Batalla de Shizuoka

Tema en 'Guerras Genpei' iniciado por Amelie, 17 Junio 2021.

  1.  
    Amelie

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    BATALLA DE SHIZUOKA
    静岡バトル

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    Turno actual: 7
    Energía:
    Descansados
    Terreno: Mixto (Campo/Montaña/Bosque/Mar)
    Clima: Granizo [Todos tendrán -4 en defensa]
    General Minamoto: Minamoto Takeda
    Comandantes Minamoto:
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    #s Taira en inicio=
    1,751 (35 escuadrones)
    #s Minamoto en inicio= 1,568 (31 escuadrones)

    #s Escuadrones perdidos Taira= 1
    #s Escuadrones perdidos Minamoto= 2
    #s Escuadrones convertidos a Minamoto= 3

    #s Escuadrones desplegados Taira= 35/35
    #s Escuadrones desplegados Minamoto= 20/31​
     
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    Ha salido: Granizo

    Última edición: 18 Julio 2021
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    Amelie

    Amelie Game Master

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    El día demostraba ser caótico, las nubes se tornaron negras y fuertes relámpagos indicaron la precipitación de lluvia intensa, que junto al frío que se había acumulado en las montañas creó un granizo formidable; y fue en ese instante que las tropas enemigas se veían al horizonte.
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    Era momento de iniciar las formaciones; Takeda avanzó colocándose frente a la entrada de Shizuoka. Era momento de valentía, los comandantes debía elegir sus números.


    • 82 (infantería) 63 (flota)

    • 135 (infantería) 45 (caballería) 25 (artillería) 40 (flota) 5 (herreros) 5 (médicos)

    • 179 (infantería) 34 (caballería) 52 (artillería) 100 (flota) 1(médico) 2(herreros)

    • 200 (infantería) 200 (caballería) 150 (artillería) 30 (médicos) 20 (herreros)

    • 80 (infantería) 45 (caballería) 25 (artillería)

    • 50 (caballería)


    rapuma Gigavehl Kuno Vizard John Whitelocke Yáahl Monpoke Slam madarauchiha
    • Aun pueden postear en Shizuoka si lo desean
    • Este es el momento en el que "sellan" por siempre su clase de prestigio, revisen en la que están en este post
    • Decidan si quieren ser comandantes, él único que ha querido es rapuma; y si no desean ser comandantes digan con quien quieren pelear: Nagato, Kirara, Kenzaburo, Kojiro, Takumi, Kato, Zeng, Takeda, Hinata, Jinrai, Ukita, Takano. (Ukita y Jinrai es en mar)
    • Si tienen propuestas para coordenadas de su escuadron es el momento de sugerirlas, si no es así le dejan todo a Takano (yo T-T)
    • Cualquier duda hacerla directamente en: Sistema de guerra el tema está abierto por esa razón.
    • Los que son comandantes pueden motivar a sus soldados con un bonito discurso. Al terminar de organizar el General hablará para todos.
    • Chequen el mapa, allí están las zonas de montaña, mar y bosque por si quieren planear algo: [​IMG]
     
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    rapuma

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    Kenzaburo

    Subido en su corcel negro, el cual agitaba la cabeza nervioso, Kenzaburo, que formaba parte de los kinshi, tomó las riendas y se acercó hacia el caballo de Takeda. Miró primero hacia las nubes henchidas de oscuridad y relámpagos. Ignorando la formación enemiga que ya se vislumbraba en la lejanía.

    —Ayer hacia un sol radiante y, sin embargo, hoy, el día que debemos decidir el futuro del mundo, el sol se niega a ser testigo del amanecer. Es un presagio extraño.

    En ese momento un relámpago partió el cielo con un fulgor cegador y al segundo fue seguido de un poderoso estruendo que resonó en los oídos de los soldados de ambos ejércitos. En un minuto todo se tornó en una espesa oscuridad, que más se parecía a la noche que al día.

    —Formaré con caballería, Takeda. Cuarenta y siete jinetes bajo mi mando, con dos médicos, un herrero. —Makoto agitó su enorme cabeza negra y Kenzaburo le pasó una mano por el poderoso cuello. El animal presentía la muerte en el aire. —¿Esperas a que nos encontremos con ellos aprovechando nuestro terreno elevado? ¿O propones arremeter entre ellos? Las trampas de los shinobis serán claves, quizá podamos realizar una emboscada, con dos pelotones cerca de una trampa, invitando quizá de ese modo al enemigo para que dé el primer paso.
     
    Última edición: 28 Junio 2021
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    Slam

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    Ginko Harutomo

    Luego de la clínica, se dirigió a buscar un escuadrón para formar parte en la guerra y al ver que el Minamoto que había ayudado más temprano con ese noble zorro encabezaba un grupo decidió que se uniría, su intuición le decía que era lo indicado.

    Señor Kenzaburo— se dirigió a su futuro comandante —Sería un honor formar parte de su escuadra. Puedo poner todos mis conocimientos médicos, los que quizás ya presenció, a su servicio. Pero no me subestime por ser un médico, también puedo defenderme en batalla, no tendrá que preocuparse por mí
     
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    Monpoke

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    Riku

    Reflexiono por un corto tiempo, permaneciendo quieto frente al escuadrón que dirigiré.

    Todas las miradas sobre mí, a la vez, la mía sobre ningún rostro. No me deje intimidar por la multitud, no, entre aliados no debe existir el temor.

    Si los muestro frente a ellos, todo se acabó.

    ¿Què esperan de un comandante? Aquella característica que los hará seguirlo sin rechistar, ¿Buscan habilidad? ¿Será valor? ¿O reputación? Solo creo contar con una de ellas, aquella que tenemos en común.

    "Yo nos lo conozco". Hablo hacia todos ellos, cortes y descortés al mismo tiempo, pero sin despreciarlos. Afirmando una verdad. "Y ustedes tampoco me conoce". Yo no tengo reputación.

    A un si desde el fondo de corazón hay sentimientos, son aquellos que deberé sellar.

    "Es probable algunos me desprecien por ello. Por no estar a las alturas de sus espectativas". Desconfianza, un pensamiento de los guiaré a la muerte. Pues no tengo la habilidad para yo mismo pensar lo contrario.

    "Pero deben de reconocer algo". Empiezo a elevar la voz y levantar la mirada. "Despreciarme, ¡Es despreciarse a ustedes mismos y a sus ideales!". Querer llevarme a la muerte, es lo mismo que auto-condenarse.

    "¡Por qué desde hoy todos somos uno! ¡Luchando por un mismo fin!".

    "¡Nosotros no atacaremos con odio! ¡No! ¡Eso es para los salvajes que no saben nada mejor!".

    Extiendo los brazos a los costados, apuntando todo alrededor. A las casas, personas y Shizuoka; a Japón. "¡Nosotros defenderemos con valor! ¡Defenderemos esta tierra, a este país y a quienes apreciamos!". Valor, eso mismo tengo. Valor para defender, proteger.

    "No somos egoístas, luchando por un futuro donde viviremos en gloria. No. Lucharemos y viviremos por ese futuro, si, pero no por nosotros. Lucharemos por el resto de personas que viven con miedo y sufren, a quienes les queremos regresar la paz. A los caídos que cayeron por está misma causa, le debemos que también luchemos.".

    "Estando aquí mismo aceptamos que es probable no veamos ese futuro, que moriremos aquí sin gloria y honor, mucho antes de sentir una pizca de esa paz. ¡Por eso mismo tenemos valor! ¡Por estar luchando por aquellos que no pueden! ¡Por seguir hacía delante a un futuro que desconocemos, donde aún así buscamos apostar nuestras vivas!".

    Desenfundó la katana y la apunto al cielo, un cielo oscuro y desalentador. "¡Que morir sea un honor y no un castigo! Que nos recuerden por ello, por nuestro valor y determinación. ¡De que no dudamos en entregar nuestras vivas! ¡Esta es nuestra historia, el mensaje que transmitiremos a las generaciones siguientes! ¡De nuestro deseo de proteger!".

    "Que sean la pequeñas cosas que demuestren paz, que traigan felicidad, si es así, ¡Podemos estar complacidos por nuestro sacrificio!".

    "¡¡Por un amanecer donde se pueda despertar sonriendo!!". Elevó la voz en un último grito, poniendo todos mis deseos y voluntad en el.

    Es mí significó por querer dar fin a está guerra. La felicidad en las pequeñas cosas.

    No es necesario el dinero, la gloria o el honor. Una sonrisa a cada niño, por un futuro donde puedan tomar sus propias decisiones.

    Es debido a eso, que ahora mismo estoy aquí como simplemente Riku al hablar. El sin apellido y prestigio, el cobarde que huyo de su hogar.

    Llegando el momento de luchar. Seré un Okudera y un Fujiwara.

    No deseo morir portando otro apellido.
     
    Última edición: 28 Junio 2021
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    Kuroki Fusatada

    El momento había llegado, el ambiente comenzó a distorsionarse horriblemente y para cuando todos nos dimos cuenta, truenos y llovizna empezó a caer, el escenario se oscurecía y solo presagiaba caos... no sabía cuánto podría durar una guerra, pero jamás olvidaría lo que el armero errante nos dijo a Rengo y a mi, las formaciones enemigas se podían divisar a lo lejos, la ventaja de estar en terreno alto ayudaba, por lo que tenía que ser un factor a tomar en cuenta...

    Teniendo mis Kunai, a Nozomu y hasta a Noroi conmigo, no necesitaba nadamas para tener a mi amigo y mi propósito conmigo, era ahora cuando definitivamente tenía que demostrar de lo que estaba hecho... ya que si fallaba, podría costarme la vida.

    Me quedé ensimismado en esos pensamientos por un rato cuando me aproxime también a Takeda, por lo que al tenerlo cerca, le hablé:
    —Yo iré con veinte soldados de infantería, otros diez de caballería, diez en artillería, cinco médicos y cinco herreros. Con eso yo digo que me será más que suficiente para poder mantener un ritmo—. Dije firme ante Takeda, aún reflexivo de la clase de posibilidades que podría tomar ante aquella decisión...

    Dejaré la formación así por lo mientras, por si alguien más se une a Kuroki o no, de momento solo cuento con Misato.
     
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    John Whitelocke

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    Soga no Hideyoshi 曽我秀吉

    Shizuoka (afueras): Campo de batalla


    El pasto y las rocas se habían endurecido con la caída del agua y del granizo. La muerte pedía lugar en medio de este clima agreste, y su porte, no muy impresionante, se movía en medio de este escenario caótico y anticipadamente cruel.

    Las formaciones estaban parcialmente listas, parte de la tropa estaba organizándose, en filas y columnas. Los escuadrones se iban dibujando, las vanguardias y retaguardias de este gran ejército de aproximadamente 1500 almas que se iba dando forma.

    Hideyoshi, como jugador de shogi siempre había tenido una preocupación especial en el arte de la guerra, los flancos. A la hora de jugar shogi lo que le preocupaba eran sus flancos defensivos, y los flancos enemigos.

    "Podría formar parte de un escuadrón, pero...", dudaba.

    Pensó hace un rato solamente que no sería comandante, pero Takano parecía abrir la posibilidad a varios de ellos. Seguramente esperaba que él asuma la responsabilidad de dirigir algún escuadrón. Había decidido mantenerse en silencio, pero Takano no vendría a obligarlo a ser comandante de escuadrón, probablemente porque suponía que solo aquel que tuviera la convicción podía serlo, y puede que estuviera esperando precisamente que fuera Hideyoshi quien se ofreciera. No se había ofrecido en el salón, pero aún disponía de tiempo.

    Recorrió y atravesó las filas y columnas de los escuadrones en conformación. Kenzaburo ya estaba organizando a su tropa de caballería, pasó entre sus caballos y monturas.

    Antes de pasar pudo ver a Kenzo hablando y organizándose. Decidió gritarle:

    —¡Todavía no hemos ido a cazar ni entrenar! ¡Espero que no se te ocurra morir hoy!

    Siguió camino, vio a Ginko, quien se ofrecía a ser médico de escuadrón de Kenzaburo.

    —Suerte muchacho. Tu labor es fundamental—lo animó.

    Oyó el interminable discurso de Riku a lo lejos. Le pareció un poco desatinado, hablarle de sonrisas mañaneras a hombres que iban a morir en el campo de batalla. "Ese discurso podría dárselo a un montón de mujercitas a punto de salir de excursión, pero no a hombres que van a ir a enterrarse en el barro en medio de una espuma de sangre y visceras", le regañó con su pensar.

    Cuando llegó hasta Takano, se dirigió a él primeramente.

    —He pensado en que seré comandante. Si eso no interfiere con tus planes estratégicos, seré comandante de escuadrón. Si así te parece bien, iré a comunicárselo a Takeda, y a pedirle por los números de mi escuadrón. Mi idea es tener una infantería ligera, como Hanshi que soy no podía ser de otro modo. Probablemente trate de seguir de cerca el escuadrón de Kenzaburo. El terreno es puramente montañoso en esta parte. La caballería no tendrá ventaja hasta entrar en campo abierto, así que cuidaré las monturas del escuadrón de Kenzo en este terreno desventajoso para su escuadrón. Eso, claro, si estás de acuerdo. Mi idea es contar con 30 hombres de infantería. Apenas 6 jinetes, me serían útiles como exploradores adelantados si mi escuadrón se separa, para no andar a ciegas. Además de eso, 2 médicos, 2 herreros y 10 unidades de artillería, de ser posible preferentemente arqueros con buen alcance.

    Esperó la respuesta de Takano, antes de ir a hablar con Takeda.
     
    Última edición: 29 Junio 2021
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    Bruno TDF

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    Togashi
    Afueras de Shizuoka

    El cielo se apagó en pleno día, era como si una noche invasiva se hubiera abalanzado sobre la ciudad con un abrazo oscuro. Fuertes ráfagas de viento soplaron contra su rostro y sus ropas, seguida de un frío granizo que arrancaba sonidos secos de los soldados que portaban armaduras. Togashi cerró los ojos, buscando fortalecer su paz su interior, su tranquilidad mental; la perspectiva de una guerra inquietaba al corazón de cualquier persona, pero el clima no hacía sino intensificar aquella sensación de estar a las puertas de la muerte, de algo caótico que dejaría una marca en él. Sintió las presencias a su alrededor, las voces que hablaban, las armaduras siendo impactadas por el granizo. Pensó entonces que, mientras hubiera aliados por los que luchar, no tenía razón alguna para temerle a la guerra. Mientras hubiera hermanos a los que salvar…

    De entre sus ropas sacó el hachimaki que le había dado Yukimura. El emblema del clan Arau, con su forma de sol o de flor, hacía contraste con el horrido clima. Mientras portara el símbolo de aquella familia y sus herramientas de herrero, también tenía un camino personal que proteger. Se sonrió. Se ató con firmeza el hackimaki a la frente, llevando a los Arau con determinación a esa guerra.

    Buscó en medio del agua y el granizo a Takano. En un clima como aquel resultaba complicado distinguir rostros, más cuando la mayoría llevaban armaduras. Por suerte, no muy lejos oyó la voz de Hideyoshi hablándole a Kenzaburo, mientras de fondo se oía a Riku. Siguió las voces y pronto distinguió al diplomático, quien parecía caminar pensativo. Hideyoshi lo siguió y, así, lo encontró hablando con Takano sobre su escuadrón.

    Así que también serás comandante —habló, sumándose a la charla entre ambos—. Me gustaría ver cómo llevan a este lugar las estrategias presentes en el shogi, pese a que nuestra situación actual ni de lejos es un juego —luego se giró hacia Takano—. También conformaré un escuadrón centrado en infantería —dijo—. 29 soldados de infantería para embestir las fuerzas Taira, 12 de artillería para desgastarlas mientras luchan con la montaña y 5 unidades de caballería para hacer un reconocimiento y acabar con los soldados rezagados. Creo que estaremos bien con el apoyo de 3 médicos y 1 herrero.
     
    Última edición: 29 Junio 2021
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    Amelie

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    Preparaciones de guerra

    Takeda escuchó el plan de Kenzaburo y negó —Nuestros shinobis aun no tienen la habilidad para colocar las trampas, si así fuera el plan sería adecuado. Yo considero que debemos esperar lo suficiente, no dejarlos acercarse demasiado pues debemos evitar que tomen la casa feudal. Ukita y Jinrai mantendrán los barcos alejados de la ciudad. No podemos retroceder a menos que sea necesario, debemos confiar en aquellos que cuidarán la ciudad del enemigo.

    Ginko se unió al equipo de Kenzaburo, Los Asakura aceptaron esa decisión, Hinata quien sería comandante de defensa a la ciudad sacudió los hombros de Ginko —Mantente a salvo, por favor —mencionó Hinata mientras Gon negaba, pues temía por la integridad física de Ginko.

    —Este es nuestro hermano, llevas contigo a un hombre valiente y de noble corazón; como su comandante te pido que no seas imprudente, queremos que regrese a casa —mencionó Gon sobreprotegiendo a Ginko, al cual le había pedido no intervenir en la guerra y aun así lo haría, en el frente, en la zona de peligro.

    —Debes regresar, te conseguiré opio si regrese con todos tus miembros —mencionó Hinata mientras Gon le daba un golpe en el hombro.

    Rei lo miraba preocupado —No gastes tu energía, como médico eres vulnerable, sólo atiende a los heridos si es realmente necesario, no quieras curar cada raspón o te expondrás demasiado.




    Los hombres al mando de Riku lo escuchaban pero no parecían responder demasiado, no porque tuvieran miedo, sino que la mayoría desconocía los méritos de los Fujiwara, había estado corriendo desde hace años, por lo que su reputación era intermitente. Era momento de que eso cambiara, que Riku les demostrara a todos que los Fujiwara estaban allí para quedarse.




    Kuroki se acercó también con Takeda, allí seguían Kenzaburo y los Asakura —Es una decisión equilibrada, mantente firme en tus decisiones; no te alejes demasiado de otros escuadrones, así en cualquier eventualidad podrás auxiliar o ser auxiliado— mencionó Takeda mientras revisaba los números.

    Rengo llegó a un lado de Kuroki, escondiéndose un poco de Kenzaburo detrás de él —No esperaba que decidieras comandar un escuadrón—mencionó Rengo preocupado —Debo cuidar de Yuzu, no porque la considere débil, sé que ella puede cuidarse sola. Aun así, siento que debo estar a su lado en esta guerra. Pero no por ello no estoy contigo, Kuro —sonrió —Por favor, regresa a salvo, te necesito; no puedo perder a nadie mas —Se desató su listón rojo y lo ató a la muñeca de Kuroki —Esta cinta es especial para mi; fue un regalo de Yuzu para mi cuando era un niño, ella me enseñó a atar mi cabello y desde entonces lo he hecho así, no me había separado de este recuerdo, fue mi primer regalo, y es el único objeto que en verdad he cuidado, a veces mas que a mi mismo—lo sujetó del hombro —Te lo encargo, como una promesa de que volverás para devolvérmelo.




    Takano fue interceptado por Hideyoshi mientras revisaba a los caballos —No esperaba menos —dijo hacia el diplomático —Pensaste tu jugada y no moviste las piezas por corazonadas. Planeaba seguir a Kenzaburo, ahora que sé que tú has pensado en lo mismo encargaré es movimiento a tu escuadrón. No dejes que se aleje demasiado, si nos dividen tendrán ventaja a invadir la ciudad. Estamos en desventaja numérica por lo que deben de pensar en que las banderas enemigas deben ser sustituidas por las nuestras, utilicemos al enemigo conquistado para incrementar nuestra fuerza.

    Togashi también llegó para hablar de su estrategia como comandante —Ambos—mencionó Takano —Tienen mi confianza, sean prudentes; sé que ustedes se manejan por la lealtad al clan pero no son ciegos para seguir el la senda del guerrero; morir con honor es un lema que alienta a los guerreros a no retroceder, a seguir peleando hasta el último aliento, y así derrotar al máximo de enemigos. Pero es importante pensar que debemos vivir lo suficiente para ver a Takeda cumplir sus palabras. Morir en esta guerra... —pausó —... sería un desperdicio

    Observó a lo lejos a Kirara quien preparaba a su escuadrón —Yo seguiré a Kirara, en su escuadrón no está Riku ni Shinko, por lo que me indica que su misión puede llevar a sus hombres a un suicidio... perdieron a Taiyo muy pronto —se sinceró con ambos — Kirara aun necesita un guía—se cruzó de brazos —Nadie debería arriesgarse bajo su mando.


    • 47 (caballería) 1 (médicos) 1 (herrero)
      Ginko
      Rei

    • 9 (caballería) 18 (infantería) 10 (artillería) 5 (médicos) 5 (herreros)
      Satou
      Shiori
      Misato

    • 6 (caballería) 30 (infantería) 10 (artillería) 2 (médicos) 2 (herrero)

    • 5 (caballería) 29 (infantería) 12 (artillería) 3 (médicos) 1 (herrero)

    • 7 (caballería) 23 (infantería) 18 (artillería) 2 (médicos)



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    • 135 (infantería) 45 (caballería) 25 (artillería) 40 (flota) 5 (herreros) 5 (médicos)

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    • 80 (infantería) 45 (caballería) 25 (artillería)

    • 50 (caballería)



    • 300 (caballería) 576 (infantería) 202 (artillería) 21 (médicos) 22 (herrero) 203 (flota)


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    Ginko Harutomo

    Gracias— se inclinó para reverenciar a Hideyoshi —Y no te preocupes, no dejaré que eso suceda— mencionó por lo que le decía a Kenzo acerca de que no muriera hoy.

    ¡Hinata!— exclamó luego al escuchar la voz de su amiga y ver que allí también estaban los demás. Esto le alegró mucho, pensaba que todo sucedería tan vertiginosamente que ya no los vería ni se despediría adecuadamente.

    Sé que no esperabas esto, Gon. Y te aseguro que yo menos. Quizás sea por el opio, pero he sentido que el universo me ha enviado la señal de que esto será lo mejor para los nuestros, tuve esa fuerte intuición todo el día y no importa si sólo es una corazonada, quiero arriesgame... en estos momentos hasta entiendo a mi madre perdiendo la vida por honor, posiblemente me esté volviendo más como ella— le dijo para después responder a Hinata un poco más suelto para desdramatizar el momento.

    Ah, con que me quede una extremidad me basta para fumar— rió y recibió un golpe de Gon que intentaba ser amistoso —Pero no me dejes sin brazo antes de la guerra— bromeó con sus amigos quizás por última vez.

    Gracias por el consejo, Rei. Todo por lo que pasamos no será en vano si uso mis conocimientos en el campo de batalla. Gracias a todos por acompañarme en este viaje

    Terminó de hablar para intentar abarcar a los tres Asakura en un abrazo.
     
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    Kenzaburo

    Bajó la vista y desde su caballo descubrió la figura del médico de los Asakura, pidiendo unirse al pelotón de Kenzaburo en esta próxima batalla. El samurái cabeceo afirmativamente ante su propuesta.

    —Es un honor pelear en el campo de batalla junto a usted, Ginko Harutomo. —había pronunciado su nombre completo para que vea que él mismo como comandante veía importante el nombre de todos sus subordinados. —Te mantendrás a mi lado.

    Entonces vio acercarse a Kuroki para ordenar sus tropas. Kenzaburo lo miró con atención pero en silencio. Ese niño de catorce años comandaría a hombres, era inaudito. Aunque el antiguo ronin sonrió para sus adentros; algo había cambiado en ese chaval, aunque no sabía bien de qué se trataba. Pudo ver a Rengo, aún temeroso hacia él. Era normal, lo había intimidado tanto que el pobre diablo había perdido el conocimiento. Aunque verle portar a shi con decisión le iluminó el rostro. Finalmente Kato había cedido. Luego las palabras de Hideyoshi le alertaron y giró el cuerpo sobre su montura para verle bien. El diplomático caminaba hacia la figura de Takano, el cual observaba el estado de los caballos. Sonrió desafiante.

    —Antes de terminar la noche estaremos bebiendo sake. ¡Invito la primer ronda, Hideyoshi!

    Al seguirle con la mirada también notó la figura esbelta del vagabundo, de Togashi, también discutiendo su plan con Takano. Se permitió observarle un momento: aquel hombre tenía la mirada triste y ensombrecida bajo una lugubre promesa de sangre que nadie de los presentes sabía ni sospechaba. Pero Kenzaburo leía a las personas y era obvio que ese hombre despertaría su fuego en la cruenta guerra que se avecinaba. Todos debían de despertar esa furia e ira, si no nadie volvería con vida.

    Oteó el horizonte, parándose en sus estribos para estar más alto y ver con desilusión la cantidad de enemigos a lo lejos, aún preparándose. Parecía desalentador, estaban en inferioridad numérica, pero nunca se sabía. Cuando los que combaten lo hacen por el valor de su tierra, por sus antepasados y su honor, se convierten en la muralla más difícil de vencer y romper. Todos los allí presentes demostrarían la gran muralla que no podrán sobrepasar los Taira por mayor que fuera su intento. Escuchó a los Asakura y volvió a sentarse sobre Makoto, viendo a Gon, a Hinata y a Rei; viendo el abrazo que los unió a los cuatro, también a Ginko, en una unión especial.

    —Venceremos y volveremos. —dijo con decisión, observando el detalle del cariño extremo de los Asakura. —O será una batalla hermosa y una compañía inmejorable para morir. Por la victoria o la muerte. Lo que los dioses nos concedan. —exclamó Kenzaburo. —Vamos, Ginko. Preparemos a nuestros hombres.

    Se despidió de Takeda, Kuroki y hasta de Rengo, para situarse justo enfrente de sus tropas, con el médico a su lado.



    Observó la gran piel que tenía envuelta en la parte trasera de su montura. La tomó con sus manos y tiró de ella, desplegando la piel peluda y negra del gran oso que había logrado cazar en la madrugada, al amparo de los bosques. Con el yoroi puesto, la protección que el herrero le había regalado en Chiryu, se envolvió con la gran piel a modo de capa; la cabeza del gran oso tenía las fauces abiertas, dando una invitación de amenaza a cualquiera que se cruce con esa pesada piel. De ese modo, Kenzaburo parecía más un oso de las montañas que un guerrero. Y eso es lo que quería demostrar, su fiereza. Observó a los hombres que tendría bajo su mando y de pronto se sintió muy pequeño, muy incapaz, demasiado débil para poder llevar la responsabilidad del puesto que le fue asignado. ¿Quién era él para mandar a grandes hombres a la muerte? Pero estaba frente a miles de ojos, algunos ansiosos, otros decididos... alguno con temor. Kenzaburo comenzó a andar muy despacio sobre su gran caballo negro, el cual pifiaba y pateaba el suelo, sintiendo los sentimientos de su jinete. Examinaba la vanguardia de sus tropas y se detenía allí donde creía que las katanas no estaban bien sujetas o las lanzas no estaban a punto.

    —Mi nombre es Kenzaburo y mi único apellido es el del clan que me adoptó como uno de los suyos. Kenzaburo Minamoto. —sabía que había creado una cierta simpatía entre las tropas, aunque él no sabía cual era la razón de ello. —Mi forma de actuar es muy sencilla: recibo órdenes y las cumplo; doy órdenes y se cumplen. Así es el ejército y así será siempre. Así funciona. —dejó que el silencio se propague entre sus hombres, necesitaba la atención de esas almas que lo acompañarían hacia el infierno. Infló su pecho y les dijo lo que esperaba de todos ellos. —¡Así que ya lo saben; combatiremos bajo el granizo, rodeados por un océano de barro que descenderá de las montañas y nos enfangara a todos! ¡Pero les diré una cosa: yo estoy con ustedes en este mismo lodo, bajo este granizo y en esta maldita guerra! ¡Y les aseguro que hay alguien que sí se fija en sus heridas y en sus manos encallecidas por el trabajo, la guerra y el fango, alguien que sí admira su valor cuando luchan contra ese clan que tanto temor le tenemos, alguien que come lo que ustedes comen y que bebe lo que ustedes beben y sueña lo que ustedes sueñan! ¡Y ese alguien es Takeda Minamoto! ¡Ese hombre desterrado, perdido en el exilio ahora salió a la luz en busca de venganza! ¡Su apellido, nuestro apellido, reclama venganza! ¡Ese muchacho ahora convertido en hombre los ve y mira y los observa! ¡Así que tenerlo bien presente! ¡Y mientras Takeda Minamoto nos observe no vamos a ceder un solo pie de terreno ante el enemigo! ¡Y no importa cuantos miles de tropas traigan esos malditos de los Taira, por aquí no pasarán, no pasarán nunca porque el ejército Minamoto solo entiende tres palabras, tres malditas palabras! —tomó aire y levantó los brazos, aullando hacia el cielo que cargaba nubes de tormenta, furia y viento. —¡Muerte o victoria! ¡Muerte o victoria! ¡Muerte o victoria!

    Los tambores enemigos no tardaron en sonar; parecía el latir de un corazón acercarse cada vez más. Pero Kenzaburo no miraba hacia atrás, sus ojos estaban clavados en sus hombres, esperando una reacción. Eran superados en números, ¿pero en moral? Kenzaburo había comenzado con cierta calma fría, pero, a medida que avanzaba en su discurso, sus músculos se tensaron, las venas de su cuello se marcaban con claridad, su rostro se puso rojo y sudoroso, lleno de sangre y pasión.

    —¡Mejor solos! ¡Mejor pocos y fuertes y leales y valientes que muchos y, entre los muchos, demasiados flojos y cobardes! ¡Dicen que nos superan en número! ¡Es posible, pero este ejército no hay sitio para los débiles de espíritu y físico! ¡Pero quiero que sepan esto! ¡Para los Taira simplemente seguís siendo los vencidos, los que no acudieron al llamado de los Minamoto en Kyoto cuando fueron masacrados a traición! ¡Ustedes creen que acudiendo a esta batalla compensan la grave falla de abandonar a los Minamoto cuando más los necesitaban! ¡¿Creen que presentandose aquí deberíamos de conceder el perdón?! ¡No es suficiente! ¡No es suficiente para borrar la mancha de traición que afectó al único heredero de los Minamoto! ¿Piensan que luchan para recibir un perdón? ¡Un samurái jamás lucha por obtener un perdón, un samurái busca la victoria o la muerte! ¿Por qué luchan hoy? ¡Yo se los diré, malditos! ¡Luchan por la gloria, el honor y por nuestro emperador, Takeda Minamoto! ¡No luchen por borrar una mancha del pasado, luchen por ser los mejores guerreros de Japón, porque lo de Kyoto solo puede borrarse con una batalla de iguales dimensiones! ¡Hoy será la revancha! ¡Y los samuráis que me sigan me seguirán hasta el infierno: bienvenidos todos al mismísimo infierno! —y Kenzaburo desenvainó su katana y la esgrimió en alto al tiempo que gritaba. —¡Muerte o victoria! ¡Muerte o victoria! —y con último esfuerzo, llorando, salpicando saliva al gritar. —¡Todos al infierno! ¡Hasta el infierno!

    El grito del antiguo ronin, arropado por la amabilidad de un Minamoto, desgarró el aire con un rugido cien mil veces más fuerte que el rugido de los leones.


    No me gusta hacer tácticas off rol, pero creo que no vamos a tener más tiempo para ponernos todos de acuerdo! jajajaja

    Si empezamos en montaña estamos en ventaja, ellos al venir van a usar más stamina, aunque no sabemos cuantos generales tienen la verdad. Si estamos quietos podemos estar más frescos en la batalla. El enemigo acumula cansancio desde la pradera hasta la montaña, aunque me da miedo los flancos como dijo Jhon, capaz quieren entrar en la ciudad por esa zona. Para mí lo mejor es atacar a los comandantes enemigos entre dos grupos, de esa forma nos aseguramos la victoria seguro al darles batalla mano a mano. La idea de movernos hasta tres grupos también me dejará un poco más tranquilo. Si Jhon quiere seguirme mejor, ya somos dos pelotones, si alguien más quiere vamos de a tres y pateamos el culo a estos hijos de puta.

    Tenemos un bosque al lado que sirve para recuperar las energías sobre todo, ya que cada cinco turnos podemos escondernos ahí. Sería lo mejor tenerlo en cuenta por si algún grupo tiene problemas que se escape ahí. La montaña contamos con la ayuda de que si no nos movemos no nos descuenta estamina. Si quieren esperarlos en el prado yo sugiero que esperemos a ver como se desarrolla todo. Ahí no hay bonos a favor ni en contra y nos pueden rodear, ya que son muchos más. Pero si quieren decidir una opcion de ataque fuerte, vamos desde el prado directamente a reventar cabezas. Yo voy a estar en la montaña a menos que alguien ofrezca otra cosa, voy a estar un poco adelantado ya que puedo moverme más rápido. Decía de la posición Ñ-10.
     
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    Ikoma-kun

    Ikoma-kun Rolero, dibujante

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    Misato Aoyama

    Oscuros nubarrones y una fuerte granizada anunciaron el inicio de la confrontación contra las fuerzas enemigas, a nuestra posición podíamos visualizar los estandartes portados por un numeroso ejercito. No solo el granizo, una lluvia de sangre mancharian los campos de Shizuoka.

    Paseaba entre todos los valerosos guerreros que ofrendarian su vida aquel turbulento día, el tintineo de la campanilla en mi mano buscaba atraer la buena fortuna, muy necesaria junto a la estrategia, la fuerza, el valor y nuestra lealtad.

    Ate el lalago junto a mi segundo amuleto, la katana amatista, una hermosa katana violeta encontrada en las faldas del monte Genji. Había hecho frente al arma maldita Shi para sobrevivir y contar mi historia, me acerque hasta la escuadra comandada ni más ni menos por Kuroki, me resultaba algo escandaloso que un niño tomase el mando de un grupo de guerreros adultos, pero...no era tan extraño como el hecho de que una niña de 14 fuese reclutada para luchar como espadachín en la delantera algo impensable para una nación donde un hombre se daba como el indicado para empuñar la katana, era mi historia después de todo.

    — Estaré a sus órdenes comandante—me presente ante el resto— que los dioses le brinden sabiduría para imponernos ante este terrible enemigo—mis ojos se dirigieron hasta Kuroki, alcanzar la victoria seguramente llenaría de orgullo a sus antepasados; ambos éramos Shinobi y el apoyo mutuo sería nuestra ley.

    Integrandome a las filas ajuste los sodes obsequiados en Chiryu; no eran la mejor defensa pero apelaria a mi fortaleza ofensiva, el estruendoso ritmo marcial de los tambores daban por servida la batalla por Shizuoka. Kuroki, el señor Satou, Yin, Zeng y la chica encerrada en los cuarteles aguardabamos por la señal...para el primer movimiento
     
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    Monpoke

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    Fujiwara no Riku

    Asiento callado el silencio de mí escuadron, no en decepción, sino por aceptar esa relación esperada.

    No hubo abucheo. Eso es suficiente para verificar su moral, el valor el cual cargan.

    "Esperen hasta nuevas órdenes. Una vez hablé el General, nos desplazaremos a nuestra posición junto los demás comandantes". Hablé firme hacia ellos, informando que partiré temporalmente de estar frente a ellos. Si voy a comandar, bien debería empezar cuanto antes.

    Le hago una seña a Shinko, pidiendo con eso que me siga, fui avanzando hacía donde parece ver la mayor reunión de comandantes junto a Takano.

    "Tadashi Fujiwara". Hago presencia frente a ellos diciendo esas palabras, las cuales deverian tener el impacto suficiente para llamar su atención. "A esta escala deben saberlo, igual lo repito, es la identidad del general al cual vamos a enfrentar. Kirara va a ir tras èl". Es su objetivo, nuestro objetivo.

    "No me guiaré por mí intuición, está no es una situación que merece más cuidado que eso, pero considero necesario aportar unas palabras de èl". Miro a los presentes uno por uno, verificando su grado de atención. "Espero a un así escuchen y tomen en cuenta las palabras de este aliado".

    Guarde silencio por un momento, aún a sabiendo la situación, fui lento por el bien de las palabras.

    "Tal como Murai, èl tiene el objetivo de eliminar el Clan Fujiwara". Murai, no lo menciono por recordar su escape, sino una una declaración de que están relacionados. "Por suponer, incluso por encima de conseguir la victoria de está guerra".

    En ningún momento apunte los ojos a Shinko, no deseando ver sus reacciones.

    "Tiene los hombres y la oportunidad, va apuntar a ambas. La victoria y la eliminación del Clan".

    "No le importan los métodos si logra su objetivo, traición y juego sucio. Manipulador, no esperemos piense sus acciones girando a mano propia. Lograr el objetivo debe ser su único disfrute". Dejo la posiblidad de uno de nosotros de morir por el veneno, murió Taiyo y siquiera estaba presente. "Deben tenerlo en cuenta al acercase a èl y alejarse de nuestro General".

    Es poco probable se encuentre con Kirara de manera directa al primer momento, si eso va suceder será cuando ella lo busque y encuentre.

    "Shinko". Le dirijo la palabra por primera de vez meterlo en esta situación. "¿Algo que puedas aportar de èl? Es por el bien del resultado de la guerra". De Kirara.

    Lamento por tirarte la responsabilidad, por tener que actuar de esta manera. Debo hacerlo, o acabaré perdido.

    Es una orden de no interrumpir y detenerla, pero eso es de forma directa.
     
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    Gigavehl

    Gigavehl Equipo administrativo

    Cáncer
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    Kuroki Fusatada

    Antes de que pudiera darme cuenta, una voz extremadamente familiar llegó a mis oídos, cosa que me congeló, para voltear con claro rostro sorprendido... ¿esa era..?
    Y para cuando pude recapacitar, me abrazaron y yo solo pude quedarme congelado, mirando a aquella mujer... Shiori... otra de las que me habían dado un nuevo propósito en este duro viaje, era inaudito verla justo ahora, hasta parecía algún mensaje astral.
    —Oh, por los dioses, Shiori. ¡Estás bien!—. Dije realmente incrédulo, para verla, aún incapaz de creer que lo que veía era real, no evité reír conmovido y sorprendido, a veces las casualidades eran abrumadoras.
    >>Si te sorprende que ahora sea Comandante te sorprenderá todo lo que he estado haciendo, vamos Shiori... lo viste ese día, soy duro de matar, menuda confianza me tienes—rei conmovido mientras le bromeaba y le daba un par de palmadas en la espalda.
    >>He cambiado Shiori, he crecido. Que mi vestimenta sea una clara señal de ello... ese chico que alguna vez tuvo miedo, ahora está lleno de decisión y fuerza. Será un honor tenerte a mi lado—. Concluí para volver a lo mío, escuché las palabras de Takeda y reverencie.

    —Asi será maestro, saldremos victoriosos, volveremos, también quiero aprender muchas cosas de usted... además, hay algo que quiero decirle y... creo que le será de gran ayuda—. Dije para después acercarme un poco y hablarle de forma que solo él me escuchara.
    —Yamagata ha estado esforzándose mucho por volver a verlo, Takeda... y en mi viaje, di de nuevo con Hana, con su espíritu, y me ha encargado decirte que está muy orgullosa de ti y que por favor, no cambies, confía completamente en ti, y ahora descansa en paz, ambos confían en ti, Takeda. No podemos perder, y no lo haremos—. Susurré para después separarme, sonriéndole y poco después otro llegó, se trataba de Rengo, gemi un momento al verlo ocultarse pero no lo culpaba, lo escuché con atención y pronto mencionó algo que me tomó desprevenido y tomó mucho sentido lo que pasó en Nagoya. Ese listón era de Yuzuki, era un recuerdo de ella, algo así como yo con Nozomu, y no evité sonreír conmovido y alegre, luego me ató dicho listón en mi muñeca derecha, para decirme que, si bien confía en Yuzuki, sentía la imperiosa necesidad de estar a su lado, para acto seguido sostenerme el hombro y decirme que me dejaba el listón como promesa de que volvería, por lo que yo correspondi su gesto con el hombro contrario, sin dejar de sonreír.
    —Sobreviviremos Ren, yo tampoco dejaré de estar a tu lado, ¿si? Confío en ti, y sé que tú también en mi, de verdad... ¡estoy relajado! Volveremos y haremos nuestras travesuras de siempre, deberíamos crear un saludo, ¿no crees? Además, no me quiero perder lo que señor armero errante nos tenga preparado. A la victoria, Rengo—. Dije con honestidad y decisión, palmeando un par de veces su hombro, para comenzar a caminar y suspirar, comenzando a concentrarme para pensar el cómo organizarme, habría que jugar agresivos o defensivos, ya que tampoco tenían que llegar a la casa feudal, en ese momento, Misato llegó y se presentó, sonreí y asenti para después poner un rostro serio, realmente serio para repasar a cada hombre que tenía frente a mi, si, lo sabía... ¿un niño? ¿de catorce? ¿en pleno desarrollo físico y psicológico dirigir a un grupo de adultos y guerreros? Pues no me importaba, no era mi imagen lo que me importaba, no era mi reputación o lo que pensaran, no era si era inaudito o no. Era la esencia, la clase de valentía que tomaba para decidir algo tan inesperado como comandar fuerzas, como para tomar una responsabilidad que hace un par de días me habría abrumado de sobremedida, ahora no era así, ahora estaba decidido, ahora que me había dejado de torturar por sobreexigirme demasiado, había visto tantas cosas desde otra perspectiva que simplemente mi tesitura de antes lo veía hasta absurdo, y solo por eso es que sabía que ahora sí podía tomar está responsabilidad.

    Miré a mi padre y le sonreí, confiado, mejor momento para acompañarme no podría ser, no olvidaba la promesa que nos hicimos en este preciso sitio.

    Volví mi vista a mis hombres, suspiré una última vez y hablé:
    —A mi no me interesa si tienen pensamientos nefastos acerca de mi, soy un niño, y eso no implica que no tenga merecido este puesto... he visto la muerte de cerca y salí de allí, he lidiado con fuerzas que estaban genuinamente fuera de mi alcance, y aún así, aquí estoy. No solo habiendo solventado ese caso, si no que estoy vivo... he visto ya un genocidio no solo en persona, si no a mi propia gente. Así que no quiero dudas, no quiero a nadie quejándose o preguntándose porque un mocoso está hablando frente a ustedes... ¿porqué? Porque soy un soldado, soy su comandante, y todos, iremos allá a enfrentar al enemigo, a los Taira... ¡Iremos a luchar por un nuevo Japón!—. Exclamé, alto, con decisión y hasta con toque rabioso, para apuntar hacia el horizonte, donde los tambores empezaron a retumbar.
    >>Allá abajo hay un ejército esperando por nosotros, esperando masacrarnos. ¡Y les demostraremos que están equivocados, que los que morirán hoy serán ellos! ¡Porque ellos solo sirven a un Imperio podrido y que apantalla porque son cifras! Pero nosotros tenemos decisión, tenemos convicción en qué nuestro futuro Emperador, Takeda Minamoto será el que genuinamente nos unificara a todos, el que creará a un auténtico japón feliz y libre. ¡Será el que nos librará de las aberraciones de los Taira! Yo enfrenté a estos hace mucho tiempo, arrasaron mi hogar, a mi gente, pero cometieron un grave error el dejarme con vida, porque ahora ellos pagarán. ¡¿Que los motiva a estar aquí?! ¡¡Dejen que ese algo los invada porque hoy será el día que deberemos demostrar de lo que estamos hechos, hoy es el día en el que no deben haber dudas!! ¡¡¡Hoy es el día en el que los que deben sufrir serán ellos!!! ¡Les demostraremos que somos decididos y letales! ¡¡Mucho más que ellos!! Y lucharemos por un Japón en el que hayan niños felices y jugando... ¡Y no niños en guerra como yo! Ellos nos arrebataron la libertad y la felicidad... pero a mí no solo me quitaron eso, si no también mi inocencia. Y eso... debe ser imperdonable ¡¡Así que vamos, a la guerra, por un nuevo Japón, una nueva vida y hagamos que paguen por sus aberraciones!! ¡¡¡Unidos, venceremos!!!—. Rugi completamente ensimismado no solo en el papel si no determinado en mi propio discurso, demostrando que en verdad estaba decidido, que lo que decía tenía peso, veracidad. Y estaba hecho con toda la intención de motivar. Claro que temía morir, pero temía más morir como cobarde o como un inútil, y eso definitivamente no quería permitirlo, eso no pasaría... ya no más.

    Una vez finalizado, di mi media vuelta y miré allá, donde la guerra pronto estallaría, esperando al General para dar marcha, demostraría que haber tomado este papel no sería en vano, en lo absoluto. Demostraría que en verdad era alguien de temer si se atrevían a meterse con su gente... antes podrán haberme roto, pero ahora no solo estoy entero, si no también ahora estaba cambiado y decidido a todo... a cualquier costo.
     
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    Zireael

    Zireael Equipo administrativo Comentarista empedernido

    Leo
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    Yuzuki Minami

    Claro que pensé en que a ambos Harima les podía dar algo al verme ofrecerme como comandante, pero también sabía que ninguno haría nada por detenerme, quizás porque no tenía caso, quizás porque respetaban mi honor, el motivo no interesaba tanto como que me dejaran ser. Takano se había cruzado de brazos y Rengo, a mi lado todavía, se había sujetado a la manga de mi kimono. Cuando Kuroki se ofreció como comandante también sí me pesó un poco más el corazón, porque significa que tendría que dividirse y tendría el doble de preocupaciones.

    Pero ni modo, era la guerra.

    No teníamos tiempo para mucho más de todas formas y había que moverse, los Taira no se iban a sentar a esperar que nos tomáramos la taza de té del día. Las cosas se debían hacer ya. Apenas tuve oportunidad me acerqué a Takeda, terminando de acomodarme el haori que mi madre me había dado el día anterior pues era claro que iba a llevarlo conmigo en un momento de semejante importancia.

    —Mi señor —saludé bastante serena a pesar de que, bueno, ahora sí comenzaba el enfrentamiento—, pensaba en formar un escuadrón enfocado en infantería y artillería, combate cercano y a distancia, porque creo que salta a la vista que la caballería no es mi especialidad, aún así necesitaré unos hombres al menos para reconocimiento. Luego algunos médicos y herreros. Diría yo que veinte soldados de infantería, veinte de artillería, cinco jinetes, finalmente tres médicos y dos herreros.

    El clima no ayudaba, ese granizo era un obstáculo para la visión y también para el cuerpo directamente, pero la desventaja era para ambos bandos y deberíamos jugar con ella en el tablero, preparar una partida magistral.

    Entrelacé los brazos tras la espalda, suspirando con cierta pesadez, presioné mis propias manos y sentí las puntas del cabello atado hacerme cosquillas allí donde no tenía las vendas. Miré a Takeda, alcancé a dedicarle una sonrisa tranquila y luego regresé la vista al frente.

    —Quizás debí decirlo antes y no aquí, pero estoy verdaderamente orgullosa de la persona en la que te estás convirtiendo a pesar de los obstáculos que debes enfrentar cada día, a pesar de las pérdidas que has sufrido recientemente y de saber que ahora los ojos de todos están en ti. Lo estoy porque sé que protegerás la justicia por la que murió mi padre y gran parte de los hombres de mi clan y eso me trae paz incluso en estos momentos. —Tomé aire de nuevo, tratando de acomodar ideas—. Y sobre todo me dice que he hecho lo correcto al acudir a tu lado como se me dijo que debía hacer, para poder prestarte la fuerza de los míos hasta el último de mis alientos. Eres mi superior, ahora eres nuestro general, pero te lo dije en Minami ya, somos hermanos también. Lo hemos sido desde nuestro primer respiro y lo seremos incluso cuando demos el último, que no será en esta guerra. Nos aseguraremos de ello.


    acabo de recordar que nadie le dio su katana a yuzu y lloro (? quiero ver posiciones en el mapa de los demás tho, porque como decía rapu arriba en un spoiler me están preocupando los flancos porque como se nos cuelen por ahí pues F

    por otro lado, todo lo que sé es que Rengo se viene conmigo e imagino que Akari también porque me ofendería si no okya
     
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    madarauchiha

    madarauchiha Gracias Andy!!! TWT Orientador Game Master

    Aries
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    Shiori
    La reacción de Kuroki me pilló algo desprevenida en un primer momento, honestamente esperé un abrazo en correspondéncia al mío pero ¿Hasta tal punto había madurado? Igual, sabía de su orgullo y, sus palabaras simplemente parecían no solo sinceras sinó cargadas de aun parte de ese toque de antaño, solo que mucho más seguro de sí mismo y mucho más maduro, sonreí ante cada una de sus expresiones, pero mi cuerpo de todos modos no pudo controlar de nuevo otra oleada de lágrimas que amenazaban con caer por mis mejillas.
    — Nunca dejé de tener fé en tí Kuroki, todo lo contrario, siempre supe que ibas a convertirte en un gran hombre, yo... Lamento que me hayas visto de ésta guisa, han sido ya tanto tiempo, y ahora verte aquí sin previo aviso, la verdad es que ahora entiendo lo que significa perder a un hermano—. Conresté mientras él me daba las palmadas en la espalda, — Pero por otro lado, tenía la certeza de que realmente volvería a verte, tras todo lo que he perdido, no podía perderte, no a quien para mí fue y es a quien he llegado a considerar mi hermano—. Sonreí maravillada para acariciarle el rostro y luego apartarme mientras me contestaba que sería un honor tenerme a su lado, algo que realmente me hizo sonreír agradecida y reverenciar posteriormente para alejarme de él demostrando que podía contar conmigo realmente.
    Finalmente me aparté al ver a otro chico, Takeda, viendo como Kuroki se acercó a hablar con él mientras yo me hallaba indecisa sobre que hacer ahora, no sabía cuando iban a estallar las batallas, y sabía que entrenar no era tampoco una buena idea, así que suspiré, tratando de pensar que hacer, así que decidí quedarme observando a Kuroki y Takeda desde la distancia, paciente mientras Kuroki empezaba a hablar con unos y otros mientras yo esperaba pacientemente. Se nota que ha hecho muchos conocidos, así fue como en determiando punto, volví a acercarme a uno de los presentes a quien me parecía no concocer.
    Se trataba de una chica de cabello plateado, ojos de azul amoratado, tez blanca y vestimenta de color amarillo oscuro con tres líneas de color negro y dibujos de flores en uno de los lados de la vestimenta.
    — Lamento la precipitación de mi presentación, me llamo Shiori, es un placer, ¿Es usted de aquí?—. pregunté ligeramente insegura.
    Como sigo sin ser muy claro con las descripciones, Shiori se ha acercado a Yuzuki
     
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    Amelie

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    Preparaciones de guerra

    Kato avanzaba hacia un lado de Kenzaburo, uno de sus nuevos discípulos, se detuvo y escuchó algo del discurso, eran muchas palabras; pero cada quien motivaba a sus hombros como mejor veía conveniente. Cruzó mirada con él, era distinta a su usual mirada vacía, parecía estar considerando algo en su mente. Sora estaba a un lado suyo, se le notaba tranquila hasta que a lo lejos vio a Rengo y se alejó de Kato para ir a conversar con él.

    Kato rompió la mirada con Kenzaburo para acercarse a su escuadrón, los miró detenidamente —Pisen mi sombra y estarán a salvo; si es que la rebasan, acepten su muerte con la frente al cielo —mencionó mientras se colocaba al frente. La reputación de Kato lo precedía, no necesitaba grandes discurso, era como el estallido de aguas que, acumuladas en lo alto, se precipitan impetuosamente sobre el valle. Nadie puede detenerlo, sólo aceptar las consecuencias de estar en su paso.




    Los Asakura sonrieron ante las palabras de Ginko —Los seguiremos —mencionó Hinata mientras se colocaba frente a sus hombres a comandar —¿Qué importa si el enemigo tiene miles de hombre? —sonrió levantando su espada de madera —Si te paras frente a ellos y te propones acabarlos a todos, comenzando por el primero en caer ya habrás cumplido. ¡Esa es nuestra misión como guerreros!




    Takano escuchó a Riku, no era información nueva para él, escuchó esto de Kirara, había mucha emoción en los Fujiwara y eso lo descomponía, estaban siendo difíciles de controlar —Respeto a los Fujiwara —inició Takano con su semblante de siempre, parecía molesto sin estarlo realmente, una expresión arraigada al punto de ser normal —Pero se están convirtiendo en aliados peligrosos, Kirara está ignorando por completo a los demás comandantes, no está tomando una decisión con la cabeza fría, se encontrará después arrepintiéndose de sus acciones—mencionó con seriedad sepulcral — Todos los presentes tenemos venganzas, todos tenemos odio; pero nadie va a comprometer el resultado de esta guerra por emociones, debo encargarme de ello—miró a Shinko, después a Riku — Lo que busca el enemigo es claro, y por ello no se lo entregaremos de ese modo, contendré a tu líder con una estrategia que le impida apresurarse en un plan suicida, porque no sólo estaría regalando una victoria al enemigo, sino que llevaría a muchos hombres que confían en nosotros a una muerte sin sentido —miró a Shinko — Entregar tu vida a un impulso es como tirar un tazón de arroz recién este toca tus manos.

    —Un desperdicio —atajó Shinko mientras Takano afirmaba.

    —Tengo un plan para cuidar de Kirara y al mismo tiempo poder emplear su fuerza para obtener una victoria, y para ello, es esencial que ustedes no la sigan, si ve a alguno de ustedes caer la perderemos para siempre —mencionó Takano para acercarse a sus hombres.

    No se colocó frente a ellos, comenzó a caminar entre ellos gritando —Cuando podemos atacar, debemos parecer incapaces —decía mientras algunos volteaban a observarlo, confundidos al verlo caminando entre ellos —Si vamos a usar nuestras fuerzas, debemos parecer inactivos. Cuando estamos cerca, debemos hacer creer al enemigo que estamos lejos. De la misma forma cuando estemos lejos hacer parecer que estamos cerca.—Sus hombres comenzaron a acomodarse para dejar un pasillo por el cual Takano pudiese caminar sin tener que esquivar a nadie, todos viendo hacia él —Si el enemigo está interesado en conseguir alguna ganancia, sedúcelo con algún señuelo. Si está confundido, atrápalo —Aquellas palabras eran órdenes— Si tiene una fuerza superior, evítalo —hablaba de estrategia, el hablaba para sobrevivir, no para defender su honor —Irrita al oponente si tiene un temperamento colérico, finge ser débil, para que se vuelva arrogante —su voz crecía con cada palabra, pues debía superar al tempestuoso granizo —¡Si está tranquilo, no le des descanso! Si sus fuerzas están unidas, divídelas. Atácalo por donde no esté preparado y lánzate sobre él cuando no te espere —dijo deteniéndose —Somos el escuadrón que acomodará las piezas si estás se descarrilan; nuestros ojos deben ser los más rápidos, nuestras fuerzas superiores. Porque no dejaré que alguien pierda su vida por un error en mis cálculos, no cargaré con ese peso; así que necesito hombres y mujeres dispuestos a pelear con inteligencia.




    Takeda escuchó el nombre de Yamagata y de su madre en voz de Kuroki y sonrió — Me mantendré fiel a mis ideales, gracias por comunicarlo, me llena de nuevas energías

    Rengo se alejó de Kuroki sonriendo, debían pensar en un saludo, claro, eso era mejor que un pacto de sangre. Después Shiori conversó con él para después también alejarse hacia dónde estaba Yuzuki y Takeda.

    Después habló a sus hombres los cuales no parecían conformes con sus palabras, Yin quien estaba cerca para oír lo sucedido se acercó a Kuroki —Joven Kuroki, se está poniendo encima de ellos, es normal, lo está, es más que un simple guerrero, es un samurai del clan Minamoto, así como la señorita Aoyama; su rango es muy superior al de ellos; pero si quiere motivarlos debe hacer dos cosas, una de ella es que su propia reputación mueva sus piernas, como es el caso de señor Kato. La otra es colocarse al mismo nivel, como lo ha hecho el señor Kenzaburo. A los soldados no le hable de lo mucho que usted ha sufrido para estar dónde estás, eso no les importa, al menos no ahora; considere que la gran mayoría está aquí por obligación mas que por convicción—Yin sonrió —Pero después de hoy, lo verán diferente, usted definirá su camino como líder, y así creará su leyenda —miró hacia Misato —Así como la señorita Aoyama y el señor Kenzaburo han quedado en la historia de la familia Tao como almas defensoras al dar muerte al traidor de mi hermano —dijo para después volver a Kuroki —Veo que su amigo ahora es el nuevo portador de esa arma; a mi hermano lo desequilibró mentalmente, si yo no creyera fervientemente en las palabras de la señorita Aoyama, hubiese dudado que hablaba de quien fuese mi hermano.

    —Los Tao iremos detrás de ustedes— mencionó Zeng ante Kuroki, sin dudar de él a pesar de su edad —Este será nuestra manera de agradecerles lo que han hecho por mi familia —después miró a lo lejos a Kenzaburo —También deberemos vigilarlo a él, los Tao siempre saldan sus deudas.




    Rengo corrió a encontrarse con Yuzuki, su cabello suelto mientras se colocaba a su lado mientras ella hablaba con Takeda, mientras lo hacía lo observaba con cuidado.

    —Yuzu, somos familia —mencionó Takeda para después mirar a Rengo y sonreírle — Me salvaste, evitaste que me perdiera en un mar de furia del cual me hubiera sido imposible salir, aun tengo emociones en mi interior; pero sé que debo controlarlas y manifestarlas después con serenidad y no con odio. Yuzu, te lo agradezco, si ahora están orgullosos de mi es gracias a que tú me llevaste por el camino correcto en un momento de crisis.

    Rengo sonrió y miró a Yuzuki con ternura —Amabilidad en palabras crea confianza, amabilidad en pensamientos crea bondad, amabilidad en actos crea amor. Has salvado a tantos con ese poder —la abrazó para después mirar a Takeda —Aquel que obtiene una victoria sobre otro hombre es fuerte pero quien obtiene una victoria sobre si mismo es poderoso. Yo te seguiré también, pero sólo porque Yuzu lo hace.

    —Cuida de ella por favor —encargó Takeda a Rengo.

    Rengo la abrazó aun mas fuerte —No tienes que decírmelo ¡Ah! ¡Cierto! —Rengo le entregó a Yuzu su nueva katana. Una de forma peculiar perfecta para verter el veneno antes de desenvainarla, y el líquido fluiría dentro de la misma —Se la acabo de robar a Kuroki.

    [​IMG]
    Yáahl tira tu dado de 20 caras para saber su bonificación
    Veneno: podrás colocar un veneno en su filo por todo un combate; su efecto no es acumulable, si el filo toca al enemigo este será el efecto por el veneno.
    Y necesito tus números exactos de soldados para actualizarlos.

    Y dame tus números exactos a comandar, debes elegir 50, mas abajo están los números disponibles.

    Shiori llegó ante ellos, también Akari se unía al grupo pues no dejaría sola a su hija: Yuzuki. Rengo miró a Shiori, no la conocía pero parecía amable, la vio en la audiencia y suponía que era parte de Shizuoka —Ella no es de aquí, Shizuoka; ambos somos de Kamakura de la prefectura de Kanagawa; ya sabes... de dónde consideran que somos impertinentes y ferales —soltó un risa mientras trataba de acomodar su cabello con un pedazo de tela siendo que su listón se lo había dado a Kuroki —Es la mujer mas maravillosa que ha existido, tiene la belleza de cualquier dama de corte pero con la personalidad de una lobezna, protectora y fuerte... —miró también a Akari y la saludó con una sonrisa —Su clan, Minami; siempre se ha caracterizado de tener mujeres fuertes —Abrazó a Yuzuki —Y yo... yo soy quien no dejará que nadie lastime a Yuzuki.


    • 47 (caballería) 1 (médicos) 1 (herrero)
      Ginko

    • 9 (caballería) 18 (infantería) 10 (artillería) 5 (médicos) 5 (herreros)
      Satou
      Shiori
      Misato

    • 6 (caballería) 30 (infantería) 10 (artillería) 2 (médicos) 2 (herrero)

    • 5 (caballería) 29 (infantería) 12 (artillería) 3 (médicos) 1 (herrero)

    • 6 (caballería) 23 (infantería) 18 (artillería) 2 (médicos)
      Shinko

    • Rengo
      Akari

    • Sora

    • Sora

    • Hayato

    • Tetsuo
      Terunobu
      Kintoki

    • Sanada
      Chiharu
      Masashigue
      Yukimura

    • Kojiro

    • Yin
      Ujihisa




    • 300 (caballería) 576 (infantería) 202 (artillería) 21 (médicos) 22 (herrero) 203 (flota)


    rapuma Gigavehl Kuno Vizard John Whitelocke Yáahl Monpoke Bruno TDF Slam madarauchiha
    • Elijan su escuadrón :3
    • Díganme su coordenada para inicio de guerra, porque ya con eso yo puedo colocar a los míos. Ya acomodé a los Taira jajajaja así que prometo tratar de ser neutral.
    • Chequen el mapa, lo modifiqué para que sea más sencillo, allí están las zonas de montaña, mar y bosque por si quieren planear algo. Kenzaburo y Takeda ya fueron colocados:
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    • Elegí los colores por ustedes por practicidad:
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    Zireael

    Zireael Equipo administrativo Comentarista empedernido

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    Yuzuki Minami

    Mientras hablaba con Takeda noté a Rengo acercarse corriendo y era innegable, una parte de mí estaba preocupada por tenerlo allí, en campo de guerra. No quería hacerlo empuñar un arma, no quería que se manchara todavía más de sangre, que otra se revolviera con el hedor de la propia, pero sabía que no podía solo decirle que se fuese. Quería cuidarme y yo más que nadie sabía que el deseo de protección era más fuerte que cualquier razonamiento.

    Por proteger uno se lanzaba a la guerra, luchaba contra los elementos naturales y si hacía falta también atravesaba el Yomi.

    Mantuve la vista al frente mientras Takeda hablaba y sonreí, negando con la cabeza suavemente. No había nada por lo que tuviese que agradecerme, Takano me había enviado con ellos sin un plan, sin instrucciones y yo solo había hecho lo que debía hacerse, que era enderezar los tallos de las flores del jardín luego de que se les acumulara agua en las hojas y los pétalos después de la lluvia torrencial. Rengo me miró entonces, sonrió con ternura y le regresé el gesto, recibiéndolo en mis brazos como si fuese un chiquillo todavía.

    —Me das demasiado reconocimiento, mi niño, pero te lo agradezco. —Le froté los hombros con cariño, luego regresé la vista a Takeda—. Nada de qué preocuparse, los hijos de Kamakura siempre nos protegeremos los unos a los otros.

    Rengo me abrazó con más fuerza y se me soltó una risa, a ese paso me iba a espachurrar o algo, pero la verdad es que no podía estar más contenta de tenerlo allí, demostrando su cariño. Pensé de repente que necesitaba recordarle que estaba a cargo de un grupo, que nos moveríamos en equipo y necesitaba que estuviese enfocado en todos en vez de solo en mí, pero ya haría eso cuando hablara con todos los soldados.

    No tardó mucho en entregarme la katana, la que Kuroki había cargado consigo desde Nagoya, y la saqué de la saya para poder verla. La copia del colmillo que había herido a Takano, un diente robado, cuyo último vestigio de veneno también cargaba conmigo, me lo había dado Shinrin. Regresé la katana a la saya, la acomodé en mi cinto con las otras dos.

    Acababa de hacer eso cuando la amiga de Tsuna llegó, además de mi madre. Le dediqué una sonrisa a la muchacha.

    —Como dice Rengo, ambos somos de la tierra donde crían animales sin control... Según Nagato al menos. Tú eres la amiga de Tsuna, ¿verdad? O estabas acompañándolo. En la clínica los saqué a todos a velocidad, lamento eso, necesitábamos el espacio para tratar a los heridos. No recuerdo si me presenté contigo en su momento, cuando le dije a Tsuna mi nombre, pero soy Yuzuki. Puedes decirme Yuzu sin problema. —Me giré hacia Rengo al ver que intentaba atarse el cabello, le quité el trozo de tela de las manos y lo peiné con la paciencia de toda la vida, quitándole todo el cabello posible del campo de visión. Seguí hablando con Shiori mientras lo hacía—. Me hubiese gustado conocerte en otras condiciones y sobre todo no ver a una muchacha tan joven como tú en la guerra, pero aún así agradezco profundamente que nos prestes tu fuerza en este momento tan importante.

    Las palabras de Rengo sobre mí estuvieron a nada de lanzarme el color al rostro, pero me las arreglé para mantenerme centrada y recibí su abrazo de nuevas cuentas, aunque no tardé mucho en separarlo con cuidado de mí y excusarme con la chica para acercarme a mi escuadrón. Tomé la mano del menor de los Harima, llevándolo conmigo, y di por sentado que mi madre me seguiría.

    —Vamos, mi valiente escolta, que tengo un escuadrón al que dirigir —dije para Rengo, tratando de alivianar el asunto.




    El granizo era una pesadilla, eso nadie lo iba a negar pero no había espacio para ponernos a lamentarnos por el clima. Ya antes de estar con el escuadrón dejé ir la mano de Rengo, me detuve un instante frente al grupo de soldados y los repasé con la vista, pensando que tenían familias, hijos, madres, hermanos… y algunos no volverían.

    Me llené los pulmones de aire y sin siquiera ser consciente de ello realmente empecé a avanzar entre ellos de la misma forma que había hecho Takano. El haori que mi madre me había entregado me cubría el cuerpo, acompañaba mis movimientos y me hacía sentir más segura, atada como estaba a mi clan.

    —Tenemos estrategas, médicos, diplomáticos, solo soldados y tantos otros que si me detengo a mencionar no acabo antes de que lleguen los Taira. Hay personas y hay funciones para cada uno, lo importante es saber moverse de acuerdo a la función que nos corresponde. —Con el granizo debía gritar, aunque en sí tampoco se me dificultaba alzar la voz cuando era necesario y que lo dijera Nagato, el mismo Tsuna y la mitad de gente que me conocía entre los Minamoto—. Cada escuadrón y cada comandante se mueve de una forma y a su vez complementa a los demás. Somos piezas en un tablero y jugaremos para proteger a las personas que han quedado detrás de nosotros. A nuestros padres, hijos, hermanos, amigos, así debamos entregar nuestra sangre y el último de nuestros respiros. Porque esa es la tarea que nos corresponde, porque somos gente de guerra.

    Seguí caminando entre ellos, de vez en cuando las sayas de las katanas se rozaban entre sí anunciando mi movimiento.

    —Estoy aquí como la representación absoluta de la fuerza feral y ofensiva de los Minamoto, así que ahora quisieran o no son parte de mi manada y nos moveremos como lo que somos, perros entrenados para la guerra. Quiero que todos tengan presente que no estamos en este campo solos, hay más soldados, hay más comandantes y está nuestro general, así que el que actúe por cuenta propia estará condenando a los demás consigo. Quiero personas que sepan que están rodeadas por familia y sepan moverse para cuidarla. Comandante, madre, hermana mayor, pueden colocarme encima la imagen que más les convenga en tanto les brinde la seguridad suficiente para pelear a mi lado y confiarme sus vidas y las de sus familias, así como yo les confiaré la mía y la de los míos. —Enlacé los brazos tras la espalda antes de seguir hablando—. Y haremos todo lo posible para evitar que Shizuoka se empape de sangre. Necesito la fuerza de todos y todas, y no cualquiera, necesito la fuerza que mueve sus corazones, la que nace directamente de las emociones más viscerales, la que los levanta cada mañana y los pone en movimiento cuando corren peligro de muerte.

    Me detuve en medio de las filas, tomé una pausa para volver a inhalar con cierta fuerza y alzar aún más la voz, firme.

    —Pelearemos como animales por algo más grande que la simple gloria. —Busqué a mi madre y a Rengo un momento, antes de regresar al resto del escuadrón. Alcé el mentón e incluso con lo inclemente del clima me permití una sonrisa, fue amplia, me descubrió los colmillos y acentuó los rasgos heredados de mi clan, aquella energía salvaje que teníamos en la sangre—. Honor y seguridad para las personas que defendemos. Nos dejaremos la piel en ello, porque quien se atreva a tocarnos no saldrá entero de aquí.


    -20 infantería
    -19 artillería
    -5 caballería
    -2 médicos
    -2 herreros
    Ya ajustados teniendo en cuenta a Rengo y Akari

    Posición:
    Q-11


    En un momento tiro el dado de bonificación

    dios qué tocho acabo de tirar, ayuda y tREMENDO DADO HIJOS, COMO DEBE SER, A VER TAIRAS:
     
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    Ginko Harutomo

    Sonrió con un dejo de nostalgia mientras observaba a Hinata levantar su espada de madera bajo ese cielo torrencial y soltar su discurso. Éste era escueto, pero con convicción, le estaba recordando un poco a su madre otra vez. Pero no había tiempo para sentimentalismos, él había elegido otro escuadrón, uno bastante diferente. Aunque las interpretara como señales del universo, a veces las drogas lo hacían enlistarse en cosas muy extrañas...

    Estaba al lado de su comandante cuando éste comenzó a arengar a la tropa. Ginko se puso pálido cuando lo vio colocarse un oso y comenzó a gritar que todos lo seguirían al infierno. Abrió su único ojo bien grande unos momentos, pero por lo demás, disimuló muy bien sin mover un sólo músculo.

    Luego del discurso, se escucharon los de otros comandantes y se fueron mezclando entre ellos y las demás voces, y los caballos, la lluvia, los truenos, el enemigo. Al final sólo eran un montón de personas antes de matarse, percutiendo el aire con un bullicio menos relevante que una tormenta que era capaz de solaparlo. A Ginko igual ya no le importaba todo eso, toda su familia estaba en esta guerra, prefería morir que tener que vivir sin familia. Él no hubiera querido que así fuera, pero conocía sus corazones guerreros y sabía que no podía hacer nada para sacarlos de esta guerra, entonces los acompañaría.

    Pero no todo se reducía a morir, también sabía que tenían una mínima esperanza y haría todo lo que estuviera a su alcance para contribuir a la victoria. Por eso estaba contento de pertenecer al escuadrón de Kenzaburo y ahora entendía las señales, era un guerrero imparable, si lograba mantenerlo con vida pelearía hasta la victoria.
     
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    Shizuoka (afueras): Campo de batalla


    Cuando Takano le aprobó su idea, lo escuchó con atención. El estratega tenía la razón, la desventaja numérica era un tema a tratar con delicadeza y precisión. Kenzo tenía una buena parte de la caballería, y si sus movimientos se volvían agitados e irreflexivos, podría dejar al resto del ejército en una posición delicada.

    Se acercó a Takeda, quería comunicarle su decisión. Hace rato que no hablaban.

    —Takeda, ha sido un tiempo desde que nos distanciamos. No hemos hablado mucho últimamente. Pero tú eres mi lider, eres mi comandante. Ya he hablado con Takano, me ha aprobado el plan. Seguiré de cerca a la vanguardia de caballería de Kenzaburo, lo cuidaré de las lanzas, lo cuidaré en las montañas, donde no podrá moverse como el viento.

    Se detuvo por un momento porque notó que Kohaku estaba entre las filas de Takeda. El joven de la máscara, que había estado enfermo durante varios días.

    —Kohaku-kun, me alegro de verte de pie, otra vez. Protege a Takeda con toda tu fuerza.

    "Su espada es muy poderosa, de las más poderosas que he visto nunca. Es bueno que esté de vuelta", pensó.

    —Cuidate Takeda, y cuídanos. Tu mente deberá ser fría como el hielo, y así es como ganaremos esta batalla.

    Se despidió y se alejó con su escuadrón de 50 hombres. Cuando volvió a ver a Takano, simplemente le comunicó su posicionamiento, dado que ya había sido informado de la posición inicial del escuadrón de Kenzo.

    —Estaré en lo alto del último monte al noreste, listo para bajar de la montaña, listo para proteger el cruce del río, donde nuestra flota debería complementarse con el ejercito a pie, y por delante de la vanguardia de Kenzo. Por ahora seré el más adelantado, si veo a los Taira acercarse al río desde lo alto de mi posición informaré de inmediato—le comunicó a Takano.

    Partió con su tropa rumbo al norte.

    P8
    La idea es estar al final de la cadena montañosa, y cerca del río, bien en el centro, para seguir los movimientos de los Taira y responder del modo más aceptable y lógico. Me pongo por delante de Kenzo pero la idea es seguirlo cuando se mueva.
     
    Última edición: 5 Julio 2021
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