Shizuoka Shizuoka

Soga no Hideyoshi 曽我秀吉

Entrando a Shizuoka

El día nublado no colaboraba con la sed de su boca. Habían llegado rápido gracias a esos indómitos corceles que en velocidad se equiparaban a poco en este mundo, los dejaron en una posta en las afueras de la ciudad, Hideyoshi esperaba que nadie los robara en caso de que necesitaran de ellos para otro viaje de urgencia.

Pensó en muchas cosas. Podría visitar un herrero, le interesaba la posibilidad de mejorar su armamento, recordaba que entre otras cosas en su infancia había sido hábil con otro tipo de arma además de las kodachis, y tenía intención de ponerse a prueba. Se preguntó si andaría el herrero ambulante, famoso en Japón por sus precios y armas, pero que no tenía un sitio fijo.

Se le cruzó también la idea de descansar en el shukusha, pero enseguida desestimó ese pensamiento. Tenía sed y las piernas agotadas, sobre todo la cadera, por el galope veloz, pero era acuciante hablar con el señor de Shizuoka.

—Iremos a la casa feudal inmediatamente, no hay mucho tiempo para perder. Goro, le agradezco mucho su amabilidad al acompañarnos. ¿Usted vendrá con Tetsuo y conmigo a la casa feudal? ¿O tiene otros planes?

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A la casa feudal

 

Goro negó ante la pregunta de Hideyoshi —No señor; mi misión es poder permanecer a su lado en todo momento; así si requiere enviar una respuesta a Mie, yo pueda partir de inmediato a informar a mis superiores. Mis habilidades son suyas a disponer —mencionó con formalidad haciendo una leve reverencia. Después los acompañó en su camino a la casa feudal.


Casa Feudal
(Hideyoshi; Tetsuo; Goro)

Los Guardias los recibieron con sus lanzas en la entrada; una visión que para Hideyoshi se comenzaba a tornar de rutina —¿Quiénes son ustedes?

Tetsuo se adelantó a las posibles palabras de Hideyoshi —Mi nombre es Azai no Tetsuo; hermano menor del difunto Azai no Takagi; hijo del Azai no Takami señor feudal de Nagano —dijo señalando su mon en su haori denotando el clan Azai —El señor Arima no espera mi presencia pero me gustaría que se enterara que necesitamos hablar con él; si requiere una prueba puedo mostrarle el hanko de mi familia, puedo firmar una petición en estos momentos; pero no contamos con el tiempo a formalidades y creo que el señor Arima también sabrá la urgencia de mi solicitud.

Los guardias se hicieron a un lado para dejarlos ingresar a aquel lugar; Tetsuo no tenía las habilidades de Hideyoshi; pero un gran apellido lo respaldaba, ese era el poder que abría puertas de una manera más sencilla.

Ingresaron seguidos de los guardias; la casa feudal no era tan exuberante como el palacio en Gifu; pero tampoco estaba en descuido como la casa feudal de Tsu. Todo estaba en perfecto orden, su limpieza era inmaculada. Los hicieron despojarse de sus sandalias en la entrada; pero no los privaron de sus armas.

Un sirviente colocó tres almohadillas para que se sentaran. La habitación era una sala normal con pilares al aire libre; no por ello dejaba atrás la formalidad con el biombo al fondo pintado a mano y la tarima para que el señor feudal se sentara a escucharlos.

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—El señor de Shizuoka se encuentra en este momento en el cuartel general en una junta de suma importancia; pero los escuchará su hijo, el joven Arima no Tsunayoshi— mencionó el sirviente haciendo una reverencia.

Esperaron un poco; hasta que tres sirvientes entraron con bandejas en sus manos, las cuales colocaron frente a cada uno. Había papel de arroz; un tintero con un pincel; sake caliente y un vaso de cerámica finamente pintado. Seguido de esto los sirvientes dirigieron su mirada a la izquierda por dónde entraba el joven Tsunayoshi, alejándose de la habitación caminando hacia atrás. Se levantaron para recibirlo y luego volvieron a sentarse.

Tsunayoshi hizo una reverencia —Lamento que mi padre no pueda atender a su llamado tan apresurado— comenzó diciendo — Yo seré quien escuche sus palabras —El joven Tsunayoshi no parecía altanero; su vestimenta no era la propia para una audiencia, portaba ropa de entrenamiento.

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John Whitelocke

 

Soga no Hideyoshi 曽我秀吉

Casa feudal

Tetsuo se comportó de manera diligente y locuaz, algo que le sorprendió, ya que lo tenía como un buen valor militar y un hombre leal, pero no alguien especialmente hábil con las palabras, pero su comportamiento inicial le resultó por lo menos desenvuelto.

Al ingresar la imagen repetida de castillos y ostentosas residencias privadas se le hacía algo usual, rellenando de ejemplos una imaginación que tenía en su haber las visitas del pasado lejano y reciente, entre las que se incluía Tsu, Gifu, Nagano, entre otras.

Cuando los recibió Tsunayoshi, los tres estaban acomodados frente a él. No podía ver los rostros de los otros dos ya que habían quedado fuera de su campo visual, al fin y cabo era él quien hablaría. Podía imaginar a Tetsuo sonriendo, confianzudo. Goro en sí mismo le procuraba imágenes mentales más difusas, pero podía dibujarlo con una expresión seria aunque relajada.

—Primer hijo del señor Arima, joven Tsunayoshi, ¿es así? Le ofrezco mis disculpas por lo repentino de nuestra visita que llega sin anuncio. No habría sido así, tan escaso de formalidad, de no ser por la urgencia que esta materia requiere.

Miró a Tetsuo y señaló su hanko, con el dedo índice, para que lo viera Tsunayoshi.

—Como verá, los Azai están con nosotros—giró la cabeza en dirección a Goro—, también la gente de Mie. Mi nombre es Soga no Hideyoshi, último descendiente del clan que hizo a Soga no Iname uno de los hombres más importantes de los antiguos tiempos del período Asuka. Queremos como primera medida transmitirle que conocemos la situación que atraviesa esta prefectura, los Arima no están solos, venimos...

Su mirada se había perdido en medio de las palabras propinadas, quizás en algún momento de la conversación sintió un leve resoplo de desconfianza, le había llegado a su memoria el episodio con los Tao. Pero rápidamente descartó esos recuerdos, él era el diplomático de los Minamoto, no podía dejarse doblegar por recuerdos de errores pasados.

Miró al frente de nuevo, con los ojos puestos sobre el hijo del señor Arima.

—Venimos a ofrecerle nuestro apoyo y ayuda. Si nos permite la colaboración, el clan Minamoto está contra los Taira. A lo que me refiero... el clan Minamoto está con ustedes.

 

Casa Feudal
(Hideyoshi; Tetsuo; Goro)

Tetsuo miró a Hideyoshi; su expresión era transparente, demostrando su falta de adiestramiento político, se notaba la sorpresa ante las palabras de Hideyoshi —¿Saben por lo que atraviesa Shizuoka? — preguntó mientras observaba a cada uno de los presentes, después trató de guardar compostura, pero a ese punto ya era evidente su sorpresa —Si grandes hombres han venido hoy a ofrecer su ayuda es porque saben de la urgencia — afirmó —Lamento tener que hacer esto; pero debo comprobar su información. No porque desconfíe de su identidad, sino para confiar en que la información que ha llegado a ustedes es correcta.

Esto hizo que Goro cerrara sus puños sobre sus rodillas; pero no habló, él no se sentía a la altura de preguntarle algo al hijo de un señor feudal. Tetsuo tomó un poco de sake frente a él, sin ninguna preocupación. Aquello era rutina, era necesario saber que información tenía cada bando, pero la actitud de Tsunayoshi demostraba demasiada curiosidad. Tetsuo miró a Hideyoshi, pues él debía ser quien respondería ante aquel joven.

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John Whitelocke

 

Soga no Hideyoshi 曽我秀吉

Casa feudal

A Hideyoshi le pareció una muestra de desconfianza aquello. Entendía la preocupación del joven, ya que podrían ser espías de los Taira tranquilamente, pero a no ser que el muchacho fuera extremadamente hábil leyendo a las personas, esto no pondría bajo presión a ningún espía. Los conocimientos diplomáticos de Hideyoshi le abrieron las puertas al mundo del espionaje en el pasado. Un espía no era más que un diplomático con una máscara. Un espía en esta situación simplemente omitiría y tergiversaría parte de la información que dispone para evitar ser detectado por su "exceso de conocimiento de la situación".

Aun así era mejor ceder ante las demandas del joven hijo del señor Arima para no entorpecer la conversación y que la relación no se torne tensa.

—Comprendo. Muy bien entonces. Lo que sabemos es, a grandes rasgos, que un ejército del clan Taira amenaza las puertas de esta ciudad. Ese ejército ahora mismo descansa en la ciudad de Tsu. El casus belli aparentemente es una negativa de su padre a una petición directa del regente imperial. Con esta escasa información nos fue más que suficiente para decidir venir con urgencia en ayuda de tu padre. Si esto no es suficiente, debo advertirle que la información me ha llegado a través de un contacto que poseo en la prefectura de Mie, la señorita Kahia Aitoko.

Esperó la respuesta mientras miró de reojo los puños de Goro, quien parecía algo nervioso. Logró hacer contacto visual, y con una señal de párpados le indicó que se tranquilizara. Tetsuo estaba más relajado, simplemente disfrutaba el sake, lo que logró sacar una pequeña sonrisa de Hideyoshi.

 

Casa Feudal
(Hideyoshi; Tetsuo; Goro)

Tsunayoshi apretó los puños, mientras Goro los relajaba a la indicación visual de Hideyoshi. Las palabras del diplomático eran claridad a la visión nublada de Tsunayoshi.

—Honorable Soga —mencionó con sumo respeto el joven Arima —He preguntado no para confirmar su información como verídica, sino para llenar los huecos que yo tenía en la mía —dijo haciendo una leve reverencia en disculpa —No planeo retenerlos contándoles asuntos familiares; es por eso que iremos enseguida al cuartel a hablar con mi padre.

Tsunayoshi se levantó —¡Sanada-san! — gritó con los ojos cerrados. No tardó en entrar un hombre con la misma ropa de entrenamiento que Tsuna; pero el hombre se veía mucho mayor que él — Al parecer mi padre sigue subestimando su poder.

Avanzó a la salida esperando que lo siguieran.


Avanzaron por la ciudad levantando las miradas curiosas de las personas; aquello era una vista inusual. El hijo de señor feudal avanzando con un grupo de desconocidos, resguardados por Sanada, uno de los hombres del señor de Shizuoka.

Al llegar a la entrada del cuartel, los guardias detuvieron su andar a pesar de reconocer a Tsunayoshi. Este clavó su mirada en ellos —Si no nos dejan pasar créanme cuando les digo que causaré tal disturbio aquí afuera, que mi padre tendrá que bajar —Tsunayoshi parecía tener esa altanería característica en los hijos de alto rango, Tetsuo también lo demostraba y parecía estar tranquilo ante el despliegue de emociones de Tsunayoshi; a su vez, la voz del joven Arima no era simplemente altanera, también tenía un dejo de severidad; al parecer la relación con su padre no era idónea.

Tetsuo se volvió a adelantar; tratando de usar la misma estrategia que usó en la casa feudal; pavonearse con su apellido para que las puertas cedieran. Pero esta vez los guardias no parecían hacerlo.

—El señor Arima no espera a nadie el día de hoy; mantendremos nuestra posición no importa quienes sean —mencionó uno de los guardias sujetando con fuerza su lanza.

Tsunayoshi miró hacia Sanada y se cruzó de brazos, como si esperara que este hiciera algo.

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Puedes tratar de intervenir o dejar que las cosas fluyan al ritmo de Tsuna

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John Whitelocke

 

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No te preocupes John Whitelocke sin presiones; lo lanzo nada mas para ver que sucede por la noche y justificar el paso del tiempo :3

 

Soga no Hideyoshi 曽我秀吉

Afueras del cuartel

Le sorprendió verse impedido por los guardias de la propia familia a la que venían a rescatar, y cuyo primogénito ya les había dado la bienvenida.

—Tsunayoshi-kun, el asunto es urgente. No podemos esperar, quizás haya que hacer uso de la fuerza esta vez. Tengo mis kodachis conmigo, tu dirás, es tu gente y tu ciudad.

La respuesta del diplomático había tomado el tono de un espadachín, ahora la decisión estaba en manos del joven hijo del señor Arima.

 

Cuartel
(Hideyoshi; Tetsuo; Goro)

Sanada miraba a Tsuna, conocía al muchacho y sabía que era capaz de hacer si algo no se hacía a su modo, a pesar de que su última derrota lo hizo colocar sus pies en la tierra; aun tendía actitudes de un niño malcriado, algo que sería difícil que desaparecieran de un día para otro.

—Puedo subir y hablar con mi señor; seguramente llegaremos a un acuerdo— mencionó Sanada ante Tsunayoshi; pero las palabras de Hideyoshi levantaron en el la llama de la anarquía, el hombre era un diplomático e incluso él optaba por una solución apresurada, el tiempo apremiaba, eso era cierto.

—No planeo dañar a nadie, es mi gente— miró a los guardias, después miró a Hideyoshi con una sonrisa —Honorable Soga; por favor adelántense con los suyos, los alcanzaré en unos momentos, ¿No es así Sanada-san?

Sanada lo miró y soltó un gran suspiró de resignación.

Enseguida volaron los golpes, los guardias lograron reaccionar a tiempo; evitando ser noqueados por Tsuna y Sanada; pero se desconcentraron lo suficiente para enfocarse en ellos. Tetsuo avanzó hacia el cuartel con paso moderado, como una persona libre de culpa, como una persona que tenía permitido estar allí. Goro los imitó entrando al cuartel general.

En la plaza central entrenaban con ahínco varios guardias, gritando al unísono tapando los gritos de sus dos compañeros en el exterior. Pero los centinelas en los pisos superiores vieron todo; apuntaron sus flechas mientras un hombre con una naginata los detuvo del hombro a Tetsuo y Hideyoshi, mientras otro guardia sostenía a Goro, quien se notaba frustrado.

—El joven Tsuna siempre causando problemas a mi señor— dijo el hombre de la naginata.

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—No apresuren el paso; créanme que si entran en este momento no será buena idea— dijo con tranquilidad sin presentarse o mostrar algo de cortesía —Síganme, los llevaré a un lugar dónde podrán esperar con calma su audiencia con mi señor.

Mencionó mientras dos guardias sostuvieron a cada uno de ustedes; los arrastraron hasta el cuartel y en uno de los niveles, los arrojaron dentro de una celda; a ninguno lo desarmaron; pero los seis guardias más el hombre de la naginata los vigilaban.

El tiempo corría dentro de esa celda; la noche descendió mientras Tetsuo limpiaba su katana; Goro se mantuvo con los brazos cruzados recargado en un rincón. Ninguno con ánimo de hablar frente a seis guardias que si hablaban era para soltar alguna que otra risa por lo ocurrido.

—Debieron haber planeado algo sin el joven maestro —dijo uno de los guardias — No es hábil con nada; ya veo por que mi señor nunca lo lleva a las audiencias.

—Ni a los entrenamientos — mencionó otro.

—No lo he visto en las cacerías tampoco; imagínatelo con un arco —mencionó el hombre de la naginata, suspiró derrotado —Si Chiharu hubiera nacido hombre nos hubiera evitado muchos problemas; Tsuna sería el primero. Será el primogénito;pero Chiharu es el verdadero prodigio de los Arima.

Tetsuo escuchó esto y habló en voz baja hacia Hideyoshi —Si es un poco inútil. No puede ni entrar al cuartel de su ciudad.

Los pasos comenzaron a escucharse en los pasillos, los guardias que descansaban sentados, se levantaron rápidamente; todos se colocaron rectos y con la mirada al frente. Hasta que por la puerta llegaron dos guardias arrastrando a alguien, no se veía lastimado físicamente; pero se notaba su falta de energía, seguramente debido a una falta de alimentación correcta. Incluso nula.

Arrastraron al hombre para después arrojarlo a una celda frente a ustedes; al inició fue irreconocible debido a su aspecto más delgado y un cabello desordenado, nada común en alguien como Ukita. Quien a pesar del cansancio se levantó con esfuerzo una vez lanzado en la celda, se recargó en la pared y se cruzó de brazos, su estómago resonó en la habitación.

Otro hombre entró con paso firme y fuerte, haciéndose notar. Todos los guardias lo reverenciaron mientras este avanzó viendo hacia Ukita, ambos con mirada desafiante. Ambos estaban dentro de la celda.

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—Admite que tu líder es un cobarde; acéptalo de una buena vez y sirve a Shizuoka. Demuestra que el norte no engendra guerreros cobardes— mencionó Nagato; el señor feudal de Shizuoka, quien portaba con orgullo la armadura samurai.

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—Yo no falto a mis juramentos. No necesito ver el sol para saber que resplandece cada mañana —observó a Nagato, y sonrió con mofa —No necesito oír de mi líder para saber que está presente —aclaró su analogía, resaltando la poca agudeza mental que creía que tenía el señor de Shizuoka. Nagato encolerizado lo golpeó en la boca del estómago; haciendo que Ukita cayera al instante de rodillas, y a los pocos instantes, perder la consciencia.

Nagato salió de la celda encolerizado mientras los guardias cerraba la puerta de aquel sitio. Ahora los veía a ustedes de frente, con un ceño fruncido. Escupió a un lado.

—¿Y ustedes son los que venían junto con Tsunayoshi? —mencionó con desprecio —¿Qué es lo que quieren?

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John Whitelocke

 

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Entrada a Shizuoka
(Kenzaburo; Kuroki; Misato)
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Era de noche cuando llegaron a Shizuoka, Hideyoshi había llegado esa misma mañana así que no debería ser problema rastrearlo para entregarle la misiva. En el camino a Shizuoka vieron como una mujer caminaba a una distancia prudente de su grupo cuando avanzaban por caminos abiertos, la mujer desaparecía de vez en tanto entre los árboles. Kenzaburo le explicó a su grupo que esa mujer era su informante, quien estaría viajando con ellos hacia Tsu, pues su información de las ciudades que visitarían sería invaluable.
Esa mujer no se acercó a ninguno, no parecía querer socializar; pero tampoco quería pasar desapercibida, posiblemente para que Misato y Kuroki no se espantaran o la atacaran por seguirlos.
Kenzaburo les mencionó que fue ella quien envió la misiva de Takeda justamente a Shizuoka antes de que todos subieran hacia Kamakura, era hábil en infiltración aparentemente, algo que tanto a Misato como a Kuroki podría interesarles.

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rapuma Kuno Vizard Gigavehl

 

Kenzaburô

La noticia de la derrota de Kato Harima y posteriormente, la recuperación de la katana de Takeda tras el evento, embriagó de felicidad al ronin quién, acompañado de su mutismo, hizo el viaje junto sus dos nuevos compañeros. Misato; la shinobi con un espíritu tan grande de espadachín que asombró a Kenzo a unos niveles ridículos. Kuroki; el niño del que no conocía demasiado, pero que Takano tenía en gran estima. El hombre decidió darle un voto de confianza; se había prometido a sí mismo no caer en los mismos pensamientos respecto al resto de integrante de los Minamotos. Ahora eran una familia, todos los que tenían su mismo apellido. Y Kenzaburô ya era un Minamoto.

—El señor Hideyoshi debe estar cerca. —dijo encima de su caballo, acariciando el cuello del animal. Kenzo sentía la energía del corcel a través de sus piernas. —No podemos entretenernos mucho tiempo aquí. Es entregar la misiva al político y seguir nuestro camino cuanto antes hacia Chiryu. Hay un pasaje oculto, unas cavernas que nos conducirán directamente a Tsu. —los miró serio, pero era una seriedad distinta a la huraña que siempre mantenía en su rostro; sus ojos demostraban fuerza y nobleza, no dureza y rabia. —Takeda confía en ustedes como yo también lo hago desde este momento. —miró a Kuroki. —No podemos fallar. —el joven le recordaba en cierta medida a Mao; chicos que deberían estar disfrutando una infancia normal y no una vida de soldados.

El caballo pateó la tierra y el ronin le acarició las crinas. —Síganme, puedo rastrear al señor Hideyoshi. Aunque conociéndolo, estará en el castillo.

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Uso rastrear.

 

Soga no Hideyoshi 曽我秀吉

Celdas del cuartel

Hideyoshi podría haber dado una gran introducción, como solía hacerlo, pero la verdad es que el trato descortés e irregular que había vivido lo tenía un poco mofado, por no decir harto y desilusionado, así que, al contrario de lo que hacía usualmente, prefirió ir al grano.

—Señor Nagato, yo en particular no quiero nada que no quiera usted. Si hablamos de vencer a los Taira, supongo que en eso podemos estar de acuerdo. En esta celda usted tiene a varios hombres que están dispuestos a manchar de sangre los filos de sus armas contra los Taira. Veo que tiene un concepto bastante bajo de su propio hijo, supongo que se debe a que fue derrotado hace poco en un duelo, información que obtuve a través de mi red de espías. Algo así debe restarle el orgullo y prestigio a su apellido. Pues aquí nunca nadie de nosotros ha perdido jamás un combate uno contra uno, ¿qué le parece eso? ¿suficiente para al menos llevarnos a una audiencia como manda la tradición?

La presencia de Ukita ahí le recordaba toda la preocupación de los suyos en la audiencia que tuvo con Takano y gran parte del clan. Su estado era deplorable.

"Si Takeda viera esto, vendría ahora mismo y trataría de llevarse todo por delante. Menos mal que no es él quien está viendo esto", pensó.

Su paciencia estaba al límite, sus palabras eran nerviosas pero firmes. Quizás no era el trato usual que solía impartir, pero esta vez estaba frente a un guerrero, un señor de la guerra, de muy pocas pulgas y con muy malos modos. Sinceramente, en su pensar, no creía que los buenos modos fuesen a servir de algo esta vez.

 

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Interior Cuartel
(Hideyoshi; Tetsuo; Goro)

Nagato sujetó los barrotes con fuerza delante de Hideyoshi —Así es como deben hablar los hombres— mencionó con una gran sonrisa —Las formalidades quitan tiempo, gastan energía valiosa de mis sirvientes, y tanta palabrería termina siempre por aburrirme —Hizo un ademán ante el guardia de la naginata, el cual entendió a la perfección abriendo la celda de manera inmediata.

Mientras los debajan salir, Nagato sujetó con fuerza el hombro de Hideyoshi —Tsunayoshi no nació para la guerra; me servía más antes pues era capaz de llevar a cabo audiencias a mi nombre; desde que perdió ese duelo se dio cuenta de la falta de habilidad física que tiene; pero será buen diplomático, si deja de ser imprudente.

Les indicó que lo siguieran, mientras el seguía hablando —Me han mencionado de su presencia joven Azai —dijo sin mirar a Tetsuo mientras los encaminaba por un pasillo fuera de las celdas. —Tengo en gran estima a su padre; y también consideraba a su hermano como un gran guerrero; lamento mucho su pérdida.

—Agradezco sus palabras; pero hubieran sido innecesarias si Shizuoka hubiera apoyado a Nagano en la guerra en Gujo —Mencionó Tetsuo sin ningún rencor en su voz; pero era evidente el descaro con ese conjunto de palabras.

Nagato rió levemente, girándose a verlos aun estando en el pasillo —Takami es un gran guerrero, honorable y fuerte. Pero también es un expansionista que se apresura a la toma de decisiones.

—¿Entonces su acercamiento es mejor? Está próximo a una invasión y Shizuoka no está preparado— mencionó Tetsuo cruzándose de brazos.

Nagato sonrió y abrió la puerta detrás suyo, indicándoles que entraran. Aquel sitio era una habitación de guerra; varios mapas permanecían enrollados en una gran mesa, rodeada de almohadillas para que cada persona se pudiera sentar.

—La diferencia conmigo y el señor Azai, es que yo no busqué esta guerra; la guerra viene a mi. Tú no lo entenderás al no tener una hermana, tampoco lo entenderá Takami al no tener una hija. Pero como padre de Chiharu, está justificado. Pensarán que es un capricho mío el no querer que mi hija despose a un integrante de los Taira; claro que me parece deplorable; pero no es la única razón, al tener a mi hija estoy seguro que atacaran Shizuoka de todas formas, saben que pueden derrocarnos, y teniendo a Chiharu tendría a la única Arima que podría liderar Shizuoka si yo o Tsunayoshi morimos — Miró a Tetsuo —Por dónde lo mire Shizuoka perderá; si es así al menos puedo decidir la forma en la que caerá. Porque si entrego a mi hija y nos derrocan después, todo caerá en los hombros de una niña de doce años, sola y con un esposo que sólo velará por los intereses del Imperio —observo a todos los presentes —Conozco la resolución de mi hija, tomaría su vida antes que servir a aquellos que mataron a su familia.

Recargó sus manos en la mesa —Por eso escucho a aquellos que dicen estar preparados para apuntar sus armas contra los Taira y el Imperio.

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John Whitelocke
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Fuera del cuartel general
(Kenzaburo; Misato; Kuroki)

Kenzaburo rastreó a Hideyoshi, su suposición fue errada pues las pistas lo guiaron al cuartel general. La mujer que los había acompañado en el camino se acercó a Kenzaburo —Es al mismo sitio que me mandaste la última vez, dejé aquí la misiva de Takeda— mencionó mirando la estructura del cuartel —Me he infiltrado con facilidad anteriormente, dame lo que tengas que entregar y yo lo haré llegar — extendió su mano para recibir el papel.

Lentamente se escabulló por los laterales de la muralla alrededor, era de noche, así que no podían verla a menos que supieran que ella estaba allí, Kenzaburo, Misato y Kuroki sabían de su presencia, así que la siguieron con la mirada. Era una con la noche.

Sacó una kusarigama, Kenzaburo la había usado antes para descender del cuartel en Tsu junto a Takano y el resto. La comenzó a deslizar para que la cadena alcanzara una distancia prudente antes de iniciar a balancear la cadena, después inició el movimiento en círculos detrás suyo, para finalizar con un lanzamiento perfecto, la hoz se clavó en la pared. Jaló la cadera asegurándose de que estaba bien sujeta y después enrolló sus muñecas en la cadena restante, y con fuerza comenzó su ascenso por la pared de la edificación. Se acercó a una de las ventanas y la deslizó con delicadeza...

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rapuma Gigavehl Kuno Vizard
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Interior Cuartel
(Hideyoshi; Tetsuo; Goro)

Una de las ventanas de la habitación comenzó a deslizarse con delicadeza; pero Goro lo notó, levantándose con velocidad apuntando su arco a la ventana. Una mujer sujetando una cadena estaba en el exterior, su expresión cambió de tranquilidad a molestia al ver a Goro apuntando.

—Maldición...— dijo la mujer dejando caer una misiva en el suelo.

Goro soltó la flecha dándole en el hombro a la mujer la cual se lanzó de la ventana con la cadena sujeta. Goro se asomó por la ventana apuntando nuevamente con el arco pero la había perdido entre la negrura del exterior. Nagato levantó la carta y la abrió.

—Esta sería la segunda misiva que recibo de este modo. La primera de parte de Takeda Minamoto, alegando que volvería por el hombre que tengo en las celdas —comenzó a leer la misiva para después levantar la vista hacia Hideyoshi —Esta segunda al parecer no era para mis ojos, aunque también me concierne —dijo lanzando la misiva frente a Hideyoshi.

Hemos derrotado a Kato Harima; debía informarte de ello para demostrarle al señor Arima nuestra fuerza; avanzaremos a Shizuoka para defenderla a la brevedad. Hablaré más a detalle de mis planes de defensa cuando llegue a la ciudad, prepara todo allá.

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—Entonces Shizuoka tiene aliados a pesar de no pedir ayuda; veo que se mueven de una manera muy organizada e inteligente —mencionó Nagato para después señalar la misiva — No reconozco el hanko en la misiva, así que estaré agradecido en saber que sucede realmente. Y de ese modo podré disculparme por los tratos con un buen sake en la casa feudal —mencionó a Hideyoshi, mirando a Tetsuo y Goro.

Goro se acercó a Hideyoshi —Entonces le he disparado a una aliada, en verdad me disculpo por ello —hizo una reverencia ante Hideyoshi.

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Fuera del cuartel general
(Kenzaburo; Misato; Kuroki)

Vieron a la mujer lanzarse de la ventana sujetándose de la cadena con fuerza, cayó sin esfuerzo pero no se detuvo a recuperar su arma; corrió hacia ustedes y jaló a Kenzaburo del brazo dirigiéndolos nuevamente a los establos dónde habían dejado a sus caballos.

La mujer estaba herida, no de gravedad; al parecer una flecha le rozó el hombro, había sido descubierta. Y más que su hombro herido, tenía más lastimado el orgullo.

Debían irse de Shizuoka, su viaje a Tsu aun debía continuar.

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Tiraré una lista para saber quien tira el dado de movimiento.

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El rol de Kenzaburo; Misato y Kuroki continúa en Chiryu​

 

Soga no Hideyoshi 曽我秀吉

Interior del cuartel

Había sido un día casi surrealista. Luego del irregular trato recibido, el señor Nagato Arima se dio vuelta como una media, al parecer era un hombre pasional, lleno de emociones.

Por si no fuera poco, la ventana se empezó a deslizar por arte de magia. Todo fue muy rápido, la misiva, el flechazo y la mujer desapareciendo aceleradamente.

—No te disculpes Goro, es algo que puede pasar. Creo que era Misato, aunque no estoy seguro.

Se dirigió hacia el señor temperamental, era hora de conversar más seriamente.

—Es un aliado. Señor Arima, ya leyó la carta. Usted desprecia los modos refinados y la palabrería, pero además de ser un bushi, también soy el diplomático y espía de Minamoto no Takeda, y en razón de ello no nos queda más remedio que parlamentar. Eso sí, le ahorraré el martirio de la parafernalia. Los términos del acuerdo que le ofrezco son sencillos—carraspeó su garganta y caminó un poco por el salón, quitando la vista de los demás, ya que su cerebro estaba muy ocupado como para mirar fijamente a nadie—. Déjese ayudar, derrotemos juntos a los Taira, y luego de defender Shizuoka quiero que se una a nuestra causa, a la causa de Minamoto no Takeda, así como lo han hecho varias otras familias en Japón que ya no toleran la hegemonía de Akishino y de su familia política. Una vez que conquistemos la capital, instalaremos nuestra corte. En recompensa por su servicio y lealtad, tendrá su merecida libertad de hacer lo que le plazca con los matrimonios para sus hijos, y para su hija también claro está. Además de eso le ofreceremos enviar un familiar; hijo o hija, hermano o hermana, ligado directamente a usted en parentesco, para que represente a los Arima en la corte imperial. ¿Qué le parece? Si acepta enviaré una misiva a Takeda inmediatamente con los términos de nuestro acuerdo, y redactaré otra exactamente igual con mi caligrafía para que usted conserve una copia. Si muero en combate nuestro acuerdo aun seguirá impreso con mis palabras en esos documentos.

Hizo un breve silencio, era mucho de golpe, y había llegado sin anestesia. Quizás era el estilo que le agradaba a Nagato, pero no acostumbraba a ser el suyo. Tras la pausa, decidió finalizar su monólogo.

—Como verá, no somos una fuerza improvisada. Hemos derrotado a Kato Harima en su propia casa. Nuestro estratega militar estará pronto aquí, y todos juntos estudiaremos el teatro de operaciones para trazar la estrategia... ¡y aplastar a los Taira!

 

Interior Cuartel
(Hideyoshi; Tetsuo; Goro)

Goro volvió a su lugar tras la disculpa; mientras que Tetsuo miraba fijamente a Nagato. Nagato escuchó las palabras de Hideyoshi, se le notaba impresionado —Entonces es por ello que Takeda no ha venido a Shizuoka — sonrió —Derrotar a Kato Harima en su propia casa, ese maldito hombre lo tenía bien merecido. Espero esté sufriendo su derrota, espero que esto lo haga salir de su pequeño nido en las montañas —golpeó a la mesa con emoción, tirando un par de tinteros vacíos, los cuales Tetsuo volvió a acomodar, mirándolo molesto.

—Me había llegado el rumor de que Takeda perdió la primera pelea—negó mientras miraba su puño cerrado —Pero es bueno saber que el clan es fuerte, demostrando que están hechos de la más dura madera —afirmó colocando su puño cerrado frente a su boca, como si pensara con cautela. Con la otra mano chasqueó y un guardia entró a la habitación haciendo una leve reverencia. Nagato lo señaló directamente al rostro.

—Antes que nada; los centinelas pierden ración extra de comida para mañana. Nuevamente se volvieron a infiltrar en esta habitación; pudimos haber sido atacados, morir y perder la guerra antes de iniciarla; refuercen la vigilancia, no quiere a mas gente trepando mis paredes— mencionó ante el guardia quien hizo una reverencia completa en disculpa —Ahora, libera a Nagasada. Escóltalo a la casa Arima, que le den de comer, que tome un buen baño, denle nuevas ropas. Aun no le devuelvan las armas, puede hacer una locura por el enojo ante su situación —Hizo un ademán para que el guardia se retirara.

El guardia afirmó y salió de la habitación, nuevamente cerrando la puerta. Nagato miró a Hideyoshi —Esa es mi respuesta. Shizuoka acepta los términos que nos ofreces; envía la misiva inmediatamente. Y la que tu me otorgues la guardaré como un seguro —sonrió —Derramemos juntos la sangre Taira en el campo de batalla.

Se separó de la mesa del centro —Los llevaré a mi casa; allí serán invitados de honor— mencionó avanzando hacia la puerta mientras reía, les indicó que lo siguieran —Es bueno saber que derrotaron a Kato Harima...—mencionó mientras salían de esa habitación, en el pasillo había por lo menos diez guardias —...Iba a encerrarlos si no me traían buenas noticias.

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John Whitelocke
+300 EXP obtención de aliados
Puedes rolear la entrega de la misiva o la llegada a la casa feudal. Básicamente van allá sólo a dormir. Se encontrarían con Ukita libre.
Si no quieres postear mas, abriría el siguiente día.

 

Soga no Hideyoshi 曽我秀吉

Casa feudal

El día anterior había terminado feliz, y la mañana llegó en la casa feudal con los ánimos renovados. Hideyoshi bebió un poco de sake que se había tomado "prestado", para empezar su día con la cabeza bien acelerada. Pidió a un sirviente que le trajera lo necesario para redactar dos cartas. Luego de ello comenzó a escribir, ambas cartas eran un calco.


Minamoto no Takeda,


La familia Arima ha ingresado a la alianza, negocié los términos del acuerdo, que detallaré a continuación y quedarán sentados como precedente legal en caso de que no queden testigos vivos en un futuro cercano o lejano:

La casa Arima se compromete a servir al clan Minamoto en la guerra con los Taira y a dejar a Ukita en libertad.

A cambio de ello, Takeda Minamoto se compromete a garantizar libre albedrío para que Nagato Arima elija (o no) esposa y esposo para sus hijas e hijos.
Además, una vez los Minamoto obtengan el poder en Kioto, se le brindará a la familia Arima el privilegio de tener un familiar cercano al señor feudal como representante en la nueva corte imperial.

Soga no Hideyoshi, diplomático y vasallo del Minamoto no Takeda.




Terminó la redacción de ambas cartas, y se dirigió a uno de los sirvientes para que se encargara del asunto.

—Entrega ambas cartas al señor. Una debe quedársela él, y la otra que la envíe a Minamoto no Takeda, quien se haya en Kamakura, consúltale de mi parte si puede enviar a un explorador suyo para entregar esta misiva, en caballo, lo más rápido que pueda.

Tras liquidar este asunto burocrático se decidió a salir para recorrer las calles. Pensó en algo lógico:

"Una batalla se avecina aquí mismo, debería prepararme para ello".

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A la Casa de armamento

 

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Casa feudal
(Ukita; Goro; Tetsuo; Hideyoshi)

El sirviente afirmó tomando las cartas con cuidado —Así se hará, mi señor —mencionó para después dirigir sus pasos a la salida.
Hideyoshi inició su camino, Goro y Tetsuo se quedaron dentro de la casa feudal.

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Casa de armamento
[Hideyoshi]

Entro la casa de armamento, la cual estaba repleta de armas de buena calidad; él hombre que atendía el lugar estaba sentado detrás de su mesa de trabajo, su piel era tersa y buen cuidada, a diferencia de muchos de los herreros que había conocido hasta ese momento. Su ropa permanecía limpia y sin arremangar, incluso el lugar olía a incienso, en ese preciso momento el hombre sólo limpiaba las sayas de algunas katanas. Aquel hombre no parecía estar acostumbrado a forjar armas, sus brazos eran delgados y sus movimientos de limpieza eran lentos.

—Buenos días noble guerrero ¿Deseas comprar armas? Las mejores están aquí, directamente de Nagoya— mencionó el hombre con tranquilidad.

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John Whitelocke

 

Soga no Hideyoshi 曽我秀吉

Casa de armamento

El herrero no parecía gran cosa, lo que más le agradó no era la fachada del mismo ni de la casa de armamento, sino el olor a incienso que seducía sus sentidos.

—Buen día, ante todo debe saber que amo mis kodachis, pero hay otra arma con la que solía entrenar y con la que no me iba tan mal. Nunca fui bueno con la katana, pero con la naginata era distinto. Me gustaría saber si se puede obtener una personalizada, y si es posible mejorarla. Supongo que usted no forja armas, pero no perdía nada con preguntar.

Suponía que no sería de mucha ayuda, por lo que se lanzó a preguntar algo más.

—¿De un supuesto armero errante sabe algo? Creí oír que podría estar en Shizuoka. Se dice que es el mejor.