Shizuoka Shizuoka

Yuzuki Minami
Shukusha

Ahora que Natsu se había retirado y básicamente no tenía a quien gruñirle, se limitó a escuchar a Ukita y a Takano, que terminó de contar lo que había pasado, además de la escueta presentación de Rengo.
Cuando la mujer dejó la comida tomó uno de los tazones de arroz para empezar a comer. Estaba hambrienta, pero en realidad no había podido pensar en ello hasta entonces.

—Calmar es una palabra... simpática para lo que hice, pero sí —añadió entre bocados, antes de empinarse uno de los tazones de sopa. Luego habló un poco al aire—. Ya dije que la próxima vez iré con Kohaku para no armar más alborotos, aunque supongo que también podría acompañar a Ukita o aprender a jugar shogi mejor, no sé. Lo que sea menos meterme a un dojo sola.

Dejó la sopa un momento para servirse algo de té, antes de seguir comiendo con el mismo apetito. De tanto en tanto miraba a Rengo, a quien sabía debía haberle hecho gracia lo que acababa de pasar con Natsu.

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Ahora también hago posts de relleno en SS

 

Kohaku Ishikawa
Shukusha

Oyó con atención la respuesta de Yuzuki. Había alzado las cejas algo preocupado, aunque no se le notara por la máscara, y después sonrió al saber que ya estaba todo solucionado. El hijo del señor feudal había dicho, ¿verdad? Recordó sus teorías sobre Chiharu y no necesitó preguntar, ya que Takano le dio la información que necesitaba.

Tsuna.

Pero el desfile de sorpresas no acababa ahí. ¿Natsu? ¿Natsu estaba en Shizuoka? ¿Y ese muchacho era hermano de Takano? Vaya, cuántas cosas podían ocurrir en un simple día.

—¿Gotho-san se encuentra aquí? —fue lo primero que dijo, con una nota de suave emoción impresa en su voz.

Lo recordaba, el hombre era algo hosco pero le había acariciado la cabeza con una sorprendente calidez y lo había felicitado por su trabajo la última vez que se vieron, en la casa de armamentos de Tsu. Asintió cortés ante el saludo de Rengo y se presentó de igual forma, alcanzado a agradecerle a la mujer por llevarles la comida.

—¿Qué tal, Rengo-san? Soy Ishikawa Kohaku, es un placer. ¡Ah! Muchas gracias, señorita. Seguro está delicioso.

De repente estaba interactuando con muchas personas al mismo tiempo y no quería descuidar a ninguna, lo cual le confirió cierta cuota de nerviosismo al hablar o gesticular aquí y allá, hasta que fue consciente de ello y suspiró, algo avergonzado, rascándose la barbilla.

En fin.

—Por cierto, dijeron Tsuna, ¿verdad? —retomó, probando el arroz con satisfacción; tenía hambre—. ¿Un muchacho de ojos amarillentos? También lo conocí hoy. A él y a su hermana, Chiharu-chan.

Bebió algo de té para pasar la comida.

—Como sospechaba, son hijos del señor feudal. Chiharu-chan es con quien pasé la tarde, como mencioné hace poco. —Una sonrisa involuntaria se le dibujó en el rostro al recordar las palabras de la niña—. Era encantadora, incluso me ofreció pasar la noche en el castillo.

 

Yuzuki Minami
Shukusha

Sonrió con cierta ternura al ver el nerviosismo con el que había comenzado a moverse Kohaku, al verse quizás en medio de tantas personas a las que prestarle atención. Cuando preguntó por Gotho asintió suavemente con la cabeza.

—Debe estar en los baños, asumo.

Se sacaba por lógica, realmente. ¿Gotho-san? Si es que a veces Kohaku podía ser el más educado del grupo y quizás el único que sabía realmente cómo comportarse más o menos de forma decente, aunque anduviera con esa máscara que llamaba tanto la atención de primeras cuentas.

—Ese mismo —confirmó a lo de Tsuna, luego de comer algo más de sopa—. Tenías que haberlo visto, ¡estaba hecho un fanfarrón en su dojo! Como para soltar tonterías de "no tienes que intentar impresionarme".

No pudo contener la risa que se le escapó de los pulmones, aunque luego negó suavemente con la cabeza, buscando quitarle importancia.

—No es mal muchacho tampoco, solo estaba algo perdido, creo que podrá mejorar mucho de ahora en adelante. —La risa que se le había escapado permaneció en su rostro como una sonrisa tranquila—. Sobre todo si tiene una hermana tan amable, si dices que hasta te invitó a pasar la noche en el castillo. Debiste inspirarle confianza, aunque bueno es normal, es un poco difícil eso de no tomarse confianzas contigo.

Era una suerte de halago, de lo poco que había interactuado con el muchacho le había bastado para entender por qué la hermana de Tsuna se había mostrado tan amable.

 

Kohaku Ishikawa
Shukusha

La reacción de Rengo lo sorprendió un poco, el muchacho parecía contar con una liviandad y puede que desfachatez similares al mismo Takano. Sólo alcanzó a sonreír en respuesta, pues el susodicho intervino de inmediato en defensa suya y de Ukita, lo cual le dio algo de gracia y ternura, aunque sus esfuerzos cayeran en saco roto y Rengo sólo pasara de él. Parecían... sí, parecían hermanos.

Le alegró saber que Ukita pensaba como él había analizado la situación, cuando Chiharu lo invitó al castillo. Había tomado una buena decisión, ¿verdad? Eso le dio un poquito de orgullo.

Luego asintió sin más ante la información de que Natsu estaría en los baños. Bueno, si todos se hospedaban en el Shukusha eventualmente se lo cruzaría y podría saludarlo, ¿verdad? En Tsu había sido el único del grupo que se evaporó, como humo hacia el cielo.

Por alguna razón, los recuerdos del funeral de Chikusa atravesaron raudos su mente.

Lo que Yuzuki dijo sobre Tsuna le arrancó una risa suave. Entre eso y lo que él había visto en los campos de girasol, tenía todas las pintas de ser un muchacho con carácter fuerte. También lo tenía Yuzuki, ¿verdad? Ah, esos dos enfrentados seguramente sería similar a acercar una antorcha a aceite inflamable.

"Debiste inspirarle confianza, aunque bueno es normal, es un poco difícil eso de no tomarse confianzas contigo."

El halago repentino lo sorprendió, pero no tardó en concederle una sonrisa de lo más dulce. Oír algo así lo llenaba de alegría, puede que por razones egoístas; puede que simplemente fuera su necesidad de hacer lo posible por los demás, de conceder lo que tuviera entre manos, para sentirse necesitado o, al menos, apreciado. Puede que sólo fuera su miedo a elevar su voz y hacer valer su opinión.

Así y todo, le entibiaba el corazón.

—Muchas gracias, Minami-san. Me alegra saberlo.

Rengo se excusó hacia su habitación, a lo que Kohaku simplemente inclinó su cabeza, y siguió comiendo hasta que una nueva presencia se materializó junto a la mesa. Alzó la mirada por mera curiosidad y una sonrisa alegre se dibujó en su rostro.

—¡Ah! —exclamó, entre sorprendido y contento, y se apresuró por incorporarse para saludar a Natsu con una breve inclinación—. Gotho-san, tanto tiempo. ¿Cómo has estado?

 

Kohaku Ishikawa
Shukusha

—Muy bien, gracias —concedió, en voz suave, y asintió casi con la energía de un niño—. Creo que sí, he estado recolectando cosas que puedan serme de utilidad. Incluso me topé con unas escamas de lo más extrañas, hasta ahora nadie ha sabido decirme qué uso puedo darles pero me recomendaron que las conserve.

"No creí que volvería a verte, Kohaku."

Aquello lo sorprendió bastante. Él, al menos, esperaba volver a ver a todos sus compañeros. Puede que no ocurriera pronto, puede que pasaran meses, incluso años... pero conservaba la esperanza. Siempre la conservaría.

—¿No? —replicó, genuinamente sorprendido, y recuperó la sonrisa—. Bueno, yo sí lo esperaba. ¿Qué has estado haciendo? ¿Te ocupaste demasiado en Tsu?

No había, en verdad, el menor atisbo de sospecha o suspicacia detrás de sus preguntas. Era mera curiosidad. Siquiera imaginaba la posibilidad de que Natsu estuviera relacionado a la muerte que había intentado evitar con todas sus fuerzas, la muerte que le arrancó a Takeda una parte de su corazón. La muerte que él mismo había llorado en silencio, por la cual se pasó la noche en vela para asistir al improvisado funeral.

No tenía idea.

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chale me puse sad de repente

 

Yuzuki Minami
Shukusha

Había enarcado las cejas al escuchar la respuesta de Rengo a la pregunta de Takano, pero al final decidió ignorar el asunto aunque aquello de la tarde, de que había dejado Kamakura por poder, le empezó a dar vueltas en la cabeza.

Sonrió al notar la reacción de Kohaku a su comentario, aunque pronto su atención se volcó en otra cosa.
El incordio volvió a aparecer y, en lugar de dignarse a pedirle a Takano que se separara de ellos un rato para poder hablar, solo lo miró prácticamente exigiéndole que lo hiciera.

Bueno, ¿qué esperaba el idiota si estaban comiendo, que se hubiesen ido?

Observó el intercambio entre él y el menor sin verlos realmente, mientras tomaba lo que quedaba de su té y se comía los últimos bocados de arroz.

No había atisbo alguno de sospecha en el chico de ojos ámbar, ni una pizca, a pesar de haber estado en el grupo desde antes y... Quizás era exactamente por eso.

No podía forzar su propia intuición en los demás todas maneras. Ni pedirle a un chico como Kohaku que tuviera ese nivel de malicia con una persona que, por el motivo que fuese, resultara ser confiable para él.

Se incorporó de la mesa, hizo una leve reverencia frente a Ukita y Takano, antes de estirar la mano hacia el segundo y darle un apretón suave en el hombro.

—Los dejo yo también, tomaré un baño y me iré a dormir. Buenas noches. —Así de paso liberaba el espacio de sus gruñidos un rato, para que tan siquiera Kohaku pudiese hablar tranquilamente con Natsu quien parecía haberse suavizado al tratar con él.
Incluso... Lo había acariciado, algo así.

Al pasar junto a ambos en dirección a los baños no pudo evitar recorrer a Natsu con la mirada, y luego ver de soslayo al más joven.

—Descansa bien, Kohaku —añadió casi con tono maternal y, a pesar de todo, tuvo la educación o el atrevimiento de hablarle al otro—. Buenas noches, Natsu.

No esperó respuesta antes de perderse en el interior del hostal.

 

Kohaku Ishikawa
Shukusha

"Eso está bien, de igual forma suelo recolectar cosas útiles."

Oír eso reactivó su memoria. Cierto, él había determinado el veneno que utilizaron en la lanza que mató a Chikusa, ¿verdad? Elaborar venenos y antídotos era algo así como las dos caras de una misma moneda. Eran conocimientos íntimamente ligados y, sin embargo, orientados a objetivos tan diferentes; incluso opuestos. De cualquier forma, gracias a su maestro boticario había aprendido a no juzgar a los artesanos de venenos. Hay manos hábiles para sanar, solía decir, y manos hábiles para dañar, e incluso así, ambos pueden hacer lo otro cuando los caprichos de la fortuna así se lo requieran.

—Me dijeron que podría tener más suerte con herboristas viajeros. ¿Te has topado con alguno, Gotho-san?

Ahí estaba de nuevo, la caricia sobre su cabeza. No podía realmente sentirla, no con el pelaje de lobo sujeto a la máscara, pero el gesto conseguía alcanzarlo y le resultaba cálido; en especial viniendo de alguien como Natsu. Había cierta... satisfacción, ¿verdad? En recibir la suavidad de personas usualmente toscas.

Ah, ahí estaba. El pequeño bichito de la vanidad.

"Te lo contaré en otra ocasión."

Se mantuvo inmóvil en cuanto la mano de Natsu alcanzaba su mentón justo antes de volver a caer, y esperó que la máscara cubriera el ligero calor que le hacía cosquillas en los pómulos. Nunca nadie le tocaba la cara, no estaba acostumbrado ni era algo que esperaría que ocurriera. El tacto repentino lo puso nervioso, aunque no le resultó desagradable ni molesto.

Entonces lo alcanzó la voz de Yuzuki, anunciando que se retiraría. La siguió brevemente con la mirada e inclinó la cabeza, cortés, en cuanto se despidió de él. En verdad, le había venido al dedillo para distraer un poco su atención.

—Buenas noches, Minami-san. Que descanses. —Se volvió hacia Natsu—. Claro, Gotho-san, sólo si te apetece.

Soltó una risa suave, algo avergonzada, mientras se rascaba la nuca.

—Realmente no me debes explicaciones de nada, ¿verdad?

Sólo era un crío rodeado de adultos, nadie le debía explicaciones de nada.

 

Kohaku Ishikawa
Shukusha

Le prestó atención al breve intercambio entre Yuzuki y Natsu, algo confundido. ¿Se... llevaban mal? ¿Desde qué momento? Ah, ¿quizá se habrían visto por la tarde? Al parecer, sólo él y Ukita se habían aislado del grupo hasta entrada la noche.

Las respuestas de Gotho solían ser así, concisas y determinantes o vagas y ambivalentes, pero nunca rebasaban el par de palabras. No sabía muy bien qué responder, la duda de si ahora volvería a viajar con ellos apareció en su mente pero...

"¿Te gusta el alcohol, Kohaku?"

—Hmm, no realmente —reflexionó, algo abstraído—. He probado una gran variedad de sakes, pero no es un sabor que me atraiga en particular. Prefiero una taza de té. —Le sonrió a Natsu de nueva cuenta y ladeó apenas la cabeza—. ¿Por qué preguntas, Gotho-san? ¿Te sientes, de casualidad, algo generoso?

Ah, ahí estaba, la condenada picardía que tantas veces había identificado en las maneras de su hermana y que, al parecer, era hereditaria; lo suficiente para haberse impreso también en él cuando considerara que contaba con el derecho de utilizarla.

 

Yuzuki Minami
Shukusha

Abrió los ojos con pesadez, recordando lentamente dónde se encontraba en ese momento y lo que había ocurrido el día anterior. El golpe de Tsuna, el cansancio mental y todo lo demás la habían noqueado al tocar el futón.
Estiró el brazo a tientas hasta sentir la saya de la katana, acostumbrada como siempre a dormir con el arma al lado o directamente encima. Se levantó despacio, volvió a colocarse el kimono, se desenredó el cabello con las manos y finalmente salió.

Imitó a Rengo al ir a buscar una taza de té.

—Buenos días —dijo casi por reflejo.

Acto seguido tomó asiento y dejó la taza frente a ella antes de sacar la flauta que había comprado en Tsu, la miró como quien mira a un fantasma antes de acercarla a sus labios y empezar a entonar una suave melodía.

 

Kuroki Fusatada
Calles

Al final, volvimos con Misato y compañía después de que los ánimos volviesen pese a la derrota para con los Yoshioka. El reencuentro fue maravilloso y celebramos, comimos y hasta bebimos, yo solo me dejé llevar por el momento, el alcohol fue ciertamente algo muy fuerte para mí, pero no me dejé adrementar y disfruté del momento entre todos. Pese que mi dinero se fulminó para con los caballos, mi padre pagó lo que faltaba.

Todos, por fortuna, conseguimos un caballo al final y cabalgamos sin más hacia Shizuoka, el viaje fue bastante emocionante, extenso, pero interesante al cabalgar por primera vez en mi vida, el cual no esperé se me diese muy bien. Inclusive pudimos detenernos un momento a lidiar con unos bandidos, los campesinos del sitio nos compensaron ampliamente, era maravilloso y mejor regalo del destino no pudo ser, justo cuando me quedo sin dinero, ¡estas 50 monedas son todo un regalo!
Continuamos nuestro viaje, y al amanecer, al fin arribamos... Shizuoka, el punto de reunión desde que salimos separados en Tsu.

¿Cuánto tiempo había pasado? La verdad había perdido un poco la cuenta... ¿Siete lunas me parece? Como fuese, ya estábamos aquí, y ahora era turno de dejar a nuestros caballos en el establo de las afueras y adentrarnos todos a pie.

—Cielos, Shizuoka es enorme, aunque ya habiendo conocido Nagoya me atrevería a decir que no se compara ni de lejos, como sea... ¡Al fin hemos llegado! Seguramente nuestro líder ha llegado, Zeng. Y recién amanece, yo digo que han conseguido refugio... ¿Intentamos ir al Shukusha? Seguramente recién estarán despertándose—les comenté al equipo entero mientras caminaba con calma, mirando alrededor y sintiendo la brisa no solo de la fresca mañana, si no hasta del mar.