Sed de sangre -UA diferentes parejas-

Hola chicas, aqui les traigo el siguiente capitulo. Espero les guste n.n

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-
Capitulo 33: En la ciudad
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-​

En la mansión Nanami había salido de hablar con Sakura, los senseis no había llegado ni tampoco los chicos que había salido. Estaba centrada en formular bien su plan, la única forma en poder desatarla era probablemente esa… aunque a ella no le gustase la idea. Pero más que un simple acto de amistad, su plan iba mucho más allá: desafiar a los líderes y sus reglas. Sakura seria el primer paso.
―Ah!― grito asustada al sentir que el suelo en sus pies faltaba. Estaba tan pensativa que no había notado las escaleras frente a ella. Por suerte Suigetsu estaba ahí y evito lo que seria los mejores moretones de su vida.
―Eso es lo que pasa cuando andas tanto tiempo en las nubes― se burlo aprovechando que la tenía bajo su dominio, un solo movimiento y caerían escaleras abajo hasta el salón principal.
―Cierto, nadie me mando a pensar tanto en ti― contesto sarcástica. Suigetsu sonrió de lado con picardía y la ayudo a equilibrarse.― Gracias.
―¿Gracias? No creerás enserio que fue un acto de generosidad ¿verdad?― le dijo con cierta insinuación. En cualquier otro momento le habría de seguir el juego hasta ver a donde seria capaz de llegar, pero las cosas eran diferentes ahora que tenía a Kankuro.
―Sabes, eh estado pensando un poco y veras, yo y mi loca imaginación sacaron una versión sobre ti que me ha estado intrigando desde hace algún tiempo.
―¿Así? ¿Y cual es tu “gran” interrogante hacia mí?
―Pues, cuando Neji te apreso en la pared al pillarte saliendo de la sección de las chicas, obviamente pensé que otra vez te habías salido con la tuya con Hinata, pero está claro que ella no estaba ahí contigo en ese momento― comento.― Así que empecé a sacar conclusiones, y la única chica que no estaba presente en el salón a parte de Hinata… era Karin― completo con cierta curiosidad e insinuación en su voz. Suigetsu por su parte estuvo apunto de atragantarse con su propia saliva al escucharla.― Entonces Suigetsu, ¿Qué hacías con Karin?

Temari y Shikamaru
Era fin de semana, domingo para ser más exacta. La ciudad se encontraba abarrotada de jóvenes energéticos dispuestos a divertirse hasta caer rendidos.
La excepción eran Temari y Shikamaru, que llevaban más de dos horas entre puestos de comida rápida y puestos de ramen intentado hallar al idiota de Naruto y a Hinata o a Hina, según sea el caso.
―Ya basta, es obvio que no están comiendo, ya hemos estado por casi todos los restaurantes de la ciudad y no están, y si lo están hace mucho que se fueron por que no creo que alguien dure más de una hora comiendo.
―Y después dices que conoces a Naruto…
―Si lo conozco, por eso se que no tiene dinero suficiente para comer lo que quisiera… su rana siempre esta vacía― murmuro lo ultimo con cinismo, Shikamaru no sabia a lo que se refería y se confundió un poco pero decidió que lo mejor era pasarlo.
―Entonces busca sus rastros, ¿No puedes olerlos o algo?
―¿No crees que si pudiera olerlos desde aquí ya estuviera en camino? Vago idiota― le grito furiosa, estaba estresada con el bullido, el humo de los carros y miles de olores desagradables sofocando sus sentidos.
―No seas tan problemática, intento ayudar.
―Pues no estas ayudando― contesto encaminándose hacia algún lugar. Shikamaru irritado no tubo de otra que seguirla.
Temari hacia lo posible por despearse y captar a los chicos con su olfato pero al no poder se enfurecía más y más. Shikamaru sacaba análisis sobre como podría encontrarlos, en donde podrían estar. Cada uno hacia lo suyo por separado.
El cielo ya empezaba a oscurecer, los colores anaranjados del sol escondiéndose por el horizonte iluminaban la ciudad dándole un toque relajante y cálido. Pero no afectaban en nada a Temari quien después de horas de búsqueda se canso.
―Es suficiente, ellos regresaran cuando se les de en gana― comento Temari de la nada con impaciencia.
―Tenemos que buscarlos, no pienso regresar con las manos vacías.
―Pues ahí un problema genio, no puedo aguantar mucho tiempo más. Si por error activo nuevamente los sellos el resultado no será muy grato.
―Lo se, pero solo necesito una hora mas.
―¿Una hora mas? ¿Para que?― pregunto con insolencia. Fue entonces que bajo su mirada y pudo observar unas extrañas sombras saliendo debajo de los pies de Shikamaru.
―Para encontrarlos― respondió al tiempo que las sombras se expandieron por todo el sector más allá del campo visual de Temari. A los quince segundos Shikamaru arranco a correr y se detuvo a los treinta kilómetros para cometer el mis acto. Ya al detenerse por tercera vez se dirigió a Temari.― ¿Puedes olerlos?― le pregunto con cierta dificultad. Temari se había quedado absorta observándolo en acción que reacciono con un pequeño espasmo de sorpresa. Cerro sus ojos y respiro profundo, luego los abrió y empezó a olfatear como un perro.
―Capto un olor… es leve, pero son ellos― contesto emocionada dirigiendo su mirada al azabache estaba totalmente agotado y se podía notar la sangre correr a través de la ropa en su brazo derecho.― ¿Estas bien?― le pregunto preocupada tomando su brazo.
―Si, no es nada, ahí que seguir el rastro antes de que se desvanezca― sugirió incorporándose al acto.
―Pero… ¿Por qué tu brazo esta sangrando?
―¿No te acuerdas?― le pregunto dudoso.
―¿A qué te refieres con eso?― le cuestiono confundida y un tanto asustada.
―No… a nada.
―Yo te hice eso ¿verdad? En la luna llena… por eso estabas en la enfermería conmigo. La luna me hizo efecto y yo te lastime― concluyo molesta consigo misma, camino de un lado a otro prohibiendo que la rabia contenida se expresara en lagrimas cristalinas.
―No tiene importancia…
―No, si importa― lo corrigió de inmediato.― Es lo mas importante en nuestra raza, es por ello que somos tratados como bestias. No tienes ni idea en los siglos que hemos estado dedicándonos a controlar nuestros poderes y sed de sangre bajo los efectos de la luna llena― comento con la voz entrecortada.― Mucho de nosotros hemos lastimado a nuestros seres queridos a causa de ello… y algunos hemos matado a las personas que mas amamos por no poder controlarnos― completo lo ultimo en un murmuro de rabia y aflicción.
Shikamaru no sabía esa parte de la historia, si bien sabían que sus poderes se incrementaban a tal punto de no poder controlarlos y que se generaba una extraña necesidad de comer carne fresca, pensaba que se alejaban de la manada para cazar algún animal por ahí. Pensaba que solo los licántropos forajidos cazaban humanos por que simplemente no les importaba devorárselos por pedazos. Eran como humanos que en algún punto se descontrolaban y herían a los que mas querían, fuera por una rabia incontrolable o por efectos de la droga o el alcohol. La única diferencia es que estos podrían remediarlo, ellos no… y aun así lo están intentando.
―L…lo siento― se disculpo Temari pero pensó que era demasiado para su gusto.― No te soporto y a veces siento una terrible necesidad de asesinarte pero, no quiero lastimar a nadie bajos los efectos de la luna, ni siquiera a ti.
―Asss… ya perdimos el rastro― murmuro cínico ignorando por completo el comentario de Temari. Ésta olfateo y comprobó que era cierto y por el tono con que lo había dicho no pudo evitar enojarse.
―Eres un maldito… vago de porquería― le grito furiosa con instinto asesino. Shikamaru corrió por su vida, sabia que no podría aguantar mucho así que se detuvo repentinamente causando que Temari, sin poder reaccionar a tiempo, tropezara con él, el impacto hizo que ésta cayera al piso llevándoselo consigo.
―¿Por qué siempre que te me enfrentas terminamos en esta posición?—cuestiono Shikamaru con la voz ronca, recuperándose del golpe. Temari se sonrojo al estar acorralada entre el piso y él.
―Solo pasó una vez.
―Una es casualidad, dos ya es coincidencia, pero tres…
―Aun no ah pasado una tercera.
―Tu lo has dicho: aun.
―No me tientes a patearte Shikamaru― lo amenazo molesta. Shikamaru rio con sarcasmo.

Hinata y Naruto
El sol desaparecía entre las montañas oscureciendo la ciudad al tiempo que una fracción de ella era iluminada de hermosos tonos anaranjados. En la cima de la infraestructura de un edificio de veinte pisos, aun sin terminar se encontraba una joven de cabellos azulados y hermosos ojos lilas danzando al ritmo del viento con delicadeza y seducción. Sus colmillos reflejaban placer, tranquilidad. La música de una banda de jazz hacia eco directo en sus oídos obligándola a bailar. Se movía por todo el piso de cemento empolvado levantándolo haciendo la ilusión de una neblina áspera bajo la tenue luz del sol que con el tiempo empezaba a desvanecerse en la oscuridad. Su pelo lizo rosaba su piel húmeda y blanquecina provocando en el rubio de ojos celestes una hipnosis inexplicable.
La había estado buscando desde hace quince minutos, se sorprendió al verla bailar de esa forma en la plataforma de un edificio sin terminar, a la vista de todos bajo la luz del ocaso. Esa parte de la ciudad estaba siendo construida y no había mucha gente a la vista. Subió hacia donde se encontraba ella y la admiro desde la distancia. Cada movimiento, cada mirada al vacío, cada reflejo de luz que la apuntaba… era un baile digno de dioses.
La noche llego, la luna pasó a ser ahora el faro resplandeciente que la seguía, cada vez más cerca del borde. Naruto preocupado corrió hacia ella, daba vueltas y vueltas espectaculares directo a una caída de larga. Por suerte logro detenerse justo en el orilla, apoyándose con las puntas de los pies, sin embargo su cuerpo se inclino hacia atrás, dejándose caer a la profundidad. Sin pensarlo aumenta su velocidad y la sostiene por la cintura mientras se apoyaba de un muro cuadrilátero. Su pulso se había acelerado del pánico, por momento pensó que la perdería ante sus ojos.
―¿Acaso te volviste loca?― cuestiono, lo había hecho a propósito, lo sabia y no le causaba gracia, pero al parecer a Hina le divertía bastante. Estaba sonriendo complacida, con picardía. Naruto la ayuda a equilibrarse juntando su cuerpo con el de ella.
Hina lo acorrala entre el muro y luego utilizando el dorso de su mano para atraerlo hacia ella con delicadeza, como si aun estuviera bailando, poniéndolo ahora a él en el borde.
―Respira hondo― le susurro con seducción.
―Eh?― gimió Naruto confundido, no entendía a lo que refería pero al sentir la mano de Hina apoyada en su pecho mientras aplicaba fuerza logro comprenderlo a la perfección. Lo empujo al vacío y segundos mas tarde, ella lo siguió.
La caída no fue tan larga, el impacto fue acogedor. Habían caído en un colchón enorme que debido a su color oscuro no se podía notar desde la lejanía. Hina ríe divertida acostada justo al lado de Naruto quien aun no salía de su impresión. Su respiración era agitada, por momento pensó que en verdad iban a morir.
Hina se compadeció de él y tomo su barbilla para que sus miradas se conectaran, le dedico una dulce sonrisa en modo de disculpa. Naruto suavizo su rostro dejando atrás toda presión, estar con ella se sentía bien.
De repente la oji perla se sonrojo, inicio de que Hinata había vuelto. Desvió su mirada avergonzada retirando su mano con cierto temblor causado por los nervios. Sin embargo, Naruto coloco su mano encima de la de ella evitando que se alejara. Movió su cuerpo hacia ella mientras que con su brazo libre la acorralaba, la miro con intensidad y lentamente se acero a sus labios realizando aquel contacto tan deseado con suavidad y sutileza.

-*-*-*-*-*-*-*-*-​

La noche había llegado y nadie había regresado a la mansión, en todo ese tiempo de espera pasa una que otra cosa sin importancia. Lo verdaderamente importante era que no todos se quedaron a esperar.
En el bosque, adentrados en la profunda malaza, ya muy lejos de la mansión caminaban dos jóvenes. Una chica de cabellera marrón y un joven azabache de piel blanquecina andaban por él bosque con aparente rumbo fijo.
―¿Segura que sabes por donde andas?― le pregunto Sasuke con frialdad, estaba cansado de caminar tanto siguiéndola a ella sin saber cuando pararía.
―No te preocupes, ya llegamos― le respondió sin emoción notable en su voz. Sasuke activo todos sus sentidos buscándolo. Karin desvió su mirada al suelo y respiro con una rigidez en su cuerpo que delataba la presión que en ese momento sentía. ― Yo me tengo que ir― le comento al tiempo que se volteaba para regresar por donde había venido.― No te olvides del camino.
Sasuke la miro, estaba seguro de que se trataba de una trampa, pero estaba tan pendiente en atrapar a su hermano que simplemente la dejo marcharse sin importarle en caer en ese engaño absurdo. Lo único que quería ahora, era matarlo. Así fuera lo ultimo que hiciese.
Karin dirigió su mirada hacia Sasuke, estaba preocupada pero tenía buenas razones., por lo que solo se limito a tragar grueso y seguir su camino justo en el momento en que una silueta aparecía en el lugar.
―Itachi…

 

Gracias por sus comentarios chicas, aquí les traigo un nuevo capitulo de Sed de Sangre, espero les guste ya que nos estamos acercando cada vez más al final T.T

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-
Capitulo 34: La otra versión
​

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-​

​

―Entonces Suigetsu. ¿Qué hacías con Karin?― cuestiono Nanami. La cara de Suigetsu se enfrió dramáticamente, a tal punto que Nanami se asusto, preocupada por él.


―…Lo mismo de siempre― respondió sin mucha importancia y se encamino escaleras arriba tal y como lo había planeado antes de tropezarse con la peli fucsia.


―Asss… yo y mi maldita debilidad con los chicos― murmuro Nanami sarcástica justo antes de seguir los pasos de Suigetsu.― Sui, espérate un momento quieres― le pidió con amabilidad.


―¿Ahora quieres consolarme?― le pregunto con cinismo.


―Que puedo decir, has conquistado mi corazón― respondió Nanami de la misma forma.


―¿Qué quieres? Se bien que te gusta Kankuro ¿Por qué demonios te preocuparías por mi?


―Porque en verdad me has conquistado. Es inevitable…― le respondió de forma burlona, Suigetsu solo suspiro.


―Es… personal― le explico con cierta dificultad.


―¿Algo que pueda hacer para ayudarte?


―No, puedo solo― respondió con sequedad y entro a su habitación.


―Bien… iré a hablar con Karin― comento antes de que este cerrara la puerta.


―No está― le respondió justo antes de cerrar su puerta asombrándola un poco.

Flash back


―Nanami, ¿Por qué no solo terminamos lo de aquella noche en el bosque?― pregunto Suigetsu entrando a la habitación de la susodicha si previa anticipación.


―Ah!― grito Karin al verlo entrar a la habitación, ésta se estaba arreglando. No hace mucho había salido del baño y aun no se había puesto la camisa.― Largo de aquí pedazo de idiota― le grito mientras se volteaba y se cubría al instante con la primera prenda que logro encontrar. Una torerita de mangas largas y cierra de cuero negro era ahora lo que cubría su pecho y cuello.


Sin embargo Suigetsu hizo caso omiso y no partió de la habitación, lo mas curioso es que su cara no era la de un pervertido como era de esperarse, si no mas bien se encontraba seria. Aunque hubiera querido ver su torso desnudo no pudo pasar desprevenido las miles de mordidas marcadas en aquella sección de su cuerpo, desde el cuello hasta los brazos.


―Te dije que te largaras maldito pervertido― le grito furiosa al notar que aun seguía ahí.


―¿Qué son esas mordidas?― le pregunto con la voz fría. Karin se intimido al escucharlo, pero al mismo tiempo se asusto por no saber que decirle. Obviamente no podía decirle la verdad.


―¿Qué te importa?― cuestiono con rudeza, la mirada de Suigetsu ahora tenia cierto tono melancólico.― ¿Qué? No es que hayan abusado de mí o algo así, ni lo piense. Se defenderme sola, esas mordidas son solo un derivado de mi poder.― explico.


―Fuiste un experimento de Orochimaru ¿verdad? Tu eras esa niña…― se interrumpió así mismo, la rabia empezaba a consumirlo.


―¿Qué sabes tu de eso?― interrogo ahora Karin totalmente asustada de que una persona como él supiera de su pasado.


―Tu eres quien mato a Sai― completo entre dientes.


―Yo no lo mate, fue Orochimaru― corrigió al instante perdiendo su compostura.


―Pero si no hubieras aparecido él no hubiera muerto, fue tu culpa.


―Claro que no…― contradijo en un grito ahogado― ¿Cómo es que tu sabes eso?


―Porque lo presencie, encerrado en un maldito tanque de agua.


―Tu no puedes ser ese niño… él― reía mientras lo decía, era una burla, era imposible. Intentaba decirlo pero no podía, si lo pensaba bien, había la mínima posibilidad de que en verdad fuera él.


―Aun sigo vivo… o si así puede llamarse.


―Yo no mate a Sai― dijo esta vez a la defensiva.


―Claro que lo hiciste, hacías que el perdiera su tiempo contigo a pesar de que lo tenia prohibido, ni siquiera te importara lo que le pasara a Sai, solo pensabas en ti. Fue él al final quien pago los platos rotos. Solo lo usaste para escapar, porque sabias que él te amaba…


―No fue así…


―¿Ah no? Lo abandonaste cuando mas te necesitaba: mientras que Sai era castigado tu corrías lejos de la cueva a llevarle información a los de Akatsuki.


―Yo no lo mate


―Deja de negarlo― grito enfurecido al tiempo que la empujaba con brutalidad a la pared, tomo el cuello de su chaqueta y la abrió de un estirón dejando al descubierto su hombro izquierdo parte del pecho y su cuello. La volvió a impulsar a la pared y la acorralo mientras la agarraba de la chaqueta.― Estas mordidas son la prueba― comento y con su dedo apunto en su cuello una mordida singular.― Fue ahí donde te mordió Orochimaru, la primera vez que tu poder se traspaso a otra persona.Información a cambio de vitalidad, solo era un maldito negocio. ¿Aun te les vendes a los de Akatsuki?― pregunto con cinismo. Karin empezó a llorar con fuerza cubriendo sus ojos con la palma de sus manos.


―No quería que muriera― confesó entre llantos.― Nadie nunca había sido tan amable conmigo antes. Sai era un chico… el… él… me dibujo una familia y los revivió― comento con una sonrisa melancólica.― Siempre me decía que jamás debía rendirme y yo nunca le había contado mis secretos a alguien, me aceptaba tal cual era. Después de que los Akatsuki me acogieran me llevaron con Orochimaru para mejorar mis habilidades de restauración molecular y poder compartirlas. Conocí a Sai de improviso, jamás pensé que todo terminaría así.


―Pero así termino… ¿Sabes lo que le hizo Orochimaru? Borro cada uno de sus sentimientos, lo vacío por completo. Sai ya no estaba ahí, se había vuelto inhumano, seco y frívolo. No podía sentir nada y poder recordar que había tenido sentimientos lo devoraba por dentro, se estaba volviendo loco― le narraba con rabia.― Se acerco a mi y rompió el cristal del tanque― continuaba pero la mezcla súbita de emociones lo trancaba, sus ojos se cristalizaron―… rompió el cristal solo para decirme que había olvidado lo que era sentir, que lo que recordaba no parecía mas que un sueño. Ni siquiera sabía que era un sueño por que no podía tener uno…


<< Suigetsu, si sintiera ahora ¿Te ayudaría a escapar verdad? Tal y como lo hice con Karin ¿cierto? Pero, ¿Por qué no tengo esa necesidad? Se supone que eres mi amigo, se supone que me importas, pero no siento la mínima necesidad de ayudarte, ni siquiera me interesa lo que pueda pasarte ¿Crees que si te dejo ir recordaría lo que se siente? Tal vez aquella maldición no sea fija, cabe la posibilidad de que si revivo las emociones recobraría mis sentimientos pero… si fuera así ¿No las recobraría ahora mismo? Estoy desobedeciendo las reglas pero no siento nada…>>


―Parecía un maldito robot sacando conclusiones sin parar, era horrible― explico Suigetsu.― Llego al borde de la locura y se suicido solo para… ver si sentía culpa o miedo. Pero eso nunca paso.


―Lo siento― se disculpo con una voz suave y aguda a causa del llanto que se apoderaba de su garganta.


―Destruiste su vida… y la mía. ¿En verdad crees que con un “lo siento” podrás arreglar todo?― cuestiono con sequedad mientras se disponía a salir de la habitación dejando a Karin sofocar en su propia pena.


―Él lo sabia― murmuro Karin en un tono de voz que apenas logro llegar a los oídos de Suigetsu―…El renacimiento, él lo sabia.


Fin Flash Back


Sasuke


El frio que hacia en ese bosque podría de matar de hipotermia a cualquiera, ningún mortal con todos sus sentidos buenos iría hasta halla, pero estos vampiros no le temían a la muerte. Itachi estaba a solo diez metro de distancia de él, un solo movimiento haría iniciar una batalla al instante sin prerrogativa alguna, al menos no de su parte. Pero Itachi no quería pelear, empezó ha hablar sobre ello como un pacifista metido en la política. No quería escucharlo, todo lo que provenía de Itachi le sonaba falso.


―Quiero que te unas a Akatsuki― confesó sorprendiendo al Uchiha menor.― Somos medio hermanos, tu eres un sangre pura y yo un mestizo. Eres el heredero, no habías nacido cuando todo pasó, por ello y por mas, no espero que me entiendas. Somos totalmente diferentes pero ambos buscamos una misma cosa: Libertad.


―¿Destruyes a mi clan y quieres que me una a tu basura de Akatsuki?― cuestiono con rabia.


―Ellos mataron a mi madre, abusaron de mí. Destruyeron a todos los que eran diferentes. Estas siendo sometido Sasuke, al igual que todos nosotros.Mátame si quieres, pero después del renacimiento…


―¿Qué demonios es el renacimiento?


―El camino a la libertad.

Orochimaru


La sangre resbalaba de su frente, el agua que hidrataba su cuerpo salía por sus poros empapándolo por completo, su respiración agitada estaba al borde del sofocamiento pero aun así sonreía, aun así se sentía superior… aun así, él era el ganador.


―No tienen ni idea a lo que estarán enfrentándose― comento burlón, riendo en burla con las pocas energías que tenía. Moriría esa noche, lo sabia, pero lo haría siendo una ganador, la victoria la tenia él pues hicieran lo que hicieran, ya era demasiado tarde para remediar las cosas.― El renacimiento está a punto de empezar…

 

Si, si, no hubo amor en el otro capitulo T.T lo siento! pero, pienso recompensarlas, así es, ¡amor! xD dos parejitas que había dejado olvidadas y también habrá NaruHina, obviamente n.n espero les guste

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-​

​

Capitulo 35: Casería
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-​

​

El sentimiento era fuerte, sus besos causaban en ella un éxtasis que nunca había experimentado y eso… la asusto. No podía soportarlo mas, lo empujo logrando terminar aquel beso profundo al tiempo de que se zafaba de aquel acorralamiento entre él y el colchón, una vez estuvo libre empezó a correr.


―Hinata― la llamo totalmente angustiado. ¿Por qué reacciono así? ¿Acaso hizo algo mal? Sin pensarlo la persiguió por las oscuras calles de la ciudad hasta adentrarse a un bosque, de seguro se dirigía de nuevo a la mansión por lo que acelero el paso, si esta entraba no podría hablar con ella.


Hacia lo posible por quitar las ramas de su paso y tratar de alcanzarla pero Hinata era muy rápida. Lograba pisarle los talones pero aun así se le dificultaba, podía notar su mirada mortificada desde la distancia, le era perturbador verla así.


De la nada Hinata desvía de camino logrando superar a Naruto por varios metros, éste decidió elevarse hasta las ramas gruesas de los arboles pues así seria mas rápido transportarse y lograría alcanzarla, sin embargo esta callo en una especie de trampa para osos terminando atrapada en un hueco de varios metros de profundidad. Su grito le erizo la piel, inmediatamente se adentro al hoyo, que era en realidad una mina antigua perdida por el tiempo.


Lentamente se acerco a ella, estaba escondida detrás de una roca en un pequeño agujero en donde solo ella podría entrar. Su mirada fría le pertenecía obviamente a Hina, sin embargo había algo que lo confundía. Esos ojos no solo mostraban rencor o frialdad, sino también miedo y tristeza. Sus ojos se cristalizaron al punto de formar pequeñas lagrimas salinas que prohibía sacar.


―He matado― confesó en un murmuro de arrepentimiento.― He matado a gente inocente y no sentido remordimiento alguno, me he bañado de sangre y no he sentido culpa alguna. Soy un mounstro, nadie podría amarme y yo… no puedo amar a nadie ¡Soy una Hyuga! Se supone que no puedo tener emociones humanas, así que es imposible que yo… ¡Estoy muerta! Es imposible que pueda amarte― confeso con rabia en su voz.


―Hina-chan― la nombro apenado mientras se acercaba a ella, quería tenerla en sus brazos y consolarla pero estalo lo impidió, lo alejo de un empujo.


―No me toques― le grito― ¿Quién te crees que eres? Por tu culpa yo…


―Hina, yo también…


―Cállate― lo interrumpió al instante, totalmente furiosa.― Te odio ¿Me escuchas? Eres el ser mas extraño que haya conocido en mi vida, no te soporto… por eso, no entiendo por que duele tanto.


―Si tuviera la respuesta haría todo lo posible por que dejaras de llorar, por que Hina, yo te amo― le confesó.― También a Hinata, a las dos― completo mientras se agachaba y limpiaba sus lagrimas.


―El problemas es que yo...― contradijo.― Siento algo por Sasuke, pero una parte de mi, no puede dejar de pensar en ti― le explico totalmente confundida.


―¿Estas bien?― le pregunto preocupado. Últimamente le costaba diferenciar a Hinata de Hina y aunque al principio no le tomaba importancia, ahora lo inquietaba.


―No lo se, desde que llegaste no eh podido saber quien soy. Antes era Hinata o Hina…―explicaba con la voz entrecortada.― Y ahora… ¿Quién soy en este momento? Hina no llora ni se lamenta, Hinata no es ruda ni siente rabia… Entonces, ¿Quién soy?― se cuestiono así misma.


―Tu verdadero yo…

-*-*-*-*-*-*-*-*-*-​

​

En la mansión, Ino se adentro en el pequeño patio con los pies desnudos dentro del pequeño arrollo que por ahí pasaba. Era el único lugar en esa enorme casa donde nunca venia nadie, la paz y calidez que se sentía ahí era sobrecogedora. Se había quedado largas horas recibiendo la suave brisa refrescante masajeando su rostro. El chocolate se le había acabado, tan solo admiraba el paisaje nocturno que se formaba ante sus ojos.


Justo como había pasado la primera vez que se sentó a las orillas del rio, alguien entro interrumpiendo sus pensamientos. El moreno al verla de inmediato se volteo dispuesto a salir de ahí.


―Kiba, espera― lo llamo levantándose al acto. Éste se detuvo estático, no estaba preparado para enfrentarla, para verla a la cara sin sentirse… perdido. ―Kiba― lo nombro de nuevo, el moreno no tuvo de otra mas que dejar de ignorarla y voltearse, sin embargo, no se atrevía mirarla de frente. ―¿Por qué no miras? ¿Qué hice para que me ignores tan rotundamente?― no recibió respuestas. No tenia idea de que decirle.― Mírame… Kiba ¡Mírame a la cara y dime qué demonios es lo que pasa!― le exigió tratando de no derrumbarse y ponerse a llorar.


―…Te vi con Sasuke, en el cuarto de la clínica― le dijo al fin. ―Estaban abrazados y tú, te veías muy complacida.


―¿Qué? Sasuke y yo no somos nada… Kiba, conozco a Sasuke desde hace miles de años, con lo de Hanabi y la segunda guerra no teníamos a nadie mas que a nosotros mismos. Él es mi mejor amigo, es una persona importante para mí. Pero mi corazón ha vuelto a latir, y no es por Sasuke… si no por ti― le explico alegando lo último en un hilo de voz quebradizo.


―Lo se― murmuro un tanto afligido.


―¿Lo sabes? Si lo sabes, entonces ¿qué es lo que te molesta tanto? ¿Si no es por lo de Sasuke, ¿por qué lo es?


―Porque al verte así con el idiota ese me di cuenta de que…― se detuvo en seco, pensativo. No podía creer lo tanto que la amaba.― Soy una bestia― comento de la nada.


―No eres…


―Si, lo soy. Es que, si la luna llena me llega a afectar y… yo te lastimo, no podría soportarlo.


―Se defenderme.


―¿No lo entiendes verdad? Cuando la luna me afecta, no me importara matarte en ningún momento. Mi poder se incrementa, se descontrola… y yo lo saboreo― le explico con frialdad.


―Correré el riesgo.


―No― contradijo.― No puedes estar con alguien que puede lastimarte.


―Tu no quieres lastimarme.


―Pero puedo hacerlo.


―Kiba, te amo. Me siento humana otra vez, no permitiré que se esfume por miedo― estaba sonrojada, jamás había dicho esas palabras, nunca había sentido algo tan fuerte y en tan poco tiempo. ―A donde tú vayas… yo iré.


Se habían acabado sus excusas, no quería exponerla en peligro, pero algo en ella le hacia sentir que todo estaría bien.


Su miraba conectaba con la de él con intensidad, ansiaba una respuesta de su parte y su rostro estoico no le transmitía nada.


Kiba la tomo del brazo y la jalo hacia él, la deseaba, sentir su calor, sus labios. Su aroma era una fragancia femenina totalmente exquisita. Ino lo rodeo con sus brazos aferrándose a él con fuerzas, un simple roce causaba en ella una reacción excitante y profunda, le encantaba aquella sensación… cada vez quería mas y mas.


Se podría decir que eran cosas del destino, conocerse en aquel bosque ensangrentado y reencontrarse aquí. Es una posibilidad de uno en un millón, supongo que a eso es lo que se le puede llamar… almas gemelas.

-*-*-*-*-*-*-*-*-*-​

Ya en la madrugada, alrededor de las tres de la mañana de alguna forma u otra, todos los que faltaban habían llegado a la mansión a excepción de Kurenai que se encontraba descansando en la enfermería. Sin saber lo que había pasado con uno o con él otro, las interrogantes se acumulaban en un silencio intrigante. Habían pasado muchas cosas ese día.


Los senseis se dirigieron a sus habitaciones a descansar mientras que Tsudase le explicaba a los chicos, con pocos detalles, lo que había sucedido.


―Eso es todo lo que sabemos por el momento― comento Tsudase dándole termino a la discusión.― Vayan a descansar― les ordeno, aunque entre todos, la que mas parecía tener la urgencia de dormir era ella.


Al día siguiente hubo un ligero cambio, los entrenamientos ahora eran más exigentes y severos. Los senseis estaban mucho más serios de lo normal, era obvio que sabían que la guerra se estaba acercando y sentían que aun no estaban preparados. No había tiempo para bromas, no había tiempos para descansar. Una semana completa de rudo entrenamiento los había acabado física y emocionalmente, pero no se detendrían hasta asegurarse de que estuvieran lo suficientemente fuertes para enfrentarse a los Akatsuki. Habían logrado grandes avances, habían llegado al límite de cada uno de los chicos y continuaban hasta que simplemente cayeran desmayados.


Una nueva semana dio inicio, a veces es alucinante los avances que podías hacer en dieciocho horas seguidas por siete días, pero no era suficiente. No para Tsudase quien no solo había participado en la segunda guerra mundial de raza, también había presenciado la primera y ya estaba asqueada de ver tanta sangre correr tiñendo su mar derojo escarlata.


―Tsudase-sama― irrumpió Chizune, apareciendo por primera vez en mucho tiempo, en su oficina, toda agitada.


―¿Chizune? ¿En donde te habías metido?― cuestiono Gai-sensei, quien se encontraba en el despacho de Tsudase junto a Kakashi y Kurenai.


―No importa ahora, tengo información importante.


―¿Qué descubrieron?― pregunto ahora Tsudase. Chizune había viajado a la estación en donde se encontraban el equipo de investigación para hacer una misión especial al tiempo que recogía toda la información que estos tenían.


―Son los Akatsuki, se han estado alimentando de animales e incluso de personas desde hace dos días― respondió Chizune angustiada.―Se están preparando para la guerra.

-*-*-*-*-*-*-*-*-*-​

​

La noche profunda era mucho mas oscura en el bosque, la luz de los faros celestiales no era suficiente para penetrar la gruesa capa vegetal de los miles de arboles que alzaban hacia arriba en una competencia en la que solo el mas alto tenia la virtud de saborear la exquisita fragancia del oxigeno de la tierra de primero.
La sangre de un venado se derramaba por el fango húmedo del bosque formando un charco largo de cierto sabor metálico. Su cabellera se fundía con el color de la sangre bajo la luz de la luna en aquel punto muerto donde un árbol desviado le permitía ser enfocado, provocando una escena escalofriante y desgarradora.
Al recibir la noticia de Chizune, Tsudase de inmediato reunió a los chicos y desactivo todas las trampas. Les permitió salir y alimentarse, a prepararse para la guerra. Los vampiros corrieron a los bosques a buscar una presa fresca y sana que los revitalizara, los licántropos, en su mayoría, decidieron por nutrirse con carne cruda y fresca de algún animal, y energizarse de piedras lunares. Los cazadores se dividieron para efectuar sus necesidades individuales para luego realizar su trabajo…


El peli rojo disfrutaba de su cena cuando un crujido a sus espaldas sonó en un tono seco y profundo entre el profundo silencio de aquel bosque solitario y depresivo. Rápidamente despejo sus colmillos del cuello del venado y se volteo con todos sus sentidos en alerta, detrás de uno de los arboles se encontraba una joven de tez pálida y pelo castaño corto, observando horrorizada como se devoraba aquel animal indefenso.


―¿Qué haces aquí?― la interrogo con frialdad.


―No… no es lo que piensas, yo… me mandaron a vigilarte. ―le explico un tanto intimidada, los ojos del peli rojo era terriblemente penetrantes, como si pudieran vulnerarla en cualquier instante.


―¿Por qué te mandarían a ti a vigilarme?― cuestiono, si alguien habría de ser eso debía ser algún cazador, no un licántropo.


―No alcanzaban los cazadores para todos los vampiros y licántropos así que yo me ofrecí.


―¿Y por qué a ti no te vigilan?― le pregunto, no tenia sentido. Ningún cazador podía fiarse en otra especia que no formara parte de su clan, estaba en contra de sus principios.


―Soy vegetariana― contesto con simpleza y nerviosismo. Gaara frunció el ceño, ¿Cómo era posible aquello?


―Es que… yo… tuve un accidente y… desde entonces yo no… como carne.


―Contradices tus instintos… eres un licántropo, comer carne esta en tu naturaleza así como lo esta para mi tomar sangre. ¿Qué clase de accidente no te permite consumir tu alimento básico?― le cuestiono mientras limpiaba la sangre de su rostro.


―No… no tiene importancia ahora. Tú tienes que alimentarte, por favor, no te detengas por mi.


―Ya termine― dijo cortante, causando en la castaña un escalofrió. No se sentía en peligro o en amenaza, era un miedo insignificante, una intimidación que provocaba en ella un gran nerviosismo, algo difícil de explicar con detalles. ―Los cazadores no confían en nosotros. Mandaron a vigilarnos a todos en caso de que alguno se pase de listo y quiera atacar a un humano o salir de los limites del bosque, lo suficientemente lejos para escapar y no volver. ¿Por qué estas excluida? ¿Cómo puedes ser vegetariana siendo un licántropo?


―Porque a los trece años devore a mi hermana gemela sin piedad alguna― contesto con frialdad en su voz. Gaara al escucharla se asombro, incluso sintió una leve corriente eléctrica recorrer su espalda, era escalofriante solo escucharlo, y en la forma en que lo dijo…―Era luna llena y solo estábamos nosotras dos, mi hermana no había heredado la licantropía pero… yo si. Nuestros padres raras veces nos dejaban salir, pero solo de día cuando no había luna llena. Pensábamos que era solo por ser demasiado protectores y cosas así― le contó con nostalgia. ―Una noche, mi hermana y yo nos escapamos, era una época especial en ese entonces, los hijos de los reyes serian los invitados especiales y… queríamos conocerlos― le dijo al borde del llanto.― Ninguna de las dos sabia que nuestra madre era un licántropo, que había posibilidad de que una de las dos heredáramos esa parte de la familia. Crecimos pensado que éramos exactamente igual a todos los demás― le dijo con los ojos cristalizados, las primeras lagrimas salieron. Jamás le había contado eso a alguien, y no lo entendía… es que, había algo en el que le hacia querer contarle todo.― Esa noche era luna llena… empecé a sudar y a sudar frio, estaba mareada y mi hermana preocupada por mi intento llevarme de regreso a casa, pero perdí la noción del tiempo, todo se volvió oscuro y… al despertarme, estaba manchada de su sangre, mi boca tenia un pequeño trozo de su carne… su cuerpo yacía a mi lado, desgarrado por todas partes en un charco de sangre. Podía ver sus huesos y sus órganos… ¡Era repulsivo y horrible! Y… yo lo había hecho― lloraba con furor, tan solo recordarlo la hacia odiarse a si misma. ― La sangre me espanta, no puedo si quiera tocar la carne, es repugnante.


Las lágrimas resbalaban por sus mejillas una tras otra con fuerza, después de tantos años, aquella pesadilla seguía atormentándola, a pesar de que había hecho todas las cosas posibles para olvidarla. Desde eso, su familia no había vuelto a hacer la misma, su padre no pudo soportarlo y las abandonó, su madre hacia todo lo posible por ser compresiva, la entendía pues también había pasado por aquellas experiencias, pero no logro hacerlo, se volvió fría y trataba de mantener su distancia hasta que simplemente no lo aguanto, todas las emociones que había contenido en todos esos años explotaron… desde entonces no la volvió a ver mas. Quedo sola, como un lobo solitario, vagando por el mundo, dependiendo de si misma… hasta que encontró a Tenten y la llevo con la manada, después de haberla rescatada de los cazadores.


Gaara se compadeció de ella y dejo su cara estoica, podía identificarse con ella totalmente. Sus padres intentaron matarlo cuando descubrieron que se había convertido en un vampiro, en un demonio chupa sangre. En una feroz batalla de vida y muerte, muy a su pesar, tubo que matarlos. Recordaba que estuvo horas y horas bajo la lluvia llorando sus cuerpos fríos y ensangrentados. Se veía reflejado en Matsuri, y admiraba la forma en que seguía siendo una persona dulce, amable e incluso inocente después de todo lo que le había pasado. No como él, que después de esa experiencia maldecía al mundo y a sus habitantes con terribles ganas de matar a cada uno de ellos. Lo hubiera hecho a no ser por el sello, incluso planeaba hacerlo cuando cumpliera la mayoría de edad… pero, al conocer a la joven, tan radiante e infantil, entro a un mundo paralelo donde todo daba vueltas hacia ella. Jamás había visto sonreír a alguien con tanta sinceridad y ternura, se preguntaba como una bestia podía tener una belleza inocente y a la vez un aura oscura y deprimente. Al principio pensaba que podría tener una doble personalidad como Hinata, pero nunca dio pruebas de ello, cosa que solo causo en el una gran intriga. Una persona con un aura tan miserable no podría sonreír de esa forma tan celestial, una bestia no podía tener inocencia, no se explicaba su forma de ser y sin darse cuenta, empezó a querer estar con ella. Quería conocerla, saber todo de ella. Descubrió que era tímida, y que el lograba intimidarla con facilidad… ponerla nerviosa y confundirla se volvió su pasatiempo, le encantaba ponerla en ese estado con tan solo mirarla. Fue entonces que se dio cuenta que sus ojos eran hermosos, que a pesar de su ingenuidad era una chica fuerte, fiable, insegura… no sabía lo maravillosa que era, lo preciosa y encantadora que podía llegar hacer. Fue entonces que se dio cuenta… que se había enamorado de ella.


Limpio todo rastro de sangre en su cuerpo y la atrajo hacia ella, dándole un refugio entre sus brazos en su momento de agonía y sufrimiento. La castaña se asombro ante aquel acto compasivo, no lo esperaba viniendo de una persona tan seca y frívola, pero lo agradeció. Lo abrazo con fuerzas y cubrió su rostro en su pecho fornido y cálido a causa de la sangre que había tomado. Se impresiono al darse cuenta que daría lo que fuera por estar así… junto a él, todo el tiempo que fuera posible.

 

Hola! estoy un tantito apurada xD asi que subo conti rapido, espero les guste

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-
Capitulo 36: Lo que todos buscan​

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-​

​

La rubia líder desbordaba su oficina con miles de papeles tirados en el suelo, buscaba por todas las repisas de los almacenes en busca de alguna información que pudiera ayudarla. Las leyes era lo primero que había colocado en su escritorio, un viejo pergamino amarillento y descuidado por el tiempo era lo que contenía los mil y un mandamientos que las distintas especies debían acatar letra por letra. No le servía nada de lo que estaba escrito ahí, necesitaba algo… algo que la ayudara a prepararse para los Akatsuki, algo que le indicara al menos cuando planearían esos idiotas enfrentarse a ellos.

―Lady Tsudase ¿Qué es lo que está haciendo?― cuestiono de inmediato Chizune totalmente aterrada, debía ser ella la que limpiaría todo… eso era seguro.

―Buscando algo…

―¿Qué cosa?

―No se, algo que me sirva, cualquier cosa. Lo que sea― respondió con exasperación, no lo había dicho en voz alta y al escucharse se sintió estúpida, estaba desesperada. Se detuvo y con pesadez se sentó en su escritorio.― No se que hacer, siento que no estamos preparados para un enfrentamiento como ese y… no hay nada útil en esta porquería― reprocho con amargura.

―Tsudase-sama…

―No quiero que vuelva a pasar, con solo pensarlo se me hiela la sangre. Estos chicos ya han pasado por muchas cosas. Nosotras también. Una tercera guerra… seria demasiado.

―Lo se, pero para eso estamos aquí, para evitar una guerra catastrófica. Tsudase, la conozco muy bien, se que ha hecho todo lo posible… y por ello, se que lo lograremos. Confió plenamente en usted. Siempre y cuando no esté dentro de un casino― comento lo último con cierto sarcasmo haciendo que la rubia riera divertida.

―Gracias, Chizune… pero, aun siento que necesito algo, por mas mínimo que sea― opino con seriedad.

―Tal vez esto la ayude― dijo Chizune llamando su atención. Paso por encima de la montaña de papeles y archivos hasta llegar a su escritorio y desplegar la lamina de papel antiguo y desliñado.― Es un calendario lunar― le explico al abrirlo, a simple vista parecía un mapa por su tamaño y líneas raras, pero al fijarse bien se podía observar las diferentes estaciones lunares y su fecha, también se podía observar fenómenos como los eclipses y…―Dentro de una semana habrá un fenómeno llamado Luna escarlata. Pasa cada miles de años y desprende una potente energía que afecta a todas las especies, especialmente a los licántropos y seres marinos.

―Con luna escarlata ¿Te refieras a que se vuelve roja?

―Si, no tengo entendido el por que pero la luna se tiñe de un rojo fuerte. Conociendo a los Akatsuki, no hay mejor momento para una guerra que bajo la presencia de una luna bañada de rojo.

-*-*-*-*-*-*-*-*-*-​

​

La luna era menguante esa noche, una cuna para los ángeles alumbraba la tierra con devoción desde sus inicios, como una madre protectora que se reusaba a dejarlo solo en aquella fría galaxia. Con sus propias guardianas acompañándola en caso de su ausencia, estrellas brillantes y blancas, observadoras y silenciosas.
Sasuke agudizo sus oídos, removió la sangre del dorso de su labio inferior y sus ojos, atentos, buscaban una nueva presa a la cual atacar. Se había sentido perseguido desde un principio, lo ignoro dado que era primordial alimentarse antes de atacar al idiota que lo observaba detrás de los arbustos. Preparado para enfrentarlo activo todos sus sentidos, sin embargo, al notar su familiaridad se decepciono.

―¿Qué quieres?― pregunto con fastidio.

―Es mi trabajo ¿recuerdas?― respondió la joven saliendo de entre la oscuridad.

―¿Aun desconfían de nosotros?― cuestiono a la defensiva.

―En parte― explico― mas desconfiamos de sus instintos que de ustedes mismos. Al fin y al cabo… son bestias por naturaleza― comento con frialdad haciéndolo molestar. La peli rosa, por su parte, permanecía inmutable. Sus ojos resaltaban en un tono malicioso y llenos de curiosidad.

―Es una buena imitación…― burlo Sasuke, la había descubierto.

―Me sorprendes, conoces muy bien a Sakura por lo que veo― alego la joven mientras cobraba su verdadera forma justo frente a sus ojos. Al parecer, Nanami también tenía sus trucos bajo la manga, aunque nadie sabía cuales eran con exactitud. ―Necesito tu opinión…

-*-*-*-*-*-*-*-*-*-​

​

Tres días pasaron, ya se les había avisado sobre la posibilidad de que la guerra iniciara bajo la Luna escarlata. En ese momento se encontraban preparándose, armas, escudos, pergaminos y miles de cosas se encontraban alistándose según las necesidades de cada uno. Los entrenamientos habían pasado a segundo plano, pero incluso ahora eran mucho mas exigentes que antes.

Sakura se encontraba probando las armas en el salón principal mientras que los demás miembros hacían otros preparativos. Sasuke bajo las escaleras dirigiéndose directamente a la peli-rosa, la toma de la muleca y sin permiso alguno la saca del salón terminando así fuera de la vista de los demás en el patio frontal.

―¿Pero qué demonios te crees que eres, Uchiha? Suelta, no tienes derecho a…― se quejaba furiosa la oji-jade mientras forcejeaba con el azabache. Sin embargo, éste se detiene y la hala hacia él interrumpiendo sus palabrerías con un beso repentino.

Al repararse la Haruno quedo en blanco, sus ojos estaban abiertos como platos del asombro. No tenia idea de lo que pasaba, la había tomado por sorpresa. Pensó de inmediato enreclamarle pero antes de que pudiera decir algo volvía a interrumpirla con un nuevo beso. Intentaba quitárselo de encima pero el se lo prohibía, un beso tras otro y otro bajaron todas sus defensas. No podía… no quería…

―No… no…― decía entre besos. Su voz era débil y entrecortada, todos sus nervios se encontraban a flor de piel. Empezaba a descontrolarse con las miles de reacciones diferentes que todo eso le causaba― ¡No!― le grito al tiempo que lo empujaba―. A… q… a… e― estaba atorada. Furiosa, confundida, asombrada. Las palabras no le salían de la boca―. Ahg… ¿Qué… demonios… haces?―le pregunto lentamente, trataba de calmar su mente―. ¿Por qué… tu… de la nada…? ¿Qué carajos te pasa?

―¿Qué no te gusto?― le interrogo con cierto tono de arrogancia que la enfureció.

―No tienes derecho a besarme. ¡Soy una cazadora! Y no una cualquiera, soy la heredera del clan, la próxima jefa del escuadrón― agrego con autoridad aunque los nervios la mataban―. No puedes…

―¿Besarte?― completo seductoramente mientras se acercaba a ella.

Verlo tan cerca la paralizo. Tan solo dejo que sus labios rosaran los de ella invitándola a besarle. Su respiración se encontraba a millón, sentía que el corazón se le salía del pecho. Sin impedimento alguno de su parte el azabache la beso. Cerró sus ojos con fuerza, no había forma de que eso en verdad estuviera sucediendo en verdad. Se rindió… no podía contenerse mas. Siguió el ritmo de sus labios y tímidamente se aferro de su camisa. Pero por mas que le gustase, cada contacto era un puñal a su corazón, sentía que traicionaba a su clan, a su familia… a su padre, y por lo tanto, a si misma.

―No…― se alejo de el lo mas que pudo, no podía aguantarlo mas―. No… se que es lo que pretendes con esto Uchiha, pe…pero no voy a caer en tu jueguito.

―¿Qué te hace pensar que se trata de un juego?― cuestiono con un tono serio que dejo sin palabras a la peli-rosa, no sabia si creerle o no―. Hace unos días hable con Nanami y me conto algo interesante.

―¿¡Qué!?

―Me dijo como pensaste que estaba besando a Karin― comento con un tono burlón, la simple idea le daba gracia.

Se acerco a ella con un aura seductora, con una mirada profunda que derritió el débil escudo que difícilmente la peli-rosa había formado en forma de defensa.

―Y el como te deprimiste por ello.

―Eso es… totalmente falso, yo… Mi estado de ánimo no tenía nada que ver con eso. Pasan muchas cosas en mi vida, Uchiha, eres el menor de mis preocupaciones.

―¿Así? ¿Cuáles son tu prioridades, entonces?― le pregunto, sin embargo no dejo que respondiera―. ¿Volverte la líder de los cazadores? ¿O encontrar una forma de librarte de tus ataduras?

―¿Qué?― cuestiono asombrada. Era imposible que Nanami le hubiera dicho eso… ella… ella jamás hubiera rebelado su secreto, mucho menos al Uchiha.

―Si te conviertes en vampiro, no podrías ser la heredera del lineaje de los cazadores― dijo Sasuke con un tono un tanto frívolo.

Sakura quedo atónita ante su sugerencia ¿A caso esa era la idea que había comentado Nanami?

―Yo… no puedo, eso es una locura. Si me convierto en una de tu especia mi padre… yo defraudaría a todos, no podría con algo así… no…

―Piénsalo bien― le pidió.

Sakura estaba aturdida. No sabia que decir, no sabía bien que pensar. Lo miro deseando hallar la respuesta en sus ojos pero ahí no se hallaban. Bajo la mirada y se encamino a la puerta para entrar de nuevo a la mansión, sin embargo, antes de que pudiera tocar siquiera la manilla se regreso apresuradamente hacia donde se encontraba el Uchiha.

―¿Por eso me besaste? ¿Para tratar de convencerme?― le interrogo.

―Te bese por que así lo quise― le aclaro con suma seriedad.

Un escalofrío invadió su cuerpo, sus mejillas se sonrojaron a no más poder.

―Ah… ok― se limito a decir aun en un estado de paro emocional. Rápidamente se regreso a la puerta completamente ruborizada pero el azabache tomo su muñeca haciendo que su cuerpo chocara con el de él y la beso.

Sin pensarlo, le correspondió…

-*-*-*-*-*-*-*-*-*-​

​

Esa misma noche, una nove gruesa cubrió la luna opacando su esplendor como un simple bombillo que en cualquier momento se podría apagar o prender a su gusto. En el patio trasero la oscuridad era abstracta, sus ojos le permitían observar con claridad hasta la penumbra más lúgubre pero aun así, sentía la oscuridad vendando sus ojos con fuerza. Se sentó en el suelo con la mirada perdida, pensativa y confundida.

―¿Te vas?― escucho a sus espaldas la voz masculina de Suigetsu. De inmediato se levanto en posición de ataque, después de su conversación no sabia que esperar, sin embargo, sus defensas se bajaron al verlo, parecía no tener esas intenciones.

Bajo su mirada, no era el mejor de los momentos para ella.

―…Si― respondió con la voz apagada.

―Karin― la llamo y ésta lo miro de reojo―. ¿A qué te referías con que Sai lo sabía? ¿Qué es el renacimiento?― le pregunto.

―¿Eh?...― la peli fucsia se asombro ante sus preguntas. De alguna forma le aliviaba que quisiera entender, tal vez no a ella, si no a lo que pasaba.― Los Akatsuki no tienen planes de extinguir a las demás especies. Su venganza va en contra de los líderes, usan el pretexto de la tercera guerra mundial como una distracción de su verdadero objetivo.

―¿Qué es…?

―Ser aceptados por la sociedad.

―Pero los lideres están empezando a interesarse por los divididos. Incluso ahora están permitiendo la relaciones entre raza

―Ese es un señuelo― objeto con sequedad― No es la primera vez que lo hacen, su interés no es mas que una falsa para tener mas personas a su lado. Ya cuando no los necesitan… los usan como experimentos, buscando una forma para destruirlos a todos.

―¿Destruirlos a todos? ¿Cómo podrían hacer eso?

―Poniendo una raza en contra de otra, como paso en la primera guerra mundial― respondió, pero Suigetsu seguía escéptico.― Veras, al poner tanto a sangres puras como divididos a su favor tienen una ventaja increíble, hacen que ganen su confianza, sobre todo la de los divididos. Los que tienen sangre humana van con los cazadores, los que no… eran mandados con Orochimaru, el estaba encargado en estudiarnos, sin embargo, al ver las increíbles habilidades que poseíamos se opuso en contra de lo lideres y se unió a las serpientes, buscaban a todos los divididos posibles y los ayudaba a mejorar sus habilidades, pero como todos saben enloqueció… junto las serpientes con los Akatsuki y fue entonces que la segunda guerra dio inicio. Él había descubierto algo que llamaba el poder de Dios, pero necesitaba una especia de lista especifica en la que encajábamos Sai, Naruto, Gaara, Sasuke, tu y… yo― completo con un poco de dificultad.

―¿Gaara, Sasuke y Naruto? ¿Ellos también estuvieron ahí?

―No exactamente. Naruto y Gaara eran sangre pura con una increíble resistencia, y también habían pasado por mucho sufrimiento, cosa que por algún motivo los hacia especial. Él inserto en ellos algo llamado Biju, unas bestias espirituales con capacidades sobrehumanas. Era la clave para el poder de Dios pero se dio cuenta que podía descontrolarse fácilmente, estas cosas tienen mente propia y son capaces de manipular a sus dueños aun mas cuando se encuentra débiles o en un estado vulnerable.

―¿Y con Sasuke qué?

―Solo aumento sus poderes. Ya sabes, mas fuerza, rapidez, regeneración muscular y la capacidad levitar, aunque creo que cuando se transforma le salen unas alas.

―¿Se transforma? ¿Por qué Orochimaru les daría esas habilidades a ellos y no a si mismo?

―Por que no todos los cuerpos son capaces de aguantar semejante intervención. Orochimaru, aun más en su estado, fácilmente podría morir en medio de la operación.
―¿Y Sai?

―No lo se, nunca logre saber que pretendía Orochimaru con él― respondió con cierta aflicción.― Pero, yo… no tenia intenciones de hacerle eso a Sai, lo juro. Él sabia todo, no se como lo hacia pero siempre tenia las respuesta, lo sabia todo y yo inconscientemente lo seguía, como una fanática atolondrada― dijo entre risas―. Fue su idea…― completo tomando entre sus manos un pequeño dije.

―¿Qué es eso?― le pregunto curioso al ver lo que sostenía en sus manos.

―¿Qué es qué?

―Eso, el dije… yo… tengo uno igual― comento mientras sacaba de su camisa un collar largo con un dije cortado a la mita.

―¿Qué? Pero...― Suigetsu se acerco a ella y tomo su dije para juntarlos. Al ver lo que ante sus ojos se formaban, se sorprendieron. Una cálida sonrisa se reflejo en sus rostros a la vez que la añoranza se apoderaba de ellos.― Maldito, Sai― murmuro Suigetsu con cinismo.

Karin desprendió el collar de su cuello y se lo entrego a Suigetsu.

―Consérvalo.

―¿Y eso por qué?

―Porque hare cosas que se supone que no debería hacer.

 

Lamento la tardanza, ¡Y feliz navidad! xD ​

Espero les guste el capi, se que no es muy romántico y que ya estamos terminando pero para el próximo capitulo les prometo buenas escenas romántica >.< Claro que no puedo decir que todas serán felices precisamente u.u​

​

Las lágrimas brotarán, la sangre correrá, pero el sentimiento prevalecerá...​

​

En fin, espero no tener tanto errores ortográficos esta vez T-T y que pasen un feliz año nuevo, nos vemos hasta entonces xP​

​

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-
Capitulo 37: Luna Escarlata
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-​

El viento soplaba con potencia removiendo las telas que cubrían el cuerpo de la castaña de dos conguitos. Sus ojos miraban el blanco y segundos después un arma impactaba en el sin temor alguno de ser desviado por el viento, su concentración era de temer, su rabia era descargada con cada cuchilla lanzada. Podía sentirlo cerca de ella dispuesto a matarla con tan solo mover un dedo. Detestaba esa sensación de inferioridad, sentirse… indefensa, incapaz, inepta. La prepotencia la invadía, él la había engañado como a una tonta, ella lo amaba con sinceridad y quiso usarla. Deseaba venganza, ya no era la niñita que en ese entonces era, y quería mostrárselo. Quería matarlo.

―¡Ahg!― bufó molesta, estaba harta ya de ese sentimiento.―¡Maldito!― gritó enfurecida a los cuatro vientos a la vez que lanzaba una cuchilla.―¡Bastardo!― y lanzo otra.― ¡Idiota!... ¡Yo te amaba!― gritó por ultimo sin poder lanzar la cuchilla que en su mano cargaba. Mordió la comisura de su labio con fuerza hasta el punto de romperlo, sus ojos se cristalizaron.

De la nada, sintió como le arrancaban la cuchilla de la mano y antes de que pudiera reaccionar esta había impactado en el blanco. Expulso el aire contenido en sus pulmones y se quedo mirando un rato aquel blanco. De alguna forma se sentía bien, como si se hubiera quitado un peso de encima.

―Hay que bajar, Tsudase convoco una reunión de urgencia, al parecer se han marchado varios miembros de la mansión― informó con su clásico tono serio. Tenten no dijo, estaba pensativa por lo que sin esperar respuestas, aquel joven retorno.

―Neji…― lo llamó justo cuando éste tomo la manilla de la puerta, llamando así su atención.― Gracias.
-*-*-*-*-*-*-*-*-

A los pocos minutos, todos los presentes bajaron al salón principal como ordeno Tsudase. Una vez estuvieron todos completos, o al menos casi todos los que ahí se encontraban, la rubia líder empezó a hablar con suma seriedad.

―No sabemos los motivos, ni sabemos cómo lograron salir pero es un hecho que dos miembros del cuartel de enfrentamiento han desaparecido de la mansión― empezó con tono severo.― Sasuke Uchiha y Karin han desobedecido una regla importante. En una situación normal el sello los afectaría a un grado que puede llegar a ser mortal por lo que no es paranoico pensar que Akatsuki tenga algo que ver con esto― continuó la rubia líder causando una gran tensión en el ambiente, sobretodo en Sakura, quien ya no sabía en qué pensar.

―No podemos dejar que esto nos perjudique, la Luna Escarlata será la próxima noche y no tenemos tiempo para perderlo. Debemos vencer a los Akatsuki, sea como sea… ¿Están listos para la guerra?

―¡Sí!

-*-*-*-*-*-*-*-*-​

​

Después de horas corriendo a una velocidad sobrehumana logro llegar por fin a aquel edificio viejo oculto entre la malaza. Construido tal vez como una base militar en la era victoriana, ahora era el lugar de interrogatorio en el que sometían a Orochimaru. Entro al edificio y bajo al sótano en donde estarían los resto de aquel bastardo y a pesar de las advertencias abrió la puerta de un golpe y entro al salón de interrogatorio en donde solo un pequeño bombillo blanco emanaba luz, apuntando justo al azabache.

Podía ver como a aquella serpiente venenosa yacía en una silla amarrado de pies a cabeza con fuertes cadenas de hierro. La sangre resbalaba por todos lados de su cuerpo y el sudor lo bañaba. Estaba al borde de la muerte.

Débilmente movió su cabeza y la alzó para observar quien había entrado tan salvajemente a la habitación. Sus ojos sosegados la miraron con un brillo malévolo soltando segundos después una risa cínica, estupefaciente. Karin hizo caso omiso y observó toda la habitación, a pesar de la oscuridad podía decir con seguridad que a demás de ellos dos no había nadie en todo el lugar. Luego miró hacia arriba, atenta al vidrio oscuro en donde detrás de su grosor se habían encontrado los líderes en la sala de observación, era de alguna forma intimidante no saber quién está detrás…

―De todas… las personas… nunca pensé… en verte a ti… en este lugar― decía débilmente, entre risas y bocados de aire.

―Vine a exigirte la verdad― habló con autoridad haciendo que la risa de aquella vil serpiente se desatara como si todo se tratara de un chiste.

―¿A exigirme?― repitió divertido― ¿Quién te mando? ¿Están observándome a través de ese maldito vidrio? ¡No diré nada!

―No hay nadie― interrumpió Karin― Todos abandonaron el edificio por la Luna Escarlata― le dijo haciendo que éste quedara pensativo, luego una sonrisa apagada, consumida en su garganta se represento con un aura perverso.

―Así que ya llego el día― murmuró.― El tiempo es indefinido estando encerrado en paredes de concreto sin saber si afuera es de día o de noche.

―Vine por mi propia cuenta― comentó haciendo caso omiso a las palabras de aquel moribundo.― Vine a visitarte en tu lecho de muerte deseando escuchar de tu boca la verdad.

―Ya la sabes…

―¡Dime!― le demandó a gritos.

Nuevamente esa sonrisa sonó como un musical gótico e infernal lleno de cinismo y locura contenida por siglos.

―Yo solo me aproveche de la situación, ni siquiera tuve que esforzarme… Ellos ya habían hecho todo por mí. Los malos, los villanos, los enemigos, no son los Akatsuki, no soy yo… son ellos, los Mayores son los verdaderos enemigos.

<<(…)Este triunfo unido al ejercito que yo mismo he traído para auxiliarlos deben completar vuestra libertad(…) Yo he venido a protegeros con la justicia como lo han hecho los soldados con sus armas(…) Han reconocido su deber, su interés y su gloria, y han cambiado sus puñales asesinos por armas libertadoras en contra del enemigo, y bien pronto, desaparecerán del campo de batalla(…). Contad, pues, para siempre con la libertad, la justicia y la gloria>>.

-*-*-*-*-*-*-*-*-​

El atardecer se fundía en hermosos colores anaranjados cada vez más oscuros dándole paso a una nueva fuente de luz, una luna roja escarlata abriéndose paso entre la noche opacando toda estrella y faro luminoso que el humano haya creado. Los pasos se fueron acercando a un mismo punto, divididos en grupo, cada uno marchaba a la guerra, a enfrentar al enemigo. Los Akatsuki ubicados en el norte, el escuadrón de enfrentamiento al sur, un frente al otro dispuesto a correr sangre.

―Sasuke…― murmuró la peli-rosa al ver al azabache del otro lado, quien voltio su mirada a la de ella como pidiéndole disculpas. No entendía nada, primero la besaba ofreciéndole convertirse en un vampiro, ofreciéndole libertad, y ahora marchaba en el equipo contrario al de ella… así sin más, de un día para otro.

Mientras tanto, en otro punto, los pasos de aquella morena de lentes marrones corría a toda velocidad a el campo de batalla, pero no para pelear. Sus ojos se tornaron como los de una bestia salvaje, pero a la vez cristalizados como los de un ser que sufre. Sus cabellos se tiñeron de un fucsia espectacular y tres rayas en sus mejillas se marcaron. La velocidad de sus piernas aumento, su fuerza y resistencia eran mayores que antes, sus lagrimas salinas salían de sus ojos por la brisa que golpeaba su rostro con delicadeza. Quería salvarlos a todos, impedir que se derrame tanta sangre cuando todos han sido víctimas de un mismo enemigo, había forjado fuertes vínculos con los miembros de Akatsuki, también con los cazadores, los licántropos y los vampiros, cada uno de ellos se habían vuelto especiales para ella y no quería verlos destruirse uno con otros… pero cuando llego, la sangre ya había empezado a correr, la guerra ya había iniciado y ahí estaban todos, matándose los unos a los otros.

 

Gracias por sus comentarios >///< aquí les dejo el penúltimo capitulo, espero las traume ¡digo! les guste xP

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-
Capitulo 38: Guerra
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-​

​

Sus pasos se detuvieron precipitadamente en todo el medio de le escena, en ese campo la sangre empezaba a derramarse por los motivos equivocados. Su piel se erizo y el pánico se apodero de ella, sus rodillas se debilitaron del horror y cayó al suelo sin saber qué hacer. De sus ojos empezaron a brotar lágrimas, pero nada logro afectarla más al ver a Suigetsu batiéndose a duelo con Deidara, esos dos hombres que habían llegado a lo más profundo de su ser estaban…

―Ya basta… alto… no… ¡Ya paren!― grito Karin con toda la fuerza que sus cuerdas vocales le permitieron haciendo que en cada uno de los presentes se detuvieran en un shock estático a causa del escalofrió que los había invadido. Dirigieron su mirada a ella con intriga y preocupación sin bajar la guarda si quiera un segundo.― El verdadero enemigo son los lideres― murmuro entre lagrimas provocando que las marcas en sus mejillas se profundizaran, de momento todos se envolvieron en un mundo lejano. Todo lo que había visto la peli-fucsia era transmitido a sus mentes, la verdad estaba ante sus ojos, sintiéndolo a carne viva.

Pero no todos estaban lo suficientemente cerca para recibir ese mensaje telepático, otros se encontraban ocupados en su propias batallas de vida o muerte entre la malaza del bosque.

Entre ellos Tenten peleaba ferozmente con el hombre que tanto tiempo la había atormentado, que tanto le había hecho daño. La oportunidad de mostrarle que había cambiado era justo en ese momento, venciéndolo a como dé lugar. No había entrenado tanto en vano. Esta vez no sería la damisela en peligro, no necesitaría la ayuda de nadie… ya no era la misma de antes, en comparación, ahora era más fuerte, capaz, y se lo restregaría en la cara a ese patán.

El choque de cuchillas rezumbo entre la malaza provocando que las aves en ellas alzaran vuelo totalmente aterrorizadas. El sudor salía de sus poros, muestra del esfuerzo físico que hacía, el ceño fruncido y los gemidos soltados con cada golpe demostraban cada emoción de rabia que había provocado en ella durante todo ese tiempo. De un golpe lo alejo y rápidamente saco dos pergaminos pequeños y se lanzo al aire, segundos más tarde los pergaminos se alzaron hasta ella y de un momento a otro miles de armas salieron disparadas a todas direcciones con una velocidad increíble, casi imposible de esquivar. Al caer nuevamente al suelo, Kabuto salió de su escondite con varias heridas en su cuerpo, pero la mayoría eran insignificantes. Con altanería acomodo sus lentes y sonrió burlonamente, saco una kunai y corrió a la castaña quien escapaba de cada movimiento en una especia de danza y saltos simultáneos que parecían haber sido coreografiados con anterioridad, fue entonces que se dio cuenta que lo estaba metiendo en medio de una trampa mortal, sin embargo, ya tenía un plan de respaldo.

―Muy astuta Tenten, debo felicitarte― aludo Kabuto deteniendo el ataque. Cada arma estaba conectada a una especie de hilos delgados manejados por la castaña, esta había ordenado las armas de forma que con un solo movimiento dirigiera las armas a una única dirección: hacia él. Ni siquiera él podría salir ileso de esa.― Solo déjame decirte que si me matas, tu vendrás conmigo― le advirtió, fue en ese entonces que Tenten logro divisar a la distancia una arma que no le pertenecía, una especie de ballesta que sería activada en el momento que esta moviera sus armas y se conduciría directo a su pecho. Conociendo a Kabuto tendría veneno, una herida fatal no sería suficiente para él.

―Supongo que iremos juntos al infierno― bramo Tenten con frialdad dejando atónito al peli-plata, sus ojos se abrieron como platos todo aterrorizado, lo decía enserio, lo mataría sin importarle nada.

―¡No!― grito en suplica pero fue demasiado tarde, las armas se dirigieron a su cuerpo atravesándolo sin piedad para que luego, segundos más tarde, impactara en Tenten una barra metálica de punta afilada justo debajo de su clavícula a causa de su intento de evadirla. Ambos cuerpo cayeron al suelo, uno muerto, otro en la quimera del dolor, encaminándose lentamente al límite de su vida.

-*-*-*-*-*-*-*-​

La furia era insaciable ¿Cuántas veces habían sido engañados por las mismas personas? El silencio solo alimentaba su furia. Naruto grito rompiendo aquel sepulcral ambiente, estaba harto ya de todo esto, no lo aguantaba más. Sin pensarlo si quiera corrió de ahí adentrándose al bosque mientras que una curiosa aura roja invadía el exterior de su cuerpo como una capa gelatinosa, un chakra extraño y sumamente poderoso, aterrador. Hinata no dudo en seguirlo preocupada de su estado y tras ella, siguieron otros más teniendo una liguera idea de lo que se le pasaba por la cabeza a aquel rubio enloquecido por la rabia.
―¡Naruto!― lo llamaba Hinata pero éste no lograba escucharla a pesar de tenerla justo detrás de él. La Hyuga avanzo el paso y se anivelo a Naruto tratando de detenerlo pero al ver su mirada se sorprendió, tres marcas en sus mejillas, ojos amarillentos como los de una bestia y la forma de esa aura roja era como la de un lobo, una bestia… Temía por que no lo supiera controlar.

-*-*-*-*-*-*-*-​

​

En ese bosque, aun seguía la batalla de los ignorantes que no había recibido la noticia. Sin embargo, no parecía ser un punto importante en esta situación. La zona de batalla estaba agrietada con miles de cráteres en todas partes y arboles destrozados, derribados y maltratados afectados por los golpes salvajes de una chica con semejante fuerza brutal. Sakura estaba que reventaba de la rabia, respiraba agitadamente y el sudor resbalaba por su rostro bañándola por completo, mientras que su contrincante sonreía de oreja a oreja observándola en la copa de un árbol con total diversión.

―Deja de jugar conmigo― le grito la oji-jade con la voz ronca, culpa de la frustración. No entendía nada, todo había pasado de un momento a otro que no venía a ella explicación alguna a los acontecimientos, es decir, un día esta besándola y al otro se encuentra al lado del enemigo, enfrentándola a ella.

¿Qué demonios le pasaba por la cabeza al cretino de Sasuke Uchiha?

―Yo no juego, Sakura, ya estoy grandecito para eso― respondió con arrogancia y satisfacción causando que ésta solo se enojara aun más, no podía creer todas las clases de emociones que podía causar en ella, y en ese momento no eran precisamente buenas, todo lo contrario, las ganas de asesinarlo eran grandes.

Lo buscaba por la mirada, pero le era imposible ubicarle, su voz parecía provenir de todas partes…

―¡Uchiha aparécete de una buena vez, maldito desgra…― decía totalmente iracunda cuando de momento a otro fue interrumpida por la repentina presencia del azabache frente a ella, quien sin dudarlo, la tomo por la cintura y la acerco a él terminando aquel movimiento con un beso.

Sakura se tenso por completo, sus ojos estaban abierto de par a par sintiendo como aquella electricidad la invadía de pies a cabeza. Al separar sus labios de la oji-jade, rio con superioridad haciendo que milagrosamente reaccionara.

―¡¿Pe…pe…pero qué demonios te pasa?!― le cuestiono con un sonrojo notable pintando su rostro. Éste solo la volvió a tomar por la cintura y a acercarla a él reclamando lo que le pertenece.

―¿Crees que te dejaría ir tan fácilmente? Pensé que me conocías bien, Sakura― dijo con un tono de cinismo y picardía inclinándose cada vez más y más a sus dulces labios, ésta lo miro con profundidad y se aferro fuertemente a la camisa del azabache mientras que el sonrojo se apoderaba de su rostro, la necesidad de besarlo era fuerte y sin más junto sus labios con los de él deseando fundirse en una sola persona, por toda la eternidad.

-*-*-*-*-*-*-*-​

​

Su cuerpo agonizante temblaba del dolor, el sudor frio y la fiebre habían aparecido indicándole que el tiempo se le acababa. Sus ojos se cristalizaron, el dolor era el reflejo de sus pecados, la penitencia que debía pagar antes de morir. No era el final que hubiera querido y aun tenia cosas que le hubiera gustado hacer, pero pensar en eso solo le haría más daño.

―¡Tenten!― escucho de la nada, desde la distancia podía sentir aquellos pasos acercándose velozmente hacia ella. Aquella voz la estremeció, era Neji, y se oía preocupado.

Rápidamente se acerco a ella y la tomo entre sus brazos, noto la barra metálica incrustada en su hombro y no dudo en deshacerse de aquella cosa, pero la castaña se lo impidió.
―No vale la pena, el veneno que tenía ya corre por mis venas. Es solo cuestión de tiempo para que muera― le dijo en un débil hilo de voz.

―No permitiré que mueras― objeto Neji con suma seriedad sorprendiendo a la castaña.

―Neji, ¡esta envenenado!― le recordó con la voz entrecortada, pero éste se enfureció y tomo la barra quitándosela de un solo golpe cosa que provoco en ella un terrible dolor.―¡Ahg!

―Te dije que no vas a morir― bufo con frialdad.

―¿Y qué vas hacer? Ya el veneno está haciendo efecto― respondió esta vez mostrando su fragilidad, su miedo. Sus ojos se cristalizaron y de ellos empezaron a salir lágrimas. No quería morir… no ahora.
Neji la observo, se veía tan vulnerable. Quiera ayudarla, salvarla, hacerla sentir segura, terminar con su llanto y con su dolor ¿pero como…?

―Absorberé el veneno― pensó en voz alta, era la única forma de salvarla, fácilmente podría deshacer el veneno de su cuerpo al absorberlo, el problema era la sangre de Tenten, ningún vampiro en su sano juicio tomaría sangre de un licántropo.

―¡Por supuesto que no! Neji, si tu…

―Ya está decidido― la interrumpió con decisión tomando con fuerza su cuerpo, estaba debilitada por lo que se le sería imposible resistírsele. La levanto un poco y la acerco a sus colmillos

―No…―gimió con tristeza, no quería que se sacrificaran por ella. Menos Neji.

Los colmillos se incrustaron en su cuello dejándola pasmada, podía sentir como la sangre fluía fuera de ella con rapidez. Grito aterrorizada, era una sensación horrible, sin embargo, la idea de que Neji se sacrificara por ella ero lo que la atormentaba.

Al absorber todo el veneno la soltó de inmediato a causa del dolor y ardor que empezaba a invadir su cuerpo, sobretodo en su garganta. Cayó al suelo en un martirio insufrible mientras presionaba su frente con ambas manos, podía sentir como se quemaba, una luz emanaba de ella y sobresalía a pesar de cubrirla con una tela. De repente, todo se tranquilizo, su cuerpo inmóvil yacía en la grama al lado de la castaña, quien lentamente empezó a incorporarse.

―Neji― lo lamo esperanzada de recibir alguna respuesta pero no fue así, debilitada se arrastro hasta a él y empezó a agitarlo con delicadeza esperando que abriera los ojos, pero no sucedió. Sus ojos se volvieron agua, las lágrimas no dejaban de salir, grito totalmente desesperanzada y apoyo su frente en el pecho del castaño, aferrándose con fuerza a él…

-*-*-*-*-*-*-*-​

​

Al llegar a esa enorme mansión, famosa por ser el hogar de los líderes, Naruto, cegado por la cólera arraso con el lugar a golpes, se adentro a ella buscando señales de vida, presencia alguna pero el lugar estaba vacío cosa que lo molesto más. Aquel chakra creció aun mas, cinco colas había marcado y el rubio de ojos azules había perdido todo rastro de su esencia. No había forma de detenerlo.

―¡Naruto!― lo llamaba a grito Hinata tratando de razonar con él pero era inútil, esa cosa no era Naruto.
Fue entonces que empezó a atacar a los presentes, totalmente irracional empezó a pelear con todos y cada cosa que se le pusiera al frente y Hinata no era la excepción. Al acércasela, Naruto, o la cosa que era ahora, la lanzo lejos haciendo que impactara con una pared.

―Maldición― bufo adolorida, se despego de la pared y limpio el borde de su labio herido. ―Si así pones las cosas no tendré otra opción― pensó en voz alta idealizando un plan, cualquier cosa con la que pudiera detenerlo, volverlo de sí.

Se abalanzo a él y se monto en su espalda como si de un toro de tratase, pero no duro mucho tiempo, el simple contacto quemaba su piel. Salto de nuevo al piso y salió de la mansión siendo perseguida por aquella bestia roja y enfurecida. Lucho contra él tratando de cansarlo pero la superaba en todos los campos, no había forma de hacerle reaccionar y el número de colas empezaba a aumentar.

Rendida y molesta consigo misma mordió su labio tratando de contener sus lágrimas, pero fue en vano, grito con histeria y gotas brotaron de sus ojos. El kyuby la observo y corrió a su dirección, alzo sus garras y la ataco con fuerza, Hinata trataba de defenderse pero le era difícil. En un momento de desesperación, acumulo su chakra en sus manos, la forma de dos dragones azules se creó en cada lado y con todas las fuerzas que le quedaban lo golpeo en el estomago, justo en la sección en donde se encontraba su sello y un remolino feroz se inicio a causa del rechazo entre ambas energías. Una luz blanca cegó todo a su paso y una explosión hizo detonación dándole paso a un silencio sepulcral.

El polvo levantado lentamente volvió a su sitio y el rubio inconsciente y totalmente ajeno a lo que había pasado empezó a recobrar la conciencia lentamente. A su alrededor, todo estaba destruido. Empezó hacer cabezas intentado recordar lo que había pasado y llego a una conclusión nada agradable.

―¡Hinata!― la llamo a gritos deseando desesperadamente encontrarla en perfecto estado, pero a lo lejos, observo una figura femenina apoyada en la corteza de un árbol. Corrió a ella y noto que se trataba de Hinata, ensangrentada e inconsciente.―¡Hinata! ― grito abalanzándose a ella y tomándola entre sus brazos. Él le había hecho esto, era su culpa. ―Hinata, lo siento, en verdad lo siento― murmuro con aflicción abrazándola con fuerza, pidiendo a gritos que siguiera con vida. Su cuerpo temblaba de la rabia, del miedo y de la tristeza, lloraba a no más poder, lo último que quería era perderla.

―¿Naruto?― escucho un hilo de voz procedente de la oji-perla que le volvió todas las esperanzas.

―¡Hinata!― sin dudarlo siquiera la abrazo juntando todo lo que les permitía sus cuerpos. La aludida se sonrojo ante aquel acto, no se esperaba esa reacción de parte del catire, pero le agrado sentir sus brazos rodeándola, sin embargo, al escuchar el llanto de Naruto que atónita.

―¿Naruto-kun?― lo llamo tan preocupada como intrigada a lo que el joven se separo un poco de ella.

―Lo siento, Hinata, en verdad lo siento― se disculpo― No sé que hubiera sido de mi si te hubiera perdido, no era mi intención lastimarte, lo siento― le pedía sin soltarla del todo, mirándola a los ojos con sincero arrepentimiento. Hinata estaba sorprendida, pero al volver a sí misma no pudo evitar sonreír extrañando por completo a Naruto, pero antes de que éste digiera algo, tomo su barbilla y lo abrazo.

―Qué bueno que te encuentres bien― le susurro al oído sintiendo como Naruto aceptaba el brazo rodeándola por completo.

-*-*-*-*-*-*-*-​

​

En el campo de batalla no había motivos por los cuales pelear, tanto como los Akatsuki como los chicos del otro bando estaban inmóviles sin saber qué hacer por lo que Nanami opto con ir a la Mansión a descansar. Ninguno contradijo o puso excusa alguna, tan solo caminaron inertes hasta el lugar propuesto.

―Karin, ya levántate, todo está bien― le dijo Nanami ofreciéndole su mano, la morena, ya en su forma natural, acepto su ayuda y se estabilizo sacudiéndose el polvo de encima, al alzar la mirada, dos chicos la esperaban a lo lejos, preocupada por ella.

Sin pensarlo corrió a ellos y los abrazo dejándolos sorprendidos.

―¿Y ahora que bicho te pico?― cuestiono Deidara con amargura mientras que sus mejillas se sonrojaban.

―Ya suéltame, ni que hubiera estado al borde de la muerta― agrego Suigetsu de la misma forma. ―Es imposible que un tipo como éste me venza.

―No estés tan seguro, atún enlatado, el tiempo que estuvimos peleando fue suficiente para darme cuenta que no eres tan fuerte como lo aparentas. Fácilmente te hubiera podido derrotar.

―Sí, claro…― gruño Suigetsu molesto dejando a Karin a un lado quien no podía evitar pensar en lo idiotas que eran. ¿Cómo es que se podían parecer tanto y no darse cuenta?― ¿Vas a venir o qué?― le interrogo Suigetsu con los brazos cruzados al darse cuenta que se había quedado plantada en ese lugar.

―¿Si no voy qué?― reto Karin con histeria.

―No me obligues a buscarte mocosa, ya hemos tenido suficientes problemas― hablo Deidara con su tono de voz de siempre. Karin sonrió, era difícil de creer, pero se preocupaban por ella… muy a su manera.

―Ahí voy…

Flash back

<<Los mayores son los verdaderos enemigos>>.

―Yo solo me aproveche de la situación― testifico Orochimaru con una gran sonrisa satisfactoria―…Hacerlos a todos miserables― dijo para luego reír como si se tratase del mejor de los chistes. Solo era un maldito enfermo.

―¡Infeliz!― gruño Karin estando fuera de sí, sus ojos amarrillos y cabello fucsia había aparecido a causa de la frustración, las marcas en su mejilla y sus garras se hicieron más grandes y sin poder contenerse se abalanzó hacia él terminando de una vez por todas con su vida, lo que para Orochimaru fue una ironía… ser exterminado por su propia creación.

Un miserable terminara miserablemente

Sin duda Karin nunca olvidara la expresión de aquel hombre al ser golpeado en la boca del estomago por última vez. Su rostro cansino y ojos humedecidos por el dolor y la aflicción. De momento sintió lastima por él, pero había hecho tanto daño, a tantas personas que ni eso merecía. Pero en el fondo, solo había sido otra víctima de la violencia y la corrupción, del racismo y el desprecio.

Fin del flash back