de Takami fue un golpe muy fuerte para Tetsuo, quien junto con Terunobu y Kintoki buscaron su cuerpo para poder homenajearlo; pero no lo harían en Shizuoka; los hombres de Nagano estaban cansados y afligidos, aun así dispuestos a continuar su regreso a casa, dónde podrían despedir al hombre mas respetado de Nagano, su señor, el pilar de la fortaleza.

    —Volveremos a vernos —mencionó a Hideyoshi y Togashi antes de partir. Su voz sonaba distinta, una voz que trataba de contener todo lo que sentía, mostrando un rostro que procuraba mostrar serenidad, y no su fuerte aflicción —Nagano sigue en pie, y siempre acudirá al llamado de los Minamoto —Tetsuo mantenía la fidelidad con el clan; a pesar de que los deseos de su padre no habían sido honrados. Kato seguía vivo, Nagato impune, y ahora con la muerte de Takami todo parecía ser una maldición constante para aquella prefectura. Pero esa era la lealtad de los hombre de Nagano, sus convicciones eran más fuertes que sus simples deseos.
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    Tetsuo era el nuevo señor de Nagano; y debía comportarse como tal. No podía permitirse viajar con los Minamoto ahora que su pueblo lo necesitaba mas que nunca, tenía obligaciones que cumplir, una mente que entrenar y un alma que curar.




    La muerte de Kenzaburo había sido un golpe muy fuerte para Takeda; quien lo había empezado a considerar un amigo muy cercano a él; alguien que había visto siempre por su tranquilidad, y que sus acciones de lealtad lo llevaron a ser considerado como guerrero valioso. Por ello y por los caídos en esta Batalla, se llevó a cabo una conmemoración donde varios de los miembros del clan Minamoto estaban presentes.

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    —Kenzo... no hay luciérnagas esta noche; pero me he encargado de hacerlas en honor de los caídos— mencionó Takeda a un lado de Shinrin quien prendía el último barco de madera mientras Takeda dejaba una inscripción —Tú me enseñaste que las luciérnagas son espíritus de samuráis que cayeron en batalla. Siempre iluminando, marcando el camino para aquellos que lo ven sembrado de dudas — dejó ir el barco hacia el mar con el resto de las linternas — Acudo a ti, lleno de dudas y dolor — miró como el barco avanzaba en las calmas aguas —Esa noche en Gifu dijiste que los Minamoto éramos la luz que se necesitaba expandir en la obscuridad; tú esa noche, sin darte cuenta me enseñaste algo muy valioso que llevaré conmigo siempre que mi vida siga encendida —dijo observando aquel bello y a la vez melancólico escenario.
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    —Kenzo; amigo— observó el movimiento de cada linterna en el mar — Me enseñaste que se pueden encender miles de velas con una sola, y la vida de esa vela no se acortará —Takeda comenzó a llorar mientras veía el barco alejarse cada vez mas de la orilla — La luz de la vela es como la paz; nunca se disminuye al ser compartida.

    En la orilla había varias personas despidiendo a sus seres queridos con aquel homenaje en el mar —Descansa amigo mío... hasta luego...


    Shinko cargaba con lágrimas el cuerpo de su amigo, Inosuke. Kirara y Riku ya esperaban junto a la reciente tumba de Taiyo, a su lado tenían una goza la cual estiraron para colocar el cuerpo del pequeño y cubrirlo.
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    —Dos héroes Fujiwara —mencionó Kirara —Desearía poder hacer mas por ambos...

    Shinko acariciaba las orejas de Inosuke —Descansa junto a las olas y la brisa, junto a tu mejor amigo —Se inclinó ante ambas tumbas.




    Nagato estaba en la casa feudal; a sus pies estaba Yume, amarrada y vigilada por Masashigue y Sanada. Junto a Nagato, de pie estaban Chiharu y Tsuna.

    —Tu madre ha pedido que seas tú quien le impongas su castigo, Tsunayoshi — mencionó Nagato con indiferencia.

    —Tsuna...— dijo Yume mientras lo observaba con cariño —... hijo mío; perdona la vida de tu madre. Permíteme permanecer en las mazmorras de esta casa, a tu lado....

    Hubo un largo silencio; Tsuna miraba a Yume, después miró a Chiharu quien miraba a Yume con desprecio. Volvió la vista al frente.

    —Siempre quise que ambos se sintieran orgullosos de mi —mencionó ante Yume y Nagato —Pensé que haciéndome mas fuerte me reconocerían; así que dediqué mi vida a volverme el mejor y crearon una fachada de mentiras para que yo no cuestionara nada, siempre obedecí y aun así, ninguno me dirigía tan siquiera la mirada... —apretó sus puños —Y ahora aquí me tienen, tomando una decisión que es de ustedes tomar— miró su katana con nostalgia, su última pelea había sido con Kenzaburo, y allí había descubierto su debilidad, una debilidad que debío haber entendido desde que se enfrentó a Yuzuki —¿Quién es débil? — preguntó sin mirarlos mientras avanzaba a la salida — Eres traidora a Shizuoka y por ello debes pagar con tu vida —la observó —Me creías tan débil como para tomar una decisión como esta, y ese fue tu mas grande error —miró a Sanada, la única figura adulta en esa habitación que realmente respetaba — Fui entrenado por un hombre fuerte; era evidente que crecería acorde a sus enseñanzas —dijo extendiéndole su katana a Sanada, mientras Nagato sonreía, en su arrogancia de creer que Tsuna hablaba de él — Ya no viviré para impresionar a aquellos que me ignoran —Sanada tomó la katana — Seguiré mi propio camino fuera de la sombra de ambos— culminó para salir de aquella habitación.

    En el exterior lo esperaba Izamu, el zorro que perteneció brevemente a Kenzaburo.




    En el puerto, Zeng revisaba los números que habían perdido —Tardaremos mas de lo esperado en volver a nuestro hogar —mencionó Zeng a pesar de que aun había un barco en perfectas condiciones, miraba hacia el faro.

    Yin afirmó mientras Ujihisa suspiró y se cruzó de brazos—Todos los presentes le debemos algo a ese tal... Kenzaburo —mencionó el médico, al saber que por su sacrificio, su sobrino Ginko seguía con vida —Aunque estoy seguro que ese vago me robó unas cuantas monedas cuando subíamos a Kamakura...

    Yin rio —A este ritmo le deberemos favores a cada Minamoto — dijo recordando también a Kuroki y Misato.




    Rengo había regresado a Shizuoka junto con Yuzuki y Takano. Aun no parecía reaccionar, había enfundado a shi y acompañó al resto a la despedida de almas en el puerto; mientras las linternas iluminaban el mar y a lo lejos la luz del faro guiaba a los barcos.

    No muy lejos estaba Kuroki y Satou, quien había atendido por completo las heridas de su hijo, para evitar infecciones.

    Rengo no se había alejado de Yuzuki, tenía miedo y se notaba.

    —Ya no podré cuidarte mas —por fin dijo hacia Yuzuki.
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    —He perdido toda mi energía espiritual— mencionó desenfundando a shi — Soy inútil para ustedes de este modo...
     
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    Zireael

    Zireael Equipo administrativo Comentarista empedernido

    Leo
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    Yuzuki Minami
    Puerto

    Habíamos ganado y habíamos perdido, ya no solo las vidas de los guerreros que Shizuoka nos había prestado, ya no solo a Kenzo e Inosuke, ni los que fueron nuestros aliados también, habíamos perdido en casa, en Kamakura, a civiles. Se me dio por pensar que de allí provenía realmente la peste a sangre que sentí en medio del enfrentamiento con el comandante del primer escuadrón al que ataqué, como si algo me atara a Kamakura de forma irremediable, a sus personas, a sus guardianes y a su sangre derramada.

    Que no teníamos deudas le había dicho a Kenzo después de cazar a Kobayashi como un animal.

    Acompañamos al resto en la despedida de las almas que habían perecido, incluida la de Kenzo, las linternas llenaron el agua y no tenía idea de cómo no me había soltado a llorar desde antes, cuando el General cayó. Sentía las lágrimas atoradas en la garganta, pero incluso si pretendía liberarlas no salían, se negaban a ello y todo lo que pude hacer fue mirar las linternas, a la gente que me rodeaba y pensar qué habría hecho si una de esas vidas hubiese sido de Takano, de Shinrin, de Rengo, de Hayato, Kuroki o, peor aún, mi madre o mis hermanas o Takeda.

    Cada tanto tomaba aire profundamente, como pretendiendo encontrar fuerza en alguna parte, porque sentía que me la habían arrebatado del cuerpo por completo, como si de repente me hubiesen sacado de encima toda la energía que me movía a diario. Las imágenes de la guerra se revolvían con otras, con las del bosque de Kamakura, con las de Jiin ayudándonos a escapar y con las del espiritista Taira besando a Rengo en la frente antes de caer muerto; también con las del padre de Kuroki interponiéndose para atenderlo y las del espíritu de mi propio padre en Minami, despidiéndose.

    A Shizuoka regresamos los tres juntos, Takano, por primera vez en la vida probablemente, no tenía heridas importantes. No le habían abierto el pecho, ni cortado el rostro o envenenado de muerte, eran apenas unos rasguños aquí y allá que sanarían por cuenta propia. No lo demostré abiertamente en el momento, abrumada todavía como estaba, pero me alivió saber que no tendría que mancharme las manos de su sangre al menos ese día.

    No que importara, lo haría las veces que hicieran falta así me despedazara el corazón cada vez.

    Rengo no se me despegaba, el pobre niño estaba lleno de miedo y no podía siquiera culparlo por ello. Su voz llamó mi atención de repente, volví a mirarlo y su sentencia solo me hizo suavizar los gestos, que ni me di cuenta había mantenido comprimidos hasta entonces. Lo vi desenfundar a Shi, solté un suspiro pesado y regresé la mirada a su rostro.

    —Crecí contigo, te enseñé a peinarte, confié en ti incluso cuando te acusaron de haber matado a alguien —comencé con voz suave, conciliadora. Se me notaba el cansancio, pero eso no me detendría nunca de hacer algo por mi familia, lo que fuese—. Y aún así fui incapaz de ver por qué vestías de negro y no pude estar contigo cuando perdiste un amigo.

    Estiré la mano, posándola en su mejilla, y lo acaricié con un cariño que no podía ponerse en palabras realmente. Ignoré por completo que esa katana seguía desenfundada, seguí en lo mío como si no existiera, como si no cargara un montón de desgracia consigo.

    —En realidad no necesito que cuides de mí, Ren, ni que seas útil como si fueses un objeto o algo así. —Hasta entonces había sido incapaz de llorar, pero en ese momento sentí que iba a hacerme pedazos y tuve que pasar saliva para bajarme el nudo de la garganta para poder seguir hablando—. Necesito que te quedes con nosotros a pesar de todo, que confíes y pidas ayuda cuando la necesites. El resto lo solucionáremos juntos, como debimos solucionar tantas otras cosas.

    Despegué la mano de su rostro solo para acomodarle un par de mechones de cabello fuera de lugar con la paciencia de toda la vida.

    —Te cuidé como si hubieses nacido de la misma sangre que mis hermanas, como si hubieses nacido de la mía... Cuando cuidas o quieres a alguien de esa forma, las palabras como utilidad ya no sirven para nada.


    tal vez lloré un poquito uuups
     
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    Monpoke

    Monpoke Absol

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    Fujiwara no Riku

    Arrodillado nuevamente ante una tumba, dos veces en un corto lazo de tiempo, fueron sentimientos pesados los que me invadieron.

    Noches de pesar. Donde la victoria no se disfruta. Porque está no es la última batalla, ni es el final.

    Inosuke. El que creí un simple cachorro haya en Kai, uno fascinado por los pescados y un gusto por lo niños.

    El día de hoy, es enterrado como un salvador. Tanta inocencia en un animal, este mismo acabo dando su vida por una persona preciada para nosotros.

    Muchas gracias Inosuke

    Protegiste aquello que se me otorgado, pero también hubiera deseado poder protegerte a ti. Por Taiyo. Por ser también un Fujiwara.

    "Ellos son héroes que piensan en el prójimo en vez de en si mismos".

    "Taiyo, estoy seguro que desearía de nosotros es que luchemos para poder sonreír en un nuevo día". Sonrió de forma forzada al hablar, dejando escurrir unas últimas lágrimas. "Que vivamos sin preocupaciones de la guerra y por la felicidad. Para nosotros y todo Japón".

    "Inosuke". Volteó a mirar al mar, mirando las linternas alejarse e iluminando a lo lejos. "Deberá ser recompensado por sus esfuerzos".

    Me alejo a pasos lentos de las tumbas, caminando en el mar hasta que el agua me llegó hasta sobre las rodillas y terminar zambusendome para cazar un pez.

    Está vez uno completo para èl sin necesidad de robarlo, entregado en gratitud.

    Una despedida aun Minamoto se lleva acabo en este mismo puerto, Kenzaburo, aquel que me entrego una katana importante para èl antes de la guerra. ¿Es correcto para mí portarla? ¿Es realmente su deseo que yo lo haga?

    ...

    Personas a las que no llegue a conocer, yo no conozco sus deseos.


    Salgo del agua sujetando un pez desde la cola, agarre firme para evitar que este se escape en sus sacudidas.

    Agarre un gran trozo de madera que había abarcado en la orilla de la plaza, seguro uno de los restos de una de las flotas que fueron destruidas en la guerra, y lo arrastre a unos metros de las tumbas.

    Termine por colocar el pez cerca de una esquina, mirando en dirección a Inosuke. Haciendo ver la tabla como una mesa en el suelo, una de la cual no cuenta con ningún plato.

    "Una cena juntos, mirando la luna y el mar en este anochecer". Digo con la garganta apretada alrededor de la herida pulsante. "Nada ostentoso, una comida modesta. Porque no necesitamos de grandes lujos. Una comida en familia". Para despedirnos, mostrar una interacción entre nosotros entre este dolor antes del adiós.

    Lágrimas quisieron salir al final de mis palabras, tratando de disimular entre mí rostro todavía mojado.

    Mientras en alguna parte de la ciudad deben de estar festejando con bebidas y grandes trozos de carne, nosotros tenemos un simple pescado.

    Mientras estemos unidos. Será suficiente... Tiene que serlo.

    1-14= El animal los descubre y sale corriendo sin que puedas atraparlo.
    15-30= Hieres lo suficiente al animal; si en tu siguiente tirada vuelves a sacar este rango de números lo habrás obtenido.
    31-50= Logran cazar sin problemas a su objetivo.
     
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    Ikoma-kun

    Ikoma-kun Rolero, dibujante

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    Misato Aoyama

    Habíamos obtenido una victoria pero con ella...dolorosas perdidas. Gran parte del clan así como aliados asistimos a la despedida de Kenzaburo, el Ronin de espíritu feroz como un lobo, pero valiente y leal.

    —Usted así lo quiso Kenzaburo-san—la humedad volvía a recorrer mis mejillas.

    "Vuelve y ten una larga vida"

    Solo aquellas palabras me demostraron que era un guerrero de noble corazón...noble y valiente como el abuelo Toru, no solo un imprudente como en el incidente de Tsu. El había ofrecido su vida a cambio en la batalla contra Masaki...mismo sacrificio rechazado por mi parte...le había fallado a los Shinobi pero también a Kenzaburo al no huir.

    —Cuidare lo mejor que pueda la vida que salvo, siempre será el héroe de Chiryu...su leyenda vivirá a través del tiempo, yo misma me aseguraré de ello...ha sido un honor luchar a su lado.


    Mis ojos permanecieron perdidos en aquel triste y ameno paisaje, necesitaba paz ante las funestas noticias que nos abruman. Kamakura había sido atacada y muchos civiles inocentes de Shizuoka perecieron en el ataque, muchas vidas que no pudimos salvar.
     
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    John Whitelocke

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    Soga no Hideyoshi 曽我秀吉

    Shizuoka


    Estuvo en silencio durante la despedida de Kenzo, ya que él había tenido su despedida personal en el campo de batalla. Solo se dedicó a admirar la gran preparación de su funeral, lo que emocionó a más de uno.

    Junto a Hideyoshi estaban los seis jinetes que se habían inmortalizado en la guerra. Él les había prometido conocerlos y condecorarlos por su valor al combate. Estaba también junto a Togashi, quien por suerte había regresado sano y salvo.

    —Cuantos amigos hemos perdido en esta batalla. Ha sido una victoria a un gran costo... Inosuke, el señor Takami, Taiyo... y Kenzo—le hablaba a Togashi.

    Cuando todo terminó, Tetsuo se despidió de ambos.

    —Serás un señor del que tu heroico padre estaría orgulloso. Él no lo verá, pero yo sí. Cuídate amigo, espero que cuando todo esto acabe aun siga vivo para poder visitarte en tu castillo y beber un poco.

    "Otro amigo que se marcha. Esta guerra está siendo más dura conmigo de lo que pensé, y eso que apenas ha comenzado", pensó.

    Junto a la figura de Hideyoshi apareció Caballo, a quien Hide le había tomado un extraño y repentino cariño, afecto alimentado por las vivencias que lo llevaron a estar tambaleando entre el abismo de la muerte y la pendiente de la vida.

    "Caballo, buen caballo", pensó, mientras se daba cuenta que era muy ridículo el nombre otorgado.
     
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    Slam

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    Ginko Harutomo

    Asistió a la despedida oficial de su comandante con mucho pesar, pero también con mucho que pensar. En su cintura llevaba la espada de Kenzaburo de un lado, del otro, su espada de madera de siempre. Una dualidad externa que reflejaba su dicotomía interior, Ginko estaba en conflicto, pero esto no le impediría despedirse de su comandante que lo había llevado hasta el umbral de la victoria.

    Sacó la hoja de Kenzaburo que tenía entre sus fichas de pacientes e hizo con ella un barquillo de papel que luego arrojó al agua. Se sentó y se quedó ahí fumando, mirando como se alejaba hasta que recordó que Izamu se había quedado sin amo. No sabía donde lo había dejado Kenzo, pero por pura inercia se dirigió al dojo que fue donde lo vio por primera vez.

    Voy al dojo sólo para ver si llego a despedir a Izamu que calculo se irá con Sanada
     
    Última edición: 17 Agosto 2021
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    Bruno TDF

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    Togashi
    Funeral de Kenzaburo

    Las malas noticias no tardaron en caer cuando regresaron a Shizuoka. Kamakura había sido atacada por otro ejército Taira, lo que le hizo pensar si la batalla de Shizuoka en realidad había sido una distracción para mantener desprotegidas las tierras de Kato… Pese a que la ciudad no había caído, la cantidad de pérdidas también hacían que aquello se sintiera como una derrota.

    Por otra parte, también supo que Tetsuo se marcharía a Nagano. Era algo lógico y que se esperaba, pero no podía evitar lamentarse por dentro: habían empezado a hacer buenas migas y él fue la primera persona con la que compartió la memoria de Kanade desde que ésta murió en el frío. A ese punto había llegado la confianza de ambos. Se despidió de él junto con Hideyoshi, quien por fortuna había salido entero de la batalla.

    Secundo lo que dice Hideyoshi, yo también viviré para atestiguar tus hazañas como señor de Nagano. Serás un gran líder, como tu padre… y como tu hermano. Los enorgullecerás —se permitió una pequeña sonrisa en medio de tanto dolor, recordando la conversación que mantuvieron con Tetsuo la noche anterior a la batalla—. Prometo que volveremos a vernos.

    Lo vio marcharse junto con los guerreros de Nagano. Perder a un padre era un dolor inmenso, pero Tetsuo ya mantenía la templanza de todo un señor. No le cupo la menor duda de que estaría bien con el tiempo.

    Siguió presenciando el funeral de Kenzo en silencio, manteniéndose al lado de Hideyoshi. Se quedó pensando en las palabras que éste le había dicho respecto a las pérdidas de la guerra.

    Supongo que esta es la realidad de la guerra —dijo con pesar mientras un caballo aparecía junto a Hideyoshi—. La victoria es un hecho y nos ha permitido salvar a esta ciudad y a quienes se quedaron a protegerla, quizá también sea importante a nivel estratégico. Pero el costo es tan alto que a veces no parece ser tal cosa. No hay bando ganador cuando las pérdidas son grandes —suspiró—. No sé si ya has estado en otras batallas, pero yo al menos me estoy sintiendo un aprendiz, casi un niño, en esto. Supongo que con el tiempo tendré mejor actitud para anteponerme a la dureza de las guerras, incluso en la victoria.

    >>Me alegra mucho estar conversando contigo después de la batalla, amigo mío...
     
    Última edición: 18 Agosto 2021
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    Amelie

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    [Rengo; Yuzuki; Takano]

    Rengo se mantenía con la mirada en el suelo, perdido, con un dolor intenso en el pecho, uno que no se debía a sus heridas físicas. Estaba destruido sin entenderlo realmente, una vasija quebrada, que se mantenía en forma porque nadie la movía de su lugar; pero eso no duraría, la vasija sería movida y la vasija se fragmentaría tarde o temprano.

    "Y aún así fui incapaz de ver por qué vestías de negro y no pude estar contigo cuando perdiste un amigo."

    Natsu... dijo en voz baja. Fue más que un amigo para él, fue el primero que compartió su carga y a su vez fue el único que lo hizo sin conocer su pasado, no le tuvo lástima, no le tuvo miedo. Simplemente caminó junto a él cuando Rengo creía que nadie lo haría, y por eso escondió tantas cosas, porque temía que al hablar, podía perderlo. Y aun así lo perdió.

    Yuzuki acarició su mejilla, habló con la delicadeza de una madre, asegurándole a su hijo que todo estaba bien. Yuzuki conocía el pasado de Rengo y aquello le incomodaba a él, lo hizo cerrar los ojos en vergüenza, como si aquella acción lo escondiera en un lugar donde nadie podía verlo. Ella acomodó su cabello y Rengo apretó aun mas sus párpados. Para después abrazarla, no dijo nada mas.

    Utilidad.

    Una palabra con la que todos en Kamakura habían crecido, todos debían tener una función. No dudaba del amor de Yuzuki, ni un poco siquiera. Pero a pesar de ello no quería convertirse en una carga para ella, ni para nadie. Abrió lentamente sus ojos sin poder dirigirlos a Yuzuki mientras se separaba de ella, enfundó nuevamente a shi y la sujetó con fuerza.

    —Debo volver a Kamakura —mencionó sin prestar atención a sus alrededores, avanzando para apartarse de todos. Pero Takano lo sostuvo del hombro, y aunque este buscara zafarse del agarre le fue inútil intentar superar la fuerza de su hermano.

    —¿No escuchaste a Yuzu? —inquirió apretando mas a su hermano, un regaño básicamente —No sé que es lo que quieras hacer en Kamakura, pero no lo harás solo —Miró a Yuzu — No mas silencio.

    Rengo suspiró derrotado —debo volver al viejo archivo, dónde están los rollos que estudiaba junto a Itami.

    —¿Y pensabas enfrentarte a Itami solo? —preguntó Takano con molestia

    —Itami murió en una pelea con Kyogi... es una larga historia que prefiero evitar por el momento —mencionó dudoso — Debo volver al archivo, e investigar que significa este sello de luz, si es que puedo hacer algo al respecto —dijo llevando su mano a su frente para después mirar a Yuzu, aun con vergüenza, pues no podía decir nada de lo que planeaba hacer con shi; si bien, el ya no podía escuchar a Mara, no sabía si este podía escucharlo a él — No es que no quiera ayuda, es que no creo necesitarla. Son papeles ¿No es así? Qué daño podría hacerme investigar por mi cuenta.



    [Kirara; Riku; Shinko]

    Kirara observó el ritual de Riku, aquel pescado con el que había atraído a Inosuke; mientras tanto, ella y Shinko cavaban el espacio junto a Taiyo, dónde ahora el pequeño perro descansaría a su lado.

    —Una cena en familia —mencionó Kirara cuando Riku había colocado el pescado en ofrenda a Inosuke — ¿Qué clase de cena familiar es sin un juego de Kaidan? — dijo mientras sacaba unos dados de madera que se notaba habían sido tallados no hace mucho tiempo, incluso alguno aun estaban incompletos.

    Shinko le arrebató los dados incompletos, sacó su tanto —Eres muy bruta —dijo mientras terminaba de tallar con delicadeza las formas, eliminando rectángulos para formar cuadrados.

    Kirara lo miró extrañada.

    Shinko afirmó — No eres muy delicada; eres tosca, atrabancada, careces de paciencia, eres muy impulsiva... —le mostró un dado, su tallado era más refinado—... si no son perfectos, no rodarán como se debe. Incluso una tarea como esta lleva tiempo y calma —siguió con los dados mientras sus ojos se nublaban — Esos días en Kai, pasaban lentos; nunca sabíamos que hacer con tanto tiempo libre porque siempre estuvimos corriendo. Taiyo amaba Kai porque fue allí donde pudimos detenernos y contemplar lo que teníamos, él disfrutó cada momento allí al igual que Inosuke quien entregaba dulces a la gente, siempre recibiendo sonrisas a cambio. Ambos crecieron con esa gente, aprendieron a detenerse y mirar las nubes, era algo que hacían naturalmente; mientras que nosotros sólo aprendimos a correr. Eso nos enseñó Taiyo, paciencia. E Inosuke nos enseñó a relajarnos. No debemos olvidarlo jamás, todo lo que Kai nos dio —Shinko limpió sus lágrimas y les ofreció una sincera sonrisa, una que le costaba sostener, aun así lo hacía; porque no quería imaginar lo triste que estarían ambos si los vieran sufrir.

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    [Hideyoshi; Togashi; Clan Azai]

    Hideyoshi y Togashi se despedían de Tetsuo quien apretó sus labios para evitar mostrar alguna debilidad ante sus amigos, no quería caer a pedazos frente a ellos y mucho menos que su gente lo viera en un estado deplorable. Ahora era el señor de Nagano y debía mostrar fortaleza en público.

    —Espero que sus palabras sean una futura realidad — decía con un tono cordial —pues aun tengo mucho por mejorar para poder llegar a ser un líder como lo fue mi hermano o mi padre; me di cuenta de mi falta de visión desde el día que observé la partida de Shogi con ustedes y Takano; no puedo ser tan ciego, y ahora sin la guía de mi padre tengo miedo de caer en mal liderazgo y llevar a mi gente a la desgracia —suspiró —En Nagano juzgué muy rápidamente al señor Minamoto, ahora entiendo el peso del liderazgo sobre sus hombros, ahora entiendo el miedo y confusión de su mente —los miró —Sé que podré contar con sus consejos en un futuro, así como el señor Minamoto depende de ustedes para valorar sus decisiones, no lo abandonen —Hizo una leve reverencia —Pueden considerar Nagano como su hogar, y no será la última vez que nos veamos, amigos — culminó para después girarse y comenzar su regreso a casa. Kintoki y Terunobu lo acompañaban.

    Terunobu miraba hacia el mar, y antes de despedirse hizo una reverencia hacia el azul nocturno para después reverenciar a los Minamoto frente a él. Pues en esta guerra, había perdido a su líder y a un buen amigo.



    [Misato; Yin]

    —En verdad nos duele la pérdida del señor Kenzaburo —mencionó Yin con una reverencia japonesa —Él, al igual que usted; son héroes de la dinastía Tao, sus nombres no sólo estarán escritos en la historia de Japón sino también en la de mi Tierra —mencionó con orgullo para desviar su mirada hacia la luna —Agradezco que no perdiéramos a nuestros dos héroes en la Batalla de Shizuoka.



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    Dojo
    [Kato; Kojiro; Ginko]


    Kato estaba en el dojo, limpiaba sus armas meticulosamente. Las puertas se abrieron con fuerza.

    Era Kojiro quien desenfundó su nodachi colocándose frente a Kato.

    —Lamento interrumpirte— mencionó sin formalidades —Pero no me gusta esperar, soy algo impaciente. Y no quiero que se te olvide nuestro encuentro

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    Kato siguió con la limpieza de sus armas —Debo iniciar una cacería y estás irrumpiendo mis pensamientos

    Kojiro sonrió —No me iré sin un combate contigo, vamos junto a río y...

    Kato levantó la mirada, sujetó ambas katanas y se levantó para encarar a Kojiro. Fue en ese instante que Ginko entró al dojo, portando su espada de madera de un lado y la katana de Kenzaburo del otro. Tanto como Kojiro como Kato lo miraron, Kato enfocó la mirada en el arma que había pertenecido a su último discípulo.

    —Lamento lo de tu comandante —mencionó Kojiro a Ginko haciendo una leve reverencia.

    —No tienes la mirada de un guerrero, será mejor que esa katana no desperdicie su filo contigo— Atajó Kato hacia Ginko sin ninguna especie de sutileza.

    Kojiro talló sus párpados mientras suspiraba —Lo que quiere decir este hombre es que debes vivir a la altura de la vida que se dio a cambio de la tuya —mencionó Kojiro tratando de componer las palabras insensibles de Kato.

    —Fui claro— Kato se colocó en posición de ataque — No necesito que suavices mis palabras para que entren en oídos sensibles.

    Kojiro también se preparó para el ataque —Sólo quería motivarte a atacarme —sonrió — y veo que no llegaremos al río... Bien, acabemos con esto rápido, así el águila puede ir cazar sin que la golondrina moleste con su canto.
     
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    Amelie

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    Fujiwara no Riku

    En un acto que no espere, Shinko saco una arrebato de honestidad a Kirara.

    Hablando de su actitud y de memorias, algo que seguro debió tener atorado en la garganta un largo tiempo.

    Y... No estoy en favor de negarlo. Todo eso, de verdad es una parte de la Kirara que conocemos.

    Suspiró en silencio, mirando Shinko trabajando en los dados. Desviando a cada momento a mirar la expresión de Kirara.

    "Kai". Bajo la cabeza levemente en dolor, agregando a lo último dicho por Shinko. "Por cada aldea o ciudad, deseo que la gente de Japón pueda vivir como los de Kai, ".

    "Felicidad y paz. Ninguna es eterna en este tiempo". Ni en Kai lo será. "La guerra nos alcanza y nos lo quita, nosotros somos quienes estamos luchando para protegerlo y recuperarlo".

    Cómo hemos echo en este día, luchamos por proteger una ciudad. Lástima no se podría decir lo mismo de sus ciudadanos, los que realmente dan vida a un ambiente de paz, no podemos extender nuestra ayuda a todos lados...

    "Después de toda la masacre". Mire a los lejos, recordando los cadáveres que deverian estar a los pies de la montaña. "Por hoy, está es una ciudad en paz. Y a la vez una en silencio...". En recuerdo a los aliados caídos, a las vidas que se perdieron, está no es una noche de festejo.

    "Kai es especial, pero no única, una vez conozcamos la paciencia y la calma, podremos formar nuestro propio lugar en cada ciudad. Podemos comer, beber, jugar, reír, entrenar o simplemente mirar el paisaje". Sonrío levemente. "Donde recordemos por lo cual luchamos y aclarar nuestros espíritus".

    Iwata o iwakura. Nuestro tiempo fue corto en esas ciudades, pero si lo intentará al despertar por las mañanas, se que podría sentir tranquilidad.

    "Metamos algunas monedas para hacerlo más emocionante". Cambiando el tema de inmediato, colocó una bolsa con cien monedas sobre la mesa, unas conseguidas recientemente. "Tengo planes con algunas monedas, pero procuremos al menos no vaciar la bolsa de inmediato".

    Kaidan (escalera):
    Es un juego inventado en el clan Fujiwara, su modo de juego es simple.

    Se tirarán 5 filas de dados de 15 caras:

    • En la primera fila sólo se lanza 1 dado
    • En la segunda fila se lanzan 2
    • En la tercera 3
    • En la cuarta 4
    • En la quinta 5

    Lo que se tira en cada fila se va a ir convirtiendo en monedas.

    Tú decides si continuar con la apuesta y tirar la segunda fila y así consecutivamente.

    Los puntos no son acumulables, el monto final es lo que saques en la fila en la que te retires.

    ¿Cómo se pierde en el juego?
    Cuando un número se repite de la fila anterior. Por ejemplo; tú en tu primer dado sacas “5” y en la segunda fila sacas un “5 y 6” como se ha repetido el 5, pierdes toda la apuesta.

    Ejemplo:
    En la primera fila obtuve: 6
    En la segunda obtuve: 5, 9
    En la tercera obtuve: 6, 6,9

    Ejemplo:
    En la primera fila obtuve: 6
    En la segunda obtuve: 5, 9
    En la tercera obtuve: 6, 6,7
    En la cuata obtuve: 6, 4, 5, 8


    ¿Cuánto se necesita para jugar una partida?
    Eso lo decide el organizador, no puede pasar de 15 monedas

    Lo importante de este juego es no repetir el número de la ronda pasada.

    ¿Qué pasa si gano en las cinco filas?
    Se te da una bonificación, en pocas palabras, si consigues ganar en las cinco filas se te triplicará el monto de la primera fila y se anexará a tu dinero ganado de la quinta fila:

    Ejemplo:
    En la primera fila obtuve: 6
    En la segunda obtuve: 15, 9
    En la tercera obtuve: 12, 14,1
    En la cuata obtuve: 3, 4, 5, 8
    En la quinta obtuve: 2, 7, 11, 13, 10

    El monto por la quinta fila sería: 43 monedas
    El monto final por ganar las cinco filas sería: 43 + 18 = 61 monedas

    Bonificaciones especiales:

    Dobles, Triples, Cuátruples o Quíntuples:
    Si en la fila en cuestión se repiten los números se multiplicará la suma por el número repetido:
    Ejemplo:
    En la fila 2 obtuve: 3, 3
    Por lo que la suma sería de 6, pero como se repitió el número se multiplica la suma de la fila por 3. Equivaldría a ganar 18 monedas en lugar de seis

    Sin repetir: en toda la partida no se repitió ningún número en las cinco filas, por lo tanto se suman los resultados de todas las filas.

    Ejemplo:
    En la primera fila obtuve: 6
    En la segunda obtuve: 15, 9
    En la tercera obtuve: 12, 14,1
    En la cuata obtuve: 3, 4, 5, 8
    En la quinta obtuve: 2, 7, 11, 13, 10

    La suma sería de 120 monedas
     
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    Amelie

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    Dojo
    [Kato; Kojiro; Ginko]



    Kojiro atacó con confianza; pero la confianza en su fuerza lo llevaría a un descuido importante, pues Kato esquivó su ataque, lo bloqueó y con ambas katanas destruyó su nodachi. El golpe se escuchó como un carillón al viento, melódico a pesar de que imponía la derrota de Kojiro; quien observaba con incredulidad mientras aquel filo en el que confiaba tanto, caía en pedazos a sus pies.

    —En mi Camino... —Inició Kato guardando sus katanas recientemente limpiadas, pues no iba a ensuciarlas con sangre en un combate que ya había terminado antes de iniciar —... he distinguido los principios de la vida y de la muerte a través de numerosos combates en los que he puesto mi vida en peligro, aprendiendo el camino del Sable, llegando a conocer la fuerza y debilidad de los golpes del adversario, comprendiendo las diversas formas de utilizar el filo y el envés de éste, y practicando para derrotar a mis oponentes. En el transcurso de todos estos duelos, nunca me ocurrieron percances tontos; porque siempre he buscado terminar el combate en un sólo golpe. Encontrar una forma segura de vencerlos es el asunto principal de mi arte militar —dijo señalando con su katana la nodachi destruída — No debes sólo confiar en tu fortaleza y habilidades, sino también en las de tu adversario. Entender cómo vencer a cada cual por medio del conocimiento y del carácter del arte militar, sólo así nos convertimos en maestros del verdadero camino del sable.

    [​IMG]

    —Tu alegría por el combate te ha hecho débil, cuando albergas un deseo, tu voluntad mora en él y lo pretende. La voluntad es un funcionario del deseo; cuando se tienen muchas tribulaciones, la mente está dispersa. Cuando la mente está dispersa, la voluntad se deteriora. Cuando la voluntad se deteriora, el pensamiento no alcanza su objetivo. El vacío, ese es el verdadero camino del sable; una mente despejada de dudas y deseos es una mente afilada, una mente inquebrantable —Kato avanzó a la salida dejando a Kojiro absorto en las palabras recién expresadas —Aun no estás a la altura del vuelo del águila—aclaró —La golondrina siempre vuela debajo de las nubes.

    Kojiro se dejó caer de rodillas mientras Kato salía del dojo; Kojiro sentía frustración y rabia mientras miraba lo que quedaba de su nodachi.

    Afilé mi sable
    he vuelto sin cortarte
    saliste invicta... ¡flor!
     
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    Slam

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    Las palabras de Kato no le hicieron mella en absoluto, sólo estaba ahí para asegurarse de que todos los asuntos de su comandante estuvieran zanjados, en este caso se trataba de su zorro —Estaba buscando a Izamu, simplemente quiero saber qué será de él ahora que Kenzaburo no podrá cuidarlo— se dirigió a Kojiro —Pues qué remedio, la espada la tengo yo, si no te gusta me la quitas... además mi mirada es lo que menos debería preocuparte, las espadas no se blanden con los ojos— le respondió, ahora sí, a Kato.

    Luego presenció la efímera batalla y se acercó al derrotado Kojiro —No me gusta admitirlo, pero en algo tiene razón... toma— le dijo entregándole un pedacito de su cubo de opio —Para que despejes la mente
     
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    Gigi Blanche

    Gigi Blanche Equipo administrativo Game Master

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    Luego de derrotar al escuadrón contra el cual nos habíamos enfrentado, Takeda decidió replegarse hacia la ciudad y lo seguí de cerca. Permanecí montado, incapaz de tranquilizarme aunque diera la apariencia, y luego de lo que pareció una eternidad la batalla acabó. Nuestros soldados y comandantes regresaron poco a poco y, con ellos, me di cuenta que también lo hizo una porción de mi alma. Habíamos ganado, se decía, aunque sólo me sentía exhausto y con la necesidad de verificar que todos estuvieran bien. Volví a verle la cara a todos luego de un buen tiempo y noté un par de ausencias, claras ausencias. Kenzaburo, Mao, Natsu. Claro, poco sabía yo de muchas cosas.

    Demasiadas, de hecho.

    No pregunté, seguí aguardando en silencio y luego me presenté frente al mar para despedir a los caídos. La katana me pesaba, los collares también, la máscara ni hablar. Chiasa se había trepado a mi hombro y sin importar todo el peso que sintiera encima, no me quité nada. Nada en absoluto. Oí las palabras de Takeda y tomé aire a intervalos regulares, premeditados. Las luces de las linternas se entremezclaron con el incienso que había quemado por Chikusa, y sólo pude observar la espalda de nuestro líder y pensar que lucía más pequeña que nunca. Que era demasiado joven para perder tanto.

    Sin embargo todos lo hacíamos, ¿verdad?

    No pregunté, seguí sin hacerlo. Había allí demasiada gente y no sería novedad para nadie que no me iba muy bien con ello, de modo que me retiré sin llamar la atención de nadie una vez la ceremonia acabó. Recorrí las costas de Shizuoka hasta apartarme lo suficiente, hasta convertir a las personas en siluetas del tamaño de alfileres, y me senté en una piedra. Desenvainé la katana, el sonido de la hoja se me asemejó a un quejido y Chiasa bajó al suelo rocoso, olfateando aquí y allá. Una brisa leve soplaba desde el océano y me llené los pulmones de aquel aire salado, procediendo a quitarle la sangre a la espada. Luego tendría que repetir el proceso con agua dulce, lo sabía, pero de momento sólo me apetecía dejar de ver sangre a mi alrededor.

    Necesitaba quitármela de encima.
     
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    Ikoma-kun

    Ikoma-kun Rolero, dibujante

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    Misato Aoyama

    Todo el recuerdo de lo acontecido en la guerra mantuvo mi mente divagando en un ir y venir al ritmo de las olas que mecían las linternas en homenaje a los caidos.

    La voz de Yin volvía a colocar mis pies en la tierra, lamentando como todos; la partida de Kenzaburo. Inesperadamente mi curiosidad y deseo de justicia por la muerte de Hana Harima finalizó con la gratitud de Yin y la salvación de nuestro clan; pensé entonces la posibilidad de la presencia de Masaki en la batalla...si él no hubiera encontrado su final en Chiryu, entonces las muertes a lamentar habrían sido superiores...o peor aún nuestra derrota total.

    —Lo se Yin, deseaba conocerlo mejor luego de la guerra y aún que fue por corto tiempo conocí a un guerrero honorable, un hermano más para nuestro clan, se que nadie lo olvidará...si los dioses lo permiten, contaré a todos nuestra hazaña en Chiryu, cuando todo termine...

    Observé a Yin para dedicarle una amable sonrisa, estaba agradecida de su retorno sano y salvo.

    —a el también debemos la salvación de esta tierra—mire en dirección a Shizuoka— aún con las vidas perdidas al menos impedimos que todo fuese reducido a cenizas, todo por lo que aquella gente se esforzo...

    >>Esta ciudad es algo especial...aquí no solo Takeda demostró su valor como líder ante Nagato, también le demostró al clan Taira que no son invencibles...

    Volví a enfocarme en Yin para acercarme con mejor animo—uh y también es la ciudad donde pudimos conocernos por primera vez ¿Recuerdas nuestro paseo al mercado?—baje la mirada con notable melancolia—esperaba que...antes de tu partida pudiéramos dar un último paseo por la ciudad ¿No crees?

    Consideraba aún el hecho de la partida de Yin a su pais, esperaba de verdad que aún permaneciera a nuestro lado aunque por otro lado supondría un peligro en medio de las venideras guerras...aún no había espacio para la felicidad verdadera.
     
    Última edición: 23 Agosto 2021
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    Zireael

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    Yuzuki Minami
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    En el fondo quizás todos éramos vasijas rotas, todos estábamos sobre la mesa o en un rincón de la casa, quietos, porque sabíamos que si nos movíamos demasiado las piezas caerían al piso, incapaces de sostenerse. Habían, claro, vasijas más rotas que otras, algunos estábamos partidos en piezas más grandes y nos sosteníamos de mejor manera, otros estaban quebrados en partes pequeñas y había que sujetarlos para que no se desparramaran por el piso. A veces no quedaba de otra, había que movernos, desmoronarnos y levantar los pedazos después.

    O nunca podríamos salir adelante.

    Rengo murmuró el nombre de Gotho, el pobre cerró los ojos como si de repente eso pudiera esconderlo no precisamente de mí, sino de lo que ahora sabía y luego me abrazó. Correspondí con la naturalidad de siempre, envolviéndolo con cierta fuerza entre mis brazos y su cuerpo me resultó de repente exageradamente pequeño, como si de la nada fuese un niño otra vez y suspiré despacio, buscando controlar mis propias emociones.

    Deshizo el abrazo después, no se atrevió a mirarme y soltó que debía regresar a Kamakura mientras se apartaba de nosotros, Takano le sujetó el hombro y mucho tendría que esforzarse para quitárselo de encima, si este se había dado de golpes con un comandante sin acero forjado en las manos. Ya de paso se llevó el regaño de su hermano y el siguiente suspiro que solté fue bastante más pesado.

    Itami estaba muerto.

    Estábamos empapados de sangre.

    Rengo me miró por fin y le noté la vergüenza en la cara, no había mucho que pudiese hacer al respecto, pero así como no podía quitarse el agarre de Takano con facilidad, digamos que los hilos que yo había enredado a su alrededor desde que éramos pequeños también podría cortarlos. Estaban impregnados de su sangre, de la mía, de la de todos los que morían a nuestro alrededor, eran los hilos que ataba a todas las personas que amaba y los que movían mis articulaciones.

    Casi con aire distraído comencé a soltar las vendas que me cubrían las manos, las que me colocaba para tener más agarre en el arma que sujetara únicamente, estaban manchadas de una sangre que en ese punto estaba segura que no era mía, pero tampoco sabría decir de quién era.

    —No te haremos hablar de nada que no quieras de todas maneras. Como sea, no necesitas ayuda dices —dije sin alzar el tono de voz, porque lo que menos quería era seguir regañándolo—, así que pondré la cosa más simple, lo que necesitas es compañía, mi niño. Y si no quieres o no puedes decirme qué harás en específico tampoco me interesa, pero como dice Takano, no lo harás solo así sea revisar un montón de papeles que en buena teoría no deberían lastimar a nadie. Me niego a dejarte ir solo.

    Y fue Kobayashi la de debió despedirse de él en su lugar, recordarme que este niño me quería, pero se había ido sin que yo pudiese hacer nada.

    —Además Kamakura sufrió en nuestra ausencia y al final, a pesar de todo, sigue siendo el lugar en el que nací. —Até las vendas ahora sueltas en la empuñadura de una de mis katanas—. Takano, ¿alguna idea de dónde esté Hayato?

    Con todo el embrollo ni siquiera había reparado en la presencia de Kohaku en la costa, ya que andaba tratando de levantar de los pedazos o comprobar el estado de los niños que me preocupaban o habían estado bajo mi cuidado en algún momento.
     
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    Amelie

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    [Rengo; Yuzuki; Takano]

    " lo que necesitas es compañía, mi niño"

    Esas palabras tocaron una fibra muy sensible; Rengo comenzó a temblar mientras Takano relajaba el agarre de su hombro; Rengo llevó su antebrazo para cubrir sus ojos mientras lloraba, aun avergonzado ante ellos, quienes ahora conocían su historia. No quería enfrentarlos, no quería ver en sus ojos lástima, temía que lo vieran aun más débil, así que lloró en un silencio que era opacado por el temblor en su cuerpo.

    Takano observó a Yuzuki para tratar de desviar la presión de Rengo —Sin Matsuda ni Kenzaburo cerca, debo estar a un lado de Takeda siempre —dijo desviando la mirada hacia dónde Takeda miraba al horizonte junto a Shinrin — Kenzaburo dijo lo justo en nuestro último encuentro, Takeda no puede caminar sólo sin una escolta — Volvió la vista a Yuzuki, tratando de desviar la idea de la muerte de Kenzo de su mente, pues era un guerrero en el que confiaba plenamente, que gracias a él conocían la verdad de Rengo, y ahora con su luz apagada, sabía perfectamente que sería un desgarre mas en el alma de su ya frágil líder —Hayato... —mencionó señalando con un movimiento de su barbilla hacia lo alto, indicando que se encontraba en la ciudad —Desde que regresamos le pedí que acompañara a Ukita a la clínica, dónde les ordené cuidar el estado de Fuji y Hashimoto; así como también de ese tal Tsubaki, todos están atados hasta demostrar que son de fiar.

    —Quiero estar solo—mencionó Rengo limpiándose el rostro y mirando al suelo —Prometo no huir, prometo que no haré nada sin siquiera decirles; pero necesito estar solo... necesito ordenar mis pensamientos— sujetó a shi y la extendió a Takano — Para que me creas, puedo dejarte esto para asegurarte que regresaré —volvió a contraer sus brazos y llevar a shi a su pecho —No, no puedo. Pero puedo dejarte...—Rengo no tenía nada mas, su listón estaba en manos de Kuroki y no dejaría su ropa, nunca tuvo demasiado; pero entre sus cosas extendió su pequeño saco con monedas, eran pocas —Esto puede servir...

    Takano interrumpió sus palabras alejando las manos de su hermano —Confiamos en ti — Recargó su mano en la cabeza de su hermano —Ve

    Rengo afirmó sin ver a ninguno a los ojos, así se alejó con tranquilidad. Avergonzado y herido.



    [Kirara; Riku; Shinko]

    Shinko sonrió al ver la bolsa de Riku sobre la mesa, recordó la bolsa llena de Taiyo y como había logrado ganar tanto la última vez; sacó sus monedas y las dejó en el saco, y Kirara hizo lo mismo, no sin antes extender a Kosu ante Riku —Tus acciones salvaron mi vida — devolvió a Kosu a su verdadero dueño — Lamento no haber leído tus palabras antes de que Inosuke se sacrificara por mi.

    De esa manera pudieron despedir a ambos antes de acomodarse para honrarlos con la unión de los Fujiwara, pues mantendrían sus tradiciones vivas, y de ese modo, podrían sentir cerca a aquellos que ya no estaban mas junto a ellos.

    —Inició yo — se impuso Kirara tomando los dados —después Shinko y por último Riku.

    —Me siento con suerte — mencionó Shinko con algo de melancolía, pero no eliminaba su sonrisa.

    Kirara también sonrió a pesar de que su mirada parecían comenzar a empañarse con las lágrimas contenidas.

    —Este juego lo inventó mi padre— mencionó Kirara ante Riku, pues le habían contado el resumen del surgimiento de ese juego pero no se lo habían explicado a detalle en Kai — Cuando estábamos en Kioto teníamos abundantes riquezas, por lo que no necesitábamos ahorrar, aun así, mi padre creó este juego para evitar que el clan cayera en la ruina —sonrió — Le puso ese nombre no sólo por como los montos van escalando; lo nombró así porque lo jugábamos en la escalera hacia el salón de los Fujiwara. Me dijo que siempre era importante ahorrar un poco a pesar de no tener escases, pues siempre llegaría un frío invierno o un árido verano y tendríamos que estar preparados —sacudió los dados entre sus manos — Y que si la bolsa se llenaba demasiado, debía empezar a caer el oro de arriba hacia abajo. El juego de Kaidan sirve tanto para ahorrar como para también repartir las riquezas.

    —Taiyo le dio su propio significado—Shinko negó — decía que era una analogía a nunca detenerse al intentar mejorar, seguir subiendo los escalones, siempre hacia arriba —Shinko soltó una risa — Es por eso que él siempre se arriesgaba... siempre —Shinko dejó caer lágrimas las cuales limpió de sus mejillas rápidamente, manteniendo su sonrisa.

    Kirara mordió su labio inferior para evitar llorar, después arrojó los dados.



    [Kohaku; Rengo]

    Rengo se alejó de el grupo; había caminado por la playa como lo había hecho tantas veces en Kamakura, y por memoria avanzó hacia el sitio mas alejado, en Kamakura habría llegado a los viejos barcos encallados; pero en Shizuoka sólo llegó a un borde de empedrado donde las olas morían. Pero no estaba solo, había alguien mas allí limpiando su arma en silencio.

    Rengo reconoció aquella figura, su primer encuentro con él fue en esta misma ciudad, dónde reaccionó con humor; pero después fue en Kamakura, dónde aquel joven lo había cubierto con aquella piel que llevaba puesta en ese momento, una que lavó con vergüenza al haberla llenado de sangre... odiaba ver su sangre, y en aquel blanco pelaje era algo que jamás olvidaría.

    —Por eso visto de negro...— mencionó con cautela. Mas que una conversación con Kohaku, era una plática a sí mismo.

    Pero si bien, no se veía el color carmesí; el olor a hierro era algo que parecía ser difícil de pasar desapercibido, pero para Rengo, era un aroma tan natural como el del pasto.

    Rengo bajó la mirada, estaba avergonzado, no sabía quien mas conocía su pasado y eso le aterraba. En ese momento, aquel par no era tan diferente uno del otro.

    —Ahora... creo entender por qué usas una máscara —dijo mientras desviaba la mirada, buscando un sitio dónde podía estar solo, alejado de todos.



    [Misato; Yin]

    Yin afirmó —Lo recuerdo muy bien, lo recordaré siempre — cruzó sus manos detrás de su espalda, una posición de descanso en las artes marciales que parecía fluir naturalmente en aquel momento mientras observaba a la luna — Tomará un tiempo para que podamos volver a mi Tierra — mencionó con seriedad — Tuvimos varias bajas en mar, y sin suficientes hombres que puedan navegar, nos mantendremos en esta isla por una larga temporada — suspiró — así que no será la última vez que pueda pasear a su lado en esta ciudad.

    Yin se giró en dirección a Misato —Además...— soltó el agarre de sus manos por detrás para llevarlas a la altura de su frente con las palmas hacia él, una encima de la otra, e hizo una reverencia ante Misato —... debo un favor a las personas que eliminaron el peligro del cual nosotros debimos ser responsables. Por nuestro retraso en la misión de eliminar a mi hermano, vidas japonesas se perdieron bajo sus manos, y es algo que los Tao no podemos perdonar, pero si sabemos remediar — volvió a erguirse —Permaneceremos en Japón hasta que nuestra deuda sea saldada —miró hacia el faro, la llama que ahora ardía en representación de Kenzaburo.



    [​IMG]
    Dojo
    [Kato; Kojiro; Ginko; Tsuna]


    Kato salió del dojo sin dar una sola palabra mas, mientras que Kojiro se mantenía en el suelo oyendo las palabras de Ginko —Tiene la razón en cada palabra —apretó sus puños con mas fuerza sobre el tatami, ignorando el amable ofrecimiento de Ginko — No era digno de mi nodachi; es por ello que fue destruida tan fácilmente en mis manos — sujetó el mango con el sable fragmentado — Volé muy cerca del sol y nuble mi visión; soy sólo yo el culpable de esta deshonra —mencionó levantándose y enfundando lo que quedaba de su nodachi —No puedo despejar mi mente, y tu opio sólo me hará perder los sentidos sin ser consciente de que puedo ser capaz de hacerlo por cuenta propia; esa es mi debilidad, no sé controlarme, por lo tanto, no fui capaz de tocar ni una fibra de su ropa—miró hacia el techo extendiendo su brazo como si intentara alcanzar algo — Por más que digo ¡Ven, ven! la luciérnaga pasa volando— bajó el brazo y la mirada para dirigirse a la salida del dojo — Dejaré que el río decida mi destino.

    Kojiro salió del dojo mientras Tsunayoshi lo veía irse, lo miró confundido para después entrar al dojo y ver a Ginko en el interior, a un lado de él, estaba el zorro, Izamu.

    —Supe de la muerte del gran guerrero Kenzaburo —dijo haciendo una reverencia hacia Ginko — Jamás pude agradecerle que me ayudara a entender que mi camino no estaba con el sable —dijo con la mirada al suelo —Por eso vine al dojo, pues fue el último sitio donde pude ser testigo de su fuerza, y el saber que ha muerto... —negó — Alguien tan fuerte y aun así caer ante el enemigo; en cambio yo, tan débil y aun sigo aquí... me parece frustrante e injusto.
     
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    Monpoke

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    Fujiwara no Riku

    Sacudo mí mano frente al Kirara, negando totalmente el recibir de regreso a Kosu.

    "No creas te vas a deshacer tan fácil de ella". Hablo con cierto picor en la garganta, recordando que es por mí que inosuke hubiera estado junto a ella.

    "Kosu ha sido mí guía por muchos años, pero ahora yo ya llegado a mí destino". Levanto la voz aún en el dolor, diciendo en claro cada palabra. "Lo dije en la nota, no la necesito. Estoy donde quiero estar".

    Por unos segundos desee agregar más, pero contuve la lengua. Se supone ahora estamos liberando nuestro peso...

    Escuché la historia del juego, una mucho más reciente de lo que creí. Su significado.

    "Verè que tan lejos podré llegar". Digo en una leve sonrisa una vez los dados llegaron a mí, no agregando nada a la desición de Shinko de no haberse detenido. "A un si no llegamos al final de la escalera, o nos tropezamos en el último escalón".

    Tomo los dados preparado para tirar. "Lo volveremos a intentar, porque no renunciamos o nos rendimos. La constancia de nuestros esfuerzos será recompensada... Y mejoraremos".

    Termino con un ardor en los ojos, y lanzar los dados.

    Por mucho todos quisiéramos llorar. No lo haremos.

    Seguiremos hasta arriba y no nos detendremos. Juntos.

    Dados en el post anterior
     
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    Última edición: 23 Agosto 2021
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    Zireael

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    La vasija se movió, fue apenas un roce, como soplar aire en una flauta sin demasiadas ganas y todo lo que se escucha es un solbido débil, pero bastó sacudir las piezas, para que al niño lo vencieran las lágrimas y Takano aflojara el agarre en su hombro. Rengo estaba ahogándose en su vergüenza y si la cabeza me hubiese dado para pensar que era que no quería que lo viésemos con lástima me habría detenido a corregirlo. Porque más que lástima lo que debía haber en mis ojos era culpa.

    No habíamos podido cuidarlo o estar con él.

    ¿Y qué podíamos hacer ahora? ¿Nada otra vez? Estaba cansada de eso.

    Crucé los brazos, rodeando mi propio cuerpo y presioné ligeramente, en un intento bastante burdo de contenerme a mí misma para no abrumarlo todavía más. Sabía que podía ser pesada, insistente, necia y por ello, con gente como Rengo, a veces tenía que frenarme a mí misma para que esa presión que ejercía sobre los otros estallara y terminara alejando a las personas de mí. Quería cuidar a las personas que amaba, pasaba que el cuidado para cada uno era distinto, para todos funcionaban cosas distintas y para tantos otros había que hacer movidas a cada rato para adaptarse.

    Los Harima en particular daban más dificultades.

    Asentí un par de veces a las palabras de Takano sobre Takeda, porque sí, Kenzaburo había tenido razón en lo de no permitirle moverse sin una escolta. Me aparté el flequillo blanco de la frente con la mano un momento, antes de dejarlo caer en su lugar de nuevo y traté de no darle muchas vueltas a la muerte de Kenzo, porque la verdad luego de que nos contara lo de Rengo, de que cazara a Kobayashi y todo el resto, tampoco me ayudaba mucho.

    —Si te parece que Takeda necesite hablar con alguien sobre... todo lo que le pasó antes y durante la guerra, llévalo conmigo. Me he convertido en la vocecita que pone algunas piezas en orden —respondí con calma, aunque no había mucha emoción en mi tono.

    Escuché su respuesta a mi pregunta sobre Hayato y pensé de paso preguntarle cuándo veríamos de resolver lo de la confianza en la gente de la clínica, pero por el momento no me parecía el momento. De cualquier manera la voz de Rengo me hizo regresar la atención a él, tenía la vista en el suelo y estaba comenzando a ponerme nerviosa que no quisiera vernos a la cara y aunque confiaba en él, no me podía sacar la espina que tenía atascada en el pecho de cuando se fue sin decirme nada. Aumenté un poco el agarre en torno a mi propio cuerpo sin darme cuenta.

    Nos ofreció a Shi, luego reflexionó y nos ofreció las monedas en su lugar, que fue cuando Takano le dijo que confiábamos en él, que podía estar solo. Afirmó, todavía sin mirarnos, y las lágrimas se me acumularon en los ojos los suficiente para obstaculizarme la vista. Estaba agotada, Dioses, y me sentía atada de manos de repente, como si haber ganado una guerra nos sirviera para todo y nada a la vez.

    Di un par de pasos, mi intención era ir a la clínica, pero trastabillé visiblemente, de forma que acabé por detenerme apenas haber comenzado a andar y ahora fui yo la que me llevé la manga al rostro, la del haori que mi madre me había entregado. Me limpié con fuerza las lágrimas que habían acabado cediendo, con evidente fastidio conmigo misma o con todo, no sabía con certeza, y fruncí el ceño al ver que no tenía caso porque no podía dejar de llorar.

    Todavía tenía la peste a sangre atorada en la nariz.

    —Perdona por haber traído a otro niño —murmuré para Takano refiriéndome a Hayato, ni idea de cómo pude hablar con cierta claridad—. Ya teníamos bastante con Rengo y los demás, pero toda la vida fui débil de corazón, no es algo que tenga remedio.

    Tomé aire, buscando tan siquiera detener el flujo de lágrimas, y volví a secarme el rostro antes de esculcar hasta sacar la pieza de shogi que llevaba cargando desde Kamakura. Le di algunas vueltas entre mis dedos para distraerme con algo y pasé saliva antes de hablar de nuevo.

    —Me alegra no haber tenido que unirte el pecho de nuevo, por cierto. Ahora puedo decírtelo.
     
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