Microrrelato Sentimientos

Actividad: Maestro de los retos.
Reto: 4. Esta vez, te daremos el género: escribe una historia romántica.

SENTIMIENTOS

​

Sus dedos acariciaron con ternura la suavidad de su cabello castaño, deslizándolos lentamente de arriba hacia abajo, inseguros. Sus ojos se encontraban inmersos fijamente en los de ella, grandes y expresivos, de una tonalidad verdosa que brillaban con una chispa de curiosidad ante el movimiento ajeno.

Sus finos labios enarcaron una sonrisa que a pesar de que temblaban débilmente, le infundaba la suficiente confianza como para continuar con aquel gesto. Las distancias se acortaron, ambos cuerpos se rozaron, y el chico lentamente colocó la palma de su mano en su mejilla, sin apartar su mirada de ella. Buscando el preciso instante en el que notase rechazo para apartarse a tiempo de cometer una locura.

Pero nunca apareció esa señal.

Pudo sentir su corazón acelerarse cuando sintió que la joven deslizaba sus brazos tras su nuca, atrayéndolo hacia ella. Quizás había aprovechado su indecisión para dar el paso por él, la situación apremiaba. La joven separó sus labios lentamente, y con una mirada indecente el joven comprobó que su pecho subía y bajaba con celeridad. Ella también estaba nerviosa.

Lenta, muy lentamente, ambos cerraron los ojos, procurando dejarse llevar. Se inclinaron, buscando el suave tacto de los labios del otro, y cuando finalmente el contacto se produjo casi pareció que todo a su alrededor había dejado de importar. El joven inconscientemente llevó el brazo restante a la cintura de ella, haciendo aquella escena aún más íntima, y le devolvió el beso algo más seguro de sí mismo.

Los labios se deslizaban sobre los ajenos, con pequeñas mordidas que sacaron un suspiro del otro. Las caricias no se hicieron de esperar, y cuando ambos iniciaron un descenso por la espalda del otro, sin saber hasta dónde llegarían, sus pulmones comenzaron a arder. Necesitaban aire.

Se separaron, ambos respirando entrecortadamente, y compartieron una mirada muy distinta a la anterior. Algo había cambiado, pero lejos de sentirse bien, aquello les produjo una amarga sensación en el pecho.

Aquello definitivamente no estaba bien.

—¡Y... Corten! —exclamó una voz al otro lado de la sala, deteniendo la grabación de la cámara para ir a felicitarles. La pareja se apresuró en alejarse, cohibida—. Esta escena ha sido sublime, muchachos. Habéis conseguido transmitir lo que os pedía, ¡casi parecía que estábais enamorados de verdad!

—Bueno, bueno, porque su papel se lo pedía así, director —declaró una joven más, que se acercó a felicitar al chico tomándolo del brazo con una sonrisa falsa en los labios—. Ya me hubiese gustado a mí tener ese papel, vaya que sí. Si ya han terminado por hoy, ¿nos vamos, amor?

Aquella mujer le dirigió una mirada significativa a la otra, mientras ambos se alejaban de la escena. Sabía que no le gustaba nada que hiciese aquella película con su novio, pero así lo había querido el destino. El joven le dirigió una mirada apenada de soslayo antes de marcharse de allí.

La chica tomó su teléfono y suspiró, marcando el número de su novio. Iba a avisarle de que la recogiese, pero sus dedos temblaron al sostener el aparato en la mano.

Aquello solo era una película, nada más.

Lo peor es cuando la ficción comienza a difuminarse para dar paso a la realidad.