Segunda ciudad: Ilhestrada

Nib Andrellia

Miré a la chica, a lo que terminé cruzandome de brazos mientras hablaba con un claro sarcasmo acerca de los niveles inferiores de Illhestrada, algo que me hizo gemir internamente al ser evidente que no tenía idea de lo que sucedía realmente en otras partes como Brilthor...

De cualquier modo me quedé escuchándola con atención, afirmando con calma ante sus palabras sobre que era un placer conocerme, aún así, tuve que hacer un poco de esfuerzo por no mostrar alegría ante la evidente desesperada petición de la mujer en salir de esta ciudad.
—Puedo ayudarte con eso, salir de aquí es difícil, pero si consigues un permiso especial te será tan sencillo como si aquellos accesos fuesen tu casa, y convenientemente yo puedo ayudarte a que lo consigas. Un buen trabajo es todo lo que pediré a cambio—. Dije hacia ella, relajando la postura, esto era bueno, pensé, algo con la que mantenerla vigilada y en constante uso hasta que considerara propicio dejarla.

De cualquier modo, Shiho comenzó a hablar una vez más, señalando lo que debía ser evidente, especialmente considerando la compañía que llevaba en esos momentos, por lo que poco después saqué aquella vara especial para desplegarla a un costado y activar esa especie de tableta.

—Me tiene sin cuidado si una o todas las mafias de esta metrópoli me quieren muerto, mi trabajo ya venía con ese riesgo, si se han metido con el Presidente es evidente que saben que se meterían conmigo, y muchos me temen con justa razón, la pregunta es si han decidido unir fuerzas ganando confianza en mi contra, o hay algo más... Que aprovechen lo que quieran, una vez halle a los responsables su celebración se habrá acabado—. Respondí con una calma tal que seguramente resultaría un poco chocante debido a la seriedad de la situación, sin embargo, estaba consciente de eso, y mis palabras no eran simplemente por ser provocadoras, si no porque justamente me habían metido en una situación en extremo delicada, y eso sí me preocupaba en el fondo.

Ahí Rhelia habló, y algo en sus palabras me hizo entrecerrar los ojos.
—¿Desde cuándo unos criminales son tan peligrosos? ¿Hay algo nuevo en esta ocasión?—. Pregunté un tanto intrigado, a lo que después recordé ciertas noticias...

>>Oigan... No hay Dragones involucrados en esto, ¿Cierto? Últimamente parece que aquellas cosas han estado haciendo acto de presencia más seguido de lo que me gustaría—. Dije con seriedad, si eso se confirmaba... Maldición, eso sí era serio.

Luego volví la vista a la tableta, si hasta Rhelia prefería ser cautelosa, no podía ser para menos, y no quería depender del arma de Shiho, al comprobar los sistemas, no parecía haber nada anormal, por supuesto que no me iba a decir nada esto, alguien estaba moviendo mucho lo que yo personalmente y en privado había colocado.

—Si vamos solamente por una pista, tal vez lo mejor sea ir a pié, llevar un transporte será marcharnos una diana, ese nivel estará muy vigilado pero si nos movemos con cuidado, podremos burlar sus defensas, lo único que necesito saber es donde está el objetivo, si se trata de algún tipo de fortaleza aérea... Bueno, entonces solo quedará usar mi vehículo que traje, pero dudo que siga pasando desapercibido como hace poco—. Propuse, básicamente apoyando la idea de ir por un vehículo, sí, pero prefería ir a pié ya que para mí era la opción más discreta.

Aunque me crucé de brazos por si tenían otra idea.
—A todo esto... ¿Dónde esta Nazor?—. Pregunté, ahora volteando a ver a la IA del vehículo.