Sento no Funbetsu.

Tema en 'Historias Abandonadas Originales' iniciado por Sango_extermina, 31 Mayo 2009.

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    Sango_extermina

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    Sento no Funbetsu.
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    Sento no Funbetsu.

    Sento No Funbetsu.

    Argumento:

    Desastre, caos, destrucción… el fin de un mundo se aproxima. La tierra poco a poco pierde su vida y solo existe un camino para evitarlo. Tkoa es un lejano planeta, cada cierto tiempo algo acontece en sus tierras: una competencia, por no decir batalla, entre miembros de otros mundos elegidos especialmente por el Dios de ese mundo.

    Para salvar a la Tierra los humanos seleccionados deberán llegar a la cima del torneo.

    Advertencias:
    Posible Insinuación Shonen-ai, no necesariamente existe.
    Ligera Violencia, casi imperceptible.



    El cielo tan desolado…
    las llamas de la vida perdiendo su brillo,
    destrucción señalando un destino marcado en sangre…

    Todo eso ¿puede detenerse?
    De ser así ¿de qué manera?
    y, seguramente la más importante, ¿lo harías?

    Puede que la respuesta fuese si… al ver lo inevitable,
    ¿qué perderías con intentarlo? al fin y al cabo
    las esperanzas murieron hace tiempo.



    Capitulo 01: Siete + Uno.

    Después de todo, una esperanza era mejor que solo mirar a la oscuridad
    . Muchas veces en esa semana -en tiempo de aquel mundo- se reprochaba una y otra vez ser el primero en aceptar ese peso, de misteriosa forma terminó siendo una especie de líder para los que estaban con él; ¡claro! Líder sin titulo, pese desear jamás ser tomado como algo cercano a ello, sino, mejor alguien más del grupo, su autentica cabeza era esa persona, si se puede llamar así, aquel que les dio la bienvenida a un mundo desconocido: Nakfunteru o Nak, como lo nombraban casi siempre. Con paciencia les explico lo que sucedió, incoherencias en un principio, locuras que sin darnos cuenta aceptamos en el fondo… con tal de lograr aquella nueva meta que solo nosotros podíamos alcanzar.

    Aquél momento era tan nítido como si recién se hubiese realizado. El mundo… ese pequeño pedazo de roca llamado Tierra vibraba con pesadez, al ver tan cerca el hermoso final que la dejaría desierta. Si, en ese momento cada instante valía oro, no había necesidad de correr pues de cualquier modo todo sería igual, mejor esperar lo inevitable disfrutando lo mejor posible los instantes.

    Desearía poder hacer algo… para detener esto y que no haya más sufrir hacia nadie.
    Plegarías se alzaban, unas diferentes, otras iguales pero pedían lo mismo al final. No eran escuchados, él destino escrito era ese y nadie lo detendría, por más que se deseara una vez iniciado no pararía; ellos mismos lo hicieron sin darse cuenta, e incluso ignoraron a aquellos que intentaban remediarlo, no hasta que ya era tarde para intentarlo.

    En aquel caos aumentando de a poco, siete columnas de luz aparecieron, de alguna manera muchos pensaron que era una señal de espera… una esperanza de la cual solo podían esperar con paciencia, eso lo entendieron unos minutos después al ver una octava luz que seguía la estela que apenas desaparecía de las otras.

    Uno de sus pies colgaba despreocupado en el vació, estaba sentado al filo de una gran ventana mirando el verdor del bosque y el lento desaparecer de aquella aurora que coronaba el firmamento oscuro; más allá de los árboles se notaban tres delgadas líneas: pastizales, desierto y mar según le contó su protector. Uno que otro pequeño tinte azulado distinguía a los lagos mientras las siluetas semi irregulares de las montañas se apreciaban al mirar a los costados.
    Aún clavaba su mirada chocolateada en la dorada capa que bañaba todo, el cielo adquiría un tono arenoso salpicado de otros colores reflejados en las nubes.

    —¿Una semana? Pareciera mentira, solo un mal sueño del que aun tengo la ilusión de despertar.

    —Shamuel, ¿despierto ya? —Aquella voz madura y suave solo hizo al joven cambiar el objeto de su atención hacia un libro abierto, en las primeras páginas, firmemente sostenido por su mano— estudias como de costumbre.

    —Si —ignoro al intruso esperando que con su indiferencia se fuese pero solo consiguió que se acercara más, tanto que los oscuros y largos cabellos caían como cascada sobre su hombro—. Es el libro que me diste, no hay necesidad de espiar lo que leo.

    —Eso veo.

    —¿Y…? ¿Cuánto tiempo mas piensas estar tan cerca? Primero entras a mi cuarto como si nada, ya se —interrumpió al verlo abrir ligeramente la boca—, pero aun no me acostumbro a su modo de vida… y ahora invades mi espacio personal.

    —Mis disculpas Shamuel —retrocedió unos pasos al ver al menor descender de su lugar.

    —¿Shamuel? —su mirada interrogante recorrió de pies a cabeza al intruso: cabello oscuro y largo, vista ámbar que tiraba más a dorada, su ropa era un traje oscuro un tanto complicado por llevar cintos en diferentes partes, y sobre eso usaba una larga capa blanca. Lo miro acomodársela de tal modo que asumió la forma de una túnica—. Pero solo nos llamas así cuando…

    —Iremos a la ciudad hoy, debo referirme a ustedes por sus otros nombres hasta que volvamos.

    —Si ni hemos partido.

    —Exacto.

    —Agh, ¡Tkoaknos y su cultura! —maldijo alzando los brazos ante la sonrisa inocente del recién llegado, lo hizo reír por lo bajo.

    —Iré a despertar al resto… —pauso para ver al menor pasar sus manos sobre las hebras igual de color negro que formaba su cabellera, corta pero un tanto larga, ante tal comentario— ¿ocurre algo? Parece que te levantaste con el pie izquierdo.

    —Si, literalmente —murmuro entre dientes— ya todos deben estar despiertos.

    —Mmm… estas un poco distinto a lo normal Shamuel, ¿estrés?

    —Cállate Nakfunteru —ya era suficiente— me voy a buscar paz a otro lado.

    —Recuperaste tu ánimo de siempre.

    Soltó un grito, corriendo hasta un arco de roca incrustado en la pared al frente del ventanal, en cuanto se acerco toco una loza que sobresalía, la pared se movió a un lado igual que una puerta corrediza. Hecho una última ojeada a su alcoba esperando que el mayor decidiera irse, sin ver dignidad de hacer un movimiento entrecerró los ojos dispuesto a salir de allí; alzo una ceja cuando sus pupilas se encontraron con un mirar rojizo, en un rostro que mostraba una expresión tan curiosa que haría reír a más de uno. Dio un paso lateral para salir, analizando a una muchacha de cabellos rubios pálidos que tiraban a dorado desteñido.

    —¿Qué pretendes Deina? —El rostro de la joven mostró un puchero— no estoy de humor para soportarte, aun es temprano.

    —¡Malvado! —el líder sin titulo la miro serio. Siempre ese semblante que de vez en cuando cambiaba pero aún no demostraba sonrisa… cosa que ella intentaba con fervor lograr, al conocer ya las del resto— ¡yo que venia a darte los buenos días!

    —Buenos, listo, fuera.

    —No seas malo Camy, solo una sonrisa, aun no te he visto hacerlo.

    —No es no, ya lo hablamos… además mi nombre es Camael, no Camy ni Camille tampoco Call o Amel ni otros que se te ocurran.

    —Ah, Zaphkiel buen día —Nak salio.

    —Buenas Nak —Deina saludo mostrando su felicidad y energía habitual.

    Fue correspondida por el líder, en cambio Camael intercambiaba su vista entre ambos hasta hartarse y continuar recorriendo el pasillo volviendo a su interrumpida lectura; con tanto alboroto por todas partes y las diferentes actividades que el mayor, de aparentes 25 años, les hacia realizar con suerte ese día pasaría al siguiente capitulo. Cuando cambio la hoja sintió que algo se deslizo entre sus manos, aquel libro había desaparecido y, en frente, sobre los labios de la chica el signo de victoria se mostraba, capto el mensaje al instante haciéndolo saber al rechinar sus dientes. Zaphkiel, su otro nombre, dibujo una mueca despistada y al dar una vuelta sobre un pie lanzo el texto por alguna de las ventanas del corredor.

    —Tienes que escuchar a los demás de vez en cuando.

    Nuevamente ignorada, el moreno corrió hasta la ventana sorteándola con un salto; Deina frunció el seño antes de imitar a su compañero, su guía, por su parte, solo suspiro animado, tenerlos allí era lo mejor que le pudo haber pasado en años; el lugar se llenaba de vida a cada momento fuera por lo que fuera, se acerco a la abertura, estaban a unos veinte metros del suelo.

    —Me alegra que en este lugar tengan ciertas ventajas… como que sus habilidades físicas aumenten, de lo contrario ya estarían muertos —pensaba al continuar hasta las escaleras.

    La húmeda hierba bajo sus pies dificultaba los movimientos de dos chicos, una muchacha de melena azulada y un joven rubio pálido, ambos batían con esmero las empuñaduras de sus espadas intentando ganar un punto sobre el otro, en el mismo lugar otras tres personas hacían otras actividades. El que más bostezaba al mirar aquella práctica poseía cabellos castaños rojizos; la otra chica del grupo tenía un largo cabello rojo con oscuros ojos, ella por su parte ponía la mitad de su atención en el encuentro pues jugaba con un pequeño minino, que de algún modo fue a dar con ellos también, finalmente el tercero dormía bajo la sombra de uno de aquellos árboles, su cabello era un poco largo y desarreglado pero el brillo de esos hilos dorados no palidecían por ello.

    —Vamos Lucas, ¿es lo mejor que tienes? —insistió por quinta vez al detener un ataque, las ansias en sus grisáceos ojos se hacían notar.

    —No siempre hay que apresurar las cosas Vanessa —su encuentro no tenía ni diez minutos de haber iniciado y ella ya quería derrotarlo.

    —Entonces esfuérzate más, no quiero dejar un moretón en tus glaciales —bufó refiriéndose a sus ojos— pese a que es una buena idea, me gustaría enfrentarme a él y hacerlo será pan comido si ocurre un accidente mientras peleamos.

    —Camael no es tan impulsivo.

    —No lo conoces.

    —Esos dos volviendo a discutir, ¿tienes sueño Ware? —tan poco tiempo y casi podía afirmar lo que seguiría si todo continuaba.

    —Déjame en paz, si pudiera dormiría como Keiichi —le sentencio señalando al durmiente— pero ayer me dormí tarde Nira.

    —¿Y eso por…?

    —Deina no dejaba de maldecir a ese tipo —una pregunta tonta señalaban los gestos del trigueño. Auch, alzo sus ojos violetas hacia el más pequeño -en edad- del grupo, quién recogía un libro—, ¿algo anda mal Lucas? —el aludido inclino el objeto para que se apreciara—. Se parece al que Camille ha estado leyendo.

    —¡A un lado Lucas, Van!

    Crack, una caída limpia e indolora, a unos pasos la chica de iris vino aterrizo. El joven de cabello negro observo con detenimiento al menor de los rubios, sentado cerca de él a causa de la repentina retirada, extendió una mano para ayudarlo a levantarse antes de pedirle de vuelta el texto mientras una leve sonrisa se dibujaba en sus labios al pronunciar primo.

    Deina rodó los ojos, no valía verla si no reía con mayor ahínco, Vanessa estuvo por darle una patada al moreno de no ser porque una fuerte luz proveniente del cielo, en forma de relámpago, impacto en las cercanías de ese lugar: un templo de roca que asimilaba de algún modo a una casa. La vibración hizo caer a todos, incluso los que estaban sentados, Keiichi por su parte se incorporo de un salto solo para caer al suelo. No duro ni diez segundos, Nak apareció corriendo desde la entrada, ellos apenas se reponían de la caída, Ware ayudaba a Nira, la de cabellos celestes se levanto con ayuda de su arma mientras Deina y Lucas fueron auxiliados por el sin titulo, el mayor de los rubios fue el primero en seguir al ambarino, al ser el mas ágil.

    Cuando llego la cortina de polvo apenas descendía, sin embargo, la sonrisa del mayor no pudo ser más que de victoria. Sigiloso se acerco al lado de su guía, pues escucho el toser de alguien, observando apenas tras el brazo distinguió una silueta que con pesar lograba pararse; no daba crédito a lo que sus celestes miraban: una chica de cabello oscuro y reflejos azulados sacudía sus ropas, hasta el momento que miro al par de desconocidos que serían él y Nak, la penetrante mirada cobalto le recordó a las que solía hacer Vanessa, Ware e incluso Camael cuando se molestaban.

    —¡Nak! ¡Keiichi! ¿Qué ocurre?

    Las voces del resto del equipo sobresaltaron a la recién llegada. El rubio miro a su superior esbozar un semblante de comprensión. Dulces palabras y aquella misteriosa aura hacían desaparecer el temor y desconfianza, igual que si hubiera vuelto a un viejo hogar siendo recibida con calidez por un amigo de la infancia. Su inquisitoria mirada recorrió con esmero cada milímetro de los recién llegados, estos aun no salían de la sorpresa significativa de encontrar a otro posible humano en ese mundo, el rubor cubrió las mejillas de todos; no, no era por el aspecto de esa joven, la razón era que se sentían invadidos en su intimidad con aquella intensa mirada, por lo que la pena y molestia se unían en e se color rojizo. La de esferas grises alzo la voz dejando escapar las palabras que esa vocecita interior, de los presentes, gritaba.

    —¡Deja de hacer eso, es molesto!

    —¿Hacer qué?

    —Mirarnos… ¡es como si nos estuvieras des….!

    —Nessy, creo que mejor dejas esa parte —la de cabellos pálidos cubrió con ambas manos la boca de la joven— es… da vergüenza ajena —susurro.

    —Si pudiera hablar en ingles te juro que lo diría pero aquí todos me entienden.

    —Hablas italiano bastante bien —la desconocida dijo ante el comentario— aunque no pareces ser italiana.

    —¡Yo apenas pasaba francés! ¡¿Cómo quieres que sepa italiano?! —con esas palabras que Deina escucho ajusto su agarre, la tragedia los aquejaría si Vanessa seguía molesta, seguro y se le lanzaba a la chica para zarandearla hasta que entendiera.

    —Si no lo sabes, ¿por qué me entiendes?

    —El tkoakno te lo dirá.

    Vanessa se estiro lo que pudo para darle unos toquecitos al de la túnica, este atino a dibujar una de sus sonrisas para darle la bienvenida al octavo elegido, tomo aire para con igual paciencia y serenidad explicar, como hace siete días. Tkoa era un mundo entre muchos, sus habitantes los más sabios y pacíficos -al menos la mayoría-, cada mil años su tiempo se alentaba comparado con el de otros… un minuto se volvía un día; el por qué era sencillo: el momento llegó, rayos iluminaban el cielo antes de caer cerca de los diferentes templos aún sin nubes en el cielo ni gotas acompañando.

    Ocho, ni más ni menos, aquellos elegidos incluso antes de nacer, bajo un destino marcado en rojo vivo; ocho almas unidas por un mismo deseo. Solo uno, cualquiera… no importaba lo difícil o imposible que fuese, varios eran los pretendientes de ese premio pero el equipo coronado rey en ese difícil encuentro, entre aquellas viejas paredes, podrá obtenerlo.

    —Un guía, entrenador y líder se les dará, en su caso soy yo. Nakfunteru a tus ordenes… —una reverencia por cortesía, sumando un semblante maduro, fue la presentación dada— yo cuido y cuidare de ustedes, ángeles.

    —¿Ángeles?

    —Si, ellos se han autonombrado, concuerdo que ha sido la mejor elección.

    —¡Ba! ¡Fue idea de Lucas! —Vanessa alego cruzando los brazos.

    —Eh… Mikeiel —el tkoakno intento parar lo inevitable.

    —No escuche sugerencias —el pequeño rubio se defendió.

    —Gabriel…

    —¡Ambos paren! —Camael se puso en medio, una última mirada y un puchero al girar hacia lados opuestos lo hizo suspirar.

    —Entonces, ¿eres italiana? —Van lo tomo del cuello de la camisa para agitarlo insistiendo en el por qué le preguntaba eso a esa chica, cuando pudiera solo estar fingiendo usando sus memorias sobre la tierra para confundirlos—. Pero ¿es humana verdad? No creo que sea Tkoakna, tiene la misma esencia de un humano —Keiichiro logro pronunciar en el momento de ser soltado.

    —Lo es, de algún modo has logrado despertar esa habilidad de percepción, Uriel.

    —Mucho gusto, mi nombre es Deina Minamiya —se presentó ante la desconcertada mirada de la recién llegada— francesa.

    —Ka-Kamuss D’Angelo… italiana como saben.

    —Keichiiro Sagisawa, japonés. Puedes llamarme Kei o Keiichi.

    —Nira Vancopoulos, griega, un placer.

    —Lucas Odon, soy latino… mucho gusto Kamuss.

    —Ware Du Hare, vengo de Cataluña linda señorita.

    —Claro, con ese apellido quién te crea.

    —Mi apellido es porque mi linaje es alemán, pero realmente soy español.

    —Camael Shandeller, inglés.

    —Vanessa Christopher, americana…

    —Con razón tu comportamiento, era un tanto liberal.

    —¡¿Qué?!

    El guía paro la potencial disputa excusando que era hora de partir a hacer su primera visita a la ciudad, Deina se emociono demostrándolo al tomar al instante las manos mas cercanas para llevarse a rastras a los dueños de esas extremidades: Van y Kamuss, detrás fue el resto. El pelirrojo se burlaba a cada momento de las dos mal afortunadas que sujetaba la de iris vino mientras Lucas lo reprendía por no hablar lo suficiente alto como para que ellas escucharan la conversación pues sabía que de hacerlo seguro ellas tomarían la ley en sus manos.

    Pasaron cuando alrededor de una hora caminando por un sendero hasta poder ver la salida entre la espesura del bosque. La joven Zaphkiel corrió para fijarse en las construcciones: cada una era como las construcciones antiguas de Grecia, Italia e incluso una que otra característica medieval. Por doquier se veía a diferentes seres de aspecto humano, la de cabello azulado miraba incrédula a las diferentes criaturas, unas con aspecto igual al de un humano pero según Keiichi no lo eran y el fiel guardián de ellos lo reafirmo.

    Continuaron el recorrido hasta el centro de la ciudad, miraban los puestos, las diferentes actividades de comercio y artículos en venta. Las palabras eran tan claras como si las estuvieran escuchando en su propio idioma. Nak se detuvo frente a una gran construcción asemejada a una coliseo romano pero la mitad de él estaba excavado como en los viejos teatros griegos.

    —¡Me siento como en Roma! —la recién unida era la mas emocionada con respecto a la arena de duelos.

    —Es increíble —exclamo Nira orgullosa.

    —Mira Camael. Solo había visto en fotografías algo como eso.

    —Si, interesante —concordaba el moreno a su familiar.

    —Tengo algunos asuntos que atender aquí, ustedes pueden recorrer los alrededores. Pero prometan no meterse en problemas —pidió desviando la vista a dos en especial.
    —Lo prometemos —aceptaron de inmediato Ware y Vanessa.

    —Espero que cumplan con ello.

    —Intentaremos que lo hagan —Keiichi lo reconforto.

    —Ojo de águila —simplemente completo Deina guiñando uno de sus visuales.

    —En ese caso los veré en un par de horas.

    Tras esas palabras el nativo entro. Al instante el par sonrió con diversión al intercambiar miradas como buenos cómplices de problemas alertando el sensor de los, en ese momento, ya experimentados en el área. Un rato fue de explorar, observar más de cerca las mercancías, admirar las arquitecturas e incluso con un poco de ayuda del rubio mayor identificar los diferentes equipos.

    La excelente visión de Vanessa logro percatarla de un cúmulo de gente, al instante arrastro a todos hasta el frente en busca de lo que tanto llamaba la atención: Kyntsa, o batalla amistosa y de prueba. En cuanto Mikeiel vio esa patética muestra de pelea no pudo hacer más que insultar a los participantes al igual que Ware, aunque los de su equipo pudiesen no considerarlo de ese modo al parecer el resto si a aquella intervención. Cuando sintieron las miradas encima ya era tarde para retractarse.

    —¿Un tkoakno diciendo eso? Increíble —les murmuro en un ronroneo un ser con apariencia humana, exceptuando las orejas y cola de mismo color que sus cabellos.

    —¡No somos tkoaknos! —ordeno indignada.

    —Nessy, no debiste decir eso —murmuraba la albina alzando los ojos al cielo.

    —Pues, supondré que su equipo puede participar en un Kyntsa para demostrarnos como es —susurro otro semi felino.

    —¡Claro! Se los demostraremos.

    —¡Ware!

    —Así se habla mi colega —sonreía la de ojos grises a diferencia del resto de los angelicales.

    —Prometieron no meternos en problemas —la pelirroja hablo al ver que el tkoakno juez de ese encuentro se acercaba.

    —No es un problema, solo una prueba de habilidades.

    —Elijan tres participantes, cuando los tengan listos háganmelo saber, ¿Quién desea ser su contrincante? —Uno de los felinos alzo la mano—. Entonces será Tulesia vs. Tierra.








    [FONT=&quot]~Fin Capitulo 01: Siete + Uno.~
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