Shizuoka Shizuoka

Tema en 'Prefecturas' iniciado por Amelie, 6 Septiembre 2020.

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    Amelie

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    Shizuoka (Satou; Ujihisa; Zeng; Yin Heya; Misato; Daichi; Kuroki) [​IMG][​IMG][​IMG] [​IMG]

    Zeng miró a Kuroki, lo que decía parecía confundirlo pero no iba a admitirlo; Yin en cambio no podía dejar de mostrar un rostro de completa confusión —¿Es aquí dónde planearon reunirse? — preguntó Yin mirando Shizuoka, no conocía la historia de aquella ciudad, era bastante grande y olía a sal marina —¿Su idea es tomar un barco? ¿Qué diferencia tiene Shizuoka de Nagoya?

    Matsuda sonrió —Parte de nuestro clan avanzó hacia la prefectura de Aichi, por lo que Kuroki asume que en estos momentos segramente se encuentran en Shizuoka — dijo mirando a Kuroki, entendiendo sus pensamientos — Estoy de acuerdo con él, vayamos al Shukusha y probemos suerte, tal vez encontremos a alguien.

    Zeng afirmó mientras emprendían el camino hacia el Shukusha.



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    Shukusha (Takano; Ukita; Rengo Yuzuki; Kohaku; Natsu)[​IMG][​IMG][​IMG]

    Rengo levantó la vista hasta Yuzuki —Buenos días —sonrió mientras ella tomaba asiento; después escuchó atentamente el sonido de la flauta —Cómo en los viejos tiempo— mencionó cerrando los ojos para escuchar con una completa atención, aquel sonido lo relajaba, pues la música siempre era lo único amable que él snetía siempre en Kamakura.

    —Sabes... desde que Jiin las ayudó a escapar, Kamakura se volvió un lugar bastante triste — mencionó aun sonriendo con los ojos cerrados — Y aun con esa tristeza, creíamos que nosotros éramos los que hacíamos lo correcto al permanecer en guardia.




    Takano observó a Natsu mientras se acercaba, se irguió pero permaneció sentado, la cicatriz en su pecho se asomaba de su yukata mal amarrada; la herida era reciente pero estaba bien tratada.

    —¿Kioto?— preguntó con una mirada seria tratando de coincidir con la de Natsu sin éxito —No hubieras podido infiltrarte en aquel sitio, lo sé por cómo actuamos tu y yo en Nara en la casa feudal, nuestro fuerte no es la discreción —aquello que decía era cierto; pero Natsu había logrado ya una vez ser discreto, en el mejor momento de hecho, ya que gracias a ello Takano no pudo ver su rostro aquel día en Tsu cuando lo noqueaba — No dejan entrar a nadie a esa ciudad a menos que tengan alguna conexión con Akishino o los Taira —Takano lo miraba intrigado, pero no iba a preguntarle sus intensiones por ir a Kioto, seguramente era un tema personal el cual a él no le incumbía —Nuestro objetivo final es atacar Kioto —dijo sacudiendo su cabello para que las gotas de agua cayeran, ayudando a secarlo más rápido —Si buscas a alguien importante allá seguramente tendrás que hablarlo con Takeda, si es que planeas volver a unirte a nosotros.



    Zeng fue el primero en ingresar allí seguido de Ujihisa; ambos inspeccionaron el lugar, sólo dos personas estaban en una mesa junto a la recepción tomando un té en la mañana.
    Satou y Kuroki entraron, Kuroki logró reconocer a Yuzuki, desconociendo al hombre que tomaba el té junto a ella mientras la música de su flauta parecía tranquilizar todo el ambiente.
    Matsuda entró junto a Misato, ambos con suma tranquilidad seguidos de Daichi y Heya quienes también lograron reconocer a Yuzuki. Matsuda giró su vista tratando de encontrarse con la mirada de alguien en específico.
    Yin fue el último entrar, colocándose a un lado de Zeng.

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    Insane

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    Natsu Gotho

    Tomó asiento a su lado, con la mirada fija en la nada al escucharlo.

    —Tengo una invitación —susurró con parsimonia, desdibujando todas las palabras anteriores sobre el infiltrarse dentro, sintiendo en igualdad de medida los ojos ajenos el buscarlo, sin embargo apenas y le miró de soslayo, con aquel deje de tranquilidad en sus pupilas.

    Deslizó sus manos entre las mangas de su propio kimono, como si cruzara los brazos. Aunque le contara aquello no tenía ninguna intención de relatar el cómo obtuvo dicha entrada libre.

    Además, ¿qué le aseguraba que Mara continuara esperándolo? O la sacerdotisa.

    —Shi —murmuró—, ¿quién diseñó esa arma?
     
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    Amelie

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    Shukusha (Takano; Ukita; Rengo; Yuzuki; Kohaku; Natsu)[​IMG][​IMG][​IMG]

    "Tengo una invitación"

    Aquellas palabras en verdad sorprendieron a Takano; Natsu era una persona sumamente misteriosa, su actuar era impredecible, algo que le recordaba de Rengo, quien tomaba sus decisiones en el último instante siguiendo sus instintos, no hacía pausa a un análisis, simplemente confiaba en la corriente del viento mismo; Natsu era parecido en ese sentido.

    "Shi... ¿quién diseñó esa arma?"

    Takano esperó a que Natsu culminara, ya conocía que era de pocas palabras, algo que dificultaba poder leerlo, pero a su vez era una cualidad que apreciaba para ser conciso en las pláticas formales. Pero esta vez Takano necesitaba mas que esas pocas palabras.

    —Tener una invitación a Kioto te convierte en alguien de peligro; espero entiendas eso perfectamente —Dijo mirando hacia al frente, observando como el vapor de los baños se trasladaba con el aire —Ahora dudo completamente de ti y de tus intensiones; pero si me ayudas a entender lo que buscas, puede que yo también te ayude a entender un par de cosas.
     
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    Insane

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    Natsu Gotho

    Su respiración se mantenía tranquila, como un río sin tempestad pese a la probable tormenta que le deparaba la vida, manteniendo la sagacidad en sus pupilas de forma innata, escuchándolo con atención.

    <<pero si me ayudas a entender lo que buscas, puede que yo también te ayude a entender un par de cosas.>>

    ¿Qué buscaba en realidad? Su vida se movilizaba sin ningún sentido de amor propio, llenando los vacíos impregnados con el poder, engañándose así mismo con el pasar del tiempo. Si conseguía todo, podía hacerlo todo, ¿no? Gélido, distante, manipulado por el asqueroso mundo al que lo lanzaron desde su nacimiento.

    —¿Cuál es el sentido de la vida? —cuestionó en aquel tono plano, mirándolo por primera vez en toda la conversación a los ojos.
     
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    Zireael

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    Yuzuki Minami
    Shukusha

    Notó la reacción de Rengo a la música y su comentario, de forma que siguió entonando la suave melodía durante un rato más. Dadas las condiciones no podía evitar sentir recelo del hijo menor de Kato pero al final del día seguía siendo una de las personas junto a las que había crecido. No podía siempre ser brusca con el muchacho, mucho menos siendo el que tenía la misma edad que ella.
    Dejó la flauta al frente, antes de darle un sorbo al té.

    —Mira que dejarle una carga tan grande como la poca alegría de Kamakura a un montón de perros... —El comentario fue casi un murmuro, había algo de melancolía en él que era incapaz de disimularse, pero aún así hizo por dónde ponerse una sonrisa en el rostro como era usual a pesar de que él tenía los ojos cerrados—. Rengo, ¿qué se supone es este poder que buscas?

    Apoyó los brazos en la mesa antes de deslizar la vista de regreso al instrumento.

    —Podrías apagar la música para siempre o empezar a tocar algo que no sea agradable. —Guardó silencio para beber algo de té de nuevo, antes de volver a posar su mirada afilada en Rengo—. No se me apetece ninguna de las dos.

    Apenas había terminado de hablar cuando escuchó nuevos pasos en el hostal, haciendo que girara el rostro para buscar a sus causantes. La gracia con Hashimoto la había dejado particularmente atenta a la gente que se aparecía de repente en el Shukusha.
    Sus ojos se abrieron con algo de sorpresa al reconocer a parte del grupo que acababa de llegar, luego soltó una risa nasal.

    —Bienvenidos a Shizuoka. —Notó la mirada de Matsuda paseándose por la estancia, así que se vio en la obligación de acotar algo más—. No la encontrarás aquí, pero no tienes nada de que preocuparte, te lo aseguro.

    Eso creía ella al menos.
     
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    Amelie

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    Shukusha (Takano; Ukita; Rengo; Clan Tao; Yuzuki; Kohaku; Natsu; Heya; Misato; Daichi; Kuroki)[​IMG][​IMG][​IMG] [​IMG][​IMG][​IMG] [​IMG]

    Escuchó la pregunta mientras lo miraba a los ojos, había vuelto a suceder, Natsu no respondía como él hubiera predicho —Yo no hablo de problemas existenciales — dijo seco, aquellas eran frases que siempre escuchaba de Chikusa y Takeda en sus años de viaje, el existencialismo lo tenía sin cuidado, aun así sentía que debía tratar de responder, pero aquello le molestaba, hablar de la vida era hablar con sentimientos, no sólo con la mente.

    —¿Planeas irla a perder a Kioto? —dijo osco —Si alguien te espera allá dudo que tengas una vida tranquila después, no repitas el error de los Minamoto, ir a Kioto es exponerte a su madriguera, nadie la conoce como ellos, sabrán utilizarte para después eliminarte como lo hicieron con la familia de Takeda— dijo desviando la mirada, aquel hecho le hervía la sangre —Pero la vida tampoco será sencilla si planeas viajar con nosotros sin que me digas todo; no voy a confiar sus vidas en tus manos si tienes una invitación a dominio Taira, dime Natsu ¿Quién te ha invitado? —su mirada se intensificó en la de Natsu — La vida no tiene sentido si no tienes un objetivo. Mi objetivo y mi lealtad son bastante claros, algo que tú claramente no tienes. En esta guerra debes decidir un bando, si vas hacia Kioto puedes considerarme tu enemigo —sonrió con un dejo de maldad —Hubieras hablado con Takeda antes que conmigo, yo no suelo dejar ir la información mientras me desvían a temas de filosofía; no soy calmo como el agua en un río pequeño, soy el fuego descontrolado en un incendio forestal.

    Ukita salía de los baños y reparó en la conversación, Takano lo miró y negó; haciendo que Ukita regresara al interior del Shukusha para dirigirse por un buen té.




    Rengo abrió los ojos inmediatamente que la música había terminado, luego las palabras de Yuzuki dieron otro ambiente al que ya había creado con su música. La escuchó con tranquilidad pero no respondió a su pregunta, no ahora que el Shukusha volvía a llenarse de nuevos rostros los cuales comenzó a recorrer a detalle. Miró nuevamente a Yuzuki, hablaba con uno de ellos, eran conocidos. Era un grupo bastante grande. Levantó la vista para ver si entre esos rostros veía a alguien que le pareciera familiar, pero no fue así, todos eran rostros nuevos.

    Ukita ingresaba a esa área, miró a Matsuda, seguido de Kuroki, Daichi, Misato y Heya; sonrió al verlos.

    Matsuda miró con tristeza a Yuzuki por lo que le decía —¿En dónde está ahora? —preguntó con tranquilidad disimulando torpemente su preocupación —¿También su grupo se dividió? ¿Con quién está ahora?

    Ukita colocó su mano en el hombro de Matsuda —Está en Iwakura, aprendiendo las técnicas del herrero Masamune; me encargó decirte que ella se reunirá contigo; que no tengas miedo y no trates de ir a buscarla; mantén tu objetivo firme con Takeda en estos momentos.

    Matsuda se dejó caer en la almohadilla junto a la mesa —Fuji...— dijo con suma tristeza mientras se recargaba en la mesa, aquello no le había sentado nada bien. Rengo lo observó con interés.

    Ukita después se acercó al resto, haciendo una reverencia ante las personas que los acompañaban en cortesía —Buenos días— los demás devolvieron el saludo; explicando la situación por la que acompañaban a su clan; Yin fue quien explicó todo a detalle, mencionando claramente que buscaban hablar con Takeda y así hablar de una posible alianza asegurada.

    —Temo decirles que Takeda no se ha reunido con nosotros aun; tendrán que seguir viajando con nosotros para poder hablar con él; en este grupo nuestro líder es Takano, seguramente querrá hablar con ustedes a detalle— mencionó Ukita para luego hablar con el resto —creo que Takano querrá saber cual ha sido el resultado de su viaje, pero ahora está ocupado, encontró al joven Gotho en esta ciudad, supongo que estarán hablando de su extraña desaparición en Tsu.
     
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    Insane

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    Natsu Gotho

    Suspiró por la nariz sin emoción alguna, volviendo la vista al frente a medida que sacaba las manos de las mangas del kimono y las posaba a sus costados, mirando ahora el rayo de sol que se colaba por las ramas de los pequeños árboles del jardín, deparando pizcas de luz en el césped, manteniéndose atento a la conversación pese a no volver a mirarlo como tal, ensimismándose en sus pensamientos a medida que Takano hablaba.

    —No tengo en mente perderla —puntualizó sin ademán de duda, pese a que no le importaba conservarla en realidad ante el existencialismo y escepticismo impregnado en su ser, guardándose el objetivo personal sobre la mujer que estaba buscando en su viaje, respondiendo la siguiente pregunta que no demoró en llegar, sin embargo, la repitió al replantearse—¿Quién? —siseó como si las fichas en su cabeza estuviesen flotando, ignorando la amenaza.

    ¿Qué valor tenía una amenaza en un ser que se movía por sus propios intereses?

    Aún así, respondió la pregunta con genuina sinceridad luego de recordarlo.

    —No diría quién, sino qué —comenzó a hablar con aquella ambigüedad impregnada—, no sé qué era, pero no era una persona si a eso te refieres —siseó al recordar la voz del demonio en su cabeza.

    ¿Rengo no le comunicaba sus caminos a Takano? De ser así, ¿por qué Rengo no estaba muerto a manos de su hermano?

    —La invitación la recibí por el nulo miedo a la muerte —se adelantó a la pregunta que sabía y el tipo haría a lo largo del interrogatorio—, eso es todo.
     
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    Gigavehl

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    Kuroki Fusatada

    Me quedé un momento reflexivo... ¿Acaso me había equivocado? ¿No era acaso Shizuoka el punto de reunión del clan? Al menos Matsuda comprendió mis palabras, por lo que sonreí agradecido y nos encaminamos hacia allí con calma, la mañana era joven y había mucho que explorar, aparentemente. Por lo que al ingresar al Shukusha no hubo mayor inconveniente... Aunque, esa... Esa melodía, ese sonido. Es una flauta, y no evité transportarme en un momento dado de vuelta en Tsu, mientras escuchaba la melodía de Yuzuki, sí. ¿Era ella?

    Al entrar un poco más en profundidad en compañía de mi padre, pude ver efectivamente a Yuzuki, tocar esa melodía, mientras sonreía conmovido... ¡Al fin! ¡Rostros conocidos! Iba a acercarme a saludar pero mi gesto de felicidad pasó a sorpresa y confusión al ver a otra persona ahí presente, no sabía el porqué pero... Se me hacía extrañamente familiar... ¿Lo había visto antes acaso?
    Me le quedé viendo, intrigado, notando como parecía tener la... ¿misma edad que la mía? Tal vez no, pero si se le notaba bastante joven. Aún así, esa aura que emitía y su forma de ver las cosas, era curioso.

    Yuzuki nos reconoció, soltó una breve risa el cual me hizo elevar una ceja, confuso. Luego mencionó algo más... ¿Hablaba de Fuji?
    —Gracias...—fue lo único que pude responder en ese momento ante su bienvenida, mientras otro rostro familiar se aproximó, era Ukita. Maravilloso, ¡parecía que todos estaban con bien!

    Ukita entonces comenzó a explicarle a Matsuda sobre en dónde es que se hallaba Fuji, no pudiendo evitar una gran sorpresa en mi rostro... ¡¿Dijo el herrero Masamune?¡¿Uno de los tres legendarios herreros de todo Japón?! ¿Cómo es que dieron con él? Parecía que no estaba tan oculto, después de todo, a como me lo dijo Yamamoto.
    Fuese como fuese, solo faltaba Kyuzo y así, tal vez saber qué pasó con ellos.

    Sin en cambio, cuando Ukita habló, le presté atención, pero nuevamente me sorprendí de sobremedida ante un nombre en específico, y más la parte de la "desaparición" en Tsu...

    Gotho

    —¿Natsu..?—. Martillé la pregunta sin querer con clara sorpresa, sin saber que eso podría captar la atención del joven que estaba junto con Yuzuki. ¿Entonces, si estaba con bien? Cielos. No creí que de verdad siguiese entero y mucho menos que inclusive se reuniera antes de tiempo, aunque eso sin dudas captaría la atención de mi padre, por lo que le miré.

    —Bueno, papá. Parece que el sujeto que estuvo en Higashiomi con ustedes esta aquí presente, je, bueno. Al parecer ya no me debo preocupar mucho por su búsqueda—reí un poco apenado mientras me rascaba tras la nuca y miré alrededor, comenzando a caminar hacia Yuzuki y Rengo, a quienes reverencié con una sonrisa.
    —¡Buenos días! Espero no haber interrumpido nada—Dije, mientras me desplacé a un lugar un tanto cerca de ellos, sentándome. Parece nada, pero la adrenalina de andar en caballo es agotador, contrario a lo que pueda parecer.

    Luego miré a Yuzuki, sonriendole.
    —Veo que haces nuevas amistades—. Dije, sin dejar de mirar de reojo a esa persona.
     
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    Zireael

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    Yuzuki Minami
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    Como había pedido Fuji en Iwakura Ukita se encargó de darle los detalles a Matsuda luego de su intervención. La reacción ante la noticia no la tomó por sorpresa, era normal; sonrió algo resignada al recordar que no hubo fuerza capaz de convencer a Fuji de seguir con ellos, y estiró la mano hacia Matsuda, para dedicarle una breve caricia en el brazo. El tipo de tacto que busca calmar.

    Fue breve, apenas un toque, antes de regresar la mano a su espacio y de paso volver a guardar la flauta.

    La siguiente voz en llamar su atención fue la de Kuroki, ¿papá había dicho? Miró a la persona a quién se había dirigido y luego regresó la vista a su taza de té.
    Era bueno ver que algunas familias estaban volviendo a unirse.

    —Solo bebíamos algo de té —respondió ante lo dicho sobre la interrupción. Era mentira, claro, Rengo no había respondido por verlos aparecer pero era lo que había.

    Se levantó y volvió con una taza de té para Kuroki y Matsuda, colocándolas frente a ellos antes de sentarse nuevamente.

    —Pues yo no diría nuevas, crecimos juntos —respondió sin mayor complicación—. Es el hermano menor de Takano, su nombre es Rengo.

    No lo había ni dejado presentarse por sí mismo, pero bueno no es que en Kamakura se molestaran en enseñar demasiados modales, ya lo habían dicho ayer.

    Miró de soslayo el pasillo por el que había desaparecido Natsu anoche, luego de decirle que lo siguiera, sabiendo que estaría allí conversando con Takano.
    Seguía sin confiar ni un pelo en Gotho, en sus respuestas monosilábicas y crípticas, y en aquella actitud de perpetuo fastidio con todo el mundo.

    Repasó lo que acababa de decir el muchacho, lo que le había dicho a su padre, y su mirada se movió del pasillo de regreso a Kuroki.

    —¿Qué sabes de Gotho desde que se desapareció en Tsu? —La pregunta iba un poco al aire, pero intuía que Rengo no iba a decir nada al respecto, después de todo solo se había dedicado a mirar el intercambio de gruñidos la noche anterior.
    Nadie:
    Absolutamente nadie:
    Yo a las 4:39 am: que le responda a Kuroki dise
     
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  10.  
    Gigi Blanche

    Gigi Blanche Equipo administrativo Game Master

    Piscis
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    Kohaku Ishikawa
    Shukusha

    La noche anterior había estado por responderle a Natsu, pese a haberse sorprendido un poco por el... ¿color de sus palabras? Sin embargo Takano intervino, recomendándole que descansara bien, y puso las ideas en orden de un golpe. Sí, lo mejor era irse a dormir. Ya tendría tiempo al día siguiente para seguir conversando con Natsu.

    Descansó bastante bien; había sido un día tranquilo para él, después de todo, y reencontrarse con Natsu, verlo de una pieza, lo relajó bastante. A la mañana siguiente se sentía como un oso, abrió los ojos a cámara lenta y se rascó la mejilla; la cola de Chiasa le estaba causando cosquillas. Ya el sol había salido, ¿eh? Hora de levantarse.

    Tenía la mente algo espesa todavía, pero se vistió con movimientos mecánicos y salió al vestíbulo de la posada; tenía hambre. Venía bostezando y pestañeando pesado cuando se encontró una gran muchedumbre allí. Espera, ¿esos no eran...?

    —¡Matsuda-san! —exclamó, contento, y luego reparó en alguien más—. Ah, ¡Kuroki-kun!

    Se acercó a éste último, quien conversaba con Yuzuki, y de un momento a otro olvidó todo lo que le habían enseñado sobre moverse con discreción y no interrumpir conversaciones ajenas. Ayer había encontrado a Natsu, ¡y ahora volvía a verlos a ellos! ¡Estaban bien!

    —Buen día, Kuroki-kun. Minami-san. —Se inclinó, respetuoso, hacia ambos, y luego volcó su atención al muchacho—. ¿Cómo te encuentras? ¿Qué tal ha ido todo? Me alegra mucho verte bien.
     
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  11.  
    Amelie

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    Shukusha (Takano; Ukita; Rengo; Clan Tao; Yuzuki; Kohaku; Natsu; Heya; Misato; Daichi; Kuroki)

    Takano se cruzó de brazos, odiaba hablar de temas que involucraban fuerzas inexplicables; lo hubiera ignorado y vuelto a interrogar posiblemente con mayor agresividad, pero entendía que había seres a los cuales no podía comprender; era como si en la partida de shogi apareciera una ficha que pudiera moverse a todas direcciones en el momento que quisiera; aquello era injusto, una trampa. Aun así debía preveer los movimientos de algo así, a pesar de que pareciera imposible.

    —No planeas perder la vida pero no le temes a la muerte — suspiró con aparente fastidio — No soy alguien de dar consejos si no son de guerra; pero desde mi perspectiva bélica nunca es bueno confiar en una fuente que desconoces, entregar tu vida a algo que no sabes si planea realmente ayudarte. Confiar en tus instintos únicamente es peligroso, puede llevarte a la derrota.

    Takano lo miró a pesar de que este no lo hiciera de regreso —Mi objetivo es proteger a todos en el clan; y aun no creo que pueda confiar en ti, suponer lo peor y hacer lo mejor, ese es el método de un verdadero estratega —se mantuvo unos instantes en silencio, sólo observando las reacciones de Natsu.

    —Shi; es una espada forjada por un demonio — se levantó — Conozco a su antiguo portador, creo que él puede ayudarte más que yo a entender lo que has escuchado; para ello tendrás que seguirnos, pero te advierto que no separaré mi vista de cada paso que des; es bueno que no le temas a la muerte, si veo que haces algo a los míos no dudaré en llevarte a ella rápidamente.




    Satou se sorprendió por lo que dijo Kuroki —La vida se mueve de forma misteriosas —mencionó ante tantos encuentros fortuitos. Aquello se podría considerar un buen presagio.

    Matsuda sintió el tacto de Yuzuki, levantó la vista y le sonrió para después aceptar la taza de té; sabía que no vería a Fuji por un largo tiempo, pero a su vez comenzaba a tranquilizarse pues no tendría que pelear a su lado, seguramente aquello era lo mejor para ambos por el momento.

    Rengo sonrió ante la presentación de Yuzuki levantando su mano en saludo, era muy distinto a Takano, después soltó una pequeña risa con respecto a la pregunta sobre Natsu, para después tomar un poco más de té.

    Después Matsuda levantó la vista hacia Kohaku quien recién parecía haber despertado —Buenos días — dijo sin levantarse —Es bueno ver que están a salvo.
     
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    Kuroki Fusatada

    Mientras Yuzuki me respondía brevemente, yo solo me relajé, sonriendole de lado a mi padre por su comentario, sí... Sin dudas el destino es bastante extraño.

    Sin en cambio, la segunda frase de Yuzuki me enmudeció, expresando total sorpresa, luego volví a mirar a Rengo... Con que así se llama.
    —¿C-Crecer juntos? Oh, dios. Espero no haberlos incomodado—. Dije mientras veía su saludo, y yo solo reí para corresponder.
    >>Aquí entre nosotros, intento ganarme su admiración y profundo cariño—. Bromeé riendo un instante, recordando aquel entrenamiento tan rudo, mucho más la anécdota que Matsuda me contó en Nagoya.

    Yuzuki pronto vino con dos tazas de té para nosotros, el cual acepté con gran amabilidad, reverenciando en agradecimiento para pronto empezar a beber. Pronto Yuzuki hizo una pregunta sobre Natsu, escuchando la breve risa de Rengo a quién le miré confuso un momento. ¿A qué con esa reacción? Luego miré de soslayo a mi padre y volví mi vista a ambos.
    —Oh, me parece que se metió con la gente equivocada, pero por azares del destino se fue a Higashiomi, donde justo estaba el Clan Tao, son los caballeros que ves, albinos—. Reí ligeramente. —Tuvo un enfrentamiento muy duro, y hasta donde tengo entendido, salió perdiendo severamente, por un Taira, sin en cambio, no sé más de ese caso desde que se fue de ahí, solo supe en dónde buscar—. Comenté con calma, dando otro sorbo mientras ahora otra voz captaba de inmediato mi atención, esperen... Ese tono era único pues fue donde técnicamente empecé mi viaje junto a él.

    Me giré y efectivamente, ahí estaba... ¡Era Kohaku!
    —¡Kohaku! Gracias al destino estas con bien. ¿Cómo ha ido todo?—. Pregunté indudablemente emocionado y maravillado por verlo bien, por lo que fui a darle un abrazo.
    Vi su aparente disculpa mientras me separaba, de igual forma sonreí conmovido.
    >>Oh, la verdad es que nos ha ido de maravilla, pese que en un momento dado un accidente nos separó, ¡ganamos mucho! Al menos la meta sobre buscar información ha sido todo un éxito. Conseguimos caballos... ¡E inclusive me he encontrado con mi padre! Desafiamos a un clan muy poderoso, conocí a un herrero muy famoso y... Uf, hay mucho la verdad—sonreí ampliamente hacia Kohaku, volviendo a tomar mi taza para dar otro sorbo.
     
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    Shukusha

    —Buen día, Kohaku —respondió a su saludo. Iba a decirle que no tenía que llamarla Minami-san, que no hacía falta, pero lo vio volcarse en Kuroki y lo dejó estar.

    Se levantó, escuchando la respuesta del más joven en tanto servía una nueva taza de té y al volver la colocaba en la mesa, a la vez que dejaba algo de espacio para que Kohaku pudiera sentarse también.
    La reacción de Kuroki le recordó que en realidad, además de Kohaku y la muchacha que le pidió ir al santuario la noche de lo de Hana Harima, nadie más estaba al tanto de que no había llegado puros azares, sino que había crecido junto a los hijos de Kato y luego había pretendido seguirle el rastro al grupo.

    —Crecí junto a Takano y sus hermanos, sí. Así que lo que ves aquí... bueno es parte de mi familia. Y no hay cuidado, no has incomodado a nadie. —Le sonrió de nuevo luego de darle otro trago al té. ¿Ganarse su admiración y cariño decía? Vaya misión, de verdad.
    No valía la pena contarle al muchacho que habían estado a punto de abrirle el pecho de lado a lado a Takano en Iwakura y en su defecto tampoco se veía en la capacidad de hacerlo, era espantoso solo recordarlo.

    Repasó lo que dijo sobre Natsu, sin dar señal alguna de tensión o nada parecido. Metido con la gente equivocada, dañado severamente, por un Taira.
    Se limitó a darle un trago al té, de ahí lo que hubiera hecho o no estaba entre el momento en que se separó en Tsu, hasta que se metió con la gente equivocada en Higashiomi y Kuroki pudo seguirle el rastro.

    —Gracias por responder, Kuroki-kun —añadió para luego prestar atención a lo que le contaba a Kohaku.

    Otro de los herreros.

    Corrió su taza un poco hacia el centro de la mesa, para poder colocar la katana aún en la saya sobre uno de los extremos y volver a posar su atención en Matsuda.

    —Gracias a Fuji pude volver a conseguir un arma de manos del mismo Masamune. Así que le debo mucho, sin su intervención en este momento no sería más que un lastre. —Soltó un suspiro antes de seguir hablando—. Estoy ansiando el momento en que podamos volver a verla.
     
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    Amelie

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    Shukusha (Takano; Ukita; Rengo; Clan Tao; Yuzuki; Kohaku; Natsu; Heya; Misato; Daichi; Kuroki)

    Rengo sonrió —¿Ganarte su aprobación y cariño? — miró hacia el interior de su taza con té, ya no quedaba mucho y eso parecía entristecerlo —No esperes mucho de Takano —la selección de palabras se escuchaban mal, pero ya era tarde para retirarlas — No lo digo por que sea una mala persona, pero es difícil esperar aprobación y cariño de alguien que jamás lo ha experimentado — sorbió el té para después mirar a Yuzuki, lo que ella decía era cierto, eran como familia—Aunque veo una mirada más tranquila en él, supongo que este grupo le ha dado a los amigos que necesitaba. Seguramente Jiin se alegrará de ver ese cambio; pero Kato dudo que responda con alegría, él considerará que han arruinado a su creación. —sonrió mientras negaba mirando la gran alegría con la que Kuroki se comunicaba —Recomiendo guardar un poco de esa alegría si van a Kamakura, sonreír frente a mi padre es como si le escupieras a la cara —no pudo evitar reir, recordando cuanta veces había desafiado a su padre a pesar de los castigos —La verdad no sé como reaccioné al exceso de cortesía —dijó hacia Kohaku, para después volver a mirar a Kuroki, con su sonrisa contagiosa, se veía la felicidad por estar reunido con todos— Pero si no tienes planeado contener la sonrisa al menos prepárate para recibir el golpe.

    —¿Crees que yo voy a dejar que golpee a mi hijo? No sé bien de lo que hablan pero nadie lo va a tocar en mi presencia — afirmó Satou para después sentarse con el resto tratando de tranquilizar a Matsuda que seguía pensando en Fuji. Matsuda escuchó las palabras de Yuzuki y sonrió.

    —Me da mucho gusto saber que logró conseguirte un arma; iba preocupada desde Tsu por ello. Fuji siempre cargaba varias armas justamente para evitar ese tipo de problemas; pero con todo lo que pasó en Tsu entregó todo lo que tenía — miró la katana sobre la mesa —Seguramente está tranquila y bastante orgullosa de lo que logró y que logrará con su adiestramiento con Masamune-dono.

    —Fuji, la conocí en Iwakura; pensé que era un viejo amor de Natsu porque este trató de evitarla —miró al techo pensando en la situación, para después reir —¡Qué torpe he sido! Seguramente Natsu la quería proteger de mi, por eso evitó que hablara con ella.

    Matsuda levantó la mirada hacia Rengo —¿Por qué Natsu estaría preocupado en que le hicieras daño? —Su voz había cambiado de tono, era una seriedad y enojo muy inusual en Matsuda, cerró sus manos en puños sobre la mesa. Aquello hasta alertó a Ukita, Misato; Daichi y Heya quienes conversaban de pie junto a aquella mesa.

    Rengo sonrió, para él nada de lo que decía parecía estar fuera de lugar —Seguramente porque cuando conocí a Natsu iba a matarlo —tomó su taza de té para terminarse los últimos sorbos, disfrutando el sabor mientras sujetaba la tetera sirviéndose el último vaso, vaciando todo el contenido restante en su vaso; Rengo sentía las miradas caerle encima —¿Querían la última taza? Lo siento, tengo mucha sed.
     
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    Insane

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    Natsu Gotho

    ¿Conocía al portador de Shi? Parpadeó con parsimonia mientras comenzaba a levantarse luego de escuchar su discurso.

    —No tengo problema con ello —su cuerpo no se tensó en ningún momento, aceptando el ir con el grupo si en el camino podía toparse con el hombre que conocía la espada que logró causar algún tipo de embelesamiento en sus manos.

    Comenzó a dar pasos entonces, alejándose del jardín con suma calma hasta ver a la multitud reunida, como si se tratara de una amplia familia reencontrándose, unos conocidos, y otros no tanto. No se sentía cómodo en multitudes, prefería el silencio así fuese en absoluta soledad, sin embargo no frunció el ceño, deparando de forma superficial sobre los presentes, como un lince hasta que irremediablemente, sus orbes filosos escudriñaron a la niñita de cabello extraño, terminando con sus orbes sobre Rengo ante las palabras que apenas, y escuchó.

    <<¿Quería la última taza? Lo siento, tengo mucha sed>>

    Siempre mantenía esos comentarios sueltos que lo descolocaban un poco.
     
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    Gigavehl

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    Kuroki Fusatada

    —Vaya...—. Dije indudablemente sorprendido por el dato, luego al ver que no había cuidado y ver su sonrisa me hizo contagiarmelo, ¿quien lo diría? Empiezo a notar que el mundo es tan pequeño, pese a todo.
    Noté cómo parecía un poco reflexiva por mis palabras sobre Natsu pero en realidad no estaba seguro, lo dejé estar y poco después me dio las gracias. ¿Kuroki-kun? Vaya, veo que la confianza crece rápido, y eso solo me hizo sonreír ampliamente.

    Luego le miré colocar su katana en la mesa mientras le hablaba a Matsuda... ¿Masamune? Me intrigaba como pudieron dar con él, por lo que indudablemente me quedé reflexivo.
    Luego Rengo habló, pese que al inicio sus palabras fueron muy directas y duras, pronto se aclaró, honestamente en el fondo, sin aparentarlo, pensaba lo mismo. Pero me negaba a aceptar que el cambio a una persona era permanente, tal vez sea muy, muy difícil, pero no imposible, y yo solo mantuve mi sonrisa pese a su aclaración. Pero me empezaba a dar tristeza la manera en cómo explicaba sobre Takano, luego no evité sorprenderme... ¿"su creación"? Honestamente eso sonaba todavía más cruel.
    —De acuerdo... me anotaré lo que me dices Rengo, si dices que al menos es un poco más feliz en el fondo me doy por bien servido, la verdad es que en ratos intento llevarme bien con él, hablas de recibir golpes si no puedo contener mi sonrisa, ya he tenido los golpes que he debido recibir para terminar de formarme al menos de base—. Mencioné con gran calma y seguridad mientras me sentaba nuevamente a seguir tomando mi té, de hecho ya casi se me acababa, sumando a que recordaba mi primer asesinato en Iga.
    >>Ya Takano me hizo experimentar lo que es pelear contra un árbol muy bien formado, pero también me ha reconocido como guerrero. Así que estoy listo, de igual manera no quiero problemas ni enemistades, solo hacer ver a todos que siempre existe una forma alterna de hacer las cosas—. Dije mientras me terminaba mi té, ¿habría más?
    Luego escuché a mi padre, por lo que reí por lo bajo.
    —No pasa nada papá, mejor contenerse, estaremos en casa ajena, después de todo.

    Luego Matsuda habló con Yuzuki, yo solo me limité a escuchar en silencio hasta que Rengo mencionó algo sobre evitar hacerle daño a Fuji mientras Gotho fingió demencia para con ella, lo cual me hizo borrar mi sonrisa y más que preocupación mostré confusión, luego el tono de Matsuda me preocupó, a la par que Rengo respondió no de la mejor forma posible...

    Ay no... Se nota que de igual manera le falta apatía y cuidado a sus palabras, al menos en ciertos contextos.
    Le miré, tenso, mientras sentía como el resto le miraban también y su pregunta fue mas bien de extrañeza, miré un momento a Matsuda, a mi padre y luego a Rengo de nuevo, se escucharon pasos y me giré a ver quién era... Ahí estaba.

    —N-Natsu...—. Comenté cuando este me miró y luego volteó hacia Rengo.

    Mierda...

    —Si... De hecho yo quería mas té—. Dije mientras me levantaba y de hecho me acerqué a Rengo solo para dejar mi taza a un lado, no para que me sirviese si no simple y llanamente para que yo fuese el primero en hablar.
    >>No creo que quisieras dañar a alguien como Fuji... Por favor, solo estabas confundido, es obvio—. Dije sin dejar hablar a nadie en realidad.
    >>Vamos, Rengo. Solo no supiste expresarte muy bien, ten más cuidado, que te van a malinterpretar—. Añadí cómo último para no dejar de estar a su lado intencionalmente.

    Luego miré a Natsu.
    —Oh, Natsu. Me da alegría verte con bien, la verdad es que me tenías muy preocupado desde que te desapareciste en Tsu...
     
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    Zireael

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    Yuzuki Minami
    Shukusha

    No era que no lo supiera, Dioses, si había crecido con ellos, pero luego de Iwakura, de ver a Takano riendo casi como un chiquillo y de que le dijera cosas como que no se perdonaría perderla o que iría al infierno por ella lo cierto es que las palabras de Rengo lo supieron bastante amargas.

    Quizás tenía que ver también con aquel comentario de Fuji, la confidencia.

    Intentó bajarse el sabor con lo que le quedaba de té, sin dar tampoco mayor indicio de lo que había sentido. Podía comportarse como una niña, perder la cabeza al ver a quienes les profesaba lealtad salir dañados, ser agresiva sin siquiera tener que alzar la voz o ser increíblemente cálida, pero si era necesario podía también retraerse precisamente para evitar mostrar demasiado, era casi una habilidad diseñada para la supervivencia dentro y fuera de Kamakura.

    Por otro lado, el joven tenía razón y era algo que ya de por sí había hablado con Takano, antes de casi partirle la espalda con la katana en la saya. La reacción de Kato era, por demás, la mayor de las preocupaciones.

    —Arruinado —repitió casi sin darse cuenta. Mentira no era, por supuesto eso era lo que iba a pensar Kato—. Qué gracia.

    No era fanática de los métodos de Kato Harima, pero no es que en general los de los Minami fuesen demasiado diferentes. Suerte habían tenido ella y sus hermanas, porque con todo su madre había hecho por dónde criarlas con algunas costumbres un poco distintas.

    Arruinado.

    Si le hubieran preguntado a su padre, antes de que entregara la vida, ¿creería cómo Kato que habían arruinado a sus hijas?
    Como fuese si a ella le preguntaban, estaban reparando a Takano. En eso podía coincidir con Jiin.

    El resto de la conversación la escuchó sin intervenir realmente, asintiendo a las palabras de Matsuda, mientras tomaba la katana de la mesa.
    El comentario de Rengo sobre Fuji, Natsu y sí mismo no pareció sobresaltarla, como si se lo hubiese estado esperando.
    Además había sentido la mirada punzante de Gotho encima, aunque tampoco se molestó en mirarlo.

    —No creo que a nadie se le apetezca recibir un golpe de Kato de primera entrada —dijo un poco al aire, particularmente sería—. O en ningún momento, realmente.

    Recordó los acontecimientos en Iwakura, a Hashimoto hablando de que uno nunca olvidaba los ojos de quien lo había derrotado.

    Luego soltó una risa baja al escuchar los comentarios de Kuroki y miró a Rengo de costado.

    —Los hijos de Kato saben cómo hablar sin ser malinterpretados, incluso los que no hablan en monosílabos, ¿no es así, Rengo? —Regresó la vista a la taza vacía de té y la tetera—. En su defecto nunca afirmó ir a hacerle daño a Fuji, dijo que Natsu debió pensar en la posibilidad de que lo hiciera aunque... Tampoco me parece que fuese el caso.

    Notó la reacción de Matsuda al comentario de Rengo, por supuesto, y de nuevo era perfectamente normal. ¿Quién no iba a reaccionar así cuando aparecía un mocoso diciendo, en resumidas cuentas, que era un peligro para la persona que amaba?

    —Aún así, estás soltando comentarios de lo más interesantes de repente, querido Rengo... ¿Algún motivo particular? —De nuevo la agresividad colgándose de forma discreta en su tono de voz suave, sedoso y tranquilo.
     
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    Amelie

    Amelie Game Master

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    Shukusha (Takano; Ukita; Rengo; Clan Tao; Yuzuki; Kohaku; Natsu; Heya; Misato; Daichi; Kuroki)


    Natsu llegaba justo con las últimas palabras de Rengo, quien permanecía plácido con piernas cruzadas sobre la almohadilla, sujetando su vaso de té humeante frente a él. Después enfocó su mirada en Kuroki, quien colocaba la taza de té a su lado, como si de una pieza de shogi recién jugada se tratara; Rengo bajó su taza sin soltarla. Escuchó las palabras de Fuji y sonrió, ella conocía como hablaba cada uno de ellos.

    —Eso es cierto; yo no lastimaría a alguien a menos de que tuviera una buena razón para hacerlo —miró a Natsu y sonrió —Me hizo darme cuenta que no era mi enemigo— no dijo nada mas con respecto a Natsu y su encuentro, no porque quisera ocultarlo, simplemente porque involucraba también a otra persona y no quería hablar de más si esa persona no lo hacía. Notó la leve agresividad en la voz de Yuzuki, una voz que los Minami adoptaban para interrogaciones.

    —Me gusta hablar con personas de vez en cuando — dijo girando la taza entre sus dedos, haciendo que el humo bailara frente a él — Es divertido.

    Un par de niños aparecieron desde una de las habitaciones contiguas, uno de ellos se llevó la tetera vacía mientras que el otro dejaba una con té recién preparado —Nos alegra que les gustara el té— dijo uno antes de que ambos se volvieran a alejar hacia la misma habitación que al parecer era la cocina.

    Rengo soltó su taza y tomó la tetera para servir delicadamente en los vasos de aquellos en la mesa —Tras la desgracia llega la suerte— mencionó dejando la tetera en la mesa, ahora todos tenía una taza de té humeante —Es un proverbio muy útil cuando cometemos errores ¿No creen? atacar a Natsu fue el mío, pero hoy gracias a ello me he reunido con familia frente a una taza de té caliente ¿Quién lo habría dicho?— sonrió ampliamente mirando a todos; en ese instante Takano entró a la habitación con los brazos cruzados. Miró a los presentes, el número volvía a crecer.

    —¿Nos rastrearon?— preguntó Takano sin saludar hacia Matsuda, quien se levantó.

    —No lo hicimos; ha sido suerte encontrarlos aquí; aunque yo habría pensado que ya estarían en Kamakura, veo que se retrasaron un poco— mencionó Matsuda haciendo que Takano hiciera una mueca de dolor.

    —Tuvimos un evento inesperado en Iwakura, y Fuji...—

    —Ya me ha explicado Ukita, lo agradezco. Nuestra misión fue un éxito, y gracias a Kuroki creo que podemos obtener mayores refuerzos —dijo Matsuda interrumpiendo las palabras de Takano para después señalar hacia el clan Tao; exlicándole por qué se habían unido al grupo en Nagoya.

    —También Natsu nos acompañará hacia Kamakura —mencinó Takano con firmeza, después miró a Rengo —¿Tú vendrás?

    Rengo lo observó soplando al vapor de su té —No me emociona volver a ver a Kato; pero si me emociona conocer a mi primo— dijo alegre mientras Takano pensaba que la información la había obtenido de Jiin, el hermano mayor de ambos.

    —Bien; pues está decido — mencionó Takano mirando a todos para contarlos mentalmente, Ukita estaba junto a Misato; Heya y Daichi; Kuroki estaba en la mesa junto a Matsuda; Yuzuki, Rengo; Kohaku y Satou; después estaban Zeng; Yin y Ujihisa de pie hablando entre ellos; eran catorce; demasiados para su gusto pero entendía los motivos — Esta tarde viajaremos a Kamakura; si planean hacer algo antes en Shizuoka es su momento; eviten meterse en problemas que nos impidan salir de aquí a tiempo — dijo como recordatorio a una orden que había sido impuesta desde Tsu, y que la gran mayoría, incluyéndolo, no habían cumplido —Es bueno verlos a todos con bien —culminó con aquello que parecía haberle costado pronunciar, Rengo no pudo evitar mirarlo con un dejo de ternura y burla.
     
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    Insane

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    Natsu Gotho
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    Notó el cómo Kuroki trató de reducir las palabras de Rengo a simple banalidad, sin embargo, al apenas y escuchar sobre la bebida no se encontraba contextualizado en la conversación, aunque tampoco es como si le importase en realidad.

    <<—Oh, Natsu. Me da alegría verte con bien, la verdad es que me tenías muy preocupado desde que te desapareciste en Tsu...>>

    Le miró de forma vana. Sonaba como Kohaku, con ese tinte de esperanza incomprensible para su persona, con aquella aura suave a diferencia de la frívola que él trasmitía, y aunque no asintió con la cabeza, ni le dirigió palabra le miró con aquel tinte de que si hablase más, le hubiese saludado como correspondía, pero simplemente él era así, distante.

    <<En su defecto nunca afirmó ir a hacerle daño a Fuji, dijo que Natsu debió pensar en la posibilidad de que lo hiciera aunque... Tampoco me parece que fuese el caso.>>

    Que vicio tan asqueroso el de ir suponiendo con él presente, el que lo llamase por su nombre cuando él, apenas y recordaba el de ella. Fastidiosa. Casi y la fulmina con la mirada, escuchando los pasos de Takano. Ciertamente él debía ir a la herbolaria solo para buscar información sobre el veneno letal que había aprendido recién, así que salió de ahí con parsimonia. Ya luego hablaría con Rengo sobre lo que comenzaba a pasearse en su cabeza.

    ¿Takano mandaría a alguien a vigilarlo? O, ¿él mismo se tomaría la molestia de hacerlo? O... le dejaría ir libre y solo.

    Y aunque aquello no le quitaba el sueño, le causaba cierta curiosidad en mofa. Caminó entonces entre las calles, robando las monedas de algunos pescadores como si nada en el trayecto.
     
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  20.  
    EN Auditore

    EN Auditore La Hermandad de Asesinos

    Piscis
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    [Shukusha]

    El silencio de la noche, la cabalgata silenciosa, pero deprisa, moviéndonos como delicuentes en la oscuridad de los senderos, iluminados por el reflejo tímido de la luna. Me quedé en silencio todo el viaje, recordando las palabras del comerciante en el puerto, el constante recuerdo parecía tergiversar el significado real, entonces... "¿Yo era la pieza única como el vaso de porcelana? Remanente destinado al olvido...", intenté fijarme en los otros miembros del clan Minamoto y clan Tao, no podía observar sus rostros y menos sus ojos, solo percibía sus figuras oscuras montadas en los caballos, siguiendo el camino frente a nosotros para llegar a la próxima ciudad, hacer la próxima tarea y así seguir hasta que terminemos muertos. Suspiré para mis adentros y negué con la cabeza en silencio, tenía que despejarme. Continuamos el camino hasta que llegamos hasta la ciudad de la prefectura de Shizuoka. Nuestros caballos afuera, nosotros caminando dentro.

    Rápidamente, Kuroki, aún con energías, nos indicó que deberíamos ir al Shukusha, nadie se opuso, todos seguimos la brisa tras de sí. El olor a sal marina ingresó en mi nariz, era diferente a la que percibía en el norte, pero... Era un pequeño atisbo del mismo viento de marejada que se percibía en Hokkaido, el sol comenzaba a aumentar la intensidad de sus rayos, las personas parecían despertarse de su letargo nocturno. Yo, miré las aves en el horizonte que se comenzaban a alejar hacia las aguas abiertas y como siempre, mi mala costumbre de escuchar conversaciones ajenas apareció.

    "...El hijo... Señor feudal... vencido... combate... pero por suerte no ha tomado represalias... ... Los guardias de Shizuoka siempre miran al mar en lugar de a sus calles; aparentemente el señor Arima ha soñado constantemente en un ataque naval hacia la ciudad..."

    Mis cabeza se giró hacia las bocas que habían dicho la última oración, pero no podía divisar de donde salieron esas palabras confusas, por instinto miré en la lejanía del mar esperando ver el mástil de alguna embarcación acercándose, pero estaba desierto.—¿Piratas?...—me pregunté en un susurro, me distraje por un momento. En mi pueblo costero, solíamos tener problemas con piratas viciosos que llegaban a nuestro puerto con el deseo de saquearlo, por supuesto, mi padre más de una vez los habría hecho regresar al mar. Sin embargo... Aquel día, parecía haber sido labor de piratas, pero resultó ser algo que desconocía. Mi cicatriz ardió, recordando el color de las llamaradas y los gritos vacíos. —¿Por qué alguien soñaría sobre eso?—me volví a cuestionar en susurros, miré a mis compañeros no era tiempo para eso.

    Entramos al Shukusha, uno de los otros grupos del clan Minamoto se encontraba allí, junto con rostros nuevos. Me mantuve serio, realmente, además de mi propio grupo, no había tenido al oportunidad de dialogar con ninguno de ellos y por los rostros, parecía que no era tiempo hacerlo... Nunca había tiempo. Por supuesto, saludé al señor Ukita con una leve reverencia, era el único rostro que podía reconocer, él había sido el "culpable" de que estuviera aquí metido. De la nada volvió a aparecer el chico de la máscara, el mismo que se había aventurado a las catacumbas en Tsu, solté una leve risa interior, era un rostro no tan desconocido, pero aún así, no era oportuno saludar. Yo solo había sido una adición de último momento al grupo.

    En nuestra estancia en ese pequeño lugar, donde rechacé el té, pude notar como el ambiente parecía ponerse tenso por momentos, suspiré cada vez que sucedía, realmente, no entendía ni era consciente de porque ocurría. Me mantuve alejado, esperando alguna instrucción: "¿Cómo pasaste de ser un samurai , manipular ese camino para poder ser "ninja" y ahora a... ¿Soldado?". Apreté mis labios y de las nada, Takano entró y pronunció que en la tarde estaríamos otra vez en ruta hacia otro lugar. Asentí con la cabeza, sin decir nada y simplemente salí del Shukusha, no habría tiempo de descansar por lo visto.

    Me dirigí hacia el puerto, casi por inercia, quería ver con mis propios ojos si era cierto lo del peligro de un ataque naval, acaso... "¿Quien lo haría y porque?" Los pescadores tenían que saber algo, no era prioridad para el grupo por supuesto y solo era mi curiosidad.
     
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