Mie Shima

Tema en 'Prefecturas' iniciado por Amelie, 2 Julio 2023.

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    Amelie

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    Fuera de la clínica
    [Yin; Ayame; Misato]
    [Rei]


    Ayame estaba agotada; pero no se retiraba del combate. Esta vez, Rei dirigió su ataque a Yin; el ataque fue tan poderoso que cuando Yin logró esquivarlo, el aire a su alrededor agitó todo; el suelo dónde había caído la katana de Rei se desquebrajó frente a Yin. Un ataque mortal que el joven Tao había logrado eludir.

    Había algo en la constante técnica de Yin; una sutileza y maestría que relucía siempre que combatía. Tal vez lo que Zeng decía sobre él era cierto; si Yin tuviera el espíritu de un guerrero sería imparable, con la técnica de Kato podría destruir todo a su paso. Pero la naturaleza de Yin era distinta, el era un defensor, alguien que sólo usaba sus habilidades si en verdad eran requeridas.

    Pero las habilidades de Yin completaban perfectamente la maestría de Misato. Tan ligera en movimientos, tan precisa y con una puntería que igualaba su estrategia letal. La mente de Misato era equiparable a la de cualquier maestro shinobi a pesar de que aun no lo era. No era una prodigio, era una mujer que había pulido constantemente sus habilidades hasta llegar a un punto dónde una pequeña aguja se deslizó imperceptible por el aire, una que estaba envuelta en un veneno mortal.

    Pero en algunas ocasiones las habilidades no eran suficientes; a veces el destino se mofaba de aquellos con grandes cualidades. Si había un kami del azar y de los eventos fortuitos seguramente estaría allí, riéndose de cómo Rei bloqueaba aquella aguja sin darse cuenta de que esta existía en primer lugar. Rei se preparaba para el siguiente ataque sin siquiera enterarse de que estuvo próximo a morir, y jamás hubiera sentido la aguja. Jamás habría percibido a Misato detrás suyo.

    —Gendo es nuestro enemigo — respondió Ayame.

    Rei la miró confundido —Son enemigos si han permanecido ocultos espiándonos.

    —Wo bùshì rìběn rén—
    Dijo Yin en chino; aludiendo a que él ni siquiera era japonés. Tal vez hubiera sido un buen acercamiento pero...

    —¿CHINO? Eres otro discípulo de Wu... al igual que Masaki— mencionó Rei con molestia.

    Yin se sorprendió al escuchar aquellos nombres, esta vez su idioma natal no lo sacaría de aprietos.

    —No— intervino con velocidad Ayame — Nuestra afiliación no es con el Imperio; no es con el clan Taira. Estuve en el incidente de Ritto, el hombre al cual mató Gendo... —dijo mirando a Rei —... era un asesino nuestro. Obviamente falló su misión.

    Rei suavizó sus facciones —Fue tonto querer matar de esa manera de Gendo —dijo envainando su katana para después sacar nuevamente su parche y ponérselo cubriendo por completo el cuerno; aun sin darse cuenta de la presencia de Misato detrás suyo; fue cuando este volteó que la miró y se sobresaltó.

    —Ella también viene con nosotros —dijo Yin.

    —Malditos shinobis... son como gatos...— dijo amarrando el parche por completo —... por eso a los gatos se les pone un cascabel...— dijo para avanzar hacia la clínica como si nada hubiera sucedido.

    —¿En verdad no va a investigar más? — preguntó Ayame en voz baja para que sólo Misato y Yin la escucharan.

    —No lo sé... pero viendo sus habilidades físicas será mejor no averiguar tampoco nosotros —Dijo Yin mirando el suelo desquebrajado; después miró a Ayame —Lamento saber de la muerte de tu amigo en Ritto.

    Ayame temblaba; tanto por la pérdida de sangre como del miedo que aquel sujeto le había inspirado —Verán...Yin... Misato. Sólo usé los eventos que sucedieron para pintarme en una mejor luz ante el juicio de Rei —cayó de rodillas, aliviada — Yo no conocía a aquel hombre en Ritto; no puedo creer que funcionara... Kamis... gracias —dijo juntando sus manos en una oración.

    Yin miró a Rei quien volvía a recargarse en la entrada de la clínica — Tuvimos suerte de que su mente no está a la altura de la fortaleza de sus músculos.

    Por desgracia para el grupo; necesitaban a un médico.


    • Nivel= 4
      PV= 110/90 +20= 110
      Ataque= 18
      Defensa= 12
      Katana = +2
      Escuela= ?
      Potencializador Outakemaru x5



    • Nivel: 5
      PV= 100/100
      Fuerza= 17
      Protección= 13
      Katana= +11 ataque
      Ataque especial= utilizado

    • Nivel: 3
      PV= 19/80
      Fuerza=
      5
      Protección= 10


    Ikoma-kun
    EXP= 300 EXP ganar una pelea; 150 EXP encontrar algo útil para el clan, 100 EXP uso de habilidades.




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    Shukusha
    [Kawa; Kohaku; Tamura; Yume; Byakko; Hotaru; Soreku; Reijiro]

    Aquellas palabras de Kohaku parecieron un remedio ante aquel miedo que comenzaba a albergarse en algunos de los presentes; pues casi al instante, aquella presencia desapareció.

    —Tal vez... nos equivocamos — musitó Byakko mientras Tamura corría a ayudar a Kohaku con el té.

    —Puedo preparar un poco de arroz —dijo Kawa mientras recolectaba todo lo que necesitaba.

    Mientras Tamura machacaba las hojas, observó a Kohaku —Tal vez... Yume decida quedarse con Matahachi y el resto — la voz del alegre Tamura cambió por completo, ahora era melancólica —No sé que haría yo si ella decidiera eso... pertenezco a su lado. Pero no lo hago junto al resto, Matahachi y el los demás. No es que los odie... —dijo sonriendo ligeramente — Pero no sé. Nunca he sentido que pertenezco a un grupo, incluso de Yume me separo por temporadas mientras busco sus hierbitas. Tal vez por eso disfrutaba la compañía de Yoshio —afirmó — No tenía que avisarle nada, sólo lo hacía —levantó una de las ramas —¿Tú te comes esto? Me refiero a que si esto también se machaca. ¿O sólo son las hojas?

     
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    Gigi Blanche

    Gigi Blanche Equipo administrativo Game Master

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    Shukusha

    Aquella presencia incómoda se disolvió apenas finalicé mis palabras, la sensación desapareció de mi pecho y parpadeé. Había sido real, estaba seguro, de otra forma no habría explicación a por qué Hotaru y Byakko experimentaron lo mismo. Un yōkai... ¿Habría sido una suerte de invocación? ¿Su energía se habría filtrado en Shima debido a alguien? Similar al contrato, la alianza que Rengo había establecido con Mara, o la energía que Amanozako le prestaba a aquellos que rendían su ojo en sacrificio.

    Tamura había venido conmigo a la cocina, yo me encargué del agua y preparaba las tazas yunomi mientras él trituraba las hojas secas. Sentí que algo rondaba su mente, se había mantenido bastante callado, y me pregunté si se habría ofrecido a ayudarme justamente para poder hablar de aquello que lo inquietaba. Me mantuve atento a sus movimientos, por ende, para corresponder a su mirada si llegaba a buscarme. Así fue, y le concedí una sonrisa serena. Como cabría esperar, su preocupación era Yume.

    Le perturbaba la idea de que Yume eligiera quedarse junto al grupo de la clínica. Él ayer había dicho que esos hombres siempre habían velado por su seguridad; el problema no era su decisión en sí, sino lo que quedara de él en el camino. Creía pertenecer a su lado, pero no junto a ellos. Lo escuché en absoluto silencio y, cuando regresó su atención a las hojas y el mortero, lo observé con una suavidad diferente. El vínculo que los unía era fuerte, quizá más de lo que ellos eran conscientes, y esas relaciones no se resquebrajaban con facilidad; pero lo entendía. Mientras más importante era una persona, más vulnerables nos sentíamos en torno a ella. El mundo se movía a velocidades vertiginosas.

    Y tenía miedo, ¿verdad?

    —Habitar sin pertenecer. Existe un tipo de soledad diferente en esa sensación; es silenciosa, pequeña e invisible, pero crece. Con el correr de los soles, con el paso de las estaciones, crece de forma tan inadvertida que nos habituamos a ella. Creemos que es una parte inherente de nosotros y que, en cierta forma, estamos condenados a ver el mundo a través de sus ojos. Aprendemos a vivir a pesar de ella, a sonreír a pesar de ella, y a compensar los huecos que escarba, escarba y escarba. —Esbocé una sonrisa, consciente de que estaba diciendo cosas extrañas, y lo miré para explicarme—. Provengo de una villa pequeña, una donde debía honrar responsabilidades y cumplir obligaciones que no me pertenecían. Luego me vi forzado a deambular por el mundo, y en esa soledad tampoco logré encontrarme. Entonces... conocí a los Minamoto, me uní a ellos. Y la historia se repitió.

    Antes de que siguiera con las ramas, recogí el recipiente donde él había machacado las hojas con movimientos suaves y comencé a preparar la tetera; pese a lo que relataba, en mi voz no se filtró angustia o frustración. Sólo había tranquilidad.

    —Incluso cuando un kami me contactó y me otorgó una misión no me sentí realmente vinculado a ella —proseguí, junto a una risa suave—. No fue hasta que llegué a Shimotsuke y topé con el espíritu de un muchacho errante que sentí... sentí algo diferente. Una chispa, quizá, una calidez que se anudó a mi pecho. Ese día la soledad se volvió menos densa, y a partir de entonces creí comenzar a recorrer un camino que realmente me pertenece. Uno por el cual estoy dispuesto a arriesgar mi vida.

    Había vertido el agua caliente sobre las hojas y ésta comenzó a adquirir una tonalidad verdosa. Sonreí ligeramente, pensando en la tumba de Shimotsuke Ohara, en la lluvia que caía sobre la sangre de los demonios carmesí, en las ventiscas heladas del monte Tateyama y en el cuerpo inerte de mi padre. La luz que emanó de Byakko. La respiración tibia de las cuevas de Tsu y las escamas en la piel de Seiryu bajo mi mano. Era un camino extraño y pedregoso, uno que no comprendía realmente y que estaba dispuesto a repetir.

    Las veces que hicieran falta.

    Hasta que los shijin estuvieran a salvo.

    —Si crees que tu lugar es junto a Yume, si crees pertenecer allí, no te preocupes por los detalles. Toma las decisiones que veas correctas, sigue el camino que desees, pues lo más importante ya lo encontraste y permanece contigo, así sea a la distancia. Siempre permanecerá contigo.

    Seiryu se encontraba a salvo, Amanozako cuidaba de él.

    Era toda la tranquilidad que necesitaba.

    Había repartido las tazas entre dos bandejas. Le extendí una a Tamura, y una vez la hubo tomado esbocé una sonrisa divertida.

    —Y no, las ramas no se comen. Tienen pinta de ser muy amargas, ¿no crees? —Solté una risa breve y exhalé por la nariz—. ¿Vamos?


    yo: lets gooo hay que avanzar la trama y hablar con misato
    also yo: hold up my boy tamura is struggling and we need a MOMENT HERE
     
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    Ikoma-kun

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    Misato Aoyama

    Al arrojar la aguja con veneno contuve la respiración esperando que está diera de lleno, dejando al cazador Taira como un cuerpo inerte. Pero aún así el cazador "demonio" parecía estar muy bien afilado con sus reflejos, ni siquiera Yin o mi ataque dieron un alto al hombre y bloqueo ambos ataques como si nada.

    No fue hasta que Ayame logró librarse de el por medio de una artimaña sobre un asesino en Ritto, lo que aplacó la furia del cazador. El hombre no parecía estar tan desquiciado como lo estuvo Masaki.

    Al alejarse pudo detectarme y solo se quejó, fruncí el ceño a medida que se alejaba, por suerte no deseaba causar problemas, solo sacudí mi cabeza para no pensar en ese par de Tairas y ver el estado de Ayame y Yin.

    —Lamento no haber llegado a tiempo, de verdad hubiera podido hacer más —lamente negando con tristeza y dolor al ver la perdida de sangre en Ayame.

    —El otro cazador me entrego la gema pero no quiso dar más detalles—avise mostrando la joya— además, hablaron de cierta situación extraña, algo con Gendo Mori...

    Al acercarme a la Shinobi mi mano se posa en su hombro en señal de consuelo, no quería perder a otros compañeros como los Hattori.

    —debemos buscar a un médico, en la clínica solo estaban aquel cazador y otro que decía ser de Toyama—suspire mientras mis pensamientos seguían presentes—disculpame Ayame pero solo preguntaré una cosa ¿Has sabido de algo relacionado a los shinobis de Koga recientemente?
     
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    Amelie

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    Fuera de la clínica
    [Yin; Ayame; Misato]
    [Rei]


    —Llegaste en el tiempo preciso — dijo Ayame hacia Misato; se le veía cansada pero aliviada.

    —¿Entonces no tenemos rastro para seguir?— preguntó Yin mirando hacia la clínica. No podían tentar más a su suerte, acercarse a la clínica por respuestas o atención médica les podría provocar más problemas que soluciones.

    —Desconozco más detalles de los shinobi de Koga; pero la reunión de los Fujibashi se llevará a cabo muy pronto, seguramente los demás habrán aprendido algo más. Pero podemos quedarnos aquí un tiempo más y ver los movimientos de...

    Yin miró a Ayame quién ya estaba nuevamente buscando al cuervo; el cual se había ocultado entre los árboles para escapar de su agresor.

    —Vayamos al shukusha; seguramente allí puedan brindarnos ayuda. Al vernos tan desesperados seguramente ellos nos harán el favor de llamar al médico de la aldea.

    Ikoma-kun continúa abajo en Shukusha.




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    Shukusha
    [Kawa; Kohaku; Tamura; Yume; Byakko; Hotaru; Soreku; Reijiro]

    Las palabras de Kohaku fueron refrescantes a oídos de un joven que había crecido cómo una hierba en una ladera rocosa; a contra de la gravedad y a la toma de sol, mendigando un poco de agua cuando la lluvia escurría por la piedra que le permitía sostenerse. Aun así, creció. No había firmeza en el suelo que lo detenía; pero sus raíces serían difíciles de arrancar.

    Tamura sonrió y afirmó; miró a Hotaru mientras este repartía los tazones que Kawa le iba pasando.

    "Y no, las ramas no se comen. Tienen pinta de ser muy amargas, ¿no crees?"

    Tamura separó las ramas de las hojas y dejó que Kohaku terminara el proceso —Yo como todo; sea amargo o ácido — mencionó entre risas — Pertenencia... —reflexionó en voz alta —Ko...— dijo con confianza — Es cruel cómo nadie ha podido crecer sin dejar de apretar aquí... —dijo llevándose las manos hacia el centro de su abdomen — Es parte de la disciplina que dan las artes de guerra, la katana, el arco, también el uso del cuerpo. Pero siempre hay alguien que te hace hacer esto...— dijo relajando los hombros, dejando caer la tensión de su espalda, incluso sus brazos bailaron con holgura. Para después volver a tensarse — ¿Te imaginas poder estar así de despreocupado?

    Tamura parecía justamente eso. Una persona despreocupada; pero al parecer algunos portaban máscaras invisibles —Las obligaciones me agobian —comenzó a reírse — Pero siempre es bueno hablar con un amigo ¿no? —dijo hacia Kohaku para después relajar sus hombros, al menos un poco —Gracias —dijo llevándose a la boca la rama sobrante de la preparación de las hojas de té para masticarla —También disfrutó la amargura de las ramas, siempre que no me enfermen después. Sería muy malo morir por culpa de una rama; pero Yume jamás me dejaría morir por culpa de una rama —sonrió.

    Todos se sentaron alrededor de aquella habitación; Hotaru colocó un haori sobre los hombros de Kohaku mientras este se sentaba a su lado.

    Pudieron renovar energías con un desayuno caliente, desquitando el coste de la estancia. Pero nuevamente la paz de aquel pequeño establecimiento se vio afectado por gritos de los presentes. Algo que provocó que Reijiro y Soreku volvieran a levantarse para prevenirse.

    Tamura negó —Seguramente es Rei de nuevo haciendo escándalo por lo del arco...— dijo levantándose para ir a ver lo que sucedía —... iré a decirle que nos deje desayunar.

    Gigi Blanche continúa abajo





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    Shukusha
    [Kawa; Kohaku; Tamura; Yume; Byakko; Hotaru; Soreku; Reijiro]
    [Misato; Yin; Ayame]

    Misato y Yin ayudaron a Ayame a ingresar al shukusha; la sangre causó al instante una conmoción en aquel lugar.

    Tamura los miró con sorpresa; no esperaba aquello en lo más mínimo; pero no pensó demasiado, regresó a las habitaciones.

    —Yume, Yume, Yume, Yume — decía por los pasillos con voz alta.

    Yume salió de su habitación; aun con los ojos semicerrados. Tamura la tomó de la mano —Te necesitan en la entrada... una mujer se está desangrando.

    Esas palabras alertaron al resto.

     
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    Ikoma-kun

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    Misato Aoyama

    Escuché las palabras de Ayame y no dio nada que pudiera indicar algún suceso importante concerniente a los shinobi de Koga.

    —Esta bien, ahora solo importa curar tus heridas procura no esforzarte mucho —ayude a Ayame a sobrellevar su condición luego del ataque del cazador. Al final el Shukusha fue nuestro destino principal allí deberíamos poder recibír ayuda

    Al llegar rápidamente llamamos la atención, por lo que pude escuchar había un medico al que llamaron con insistencia, por mi parte seguía al lado de mi compañera shinobi para mitigar su dolor. Por suerte llegué a tiempo o sino tendría sobre mi la perdida de Ayame quien fue muy cercana a Kenzaburo.


    >>Espero de verdad Kohaku este cerca, desearía poder tener más información....todo parece muy confuso actualmente
     
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    Gigi Blanche

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    Kohaku Ishikawa
    Shukusha

    Las personas no tenían la cabeza llena de aire sólo por aparentarlo, así como no eran inmunes al dolor aquellos que jamás lloraban. Levantar murallas y atar máscaras eran procesos que obedecían a diferentes motivos, pero detrás de cualquier montón de arcilla, de cualquier pared de barro, siempre había alguien. Había un corazón, una mente y un espíritu. Tamura sólo era un muchacho y dudaba que nadie, en los tiempos que corrían, se librara de los miedos y las preocupaciones. Con todo, él lograba conservar la alegría a diario.

    Y por eso creía que era fuerte.

    Me indicó las variaciones de su cuerpo, la tensión en el abdomen, la relajación de los hombros, y se me ocurrió pensar que debía comprender el entorno y sus emociones de una forma muy física. Una vida sin preocupaciones sonaba totalmente utópica y desde luego tentadora, pero no veníamos al mundo para eso. Me agradeció, se comió la rama y mi nariz se arrugó de tan sólo imaginar el sabor que debía tener. Dijo que Yume jamás lo dejaría morir por algo así y me acerqué a él para apoyar una mano en su hombro, ese que se había destensado ligeramente.

    —Quizá Yume tenga más conocimientos que yo, pero en la medida de lo posible yo tampoco te dejaré morir por ramitas venenosas —murmuré, a medio camino entre una broma y una promesa, y una risa suave se me coló en la sonrisa; él había dicho que no creía pertenecer a ninguna parte, sólo a ella—. Somos un equipo, ¿no? El equipo shijin, si le ponemos nombre.

    Pero quizás aquí también pudiera relajarse.

    Al regresar con los demás, repartimos el té y nos sentamos. Sentí el peso de una prenda sobre mi cuerpo y, al alzar la vista, encontré los ojos de Hotaru. Le sonreí, murmuré un agradecimiento y llevé las manos a mis hombros para afianzar el haori. Pensé, otra vez, en lo que Tamura había dicho. Desayunamos en calma hasta que un alboroto se pronunció dentro del establecimiento. Aparecieron dos personas cargando a una tercera, herida, que manchó el suelo de sangre. Me incorporé, todos reaccionamos y parpadeé con cierta confusión al distinguir a una de las recién llegadas.

    —¿Aoyama-san? —murmuré, deslicé la mirada a la chica herida y regresé a Misato, hablando con más seguridad—. Ya fueron a buscar a la médica de nuestro grupo, no se preocupen.

     
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    Amelie

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    [Kawa; Kohaku; Tamura; Yume; Byakko; Hotaru; Soreku; Reijiro]
    [Misato; Yin; Ayame]

    Ayame parecía desvanecerse cuando Kohaku se acercó a Misato. Yin la sostuvo con fuerza justo cuando Tamura llegaba con Yume sobre sus hombros.

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    Tamura ayudó a Yume quien se notaba algo cansada; pero al ver las condiciones de Ayame, rápidamente sus instintos reaccionaron, atacando a velocidad la herida.

    Yin observaba las manos de Yume actuar; no había visto a alguien tan rápida cómo lo era Ujihisa.

    —Hola — saludó Tamura algo incómodo — Confíen en ella, es muy buena en lo que hace. Se verá pequeña y delicada, y lo es; pero eso no le impide ser buena en medicina. Viene de Toyama, así de buena es.

    —Perdonarán a Tamura — se disculpó Yume mientras contenía la hemorragia —Las palabras no son lo suyo. Pero lo que ha dicho es cierto; su amiga está en buenas manos... pero me gustaría saber algo —dijo mientras revisaba la profundidad de las heridas — ¿Qué animal la atacó? Debo saberlo para buscar por residuos orgánicos.

     
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    Ikoma-kun

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    Misato Aoyama

    —Ishikawa-kun—Salude con amabilidad por un breve momento pero preferí observar hasta ver a Ayame fuera de riesgo. La mujer encargada se trataba de una chica de apariencia tan frágil como el papel, pero con la habilidad de una maestra en su campo.

    —Mas tarde tendremos una pequeña charla por ahora debo ver qué Ayame sea curada—avise sin apartar la mirada de las manos de aquella mujer, su acompañante no parecía ser el mejor en cuanto a sostener una charla fluida y en eso estaba de acuerdo.

    —¿Un animal?—pregunte algo confundida por la cuestión de Yume—sobre eso no ha sido un animal en realidad...—No sabía cómo decirles sobre el extraño cazador con un cuerno en su ojo— Fue un espadachin en la entrada al pueblo—dije apartando detalles de el mismo, uno de verdad muy problematico y algo extraño.
     
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    Amelie

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    [Misato; Yin; Ayame; Kohaku; Yume]

    Tamura y Yume se miraron después de las palabras de Misato; Tamura afirmó y salió de allí; dejando a Yume encargándose de Ayame. Yin se levantó de inmediato para interceptar a Tamura.

    —Podré estabilizarla, no deben preocuparse — les aseguró Yume —Veo que conoces a Kohaku — dijo hacia Misato — Pueden ponerse al día, yo cuidaré de tu amiga —Levantó la vista hacia Tamura, quién aun parecía dialogar con Yin en la entrada.

    Tamura parecía alegre como siempre; Yin se notaba preocupado, no quería que aquel joven saliera hacia dónde se encontraba aquel espadachín, era algo peligroso. La insistencia de Tamura por salir le parecía extraña a Yin quien no parecía querer soltarlo. Aquello se podría complicar.

     
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    Misato Aoyama

    Tras mi declaración sobre Reí el dúo de Tamura y Yume parecen coincidir en algo, no podía imaginar que intenciones podría tener el otro joven que estaba por salir a pesar de las protestas de Yin, esperaba que aquello no derive en algo mayor.

    —Y eso hare, espero pueda aclarar ciertas cosa—acepte la sugerencia de la médico de atender mi búsqueda de información. Me alejo un poco y deseo la mejor de las suertes para Ayame, debía ubicar a Kohaku cuánto antes.

    —Kohaku-kun—salude al chico con una sonrisa—Han trascurrido muchos soles desde que estuvimos frente a frente, espero tu viaje haya sido provechoso y de buenas aventuras.

    Una vez el saludo termino pase directo al grano.

    —Kohaku hace mucho que Takeda reveló tu especialidad por el Onmyodo—busco la gema y la estatuilla de zorro blanco—esta gema estaba en manos de un cazador Taira, aunque fue encontrada por Kenzaburo en el antiguo templo de Inari en Chiryu. El detalle más interesante ahora es está misma estatua encontrada por Ayame, si te fijas lo suficiente puedes ver el Hanko del clan Fusatada.

    Dirijo mi vista a Kohaku.

    —Es evidente que hablamos del clan de Kuro-kun, según el cazador está gema representa un pacto con un kami a cambio de una habilidad sobrenatural ¿Sabes que pudo ocurrir con Kuroki aquí en Shima?
     
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    Gigi Blanche

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    La revelación de que aquellas heridas habían sido provocadas por un espadachín alertó a varios de nosotros. Tamura buscó movilizarse al instante hacia el exterior del shukusha, por lo cual asumí que debían creer que se trataba de los demás Taira, aquellos que había visto ayer en la clínica. ¿Se habían peleado? ¿Los habrían atacado? ¿Por qué?

    —Dejen ir a Tamura —pronuncié en voz alta y tono gentil, junto a una sonrisa que pretendía ser conciliadora—. No se preocupen, sabe lo que hace.

    Yume buscó tranquilizar a Misato y entonces la chica se acercó a mi posición. La recibí con una sonrisa y un leve asentimiento a modo de saludo, y le regresé los deseos de un viaje próspero y bienaventurado por cortesía. Si debía ser honesto, siquiera recordaba cuándo había sido la última vez que nos habíamos visto. Se sentía como una eternidad. Ella me mostró un par de objetos y arrugué levemente el ceño, pidiéndole permiso con suavidad para inspeccionarlos mejor. La gema no me sonaba de nada, y respecto a la estatuilla...

    —Un zorro blanco —susurré, y suspiré con cierta pesadez. Busqué los ojos de Misato—. Aoyama-san, aquí en Shima... Es una historia algo desafortunada.

    Busqué un sitio donde sentarnos con la vista y la invité a hacerlo. Kuro-kun. Por la forma en que se había referido a Kuroki intuía que Misato desconocía lo ocurrido. Apoyé sus objetos con cuidado sobre la mesa que rodeábamos y tomé aire.

    —Es una historia algo compleja y no estoy seguro de comprenderla a la perfección, pero según lo que Kuroki dijo, él llegó aquí siguiendo un mensaje del onmyoji del Emperador. Lo que encontró fue un yokai, Tamano no Mae, aparentemente relacionado a su padre, y el onmyoji lo habría atraído con engaños para conseguir matar a la criatura. Esto derivó en... en una pelea.

    Agaché la mirada a mis manos entrelazadas sobre la mesa y me detuve, tuve que detenerme, al sentir el nudo en la garganta. Tomé aire, recuperé la estabilidad y proseguí.

    —Shiori está muerta. Un hombre que viajaba con ellos, Benkei, también. Kawa está bien, se encuentra aquí, con nosotros. El onmyoji del Emperador... también perdió la vida. —Apreté mis manos, las lágrimas me ardieron tras los ojos y, al inhalar, lo hice con un ligero temblor en el pecho—. Era mi padre.

    No creía que fuera información especialmente relevante en este momento, pero sí necesaria para justificar mi reacción emocional. Apenas logré decir la palabra fui capaz de quitarme un peso horrible de encima y pude continuar con mayor calma.

    —Discutí con Kuroki, se fue del santuario y desde entonces no hemos sabido nada de él. Creo... creo que también se fue de Shima, no lo sé. —Volví a buscar sus ojos—. Supongo que la estatuilla puede estar relacionada a Tamano no Mae, a su conexión con Satou Fusatada y al clan en general. De la gema no sé nada, lo siento.
     
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    El relato de Kohaku iba cargado de información completamente desconocida, trágica y preocupante, recordé mi breve encuentro con Kuroki en camino a Shima, ese día la fiebre alta no me brindo la lucidez necesaria para concentrarme y ver quienes fueron sus acompañantes. Los cuales dos de ellos ya tristemente fallecieron, todo por seguir el mensaje del Onmyoji de emperador....ese era el objetivo que perseguía con urgencia.

    Un escalofrío trepó por mi espalda al escuchar sobre la intervención de un Yokai en todo ese asunto, al final resultando en la muerte del Onmyoji. Estaba por interrogar más a fondo sobre este hombre cercano al emperador pero e evidente dolor en el rostro de Kohaku logro disuadir cualquier intención de indagar más.

    —Lamento escuchar eso Kohaku—di mis condolencias al joven, así sea un hombre que colabora con el emperador mismo, todavía era un padre para el chico frente a mi. Un familiar perdido.

    Pero mi preocupación escalo aún más cuando en una discusión Kuroki se alejo hasta un punto desconocido, algo me decía que no iba en un rumbo seguro y podría desembocar en algo devastador.

    —Parte de eso explicaría la insistencia de Satou en buscar está gema, ahora te daré un pequeño detalle sobre la gema.

    Tome la pequeña gema para observarla.

    —Mi compañera Ayame rastreo está gema hasta dar con un cazador Taira llamado Matahachi y su compañero Reí, según el está joya se conoce como promesa divina, funciona como un recordatorio de un pacto entre un humano y un Kami, lo que dará al humano un poder a cambio de sufrir una perdida física.

    Por un momento pensé y decidí también revelar los curiosos detalles de nuestro encuentro con los cazadores.

    —Quien atacó a Ayame fue ese tal Reí, parece estar amparado por un demonio la verdad, sin embargo la razón de su ataque es su sospecha sobre Ayame de ser espías de Gendo Mori.

    Mordí mi dedo tratando de entender tan extraña situación.

    —Es algo extraño pero algo ocurre con los shinobi de Koga y Gendo Mori, Matahachi dice haber colabora en algo que afecta directamente al general Mori.
     
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    Tras las palabras de Kohaku; Yin no dudó en dejar el camino libre para que Tamura saliera, este le agradeció para correr al exterior.

    Yin se reunió con Misato y Kohaku después de que hablaran en privado. Si bien, Yin conocía a Kohaku; sólo era de vista, y antes estaba escudado por una máscara que ahora no llevaba puesta; por ello, Yin los dejó en privacidad absoluta pues no quería incomodar al muchacho.

    Yume seguía atendiendo a Ayame; quién lentamente comenzaba a recuperar algo de color.

    Mientras tanto, Kohaku procesaba esa nueva información a pesar de su dolor tan fresco por la muerte de su padre.

    "...según el está joya se conoce como promesa divina, funciona como un recordatorio de un pacto entre un humano y un Kami, lo que dará al humano un poder a cambio de sufrir una perdida física."

    Las palabras de Misato eran precisas. Kohaku conocía del tema; pero ignoraba que estaba relacionado con alguna gema. Un pérdida física; cómo con Inuzuka en Tateyama. Las gemas estaban relacionadas a los ocho perros. Y Soreku en algún momento fue uno antes de ser remplazado por su hijo; tal vez el podría esclarecer más aquel tema.

    ¿Acaso Matahachi era uno de los ocho perros?

    Gigi Blanche Ikoma-kun
    1. Pueden ir con Soreku a preguntarle lo que sabe
    2. Pueden ir con Matahachi nuevamente a confrontarlo
    3. Pueden hacerlo juntos o separados, dividiéndose si lo ven necesario.
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    Ikoma-kun

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    Ishikawa sabía dónde iba todo el asunto sin embargo no todo parecía encajar y era necesario buscar información en fuentes adicionales, conseguir lo que deseaba saber se convirtió en un camino muy tortuoso.

    —Opino que debemos pedir unas cuantas respuestas a Matahachi el parece servir al clan Taira pero nunca muestra su Mon como cazador oficial hay ciertas cosas que desconozco de el.

    Observé a Kohaku esperando si de alguna forma comparte mi opinión o si por su lado prefería buscar ahondar el tema con alguien distinto. De alguna forma habría que enterarme de algo, sentía que estaba muy perdida lo cuál era muy vergonzoso para ser una aprendiz de los ninja Hattori.

    no se, yo voto por tratar de ver que pasa con Matahachi
     
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    Gigi Blanche

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    Kohaku Ishikawa
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    Misato me ofreció sus condolencias, las cuales acepté con una sonrisa ligera, y seguimos conversando respecto a aquella gema que poseía. Me contó que guardaba el pacto entre un humano y un dios, funcionaba similar a los tratos con Amanozako y la habían rastreado hasta encontrarla en posesión de los cazadores Taira con los que había vuelto a topar ayer, Rei y Matahachi. Fruncí ligeramente el ceño, enfocado en procesar la información, pero volví a mirarla apenas mencionó que el ataque de la chica herida había ocurrido a manos de Rei. Ese sujeto... se había comportado de forma brusca conmigo también. ¿Sospechaba que la muchacha era una espía de Gendo Mori? ¿No se alineaban con él, entonces? Tamura dijo que habían viajado juntos con Yume y que confiaba en ellos. ¿Qué hacían en Shima, para empezar? ¿Por qué Matahachi parecía tan enfermo?

    Si la había atacado a raíz de tal sospecha, ¿significaría que estaban huyendo? ¿Escondiéndose, quizá?

    —Algunos de los chicos con los que estoy viajando confían en ellos —le conté a Misato, esperando poder aclarar un poco el panorama entre ambos—. Me han hablado de algunas de las... atrocidades que ha hecho Gendo Mori. O que intentó hacer, al menos. —Me incliné ligeramente hacia ella, bajando la voz—. Sospecho que hay una profunda división dentro del clan Taira, y puede que todas estas personas estén enemistadas con el General, quién sabe el Emperador.

    Luego de conversar, Yin se acercó a nosotros y comenzamos a decidir qué hacer a continuación. Si el grupo de los cazadores estaba realmente tan a la defensiva como creía, no estaba seguro hasta qué punto sería prudente abordarlos en busca de información. Quizá Tamura confiara en ellos, pero yo aún no lo hacía.

    —Yo prefiero hablar con Soreku primero, él quizá sepa algo sobre esta gema —le dije a Misato—. Puedes venir conmigo, si quieres, y luego te acompaño a hablar con Matahachi, o podemos dividirnos. Como lo prefieras, Aoyama-san.
     
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    Misato Aoyama

    —la división entre el clan Taira parece ser un hecho entonces, Matahachi menciono ser perseguido por Gendo Mori luego de ayudar a los Yamagawa, desconozco quienes sean pero tal vez tengan que ver con los Shinobi de Koga.

    Tomé un momento para meditar mejor las opciónes tras el planteamiento de Ishikawa, en cierto punto tenía razón sobre confiar en personas relacionadas a los Taira.

    —Creo que te acompañare con Soreku, además ese tal Rei posee una habilidad inhumana que no me deja tranquila —observe a Yin para indicar que muy pronto debía seguirme—eso y que Matahachi aseguró desviar su rastro para acercar a Gendo a Harima Kato para enfrentarlos.

    Resople con algo de fastidio.

    —lo dijo aún en mi presencia sabiendo el valioso aliado que tenemos en Harima, no entiendo porque lo hizo.

    Amelie, considerando el nivel de confianza que le tiene a Matahachi luego del incidente de Reí ella iría a acompañar a Kohaku de una
     
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    Amelie

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    Tras decidirse; Misato acompañó a Kohaku mientras Yin esperaba con Ayame y Yume.

    Avanzaron al interior de las habitaciones; dónde Soreku y Reijiro esperaban a sus indicaciones, sus ojos aun mostraban el cansancio pero sus miradas estaban completamente despiertas.

    —Este lugar está lleno de encuentros — dijo Soreku con una sonrisa hacia Misato; no se conocían demasiado, pero si podían saber quienes eran.

    Hotaru también salió de la habitación, dejando a Kawa y Byakko en el interior. Miró a Misato y la saludó con una leve reverencia, una reacción ante la sorpresa de ver a alguien más con Kohaku; no escuchó otros pasos. Un sigilo perfecto.

     
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    Misato Aoyama

    Al entrar a la habitación saludé a los presentes con una leve inclinación, Soreku no parecía estar incómodo con tantas visitas, eso haría más cómoda la situación. Luego llegó otro al cual saludé de la misma forma amigable.

    —bien ahora quiero proseguir a lo que he venido—muestro la joya de Chiryu que tenía en mi poder—Esta fue una joya encontrado en Chiryu junto a esta pequeña estatua de zorro perteneciente a los Fusatada, según el cazador que la poseía este es un objeto que representa un pacto entre un dios y un humano donde el humano sacrifica algo de su cuerpo por un poder en particular.

    La joya descansa en la mesa esperando la respuesta de Soreku, tenía la esperanza que está pudiera esclarecer más nuestras dudas.
     
    Última edición: 30 Marzo 2024
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    Amelie

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    Kami no yakusokuPromesa divina. Dijo Soreku — Son ocho de estas; pertenecientes a los ocho perros. Yo fui uno de esos que tomaron la promesa divina, pues el que acepta esta joya en Aomori, se convierte en el líder de los emishi. Inuzuka también es portadora de una de estas así cómo también lo es Hashimoto, Inukawa y mi hijo Ukita, a quién le pasé la prueba para que él tomara la promesa divina en sus manos. Convirtiéndose en el nuevo líder de los emishi.

    Soreku hizo una pausa mientras sostenía la joya que Misato dejó frente a él —No sé que tenga que ver la estatua de zorro; tal vez algún culto a Inari. Pero esta joya es igual a la que yo poseía; y es un contrato vigente pero...

    Soreku inspeccionó más la joya —Al tener una de estas; hay un brillo único. Esta no brilla más... pero aun no se ha convertido en una gema negra; que representa un incumplimiento de contrato. Esta joya aun tiene una promesa; pero creo que su posible dueño ya no está con vida. Es por eso que creo que ya no tiene el brillo que estas suelen tener —miró a Misato — Tal vez esta joya perteneció a un Fusatada. Con una promesa vigente, que trasciende incluso a su muerte. Si esto es así... me temo que no será sencillo revelar ese misterio. Tal vez lo mejor será dejarlo ir...

     
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    Misato Aoyama

    Las palabras de Soreku me revelaron sobre los ocho perros, hasta donde sabía eran cazadores del imperio muy reconocidos, pensé en la probabilidad de un vínculo de Matahachi y el grupo de los ocho. Soreku relato lo mismo sobre la promesa no cumplida.

    —Tal vez por eso Matahachi presenta tan pesimo estado de salud.

    Continuo escuchando y llega a una parte donde señaló el brillo de la gema, un brillo que había sido perdido desde hace tiempo.

    —Cuando estuve en Chiryu Kenzaburo la tomo en sus manos y lucia un brillo único—recordaba la vez que estuvimos en las ruinas del templo de Inari.

    —Segun se esa joya también era buscada por Fusatada Satou...alguien de quien no se desde hace mucho tiempo solo se que su hijo estuvo aquí donde se sabe existe un culto a Inari.

    Tenia un mal presentimiento con respecto al asunto pues según Kuroki nadie de su clan había sobrevivido salvo su padre.
     
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