Long-fic de Inuyasha - Seduciéndote para Protegerte [Inu&Kag]

Re: ·Seduciéndote para Protegerte· [Inu&Kag] (Duplicado)

Hola! Bueno, esta conti es un poco mas larga de lo normal, para recompensar la espera ^^

Nota: Al final hay una pequeña aclaración que tal vez sea importante que lean

Capitulo 23 “¿Me crees si te digo que Te Amo?”

Aunque la idea sonaba ‘tentadora’ en un sentido retorcido y extraño, lo pensó mejor y dijo:
-No me mientas. Si ese hubiera sido tu objetivo no habrías provocado tremenda revuelta, no habrías incendiado la casa de tu padre sabiendo que eso limita tu tiempo antes de que lleguen las autoridades. No quieras jugar conmigo, me entregue o no, nos mataras a todos al final, verdad?-dijo Kagome
-Bonita e inteligente, ya recuerdo por que te deseo tanto-dijo Naraku
-Deseas más matarme, verdad? Te pone furioso que no me haya entregado a ti, eh? Te molesta saber que las cosas no te salieron como planeabas. Te enoja saber que perdiste.
-¿Perder? Mira a tu alrededor, linda, están atrapados entre un precipicio y una mansión en llamas. No hay salida de aquí, todos van a morir, no hay razón para resistirse. Así que deja de hacer tiempo, no servirá de nada
-Desde mi punto de vista, perdiste. Tal vez nosotros no hayamos ganado, pero tú perdiste. De eso estoy segura. ¿Qué habrá después de esto? Nos mataras a todos y entonces qué? Irás tras otra chica ingenua que se crea tus cuentos y luego la matarás a ella también cuando no quiera entregarse? Dime, Naraku, ¿Cuántas veces has hecho esto? ¿Por eso te mudaste a Tokio? ¿Escapando de algo?
-No tienes idea de quien soy, que he hecho o que soy capaz de hacer. Ya deja de intentar hacer tiempo.
-Yo no estaba haciendo tiempo, estaba distrayéndote-dijo Kagome y se apartó para mostrarle a Naraku que Ayame y Sango ya no estaban.
-Je, cada día me sorprendes más y más. Debo admitirlo, jamás pensé que fuera tan difícil. Eres una de las pocas personas que se ha atrevido a enfrenarme, que triste que tú destino ya esté marcado
-Oh, me siento alagada, pero yo creo que cada uno marca su propio destino
La azabache dio media vuelta y empezó a correr. Ahora era le momento de hacer tiempo hasta que los bomberos llegaran.
Mientras tanto, Ayame ayudaba a Sango a correr. Por suerte la castaña había despertado justo a tiempo. A lo lejos divisaron unas sombras
-¿Crees que estén bien?-dijo Miroku corriendo
-No lo sé, Ayame grita por cualquier cosa, tal vez tan solo vio una araña-dijo Kouga corriendo junto a él
-Es difícil ver una araña con esta oscuridad-dijo Inuyasha a la par de ellos
-¿Creen que Kagome haya aparecido?-dijo Miroku
-Chicos, chicos!-dijo Ayame llegando junto a Sango
-Sango, despertaste!-dijo Miroku abrazándola-¿Estás bien?
-Si, es bastante doloroso pero creo que podré aguantarlo. Lo que me preocupa es… el bebé-dijo Sango correspondiendo el abrazo
-¿Por qué gritaste?-preguntó Kouga
-Es que a Kagome no se la llevó Naraku. Ella estaba dentro de la casa salvando al cobayo, pero entonces apareció Naraku, ella se está enfrentando a él en este momento!-explicó la pelirroja agitada
-Pero esa chica es suicida? La va a matar!-dijo Kouga
-Lo sé! Hay que ir a ayudarla!-dijo Ayame
-¿Dónde está Inuyasha?-dijo Sango, hablando con dificultad por el dolor de la herida
-Ya debe estar en camino, pero será mejor que tú te quedes tranquila, Sango, no queremos que la herida vuelva a abrirse. Miroku, quédate con ella-dijo Ayame
-Nosotros vamonos-dijo Kouga y empezó a correr
Sango y Miroku vieron como Kouga y Ayame se perdían en la oscuridad. Voltearon a verse, pero Sango desvió la mirada
-Miroku…yo…lo siento-dijo Sango
-¿Qué cosa?-preguntó Miroku
-Lo que hice. Haberte lanzado ese portarretrato…fue algo imprudente y pude haberte lastimado…lo lamento mucho…-dijo Sango apenada
-Ya no te preocupes por eso. Además fue mi culpa, yo fui el que se retraso. No pensé que te fueras a preocupar tanto-dijo Miroku-Pero ahora tienes que calmarte. Tanta tensión no debe ser buena para el bebe
Sango levantó la mirada encontrándose con la sonrisa amigable de su novio. Ella le devolvió el gesto y lo abrazó, pero ella no era tan optimista como él. Estaba muy asustada, y aunque la herida era dolorosa, más dolor le provocaba la posibilidad de haber perdido el embarazo. Ella había visto toda esa sangre en las sábanas…y ahora se sentía como vacía.
* * *
-Se acabó el juego, pequeña, un paso más y caerás al precipicio-dijo Naraku
-Maldición. Je, tenías todo perfectamente calculado, verdad?-dijo Kagome
-Así es, y ahora, si no te mata un disparo en la cabeza lo hará el impacto con las rocas del fondo-dijo Naraku sacando su pistola
Kagome tragó salida y miró el precipicio detrás de ella. Volvió la vista al frente y notó que Naraku estaba más cerca. Se odio a si misma cuando unas lagrimas traviesas dejaron su miedo al descubierto
-¿Asustada, linda?-dijo Naraku avanzando más
-Je, es curioso el echo de que antes tus besos me calmaban, y ahora estoy tan aterrada que ni si quiera puedo moverme-dijo Kagome
-No me digas, ahora quien se encarga de calmarte es ese Taisho, verdad?
Kagome instintivamente rememoró el beso en la sala con Inuyasha
-Eso no es asunto tuyo ahora, después de todo vas a matarme, verdad?-dijo Kagome
-Je. Dime, linda, ¿Te asusta la muerte?-preguntó Naraku haciendo que ella levantara la mirada al poner la punta de la pistola en su mentón
-Como a la mayoría de las personas, ¿acaso tú no valoras tu vida?-dijo Kagome intentando guardar la calma
-Claro que la valoro, pero no veo a la muerte como el fin de algo, si no como…una opción. No lo sé, es difícil para mi ponerlo en palabras
-Ah, yo se como decirlo de forma simple. Eres un psicópata
-No me provoques, linda-dijo el de ojos oscuros acercando sus caras
-¿O qué? Si voy a morir de todas formas
-Je, es verdad, ¿y por que no un beso de despedida?
Kagome abrió los ojos de sorpresa cuando Naraku la besó. Una sonrisa se le quiso escapar, Naraku creía que ella no tenía un plan, pero estaba equivocado. Dejó caer libremente sus lágrimas y tembló mostrando su miedo. Naraku creía que ella estaba demasiado aterrada para moverse, pero eso era lo que ella quería que él creyera. Sabía que sin importar lo que hiciera él aún podría matarla, pero tal vez podría salvar a sus amigos. Sin que él se lo esperara se separó y lo abrazó fuertemente
-Por favor no me mates, haré lo que sea pero no me mates-rogó Kagome entre lágrimas
-Muy tarde, linda-dijo Naraku con una sonrisa malvada, disfrutando como ella imploraba por su vida
-“Que predecible” ¿Pero es que no recuerdas todos lo momentos juntos? La pasábamos tan bien hasta que-…
-Hasta que se me empezó a acabar el tiempo y tuve que apresurar las cosas, pero tú no pudiste adaptarte a mi ritmo
-Lo se, pero podríamos darnos otra oportunidad. Te juró que haré lo que quieras sin protestar si tú…-dijo Kagome temblorosa
-¿Si dejo vivir a tus amigos? Si como no, quieres decirme que estas dispuesta a sacrificarte suprimiendo tú espíritu rebelde solo para salvar la miserable vida de tus amigos?
-S...si…-dijo Kagome algo dudosa
-No creo que puedas soportarlo, y huirías a último momento, verdad?-dijo Naraku aun sin confiar
-¿Por qué te cuesta tanto creerme?
-¿Estarías dispuesta a entregarte a mi?
-Quiero entregarme a ti-recalcó la azabache
-Ja, no caeré en tu juego
-¿De qué maldito juego me hablas? Yo te amo! Aun no lo entiendes! Maldición, fuiste tú el que puso todo su empeño en seducirme, estoy enamorada de ti!
-Después de todo lo que pasó, todo lo que te hice, me dices que me amas? Y que fue toda esa rebelión de hace unos momentos? Kagome, con quien crees que estas tratando?-dijo Naraku, pero en el fondo su egocentrismo empezaba a activarse
-¡Orgullo! Tan solo fue orgullo! Maldición, te crees que me es fácil aceptar que estoy enamorada del hombre que quiere asesinarme? Naraku, yo te amo, siempre te he amado, y si me matas mi espíritu te seguirá amando! Si no me he entregado a ti en todo este tiempo es por miedo. Se que ha sido egoísta, pero estoy asustada, sería mi primera vez y yo…yo tengo miedo…Oh, Naraku, lo siento tanto!-confesó Kagome y rompió en llanto
-Con todo lo que te hice deberías odiarme…
-El amor verdadero no funciona así
Por primera vez en mucho tiempo algo tomaba a Naraku por sorpresa en una postura totalmente desprevenida. “Amor verdadero…” esas palabras flotaban en su mente. Él siempre había estado solo, su padre estaba demasiado ocupado en los negocios de la mafia para ocuparse de él, y con el tiempo se fue convirtiendo en lo que era. Pero de verdad podría ser que hubiera alguien para él? Alguien que lo aceptará como era, de quien no tuviera que estar alerta de alguna traición…alguien que estuviera con él.
-Solo…solo necesito tiempo…pero si estamos juntos, no importa lo demás, verdad?-dijo Kagome
* * *
-Maldición! No están aquí!-dijo Inuyasha al llegar a la piscina, donde se suponía que estaba Kagome
-Al…fin…te…alcanza…mos…-dijo Kouga agitado
-No están-dijo Inuyasha
-Oh, Kami, esto es mi culpa…no debí dejarla sola, pero estaba muy asustada y-…-dijo Ayame y las lágrimas volvieron a sus ojos
Mientras Kouga intentaba calmar a la pelirroja, Inuyasha pensaba que hacer. No tenía idea de donde podría estar, y le preocupaba que algo le hubiera pasado a Kagome. Miraba hacía todos lados en busca de algún indicio, pero nada. Ninguna indicación de que dirección habían tomado o que hubiera pasado. Instintivamente busco sangre en el piso.
* * *
-Je, tiempo. Me temo que eso es de lo que menos tengo-dijo Naraku, quien había correspondido el abrazo inconcientemente
-¿Por qué? ¿Acaso tienes que escapar? No me importa, iré contigo a donde sea, pero por favor no me dejes…-dijo Kagome
-Me temo que iré a un lugar donde tu jamás irás-dijo Naraku cerrando los ojos
-Nada es imposible si lo intentamos juntos! Confía en mi…-dijo Kagome
-¿Tú confías en mi?-preguntó el de ojos oscuros
La expresión llorosa de la azabache cambió por una sonrisa malvada
-En tus sueños, ingenuo!-dijo Kagome y lo empujo hacía atrás arrebatándole su pistola
Nuevamente la cara de sorpresa en Naraku. Miro atónito a Kagome, y no entendía como pudo haberle creído. Del desconcierto pasó a la furia cerrando las manos en puños y apretando la mandíbula con una mirada asesina.
-Zorra…-balbuceó con odio
-¿Sorprendido? Ahora sabes lo que se siente que jueguen con tus sentimientos-dijo Kagome borrando sus lagrimas-tú me has enseñado a calcular todo con detalles, caíste en tu propio juego.
-Je, me gusta más la Kagome rebelde que no acepta que se le impongan. Lastima que conmigo no te servirá eso.
-Estas desarmado, Naraku, que piensas hacer?-dijo Kagome
-¿Crees que me sería muy difícil empujarte por el barranco?-dijo Naraku
-Eso lo sé. Pero no puedes empujar a mis amigos por el barranco, son 5 contra 1, y no tienes suficiente tiempo. Perdiste-dijo Kagome disfrutando esa última palabra-además, yo tengo tu arma
-Es verdad, pero no tienes el valor suficiente para dispararme-dijo Naraku
-¿Cómo lo sabes? Pude engañarte, por que no podría matarte?-dijo Kagome apuntándolo
-Porque ni si quiera sabes como se usa eso
-He visto muchas películas
-Aún así. Le temes a la muerte, tanto que no eres capaz de deseársela a nadie, ni si quiera a mi-dijo Naraku
-Siempre tan calculador-dijo Kagome con una sonrisa-tal vez no sea capaz de matarte, pero tampoco te daré la oportunidad de que la recuperes
Lanzó el arma hacía atrás y esta calló por al mar.
-Perra…-susurró Naraku-y ahora que sigue? Cual es el siguiente paso en tu ‘gran’ plan
-Mmm supongo que correr-dijo Kagome
Kagome corrió y Naraku salió tras ella. Sabía que no podía volver a introducirse en el bosquecillo, Naraku la atraparía rápidamente. A unos metros de ellos a la derecha había un pequeño velero, el tío de Ayame lo había mandado a poner allí cuando su esposa murió al ser atacados por enemigos mientras navegaban en esa misma embarcación. Ella amaba el mar, y por eso ordenó que el velero fuera puesto en la punta del barranco, siempre mirando al mar. Kagome no conocía la historia completa, pero si sabía que nadie había tocado el barco desde que había sido colocado allí. Tenía algunas marcas de disparos, al parecer el tío de Ayame había querido conservarlo tal y como había estado desde la muerte de su esposa. Subió al velero y se colocó tras la cabina.
-Esto no es un juego de niños, deja de correr, no podrás escapar-dijo Naraku subiendo al velero de un salto
-¿Quién habló de escapar?-dijo la azabache cuando encontró lo que había estado buscando.
-¿Qué es eso?-dijo Naraku
-¿Qué?, ¿no lo sabes? Me sorprende, alguien tan culto como tú-dijo Kagome con una sonrisa
* * *
-¿Qué es eso?-dijo Ayame apuntando una luz roja que subía por el cielo
-Es…una bengala?-dijo Inuyasha
-¿Será Kagome?-dijo Kouga
-De donde sacaría Kagome una bengala…-razonó Inuyasha
-Ya sé donde están! Síganme!-dijo la pelirroja
* * *
-Je, has aprendido bastante, linda-dijo Naraku mientras Kagome miraba la luz en el cielo
-Siempre fui muy observadora y curiosa-dijo la azabache
-Ahora tus amigos vienen hacía aquí, ¿pero que te hace pensar que cuando llegues tú aún estés viva?
-Hay que hacer el intento, no?-dijo Kagome
-Aun así n-…-Dijo Naraku pero se calló al escuchar un sonido en particular
-¡Sirenas! Los bomberos vienen hacía aquí! Ahora si perdiste!-dijo Kagome
El silencio del lugar permitió que a pesar de la distancia el ruido llegara hasta ellos
-Sabes…tengo que confesarlo, jamás pensé que esto funcionara…-dijo Naraku cerrando los ojos con resignación
-¿De que hablas?-dijo Kagome sorprendida
-Si quemé la casa de mi padre fue por que él me lo pidió. Hay mucha evidencia allí que podría meterlo en problemas, era necesario eliminarla.-dijo Naraku
-No te entiendo-dijo Kagome
-Kagome, piensa en todo lo que pasó. ¿Tuve la oportunidad de matarte?-preguntó Naraku
-Si…pero no lo hiciste-dijo Kagome y leyó su mirada-Oh, por Kami. Tu intención jamás fue matarnos…
-Sabía que eras inteligente-dijo Naraku
-¿Y…cual era tu objetivo entonces?-preguntó la de ojos chocolates
-Despedirme-dijo Naraku simplemente-¿escuchas eso? Esas pisadas. Son tus amigos, ya están por llegar.
-Naraku de que hablas…
-Fue un placer conocerte, aunque no haya sido un placer para ti el haberme conocido a mi. Es curioso el hecho de que jamás me puse a pensar que estaba haciendo de tu vida un infierno, siempre fui muy frío y egoísta. Cómo toda mi vida estuve solo, jamás tuve la necesidad de tener que preocuparme por alguien. Y aunque no lo creas, lo lamento, quizás si yo hubiera sido diferente, todo esto no estaría pasando.
Naraku se bajó del barco y se voltio a verla
-Te dije que me iría a un lugar al que nunca irás. Adiós, princesa
Naraku emprendió su última carrera. Corrió sin mirar atrás y se lanzó por el barranco. Lo último que sus oídos escucharon fue la voz desesperada de Kagome diciendo su nombre, y en sus últimos momentos de vida dejo derramar una lágrima preguntándose como sería la muerte.
Y mientras tanto, en la cima del barranco, como Naraku predijo, Inuyasha, Kouga y Ayame pronto aparecieron de entre la oscuridad
-¡Naraku!-gritó en vano Kagome-Maldito suicida… ¡¿Por qué te mataste?!
-¡Kagome! ¡Kagome!-dijo Inuyasha arrodillándose junto a ella a metros del borde del barranco-¿estás bien? ¿No estás herida?
-Inuyasha…-susurró Kagome viendo la preocupación en esos ojos dorados
-¿Qué ocurrió? ¿Y donde está Naraku?-preguntó Inuyasha
-él… ¡él se mató!-dijo Kagome abrazándolo impulsivamente, buscando consuelo y calma. Inmediatamente, Inuyasha correspondió.
-¿Cómo que se mató?-preguntó Kouga
-¿De que hablas, Kagome?-preguntó Ayame asustada de la respuesta
-Se lanzó por el precipicio!-explicó Kagome entre lágrimas
-Kagome tienes que calmarte para que puedas explicarnos bien lo que pasó-dijo Inuyasha suavemente
-¡No hay nada que explicar! Él vino y dijo que su intención jamás fue matarnos, que quería despedirse y luego fue y se lanzó por el precipicio!-dijo Kagome desesperándose.
-Es imposible que haya sobrevivido a una caída así-dijo Kouga asomándose por el barranco y observando como el mar rugía furioso contra las rocas. Inuyasha lo miró fulminante cuando notó que su comentario había echo llorar más a Kagome.
Inuyasha, Kouga y Ayame se pusieron a debatir que debían hacer ahora, pero Kagome no los escuchaba. Ella estaba rememorando las últimas palabras de Naraku
-Adiós, Princesa
-“Princesa…”-pensó con cariño
Así solía llamarle él cuando ellos eran novios. Cuando eran felices juntos…cuando Naraku fingía. Pero ella prefirió quitar ese detalle de la historia. Actuación o no, ellos habían pasado muchos momentos buenos. Recordó que ella era demasiado tímida para acercarse a él, pero eso no fue un impedimento para Naraku y poco a poco la hizo entrar en su dulce juego.
-Cálmate, pequeña…-susurró una voz en su oído
Entonces se dio cuenta que ahora solo estaban Inuyasha y ella. La brisa nocturna los envolvió en aquel abrazo, a lo lejos los bomberos comenzaban a hacer su tarea
-¿Donde están Ayame y Kouga?-preguntó Kagome en voz baja, como si no quisiera interrumpir el silencio de la noche
-Fueron con Sango y Miroku-respondió Inuyasha
-¿Y Sango como está?-preguntó la azabache
-Esta mejor, ya sabes que ya despertó. Se quedó con Miroku, esperemos que los bomberos hayan venido con una ambulancia-respondió el ambarino-¿y tú como estas?
-No lo sé…-respondió Kagome-¿pero no sería mejor que estuviéramos con los demás?
-Solo si ya estas calmada
-Si lo estoy…
-¿Segura?-insistió el ambarino
-Si…si…-dijo Kagome intentando de convencerse a si misma
Se levantaron y empezaron a caminar con paso lento por el bosque. Kagome le tomó la mano a Inuyasha, y el ambarino notaba que ella tenía la mirada pérdida. Soltó su mano para pasar a abrazarla por los hombros
-¿Por qué mientes, pequeña? Aún no estas bien…-dijo Inuyasha
Kagome lo miró a los ojos y borró sus lágrimas. Ya tenían suficientes problemas como para que ella agregara uno más. Después de todo, para bien o para mal, ya todo había terminado.
-No te preocupes, estoy bien. Ahora vamos, hay que ver como esta Sango-dijo Kagome
Debía ser fuerte, aunque le doliera mucho. No importaba todo lo que Naraku le hubiera echo, al pensar en él no podía evitar recordar todo esos meses en que fueron novios. La muerte era algo muy fuerte para ella, no le gustaba pensar en eso, pero el destino le jugo una mala pasada y había presenciado una. Y no fue una muerte de casualidad, fue una optativa. Naraku había elegido morir esa misma noche, y la eligió a ella para ser testigo. pero aunque doliera, no estaba sola. Estaba con sus amigos. Estaba con Inuyasha. Pero no pudo soportar, y se quebró en lágrimas mostrándose frágil entre los brazos del ambarino. Cuando se dio cuenta ya le estaba contando todo lo sucedido. Necesitaba hablar con alguien, no esperaba una respuesta ni un consejo, solo quería sacar afuera todas las emociones guardadas.
* * *
El viento sacudió la nota enganchada en el limpiaparabrisas.
“Voy a undirte, Taisho”
-¿Otra nota de amenaza?-preguntó Rin cuando Sesshomaru prácticamente arrancó la nota
-No importa. Vamos-dijo el ambarino
Subieron al auto y pronto se pusieron en marcha.
-¿Estás bien?-preguntó Sesshomaru al notar que la muchacha estaba demasiado callada, algo poco común en ella
-Si…solo estoy preocupada-dijo Rin
-Si quieres ponemos la radio, tal vez hayan más noticias-dijo Sesshomaru encendiendo el aparto
-No. No quiero saber nada hasta no llegar allí-dijo Rin cambiando de estación
-Falta bastante para llegar-dijo el ambarino
-No importa. Es que en la noticias el incendio se veía tan grande…no se, tengo miedo de que algo le haya pasado a mi prima. Pero no importa mejor dejemos el tema y hablemos de otra cosa… ¿cómo esta tú hermano? Hace mucho que no lo veo, y a esa amiga suya, ¿Kagome era?-dijo la de ojos marrones
-Si, Kagome. Fueron a pasar el fin de semana con unos amigos a la casa de no se quien-dijo Sesshomaru sin darle mucha importancia
-Que curioso, mi prima también esta con unos amigos…oh, Kami, espero que todos estén bien-dijo Rin tomándose la cabeza
-Vamos, ya no te preocupes, de seguro que están a salvos. La casa es enorme, debió tardar en incendiarse por completo, seguro lograron salir a tiempo-dijo Sesshomaru
-¿Pero si estaban durmiendo? ¿O si se quemo algo que emanara algún gas toxico y quedaron inconcientes?
-Las mujeres son demasiados dramáticas, deben estar bien-dijo Sesshomaru
-¿Cómo estas tan seguro?
-Solo intento ser positivo
-¿Desde cuando tú eres optimista?
-Oye, no me cuestiones o no te llevaré
-Jaja, me encanta cuando te enojas-dijo Rin con una risa melódica
Sesshomaru aprovechó el semáforo para voltear a verla. Le gustaba verla feliz, odiaba ver la preocupación en esos hermosos ojos. Ella también lo miró y los dos se quedaron perdidos en la mirada del otro, hasta que las bocinas los devolvieron a la realidad. Cuando llegaron a la autopista Sesshomaru aceleró a máxima velocidad mientras Rin rezaba por que no hubiera pasado nada grave.
* * *
Con el incendio casi controlado, ahora la mansión estaba rodeada de luces de policías, bomberos, y momentos antes también de ambulancia. Sango y Miroku ya estaban rumbo al hospital, mientras los demás observaban desde un lugar seguro como el fuego se iba aminorando.
-Solo espero que Sango y el bebe estén bien…había tanta sangre…-dijo Ayame
-¿Y ahora nosotros que hacemos?-dijo Inuyasha
-Esperar-respondió Kouga
-Odio esperar…-dijo Inuyasha
Una luz los iluminó desde atrás. Al girarse vieron un auto estacionarse cerca de ellos. De él salió una mujer corriendo directamente hacía Ayame
-¡Prima!-gritó la mujer
-¡Rin!-dijo Ayame recibiéndola en un abrazo
-Oh, por Kami, ¿estás bien? ¿No estas herida? ¿Están todos bien?-preguntó Rin inspeccionándola con la mirada
Sesshomaru bajo del auto y se acercó a ellos
-¿Qué haces tú aquí?-dijo Inuyasha al ver a su hermano
-Lo mismo te pregunto a ti-dijo el mayor de los Taisho
-No sabía que tu hermano conocía a mi prima-dijo Rin-pero, Ayame, no dijiste que venías con 5 amigos?
-Si…verás…tuvimos un problema…-dijo Ayame
-¿De que hablas?-preguntó Rin
-No fue un simple incendio-dijo Kouga
-¿Pasó algo grave?-preguntó Rin preocupada
-Antes que nada…¿Podrían llevarnos al hospital?-preguntó Inuyasha
-¿Están heridos?-dijo Rin
-Nosotros no-dijo Ayame-vamos, será mejor que les contemos en el camino
Todos subieron al auto y se pusieron en marcha rumbo al hospital. Le contaron todo lo sucedido, Rin estaba totalmente asombrada. Kouga y Ayame se encargaron de hablar, Inuyasha solo hizo algunas acotaciones. Kagome se quedó callada todo el tiempo, miraba por la ventana como el paisaje se perdía en la oscuridad, y lo único que la mantenía en el mundo real era la cálida mano de Inuyasha que se entrelazaba con la suya. Cuando llegaron al hospital le indicaron que los médicos estaban revisando a Sango. Se quedaron en la sala de espera con la duda merodeando en sus mentes. Cuando vieron al médico le pidieron el diagnóstico.
-La Señorita Taijiya esta bien, la herida tardará un poco en sanar pero no es nada grave. Pero por otro lado, me temo que ha perdido el embarazo.-dijo el señor de mediana edad
Todos se le quedaron mirando sin decir nada. El asombro se deslumbraba en sus miradas, sentían que perdían el aliento.
-¿Podemos verla…?-preguntó Kouga siendo el primero en reaccionar
-Si, pero creo que en estos momentos es mejor dejarla a solas con su novio-dijo el médico-ustedes entenderán los daños psicológicos que la pérdida de un bebé acarrea
-Si…-respondió suavemente Ayame
-Doctor, tenemos una emergencia en la sala 304, una herida de bala en el brazo-dijo una enfermera
-Si me disculpan, debo retirarme-dijo el doctor
-Gracias, doctor-dijo Kouga
Una lágrima cayó de los ojos verdes de Ayame, para luego pasar a apretar los puños y mostrar el odio en su mirada
-Ese maldito de Naraku…suerte que esta muerto-dijo Ayame
-Por favor, Ayame, no hables así-pidió Kagome aún con la mirada ausente
-¿No me digas que lo estas defendiendo? Tú fuiste una de la más atacadas y me dices que te duele su muerte!-dijo al pelirroja
-Tal vez me haya atacado, pero cuando lo conocí era diferente, y aunque me halla echo pasar verdaderos malos momentos también fui muy feliz junto a él, fue una persona muy querida antes de que todo esto sucediera, así que por favor te pido que te guardes tus comentarios o ve a decirlos en otro lado-dijo Kagome mirándola desafiante
-Oh lo siento, no pensé que alguien pudiera sentir afecto hacía la persona que la intentó matar y que además mató al hijo de su mejor amiga!-dijo Ayame levantándose
-¡Cállate! Tú no estuviste allí y no sabes como fueron las cosas, y solo por que te sientas culpable no significa que puedas decir lo que quieras!-dijo Kagome levantándose también. Inuyasha y Kouga intercambiaron miradas
-Es verdad, yo no estuve en tu lugar, pero conozco la historia! Por kami, Kagome! Estamos hablando de la persona que jugo con tus sentimientos, que te secuestró, hizo que te pelearas con todos tus amigos, intentó matarte, él hizo de tu vida un infierno!-dijo la de ojos verdes
-Que me dices a mi! Él era tu primo! Debieron haber compartido una infancia juntos!-dijo Kagome
-¡Ese maldito no se merece ser parte de mi familia! Desde pequeño siempre fue diabólico, y aunque los demás en la familia crean que fue un ‘buen niño’ yo si lo conocí como era!
-Chicas, chicas, tienen que calmarse-dijo Kouga
-no es momento para discutir-dijo Inuyasha
-Hump!-dijo Kagome y se fue al jardín
-Tsk-dijo Ayame y se sentó nuevamente con el ceño fruncido pero luego rompió en llanto
Inuyasha sabía que en esa situación era mejor dejar que Kagome se calmara sola, pero prefirió irse para dejar a Kouga y Ayame a solas.
-Trajimos algo para comer-dijo Rin al volver de la cafetería con Sesshomaru-¿Paso algo?
Mientas tanto, Inuyasha encontró a la azabache sentada en una de las bancas observando a unos niños jugar. Uno de ellos estaba en silla de ruedas y se reía al ver a los otros 2 corriendo de aquí para allá en algún juego infantil. La azabache dio un pequeño salto al sentir una campera caer en sus hombros
-Vamos, sabes que Ayame solo esta alterada, no te enojes con ella-dijo Inuyasha sentándose a su lado
-No estoy enojada con ella…-dijo la azabache-eso solo que…estoy confundida… ¿tú también crees que debería odiar a Naraku?
-Bueno, con el tiempo aprendí que tú tienes valores diferentes a los demás, y tú punto de vista de la vida es un tanto distinto distinto. Sinceramente, he llegado a pensar que no puedes odiar a nadie. Es normal que al pensar en Naraku te acuerdes de los buenos tiempos-dijo Inuyasha
-Pero es que no fue solo una traición o una infidelidad, Naraku hizo más que eso, y no solo a mi si no a todos nosotros, pero no importa cuanto sufrimiento le haya causado a Sango y Miroku o cuantos problemas nos haya provocado, no me gusta pensar en él solo como el malo de la película, porque nosotros tuvimos una historia y llego a ser muy importante en mi vida…-dijo Kagome
-Sabes, una de las cosas que más me llama la atención de ti es que siempre intentas sacar lo mejor de todo el mundo, y creo que por ser como eres es normal que quieras recordar a Naraku por sus buenas acciones y no por lo que hizo en sus últimos meses-reflexionó Inuyasha-no creo que le puedas encontrar una razón concreta, solo tienes que aceptarlo y dejar de martirizarte por eso
-Tal vez…es que cuando me dijo todo eso, se veía tan triste…tan arrepentido…tan humanoen cierta forma…aquella última conversación realmente cambió mi forma de verlo. Pero me siento mal, Naraku intentó matarnos a todos, aunque no lo hizo, y también jugo con mis sentimientos, no le importo a quien lastimaba e hirió a Sango arrebatándole su embarazo y aun así en algún momento fue tan dulce conmigo. No me importa si todo fue pura actuación, esas escenas existieron y nunca podré sacármelas de la cabeza. Quizás tengas razón y debería solo aceptarlo, pero ya viste como reaccionó Ayame, ¿cómo reaccionaría Sango? ¿Y Miroku? Ya no quiero más peleas…
-¿Ves que siempre llevas todo al extremo? Sango y Miroku saben como eres, además no deberías preocuparte tanto por lo que piensen los demás. Y si Ayame reaccionó así fue por que aún está muy tensa. Todos estamos muy tensos. Lo mejor sería que vayamos a casa a dormir, y mañana volver ya descansados y calmados-dijo Inuyasha
-Pero no quiero irme, quiero saber como esta Sango-dijo Kagome
-Sabes que Sango te trata como a una hermana menor, estoy seguro que ella te dirá lo mismo. Ven, vamos a ver como esta y vas a ver que tengo razón-dijo Inuyasha
-Esta bien-dijo Kagome
Los dos volvieron a la sala de espera, Ayame y Kagome se pidieron perdón cerrando el tema con un abrazo. La charla con Inuyasha había dejado a Kagome más tranquila, y ya no se cuestionaba tanto. Cuando quisieron despedirse de Sango y Miroku los encontraron dormidos abrazados, así que les dejaron una nota y se fueron.
* * *
-Oye, pequeña, ya llegamos-dijo Inuyasha despertando a Kagome
Inuyasha acompaño a la somnolienta Kagome a su casa. Tocaron el timbre, pues las llaves habían quedado pérdidas en el incendio.
-¿Kagome? ¿Inuyasha?-dijo Souta al abrir la puerta-Pensé que volverían mañana
-Hubo…algunos inconvenientes-dijo Inuyasha
-¿Fue algo grave?-preguntó el mayor de los hermanos Higurashi
Kagome recordó lo sucedido y las lágrimas, caprichosas e insistentes, volvieron a empañar su mirada. Se abrazó a Inuyasha queriendo ocultar su llanto, y Souta miró curioso la escena. A su mente vinieron recuerdos de cuando ellos eran pequeños. Recordó que en ese entonces, cuando a Kagome le daban ganas de llorar, así fuera por un raspón en la rodilla o por que se peleaba con alguien, ella siempre iba corriendo hacía él e Inuyasha se quedaba detrás explicándole lo sucedido. Pero ahora, ya crecidos, Kagome buscaba refugio en los brazos del ambarino, dejándolo a él con la duda de que habría pasado.
-¿No has visto las noticias?-dijo Inuyasha
* * *
Su vestido negro iba acorde con la situación. Ahora que todos estaban allí reunidos, podía ver a todas esas personas que habían conocido a Naraku como un ‘bueno niño con algunos problemas de actitud’. Su familia, conocidos, amigos que habían venido desde su antigua ciudad, todos con un dolor en el corazón por la perdida de esa persona tan especial para ellos. ¿cómo podía ver al padre de Naraku a los ojos y decirle “yo vi a su hijo suicidarse y no hice nada para evitarlo”? No podía. Quería irse, escapar, correr hacía un lugar donde no hubiera nadie. Se sentía observada, creía escucharlos susurrar a escondidas, “Esa, la ex novia de nuestro querido Naraku”. Pero no, tenía que quedarse hasta el final, sería peor si se iba.
-Falta mucho para que esto termine?-preguntó Kagome queriendo esconderse de las miradas
-Si quieres, nos vamos-dijo Inuyasha
-No, eso estaría mal-dijo Kagome
-Kagome, no tienes que quedarte si no quieres. No siempre tienes que ser una ‘niña buena’ que hace todo correctamente-respondió el ambarino.
-Pero quiero quedarme hasta el final, por respeto a Naraku-dijo Kagome-si quieres vete, pero yo me quedaré hasta el final.
Inuyasha miró a la azabache que se aferraba a su brazo. No entendía como podía tener tanta consideración hacía una persona que no había tenido ningún tipo de contemplación hacía ella, tan solo las tuvo en sus últimas horas de vida. No era que a él le alegrara la muerte de Naraku, la muerte de una persona no era motivo de celebración sin importar quien fuera o que hubiera hecho, y eso él lo sabía perfectamente. Pero una parte de él, la más oscura, pensaba que al fin podrían estar en paz, ya no tendrían que preocuparse que alguien los atacara en cualquier momento o que planeara como manejar sus vidas. Pero así era Kagome, sorprendente e incomprensible. Pero por otro lado ya estaba harto de ver las lágrimas en aquellos ojos chocolates, deseaba que todo ese asunto terminara de una buena vez. Cunado la ceremonia finalizó fueron al hospital por Sango a quien ya le habían dado el alta.

Continuara…

Bien, ahora quiero aclarar algo. Yo se que es algo raro ver a Naraku en una pose de ‘arrepentimiento’ pero es que tal vez en la serie de Rumiko sea un medio demonio, mas demonio que humano, pero en mi historia es totalmente Humano y me pareció algo lógico que al saber que iba a morir, en sus últimos días de vida haya estado reflexionando y se haya dado cuenta de todo lo que hizo. Me pareció algo humano que muy en el fondo Naraku sintiera algo como ‘culpa’ y si no les gustó, que lastima por que la autora soy yo –les saca la lengua- xD
Besos a todos! Y espero sus comentarios Sofi =)