Sed de sangre -UA diferentes parejas-

Bueno... aquí estamos... último capitulo xP espero les guste y pues... gracias a todos (o todas) por seguir mi fic hasta el final y dejar sus increíbles comentarios en el transcurso de ésta. Puede que no haya sido el mejor de los finales (u.u perdón) pero como saben pienso hacerle segunda temporada para rellenar esos espacios vacíos (especialmente la guerra con los lideres). En fin, n.n estaremos leyéndonos xP

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Capitulo 39: El fin de una era
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―Oye, ¿Has visto a Tenten?― le preguntó Nanami a Kiba, quien iba de paso. ―¿Y Neji?― interrogo al no verlo. Kiba se limito a las palabras y empezó a olfatear el lugar, la expresión en su cara no reflejaba nada bueno. ―¿Que tienes?

―Es su sangre, Tenten está gravemente herida― respondió con seriedad y sin pensarlo ambos jóvenes corrieron a la escena.

Él transformado en lobo y Nanami saltando de árbol en árbol a velocidad sobrehumana se adentraron al bosque en búsqueda de la aludida. Kiba se encontraba desesperado, el olor a sangre era cada vez más fuerte y poderoso, y podía sentir el olor de más de una persona, una escena nada agradable se creaba en su mente, un charco de sangre corría y temía por la vida de su amiga. Al llegar, detuvieron el paso del impacto, Neji yacía en el suelo con Tenten llorándole en el pecho con una grave herida en su hombro manchándolo de sangre y lagrimas salinas. Más atrás, el cuerpo de un hombre de pelo blanco formaba un rio sangriento, miles de armas clavadas en él le habían quitado la vida en menos de un segundo…

―¡Tenten!― la llamó Kiba al reaccionar, camino junto a Nanami a atender a la castaña y averiguar qué había pasado exactamente. La aludida, al escuchar su nombre alzo la cabeza y al ver a Kiba, ese sentimiento de consolación vino a ella, como cuando un padre viene a ti en el peor de los momentos… solo te aumentan las ganas de llorar, de desahogarte hasta caer rendida.

Kiba se lanzo a ella y la abrazó con protección en un intento de calmarla, acaricio sus cabellos y apoyo su barbilla en un afecto de cariño.

―¿Qué paso?― preguntó Nanami observando a Neji tendido sin más en el suelo, pero sin herida alguna. Tenten, con dificultad, le explico lo que había sucedido sorprendiendo a los presentes. Su voz se entrecortaba y apenas se le podía entender pero las palabras claves llegaron a ellos.―Es un Hyuga…― murmuró Nanami pensativa, tenía algo importante en la punta de la lengua, sobre una marca en la frente que poseían los Hyuga de la segunda rama, cosa que hacia un papel importante en este momento, pero ¿Qué era? ¿Qué…?

Su cuerpo entero convulsionó al recordase de aquello, de inmediato, coloco sus dedos en el cuello de Neji intentando sentir su pulso. Si estaba en lo cierto, el sello en su frente lo salvaría desalojando todo el veneno de su cuerpo, incluyendo la sangre de licántropo, después de todo ese era uno de los pocos beneficios de aquel sello maldito creado para controlarlo como a un pájaro enjaulado.

―Sigue con vida…


Una semana después

La mansión de Rose, también conocido como el castillo de Roseline es un lugar sagrado entre las diferentes razas por la historia que se creó en ella. Se dice que Rose fue la primera mujer dividida, una mescla entre una Banshee y un ángel caído, polos totalmente opuesto, los cuales, huyendo de las fuerzas crearon una lujosa Mansión en donde ni siquiera los dioses pudieran encontrarlos. Un espacio totalmente protegido, seguro y reconfortante, un verdadero hogar.

De piel blanca como la nieve y cabellos platinos como su madre, y ojos negros profundos como los de su padre. Fue desde ese momento en que todo empezó, Rose, una mujer pacifista pero extremadamente peligrosa formo un grupo intentando detener la primera guerra pero fue en vano. Hizo todo a su poder para ayudar a los demás sin importar su raza, su sexo o edad. Simplemente lo hacía. La mansión Rose reflejaba eso, un techo en donde todos eran libres de ser.

―Oye, ¡Vieja Tsudase! ¿Qué haremos ahora?― le interrogó Naruto a los gritos al verla entrar a la sala principal. Todos se estaban recuperando de sus heridas así que pensaron que era mejor permanecer ahí.

―¿Aquí llamas vieja? ¡Mocoso!― respondió con histeria para luego darle un golpe en la cabeza que lo dejo atolondrado. Todos rieron por ello a excepción de Hinata que se preocupo por él así que fue a atenderlo.

―Na…Naruto-kun, ¿estás bien?― le preguntó mientras lo tenía entre sus brazos un tanto sonrojada. Éste por su parte se incorporo con una sonrisilla nerviosa indicándole que estaba muy bien.

―¿Entonces, qué haremos?― repitió la pregunta Nanami quien tomaba la mano de Kankuro sentada al lado de él y apoyando su cabeza en su hombro.

―Cierto, ahora que los Akatsuki nos invadieron la Mansión deberíamos aprovechar y enfrentarnos a los lideres― opinó Kiba con cierto sarcasmo.

―¿Cómo que invadir? Perro pulgoso, ustedes nos invitaron― respondió Deidara molesto recibiendo una de esas miradas amenazantes y eléctricas de odio mutuo.

―Supongo que tendremos que empezar de nuevo― dijo Tsudase viendo la escena, ya fue difícil unir a tres razas diferentes ¿Qué tan difícil podría ser unir al resto con los Akatsuki?
La verdad, no quería ni saberlo.

―Por el momento será mejor que descansen, vayan a sus casas― sugirió Chizune a lo que todos guardaron silencio con melancolía. Ninguno quería irse, es que ya se habían acostumbrado a la presencia del otro.―O quédense aquí y practiquemos hasta volvernos más fuertes aun…

―¡Así se habla, Chizune!― celebró Naruto.― Venceremos a los Lideres y iniciaremos una nueva era.

―De hecho, Naruto― comentó Nanami― estamos en el inicio de una nueva era. Solo mira a tu alrededor, licántropos con vampiros, vampiros con cazadores, cazadores con licántropos, divididos y humanos. Nosotros estamos reflejando en este momento lo que tanto hemos estado buscando. Aun nos queda mucho por hacer, cierto, pero hemos llegado lejos enfrentándonos a los líderes con pequeños pasos… para luego derrotarlos por completo. ¿Verdad Sakura-chan?― la llamó Nanami con una sonrisa de oreja a oreja. Ahora, la peli-rosa era una vampira definitiva, la palidez de su piel y sus colmillos incontrolables eran prueba de ello. Sin duda era un gran paso la líder de los cazadores convertida en vampiro…

―No molestes― bufó molesta, no estaba en el mejor de sus humores, aun estaba en el proceso de transformación y era de lo más irritante.

No pudieron evitar reírse de ella, pero se sentían bien, estar todos juntos, era como una familia.


Por otro lado

Ahí estaban otra vez, en la misma habitación de antes, solo que esta vez Neji se encontraba inconsciente en la camilla recibiendo transfusiones de sangre y analgésicos para aliviar el dolor de sus heridas. El lector de pulsos transmitía constantemente ese pitito característico que igualaba los latidos de su corazón, para Tenten era como una canción tranquilizante, en ese momento la castaña se encontraba dormida con su rostro apoyado en el borde de la cama mientras que el resto de su cuerpo era sostenido por una silla. Desde que llegaron a la Mansión no había salido de la habitación ni por un segundo.

Lentamente, los ojos del oji-perla se empezaron abrir con dificulta a causa de la luz brillante del cuarto del hospital, no recordaba mucho, su mente estaba en blanco. Observo el lugar detenidamente hasta que vio a Tenten dormida en el borde de su cama, se veía tan angelical a pesar de sus ojeras. La castaña empezó a levantarse, sin fijarse que Neji estaba despierto se estiro con fatiga y dirigió su mirada al Hyuga sorprendiéndose al verlo con los ojos abiertos. Quedo atónita, las palabras no salían de su boca y sus ojos cristalizados estaban abiertos de par en par de la sorpresa, contuvo la respiración y al sentir que se ahogaba su cuerpo reacciono por impulso.

―¡Neji!― lo llamó con las lágrimas al borde del llanto mientras que se lanzaba a él para abrazarlo, claro que el Hyuga se sorprendió ante esa muestra de afecto pero al final termino por ceder y aceptar el abrazo.

―No lo vuelvas hacer, Neji, júrame que no lo volverás hacer. Me tenias súper preocupada― decía entre el llanto tratando de mantenerse firme.

―No puedo prometer algo que no sería capaz de hacer― contestó con su tono serio.

―Pero Neji…

―No te alejes de nuevo ¿quieres?― la interrumpió con una expresión amable y sincera que nunca antes había visto en él. Tenten solo se limito a observarlo, hipnotizada por esa mirada tan tierna de su parte que la había dejado sin aliento. La castaña sonrió y acepto su propuesta para luego apoyar su frente en el pecho del oji-perla, sentir su cuerpo y los latidos de su corazón, tenerlo cerca…


Mientras tanto

Afuera de la habitación estaba Temari apoyada de espaldas en la puerta, ella había ido a visitar a Tenten para apoyarla justo como lo había estado haciendo toda la semana pero al escuchar la voz de Neji dedujo que no hacía falta en el día de hoy. Se sentía feliz por ella. Ya había estado un buen tiempo ahí por lo que se despego de la puerta y marco su camino en dirección a la sala principal en donde se encontrarían todos reunidos, sin embargo, al momento en que cruzaría a un pasillo tropezó con una figura humana que la tumbo al suelo del impacto, y para colmo, cayó encima de ella dado que estaba un tanto apresurado.

―Itte― gimió el azabache adolorido sin saber exactamente qué había pasado, pero al sentir el cuerpo bajo de él y abrir los ojos se sorprendió al ver a Temari con el ceño fruncido y las mejillas rojas tan molesta y avergonzada como lo estuvo las veces anteriores.―Empezare a creer que lo haces a propósito― no pudo evitar comentarlo y hacerla enojar.

―¡¿Yo?! Pero si eres tú el que tropieza contigo ¿Y cómo por qué soy yo la que termina abajo?― gritó con un nerviosismo esperando que el azabache se quitara de encima.― ¿Cuándo piensas levantarte?

―Lo siento, es la costumbre― respondió (nuevamente a propósito) mientras se levantaba y le tendía la mano para ayudarla.

―¿Cómo que costumbre?― murmuró Temari con una pisca de infantilismo que no era común en ella mientras aceptaba su ofrecimiento para levantarse.―Solo ha pasado tres veces.

―¿Y eso es poco? ¿Cuáles son las probabilidades?― cuestionó mientras se levantaba y la ayudaba a ella a despegarse del suelo.

―No lo sé, tal vez tengas razón…

―¿Razón en qué?

―Tal vez si es cosa del destino― susurró en un hilo de voz diminuto que el azabache logro escuchar por milagro, éste sonrió y luego se puso serio, como si nada hubiera pasado. Coloco sus manos en su nuca e inicio el paso con esa forma tan ligera de andar y al ver que Temari seguía plantada en el suelo se detuvo y la miro.

―¿Vienes?

―¿A dónde?― le preguntó extrañada.

―Hmmm… no lo sé, adonde nos lleven los pies ¿quieres venir?

―Asss… no tengo nada mejor que hacer― terminó aceptando como si se tratase de una carga pesada, pero en su interior, le invadía la emoción. Era un vago pero le gustaba estar con él.


En el salón principal

Entre las risas, Karin decidió tomar un poco de aire fresco. No importaba lo que hiciese las imágenes de ese momento perturbaban su mente, no por sentirse arrepentida, si no por sentirse aunque sea un poco identificada.

Suigetsu al notar su expresión no pudo evitar sentirse preocupado e ir tras de ella, Deidara al notar esto sintió una extraña sensación de celos, pero más que todo curiosidad y una pisca de molestia al sentirse excluido, sin embargo se quedo ahí, no es que le importase… bueno, si le importaba pero no quería estar de sobra.

―Esto es tuyo― le dijo Suigetsu al encontrársela nuevamente observando el paisaje que se formaba frente a sus ojos, sin ninguna trampa o sistema que les restringiera el paso. Karin observó el dije y lo tomo como si de un tesoro se tratase, respiro aliviada, era como si hubiera recuperado algo importante en su vida.

―¿Me ayudas?― le pidió amablemente entregándole el dije para luego alzar su cabello, Suigetsu acepto sin pensarlo y la ayudo a colocarles el collar en su cuello.
Ella tenía su parte, Suigetsu tenía la otra mitad, estaba en su camino encontrarse. Fue bueno hacerlo bajo estas circunstancias.

En el fondo,
todos queremos lo mismo.
Lo único que nos diferencia
es la forma en conseguirlo.​

―¿No es emocionante?― le preguntó Karin con una ligera sonrisa.

―¿El qué?― le interrogó un tanto perdido y curioso.

―Lo que está por venir: no tendrá comparación.