Drabble [SFM]Him. {Mia Ivashkov}

Título: Him. [Él]
Personajes: Mia Ivashkov.
Tipo de fanfic: Drabble de 500 palabras exactas.
Nº de palabras: 500.
Fandom: Zombie - Rol. [Apocalipsis Zombie]
Perteneciente a: Saga Forgotten Memories.
Advertencias: None~
Nota: Tal y como hice con "Last One Standing Series" en One Piece comienzo otra serie de drabbles, micros y one shots que, aunque no estén relacionados con ninguna canción, nos irá descubriendo poco a poco los dos años olvidados de Mia Ivashkov, y su relación con "él". Se revelarán identidades y sucesos mencionados en el rol o en otros fanfics de este "fandom", por así decirlo.

Forgotten Memories. [Mia Ivashkov]​

​

—Him—​

La mujer alzó la vista cuando sintió a aquella presencia entrar. Llevaba esperando allí por horas y comenzaba a impacientarse, así que se relajó un poco cuando él tomó asiento frente a ella y le sonrió genuinamente, como siempre hacía.

Aunque nunca lograba su cometido; Mia había investigado, había hurgado en el pasado y presente de ese hombre. Sabía cuán mujeriego podía ser y también sabía que todas las mujeres caían rendidas a sus pies con una simple mirada ardiente.

Él podía tener a cualquier mujer que se le antojase, si así lo deseaba. Era alto, joven y guapo. Tenía facciones firmes, una mandíbula recta y dura. Sus ojos eran del color del cielo, si cabe incluso más claros. Su pelo era negro como ala de cuervo, con toques azulados. Siempre solía llevar la barba algo desarreglada —hábito muy extraño que no tenía gran sentido ni para ella, ni para los demás empresarios; la imagen lo es todo es su mundo— y una sonrisa entre socarrona y seria en su rostro.

Su contratista tenía el cuerpo musculoso, atlético. Y poseía un encanto natural que muchos envidiarían. No hacía falta ser un genio para saber que un hombre rico, joven y guapo como él lograba todo lo que se proponía y obtenía todo lo que deseaba.

Sin embargo, más allá de toda esa fachada conquistadora, él es un hombre complicado. Su carácter fuerte y orgulloso, tan arrogante como podía llegar a ser, la ponían de los nervios. Sin embargo, no es el niño rico que uno esperaría que fuera.

Detrás de eso hay más, mucho más. Alguien inteligente y controlador, un experto en muchos y muy diversos temas. Alguien con quien no desearías enfrentarte. Alguien a quien deberías temer.

Mia era precavida en torno a él. Cumplía sus misiones y no rechistaba cuando él tenía quejas sobre su trabajo —quejas tan infantiles como que no ensucie tanto la escena del crimen, porque le gustan los trabajos limpios, no sangrientos—. Aunque la verdad era que más allá de su inseguridad sobre él inicial, ella había llegado a confiar en su contratista.

Fuera de la manera que fuera, ella se sentía bien realizando trabajos para él. Significara eso matar gente por él, asesinar a inocentes o situarse en la primera barrera anti infectados cuando el mundo se fue al garete. Si eso significaba que lo protegía y que él le pagaba, no había ningún problema para Mia.

Y por eso, ahora que ella no recuerda absolutamente nada de esos dos años en los que trabajó para él, Ivashkov busca aquello que le falta, aunque no sepa quién o qué es. Simplemente sigue sobreviviendo, sigue asesinado, permanece en primera línea de defensa… esperando reencontrarse con él.


Esperando que todo ese sufrimiento por el que ha pasado, todas esas heridas que ha recibido signifiquen algo. Que aunque mate lo que mate, sea persona o infectado, no cambie los recuerdos que, sin que ella sepa, le han sido robados.